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Bienvenido, ¿mesa para uno? por rennokissu

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Notas del capitulo:

Uff, este es el primer fic que subo aquí e__é *se arma de valor*

Solo deseo que os guste, espero que se entienda todo.

Como os daréis, en un principio hablo en primera persona como Nao, pero en cierto momento cambio a tercera persona ya que, por muy genial que sea Naoyuki, no es Dios y no puede saber que hacen los demás cuando él no está (?) xD

 

Pensamientos en cursiva e_e

 

 

-Tú, Naoyuki Murai, ¡estúpido cabeza hueca!-

 

Mi relación con el género femenino nunca fue bueno. Me pregunto si tengo algún tipo de olor que espanta al cromosoma X, no lo entiendo.

 

Hace como un mes me encontré con un pequeño café, bien ambientado, desde fuera se podía ver que era un lugar cálido. Estaba triste, mi última novia me acababa de echar de MI casa y la vi… vi esa hermosa…

 

-Cara de ardilla.-

 

-Kohara, ¿vengo a contarte mis problemas amorosos y sólo se te ocurre decir eso?-

 

Mi mejor amigo es antónimo de empatía, solo se preocupa de sus propios problemas pero es el único gay que conozco, es mejor que nada.

 

-Pero es verdad, además, ¡es un chico!-

 

Decía, moviendo exageradamente los brazos.

 

-...-

 

-Te creía hetero, no sé que dirá tu madre sobre esto.-

 

Dramatizaba, demasiado. Sólo le faltaba tener un pañuelo para morderlo con los dientes, algún día le diré que sirve para actor de telenovela.

 

-A mi me gusta por fuera. No lo conozco como para decir que me gusta él.-

 

Me restregué los ojos, haciendo uso de toda la paciencia que me habían dado los dioses.

 

-Oh, ¿ahora eres homofóbico? De verdad, Nao, cada día me sorprendes más y no lo digo en el buen sentido.-

 

Abrió mucho los ojos, exagerando cada expresión y levantando la voz con la única intención de joderme mi bonita (y platónica) historia de amor.

 

-No, no lo soy. Por dios, no conozco a tipo más gay que tú y eres mi mejor amigo.-

 

-Bien, ¿y que piensas hacer con el-cara-ardilla? Yo de ti primero hablaría con él, es una verdadera idiotez observarlo desde el aparcamiento del café donde trabaja, ni siquiera pareces una quinceañera enamorada, parecer un acosador. ¿Sabes al menos su nombre?-

 

Tenía ganas de matarlo, tirarlo al río y no saber más de él, pero me temo que en la cárcel aguantaría muy poco, soy demasiado guapo.

 

-... No, Kohara, no. Aunque lo llamo Pon.-

 

Sonreí, seguramente como un idiota, pensando en lo bien que le quedaba ese apodo a su pequeña estatura.

 

-Pff, ¿Pon? Lo seguiré llamando cara-de-ardilla.-

 

Lo miré con odio, simplemente se rió cínicamente y se puso a pensar, nada bueno, lo tengo más que claro.

 

-Koh…-

 

-¡Ya sé!- Me interrumpió.- ¿Quieres que hable con él?-

 

Me miró emocionado, como si hubiera tenido la mejor idea jamás pensada.

 

-Kohara, sabes que te quiero, te aprecio, me llegaría a enamorar de ti si no fueras… bueno, si no fueras tú, pero esa es la idea más estúpida que has tenido en los siete años que te conozco.-

 

-Bien, me alegra que pienses eso. Mañana tú, Saga, Tora y yo iremos a ver a tu ardillita.-

 

Increíble, no había escuchado nada de lo que le había dicho.

 

-Y por cierto, yo también te quiero mucho.-

 

Bueno, casi nada.

 

--

 

-¡No quiero! ¡Me niego por completo! ¡Apelo a la enmienda que dice que no puedes obligar a tus amigos a hacer estas cosas tan degradantes y no me podréis obligar!-

 

-¿Sabes que te acabas de inventar esa enmienda?-

 

Gritaba, negándome a salir del coche de Saga, que se esforzaba por no reírse de MI en MI cara.

 

-Venga Naoyuki, con todo el esfuerzo que hemos hecho para vestirte y ponerte guapo.-

 

-¡Claro! ¡Estaba intentando negarme! Tora…-

 

Le supliqué al único de mis amigos que tenía un poco de juicio.

