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The Dolphin's Cry por Mary-chan6277

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Notas del fanfic:

*pueden saltarse esta parte si quieren, no dice nada de utilidad! jajaj*

¡Mk, casi que nooooooo! sufrí escrbiendo esto, pensé que no lo lograría xd el reto más difícil para el que escrito EVER... Pero lo disfruté, lo confieso xd 

El título de la canción, como supondrán los que me hayan leído antes, es de una canción de un grupo noventero u ochenter (no recuerdo, lo siento! xd) de rock llamado LIVE. Es una canción muy bonita, no tiene mucho que ver, pero bueno, ¿no es lindo? el llanto de los delfines jajaja

 

Notas del capitulo:

La filia que me tocó a mi fue DACRIFILIA, que por definisón es *ajam*

Dacrifilia (también conocida como dacrilagnia) es la parafilia en la que uno se excita con las lágrimas o el llanto. Esta asociada sobre todo a varones.

El término cubre todas las formas de placer que provienen de las lagrimas de otras personas. Básicamente se trata de que una persona disfruta sexualmente viendo a otra persona con un estrés emocional.

Y pues sí xd

Espero disfruten (?) sin má preámbulos, el fic: 

 

Can you hear the dolphin's cryin'?
See the road rise up to meet us
It´s in the air we breathe tonight
Love will lead us


 


Cuando sus ojos llenos de lágrimas se encontraron con los del más alto, lo rodeo con sus brazos y sujetó sus hombros que no dejaban de temblar. Era un llanto descontrolado, injustificado, pero sobre todo, silencioso. Quizás eso era lo peor.


 —Yunho…— Jaejong escondió su rostro en el pecho del que había su compañero por varios meses, y se abandonó en su tristeza. El más alto no sabía la razón de las lágrimas, no quería saberla tampoco, porque entre los estrepitosos suspiros y la forma brusca en la que el otro buscaba aire para respirar, Ukow Yunho solo encontraba algo tremendamente erótico y provocador en la situación, un impulso puramente malvado devorando su corazón.


 Afuera, el silencio de la mitad de la noche era desconsolador; solo las farolas de algunos carros que pasaban frente a la ventana de la casa de campo en la que estaban recluidos iluminaban la estancia completamente a oscuras, perfilando las sombras de dos hombres jóvenes que compartían ilusiones, anhelos, y secretas pasiones.


 —No dejes de llorar—, se encontró diciendo en voz alta el más alto de repente, el del cabello castaño, apartándose del de cabellos azabaches y tomándolo por el mentón para plantarle un beso en los labios, desesperado, lujurioso, acunando entre sus manos las mejillas sonrosadas por el llanto, sintiendo un intenso placer al apreciar las lágrimas del pequeño escurrirse entre sus dedos.


 Había alcanzado su límite al mismo tiempo que la luna llena era cubierta por una espesa capa de nubes, robando la claridad a la Tierra. 


 Deslizó sus manos debajo de la ropa de Jaejong, sintiendo el ritmo desesperado de su respiración, los intentos de este por apartarlo, pero sin querer alejarlo demasiado. La piel del pelinegro estaba ardiendo, al igual que las lágrimas que caían en sus labios cuando se besaban, ardían en su lengua como gotas de azufre, como oro fundido.


 Yunho no podía resistirse. Era su instinto el que ahora controlaba la situación más allá de su raciocinio. Se encontró tumbando a Jaejong en el sofá de la sala, aprisionando su cuerpo contra el suyo, besándolo cada vez con más intensidad, recogiendo con su lengua cada lágrima que este derramaba, rogándole una y otra vez que no dejara de llorar. 


 Una locura.


 Bajó sus labios al cuello de Jaejong, sintiendo el pulso de este entre sus labios, deseando de repente que su corazón se acompasara con el suyo, ser parte de su dolor, pero aun así deseando que esos sollozos no pararan, no aun.


 Sus manos gélidas de repente se deslizaron por el pecho del más bajo, quitando luego ágilmente la camisa que este llevaba, delineando con su dedo índice cada línea de su perfilado torso, el contorno de su ombligo redondo y perfecto, la sensible piel de sus tetillas que con un simple roce reaccionaban al contacto, sacando de los labios de su dueño un gemido suave y pugnado de confusión. Un cuerpo que no sabía si dejarse perder en los placeres de la carne, o abandonarse al dolor de su alma.


