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Experiencias sobrenaturales. por rennokissu

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Notas del capitulo:

Después de estar dos meses o más -se suicida- sin pc, por fin me lo devolvieron porque... ACABÉ MIS EXÁMENES -grita y chilla (?)-

Tengo mucho que escribir, un fic que acabar y mucho de DBSK por escribir e_ë (??)

Soy un tipo simple, inteligentemente simple. Tengo novia, sí… mi nevera. ¿Soy raro? No lo creo, no necesito más.

 

-Changmin, búscate una novia o pásate al lado oscuro como yo y Junsu.-

 

-Perdóname, Yoochun, no necesito el calor de otra persona para sentirme a gusto.-

 

-No, a ti te sobra con el calor de un perrito caliente.-

 

 

¿Y qué si tenía razón? Mi vida está bien así. No necesito nada… más.

 

-Changmin, la baba.-

 

No podía ser. ¿Qué era eso que mis ojos observaban? No, no era comida. Por primera vez en la vida no se me estaba cayendo la baba con un plato de pasta.

Ese chico era la belleza personificada, piel blanca, pelo negro y labios rosados… Parecía una bolita de arroz rellena de salmón.

 

-Changmin, cálmate.-

 

Sacudí la cabeza, me aguanté las ganas de quitarle la sonrisa de la cara a Yoochun y me dispuse a irme cuando me di cuenta de que “la bolita de arroz” se acababa de comer y, literalmente, una pared.

 

-¿¡Jae!? ¿Estás bien?-

 

Comentó otro chico moreno que lo acompañaba. Me quedé observándolos un rato. Mi nueva fijación (y espero que no por mucho tiempo, empezaba a NO tener hambre) sonreía incómodo ya que media plaza lo estaba mirando.

Aparté la vista y me fui, incluso olvidé a Yoochun, aunque suelo hacerlo, simplemente no quería seguir sintiendo como un simple humano más, porque yo era mejor que toda aquella panda de animales en celo.

 

 

Pero no fue tan fácil como yo pensé.

 

 

En un principio su imagen se aparecía en mi cabeza, le eché la culpa a que acababa de “conocerlo” y pensaba que se me pasaría. A la semana, en vez de olvidarme de él, comencé a sonreír como un idiota cuando me lo imaginaba chocándose contra la pared de nuevo (Lo reconozco, no era muy romántico, pero fue muy impactante) Y a las dos semanas solo comía 8 malditas veces al día.

 

-¿Qué me pasa Junsu, me estoy muriendo?-

 

-No, conmúnmente se llama amor, de ti diremos que es “una experiencia sobrenatural”-

 

-Junsu, a este paso moriré de hambre, no es para tomárselo a broma…-

 

-Vale, vale. ¿No has pensado en buscarlo donde lo viste por primera vez?-

 

-Pero eso sería arrastrarse por el fango y no estoy dispuesto a eso.-

 

-Changmin…-

 

Junsu sacó una galleta, y en mi defensa diré que tenía muy buena pinta.

 

-¡Atrápala chico!-

 

-Sí, sería capaz de revolcarme por el suelo por comida, pero no por esa… esa bolita de arroz.-

 

 

O eso pensaba. ¿De verdad existía ese sentimiento en mi interior? No lo conocía, solo sabía que se llamaba algo de “Jae” y menos me lo encontraría así como así andando por la calle.

 

-Ouch, mira por don… de caminas. O dios mío.-

 

Estaba delante de mí, bueno, más bien sentando delante de mí sobándose la cara. Maldito destino, deja de jugarme malas pasadas. Ahora en mi mente salía a flote una historia que me contaron cuando era pequeño. “Si un objeto o una persona está destinado a ti, seguirá ahí cuando vuelvas a buscarlo.”

 

-Perdona, estaba despistado.-

 

-Tranquilo…-

 

Me sobé la cabeza claramente incómodo. Yo soy el tipo de persona racional, que piensa dos, tres o incluso cuatro veces lo que va a decir antes de abrir la boca, pero qué me iba a extrañar hablar sin pensar en ese momento después de todas las mutaciones que estaba teniendo.

 

-Ven, vamos a tomar un té y hablaremos seriamente sobre tu torpeza.-

 

Y así fue como, por la irracionalidad de mis acciones, comencé una relación con un total desconocido del que estaba completamente prendado.

