-¡Por acá!-una voz se oía en la clara y estrellada noche-¡Vení rápido Julio!
-¡Shhhhh! ¿Acaso quieres que nos descubran Martin?-dijo otra en un susurro breve y nervioso-Julio, por favor avanza un poco más rápido ya casi llegamos-
-¡Pero, son todas estas hierbas y ramas-dijo irritado-no estoy acostumbrado a esto, no lo estoy!-
-¡Pero de que hablas!-dijo la segunda voz-¡En tu casa también hay selva!... Uf de cualquier forma…-
-Ya Miguel, vamos a ayudarle-camino hacia la silueta más atrasada-A ver si agarras ese machete que tienes y abrís un camino para que pasemos nosotros, después de todo tu eres el más acostumbrado a este ambiente ¿no?-
Miguel no pudo decir nada ante la sonrisa de superioridad del rubio que le acababa de hablar así que se adelanto y empezó a cortar la maleza, en realidad no le importaba mucho pero no dejaba de sentirse preocupado porque el rubio “ayudara” a Julio. Igual si el rioplatense se propasaba su hermano le avisaría a tiempo, o al menos eso esperaba. Poco a poco las plantas fueron dejando pequeños claros en la superficie más y más seguido, hasta que llegaron a una elegante mansión que, en efecto, estaba construida en medio de la nada, rodeada solo por el tapiz verde que habían atravesado.
Al llegar frente a ella, quienes decían llamarse Miguel y Julio se despojaron también de sus gabardinas y sombreros, dejando ver a dos hermosos morenos; uno de aspecto tierno y lindo, y el otro de aspecto tímido y soñador. Martin, el atractivo rubio de carácter algo arrogante, se había despojado de dichas prendas hace ya mucho, a pesar de las quejas de los otros de que estaba tirando el secretismo al tacho, él se excuso diciendo que no era su culpa no ser un bicho raro capaz de llevar tanta ropa a 36º Celsius. Ciertamente aquello no les había calmado para nada, pero cuando llegaron a la mansión aceptaron que era bastante difícil que alguien les hubiera seguido todo el camino Buenos Aires-Lima-La Paz-Georgetown-Belmopán-San Marino-Lyon- Ulán Bator-Lagos-Saigón -Canberra-Nukualofa-Rapa Nui-Sucre-Madre de Dios-Brasilia (esto último por el camino corto, desde luego) solo para ver que se iban a hacer un fin de semana largo ellos tres.
Tocaron juntos la puerta la puerta, detrás de la cual sabían que les esperaba su más ansiada fantasía, al menos en teoría, por la cual habían trabajado horas extra, tanto para reunir el dinero como para tener al fin tiempo libre en su atareada vida de naciones, pero ahora nada de eso importaba, todo lo malo se desvanecía mientras se abría la puerta de aquel ex palacio imperial lentamente, con un rechinido que a sus oído les pareció casi celestial y…Bueno en realidad el trío ese estaba exagerando, de lo cual se dio cuenta rápidamente su anfitrión cuando se encontró frente a tres honorables naciones con alrededor de dos siglos de vida independiente, y más del doble de existencia, con cara de niños que se enteran que irán de viaje a DisneyWorld. Por un momento le paso por la cabeza tomarles una foto para enseñársela a China en la próxima reunión del BRIC que tendrían para que la comercializara de la forma que tan bien sabia hacer, pero sabia cuanto se estaría jugando en eso, así que solo puso su mejor sonrisa y saco de su trance a los monigotes con cara de “amazed” en que se habían convertido Bolivia, Argentina y Perú.
Cuando estos tres se llegaron a sentar en sus respectivas sillas, aun algo alelados, Luciano les dio una sonrisa que podía hacerles recordar tanto a un cachorrito, a un viejo amor, a un político, o peor aún…a Rusia (demasiado tiempo juntos en el BRIC). Los hispanohablantes terminaron de despertar al fin con este último pensamiento, el argentino se decidió a hablar tras unos momentos de silencio.
