Capitulo 1 - Asi comienza nuestra historia
El dolor me consumía mientras intentaba mantenerme consiente, cada parte de mi cuerpo estaba en un pequeño estado de parálisis causada por el dolor, el maldito dolor. Alcanzaba a ver borrones que pasaban rápidamente ante mis ojos, casi todo a mi alrededor era blanco, San Mungo, el olor inconfundible de la lejía invadía mi activa nariz, oía voces a mi alrededor, sabía que estaban cerca pero las oía más lejos que nunca, ¡maldito dolor!, podía sentir gritos, tal vez llamándome, tal vez animándome... ¿tal vez dándome valor? Oía gritos, gemidos y llantos de dolor, después de un rato los reconoció como míos, nadie podía gritar de esa manera tan escandalosa aparte de mi... y Molly Weasley, claro, pero ella no estaba hay... ¿o tal vez si?, el dolor se intensifico de repente haciendo que mi cuerpo se convulsionara y oyere los gritos que identifique como míos más fuertes, ¡joder, me duelen hasta las partes donde no tengo partes!, maldito dolor.
De repente el panorama cambio, estaba en un lugar más oscuro... ¿un quirófano? Fuertes luces cayeron sobre mis parpados confirmándome mis sospechas, maldito dolor, pude reconocer entre mis gritos ese nombre, ¡ese maldito nombre! El nombre del hombre causante de mi resiente dolor, me aseguro de maldecirlo con todas las palabras ofensivas que podía recordar a pesar de mi semiinconsciencia, después de varios minutos de gritarle cual insulto conocía al atarbán causante de mi dolor, mi garganta ya no pudo más, y entonces solo se escuchaban mis quejidos, apagados por innumerables voces conocidas, y otras no tanto.
Pero mejor comenzar desde el principio, ¿por dónde mas si no?, esta es una de esas historias que empiezan por su final y dejan al lector en incertidumbre constante, puede que no sea la historia más feliz, tal vez tampoco la más triste, si tenemos suerte tampoco será la mas graciosa, tal vez sea la menos fantástica o la menos romántica, puede que el final les sorprenda... tal vez no, pero es mi historia.
El día en el que lo conocí no fue un hermoso día de primavera repleto de flores. Tampoco fue un melancólico día de otoño con lluvia y efectos de hojas flotantes. Ni siquiera un exótico día de verano con un calor repleto de pasión. Fue un día de invierno, pero no uno romántico, con nieve cayendo y un paisaje navideño. Fue uno de esos días normales, finalizaba el invierno y la primavera aun no quería despertarse, la nieve estaba mezclada con la tierra y en vez de nieve corría un aire húmedo y pesado, sin embargo era un día brillante para mí (a pesar de que solo se asomaban un par de tímidos rayos de sol por entre las nubes).
El colegio de magia y hechicería, Hogwarts, se alzaba orgulloso, repleto de alumnos que emocionados (y otros no tanto) esperaban la primera salida a Hogsmeade de ese año, James Potter con sus orgullosos 17 años, se había despertado temprano esa mañana, a pesar de sus intentos por volver a dormir, no lo logro, asi que a las seis de la mañana en punto entro con su típico paso seguro al gran comedor, en la mesa de Gryffindor solo pudo divisar a dos personas, alguna mocosa de segundo año y la inconfundible cabellera roja de Lily Evans. Se sentó al lado de la pelirroja que revisaba sus apuntes mientras tomaba su café.
Lily – James se sentó a su lado al tiempo que la chica le dirigía una mirada divertida.
¿has madrugado? Ese suceso está en mi lista de cosas que sucederán cuando llegue la Apocalipsis.
Pues seguro estamos en los últimos días – James y Lily se rieron con naturalidad, su amiga pelirroja dejo sus apuntes y se concentro mas en comer mientras miraba curiosa al azabache.
James intento ignorar la mirada de "yo-se-todo-lo-humanamente-posible" de Lily y se sirvió un tazón de cereales, una comida muggle realmente deliciosa, en ese momento hicieron su aparición matutina las lechuzas. La mañana siguió normal, mas tarde aparecieron Sirius, Remus y Peter, los tres sorprendidos por el inesperado madrugar de James y la mañana siguió normal: le hicieron una broma a los Slytherin, se rieron de su nueva hazaña y jugaron a "adivina de que sabor es tu grajea". Finalmente llego la hora de irse a Hogsmeade, Remus se disculpo con el alegando que iba a quedarse a estudiar ya que aun estaba perjudicado por la Luna llena pasada, Sirius decidió dormir mas y Peter dijo algo como "y-yo, tengo q-que i-irme" y salió corriendo, asi que finalmente un muy aburrido James Potter se monto en un carruaje rodeado de emocionados niños de tercero y disfruto de su viaje a Hogsmeade en soledad.
