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Dante & Daniel por minima

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Notas del fanfic:

Fics basado en Danny Phantom, ¿por que Dante?, porque fue lo primero que se me ocurrio y ademas su diminutivo es Dan... espero que se diviertan tanto como yo al escribirlo

Notas del capitulo:

Una más de mis ideas, espero que les agrade

Dante y Daniel.

 

 

 

-¡Dan, compórtate!, ¿Danny te encuentras bien?-

 

 

 

Una niña pelirroja ayudaba a un pequeño pelinegro a incorporarse del pasto mientras miraba con reproche a un peliblanco idéntico al de cabellos de noche.

 

 

 

-Sí, no pasó nada-dijo el azabache, limpiándose un poco de polvo y pasto de las mejillas, literalmente había terminado besando el suelo.

 

 

 

-No es mi culpa que sea tan torpe-

 

 

 

-¡Dan!- le reprendió la mayor de los niños enojada por el insulto.

 

 

 

-Es la verdad- dijo con simpleza, mientras que observaba a su gemelo bajar su rostro apenado por lo que había dicho su hermano.

 

 

 

Daniel era el menor, de cabellos negros y ojos azules, Dante el mayor, por gracia de la genética los cabellos que tal vez pudieron haber sido negros como los de su hermano, o pelirrojos como su hermana, habían sido blancos y sus ojos verdes, mucho más claros he intensos que los de su hermana o progenitora, los padres y demás familiares se preocuparon por la peculiaridad del mayor de los gemelos, más los doctores les tranquilizaron diciendo que todo estaba bien, era un niño fuerte y sano como su gemelo.

 

 

 

De rostros idénticos pero de personalidades muy opuestas, mientras que Dante era revoltoso, a veces un tremendo dolor de cabeza para niñeras, maestros y sus propios padres incluidos, Daniel era reservado y callado, de naturaleza algo tímida que hacia enternecer a cualquiera, incluso a su hermano, aunque jamás lo admitiera.

 

 

 

Los tres hermanos se encontraban en el parque jugando a la pelote, los chicos no aparentaban tener más de siete u ocho años, y la única fémina unos nueve o diez, ese día, como tantos otros, habían salido a jugar, no es que les desagradara, pero precisamente ese día no habían ido por voluntad propia, en realidad tenían pensado ese sábado quedarse en casa viendo caricaturas, pero para su desgracia, uno de los tantos experimentos de sus excéntricos padres había explotado y soltado un gas verdoso que había inundado la mayoría de la casa, no era necesario llamar a los bomberos, los cuales los niños conocían muy bien, debido a los continuos accidentes en casa, era un milagro que un trabajador social no apareciera en casa en cualquier momento por las negligencias de los descuidados padres, o eso era lo que solía decir Jazz cuando se enojaba por el comportamiento de sus progenitores, así que después de que ese incidente ocurriera, que el dichoso experimento explotara, los padres enviaron a sus hijos al parque mientras que ellos se encargaban de descontaminar la casa, solo para prevenir, no es que en realidad las sustancias fueran realmente perjudicadoras para un ser humano, según ellos, dándole unos cuantos dólares a la mayor, los hermanos tomaron una pelota y decidieron pasar el rato en el dichoso parque.

 

 

 

Ahora, regresando al presente, ¿Por qué la pelirroja estaba enojada regañando a su hermano?, ¿Por qué Danny estaba cubierto de tierra? Y ¿Dónde rayos había terminado la pelota que ni rastros había dejado?, simple, mientras estaban jugando a lanzarse la pelota el pelinegro se había distraído un insignificante segundo, suficiente para que su hermano le lanzara la pelota sin darse cuenta que estuviera distraído, le golpeara la cabeza y auch, terminara en el suelo, después de todo era una pelota de vóleibol que la hermana tenía desde que había decidido unirse al club de este deporte en su escuela, y la dichosa pelota salió rodando a quien sabe dónde.

 

 

 

-Calma Jazz, no fue para tanto, yo me distraje un poco- el menor de los Fenton le sonrió a su hermana mostrándole que no le había pasado nada malo, no le gustaba ver que regañaran a su hermano, y menos cuando no tenía la culpa, él fue el que se distrajo.

 

 

 

-Está bien, pero aun así Dan te debe una disculpa-

 

 

 

-Lo siento-

 

 

 

-No hay problema-

 

 

 

-Cambiemos esos ánimos ahora, así que para endulzar más el ambiente les comprare unos helados mientras ustedes buscan la pelota, quien sabe dónde quedo- se alejó de los hermanos dejándolos solos en busca del vendedor de helados.

