Capítulo 1 “Anacrusa*”
Los terrenos característicos de Kanto están compuestos por imponentes rascacielos, enormes torres empresariales, innumerables centros de recreación y arquitectura por demás modernista. Si bien, una pequeña parte se ha podido conservar en verdes jardines y hermosos bosques de flores, solo un mínimo porcentaje de terreno se ha mantenido intacto y, por qué no decirlo, virgen. Sin embargo, días como hoy hacían bajar aquel porcentaje a unidades casi de cero, ya que hoy, por medio de una rueda de prensa, se dará a conocer que la corporación Yagami ha llegado a convertirse en la mayor entidad comercial a nivel mundial, por ende, sus oficinas principales necesitan de una edificación secundaria que pudiera albergar a todos los empleados que se pensaran contratar para su expansión internacional.
Lo más impresionante en todo esto, no solo fue que el presidente, Light Yagami, lograra colocar su corporación en los primeros lugares de influencia y poderío, sino que logro semejante milagro empresarial en el primer año que subió al trono de la empresa, con tan solo 20 años de edad, logrando así, ser en uno de los hombres más poderosos, guapos y codiciados en toda la humanidad. De seguir así en los años venideros, no habrá fuerza humana que pueda detener a este increíble hombre y sus ambiciones.
La persona que escribía este texto en su computador leyó una vez más los párrafos, en el principio sus ojos se mostraban serios, pero al pasar por el segundo párrafo su mirada cambio por una de extrañeza, para al fin terminar con una mueca de disgusto y un tic en el ojo derecho.
- ¡¡No, no y no!! No me gusta! – Exclamo entre cada nuevo tope que se daba en el teclado, mientras que en el monitor aparecían letras repetidas y “palabras” extrañas. – Esto no sirve, si mi maestro lee este discurso de seguro me lo aventara a la cara…y eso si se encuentra de buen humor – Dijo sintiendo un escalofrió al recordar la última vez que su mentor le reclamo por el informe que había entregado, agacho la cabeza al borrar por tercera vez lo que había escrito – Se supone que hablaría de la conservación de las especies evitando le destrucción de su habitad natural debido a la expansión edifica, si es así, entonces ¿¡Por qué demonios termine hablando de Light Yagami?!
- Por qué Eli-senpai se ha unido a las tantas chicas que han caído por legendario encanto Yagami – La persona que se encontraba sentada frente a un gran escritorio, era una chica de ojos almendrados, cabello café oscuro y cerebro tan quemado que su cabeza podría utilizarse como horno, al escuchar aquel comentario en una voz femenina que se oía divertida, volteo hacia el marco de la puerta viendo a una pequeña, de ojos miel y cabello color chocolate.
- Waaa!! Tenshi-chan ¿Desde cuándo estas ahí? – Dijo sorprendida mientras que en su frente sentía un patrón cuadriculado en ella ¨Demonios ahora pareceré cuaderno ¬¬¨, reprochó, empezando a escuchar pasos que se acercaban a ella, indicio de que su aprendiz estaba entrando a su estudio, al verla más de cerca pudo notar que sostenía dos tazas humeantes de lo que esperaba fuera un delicioso té de limón
- Estoy acá desde que escribes con la frente un lenguaje extraño senpai – Sonrió la chica al fijar sus ojos miel en la pantalla que ya se encontraba vacía – ¿Por qué tan frustrada?
- Es este maldito informe, no me sale – bufo molesta; notando que su aprendiz le extendía una de las tazas – Por favor dime que es té – dijo la chica de cabello oscuro mientras sus ojos tintineaban de emoción.