Mientras meditaba sobre la inmortalidad del cangrejo, James dirigió sus pasos a donde estos lo llevaran, sin ser muy consciente de su entorno termino metido en el bosque, sentado sobre una gran roca mirando como la nieve se derretía muy, pero muuy lentamente. Después de un tiempo indefinido y con un suspiro resignado, James decidió que lo mejor sería ir a comer algo, el sol indicaba que era pasado el mediodía, ¿cómo puedo haber desperdiciado medio día viendo como la nieve se derretía?, con paso cansado llego a las tres escobas, estuvo tentado a cambiar su rumbo e ir a la cabeza de puerco, pero no era divertido ir a un lugar tétrico si no estaba con el resto de los Merodeadores.
Un whisky de fuego, Rosmerta – dijo con coquetería a la jovencita frente a la barra.
James, cariño, no digas tonterías – y una muy sonriente Rosmerta le paso un vaso de cerveza de mantequilla.
Venga, ¿qué tal un Ron?
No
Sabes, hoy te ves especialmente bella, ¿te has cortado el pelo?
Sí, pero no caeré en tus trucos, tomate tu cerveza sin protestar – y sin más explicación desapareció detrás de una puerta, James no pudo evitar reír y tomarse de buena gana su cerveza.
Mientras se tomaba la cerveza se sintió específicamente solo, asi que le hecho una distraída mirada a todo el pub, seguía siendo tan rustico como lo recordaba de tercero. Su recorrido fue interrumpido al mirar a una de las puntas de la barra donde se veía una figura esbelta, dejo de respirar un instante mientras inspeccionaba mas al hombre, era joven, tal vez unos veinte años o un poco más, estaba vestido de manera elegante y parecía ser bastante alto, sostenía en su mano un whisky, James se deleito detallando esas manos, los dedos largos elegantes y el color de su piel tan blanca como el mármol, su recorrido bajo por las largas piernas para volver a subir hacia su pecho, no parecía muy musculoso, pero si lo suficiente, paso su vista a la corbata que colgaba en su cuello, verde, subió por la piel de el cuello y se centro en la quijada, bien formada, muy varonil, subió hacia sus labios delgados y se distrajo con la respingada nariz hasta que se topo con los ojos verdes (*), James casi se cae de la silla al sentir la penetrante mirada verde, se volteo a toda velocidad volviendo su vista a la barra y cogió con ambas manos la cerveza de mantequilla, no tuvo que mirarse en el reflejo del vidrio del vaso de su cerveza de mantequilla para saber que debería estar rojo ya que podía sentir el calor en su cara, ¡Joder! Solo a él le podían pasar ese tipo de cosas, ¡joder!, intento hacerse el indiferente y a pesar de verse tentado a voltear hacia el hermoso hombre, se contuvo y fijo su mirada en su cerveza mientras intentaba apagar el fuerte golpeteo de su corazón, ¡joder!
Después de lo que parecieron siglos, sintió a sus mejillas con su calor natural y volvió a tomar de su cerveza con más tranquilidad. Sin embargo la tranquilidad no duro mucho, siendo consciente de tener mirada periférica pudo notar que el hombre se acercaba a él, el sonrojo volvió a su cara y bajo con mas brusquedad de la necesaria el vaso, ¿y ahora qué?, posiblemente el hombre solo se ha cercaba a él para armar alguna escena tipo "¿qué miras?", o peor, tal vez venía a burlarse de él. Armándose de su valor Gryffindor volteo la cabeza hacia el hombre que a esas alturas ya estaba parado a su lado.
Hola – la voz era baja y varonil, sensual, si, sexy esa era la palabra, ese tío tenía una voz que calentaría hasta los polos, ¿cómo podía sonar tan bien una palabra tan normal?
Hola – al comparar voces, James se sintió fatal, su voz sonaba más aguda e incluso infantil, ¡joder! Y el tan orgulloso que había estado de su cambio de voz, sacando fuerzas de donde no las tenía James respiro profundo y decidió que era hora de actuar y sacar sus "encantos" a relucir – soy James, James Potter – y tras esas palabras armo la mejor de sus sonrisas made in James.
Tom, Tom Riddle – James sintió quitarse un peso de encima (peso que no sabía que tenía) al ver que el hombre, Tom, no lo había dejado con la palabra en la boca.
Un gusto – soltó ahora más relajado, y vio con éxtasis como el hombre se sentaba en la silla junto a él.