 

 

 

-Y… ¿Dónde está esa pelota?- pregunto Dante empezando a mirar por todos lados.

 

 

 

-No tengo idea- alzó los hombros su hermano menor, el solo recibió el golpe, no puso atención en donde había caído la dichosa pelota-arma mortal.

 

 

 

Ambos hermanos empezaron a buscar la pelota, no es que tuvieran ganas de hacerlo, pero no querían tener un sermón de su hermana mayor sobre la responsabilidad y esa clase de cosas, era realmente fastidiosa cuando se tomaba su papel de hermana mayor responsable rayando con lo maternal, si sus padres eran a veces descuidados y distraídos, especialmente cuando se concentraban solamente en sus experimentos para cazar fantasmas, hasta el punto de olvidarse de hacer la cena o ir por ellos a la escuela, su hermana lo compensaba con su carácter maduro y responsable, siendo la niñera cuando no había ninguna, la que preparaba algo de comer, y la que se sabía de memoria los teléfonos de emergencia para llamar a los bomberos o la policía si era necesario, era una buena hermana y la querían mucho, pero siendo niños, a veces era chocante ver como su hermana, no tan mayor que ellos, se comportara como una aburrida adulta.

 

 

 

-Danny…-

 

 

 

-¿Si Dan?-

 

 

 

-En verdad perdón Danny-

 

 

 

-Ya te dije, no fue tu culpa, yo fui quien se distrajo, además, no dolió tanto- y el pequeño Danny volvió a sonreír esta vez a su hermano, quien se acercó a él y paso su mano donde la pelota lo había golpeado, sobándole un poco.

 

 

 

Danny se dejó hacer mientras que Dan sobaba un rato más la cabecita de su hermano, solo con él se mostraba así de tierno y cariñoso, solo a él le mostraba su parte gentil, cosa que le regocijaba de alegría al pequeño pelinegro, sintiéndose de esta forma más unido a su querido hermano.

 

 

 

-Bien, busquemos esa pelota, que si no ya sabes cómo se pondrá Jazz- revolvió los cabellos negros y le dedico una sonrisa a su hermano, este soltó una risa cantarina que fue música para los oídos del mayor.

 

 

 

-Sí, creo que ni mamá habla de esa forma-

 

 

 

-Ni la abuela habla de esa forma Danny-

 

 

 

Ambos rieron un rato por lo dicho, y ahora si se pusieron a buscar la pelota, por los arbustos, encima de los árboles, ya que según Dan había rebotado muy recio en la cabeza de Danny, incluso llegaron hasta la fuente del parque a ver si estaba ahí, incluso Dante hiso que Danny se parara en sus hombros para ver si en la parte alta de esta no se había quedado atorada la pelota.

 

 

 

15 minutos después regresaron al mismo lugar donde estaban jugando encontrándose con su hermana pelirroja con tres conos de helado entre las manos.

 

 

 

-¿Y la pelota?-

 

 

 

-La buscamos por aquí cerca pero no la encontramos-

 

 

 

-Estamos diciendo la verdad- secundo Danny por si su hermana no les creía.

 

 

 

-Está bien, luego la buscaremos, ya tomen sus helados porque ya están derritiéndose y me están empezando a manchar las manos-

 

 

 

Jazz uno de fresa, y para los gemelos un par de conos de chocolate, se sentaron en el pasto y comenzaron a disfrutar su helado.

 

 

 

-¿A que sabe el tuyo Danny?-

 

 

 

-A chocolate, igual que el tuyo-

 

 

 

-Déjame probar el tuyo y te doy del mío-

 

 

 

-Ok-

 

 

 

Danny extendió su helado y Dan hizo lo mismo con el suyo, así ambos probaron el helado de cada uno, un acto típico en aquellos dos compartiendo todo.

 

 

 

-Los niños de ahora son raros, o será cosa de gemelos- su hermana alzo los hombros y continuo comiendo su helado, así eran esos dos.

 

 

 

Mientras ambos hermanos disfrutaban de sus helados, Danny termino con una mancha de helado de chocolate en su mejilla, Dan al notarlo, sin previo aviso se inclinó un poco en la dirección de su hermano y lamio la mejilla de su hermano como si fuera algo de todos los días.

 

 

 

-Me encanta el helado de chocolate- el peliblanco se relamió los labios, esa pequeña probadita curiosamente le había sabido un poco mejor al resto del helado que había probado antes.

 

 

 

-Claro… a mí también- esa acción de su hermano lo había agarrado de sorpresa, hasta se había sonrojado un poco, pero rápidamente le quito importancia, dando por sentado que esto era algo normal entre ellos dos.