- Lamento decepciónala pero, es café negro – notó como “Eli-senpai” hizo un ligero puchero mientras por el rabillo del ojo la miraba un tanto molesta así que tranquilamente le respondió – Si, sé que el café no le gusta si este no tiene crema y azúcar, pero debido a la hora es más conveniente que lo tome solo, de no ser así podría estamparse en el teclado por una razón diferente a la de su frustración – la otra chica miro la esquina inferior derecha verificando el reloj digital “Las 12:45? ¡Oh dios mío! en qué momento se me perdieron 4 horas!?” pensó agrandando los ojos para después oír una pequeña risa – Me imagine que no había visto la hora, y como dijo que lo único que la detendría para terminar su informe esta noche seria que le diera un infarto o que la secuestraran, preferí evitarle el infarto, y de paso el descalabre que tendría si se queda dormida – La peli oscura sonrió para sus adentros tomando (de mala gana) el café que la ojimiel le había preparado.
- Sabes Tenshi-chan pareces más mi asistente que mi aprendiz – opino mientras tomaba otro sorbo de la bebida – Amargo – murmuro haciendo una mueca de disgusto
- Me gusta ayudarla senpai, después de todo, estar a cargo de la aclamada Doctora Elizabeth Valenti no es un mérito fácil de conseguir – termino de decir la castaña con una sonrisa en los labios
- De verdad que me halagas Tenshi-chan, pero yo soy la que debería encargarme de ti, después de todo, aunque estés ya en la universidad, sigues teniendo 17 años. – la miro con ternura que le duro poco, pues en un intento por terminar aquel amargo líquido, sacudió la cabeza rápidamente mientras sacaba la lengua y cerraba los ojos – En serio!! No podías ponerle aunque sea un poco de crema?
- Lo siento Senpai pero busque en todos los estantes de la cocina y no encontré nada – La más grande encaro una ceja de forma inquisitiva mientras veía como la chica frente a ella entendía la indirecta asintiendo levemente – Si, al principio buscaba azúcar pero al no hallarlo intente con otras cosas dulces como crema, leche condensada y miel, pero nada, no encontré ninguna de esas cosas
- ¿¡Otra vez?! – reclamó la Doctora levantándose de su asiento a la vez que chocaba sus palmas con la madera del escritorio cuando escucho aquello, la ojimiel solo asintió un tanto asustada por la súbita reacción de su Senpai – Maldición es la 5 vez en este mes!!
- ¿Ya ha pasado? – preguntó sorprendida obteniendo como respuesta un cansado suspiro y la imagen de la mayor dejándose caer en la silla – ¿Porque no dijo nada?
- Al principio sospechaba de un robo, pero ¿Qué clase de ladrón solo se lleva cosas dulces?
- Entiendo – dijo mientras llevaba un dedo a su boca pensando en las posibles causas de los endulzantes perdidos – Y si fue un maniático del azúcar con una adicción y deficiencia de dinero? Que según la leyenda, las malas lenguas y Wikipedia, comenzó a saquear por las mañanas a los niños en el parque junto con las ancianitas en la calle, y por las noches con la oscuridad como su cómplice se metía en casas ajenas para poder obtener su tan preciado elixir costara las vidas que costara, sin saber que tiempo después moriría cruel y dolorosamente debido a un paro diabético dejando su cuerpo inerte en un hospital que días después todos los infantes desearían visitar porque decían que siempre olía a dulce? – termino su relato con una sonrisa, mientras que Elizabeth tenía una ceja levantada, los ojos dilatados, y la boca en una mueca extraña.
- Ah Tenshi-chan~ – dijo en un tono cantado mientras le quitaba la taza que la pequeña traía entre sus manos – ¿¡Qué demonios te has estado tomando!?
- Té
- Con Opio?
- ¡Claro que no! Por quien me tomas – pero la menor no pudo seguir reclamando acerca de la integridad moral ya que el teléfono que estaba del lado derecho del escritorio empezó sonar, sin embargo la Doctora seguía inspeccionando el aún sospechoso líquido que contenía la taza de su aprendiz – Elizabeth-san no va a contestar? – preguntó con un ligero tono de berrinche en la voz.
- Hai, hai – dijo devolviéndole la taza a la chica, y aunque aún dudaba de la inocencia de la menor levantó el auricular – Diga?
- Doctora Valenti?
