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A veces ver.... es la peor maldición de todas. por Mero_Luz

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Notas del capitulo:

Una corta historia que relata el  porqué de que los demonios no se pueden enamorar, el peso de una maldición familiar y el sacrificio de tres jóvenes por el bien del mundo, pero... ¿todo esto cuanto puede durar?

A veces, ver lo que otros no ven…  es la peor maldición de todas.

 

Siempre había podido leer entre frases, detallar cuando una sonrisa era demasiado larga para ser sincera, el pequeño movimiento izquierdo de la mirada que significaba que alguien estaba aburrido. Todos detalles que quizá se encontraran en un manual de mensajes corporales, pero que a diferencia de muchos, nunca lo había estudiado, siempre me lo había sabido por instinto, se podría decir que tenía unos ojos críticos para esos aspectos.

 

Como el tercero de cinco hermanos, me había criado siendo el más rebelde, el que decía lo que los otros no se atrevían a decir, el que antes de cumplir los quince había huido de casa y el que no había vuelto a pesar de que se había mantenido en contacto.

 

Sin embargo, y a pesar de no ser un sentimental, no fue hasta que desapareció su hermano mayor que toda mi vida empezó a desajustarse.

 

Hay presencias que uno da por hechas, personas que se ven tan imperturbables, fuertes y perfectas que jamás te imaginas que se puedan esfumar y que son tan débiles como tú o como yo.

 

Orion, ese era el nombre de mi hermano, quizá el hombre más grande que hubiera visto, casi dos metros de puro musculo, y haciendo notar que la naturaleza a veces no es equitativa, también muy inteligente. El orgullo de su familia, criado separado de todo, se había formado en la escuela donde habían ido todos los ancestros de la familia, sabía cuál era su lugar como jefe y sabía ocuparlo muy bien. No se le escapaba nada, sin embargo nunca podía dejar de mostrar en algunas ocasiones una mirada llena de resentimiento hacia sus hermanos menores, los que estaría libre de todas las responsabilidades que llevaba la familia. Mas nunca nadie pensó que abandonaría sus responsabilidades y el resto de su familia tampoco parecía querer creerlo, trataban el caso como si fuera un secuestro o desaparición forzosa.

 

Nunca se había interesado en averiguar cuál era el negocio familiar, las pocas veces que había preguntado las respuestas cortantes y desagradables le habían quitado el interés por saber.

 

Pero con la desaparición del patriarca, la responsabilidad de la familia había caído en su segundo hermano, Sirius. Si bien menos dedicado que el primero, se distanciaba de ser igual al tercer de los hermanos.  Preocupado, pero menos capaz de cumplir las obligaciones que el cargo representaba, habían acudido su rebelde hermano menor para que supliera sus faltas.

 

Tratar de explicar siglos de tradición en una hora, a una persona que no le interesa, era una misión destinada al fracaso, más aun cuando en ella se unen historias mitológicas y locas, que consideras puras artimañas para obligar y someter a la gente a hacer lo que esperas de ellas.

 

La cara mayor de la más anciana del clan, la abuela paterna de los hermanos, frunció el ceño y devoro con la mirada al tercer de sus nietos. Era una mujer llena de super ficciones, lo considero exageración, cuando le grito que el trabajo de la familia era mantener orden las puertas del infierno. Sin embargo y tal vez movido por un recuerdo del respeto que tanto intentaron inculcarle de pequeño hacia los “sabios de la familia” acepto visitar la casa familiar.

 

Solo una vez había tocado ese lugar y su estadía no había durado mucho, pues nunca se había sentido cómodo así que ni falta le había hecho y cuando lo vio a lo lejos lleno de una aura negra, comenzó a pensar que su inconformidad con venir ya le estaba causando delirios.

 

Una fortaleza era lo que parecía, un mini castillo, hecho de piedra, sin ninguna decoración y sin más de lo estrictamente necesario, más que una casa parecía una prisión.

 

Y fue cundo los vio por primera vez, un grupo de hombres que parecían trabajadores del campo, parados a los límites de la casa, todos los guardias de seguridad de mi familia empezaron a moverse como si de terroristas se trataran; un hombre,  casi de dos metros, moreno y con marcas negras en forma de tatuajes en todo el cuerpo, vestía solo un pantalón desgastado, de un cabello singularmente blanco, los encabezaba y sin más dio la orden de ataque.

 

Los invasores se convirtieron de la nada en bestias, las orejas se les alargaron, sus manos se convirtieron en garras y dos grandes colmillos le crecieron casi hasta llegarles al pecho. Los miembros de mi familia resguardados en el centro del operativo de seguridad fuimos movidos a la casa, mientras el tercer hermano  volteaba incrédulo de lo que sus ojos, la mirada de la cual siempre había confiado, le mostraba.

 

 

Ese no había sido el primer ataque y no fue el último, Sirius parecía enloquecer dando órdenes y tratando de buscar un orden y calmar ese desastre, su hermano menor no podía ni digerir la información, trataba de ayudarlo, pero más que una persona parecía una veleta sin norte.