 

 

 

La mañana siguió, los pequeños terminaron sus helados y la hermana, como cabecilla de ese pequeño grupo, mando de nuevo a buscar su pelota, no se irían hasta encontrarla, además era la única cosa que los mantenía entretenidos de momento, los juegos del parque ya estaban ocupados, además de que los niños podían ser muy crueles; Dan al tener sus cabellos albinos llamaba mucho la atención, tanto de adultos y niños, y nunca faltaba el insensible o idiota que hacia un comentario insultante por la apariencia del mayor de los gemelos, por lo que sabiendo esto la mayor, trataba de evitar lugares donde había mucha gente como los juegos, pero este para su mala suerte era un día de esos en que se encontraban a ese tipo de gente.

 

 

 

Ambos hermanos habían agarrado otra dirección a la de su hermana para encontrar la dichosa pelota, pensando, que si fueran una pelota ¿Dónde estarían?, sabiendo los lugares en donde no estaría, siendo los lugares en donde ya la habían buscado, decidieron ir un poco más lejos, cerca de los juegos para niños del parque.

 

 

 

Danny busco de nuevo en unos arbustos mientras que su hermano se fue a refrescar a un bebedero al lado de los juegos, unos niños estaban jugando en esos momentos en ese lugar, y fue solo cuestión de tiempo para que se percataran de la presencia de tan singular niño, algunos lo miraban con curiosidad, otros ya se estaban reuniendo para cuchichear sobre el aspecto de esté, como unas niñas que lo veían entre divertidas y curiosas, una morena que se notaba de ascendencia latina a pesar de sus ojos claros y una afroamericana de ojos verdes, Dan le dio un vistazo a los demás niños sintiendo esa ya común sensación de que lo observaban mucho, y en efecto, la mayoría de los niños y algunos padres que servían de chaperón a sus hijos se le quedaban viendo, señalar y cuchichear entre ellos era el comportamiento típico entre la gente cuando lo veían, rodo los ojos, de tal palo tal astillo, decidió ir con su hermano antes de que uno de esos tontos niños se le ocurriera algo estúpido.

 

 

 

-¡Hey tú!- un niño rubio, un poco más alto que él, se separó de su grupo de amigos y le llamo, claro, no para saludarlo.

 

 

 

Decidió ignorarlo y seguir caminando, a pesar de ser aun joven, sabía que si le hacía caso a esa clase de chicos este solo le diría cosas hirientes, y al final reaccionaria mal, más experiencia propia que otra cosa, sus padres habían tenido que ir docenas de veces a su escuela por pleitos con otros niños.

 

 

 

-Te estoy hablando, no me ignores fenómeno-

 

 

 

Claro, a pesar de que debía evitar problemas, él era un niño de siete años, y uno muy temperamental.

 

 

 

-¿Cómo me llamaste cabeza hueca?- se voltio inmediatamente confrontándolo, ese rubio se había metido con el niño equivocado.

 

 

 

El rubio se amedrento un poco, no todos los días los niños que molestaba se atrevían a contestarle, pero no se dejaría intimidar por un niño con cabellos de viejito.

 

 

 

-Fenómeno, eso es lo que eres cabeza de anciano-

 

 

 

Los niños que escucharon lo dicho por el atrevido rubio rieron en son de burla, apoyando inconsciente o conscientemente la actitud de su compañero, lo cual lo hacía sentir muy confiado al creer que había dicho algo muy genial.

 

 

 

Dan no se caracterizaba por su buen carácter, por lo que le estaba costando horrores aguantarse las ganas de saltarle encima a ese tonto y arreglarle la cara y cabeza con unos buenos golpes, a pesar de ser pequeño, ya tenía mucha experiencia peleando con niños de su edad y con otros mucho más grandes, y ese niño se estaba buscando un buen golpe.

 

 

 

-Oigan, ¿ese no es el hijo de esos locos que se creen caza fantasmas?-

 

 

 

Otro niño se había acercado al rubio, este le pareció un poco más familiar aunque no estaba seguro, era un niño asiático de la misma altura que él rubio, genial, otro tonto que pedía a gritos un arreglo de cara.

 

 

 

-Jajajaja entonces el fenómeno es hijo de fenómenos-

 

 

 

-¡Ten cuidado con lo que dices cabeza hueca!-

 

 

 

-¿Y qué harás al respecto niño fenómeno?-

 

 

 

Se lo ganaron, se lo habían ganado, ya estaba a punto de saltarles encima, como detestaba a ese tipo de niños.