- Sí ¿Quién habla?
- La señorita Elizabeth Valenti hospedada en el Hotel “Weekly Mansion Tokyo” de Akasaka, número de habitación 533? – Al oír su nombre y su exacta ubicación la muchacha comenzó a extrañarse tomando un aire alerta mientras inquiría desconfiada
- Así es, pero, ¿Con quién hablo?
- Prepárese – solo esa palabra, un silencio y el constante pitido de que habían colgado.
- ¿Pero qué? – de inmediato el sonido de una mano chocando contra la puerta de la habitación se dejó oír
- Pero a quien se le ocurrirá venir a estas horas – dijo la menor tomando camino hacían la entrada, la ojioscura tardó en reaccionar pues su aprendiz ya estaba abriendo la puerta – Tenshi espera!! – pero al intentar llegar al corredor que daba a la puerta repentinamente chocó con el pecho de alguien, inundando sus sentidos con una fragancia dulce.
- La señorita Valenti, supongo – escucho decir de una voz suave, no tan grave pero varonil, asombrada la mencionada elevó el rostro topándose con ojos tan azules que solo podía compararles con las rebeldes aguas del océano, para conjugar perfectamente con los dorados cabellos que caían en un rostro de facciones que destilaban tanto delicadeza cono masculinidad. Por segundos quedo prendada de esa imagen hasta que al procesar la pregunta del joven su estado de sorpresa solo pudo aumentar.
- Pero ¿Cómo supo?
- La enanita no encaja con su descripción – la pelioscura desvió su mirada a donde apuntaba el pulgar del joven, conteniendo una risa por la persona a quien señalaba
- ¡¡Como que “enanita”!!
- Tranquila Tenshi-chan – la menor solo cruzo los brazos en forma de fastidio notando como su senpai se separaba de aquel chico tan grosero – Y dígame señor…
- Mello
- ¿Qué lo trae por aquí?
- Venga conmigo la necesito – Elizabeth al escuchar esas palabras salir tan seriamente de los labios del rubio solo atino a sonrojarse, el ojiazul sonrió juguetón al notar que la chica le había tomado doble sentido a su frase – Me refiero a un asunto laboral
- Oh ya veo – dijo en un tono que el rubio pudo identificar como desilusión – ¿Qué clase de trabajo necesita mi ayuda?
- No lo diré aquí, acompáñeme – La pequeña chica siguió con la mirada al chico que se dirigía a la puerta, no le caía muy en gracia ese sujeto, pues podía jurar que eso ultimo había sonado más a orden que a petición – Un auto nos espera abajo – la ojimiel esperaba a que su senpai negara a ir con un sujeto que no solo irrumpió en la madrugada sino que viene ofreciéndole un trabajo a su senpai sin tener la consideración de al menos explicarle de que se trata, en su posición, ella ya hubiera corrido al tipo y sacarle de ahí
- Bien, iré con usted
- ¿¡Qué!? – pero al parecer la mayor tenía otra idea puesto que ya había entrado a la recamara donde guardaba su ropa, tomando un abrigo del armario – Senpai espere por favor, que tal si es un secuestrador, un pervertido, un psicópata o peor aún!! Un casanova que viene para aprovecharse por usted!!
- Tenshi-chan debes aprender a confiar más en las personas – le recomendó la pelioscura yendo a la puerta viendo como Mello la abría para al poder irse, no importa cual fuera el trabajo o la situación Elizabeth Valenti siempre ayudaba a quien se lo pedía, y eso, era precisamente lo que le molestaba a la ojimiel, era demasiado confiada
- Bueno pequeñita nos vemos luego – dijo el rubio tomando el pomo de la puerta con su mano y antes de cerrarla tras él dijo – Ah! Por cierto; te invito a que reordenes tus prioridades – terminó, encaminándose al elevador donde ya se encontraba la castaña que pensaba divertida “Tal vez no sea un secuestro, pero sin duda esto me impedirá seguir con mi informe”.
