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A veces no es como lo esperaste..... por AnimeMetal

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Notas del fanfic:

es el primero que hago (de tematica yaoi) pero disfruten ^^

Fubuki veía contento el acercamiento de su cumpleaños número 15, a tan solo cinco días de éste. Se preguntaba si sus amigos lo recordarían y lo felicitarían, después de todo, no se cumplen 15 años todos los días. Pero inmediatamente el rostro de un chico de piel tostada, ojos negros y pelo de color crema en un peinado con picos hacia arriba se le vino a la mente. Sus mejillas se ruborizaron un poco al recordar a su compañero, el delantero Shuuya Goenji.

El chico amante de la nieve se decía a sí mismo que no podía sentir aquello, y menos hacia alguien de su mismo genero. Pero no podía quitarse de la cabeza la realidad: estaba enamorado de él y no podía cambiar eso, aunque quisiese. Y no quería cambiarlo. La maravillosa sensación que experimentaba cuando el pelicrema rozaba su piel, o cuando le dirigía palabras de aliento, esa sensación no la cambiaría por nada.

Definitivamente iba a ser un excelente cumpleaños. Siempre que estuviese Goenji, claro.

……………………..

El día en el que por fin cumpliría los tan preciados 15, Fubuki se despertó con un humor inmejorable, incluso más animado que de costumbre. Era un día domingo (para su suerte: era el unico dia que tenían libre de entrenamientos y demás), además estaba soleado y sin ninguna nube a la vista. Desde que había llegado desde Haruken a Raimon, sus temperaturas le supusieron un agradable cambio, ya que no nevaba (excepto en algunos días invernales) y casi siempre había sol, algo que casi nunca sucedía en su antigua ciudad.

Mientras caminaba por las calles, divisó a Hiroto el cual miraba una tienda de ropa.

-¡Hola Hiroto! –gritó feliz de encontrar a alguien del equipo.

El chico pelirrojo volteó a mirarlo y sonrió débilmente antes de entrar rápidamente a la tienda.

-Vaya, ni siquiera me ha dicho hola –susurró confundido Fubuki. Se encogió de hombros mientras seguía caminando.

Al cabo de un par de minutos se topó con Sakuma, que caminaba en dirección opuesta a la suya.

-Hola, Sa….-no alcanzó ni a pronunciar el nombre del peliplateado cuando éste se dio la media vuelta y entró a la primera tienda que vio.

“Que raro…” pensó el ojiazul mirando al suelo. Sakuma era un compañero sumamente simpático, pero hoy…

Sacudió su cabeza y entró en un restaurant nada ostentoso para almorzar. “De seguro sólo soy yo” pensó mientras ordenaba un plato de ramen bastante simple, los ingredientes fuertes no eran sus favoritos. Almorzó bastante tranquilo, pero cuando se disponía a pagar la cuenta, vio que entraban varios compañeros de equipo: Kido, Endo, Tobitaka, Someoka y Handa

Los saludó con una mano, y para su sorpresa Endo le dio la espalda y los demás lo imitaron, dejando a Fubuki aun más confundido que antes. Se apresuró en pagar la cuenta y salió de allí, completamente perplejo por la actitud de sus amigos. Pero no caminó ni dos pasos cuando se dio cuenta de que unas gruesas gotas de lluvia caían estrepitosamente contra el pavimento.

-Para el colmo, esto –susurró. Caminó sin importar de que después quedara totalmente empapado. Definitivamente su día no había salido como lo esperaba.

-¡Eh, Fubuki!

El aludido miró al portador de la voz, quien resultó ser nada menos que Tsunami, el cual sonreía guarecido bajo un paraguas negro. Se acercó sonriendo, al fin alguien conocido que le hablara.

-¿Qué haces aquí Fubuki? –le preguntó el moreno- ¡Y además sin paraguas!

-No pensé que iba a llover, por eso es que no lo traje –admitió.

Tsunami cubrió a Fubuki con su paraguas, lo que agradeció el ojiazul.

-¿Te gustaría venir a mi casa? –preguntó el pelirosa.

-Claro que sí –respondió, a lo que Tsunami sonrió.

Caminaron por varias calles, protegidos de la lluvia por el negro paraguas, hasta llegar una casa enorme, que bien podía ser catalogada como una mansión dadas las dimensiones que poseía.