Una cerveza de mantequilla, por favor – Rosmerta asomo su cabeza y escondió no muy exitosamente su sorpresa y curiosidad al verlos juntos, sin embargo asintió.
No te había visto antes en el pueblo – dijo con fingida tranquilidad James - ¿eres de aquí?
No, solo vine aquí por cuestiones de trabajo, este es un pueblo que tiene muchas antiguas familias.
Sí, todos los ricos de familias distinguidas que no tienen hijos vienen a vivir aquí su vejez – dijo James mientras volvía a beber su cerveza, por lo que no se percato de la ahora curiosa mirada del hombre junto a él.
Si... ¿tú vives aquí?
No, yo... – James volteo su vista hacia Tom, se veía lo suficiente mayor para ya tener un trabajo... incluso una familia, casi se atraganta ante esa idea, ¿qué le iba a decir a un hombre de esa edad y clase? Lo más seguro es que apenas le nombrara que seguía en el colegio saldría corriendo – algo asi, estudio en Hogwarts – maldijo, por primera vez en su vida la sinceridad Gryffindor y la manera en que sus palabras salían sin pensar, esa era la maldición de los Potter.
Ya veo – James levanto la cabeza para mirar con satisfacción como Tom parecía haber tomado la noticia con tranquilidad, tal vez era más joven de lo que pensaba, o tal vez simplemente le daba igual, sin embargo James no pudo guardar la gran sonrisa al escuchar esas palabras – yo también estudie en Hogwarts – dijo con su voz tranquila y sensual Tom.
¿enserio? – James no pudo más que agrandar su sonrisa, feliz de ver que el otro parecía querer entablar una conversación con él.
Después de otro par de cervezas de mantequilla Tom Riddle, que como su mismo nombre lo indicaba era todo un misterio(*), lo invito caballerosamente a dar un paseo por las afueras de Hogsmeade, mientras daban su tercera vuelta alrededor del pequeño pueblo, ya habían hablado de una gran cantidad de cosas, revelando información que no debería ser revelada a una persona que se conoce apenas hace unas horas, pero a ninguno parecía importarle, tenían la sensación de conocerse de toda la vida, James incluso ya había revelado que sus padres habían muerto hace más de un año y Tom había hablado incluso un poco de su terrible estadía en el orfanato, era relajante hablar y hablar, eso era lo que sentían ambos, se sentían... cómodos.
Tras otra larga conversación ambos hombres se pararon frente a la valla de la casa de los gritos, James camino seguro y se apoyo en la baranda mirando la casa desde la distancia, Tom se quedo un poco atrás observando el "paisaje" frente a él, después de encontrar su comportamiento poco formal se acerco al más joven y se apoyo junto a él, cuidando que ambos se tocasen lo suficiente para el estar satisfecho y no asustar a su compañero.
La casa mas embrujada de Gran Bretaña – hablo Tom después de un cómodo silencio en el que ambos contemplaban la casa, la risa de James no solo hizo saltar su estomago como sucedía desde la primera vez que la oyó, sino que también le causo curiosidad, la mayoría de las personas no se reían de los embrujos.
No es verdad – Tom volteo su cabeza para quedar cara a cara con el azabache, permitiéndose perderse en esa sonrisa por unos segundos.
¿qué dices?
Bueno, es un secreto – James le giño un ojo travieso – pero si te puedo decir que es una casa hermosa.
Y sin mayores palabras James siguió su camino devuelta al pueblo. Mientras intentaba analizar esas palabras, Tom siguió al muchacho sin protestar.
El resto de la tarde paso de manera tranquila, el clima había mejorado en algún momento y el sol había dejado ver su cabellera, James y Tom comieron en las tres escobas bajo la curiosa mirada de Rosmerta mientras seguían hablando de todo y de nada a la vez, tras otra amena conversación (mucho más profunda) en una banca en las profundidades del bosque (Tom tenia cierto interés extraño en estar en lugares donde no llamase la atención), ambos ya se encontraban en la cabeza de puerco, sentados juntos en una mesa mientras tomaban todo tipo de alcohol sin fijarse mucho en los efectos a los que llevaría eso.
¿no tienes que ir ya a Hogwarts? – James le miro con una sonrisa burlona.
¡qué va! – James se tomo su tiempo para recuperarse lo suficiente de los efectos del alcohol para hablar – desde quinto no han podido controlar que lleguemos a las ocho, por lo que extendieron el permiso hasta las doce para los de quinto para arriba.
Claro
Tom Riddle no era una de esas personas que hiciera lo que la gente del común hacia, por lo que estaba bastante sorprendido de sentir semejante cantidad de alcohol en su sangre, incluso, para su desesperación, James parecía tener más resistencia al alcohol que él, esa idea se fue rápidamente de su cabeza al ver que el chico se iba inclinando peligrosamente hacia un lado de la silla, con un movimiento ágil Tom volvió a poner en su lugar a James quien solo le sonrió con inocencia.