 

 

 

-Dan, ya encontré la pelota-

 

 

 

Legando en el momento justo que Dan ya había perdido su paciencia, ya teniendo su puño levantado, llego Danny con la pelota roja de su hermana entre sus manos, y un poco atrás de él otro niño afroamericano, un poco flacucho, con lentes y un videojuego en mano.

 

 

 

Lo primero que vio fue a su hermano, conociéndolo como él lo conocía no fue necesario una segunda mirada para saber que este estaba muy enojado, y cuando esto sucedía normalmente era a causa de que alguien lo había molestado, girando un poco la cabeza vio a los otros niños, si recordaba bien, a ellos los había visto un par de veces en ese mismo parque, los había visto molestar a otros niños, eran de ese tipo de niños peleoneros, de esos que normalmente molestaban a su hermano por el color de su cabello.

 

 

 

-Dan vámonos, ya debemos irnos-

 

 

 

Al escuchar la voz de su hermano, el peliblanco pareció tranquilizarse un poco, sabia a la perfección que a él no le gustaba verlo en problemas, y más de una vez, al meterse en ellos este también se metía solo para apoyarlo, pero este no era tan bueno como él en lo de pelear se trataba, terminando con más de un golpe en los pleitos en que trataba de apoyarlo, pero no se quejaba, jamás se quejaba, solo para no preocuparlo.

 

 

 

-Sí, Jazz debe de estar preocupada-

 

 

 

-Hey, ¿adónde crees que van gemelos fenómenos?-

 

 

 

-¿Acaso son cobardes?-

 

 

 

Danny tomo del brazo a su hermano, sabia a la perfección que Dan ya no aguantaba las ganas de golpear a esos dos buscapleitos, pero era mejor ignorarlos, no valía la pena perder la paciencia con ellos.

 

 

 

Dan se dejó guiar por su hermano, no queriendo preocuparlo más, era mejor ignorar a esos cabezas huecas, cuando ya estaban dándoles la espaldas, sintiéndose ignorados, siendo como un insulto para esa clase de niños, el rubio estiro su brazo y agarro de la camisa a uno de los gemelos provocando que se callera de sentón en el pasto, ahora Dan estaba más enojado que nunca, podía soportar que lo molestaran, le buscaran pleito, trataran de hacerle bromas pesadas, pero a él, solo a él, podía tener paciencia con ello, pero otra cosa muy diferente era que molestaran a su hermanito, si alguien tenía derecho a molestarlo era él como hermano mayor que era, ahora sí, esos dos se las pagarían.

 

 

 

Como una pequeña bestia el pequeño peliblanco salto contra esos dos tirándolos también al suelo, ahí empezaron a darse de todo, puñetazos, patadas, manotazos, a pesar de ser dos contra uno, el pequeño ojiverde daba muy buena pelea, los otros dos niños a pesar de ser más altos se las estaban viendo negras con ese peliblanco; Danny veía con mucha preocupación ese remolino de piernas, brazos y golpes, el otro pequeño atrás de él miraba con igual sorpresa todo aquello, uno preocupado por su hermano sin saber qué hacer, y el otro pensando que sería bueno tener una cámara en esos momentos.

 

 

 

El pleito de esos tres niños llamo tanto la atención que ya casi todos los niños en los juegos rodeaban aquel espectáculo, y así sucesivamente, eso llamo la atención de sus padres y tutores que dejaron de lado sus pláticas para saber la razón del por qué los niños se estaban amontonando en un solo lugar, cuando se acercaron observaron con algo de horror y asombro como tres niños daban semejante espectáculo.

 

 

 

Uno de los pocos padres que estaban en el parque decidió intervenir separando ese revoltijo de niños, decidió agarrar al más pequeño, pensando que sería el más fácil de agarrar, pero al cacharlo se dio cuenta que se movía como anguila tratando de librarse de este, tanto que no aguantarlo más y este logro liberarse de sus brazos, pensó que de nuevo saltaría hacia los otros dos diablillos pero para su sorpresa un cuarto niño de cabellos negros lo agarro de su brazo impidiendo que avanzara más y tranquilizándolo a la vez.

 

 

 

-Dashiel Baxter ¡explícame esto!-

 

 

 

-Tía, es culpa de ese niño raro…-

 

 

 

Una mujer joven, rubia, muy parecida al rubio que llamaba la atención, miro con reproche al niño de cabellos blancos que había señalado su sobrino, ¿Qué era esto?, ¿Qué clase de padres dejarían a sus hijos pintarse el cabello de ese color?, seguramente unos muy irresponsables, tanto así que tenían esa clase de hijo tan rebelde y agresivo.

