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Painting Dreams por hana midori

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Notas del capitulo:

tantantantantan~ ya viene animalitos del bosque~ (?)

perdon xDD es que ando medio drogada (??) no bueno, la verdad es una sobre dosis de chocolate pero... no importa xDDD

ahora si cumpliendo con la fecha, les traigo el proximo cap de paiting dreams, jejejeje a mi en lo personal me gusto mucho la ultima parte xDDD ya veran por que.

quiero decir que, aunque parece que la historia no avanza, si lo esta. Tienen que pasar un par de situaciones antes de que pueda decirse que "ambos" aceptaron sus sentimientos, asi que por favor, paciencia ;)

sin mas preambulos el fic ^^

P.S lamento los errores y cosas parecidas, mi madre me vijila como aguila y no tengo mucho tiempo para editarlo >___<

Un sonido molesto llego a sus oídos, sacándolo de sus sueños. Frunció levemente el ceño, mientras se daba la vuelta. Sin abrir los ojos, busco a tientas el despertador, apagándolo rápidamente. Bostezo, antes de estirarse un poco. No tenía ganas de ir a la escuela, pero sabía que no había otra opción más que ir.

 

Se levanto lentamente, sentándose primero en la cama. Miro a su alrededor, aun estaba oscuro.

 

Como todas las mañanas, se baño, se puso su uniforme escolar y preparo su mochila. Era la misma rutina desde que entro a la secundaria, y no le llevaba mucho tiempo hacerla. A los 20 minutos ya estaba listo.

 

Se colgó en uno de sus hombros la mochila, y abrió la puerta, dispuesto a bajar a desayunar. Con paso ligero recorrió el pasillo, seguido de las escaleras. Cuando llego a la entrada de la cocina, se asomo un poco, viendo que ni su tía ni su padre habían bajado todavía.

 

Suspiro aliviado, pues no deseaba hablar con ninguno de los dos. ¿La razón? La noche anterior él y su padre se habían peleado, no con insultos, pero si había sido algo fuerte.

 

 

 

Flash back

 

Vincent abrió la puerta con fuerza, casi azotándola contra la pared. Espero para ver si Angelina estaba en casa, y para sorpresa de ambos, no estaba ahí. Ciel rápidamente quiso escabullirse, mas su padre logro verlo, y para frenarlo lo tomo del brazo.

 

--¿A dónde vas?

 

--a mi cuarto.

 

--no iras a ningún lado, tu y yo tenemos que hablar—el mayor se había contenido durante todo el camino a casa, pues no quería que por culpa de su enojo sufrieran algún accidente o algo parecido.

 

--no hay nada de qué hablar—respondió el menor, zafándose de un tirón.  El mayor quiso tomarlo de nuevo, pero solo logro sujetarlo de la mochila.

 

--dije que no irías a ningún lado—dijo serio. El ojiazul se la quito,  y la jalo, queriendo que la liberara.

 

--suéltala—un tono de orden salió a la luz, cosa que molesto muchísimo más a Vincent.

 

--no—sentencio, retándolo.

 

Ambos hombres tenían un fuerte carácter, y ninguno de los dos parecía querer ceder.

 

--escucha Ciel, tu eres mi hijo, y vives en esta casa, no puedes hacer lo que se te dé la gana.

 

--no hice nada malo…

 

--¡te fuiste del consultorio sin avisarme a quien sabe donde con ese hombre!—grito. Ciel lo miro, con algo de odio en los ojos.

 

--te dijo que me llevo a la farmacia.

 

--por favor Ciel, ¿me crees estúpido?

 

--¿es una pregunta retorica?—cuestiono, sonriendo con burla. El mayor se quedo sorprendió por la altanería de su hijo, por lo que aflojo el agarre. El menor aprovecho eso, y recupero su mochila, abrazándola contra su pecho.

 

--me largo a mi cuarto—le dijo, corriendo hacia las escaleras.

 

--¡Ciel!—escucho que le gritaba, pero lo ignoro--¡¡si no vuelves aquí te juro que si no vuelves aquí no iras mas a tus clases de pintura!!—se paró de golpe, justo a mitad de las escaleras. Lo miro por encima de su hombro, notando que su padre realmente estaba hablando enserio. Para su asombro, los ojos del niño se llenaron de odio, con una pizca de decepción.

 

--no me importa, no necesito ir para pintar—dicho eso termino de subir, y se encerró en su recamara.

 

Lo último que escucho antes de ponerse los audífonos fue a su papá llamándolo de nuevo.

 

 

 

Fin del flash back

 

Estaba enojado con él por amenazarlo con quitarle sus pinturas, y ese enojo fue lo que le hizo responder lo que respondió. Jamás pensó que su padre lo usaría como arma, y hasta cierto punto eso le dolió.

 

“ella nunca lo hubiera hecho”  pensó.

 

No deseaba estar ahí mucho tiempo, así que solo tomo una manzana y un paquete de galletas. Rápidamente los guardo en su mochila y se dirigió a la salida. Tomo sus llaves de la casa, y se fue.