Debo ir al baño – murmuro entre dientes James y se levanto de la silla meciéndose peligrosamente.
Te acompaño
No, estoy bien, enserio – dijo el chico de ojos cafés caminando a tumbos.
Si, ya lo sé – dijo con ironía el pelinegro siguiendo al otro a una distancia prudente.
Cuando ya se habían metido en el pasillo que dirigía al baño, paso lo inevitable, James se fue de lado hasta estrellarse contra la pared, con Tom Riddle pegado a él después de un fallido intento por no dejarlo caer, ambos encajando perfectamente como dos piezas de ajedrez, prácticamente pegados el uno del otro.
Y ahí estaba el, el grandioso Tom Marvolo Riddle, entonado (porque él no está borracho sino entonado) después de haber hablado todo el día con un chico que hasta ese momento conocía. E hay al gran señor oscuro que estaba abriéndose con fuerza un espacio entre las familias sangre pura, mirando con ternura esos ojos color chocolate. El grandioso hombre que se había ganado ya el respeto de gran cantidad de magos y brujas, mirando con hambre los carnosos labios de un Gryffindor de diecisiete años. E hay el mago que pensaba apoderarse del mundo, enrollando entre sus brazos el cuerpo del más pequeño y pegándolo con mayor fuerza a él, besándolo.
James se recupero con una rapidez impresionante de su aturdimiento al sentir esos suaves labios sobre los suyos y subió sus manos hasta enredarlas en el suave cabello negro del hombre frente a él, una sensación extraña se apodero de su cuerpo haciendo que sus piernas perdieran la mayor parte de su fuerza, si Tom no lo estuviera sosteniendo de la cintura como si su vida dependiera de ello, seguro James estaría tirado en el piso, el beso era pasional, lleno de energía, una batalla campal entre amabas lenguas, la una intentando dominar a la otra, James perdió la batalla en algún momento y ahora solo se dejaba hacer mientras se paraba en las puntas de los pies para mayor acceso a la boca del contrario. Tom en un impulso, estrello con fuerza al de cabellos revueltos contra la pared y oyó, con satisfacción como un gemido salía por los carnosos y suaves labios del más pequeño, y ese mismo gemido moría en su boca, pero todo lo bueno dura poco (o eso pensaron ellos al separarse después de un buen rato) ambas respiraciones agitadas, con las frentes juntas, mirándose a los ojos, verde contra café. Después de calmar lo suficiente su respiración, James formo una gran sonrisa en su angelical rostro, esa sonrisa que Tom nunca había visto en nadie, la sonrisa de James Potter, y como era de esperarse Tom actuó sobre la influencia de dicha sonrisa, y le devolvió la sonrisa al azabache, James no pudo más que agrandar aun mas su sonrisa, era la primera vez en todo el día que veía a Tom Riddle sonreír, y esa sonrisa era solo para él.
James – hablo con voz suave Tom sin separarse ni un poco del nombrado – sería bueno volver a vernos una vez mas... tal vez mas veces, seria... interesante, ¿no es asi? – James casi no cabe en sí, Tom Riddle le estaba pidiendo de manera casi directa volver a repetir ese día, casi parecía estarle proponiendo algo formal, a la manera Slytherin del oji verde, claro está.
¿y porque no? – fue la respuesta evasiva de James.
Y como si de magnetismo se tratase, ambas bocas se volvieron a unir en un beso, uno más lento y profundo que el anterior, cargado de emociones encontradas que ni siquiera habían dejado tiempo a ambos protagonistas para meditarlas, un beso de esos que solo se viven con cierta persona, un beso tal vez no extraordinario, mas si perfecto.
James Potter se bajo del carruaje, frente a la entrada principal de Hogwarts apenas faltando 30 segundos para la media noche, saludo a la profesora McGonagall con sus ya populares "que guapa que estas hoy, Minie" y sin contratiempos subió a su sala común, donde había un par de niñas de sexto cuchicheando entre ellas, y sin darle importancia subió hasta su habitación, la cual estaba en penumbras, tras un agradecimiento a todos los dioses que conocía James se puso la piyama, se cepillo los dientes y se metió a la cama cerrando las cortinas, tras poner la cabeza en la almohada cayo dormido con una sonrisa bobas en la cara.
(*) Riddle significa "Acertijo, Adivinanza".
(*) Se que el color de los ojos de Tom Riddle es negro, pero en mi Fic tendrá los ojos Verdes.