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Bloodstained Doll por carina_mew12

[Reviews - 164]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

^^ una vez recuperados mis ánimos, les re-subo este fic...

que lo disfruten!!! -de nuevo-

ESTE FANFIC SÓLO LO PUEDEN ENCONTRAR EN AMOR YAOI Y SÓLO POR ESTA CUENTA, si lo leen en otra página o por parte de otro usuario LOS ESTÁN ENGAÑANDO, denuncien, por favor...

Notas del capitulo:

TT-TT discúlpenme!!! por lo que más quieran, discúlpenme!!! -se arrodilla en el piso, con las manos entrelazadas en señal de súplica- no saben como me arrepiento de borrar este fic, y con él, todos sus preciados reviews, pero en una volada de ira acabé con muchos de mis trabajos en Amor Yaoi, y ahora estoy que me doy de topes contra la pared por mi monumental estupidez... siempre me ha gustado leer y re-leer sus comentarios para inspiración de capitulos futuros, y ahora se puede decir que no tengo nada... TT-TT realmente lo siento...

como recompensa, volví a subirles el fic, que espero que vuelvan a leer...

nos leemos abajo...

1. Under The Bridge

El sonido del despertador le indicó que ya era hora de levantarse y empezar el día, pero, con la idea de los “5 minutos más”, arrojó el despertador a la pared más cercana y volvió a entrar a las sábanas, cubriéndose lo mejor posible. Para él fue como un abrir y cerrar de ojos, sin embargo, al revisar la hora en su móvil, se dio cuenta que sólo le quedaban 20 minutos para llegar al colegio. Se levantó de golpe, maldiciendo mientras se cepillaba los dientes y se duchaba al mismo tiempo; se puso la ropa interior,  los pantalones, la camisa y la chaqueta, éstos dos últimos sin abrochar, y bajó a la cocina, en donde abrió el refrigerador en busca de su desayuno… un cartón de leche. Abrió el envase y fue hasta la sala, donde estaba su mochila, salió de la casa y corrió hacia el Instituto mientras bebía a sorbos la leche y se terminaba de vestir.

Esquivó autos, bicicletas y todo lo que se le puso enfrente, tenía que llegar a tiempo o lo expulsarían de esa escuela también, incluso había la posibilidad de que sus padre le privara de sus estudios. Apresuró el paso, recorriendo las extensas calles de la ciudad hasta que, al virar hacia su derecha, se encontró frente un templo… estaba perdido. Miró confundido hacia todos lados, ¿en dónde estaba? Se sonrojó ligeramente ante la vergonzosa idea de pedir indicaciones, hasta que…

- ¡oi, Zoro!- escuchó a alguien llamarle. Miró hacia atrás, encontrándose con dos pelinegros montados sobre una bici, pasando junto a él a toda velocidad- ¡llegarás tarde!- gritó el que iba atrás

- ¡espera, Luffy!- sin pensarlo dos veces, tiró el envase vacío de leche en el depósito más cercano y siguió a los dos chicos, corriendo tan rápido como podía; unos minutos más tarde, vio al fin el Edificio escolar erguirse frente a él.

La campana comenzó a sonar, indicando que, dentro de poco, las clases darían inicio. Entró rápidamente al edificio, subió las escaleras y comenzó a buscar su aula… al encontrar el salón con la insignia 2-D, sonrió e ingresó en ella, respirando aliviado, lo había logrado. Sus compañeros de clase ya estaban ahí, por lo que el lugar estaba inundado de voces, gritos y risas. Caminó entre los pupitres hasta la última banca de la última fila, donde solía sentarse, y dejó su mochila sobre ella, mirando unos instantes a través de la ventana; fue hasta ese momento que vio el buen tiempo que hacía.

- ¡Zoro!- uno de los pelinegros de la bici se le colgó al cuello, sonriendo ampliamente- ¡llegaste, shishishi!

- ¿te perdiste otra vez, verdad?- habló una chica pelirroja sentada en la banca de enfrente- si quieres, puedo pasar por ti todas las mañanas… por 50000 berries

- tsk, no necesito nada de ti, usurera- se quitó al pelinegro de encima y se acomodó en su pupitre

- Zoro, ¿no vienes esta noche a dormir a mi casa?- sugirió Luffy, acostándose sobre su banca- ¡acampemos en mi patio!

- esas son cosas de críos- dijo el peliverde, cruzándose de brazos y recargándose en su silla

- ¡será muy divertido! Ace y yo dormimos al aire libre todo el tiempo… encendemos una fogata, asamos filetes y…

- ¿filetes?- interrumpió la pelirroja- ¿no deberían ser bombones o al menos salchichas?

- shishishi, esas cosas no me llenan- respondió el moreno- como decía, asamos jugosos filetes y contamos historias de terror antes de dormir…

- ¿de terror?- interrumpió la chica nuevamente, temblando. Estaba claro que el tema le asustaba, pero su curiosidad podía más

- ¡sí! ¡Ace sabe muchas leyendas!- explicó Luffy, gesticulando con los brazos- justo la otra noche me contó sobre Hanako de los lavabos*, era una chica que…

- ¡¡kkkyyaa!!!- gritó la pelirroja, tapándose lo oídos- ¡no digas eso Luffy! ¡No podré ir sola a los sanitarios otra vez!