 

 

 

-Qué horror, que niño con tan malos modales-

 

 

 

-Sus padres deberían ser más estrictos con él, este comportamiento es un claro reflejo de la manera en como lo educaron sus padres-

 

 

 

Estos y otros más comentarios empezaron a decir los adultos, como siempre reprochando desde el principio sin haber escuchado toda la versión de lo sucedido; Dan y Danny se quedaron callados, no que no tuvieran ganas de gritarles y protestar por todo lo que estaban diciendo, pero ya con su experiencia estos no escucharían, parecía que los adultos solo les gustaba criticar antes que escuchar.

 

 

 

Querían irse, pero ya los adultos los tenían rodeados, junto a la otra bola de niños chismosos.

 

 

 

-¿Quiénes son tus padres pequeño?, quiero hablar con ellos, esto no se puede quedar así-

 

 

 

La rubia tía del pequeño Dash estaba furica, su pequeño sobrino, único y consentido, estaba lleno de polvo y golpeado, por un pequeño vándalo, ella ni se había preocupado en preguntar que más había pasado, si su pequeño rubio decía que era culpa de ese niño, tenía que ser verdad, así que debía tener su merecido y exigirle a sus padres que fueran disciplinados con su hijo era lo mínimo que debía hacer.

 

 

 

Danny agarro la mano de su hermano, apretándola un poco transmitiéndole apoyo, sabia lo irritante que podía ser para él esta clase de cosas, por eso quería transmitirle al menos que no se encontraba solo, jamás estaba solo.

 

 

 

-Y bien niño, ¿me responderás o solo eres lo suficientemente valiente para meterte con mi pobre sobrino?-

 

 

 

Aquello ya le parecía absurdo al pequeño Dan, ¿qué es que los adultos al crecer se volvían más estúpidos o qué?, “pobre sobrino”, ese rubio no tenía nada de “pobre”, si hasta estaba viendo como gozaba de esa situación, claro, no podía con el solo ni con su amigo, y dejaba que esa señora se enfrentara a él, y como cualquier niño, aunque ganas lo le faltaban para responderle a esa señora, sus padres y Jazz si lo habían educado bien, por lo que mínimo se aguantaría las ganas de gritarle a esa señora todas las cosas que un niño de su edad no debía decir, por eso se mantenía callado, aguantando toda la rabieta de la rubia mujer.

 

 

 

Ningún niño se atrevía a meterse, a pesar de que más de uno sabía que había pasado en realidad, pero los niños no hablan, los problemas de los niños son de los niños, y de los adultos de los adultos, son como dos universos existentes en un mismo plano, dos mundos que dicen coexistir, pero en realidad no es así, los adultos siempre piensan tener la razón, ignoran nimiedades que piensan que son las preocupaciones de los más jóvenes que no son considerados adultos o mayores, en cambio los niños si sienten curiosidad y tratan de comprender las cosas con sus mentes infantiles, si un adulto es atento y trata de explicar correctamente las cosas ellos pueden comprender, y hay algunos que hasta saben manipular el ego de los mayores, comportándose como ellos quieren que sean solo para agradar, no porque crean que es correcto, o mostrándose indefensos, como ese pequeño diablillo de Dash.

 

 

 

Cuando un adulto decidía interceder en un asunto de niños era mejor apartarse, muchas veces, más que solucionar correctamente las cosas las empeoraban, y otros adultos apoyaban ese comportamiento, como estaba ocurriendo ahora, los demás adultos opinaban que esa mujer, al ser la tutora o encargada del infante tenía todo el derecho de agredir al “agresor”, el mundo de los niños y el de los adultos son muy distintos, pero los niños están conscientes que los mayores, por el simple hecho de serlo, y ser sus progenitores tenían poder sobre ellos, por eso era mejor callar y evitar problemas, no porque no debían opinar sobre asuntos que no supieran todo lo ocurrido como esa señora.

 

 

 

-Dan… Danny… ¿Qué pasa aquí?-

 

 

 

Aunque siempre hay algunas excepciones…

 

 

 

Jazz había aparecido, abriéndose paso entre las personas y niños, se encontró con esta escena, ligeramente familiar a muchas otras en su pasado, y siendo una joven de mente tan despierta y madura, inteligente en verdad, no tardó mucho en dar con las conclusiones acertadas.

 

 

 

-Tu niña, ¿eres hermana de este pequeño… buscapleitos?- por un momento la rubia parecía que iba a decir otra cosa pero se aguantó.