-Luciano, che, mira venimos a hablarte por lo que coordinamos en febrero pasado, ya sabés…-
-¿Aquella vez que los encontré ebrios en el bar del cubano?-dijo recordando aquel día de san Valentín, el mismo dueño del local le había pedido por todos los santos y todos los orishas que los sacara, pues le espantaban a la clientela-Si no me acuerdo mal los habían rechazado a los tres la misma persona ¿No?-
Sus invitados solo se quedaron callados, aunque en realidad solo el gaucho se había confesado, pues el altiplánico solo había llegado a discutir con aquel país antes de siquiera ofrecerle sus sentimientos y el incaico se había quedado con las ganas de verlo y no se atrevió a saludarlo al menos; aquellas tres almas en desgracia se reunieron en el mismo sitio para atiborrarse de ron , mojitos y emparedados caribeños, terminando por cantar desafinadamente canciones que no parecían tener nada que ver con su situación.
-Flashback –
-¡Santa Bárbara bendita! ¡Bájese de la mesa, usted, Bolivia!-exclamo un irritado cubano acercándose a un rincón de aquel local donde se encontraban tres irreconocibles países-¿ves porque te he traído, Brasil?-
-Sí, puedo entenderte-dijo el amazónico mientras veía como Julio murmuraba con el rostro pegado a la mesa después de haberse bajado de esta, Martin bailaba una extraña versión de YMCA mezclada con Thriller y Miguel cantaba una… ¿canción de la Tigresa del Oriente?
-¡Eh chicos! ¿Qué tal si vienen a mi casa?... ya saben… a continuar la fiesta-dijo en un intento tal vez algo desesperado de sacarlos de la cantina.
Las respuestas que recibió en cambio, fueron bastante… bah, juzguen ustedes mismos:
Martin: Cambió su danza bizarra a un más extravagante incluso baile del tubo, al parecer dedicado al recién llegado.
Miguel:-Ese chico de ahí, me arrecha, me ha recha, me ha rechazado mi corazooon…-
Julio:-¡Mozo! Tráigame vodka, no mejor tráigame absenta, no mejor chispa de tren, no….-
Al pobre Luciano no le quedo de otra que cargar como a princesas a sus vecinos y subirlos a su pobre carro que nunca más volvió a ser el mismo.
-Fin Flashback-
-Ehh… si bueno, lo siento por tu auto-dijo Julio, avergonzado-te puedo recomendar un sitio donde le quitan todo el…-
-De cualquier forma Luciano-interrumpió el hermano del boliviano-queremos saber si tienes listo el amarre que te pedimos-
-No es ningún amarre, Miguel, es un afrodisiaco de efecto temporal-dijo pacientemente el país de la samba-Pero, primero deberíamos discutir mis honorarios-
-Ohhh, si claro –dijo Perú- creemos que el monto que nos dijiste aquella vez es un poco… -
-Exageradamente alto-acoto Argentina.
-Si bueno-continuo Miguel como si no hubiera habido alguna interrupción- habíamos pensado que tal vez nos pudieras hacer una rebajita-.
-Oh… una rebaja, tendría que pensarlo. Qué tal si mientras lo pienso les sirvo unas crepas-
-¡Desde luego!-
-¡Me encantaría!-
-¡Claro!-
Luciano les dejo solos un momento mientras iba a la cocina.
-Bueno, creo que si nos llega a hacer una rebaja, pagamos un tercio cada uno ¿No?-
-No puedo creer que no hayamos acordado esto antes…-
-Ya regrese-dijo el brasileño trayendo una bandeja con crepas de tapioca y refresco de maracuyá-Espero que les guste-
Mientras sus invitados comían, Brasil pensaba en la mejor forma de darles esa rebaja que habían pedido, cuando, apenas pasados dos o tres minutos, la bandeja estaba completamente vacía. Con una gota bajando por su cabeza, les dio su respuesta.
-Les hare un descuento si…-pausa mientras sus interlocutores le miraban fijamente-… me cuentan lo que tienen planeado hacer con Chile-(¡ta ta ta ta! esa sí que fue una revelación¬¬).
Los hispanohablantes se quedaron mirándolo azorados, viendo por si de la cabeza del amazónico no se le oía el tintineo del tornillo caído.