 Su compañero le rogaba que, por favor, fuera ambos.


 Yunho se quitó su propia camiseta, y en seguida se reclino de nuevo sobre el otro, haciendo que sus pieles ardiendo entraran en contacto, llenando de besos el dulce rostro del ser al que más amaba en el mundo, al que no quería hacer daño jamás, su precioso y delicado tesoro que derramaba unas lágrimas que sabían ambrosía, el afrodisiaco más dulce que jamás hubiera probado.


 No dejes de llorar.


 Sus alientos se mezclaban mientras las manos de ambos, del joven que lloraba y el que bebía su llanto, tocaban la intimidad del contrario e intentaban olvidarse por un momento del mundo.


 A Yunho le encantaba escuchar esos gemidos tan suaves, tan llenos del dolor de un alma destrozada, tan vulnerable, tan suyo.


 Entre más caricias y besos terminaron por deshacerse del resto de la ropa que les quedaba, escuchando como afuera una lluvia suave empezaba a estar en sincronía con la manera en que sus cuerpos se unían, despacio al principio, aumentando el ritmo con cada suspiro y jadeo que se escuchaba en la estancia desierta.


 En ese momento solo eran ellos y el mundo del que habían escapado. Ellos en una obra enfermiza y extraña en la que el dolor del otro era el placer de su amado. Una obra que un escritor sin alma había escrito desde las grutas del infierno.


 —No pares de llorar—, le susurró Yunho al oído por enésima vez, mordiendo el lóbulo de oreja en busca de sensualidad, atrayéndolo más cerca, adentrándose en su cuerpo con mayor velocidad y fuerza. —Cierra los ojos, recuerda, sí, todas esas cosas… llora— y así lo hizo. Todo eran recuerdos y los besos en su cuello, el calor del cuerpo del raptor de sus lágrimas.


—Yunho…— sus gemidos hablaban por el llanto, por el placer. El más alto lo atrajo más cerca, no quería que hubiera distancia entre ellos, ninguna, lo quería así para siempre. Él, Jaejong, y las hermosas gotas que escapan como cristales de azúcar de sus ojos negros.


 Con el último trueno de la noche de lluvia, ambos llegaron al clímax.


 Jaejoong cayó desvanecido en sus brazos a los pocos segundos —se había quedado dormido mientras una última lágrima se escurrió por su mejilla; una última lágrima que Yunho atrapó ágil entre sus dedos que después se llevó a los labios, sonriendo, besando al pequeño en la frente antes de cargarlo y dejarlo sobre sábanas suaves en las que pudiera descansar.


 Afuera, la lluvia había cesado, dando paso al amanecer, a la luz púrpura y crepuscular en la que cada mañana se veía despertando con el azabache en sus brazos.


 Jaejoong era lo que más amaba en su vida, se había convertido en absolutamente todo lo que necesitaba. Era su ángel; podía imaginar perfectamente un par de alas emplumadas pegadas en su espalda, podía sentir la ira de dios cada vez que sus manos profanaban a su fiel servidor, corrompido, profundamente enamorado de un demonio de la peor casta. Él. Que odiaba ver su ángel sufrir, y que aun así, era adicto a las lágrimas que derramaba.


 —Te amo—, susurró al durmiente, acariciando su cabello con suavidad tal que no pusiera en riesgo su sagrado descanso, metiéndose a su lado en la cama, cerrando los ojos suspirando.


 Odiaba verlo sufrir, y aun así, esperaría de nuevo el día en que sus cuerpos se unieran en medio de sus lágrimas.


Can you hear the dolphin's cry?

Notas finales:

Ta-dah

¡YO SE QUE LA IDEA ERA ALGO BRUTAL Y YO TERMINÉ ESCRIBIENDO ALGO CURSI Y ROMÁNTICO Y...! no sirvo para masacrar a los personajes, espero que me enseñen a hacerlo en mi carrerra -__-U jajajaj la historia tiene un enfoque más bien psicológico, no se hahahah xd

Aunque no gane me encantó participar en el reto, really :3

A los que lean, ¡gracias por leeer! y si se me pasó algún error, puteenme y háganmelo saber con confianza! xd

¿Reviews? por fiiiiii! me encantarían jajaja 

 


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