 

-Lo siento Nao, aunque los métodos me parecen horribles.- Miró mal a Saga y Kohara, que se aguantaban la risa lo mejor que podían.-No me parece mal ayudarte con un amor platónico.- Creía que iba a llorar, Tora si que es un amigo.- Que ya empiezas a dar pena, joder.- Bien, retiro eso último.

 

-¡Ah! Está bien, iré, pero iré yo solo.-

 

Si ya sentía que no iba a acabar bien, no podía imaginarme que sería de mi con esos tres acompañándome.

 

--

 

-¿Creéis que sobrevivirá?-

 

-Sobrevivir sobrevivirá, pero no sé si saldrá con la cara puesta en el mismo sitio-

 

-Kohara, deja de reírte de él.-

 

-Vaaaaale, mamá Shinji.-

 

-Calla.-

 

--

 

-Uff…-

 

Cogí aire antes de entrar, lo necesitaría para el largo suspiro de tonto enamorado que iba a soltar al ver a mi pequeña ardilla.

 

-Mierda, debo de dejar de escuchar a Kohara.-

 

*Clinck Clinck*

 

Sonó el timbrecito de la puerta y ahí vino, sonriéndome, mi corazón dio un vuelco.

 

-Bienvenido, ¿mesa para uno?-

 

Me pregunto… algo, estaba tan concentrando mirándole y disimulando la baba que se me caía que ni me di cuenta hasta que insistió.

 

-…Ah, sí, sí.-

 

Me llevó a una mesa cerca de la ventana, bastante apartada y con vistas a un monte precioso. Me tomó nota y al cabo de un rato regresó con mi pedido.

 

-Aquí tiene, té de vainilla, espero que sea de su agrado.-

 

-Muchas gracias.-

 

Y lo observé marcharse.

 

--

 

Mientras tanto, tres chicos se desesperaban dentro del coche que había conducido a Nao a su “visita espiritual” con una pequeña ardilla.

 

-Quiero ir.-

 

-Cállate Kohara.-

 

-Yo también quiero.-

 

-Saga, no lo animes tú también. Nao ha decidido por sí sólo y deb… ¡Vosotros dos!-

 

Antes de poder acabar la frase, dos cabezas rubias corrían rumbo al famoso y recientemente apodado, “café ardilla”.

 

-Dios…-

 

*Clinck Clinck*

 

-Amm… hola, ¿mesa para tres?-

 

Un chico rubio, de poca altura pero muy guapo, los atendió.

 

-¡Uaaaaa! ¡Que enano más mono!-

 

Gritó Saga mientras Kohara se dedicaba a abrazarlo y Tora los intentaba separar, aunque el pequeñajo parecía poder defenderse solo.

 

-¡DEJADME!-

 

Gritó a todo pulmón, llamando la atención de todo el café (demos gracias de que Nao estaba demasiado ocupado observando la taza que le acababa de dejar su Pon encima de la mesa, cuestionándose si debía tocarla o llevársela, era una gran reliquia)

 

-¿Qué está pasando, Ruki?-

 

Un chico, vestido de cocinero y con una banda que cubría su nariz salió acompañado de otro chico, castaño y un tanto afeminado.

 

-Nada. Tranquilos, Reita, Uruha.-

 

Antes de que se pudiera montar más lío, Tora pidió disculpas por sus amigos. El chico castaño no dejaba de reírse de la situación mientras el enano lo miraba con odio, completamente colorado de la rabia.

 

-Lo olvidaremos, pero que no se repita.-

 

Sentenció el rubio más alto, claramente enfadado, llevándose al castaño a dentro antes de que el tal Ruki lo pateara.

 

--

 

-Parece que ha habido un poco de lío.-

 

Me dijo, mirándome con una sonrisa amistosa.

 

-No me había dado cuenta.- “Estaba demasiado ocupado pensando en ti.”-Miraba el paisaje.- Reí nervioso.

 

-Te entiendo, el invierno es la mejor estación del año.-

 

Se sentó en la silla que tenía en frente, mi corazón se aceleró y noté mi cara arder, bebí de la taza de té rápidamente para disimular pero solo conseguí atragantarme, haciéndole reír, por lo menos mis nervios servían para algo. Viendo su sonrisa ya estaba un poco más tranquilo.

 

-Sí, además que las vistas desde esta mesa son geniales.-

 

Respondí a su sonrisa, sinceramente, cada vez me gustaba más.

 

-Me alegro… en realidad te he puesto en este sitio a propósito.-

 

Se rascó la mejilla… ¿nervioso? ¿Qué el nervioso no era yo?