-…-
-…-
-¡jaja ja! ¡Luciano! Che, casi me la creo- dijo un rubio que calló al ver que su interlocutor solo seguía con el mismo gesto que hace ya 4 minutos y se volteo a ver a sus hermanos que solo lo miraban con rubor en sus mejillas.
-Entonces, ¿me pagaran el precio completo?, vaya, y yo que pensaba rebajarles a una tercera parte el precio original…-
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO!!!!!!!!!!!Es decir, si ahora te lo contaremos pero es un secreto entre los cuatro, ¿cierto?-
-Oh, desde luego, no saldrá de esta casa.-
-¡Bien! -dijo Perú mirando escandalizado al gaucho y al brasileño- en ese caso que empiece Martin-
-Pero- volvió a hablar el país más grande- recuerden que el afrodisiaco solo dura 45 minutos, deberán hacer solo una “guerra relámpago” y luego huir antes que Chile se recupere…-
-Sí, ya lo habíamos planeado hace poquito-tercio el boliviano.
-Bueno, entonces yo- el argentino se detuvo, eso de contar sus fantasías se le hacía algo exhibicionista, pero a la vez… le empezaba a gustar (y además estaba la rebaja^^)-tendré las piernas de Manu-volvió a hacer una pausa-esas piernas que tanto ha cuidado de mi, sus largas y atléticas piernas. Cuando este acostado en la cama, le sacare los pantalones y recorreré lentamente sus suaves piernas, degustando su olor a Carmenere y Merlot, tocaré lentamente sus muslos suaves, pero que dejan adivinar sus músculos, modelados por el agreste clima de la tierra mapuche. Lo sostendré mientras se retuerce y se intenta aferrar a las sabanas; y, mientras el interior de sus muslos haya sido ya recorrido y explorado por completo por mí, sentiré como sus piernas se relajan al llegar a tocar el cielo.-
Se detuvo a recuperar el aire y a bajar el color de sus mejillas, y le regalo una mirada matadora a Julio para que continuar, pues este se había quedado mirándole con cara embobada, al igual que los otros sudamericanos. Cuando este al fin salió de su trance, continúo.
-Yo…tendré su torso-dijo mientras rememoraba una imagen que contenía a Chile, Perú y él mismo, en una isla llena de aves gritonas, con palas, costales , y el pecho de sus vecinos desnudos…- recorreré el camino de su abdomen firme, pasare mis manos por su espalda ancha, mientras beso su ombligo, escuchando el latido acelerado de su corazón, cada vez mas errático, bebiendo como si fuera un naufrago el sudor que se escurría apenas por dicha cavidad, aquel sudor con aroma a mar y costa que alguna vez también tuve, subiría luego, delineando sus pectorales hasta llegar a sus mismos pezones, manipulándolos con deseos, y entonces los probaría alternadamente hasta que queden erectos, en ese momento sentiría como su corazón galopa cada vez mas enloquecido, lo abrazaría fuertemente, mientras el sonido se detiene por unos instantes, y luego retorna, complacido, a reposar junto al mío.-
-…-
-…-
-Miguel…-
-…-
-Miguel…-
-…-
-¡Miguel!-
-¿Ahh?-dijo como si lo acabaran de llamar-Ah sí, es mi turno ¿no?-
-¡¡¡¡¡Sí!!!!-
-Ya bueno-dijo al fin- yo tendría su cabeza…-
-Espera- interrumpió el brasileño-¿la cabeza? ¿Y dónde quedaron los brazos?-
-Emm…-dijo el gaucho-es que, dada la naturaleza de Manuel, decidimos que para asegurarnos… le inmovilizaríamos los brazos con cintas…-
-¿Bondage?-dijo el amazónico con una mirada que parecía insinuar que eran unos pervertidos.
-¡No!- dijo rápidamente el altiplánico- ¡Solo es por seguridad! ¡Solo por eso!-
-Emm… ok. ¿Qué tal si continuas, Migue?-
-…-
-Migue…-
-…-
-¡¡Migue!!-
-¡No me grites!- dijo acomodándose en el sillón (estaba medio volteado)-Ya sigo…-
-Miguel, sácala-
-Pero…-
-¡Sácala!-dijo el argentino.