El coche que los esperaba frente a la gran fachada del hotel era un vistoso Ferrari rojo, la doctora al verlo bufo en silencio “Habiendo tantos otros colores ¿Porque todos quieren un Ferrari rojo?” pensó Valenti subiendo al lujoso auto. Conforme avanzaron el camino se fue tornado silencioso, al punto de incluso oír como las llantas giraban cada que cambiaban de dirección, y no era para extrañarse, pues eran las 2 de la madrugada, el camino según Mello iba a ser largo y a esas horas eran muy pocos los autos que transitaban. A Elizabeth le empezaba a molestar el ambiente, quería iniciar una conversación con el apuesto rubio, sin embargo no encontraba un tema para hablar, pues en sus últimos intentos el chico respondía con puros monosílabos.
- ¿¡Que no se sabe otra cosa más que “si, no, bien” y “no me importan esas estupideces”?! – pensó la castaña al borde de la resignación, comenzaba a pensar que al aceptar ese “empleo” debió de estar bajo los efectos hipnóticos de aquellos ojos azules, no pudiendo negarse – Ahora entiendo por qué Tenshi-chan se preocupó tanto – murmuro fastidiada, volteo su rostro hacia el joven rubio, en un último intento para hacerle conversación; si volvía a responder como las veces anteriores, se callaría todo el viaje o gritaría por la ventana, depende claro, de lo que le respondiera – Joven Mello…– pero fue interrumpida por una canción de lo que parecía ser el timbre de un celular, una tonada de rock pesado.
- ¿Qué quieres? – preguntó el joven a la persona del otro lado del teléfono, pasó un momento en el cual la ojioscuro tenía un semblante sombrío; al preguntarse si era prudente manejar e ir hablando por celular, pero su expresión cambio al notar que Mello sonreía sardónicamente – Esta justo al lado mío – “¿Estaría hablando con su jefe?” pensó la castaña, reflexionando en como esos ojos azules se habían abierto con sorpresa; para mirarla ahora con un aire de enfado, al mismo tiempo que le cuestionaba – La chica del hotel, ¿es confiable? – esa pregunta la sacudió un poco.
- Hablas de Tenshi-chan? No te preocupes, ella no hará nada que no le pida por muy preocupada que este – le sonrió mientras veía como el otro chasqueaba la boca.
- Tendremos que confiar en lo que dice – “¿¡Pero qué demonios!?” Si la preocupación de la castaña ya era grande, ahora de verdad se preguntaba si la situación que había aceptado sería buena, o mínimo legal – Si ya lo sé… Adiós – el oiiazul cerro el celular con enojo – ¡Maldito bastardo! – dijo mientras lanzaba el pobre celular violentamente hacia el asiento trasero – ¡Si tanto te preocupa, a la próxima vas tú! – sumido en su ira Mello dio la última vuelta en un brusco movimiento del volante.
- ¡Disculpa, pero quisiera vivir para ver otro día! – le reclamo la doctora que se agarraba del borde del asiento, pues casi sale volando por la ventana al ser tratada tan rudamente, no le importaría mucho, de no ser porque ¡El vidrio seguía arriba!
- Llegamos – le hizo saber el blondo estacionando el auto frente a una reja negra de estilo colonial que delimitaba lo que parecía ser un enorme jardín que adornaba el frente de a una hermosa mansión de color marrón estilo europeo.
- “¡Dios mío, esto parece un castillo!” – pensó la castaña asombrada por tan elegante paisaje – Aunque se me hace extrañamente familiar esta casa…pero ¿Dónde la vi?, ¿Donde? – comenzó a buscar dentro del gran bolso color crema que llevaba consigo – ¡Aquí esta! – dijo triunfante sacando una revista empezando a ojearla enérgicamente, sintió como la puerta del Ferrari se abría, saliendo por puro instinto debido a que su total atención visual no se separaba de aquella revista – A ver, a ver, estoy segura de que estaba por aquí – se dijo mientras sentía como una mano envuelta en un guante negro, la guiaba dentro de aquella enorme vivienda.