 

 

 

-Sí, así es, ¿ocurrió algo?-

 

 

 

-Tu hermano ataco a mi sobrino, ¿Qué clase de modales les enseñan sus padres?-

 

 

 

-Unos muy buenos déjeme decirle señora, sí, mi hermano a veces puede ser de carácter difícil y otras veces agresivo, pero NUNCA atacaría a otro niño SIN RAZÓN alguna- remarco esa frase, mostrando una autoridad que una niña de su edad no pareciera tener evitando la protesta que la mujer quería sacar de su boca –por lo que supongo que ese niño… esos niños- dijo al fijarse que aparte del pequeño rubio parecido a la señora había otro igual de desalineado que este –debieron de provocar a mi hermano de alguna manera, por lo que no están exentos de culpa-

 

 

 

Los adultos parecieron quedarse mudos por un momento, incluso los niños veían con rareza a la pelirroja pero también había algunos que la veían con admiración, pocas veces, por no ser caricaturas o películas, veían a un niño poner en su lugar a alguien mayor.

 

 

 

La mujer se sintió más furica así como avergonzada, los demás padres y tutores parecieron reflexionar por lo dicho por la niña, nunca se atrevieron a preguntar cuál era la razón del pequeño pleito entre infantes, y esta al regañar al otro niño sin antes averiguar todo, se estaba ganando varias miradas de reproche de sus demás congéneres, incluso de sus amigas con las que había ido al parque.

 

 

 

-Le aseguro que mi hermanito recibirá su respectiva reprimenda, así como espero que los otros dos niños que no están exentos también lo sean, ahora como es debido creo que sería bueno que ellos se pidieran disculpas- la pelirroja locuaz miro a su hermanito, esa mirada era exigente y sin permiso a replicas, Dan pareció aguantarse un gruñido o soplido, apretó un poco más la mano de su hermano y se dirigió a esos dos brutos.

 

 

 

-Lo siento-

 

 

 

Los otros dos, al igual que el peliblanco, se sintieron obligados por la presión del momento, que con la aparición de la niña que hablaba raro, según ellos, se había vuelto en algo contraproducente para ellos, tan bien que se la estaban pasando viendo como estaban regañando al “fenómeno”, ahora, si ellos no se disculpaban, se vería mal, y sus respectivos tutores les exigían que respondieran correctamente con esas miradas que les dedicaban, ellos no aguantando tan bien sus resoplidos respondieron a coro.

 

 

 

-Perdón-

 

 

 

-Bien, dando estos buenos ejemplos de perdón, será mejor que mis hermanos y yo ya regresemos con nuestros padres-

 

 

 

Rápida y ágil, tomo a sus hermanitos de sus hombros y se marchó sin permitir que les llegaran quejas o preguntas tontas, ya lo bastante lejos miro de nuevo con reproche a su hermano y suspiro, ella no siempre podría estar ahí para ayudarlo a salir de una situación como esta.

 

 

 

-¿Se burlaron de nuevo de tu apariencia?-

 

 

 

-Si…-

 

 

 

-¿Y porque no tuviste paciencia como te aconseje?-

 

 

 

-Si la tuve, hasta los ignore para irme, pero esos tontos tumbaron a Danny…-

 

 

 

Suspiro, si se trataba de Danny su gemelo siempre trataba de protegerlo, lo cual no era tan malo sino fuera que muchas veces reaccionaba de forma tan agresiva.

 

 

 

-Comprendo, comprendo, pero debes saber que no debes reaccionar siempre con golpes… luego hablare con nuestros papás, tal vez ya hasta hayan terminado con la limpieza, será mejor regresar para ver-

 

 

 

Los más jóvenes asintieron, al menos el mal rato ya había pasado, a veces tener una hermana que hablara como un adulto era ventajoso.

 

 

 

-Disculpen, creo que se les olvida algo-

 

 

 

Una pequeña y joven voz los hizo voltearse, era el pequeño que momentos antes acompañaba a Danny, entre sus manos estaba la pelota roja,

 

 

 

-Gracias Tucker… Jazz, Dan, él es Tucker, él encontró la pelota, además va en la misma escuela-

 

 

 

-Muchas gracias, casi nos olvidamos de ella- Jazz le sonrió al pequeño de lentes y tomo su pelota, por un momento se había olvidado de ella por completo.