 

 

 

 

Kim Jaejoong resultó ser un hombre bastante extraño. Su forma de ser no dejaba de sorprenderme a cada momento, quizá por eso me parecía tan interesante, nunca me cansaba de observar sus acciones. Comencé a creer que era algún tipo de mago y me había lanzado un hechizo de retención.

 

Me gustaba ver como sonreía por nada, se le caía todo y reía con total sinceridad aunque las demás personas a su alredor se rieran de la forma más cruel. Adoraba su sencillez complicada, difícil de explicar a una persona que no lo conociera.

 

Cuando quise darme cuenta, solo y exclusivamente hablaba de él, empezaba a ser un vicio más grande que la comida para mí y mis voces interiores saltaron con gritos de alerta.

 

-Es la primera vez que te ena… perdón, que tienes una “experiencia sobrenatural” de este tipo, es normal que no entiendas que te pasa, y más si es por un chico.-

 

-No, si será verdad que la homosexualidad es una enfermedad.-

 

-Gracias, imagino, es un placer convertir a la raza humana a mi acera.-

 

-Perdona Junsu, es que me como el tarro tanto y a todas horas que parezco una mujer en sus días del mes.-

 

-Tranquilo, yo también lo decía en broma. Deberías declararte.-

 

Sí, debería, y lo llevaba pensando desde hace tiempo.

 

Hace dos meses que me topé con él y mi vida ha dado un cambio de 180º. Imágenes de él llenan mi cabeza no dejándome pensar en nada más. ¿Lo peor de todo esto? Que no me molesta. Adoro esa sensación de cuando pienso en él, es como si mi corazón se colapsara y de pronto comenzará a latir rápido y sin pausa. Adoro llevar una sonrisa idiota todo el día en la cara, bajar la vista y cerrar los ojos para concentrarme más en su imagen, morder mi labio inferior y escuchar el latir de mi corazón. Estoy jodidamente enamorado.

 

 

 

-Min…¡Changmin!-

 

-¡Ah! Perdona Jae, estaba pensado en otras cosas.-

 

-Últimamente andas muy despistado siempre. ¿Pensando en chicas, eh?-

 

“Quita esa sonrisa de tu cara” Pensaba.

 

-Algo así.-

 

Sonreí algo triste, pensando que no se daría cuenta, pero para mi sorpresa, lo hizo.

 

-¿Sabes? La gente dice que a veces es más fácil contarle tus preocupaciones a una persona que no conoces mucho.-

 

Cogió mi mano e hizo que nos sentáramos en un banco cercano, mirándome con intensidad. Imágenes de rechazo pasaban por mi cabeza con rapidez, no podía aclararme, no sabía que decir y entonces vi sus ojos, esos ojos que me miraban con preocupación, sin odio alguno. No podían odiarme, no sería posible que me miraran con odio… Odio.

 

-No me odies, por favor.-

 

Agarré sus hombros, mirándolo con fuerza.

 

-¿Por… por qué debería? Changmin, no te odiaré me digas lo que me digas…-

 

Suspiré forzadamente, me faltaba el aire, esta experiencia sobrenatural estaba siendo demasiado dura para mí.

 

-Jaejoong, tú me… gustas.-

 

Bajé la mirada, esperando cualquier cosa y sin esperar nada en particular, cuando noté un movimiento forzado, levanté la mirada y no pude más que soltar una carcajada al ver su cara. Tenía los ojos abiertos de par en par y su blanca piel había alcanzado un tono carmesí, me tranquilicé un poco y lo abracé con cariño.

 

-No necesito una respuesta ahora, solo aprende a quererme.-

 

-Changmin, sabes perfectamente que soy una persona torpe, no puedes decirme “aprende a quererme” porque tardaría una eternidad.-

 

Lo miré un poco sorprendido, no entendía muy bien por dónde iba la conversación.

 

-Quiero decir que me es más fácil quererte y ya, ¿sabes? El amor no se aprende, se siente y yo lo hago… Sino ya estaría huyendo y chocándome con las paredes, soy muy tímido.-

 

Soltó una pequeña risa y yo lo acompañé. No debería haberme sorprendido, él es extraño, muy extraño, pero lo quiero así, es más divertido.

Notas finales:

WTF.


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