Era un papel delgado tratando de sostener el agua de una catarata, una noche, siete días después, el castillo fue tomado.

 

Temblando sin querer y pensando que lo mejor definitivamente habría sido no meterse en esa guerra que ni siquiera conocía, el tercero los hermanos esperaba junto con Sirius el final de ese asalto, que llegaran a la última habitación, el lugar donde se encontraban, en el centro de la casa.

 

Cuando escucharon el último guardia morir, esperamos que derrumbaran la puerta y entraran las bestias sedientas de su sangre, mas eso no pasó, la puerta fue abierta cuidadosamente y por ella entraron primero dos hombres que parecían los lideres, luego de unos minutos empezaron a entrar más y más y los fueron rodeando, todos excepto los dos primeros todos tenían formas demoniacas

 

El primero era el moreno peli blanco que lideraba las tropas de bestias que había visto por primera vez y el segundo igual de alto y musculoso, de cabello pelirrojo rizado, de piel blanca con tatuajes negros en el torso y brazos.

 

-Vengo por Ckratyp- grito el pelirrojo sobresaltado a los dos muchachos, ninguno respondió –no me hagas ir por ti por que será peor- amenazo

 

-No lograran lo que quieren- fue un murmullo lo que dijo el segundo hermano, tal vez no fuerte pero si lleno de rencor y desafío.

 

-Entonces tú eres mi Ckratyp- sonrió el hombre, causando más terror que con su ira, a pasos decididos se acercó a Sirius, que como si se tratara de un luchador de sumo puso sus manos a frente listo para enfrentarlo, el pelirrojo se paró ante ese gesto soltando una carcajada –¿Quieres usar tu poder contra mí?- lo reto terminado de romper la distancia y tomándolo de las muñecas antes de que siquiera lo pudiera tocar – Yo Isajoh el Terrible, segundo demonio creado en la tierra, te reclamo a ti Ckratyp, hijo de Lucibel, para que me des lo que por derecho me pertenece- Sirius se debatía tratando de liberarse pero de nada servía –Me perteneces, es mi derecho, nadie puede quitármelo y que así sea- termino de decir el pelirrojo y colocando adrede las palmas del chico sobre su torso le dijo con una sonrisa burlona –Tu  poder no tiene efecto en mi-

 

El hermano menor veía incrédulo lo que estaba sucediendo, más cuando el pelirrojo empezó a recitar esas palabras lágrimas negras empezaron a surgir de sus ojos quitándole la visibilidad, no entendía que pasaba, cuando el hombre paro de hablar fue que de sus ojos dejo de brotar el líquido, trato de limpiarse  los residuos y cuando lo logro lo primero que enfoco fue una de las filas de los demonios, asombrado observo como estos empezaron a incinerarse sin que supiera como, volteo a ver los demás demonios y ocurrió lo mismo

 

-Es Trolwep- se escuchó la voz del pelirrojo, el menor de los hermanos trato de buscarlo con la mirada pero no encontraba a ninguno de los dos hombre, en cambio si veía a los demonios y cada uno de ellos ardía con su mirada.

 

-Arriba- escucho la voz de su hermano, pero cuando miro hacia esa dirección no encontró nada, estaba confundido y no entendía que pasaba.

 

-Así que tú eres mi Trolwep- escucho una voz profunda susurrándole al cuello a su espalda, nervioso se dio vuelta pero no logro ver nada

 

-No dejes que te atrape…- escucho de nuevo a su hermano pero su voz fue callada, nervioso no sabia que hacer corrió fuera de la habitación, mas demonios estaban fuera y al igual que los otros ardieron a su paso

 

-No lo dejes escapar- sonó de nuevo la voz del pelirrojo, volteo y se escuchó un grito de dolor del mismo, lo había logrado ver de refilón, iba a seguir si trayectoria cuando un brazo paso por su cuello haciéndolo girar la cara hacia arriba e inmovilizándolo

 

-no puedo dejarte hacer eso, no sería prudente de tu parte- nervioso trato de escapar pero no podía

 

-Reclámalo de una vez- grito molesto el pelirrojo

 

-Yo Dramzor el Imparable, tercer y último demonio creado en la tierra, te reclamo a ti Trolwep, hijo de Lucibel , para que me des lo que por derecho me pertenece- no sabía que pasaba pero definitivamente algo bueno no era, logro enfocar el hombro de la criatura que lo sometía y vio como este empezaba a arder, sin embargo esto pareció no afectarle por que siguió hablando –Me perteneces, es mi derecho, nadie puede quitármelo y que así sea- terminado de decir eso lo soltó y empujo, el chico cayó al piso.

