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Mundo corrompido por PalomaNegra

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Notas del fanfic:

  • Tìtulo: Mundo Corrompido
  • Autor: PalomaNegra
  • Pareja: Sai x Gaara
  • Género: Drama - Comedia - Angustia
  • Clasificación: Rated M (No recomendado para menores de 16 años)
  • Advertencias: AU (Universo alterno) 
  • Capítulos: 30

Aclaraciones: Este FF está ambientado en un universo alterno que toma como principal referencia el mundo ninja, en otras palabras, es el mundo ninja adaptado a un mundo como el nuestro. La historia se desarrolla en un pueblo sin mucha tecnología. (Pueblo chico, infierno grande) Será muy común las parejas heterosexuales tales como el MinaKushi, FugaMiko, ShikaTema y KankuTen. Sasuke y Naruto solo serán amigos, y Sakura y Temari serán tratadas con dignidad. 

Notas de la autora: Este fanfic iba a tener una trama cien por ciento drama-angustia, pero debido a que uno de mis "sellos" es la comedia, tuve que incluirlo. Las situaciones cómicas van desde simples diálogos a escenas cargadas de "fanservice". No sé ustedes, pero me causa gracia cuando alguien queda piluchito (desnudo) por algún descuido. Agradecería de todo corazón cualquier comentario que me dejaran. Responderé tarde o temprano. 

Disclaimer:  Los personajes de este fanfic pertenecen al manga "Naruto", propiedad de Masashi Kishimoto. 

 

Pasen a leer esta maravillosa historia  y comenten con confianza ಠ_ಠ 

 

Promesa pendiente: 21.07.2014:  Subido el penúltimo capítulo. Me lanzaré a un pozo si no lo termino antes de que termine el mes. 

Capítulo I: Libertad

 

Sai es un joven de aproximadamente 16 años. Es alto, su cabello es negro al igual que sus ojos. Su piel es pálida, tiene los labios pronunciados, y una mirada ambigua durante la mayor parte del tiempo. Le gusta vestirse con ropa negra o gris. Suele usar su uniforme de esos colores, tanto como la corbata como su chaqueta y pantalones. Su gran talento es dibujar. Es huérfano. En el pasado tuvo un hermano mayor que lamentablemente murió en un accidente.

En cuanto a su personalidad, se podría decir que es algo reservado con sus pensamientos, a veces sonríe en cualquier tipo de situación, cerrando sus ojos y mostrando un rostro algo tenso al marcar su sonrisa.

A simple vista pareciera como si no tuviera sentimientos, pero la verdad es que no ha podido experimentar mucho con ese tipo de cosas. Se aísla durante las clases y no tiene amigos. El director de su escuela, llamado Danzou, es muy estricto. Solo algunos pueden ser sus alumnos. Y de esos pocos, muchos son convertidos en personas sin almas que solo se dedican a perfeccionar su talento.

Por desgracia de Sai, él fue reclutado en ese lugar desde que era muy niño. Alrededor de 4 o cinco años. Desde ese día, que lo cambiaron de clase, se ha vuelto alguien totalmente anormal y no tiene contacto con otras personas que no sean los pocos profesores que hay o los mismos alumnos. Aun así su convivencia jamás ha sido agradable o acogedora en esa especie de “internado”, por lo que este joven ha tenido la mala suerte de vivir toda su vida en un lugar muy sombrío, fuera de la realidad y solo.



Fue un día que caminaba por los pasillos de su establecimiento cuando volteó inconscientemente hacia un lado. Realmente voltearse era raro en él, después de todo, siempre seguía con la rutina y lo normal era caminar con la espalda recta sin mirar hacia ningún lado. Pero quien hubiera imaginado que cambiar el más mínimo detalle de su rutina, podría afectarle tanto. Ya que, al hacer esto, logró divisar a un joven pelirrojo, de ojos verdes y tez blanca que se encontraba en el mismo piso del edificio de al lado. Llevaba un uniforme que consistía en una chaqueta color burdeo, corbata verde, pantalones grises y una camisa muy blanca. Claramente era un estudiante del colegio de al lado por el uniforme. Al menos eso pudo distinguir a esa distancia, pero los edificios estaban tan, relativamente, cerca que logró distinguir el hermoso color de sus ojos.

Para él fue una experiencia totalmente nueva, tenía unas ganas inmensas de seguir observándolo por su físico tan llamativo, y más aun por los escasos segundos en que había logrado conectar su mirada con aquel joven radiante. Pero dado a que ese joven pelirrojo no parecía interesado, se perdió, a los pocos segundos, entre tantos pasillos.


Sai estuvo prácticamente todo el día pensando en él. Era lo más maravilloso que había visto en su vida. Tan lleno de color, un aura tan vital, tan único, una presencia encantadora, así lo sentía él. 