 

Esa era de las pocas veces en las que realmente se alegraba por tener que caminar a su colegio.

 

Mientras caminaba, recordó la comida que había tenido con su psicólogo, y no solo eso, sino también el hecho de que le había mentido a quien lo contrato para salvarlo. Ninguno de sus antiguos doctores hubiera hecho eso, por lo que el atrevimiento de Sebastian lo confundía. Bajo la vista, y por su mente paso esa parte de la “cita” en la que el adulto lo tomo de las manos… se sonrojo, y sacudió violentamente la cabeza. Eso no estaba bien, nada, nada bien.

 

Ya no quería pensar en ello, ya no quería que esos sentimientos extraños se apoderaran de él cada vez que pensaba en el ojirojo. Así que para distraerse, observo fijamente las casas de sus vecinos, y los jardines de los mismos. Paso un pequeño rato, antes de que notara que ya empezaba a amanecer. Como él no vivía nada lejos de su escuela, a los cinco minutos ya estaba a punto de llegar a la entrada. Se sentía algo aliviado, al menos las clases lo alejarían momentáneamente de sus problemas…

 

--¡¡Ciel!!—reconoció la voz al instante. Se giro, encontrándose con Alois muy cerca de su persona.

 

--buenos días—saludo. Miro detrás del rubio, pero no vio a Claude--¿Dónde está…?

 

--me vine solo, él tenía que pasar por unas cosas y sería demasiado sospechoso si llegáramos al mismo tiempo—contesto su amigo, sonriendo.

 

--ah—fue lo único que dijo. Ambos entraron a la secundaria, sintiendo los ojos de sus compañeros sobre ellos.

 

--oye Ciel…

 

--¿Qué?

 

--¿sucedió algo?—el peliazul se sobresalto un poco, porque no esperaba que Alois lo notara tan rápido. Él era muy observador, cosa que en ese tipo de circunstancia odiaba. Recupero rápidamente la postura, intentando aparentar que no sucedió nada grave.

 

--ayer mi padre me prohibió ir a mis clases de artes--fue directo. Él más que nadie detestaba dar rodeos.

 

--¿Por qué?—pregunto el chico, deteniéndose.

 

--porque se enojo conmigo, me amenazo con eso y le dije que hiciera lo que se le diera la gana—uso un tono de voz despreocupado, restándole mucha importancia al asunto.

 

--Ciel…

 

--no importa, no necesito ir para seguir dibujando—de nueva cuenta retomo el camino a su aula, seguido de su compañero. Dejaron sus mochilas en sus bancos, y el más joven se sentó en él, mientras que el otro se quedo parado, recargado en la pared.

 

--¿puedo preguntarte algo?

 

--adelante.

 

--¿me dejas ir a tu casa hoy?—el ojiazul se le quedo viendo, con cara de “es broma ¿verdad?”

 

--¿no me escucharte?

 

--si,  lo sé—recargo los codos en la paleta del banco de Ciel, agachándose. —pero aun así quiero ir.

 

--no, Alois.

 

--vamos, por favor.

 

--no.

 

--¡por favor!

 

--ya te dije que no…

 

--¡por favor, seré buen chico!—rogo más alto, llamando la atención de sus demás compañeros de clase.

 

--yo…--si seguían así el rubio armaría un escándalo, y lo que menos necesitaba ahora eran más problemas. —está bien…

 

--¡si!

 

--pero solo un rato ¿oíste?

 

--okey.

 

En ese preciso momento sonó la campana, anunciando no solo el inicio de un nuevo día de trabajo, sino también la llegada del maestro.

 

--muchachos tomen asiento que las clases ya van a empezar—dijo Claude apenas y puso un pie dentro del salón.

 

****************************************************

 

--¿Cuánto falta para llegar?—pregunto ansioso Alois.

 

--ya casi, mi casa está dando vuelta a esta esquina.

 

--wooo que emoción, es la primera vez que iré a tu casa—obviamente para su amigo eso era importante, aunque para él daba igual si era la primera o la decima vez que iba.

 

--te advierto que no quiero que te sobrepases…

 

--tranquilo, no diré nada de Claude ni nada parecido—aseguro sonriendo. Ciel se tranquilizo un poco, pero sabía que tenía que estar vigilando muy de cerca al rubio.

 

--esa es mi casa—señalo una vivienda un poco más grande de lo normal. Con una enorme ventana al frente y un jardín lindo.

 

--es pequeña—menciono el mayor a modo de broma.

 

--no todos tienen un padre rico que compra mansiones.

 

--jajajajaja.

 

Saco sus llaves una vez que estuvieron frente a la puerta, y luego de abrirla, pregunto si había alguien.

 

--¿no hay nadie?

 

--parece que no…

 

--como sea, ¡vamos!—se apresuro a entrar, intentando jalar al peliazul dentro.

 

--¡tranquilo, Alois!—cerro la puerta detrás de él, y apenas tuvo tiempo para ponerle seguro.

 

--¡quiero ver tu cuarto!—dijo mientras tiraba su mochila al pie de la escalera.