 

 

 

-No hay de que, prácticamente me cayó del cielo, estaba yo sentado en el pasto cuando apareció botando enfrente de mí, debieron patearla muy fuerte-

 

 

 

-Algo así…-

 

 

 

-¿En qué salón vas?, no recuerdo haberte visto antes- pregunto el peliblanco mirándolo con cierta desconfianza, casi siempre se llevaba mal con todos los demás niños excepto su hermano, por eso casi no congeniaba mucho con los demás niños de su escuela y no se tomaba la molestia de recordar quienes eran, a menos que fuera uno de esos tontos que se ganaban una buena golpiza a pulso.

 

 

 

-En realidad vamos en el mismo salón, pero nunca habíamos hablado antes-

 

 

 

-Ya veo…-

 

 

 

A Jazz al ver que su hermano peliblanco había intercambiado más de tres palabras sin pelear con aquel chico se le ocurrió una idea, el pequeño no parecía ser malo o peleonero, todo lo contrario, además de que al parecer le había caído bien a Danny, que ya era un buen comienzo, en su opinión, para que se llevara con Dan; no es que fuera una experta, pero creía para que sus hermanitos fueran más felices, debían conocer más y más gente, crear nuevas y buenas amistades, estaba bien que se llevaran bien, pero el mundo no solo estaba formado por ellos dos aunque a veces pareciera que ellos creían que era así, debían saber que había buena gente en este mundo y no solo esa clase de personas que normalmente buscaban pleito con el peliblanco y molestaban a los gemelos.

 

 

 

-Hey Tucker, ¿no quieres jugar un rato con nosotros?- pregunto rápido la pelirroja, esperando que con esta iniciativa ocurriera algo bueno.

 

 

 

-Bueno… yo no soy muy bueno en los deportes, soy más de videojuegos- mostro su pequeño juguete, el cual no lo había abandonado en todo momento.

 

 

 

-¡Wou!, ese es el nuevo juego de Pokemon, apenas salió un par de días-

 

 

 

-Apenas salió pero cuando salimos ya estaba agotado-

 

 

 

Ambos hermanos veían con asombro el dichoso juego, como todo niño les gustaban ese tipo de cosas, así empezó una larga discusión de cuál era la mejor creatura  de ese juego, o cual era la mejor táctica para ganar o los códigos trampa y esa clase de cosas, Jazz miro alegre la escena, ese había sido un día provechoso después de todo, los gemelos por fin estaban ampliando la cantidad de personas con las que se sentían a gusto, claro, Danny era el quien más hablaba de los gemelos, mientras que Dan, aunque también fascinado por el dichoso juego, no hablaba tanto como su hermano con el nuevo muchacho, al menos no se había cerrado por completo como hacía casi siempre, eso era bueno.

 

 

 

La tarde llego y el momento de regresar a sus casas se hiso presente, era momento de regresar para comer, ya no les quedaba dinero para helados.

 

 

 

Los gemelos y la pelirroja se despidieron de su nuevo amigo, ya en su hogar vieron que del experimento solo quedaron un par de manchas verdes en el techo, al parecer el gas se había condensado ahí y humedecido la pintura, sus padres saludaron a sus retoños, a pesar de todo el desastre su madre de alguna u otra forma se las ingenió para tener comida preparada para cuando ellos regresaran, comieron relajadamente mientras que su padre contaba uno que otra de sus teorías sobre fantasmas y de cierto proyecto que se trataba de una puerta o portal, no pusieron mucha atención, para ellos era cosa normal que hablaran de esas cosas raras.

 

 

 

Después de toda una mañana y parte de la tarde de juegos los niños fueron mandados a que se aciaran, con Jazz no había problema, ella por propia iniciativa tomo sus cosas para el baño y pidió el primer turno para usarlo, mientras tanto, padre y madre tenían que armar toda una estrategia para atrapar a esos gemelos suyos para que se metieran al baño, una cosa era tener a un niño tratando de convencerlo de bañarse, lo cual era toda una asaña, y dos, era prácticamente un lucha sin cuartel.

 

 

 

Al final, de una u otra manera lo lograban, pero terminaban agotados y sudados, tanto que después ellos también tendrían que tomar un baño.

 

 

 

Jazz salió justo a tiempo del baño, ya con un camisón, a pesar de ser un poco temprano, pero considerando que ya no saldría de nuevo era mejor estar cómoda en la casa, al cruzar la puerta del baño inmediatamente entraron sus padres, cada uno con un gemelo en sus brazos, alzó los hombros, eso era algo típico, se fue a su habitación, no quería terminar mojada cuando ya estaba seca y aseada por fin.