Caminaron por un extenso pasillo, deteniéndose frente a un puerta tallada de roble, el ojiazul la abrió jalando con él a la doctora que al fin había encontrado el artículo impreso de “Las 10 mansiones más hermosas de Japón” notó vagamente como entraban en un gran salón de conferencias, donde otras cuatro personas se encontraban, una recostada en el sillón que se encontraba en la pared derecha con los pies en el brazo de este, una recargada en la pared del lado izquierdo con los brazos cruzados, la otra sentada en la elegante silla que descansaba frente a un escritorio de cristal y la última se levantaba conforme se acercaban a ella.
- Tardaste – escuchó decir con una encantadora, suave y melodiosa voz, para después oír como al lado suyo el rubio bufaba con la boca, pero no le dio la mayor importancia – Buenas noches Valenti-san mi nombre es–
- ¡¿Light Yagami?! – grito entre temeroza y sorprendida, la pelioscura al fin había dado con la respuesta que la había mantenido ajena, apenas podía creer lo que sus ojos leyeron, entonces estaba?…Miro alrededor notando varias miradas que se posaban en ella, los ahí presentes mantenían los ojos sorprendidos y la boca entreabierta por la reacción que tuvo la chica.
- Veo que me conoce – exclamo la persona frente a ella, al voltear su rostro se encontró con él, el mismísimo Yagami Light, este le sonreía de forma cordial con esos tentadores labios, sus melados y ladinos ojos la miraban fijamente mientras ella solo atino a sonrojarse observando lo perfectas que eran la facciones de las que era portador el castaño “La palabra guapo no le hace justicia como descripción” pensó Elizabeth ahora sonrojada hasta las orejas.
- La-lamento haber gritado así – dijo cabizbaja
- No se preocupe por eso, por favor tomé asiento Valenti-san – le indico mostrándole la segunda silla que descansaba frente al escritorio
- Oh! Por favor no me trate tan formalmente, me hace sentir vieja – dijo con un voz amable tomando asiento – Llámeme Elizabeth o Eli, como desee
- De acuerdo, entonces Elizabeth-san – complació el castaño a la chica que solo asintió soñadora – Disculpe si soy brusco pero iré directo al grano – la doctora solo lo miro dudosa mientras aceptaba la carpeta de cuero negro que el castaño le extendía – Entiendo que usted es la Medico Veterinaria más joven, que logra liderar el hospital más eficiente de Japón, con 2 doctorados sumados a sus logros, y aunque usted misma admitió que es un hobbie, es la mejor preparada en el campo de la criptozoología, o me equivoco?
- No, pero – la muchacha se rasco la nuca nerviosa mientras sonrojada decía – Bueno, no me gusta presumir – el ojimiel sonrió de lado.
- Por favor abra la carpeta que le di – la ojioscura hizo lo indicado, encontrando dentro la fotografía de una huella al parecer humanoide, a la vez de un enorme animal – ¿Qué me puede decir de esa fotografía? ¿La forma y tamaño de la huella le dicen algo? – la doctora analizó detenidamente la imagen.
- Es un buen dibujo, muy detallado ¿De qué año es?
- Fue tomada esta mañana – oyó como decía la voz del chico que estaba recostado en el sillón, ahora sentado al lado del rubio.
- ¿¡Como dices!? – pregunto volteando hacia un chico de cabellos escarlata, con unos lentes que cubrían sus ojos y parte de un rostro, si el instinto de la chica no se equivocaba aquel de seguro era por de más atractivo.