 

--¡espera!—Ciel lo imito, pero antes de siquiera dejarlo reaccionar, el rubio lo tomo del brazo, haciéndolo subir a rastras por la escalera. 

 

No parecía que esa fuera la primera vez que Alois iba, pues dio con la habitación de su amigo a la primera.

 

--ohh, es algo sencillo…--prácticamente, el cuarto del peliazul consistía solo en su cama, el armario, su computadora encima del escritorio y algunos posters de sus bandas favoritas. Claro que estaban acomodados de manera que se aprovechaba completamente el espacio que había, pero aun así para los ojos del más grande estaba muy solo.

 

--¿pues que querías?, sabes que no me gusta la decoración excesiva.

 

--lo se pero creí que sería más alegre…--se acerco a la cama, acostándose en ella cuando estuvo a su alcance. Ciel busco la silla que siempre estaba en su recamara y se sentó ahí.

 

--¿y qué quieres hacer?—cuestiono el ojiazul después de un rato.

 

--mmm… no se…

 

--bueno, mientras piensas iré por algo de tomar…--se levanto--¿agua o refresco?

 

--¡refresco!

 

--ahora vuelvo. —salio del lugar, cerrando la puerta detrás de él. Alois, una vez que se quedo solo se paró de la cama, y fue a inspeccionar el cuarto. Observo el escritorio, encontrando lápices con diferente grosor en la punta, así como colores de diferentes tonalidades y cosas parecidas. Eso no le intereso, pues se los había visto a su compañero en la escuela, así que quiso ver que guardaba en el armario.

 

Justo cuando iba a echar un vistazo, un sonido lo hizo dar un brinco.

 

--¡demonios, estúpido teléfono!—exclamo enojado, ya que se había asustado. Se apresuro a contestar, levantando el aparato.

 

--¿bueno?

 

--hola, ¿se encuentra el joven Ciel?—era una voz gruesa, masculina. Sin quererlo, se acordó de Claude.

 

--¿Quién lo busca?

 

--su psicólogo Sebastian Michaelis—Alois sonrió.

 

“jejejeje, nunca pensé que podría poner el plan en marcha tan rápido” pensó.

 

--disculpe pero… ¿con quién tengo el gusto?

 

--soy Alois Trancy, amigo de Ciel.

 

--ah, bueno Alois, ¿se encuentra Ciel en casa?

 

--en estos momentos está ocupado…--de nueva cuenta se sentó en la cama, puesto que el teléfono era inalámbrico.--¿para qué lo necesita?

 

--lo que sucede es que quería hablar con él de lo que paso ayer… ¿sabes algo?

 

--la verdad no estoy muy enterado, solo sé que su padre lo saco de las clases de pintura…

 

--¡¿en serio?!

 

--si…--supo que esa era su oportunidad, ya que el tono de voz del hombre le dejaba ver que estaba muy sorprendido—él parece estar algo triste por eso…

 

Al estar hablando por teléfono, no pudo ver como Sebastian apretaba el puño.

 

--ese maldito…--susurro con odio, pero tan bajo que Alois no entendió.

 

--¿dijo algo?

 

--no, no, nada. Como sea, ¿puedes decirle que hable?

 

--¡claro! Se lo diré no se preocupe.

 

--gracias…

 

--oiga.

 

--¿si?

 

--¿puedo preguntarle algo?—su sonrisa se volvió maliciosa, ya estaba listo para hacer la jugada.

 

--adelante.

 

--¿no le gustaría ir mañana conmigo y con Ciel a la feria? Digo, estoy seguro de que a él le alegraría verlo porque siempre habla de usted. —no estaba mintiendo, no, simplemente alteraba un poquito la realidad para su beneficio.

 

--¿él…habla de mi?

 

--si, y no sabe cuánto… pero ¿Qué dice?

 

--pues… no sé si sea lo más correcto…

 

--no se preocupe, ira también mi hermano así que no será raro—rio suavemente. Honestamente era demasiado bueno en eso.

 

--bueno… está bien.

 

--okey, lo veremos en la entrada principal a las 3 de la tarde.

 

--muy bien…

 

La puerta de la habitación se abrió, y el niño entro con dos latas de Coca-Cola.

 

--perdón es que no había y tuve que ir a comprar… --vio a su amigo con el teléfono, y este lo volteo a ver, algo asustado.--¿con quién hablas?

 

--nos vemos mañana—dijo antes de colgar.

 

--¿Quién era?—insistió Ciel. El rubio sonrió de manera macabra, y el ojiazul sabia que eso no era buena señal.

 

--Ciel… ¿te gustaría ir con Claude y Sebastian a la feria?

 

El menor abrió desmesuradamente los ojos, dejando caer las latas al piso.

 

--¡¿QUE HICISTE ALOIS?!

Notas finales:

JAJAJAJAJAJAJAJA

como ya dije, en lo personal adore mucho eso de que alois aduviera haciendo sitas a espaldas de ciel xDDDDD jejejeje ¿que les parecio? dejen comentarios por favor!!!!

P.S Proxima Actualizacion: Un Juego Peligroso, como siempre o el Viernes o el Lunes ^^


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