 

 

 

Entre algunos chapoteos y refunfuños ambos padres lograron bañar a sus hijos, ellos ya se podían bañar solos, pero no estaba mal cerciorarse de vez en cuando que si estaban bañando y no esperando a que sus dedos simularan ser pasas para luego salirse.

 

 

 

Como ellos terminaron todos mojados al bañar a sus hijos y también conservaban algunas manchas de la forzosa limpieza  de la casa por el dichoso experimento, decidieron despachar a sus hijos a sus cuartos y pasar un tiempo de caridad mientras ambos se bañaban.

 

 

 

Ya en su cuarto los gemelos empezaron a ponerse en sus respectivas camas, Danny había notado que su hermano estaba algo callado, un poco más de lo usual desde que regresaron del parque, esperaba que no fuera por el pleito de esos niños en ese lugar.

 

 

 

-Dan…-

 

 

 

-Mmm…-

 

 

 

-¿Te sientes mal?-

 

 

 

-No…-

 

 

 

-¿Siques enojado porque te molestaron?-

 

 

 

-No… un poco… es que…- parecía dudar, cosa un poco rara en él ya que era el más directo de los dos, eso preocupo un poco más al más joven que frunció su ceño mirando a su gemelo -¿te callo bien el cuatro ojos?-

 

 

 

-Tucker, su nombre es Tucker Dan-

 

 

 

-Como se llame… ¿te callo bien?-

 

 

 

-Sí, parece divertido y agradable-

 

 

 

El peliblanco frunció el ceño y apretó los labios, claro signo que estaba molesto por algo, Dan no estaba molesto por el rubio y el asiático, ese enojo ya había pasado, no valía la pena acordarse de ellos, este enojo era un poco confuso para él, pero muy irritante para su joven mente, y todo por ese otro niño que había aparecido esa tarde.

 

 

 

-¿A ti no te agrado?- más que una pregunta parecía una afirmación del otro gemelo, quien no entendía porque Dan no le había agradado el chico si pareciera que se la llevaron bien en la tarde.

 

 

 

-Más o menos… es que ¿te agrada más que yo?-

 

 

 

El de ojos azules lo miro sorprendido, aquello que molestaba al de ojos verdes era eso, se sintió entre aliviado y confundido, su hermano tenia celos.

 

 

 

-Claro que no, tú siempre me agradaras más-

 

 

 

Infantiles palabras, simples palabras, pero que hicieron inmensamente feliz a Dan, y aquel atisbo de miedo y de duda que se formó, aunque leve sombra en su corazón, de que ese niño podría caerle mejor a su hermano que él se esfumo, tal vez no tenía palabras para explicarlo ahora, pero Dan sentía que Danny era muy necesario para él, Danny siempre estaba, estuvo y estaría para él, así lo sentía, lo deseaba, lo necesitaba, los otros niños eran tontos, casi siempre lo miraban mal, pero Danny nunca lo hacía, se sentía a gusto con él, seguro y agradable, así era siempre cuando estaban juntos, por eso no veía muy necesario socializar con otros niños, por eso estaba un poco inseguro o hasta quizás con un poco de miedo, cosa que jamás de los jamases admitiría, por el simple hecho de compartir la atención de su gemelo, sentía que tal vez se interesaría mas en otros niños, niños “normales”, y no unos raro como lo era él.

 

 

 

Danny se levantó de su cama y se sentó junto a su hermano y agarro su mano, sabia, sentía, que su hermano necesitaba aquello para sentirse bien, era tan común entre ellos ya saber esa clase de cosas que no les era extraño, tal vez era ese dichoso lazo de gemelos que solían mencionar algunos adultos cuando los veían, lo que hacía saber cuándo el otro no estaba bien del todo.

 

 

 

Ambas manitas se entrelazaron y los pequeños se quedaron un rato en silencio, agradable y familiar, en uno de esos momentos que solos ellos compartían en donde no existía nada más.

 

 

 

-Tal vez otro día juguemos con Ducker…-

 

 

 

-Tucker… si, estaría bien-

 

 

 

Que Dan aceptara un poco la cercanía de Tucker le pareció genial, eso quería decir que ya no estaba tan celoso.

 

 

 

Ambos niños ya con un poco de sueño decidieron dormir, Danny no se fue a su cama, simplemente levantaron la cobija de la de Dan y se metieron ellos dos, cabían perfectamente por lo que era común entre ellos dormir juntos en una o en otra cama, durmieron muy a gusto esa noche, juntitos y calientitos, mientras aun seguían con las manos entrelazadas.

Notas finales:

Sencillito, si les gusto que bien, si dejan un comentario tambien :D, tratare de actualizar esta y otras creaciones pronto


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