-¿Esa es…tu casa? –preguntó el chico algo intimidado. Nunca había visto una igual.

-Sí –contestó Tsunami con una de las sonrisas típicas suyas- ¿Linda, verdad?

Fubuki no respondió mientras era casi arrastrado hacia la puerta. Tsunami la abrió de un tirón, mientras que al mismo tiempo:

-¡¡Sorpresa!!

 El ojiazul miró completamente sorprendido como sus amigos se abalanzaban hacia él para abrazarlo y felicitarlo.

-¿Pero..qué? –fue lo único que pudo articular cuando todos lo soltaron. Ahora en vez de estar rodeado de personas estaba rodeado de regalos.

-Salió todo como lo planeamos –dijo Tsunami mostrando sus blancos dientes al sonreír.

-Bien hecho, Tsunami –respondió Kido.

El pelirosa arrastró al cumpleañero al centro del lugar, el cual era una enorme sala con varios sillones de cuero negro. Estaba pintada de color blanco marfil. Algunas plantas, cuadros y una tv del porte de un ventanal eran los componentes de la sala.

-Kido, ¿no me digas que estaba todo planeado? –dijo Fubuki comprendiéndolo todo rápidamente.

-Así es –respondió- A excepción de la lluvia, claro.

-Lo de ignorarme, ¿lo hicieron a propósito?

-Si –dijo mientras los otros sonreían a modo de disculpa- Tsunami te trajo hasta mi casa, tal como lo habíamos pensado.

-Así que no es tu casa –dijo Fubuki dirigiéndose a Tsunami.

-Claro que no –dijo riendo- Una mansión tan gigantesca no la conseguiría ni ganando la lotería.

Fubuki sonrió, feliz de que hubiesen hecho todo eso por él. Los otros se dispersaron un poco, buscando los CD`s de música que misteriosamente habían desaparecido. “Obra de Kogure, de seguro” pensó mientras se sentaba en uno de los sofás de cuero y miraba alrededor.

Sakuma y Genda buscaban los CD`s que habían desaparecido entre los cojines de los sofás desocupados. Fubuki no se percató como los chicos se sonrojaban luego de que sus labios quedaran a centímetros uno del otro al levantar sus rostros del cojín en el que estaban buscando. Mientras Genda seguía buscando torpemente y con un leve rubor, Sakuma sonrió mientras también hacia lo mismo que el castaño.

Kazemaru caminaba con una rosa detrás de su espalda. Divisó a la persona a la que quería entregársela y disimuladamente la abrazó por la cintura. Nadie notó como el peliazul sonreía sonrojado al entregar la rosa, ni como su destinataria sonreía y se ruborizaba: además del cumpleaños del ojiazul,  Kazemaru y Haruna cumplían tres meses desde que estaban juntos (algo que solo sabían Endo, Aki y Fubuki). La chica lo besó tiernamente, a lo cual el chico le correspondió atrayéndola hacia él con una mano en su cuello. Kido (por suerte para los novios) solo volteó a ver a su hermana cuando Kazemaru estaba a varios metros de distancia de Haruna. Esta miraba la hermosa rosa roja con una sonrisa en los labios, no percatándose como su hermano la miraba perplejo ni como Kazemaru la miraba con ternura.

Tsunami y Tachimukai habían podido recuperar uno de los CD`s (encontrado bajo una de las plantas). Tachimukai abrió el lector de CD`s e iba a colocarlo cuando sintió como un cálido brazo se apegaba al suyo.

-Deja, Tachi, yo lo haré –susurró en su oído. Éste se ruborizó mientras tartamudeaba: e-esta b-bien. Tsunami sonrió casi imperceptiblemente al ver el sonrojo de Tachimukai.

-Gra-gracias, Tsunami-san –dijo el el ojiazul.

-De nada, Tachi –murmuró el moreno. Luego sonrió- Sigamos buscando los otros CD´s.

Hiroto y Midorikawa veían que película que pondrían  para que la vieran todos más tarde, ya que tenían planeado de que la fiesta duraría por lo menos hasta la medianoche. Midorikawa pareció encontrar una en uno de los estantes de DVD`s que Fubuki no había visto anteriormente y la puso en el reproductor que traía incorporada la tv. Se sentó junto a Hiroto en un sofá de dos cuerpos, le bajó todo el volumen, y apenas empezó una escena de sangre y mutantes llenó la pantalla del tv, al mismo tiempo que la mano de Hiroto se aferraba a la del peliverde. Ambos se pusieron sumamente rojos, tanto que Hiroto de antes de una tez extremadamente blanca, ahora era de un color incluso más fuerte que su pelo. Pero aun así no se soltaron.