 

-Ah… puedo preguntar el... ¿por qué?-

 

Conseguí casi susurrar, sentía que el corazón se me iba a salir por la garganta, intentando evitar el incómodo silencio que estaba a punto de envolver nuestra mesa.

 

-Yo… bueno…-

 

Parecía que iba a decir algo importante cuando el grito de una persona conocida lo detuvo.

 

-¡AH! ¡Yo había quedado con Sakito, mierda!-

 

-¡Kohara, deja de montar jaleo, que estamos de estranjis, coño!-

 

-¿¡Ya estáis gritando otra vez, panda de maleducados!?-

 

“Perfecto, no podía ser más perfecto” Pensé.

 

-Yo debería…-

 

Me miró triste, o eso me pareció. Le sonreí y le dije:

 

-Claro, ves, te puedo esperar hasta después de tu turno.-

 

Se le iluminó la cara, miró su reloj.

 

-Acabo en mmm… veinte minutos.-

 

Se oyó un golpe, de verdad que no quería saber que había roto ahora el idiota de Kohara.

 

 

 

Esos fueron los veinte minutos más largos de toda mi vida. Mi corazón revolcaba en su propia alegría mientras mi mente le decía que no se emocionara tanto, aunque seguramente no la escuchaba porque yo no dejaba de notar mariposas revolotear por mi estómago.

 

-Siento haberte hecho esperar, debía cambiarme.-

 

Se acercó a mí, que lo esperaba en la puerta trasera.

 

-¿Qué fue del jaleo de antes?-

 

Reí nervioso, estaba preocupado por mis amigos aunque me avergonzara de ellos.

 

-Nada importante, suerte que el dueño del café es muy bueno y los ha perdonado.-

 

Me pregunto que clase de ser benevolente debía ser ese hombre para dejar marchar a Kohara, Saga y Tora sin hacerles pagar ni un centavo.

 

-Ruki, ese mesero rubio, estaba muy enfadado porque no soporta que le digan enano.-

 

Reía divertido, era una imagen tan preciosa a mis ojos que no pude contenerme y lo besé… en la mejilla, no sirvo ni para ser impaciente.

 

-Lo… lo siento, es que tú sonrisa, tú voz, esa cara de ardilla… digo…-

 

No pude continuar, unos labios me pararon.

 

-No soy una ardilla, me llamo Ogata Hiroto y creo que me gustas.-

 

Fue tanta la sorpresa que, de verdad, no sé lo que tardé en reaccionar mientras él escondía su cabeza en la curvatura entre mi cuello y mi hombro.

 

-Yo…-

 

Susurré, reaccionando por fin, llevé una de mis manos a su pelo y con la otra lo agarré de la cintura, pegándolo más a mi cuerpo.

 

-Soy Naoyuki Murai y me gusta una ardilla.-

 

Se separó, mirándome con regaño pero con una sonrisa en los labios, labios que pronto se fundieron con los míos propios.

 

--

 

-Espera, a ver que lo entienda… ¿Desde un principio le gustabas?-

 

Asentí.

 

-¿Y a ti él? Claramente.-

 

Volví a asentir, feliz.

 

-Me debes una bien grande, me perdí la cita que tenía con Sakito, tuve que correr para llegar todo sudado y desarreglado a casa, no te maté porque él es comprensivo y me perdonó.-

 

-Lo siento Kohara, pero recuerda que yo no te obligué a acompañarme.-

 

-Calla, que si no fuera por mí ni hubieras hablado con la ardilla.-

 

Quería reprocharle eso último, pero en verdad tenía razón, todo fue gracias a él.

 

-Gracias, idiota.-

 

Le sonreí, el me la devolvió, golpeándome suavemente en el hombro.

 

-Sí, sí, pero me sigues debiendo una.-

 

Notas finales:

ARGGGGGGGG *nerviosa*
¿Qué tal? ¿Un rollo, a que sí? Lo he releído tantas veces que perdió la gracia para mí.

 

El siguiente capítulo será claramente SakitoxShou (?) y leyendo ese entenderéis porque, a pesar de llamar a Tora y Saga por sus apodos no llaman en ningún momento a Kohara "Shou".

 

Si me dejáis algún review seré feliz :3 Aunque sea para tirarme tomates (?) Es un INTENTO de comedia, yo me reí medianamente mientras lo escribía xDD

También comentarme si os gusta la redacción, entendéis bien los dialogos (porque no soporto poner todo el raaaaato quien ha dicho que cosa D:) y todo eso, y gracias, si alguien lo lee *3*


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