Era tanto su fascinación por el chico de cabello rojo, que había empezado a hacer sus dibujos con colores muy llamativos inspirados en esa persona. Inmediatamente el director Danzou lo regañó cuando de improviso pasaba por esa aula. Él hacía las cosas a su manera y todo lo que decía se hacía, por lo que no iba a permitir que un jovencito inexperto cambiara de “estilo” sin pedirle permiso.



A pesar de las prohibiciones que tenía de su superior, en su alcoba, solía tener muchos cuadernos a su disposición. Cuadernos con decenas de hojas limpias que le servían para expresarse libremente en secreto. Ahora si podría darse el lujo de pintar lo que quisiera porque era su tiempo libre, y no dudó en comenzar a realizar un retrato del chico de cabello rojo.

Luego de buscar unos lápices de colores y acomodarse en una enorme cama de dos plazas, comenzó a dibujarlo. Había visto pocas cosas en su vida que realmente le había encantado. Mayoritariamente eran seres que se encontraban en la naturaleza o en los libros mitológicos. Y lo que dibujaba en esos momentos se trataba de la primera persona.



Una vez que terminó de hacer el boceto, comenzó a colorearlo. Buscó un verde esmeralda y con delicadeza le dio vida a los ojos que tanto apreciaba. Sin duda esa era la primera parte del rostro que quería pintar, luego fue poniéndolo color a la piel y sombreándolo un poco para que se vea real. Al final, le pintó el cabello. Un rojo pasión fue tiñendo el papel que alguna vez fue completamente blanco.



Al término de su pintura, la observó. Había quedado casi como una fotografía. Tocó, con las yemas de sus dedos, en el lugar donde estaban las mejillas. Había sonreído al hacer esto, pero luego sus ojos se le acumularon lágrimas. Todo era una fantasía. Más que esa pintura, lo más probable es que nunca llegaría a estar tan cerca de él. Ni si quiera como amigo, y eso es lo único a lo que aspiraba. Apretó sus labios y escondió el dibujo entre sus cuadernos. A esa hora no tendría clases, por lo que de dedicaría a practicar su arte o hacer alguna manualidad, ya que esto se le daba con facilidad.



Aquel día, mientras el azabache cocía y ajustaba sus botones de sus camisas, una conversación que lo involucraban a él, se realizaba en un salón del edificio de al frente donde suelen realizarse las clases. La charla tenía relación a los resultados de una serie de exámenes psicológicos donde el joven artista había tenido un resultado nefasto. 
Esto se explica por el hecho de que Sai al ser huérfano y haber sido criado por el director, su comportamiento no correspondía al de un joven normal, pues este lo aisló de sus pares y le privó de todo afecto.
En otras palabras, era un vil experimento de Danzou y lo más probable es que ese experimento se haría mucho más complejo con el paso de los años.



—No creo que sea conveniente que vaya a las clases de tu escuela. Sai es un muchacho demasiado talentoso y no debería mezclarse con la gente normal. Él debe estar con sus pares, además he notado que la soledad es un buen motivo para él y su arte.- decía un hombre que se le notaban el pasar de los años en su rostro. Siempre llevaba una túnica y usaba un bastón para caminar.



—Pero, Señor Danzou, nos hemos dado cuenta que Sai tiene un grave problema de integración, y su mente no está sana. Debería saber que esto le podría ocasionar grande problemas a futuros. Como esquizofrenia o psicosis. Hasta podría quitarse la vida.- decía un hombre joven de cabello rubio muy preocupado.



—Minato, tú no me vendrás a decir que está bien y que está mal. Debes respetar las decisiones de los mayores. Acuérdate que muchos de los ingresos dependen de ese chico y desde un principio acordamos que la escuela de elite yo la manejaría, por ende, yo manejo a mis estudiantes. Si llegas a entrometerte más, me veré obligada a cerrarla y todos esos niños y jóvenes no tendrán educación gratuita en tu escuela.



El rubio tan solo bajó la mirada. No sabía realmente qué hacer.



—Señor Danzou, comprendo la situación. Aun así, ¿no habrá alguna posibilidad de que Sai pueda ir a mi casa los fines de semana?- preguntó seriamente. —Al menos para que se distraiga un poco. Estar en este ambiente no hará que su arte se renueve…Si logra hacer un cambio radical, tendría más variedad en su colección de pinturas.- dijo Minato tratando de convencerlo con cualquier excusa con tal de ayudar a ese chico.



—Vaya, no lo había pensando de esa forma. Voy a reconsiderarlo. Te responderé la próxima semana. Ahora tengo una reunión y después tengo otras cosas que hacer.- comentó el viejo tomando su bastón para después retirarse.



—“He escuchado que las obras de arte son más valiosas cuando el artista ha muerto. Me pregunto si realmente será buena idea llevarlo con Minato y su familia.”- pensaba Danzou mientras caminaba por el vasto jardín del instituto.