Fubuki, al ver esa escena, se imaginó a él y a Goenji tomados de la mano, mientras veían una película de terror. Se ruborizó de sólo pensarlo, y buscó con sus ojos al pelicrema. Pronto se percató de que no es encontraba en el lugar, y su expresión pasó de feliz a triste rápidamente.

-¿Qué sucede, Fubuki? –oyó que decía la voz siempre alegre de Endo.

-Nada –contestó sonriendo falsamente: no era correcto que se entristeciera sabiendo que sus amigos habían preparado todo esto para él.

-¿Me podrías acompañar, por favor? –dijo Endo con una mirada confusa.

-Por supuesto –dijo Fubuki siguiendo a Endo, el cual avanzaba rápidamente entre la gente del lugar. Llegaron a la cocina: una habitación sumamente espaciosa con un color blanco que dolían los ojos, con varios aparatos eléctricos tan limpios que brillaban, el fregadero (lo unico no blanco de la cocina) y algunos muebles de cocina. Al fondo de la cocina se encontraba una puerta que se confundía con el fondo y que Fubuki no habría visto si es que Endo no la hubiese apuntado.

-¿Puedes abrirla por favor? –pidió este- Creo que se ha trabado con la lluvia.

Fubuki asintió mientras se acercaba a la puerta. La abrió (con una facilidad que le impresionó) y dijo mirando el gran patio:

-¡Listo, End…!

Sintió como unas manos lo empujaban hacia delante, mientras que la puerta se cerraba casi inmediatamente. Perdió el equilibrio y se fue hacia delante, avecinando que sería un doloroso golpe, y cerró los ojos. Pero no sintió golpe alguno, es más, sintió como unos cálidos brazos detenían su caída.

-¿Goenji-san? –preguntó al reconocer los brazos del delantero. Miró hacia arriba y efectivamente, ahí estaban los ojos negros tan misteriosos del pelicrema.

-Ten más cuidado, Fubuki –dijo el chico.

Fubuki trató de separarse de los brazos que lo tenían sujeto, pero el ojinegro se lo impidió.

-¿Qué? –susurró el ojiazul cuando los brazos del delantero de enroscaron en su cintura, quedando a centímetros uno del otro. Se puso sumamente rojo, y su respiración aumentó considerablemente de frecuencia

-Feliz cumpleaños -susurró antes de juntar sus labios con los del chico.

Fubuki no podía creer que Goenji lo estuviese besando, y además con una delicadeza impropia de él. Lentamente cerró sus ojos y se dejó llevar por los suaves labios del pelicrema, mientras colocaba sus brazos alrededor del cuello de Goenji.

-Goenji-san –murmuró Fubuki cuando dejaron de besarse debido a la falta de aire. El aludido seguía con sus brazos enroscados en la cintura del joven.

-No me digas más Goenji-san –masculló mientras ponía su dedo índice en los labios de Fubuki.

-Entonces, ¿cómo…? –respondió ruborizado.

-Solo…solo dime Goenji –contestó éste, volviéndolo a besar.

Adentro, Endo miraba desde la ventana del segundo piso. Rápidamente bajo las escaleras y llegó a la sala, donde anunció:

-Salió todo como lo planeado

Los presentes lo celebraron, alegres porque Fubuki al fin había descubierto que sus sentimientos eran correspondidos desde el primer momento. Genda y Sakuma se sonrieron; Kazemaru abrazó a Haruna (mientras Kido no miraba); Tsunami le despeinó el cabello a Tachimukai, haciendo que éste se sonrojara y Midorikawa se avalanzó radiante sobre Hiroto, el cual volvió a ponerse rojo. Los demás presenciaron divertidos estas escenas, y cada uno de ellos tenía una sonrisa en el rostro que desapareció mucho tiempo después.

Y, mientras, adentro celebraban con musica, afuera, los dos chicos hacian su pequeña celebracion.

Con un beso.

Notas finales:

reviews onegaiiiii


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