-¡Pero solo es una culebrita!-
-¡Es una anaconda! ¡Por qué tenias que traer tus mascotas!-
-Pero recién tiene un metro-dijeron a la vez Bolivia, Brasil y Perú mirándole con ojos de cachorrito(los primeros se habían encariñado con la boa apenas la vieron)-
-Sí, es casi invisible¬¬ -el argentino se resigno al trió de locos que tenia al frente (en realidad eran 4 locos en esa casa)-se puede quedar, después de todo es la casa de Luciano, pero que no se me acerque, y ahora… ¡Empieza de una vez!-
-Ya, ya, ya empiezo-dijo el incaico- como decía, yo tendré la cabeza de Chile, su hermoso rostro de flaite y poeta tsundere, ese rostro que sin duda no tardare en besar, recorriendo con mis manos sus cabellos y aquel mechón especial, y con mis labios su rostro de facciones suaves, su frente amplia y luminosa, su nariz pequeña y perfecta y sus mejillas suaves y adictivas. Luego le mirare a sus ojos, que ya en ese momento estarán empañados por el placer, y rozare sus labios con los míos, tratando de grabar con fuego en mi memoria cada milímetro de esa cavidad en mi memoria. Cuando nos separemos, más por necesidad de aire que por nuestra propia voluntad, recorreré la line de su mentón, y subiere hasta sus orejas, soplando suavemente en ellas mientras mis oídos se deleitan con los gemido que ya no puede reprimir, bajare por su cuello, dejando un camino de besos cortos y húmedos, hasta que su voz pida por mí de nuevo, y lo besare de nuevo, dejando mi vida en ello, hasta que con un último jadeo ahogado, quede apenas consciente en mis brazos.-
-…-
-…-
-…-
Mientras reinaba en la habitación un silencio casi palpable, y los hispanohablantes estaban más ocupados en sus mismas reacciones que en algún otro evento, el brasileño saco lentamente una botellita de cristal, un papel y una pluma, ofreciéndoselas a sus invitados.
Estos se lanzaron a firmar el contrato, que estipulaba la cantidad de dinero que era traspasada a la cuenta de Luciano a cambio de la botellita.
Al terminar, los llevo amablemente hasta la salida, mientras ellos sostenían a la vez la pequeña redoma. Antes de que se internaran en la selva les pregunto algo que se le había quedado.
-¿Chicos?-
-¿Qué pasa?-preguntaron a la vez los tres.
-Se me olvido preguntarles algo, ¿quien se quedara… con las parte vitales?-
-…-
-…-
-…-
Brasil se volvió hacia su casa, y cerrando su puerta, solo escucho el rumor de una batalla.
-Y bien –dijo, dirigiéndose a la sombra que se aproximaba desde la cocina-¿Qué piensas?-
-No se – dijo el joven de cabellos castaños que se mostro al fin- Aun podrían…- el joven ladeó su cabeza en dirección a la puerta.
-¡Es mío! ¡Me pertenecen las piernas! ¡y también lo que está entre las piernas!-
-¡No! ¡No! ¡No! ¡técnicamente pertenecen al tronco!¡Me pertenecen!-
-¡¿Qué?!¡Soy el que menos ha recibido! ¡Déjenme que me las quede, pe!-
-¡¡¡CRACK!!!-(sonido de cristal roto)
-…-
-…-
-…-
-¡¡¡¡¡¡¡Nooooooooooooooooooo!!!!!!!-
-¿Decías, Chile?-dijo el amazónico mientras veía la cara que ponía el mapuche.
-Ahh… vale aquí te dejo lo que… acordamos dijo pasándole un fajo de billetes.
-Pero, Manu, aquí solo está la mitad-dijo tras contarlos.
-Sí, bueno, como les habíai hecho a ellos una rebaja, además no creo que lo necesitei todo ¿no?-
-Jajá, tienes razón, no lo necesito, pero, supongo que aun puedo vender algo del afrodisiaco que me quedo a cierto mexicano, ya sabes, para que aderece su Chile.-
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!-dijo dando un grito y poniéndose blanco-No-no-no creo que sea necesario. Ten aquí tienes lo demás. Adiós.-
El chileno salió como un cometa de la casa, dejando su billetera en la mano del brasileño.
-Vale, un placer hacer negocios contigo.-