- En efecto, esa huella fue encontrada al lado de la victima
- ¡¿Victima!? Discúlpenme pero cada vez entiendo menos – declaró
- Vera jovencita –esta vez dijo un hombre ya mayor, de rostro algo envejecido, cabello un poco largo color castaño y ojos del mismo color. – Hace poco más de dos meses, nuestra compañía ha estado sufriendo varios accidentes – el castaño le enseño las fotos de varias personas que parecían trabajadores de construcción, rodeados por un charco de un líquido rojo oscuro, presentaban múltiples rasguños en la ropa que dejaban expuestos el pecho, piernas y abdomen desgarrados, y en 2 de los 3 casos hasta los órganos podían apreciarse a través de aquellos cortes – A lado de cada víctima se encontraron las huellas de un extraño ser – esta vez Elizabeth fijo sus oscuros ojos en las fotos que sostenía, tratando de borrar las horrendas visiones que tubo previamente – Estas huellas miden exactamente lo mismo y en cada ataque estas se dirigían al bosque cercano a la construcción – el ojimiel le extendió un foto panorámica que corroboraba lo que aquel otro hombre decía. – Mi socio y yo tenemos la sospecha de que es obra de algún animal, y ya que la reputación de la compañía está en juego, decidimos ir en una expedición secreta para cazarlo.
- Disculpen la pregunta, pero si ya tomaron cartas en el asunto y tiene una solución viable, para que me trajeron aquí?
- Elizabeth-san – la llamo calmadamente el castaño – No podemos ir tras algo que no sabemos cómo luce o que tamaño tiene – la castaña pensó un momento en la respuesta que le habían dado, parecía un punto razonable.
- Comprendo, pero debo decirles que con una simple fotografía no se decirles de que criatura se trata exactamente, necesito muestras y debido a la súbita irrupción en el hotel no raigo mi equipo conmigo y temo que si ahora les digo el nombre de un ser, terminen enfrentándose a algo peor, debo ir allá y confirmarlo yo misma.
- Eso no va a ser posible – acoto el hombre mayor
- Porque razón? Ya liberaron la escena? – la doctora sonrió maliciosamente diciendo – O será que no quieren que se “filtre” información de los sucesos hacia la prensa – un silencio sepulcral fue su respuesta – Entiendo la situación caballeros y prometo por lo más preciado que tengo, que nadie sabrá nada, si me llevan con ustedes a esa expedición.
- ¿Porque quieres ir? – pregunto divertido Mello
- Bueno – la chica sonrió alegre – No todos los días tengo la oportunidad de un encuentro paranormal – el rubio sonrió aún más al oír aquello
- Vaya que tienes agallas – opino el ojiazul mientras que el pelirrojo al lado suyo miro fijamente a la doctora
- No solo es so, me parce que este caso será entretenido
Los presentes vieron como el ojimiel se levantaba de una forma tan apresurada que el sillón donde antes estuviera sentado se estrelló contra la pared trasera, causando un estruendo que los asusto, para luego ver como su cuerpo a paso recio se dirigía a la puerta, mostrando un aire irritable. El joven giró el rostro donde sus ojos encendidos en ira miraban fijamente a la doctora, toda esa amabilidad parecía haberse esfumado de los esos hermosos iris color miel, ahora casi de un color carmesí.
- Haga lo que le parezca conveniente, pero le advierto, que esto no se trata de un juego Valenti-san – Advirtió el joven con su ceño fruncido aun mostrando esa filosa mirada, un último estruendo al azotar la puerta fue todo lo que los presentes supieron, por esa noche, de Light.
Aún impresionada por la actitud del castaño la muchacha se apresuró a preguntar, después de cerciorarse que los pasos del otro lado de la puerta se oían lo suficientemente lejos.
- Dije algo indebido? – el joven que hasta esos momentos se había mantenido impávido en la pared izquierda, saco del bolsillo de su saco negro una fotografía más, la extendió hacia la pelioscura, era como las imágenes anteriores donde se mostraban a los pobres obreros, no obstante las ropas que traía, le indicaban como esta vez no se trataba de un simple obrero, sino de un hombre ya mayor vestido de traje.
- Fue tomada ayer por la mañana, su nombre es Yagami Soichiro, el padre del Joven Light – la castaña solo sintió como su piel perdía color, notando el ligero temblor en sus manos al oír aquello.
Continuara…