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Completa Gula por sue

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Notas del fanfic:

 

 

Declaración: Los personajes de Yami no matsuei le pertenecen a su respectiva creadora, Yoko Matsushita, aunque, Muraki es sólo para mí je je x3

 

 

 

 

Notas del capitulo:

 

 

 

Hi Hi!!! ésta es una de mis series favoritas *-* por eso, al menos un one shot tenía que dedicarle! Espero que les guste (es la primera vez que escribo de ésta serie je je xp) Disfruten de su lectura :3

 

 

 

 

 

 

Tsuzuki degustaba su deliciosa tarta… ¡Ah! ¡Divina! ¡Manjar de Manjares! Pero estos calificativos no iban dirigidos al postre mismo, sino a la figura que reposaba ante sus amatistas ojos…  el dulce más dulce entre los dulces, el único postre que ansiaba probar con todas las fuerzas de su alma.

 

 

 

- Oe ¿Por qué me miras así? ¿Tengo algo en la cara? – Hisoka mencionaba cansado de la mirada analítica del otro.

 

 

- Pues…

 

 

El pelicastaño no pudo parafrasear ninguna otra cosa, siendo capturado por la esencia de los labios del ojiverde… aquellos labios carnosos… tan rosados… ¡Tan divinos! ¿Qué tipo de dulzura escarchará esa boca? Tsuzuki se perdió sin querer en la naturaleza de Hisoka, ante lo que el rubio comenzó a sentir una especie de sofoco… sus mejillas se pintaron al instante de un leve color rojizo, que hizo cavilar al shinigami en un dulce toque sabor a fresas…

 

 

 

- Tsuzuki…

 

 

 

Un chico tan caprichoso… tan compuesto de exquisitos sabores, se bañó en el mar mentolado de su amargura… se infiltró en el suave y agradable sabor de sus ojos… en la almizclada composición de sus cabellos…

 

 

 

De entre todos los postres que había degustado, Tsuzuki estaba más que seguro, la harina, la azúcar… ninguno de esos ingredientes eran tan exquisitos como lo debía de ser la piel de Hisoka… tan dulce… que se derrite con un suspiro… con un gemido…

 

 

 

- Tú eres… el que tiene un poco de crema en el rostro.

 

 

 

- ¿Eh? ¿Dónde?

 

 

 

El rubio se acercó lo suficiente para deslizar uno de sus dedos por la mejilla del shinigami.

 

 

- Aquí – Acto seguido introdujo el dedo en su boca. Para chuparlo… degustarlo…

 

 

Hisoka entonces percibió el singular sabor de Asato, fue inmerso como por una droga en el maravilloso mundo de los sabores. El hombre en cuestión le parecía de lo más inmaduro – a pesar de su edad – pero tenía que admitir que en ocasiones como esa, le agradaba que fuera así.

 

 

- No es justo. Eso era mío – Le tomó de una de las muñecas.

 

 

 

- ¿Y qué harás?

 

 

- Esto…

 

 

Asato atrapó los labios del menor,  buscando de robarle el dulce sabor de la crema de su boca. Sin embargo, el propio sabor de Hisoka fue el que lo instó a profundizar ese beso, aquella dulzura única y exquisita, lo deleitaba por completo, lo llevaba a ansiar más y más del Kurosaki, a perderse en la amplia gama de sabores dulces, que componían su boca.

 

 

 

Cada rincón, cada extensión era exquisita al paladar, Tsuzuki desplazó de su catálogo mental, sus pasteles favoritos, inclusive el chocolate había sido vencido por el menor, nada era comparable con aquella sensación. El hombre sentía que su propia saliva se había vuelto dulce, completa y deliciosamente. Se derretía, era como si los suspiros que emanaban del propio rubio, fueran compuestos azucarados.

 

 

 

Se separaron un poco, provocando que algo de saliva se escurriera, se deslizara por sus labios hasta caer en sus mentones. El pelicastaño con su lengua arrastró todo el líquido, buscando absorberlo. El menor se deleitó por la cálida sensación, emitió un delicioso gemido, provocador de las manos de Asato, que fueron a parar directo a su abdomen, en donde tomó entre sus dedos las tetillas; bajo las ropas, botones rosados y ansiados. El ojivioleta aplastaba la suave zona, la jalaba, la giraba… Hisoka cerraba los ojos con fervor, aquella muestra de afecto le hacía sentirse en entero vulnerable.

 

 

 

Tsuzuki le tomó entonces de la nuca y de nueva cuenta, volvió a besarle. Ésta vez el beso era más armónico, como si los participes conocieran a la perfección el patrón a seguir para conseguir una cocción perfecta.

 

 

Al culminar, los hombres permanecieron unos instantes en silencio, recuperando el ritmo de sus respiraciones, emanando el aire caliente que despedía el interior de sus cuerpos, debido a las elevadas temperaturas que habían provocado con el dichoso beso.

 

 

Las mejillas de ambos, de un agradable tono cereza.

 

 

- La hora del almuerzo acabó. Ya es tiempo de volver al trabajo – Mencionó el Kurosaki, tratando de aparentar normalidad.

 

 

- De acuerdo – Tsuzuki sonrió.

 

 

El rubio se dirigió a la puerta.

 

 

 

- Hisoka – Llamó el de ojos amatistas.

 

 

 

El aludido se detuvo. Permaneció dándole la espalda.

 

 

- ¿Te veo en la hora de la merienda?

 

 

Hubo un breve silencio.

 

 

- No me la perdería por nada. A mi también me encantan las cosas dulces – Murmuró el Kurosaki para acto seguido, marcharse a la oficina.

 

 

 

***Fin***

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

Escribir éste one shot me dio ganas de comer chuches je je xp quería escribir algo así, ya que me pareció interesante la obsesión que tiene el shinigami con los dulces n.n bien, espero que haya sido de su entero agrado y si no, que al menos les haya servido para pasar un ratito xD gracias por leer!! Saludos y besos a todos!! Bye Bye!!

 

 

 


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