Festejaban por la paz pero había un problema que dos de los consejeros charlaban preocupadamente.
--Hemos prometido a los Yami no tori que tendríamos una kunoichi por cada uno de los miembros que han venido pero no sabía que vendrían tantos y ahora nos faltan tres—decía uno preocupado.
--No habra mas remedio que usar a nuestros shinobis para no causar mas problemas justo ahora—exclamó el otro buscando en su cabeza los nombres correctos.
--¿Acaso estan locos?—preguntó el Ninja ojos de cielo azul.—Jamas lo haré—agregó.
--Es tu deber Fye san.¿Acaso quieres ser el motivo de que esta guerra continúe?Es deseo de nuestro príncipe que esto se lleve acabo sin problemas y lo sabes.Ademas es una orden.Nadie mejor que tú podría verse como una mujer—dijo uno de los altos consejeros del clan de los Hiro no Inu.
Era un Ninja acostumbrado a guardarse de sus impulsos por eso no entendía como era que esa kunoichi había podido mas que su entrenamiento.Desde que la vio no pudo mas que desearla.
Y por eso se la llevo casi a rastras tras el salón de te en el cual se llevaba a cabo la fiesta y sin preámbulos besarla con loca pasión.
--Espera—susurró Fye con la piel enfebrecida por ese otro al que no conocía pero su cuerpo parecía corresponder de todas maneras.
Atrapado entre esos monstruosos brazos que parecian de hierro el Ninja trataba de mantener lejos de este cierta parte de su anatomía para no desdcubrir el engaño.
--Nunca he deseado un cuerpo así—le dijo el moreno sobre él por la altura.
Oir eso hizo estremecer al rubio0.
“¿Qué me esta ocurriendo?”pensó Fye mientras sentía los labios muy cerca de su oido en la piel de su cuello.
--Dejame—susurró casi sin aliento.¿Por que sentía que estaba por perder la razón?
--Ni lo pienses—dijo el Yami no tori.—Jamas suelto una presa cuando la hago mía.
Un gemido casi escapa de sus labios ante la oración con doble sentido.
--Sueltame o te arrepentiras—dijo el rubio con mirada celestial que parecía una alba doncella.
El otro le alejo solo un poco lo suficiente para estudiar su rostro manteniendo atrapados con sus enormes manos los brazos de la doncella Ninja.
--Deberías saber que jamas nadie me ha amenazado y ha salido bien librado—dijo.Fye frunció el ceño.Tal vez el pareciera muy frágil ahora pero si había pelea el sabría como mostrarle a ese bruto.—Tienes suerte de que yo no dañe mujeres—añadio el moreno.
El rubio de ojos azules miro los rojo fuego del otro y quedo paralizado.
¿Acaso ese bruto tenía moral?¿No dañaba mujeres?¿Cómo era eso?
Los labios del Pajaro de la Oscuridad lo sacaron de sus pensamientos de nuevo.
Sabían a sal pero extrañamente eso le parecía delicioso.
Como su aroma que ahora impregnaba sus fosas nasales mientras el otro lo recostaba en tierra.
Olía extrañamente de forma seductora y lasciva.Tenía escencia a hombre y a fuerza.
No debiera gustarle ese aroma y sin embargo estaba embriagandole de una manera devastadora.
El otro se recostó sobre su cuerpo mientras su lengua exploraba esa deliciosa cavidad con frenesí.
De pronto sse paralizó y sus ojos se abrieron mucho.
Despacio alejo sus labios de los otros y lentamente preguntó—¿Tu eres…?—
--Dije que te arrepentirías—dijo el otro tratando de ocultar lo que le provocaba verdaderamente que el otro descubriera ese pequeño detalle.
Miro a los ojos azules y la piel de alabastro y algo se desbocó en su pecho.
Volvió a besarle con énfasis extremo y al otro casi le da un infarto de la impresión.Sus manor arrugaron la tela sobre los brazos del otro de la impresión y sus defensas cayeron totalmente cuando los labios del otro lo reclamaron nuevamente.Una mano se paseo por su pantalón de pronto causandole un sobresalto.
--¿Qué haces?—preguntó Fye.—Soy un hombre como tu.Ya dejate de…--añadio.
--Ya me he dado cuenta de ese detalle pero sigo deseandote—dijo el Ninja moreno.
Los ojos azules que estaban cerrados se abrieron con estupor mientras su rostro seguía escondido sobre el pecho del mas alto.
La mano del otro se movio acariciando su muslo mientras buscaba la manera de despojarlo de la prenda se detuvo.
--No.No lo quiero así.Llevame a tu casa.Quiero tenerte en una cama como debe de ser—dijo el de ojos de fuego.