El sector donde se ubicaba la escuela, era realmente privilegiado. Los alrededores de caracterizaban por tener grandes áreas verdes. Muchos árboles como cerezos, sauces, naranjos, entre otras especies adornaban los verdes prados del área. Varias flores decoraban los caminos hacia los distintos edificios que formaban la escuela de elite. Estos edificios eran antiguos, pero habían sido renovados para tener un aire más elegante y fino. Y una gran muralla delimitaba la escuela de elite con la escuela normal, solo que esa muralla no lograba tapar más allá del segundo piso, aun así era suficiente para evitar que alguien saltara la muralla para inspeccionar por curiosidad el otro lado.



—Quiero conocerlo.- murmuró de pronto el joven de cabello negro mirando hacia el cielo. Estaba recostado sobre el pasto. Tenía su cuadernillo a un lado, pero en esos momentos tan solo descansaba por lo que no estaba obligado a dibujar. —No deseo la libertad, solo quiero…saber de él.-volvió a murmurar. No había pasado un solo día desde que había visto a ese chico y ya quería verlo de nuevo. Esto no le solía pasar, eso de ver a una persona y recordarla con tanto fervor. Solo había ocurrido una vez, y como nunca antes había deseado tanto una cosa, se puso de pie apretando sus puños. —Tengo que verlo.- pensó en voz alta.



Con esa determinación, no dudó en poner un plan. Lo único que tuvo que hacer, fue dejar de pintar. Sospechaba que si hacía eso, lograría llamar la atención de su profesor, y este llamaría a Danzou. De esa forma, podría hablar con él seriamente y poner sus condiciones.



—Con que quieres un día libre, muchacho.- dijo el hombre de avanzada edad. Su voz ronca y rasposa era desagradable de escuchar. —Para qué lo quieres. No tienes a nadie, no tienes amigos, familia, ningún conocido. Es mejor que estés aquí. Además no puedo permitir que me chantajees de esa forma. Eso de que dejarás de pintar si no te dejo un día libre.- añadió mientras se ponía de pie y se acercaba al joven para observarlo de cerca. — ¡No estás aprendiendo nada!- gritó antes de darle una fuerte bofetada y lanzarlo al suelo. Sai cayó chocando con la punta de un mueble. Nunca se había golpeado tan fuerte, pero aun así, se puso de pie de inmediato. —Necesitas más disciplina. Y espero que aprendas a no andar chantajeando. Debes saber que tú nunca serás libre. A no ser que te cortes tus manos. Solo en ese momento no me servirás, pero mientras estés con tus manos, no te podrás ir de aquí. Tienes que ayudarme a tener en pie a este establecimiento. Prácticamente la única forma de financiarlo es por tu arte, con un cuadro tuyo ganamos millones. Acuérdate de eso…Muchos chicos pobres obtienen becas gracias a ti… ¿Acaso quieres dejarlos sin educación?- preguntó mirándolo con extrañes. —No trates de pensar solo en ti.



—Si profesor.- respondió Sai sintiéndose culpable. —Lamento todo lo que hice. Le prometo que no volveré a hacer nada en su contra ni en contra de la escuela.



—Así me gusta, muchacho. Debes aprender de tus errores, ahora vete de aquí para que vayas a curar esa herida, disculpa por golpearte tan fuerte, creo que me pasé esta vez…- dijo el hombre un poco arrepentido.

El joven tan solo sintió un fuerte dolor en su pecho que no hallaba cómo explicarlo. Eso era sin duda una mezcla de emociones. Tenía rabia por las palabras de su director, ya que él jamás le había dado problemas. Llegaba a cuestionarse por qué no se lo merecía si había tenido un correcto comportamiento durante toda su vida. Ahora ansiaba la libertad por primera vez. Y esto último solo lo deseaba porque quería ver nuevamente a ese joven de ojos verdes. Tal vez podría llamarse obsesión, una obsesión exagerada y sin sentido. Aun así nadie se molestaría en decírselo, ya que a nadie le importaba lo que pasara por la cabeza de ese joven insociable.


El azabache salió de la habitación con una expresión seria. Iba en dirección de la enfermería, pero tuvo que detenerse a medio camino para ir a su cuarto.



Al cerrar la puerta con llave se sentó en el suelo, al pie de la cama, y comenzó a llorar. Ya no aguantaba retener su tristeza. Era primera vez que sentía tanta impotencia. Tal vez lo había pedido de mala forma, pero aun así, su director ya había sido bien claro de que no tendría un día libre.



—Solo quería verlo. No pensaba nada más.- decía en voz baja mientras sollozaba en silencio.



Sai desconocía el nombre del chico pelirrojo, no sabía su edad, no tenía idea de cómo era su personalidad, su voz, su familia…A pesar de todo, para él, esa persona era importante. Y ya empezaba a ser una atracción mucho más fuerte que algo solamente físico.

 

 

Continuará...

Notas finales:

Espero que les haya gustado el primer capítulo. Agradeceré y contestaré cualquier comentario.

Saludos


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