 

-Bien hecho Ckratyp- se escuchó la voz del pelirrojo, por fin lo vio tenía el brazo ensangrentado, al igual que estaba el hombro del moreno frente a él, el cual le veía intensamente –A sido un buen plan, nunca me imaginé que traerían al tercero aquí al mismo tiempo, que haya adquirido su poder mientras estábamos cerca podría haber acabado con nosotros, se podría decir que escapamos fue por suerte- a pesar de que si parecía asombrado por el supuesto plan de Sirius, estaba aún más molesto y lo demostraba el fuerte agarre que tenía sobre el brazo del segundo hermano, al cual zarandeaba – has acabado en un minuto con más de dos terceras partes de nuestro ejercito-

 

¿Qué era lo que ocurría? ¿Por qué todo eso? Era las únicas preguntas del menor

 

-¿Cómo es tu nombre?- pregunto por fin el moreno, el chico retrocedió asustado pero entre tartamudeos respondió

 

-Lucas-

 

-Pues bienvenido Lucas, a tu pesadilla privada- fue su respuesta

 

--------------

 

-Ahhh- no pudo evitar gritar

 

Ya había perdido la noción del tiempo, por fin se había enterado del secreto que tan celosamente guardaba su familia.

 

Muchísimas generaciones atrás, tan en el pasado que ni se sabía la época, una mujer había conquistado el corazón del demonio más poderoso de todos, este ya había concebido un hijo con tres mortales diferentes, pero era la primera vez que sentía algo más que pasión. El demonio al ver que el amor empezaba a debilitarlo, separo ese sentimiento de su ser y de sus hijos, transfigurándolo y convirtiéndolo en plasma, una fuente de poder a la que acudiera solo cuando desearan sentir, pero del cual se pudieran separar cuando no quisieran más. La mujer se enteró y robo el poder, al ser ella una de las fuentes creadoras del mismo, lo absorbió.

 

Cuando se enteró el demonio, intento destruirla pero no pudo, con el poder adquirido la mujer, lo encerró en el inframundo, sello la puerta con una especie de cerradura  y huyo a la tierra, donde hizo su familia

 

El demonio no pudo seguir reproduciéndose, pues al separar el sentimiento de amor, la pasión, placer, disfrute y todo sentimiento relacionado se había ido con él. Solo tenía los tres hijos que hasta entonces había conseguido, se crearon híbridos pero ninguno llegaba a ser tan poderoso, tal vez los nietos del demonio principal podrían ser poderosos, pero los hijos del demonio tampoco podían sentir nada.

 

Muchas generaciones después los hijos del demonio pudieron liberarse y mucho tiempo después encontraron que los descendientes de la mujer que había huido, conservaban el plasma e incitaban sus deseos.

 

Ansiosos por ese sentimiento, empezaron a cazarlos, sin embargo, para evitar la extinción de esa flama, siempre dejaban a dos integrantes de la familia para que se reprodujeran.

 

Empezaron a darse cuenta que siempre en determinadas generaciones surgían personas con poderes, siempre eran como mínimo cinco hermanos, dentro de los cuales había tres que incitaban el deseo de esos demonios, dependiendo del poder correspondían a cada uno de los demonios

 

Pero aun con el deseo, eso no era suficiente para que se reprodujeran, se tenía que romper el sello, para lo cual necesitaban los poderes de los tres elegidos

 

EL primero tenía el don de ubicar el sitio donde se encontraba el sello, el segundo el don de tomar la cerradura y el tercero el don de leer las palabras que abrirían el sello.

 

Con cada uno de esos dones también venia una defensa, el primero podía destruir a los demonios con solo saber dónde estaban, el segundo con solo tocarlos y el tercero con solo verlos.

 

Se podía neutralizar los poderes, si uno de los hijos del demonio poderoso reclamaba a la persona como suya. Algo que nunca se había podido hacer pues el poder del primer hermano, nunca había sido superado… hasta ahora.

 

-Vasta- grito desesperado Lucas, estaba prácticamente guindado de la pared, un demonio moreno lo tenía contra ella, le sostenía con una garra los brazos sobre la cabeza, mientras que con otra sostenía una de sus piernas separándola y facilitando la entra y salida del miembro del demonio en sus entrañas, en estado de éxtasis el demonio se mostraba tal cual era con enormes colmillos y orejas alargadas, y aunque a su mente no le gustaba lo que estaba pasando, su cuerpo mostraba otra cosa, el demonio busco sus labios y rebelde como era, giro la cabeza, fijando su ahora nuevos ojos verdes hacia otra parte, sintió como su cabello castaño, largo en vista de que el tiempo que llevaba hay no se lo había cortado, le cubrió el rostro.

 

En eso se había convertido su existencia. Su hermano mayor capturado por el primer demonio, no había rebelado el lugar donde estaba el sello, había estado presente en una de sus violaciones y no podía más que admirar la resistencia del mismo. Sin embargo si lo hacía, luego estaba Sirius que tenía que tomar el sello, cosa que dudaba que su hermano hiciera y en tal caso pasaba estaba el…

 

Sería tan valiente como sus hermanos de llegar el día, esperaba que nunca tuviera que elegir.

 

Deseaba que llegado el día no pudiera ver más de lo que los demás ven.

 

 Ver se había convertido en toda una maldición para  él.

 

Notas finales:

Por favor dejen sus comentarios y opiniones al respecto, esta historia fue creada por una charla con una amiga, así que me gustaría saber su punto de vista al respecto… Gracias por leer  ^.^ y dejen REVIEW


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