- pero Nami, es una historia muy buena…

- dije que no quiero saber

- Zoro quiere saberla

- no me interesa- terció el mencionado

- entonces…- el moreno meditó un momento- ¿qué tal la historia del demonio del puente?

- ¿eh?- Nami lo miró, dejando que la curiosidad la dominara- no conozco esa

- ¿en verdad? Es una muy buena historia. Le diré a Ace que te la cuente a la hora del almuerzo…

 - buenos días, clase- la voz del profesor se escuchó, a lo que los alumnos respondieron con la misma frase y tomaron asiento.

********************************

Las clases pasaron relativamente rápido, y pronto llegó a la hora del almuerzo. Zoro solía reunirse con Nami, Luffy y Ace a la hora del almuerzo, pues Ace era un año mayor que ellos.

- ne, Ace, ¿puedes contarle a Nami la historia que me contaste anoche?- dijo emocionado el pelinegro- ¡la del demonio bajo el puente!

- oh, esa- el pecoso sonrió, bebió un sorbo de su lata de soda y se aclaró la garganta-  es una vieja historia de la cual se conoce muy poco. Se dice que debajo de un puente habita un demonio que se alimenta de la sangre de los humanos; cada cierto tiempo, por las noches, atrae a las personas que pasen sobre su puente, fingiendo ser alguien que necesita ayuda… si le ignoras, te muestra su verdadera forma y te mata en ese mismo instante, pero si le ayudas…

- son estupideces- cortó el peliverde al mayor- si las personas que le ayudan no viven para contarlo, ¿cómo pueden saber qué sucede?

- vamos Zoro, estas historias son sólo para diversión- dijo Ace- cosas como esas son claramente una mentira, pero son parte de toda cultura

- ¡pero Ace! ¡Dijiste que las historias que me contabas eran reales!- se quejó Luffy haciendo pucheros

- yo nunca dije eso… pero bueno, aunque sean leyenda, siempre hay un grado de verdad en cada relato- a su hermano menor le brillaron los ojos. Zoro simplemente chasqueó la lengua y siguió comiendo mientras veía hacia el vasto cielo; ignorando lo que sus amigos decían…

******************************

Pasaron un par de clases más antes de que entrara el último profesor del día, el cual, para desgracia de Zoro, impartía la asignatura que más odiaba… matemáticas. Tantos números, símbolos y letras (N/A en eso de las ecuaciones) lo confundían sólo con verlo, le dolía la cabeza y lo ponía de mal humor. Sabía que debía mejorar sus notas, pero, sólo por ese día, y al ser la última, se saltó la clase. Tomó sus cosas antes de que el profesor llegara y fue a la azotea para esconderse en lo que llegaba la hora de salida.

Zoro dejó su mochila en el piso y se recargó en la pared, cruzando los brazos tras su cabeza. Algunas nubes se habían atrevido a manchar el azul puro del cielo, cruzándolo lentamente… bostezó, tanta tranquilidad era demasiado aburrida, así que sólo fue cuestión de minutos antes de quedarse dormido.

El tiempo pasó sin que se diera cuenta, el cielo fue plagado de nubes grisáceas, quitándole su esplendoroso color característico. Unos truenos se escucharon a lo lejos, y poco después, cayó la primera gota de lluvia; después de esas vinieron muchas más, cayendo sobre el rostro del peliverde, quien despertó de un salto al sentir el agua fría sobre su piel. Se echó su mochila al hombro y bajó de la azotea; las clases habían terminado y muy pocos quedaban en la institución. Al no llevar paraguas, pensó en ir a casa bajo la lluvia, pero las gotas se hacían más gruesas y abundantes, impidiéndole avanzar.

Se atajó el temporal bajo el toldo de una tienda y esperó hasta que la pequeña tormenta menguara. Unas horas después, con las ropas humedecidas y constantes estornudos, Zoro abandonó su refugio y caminó a casa; las gotas seguían cayendo pero ahora no eran más una ligera llovizna. Debido a la hora y el mal tiempo, las calles estaban desiertas… Zoro iba abstraído en sus pensamientos hasta que escuchó algo extraño, el llanto de un bebé a lo lejos. Al principio, pensó que lo más probable era que una mujer y su hijo caminaban, como él, bajo la lluvia con destino a casa, mas al ir avanzando, el llanto se intensificó y el peliverde no veía a nadie. Detuvo sus pasos y colocó sus manos alrededor de sus orejas, tratando de encontrar el origen del llanto… esperó unos segundos hasta que lo encontró.

- ¿el puente?- murmuró para sí, subiendo a la dichosa estructura- viene de abajo- bajó de un salto y caminó al lado del canal; el agua corría rápidamente y había subido un poco de nivel debido a la lluvia. Buscó rápidamente con la mirada, junto al cauce del agua, justo debajo del puente, había una caja de cartón.

El peliverde caminó hacia dicha caja, comprobando que el sonido venía justo de su interior. Tragó saliva antes de abrir la caja de golpe… el llanto cesó, y dentro de la caja no encontró un bebé como esperaba, sino un muñeco de trapo… tenía hebras de estambre amarillo como cabello, el cual le cubría la mitad del rostro, por lo que sólo alcanzaba a ver uno de sus ojos azules de botón; tenía una sonrisa cocida con el mismo hilo negro de la que estaban hechas sus cejas en forma de espiral. El muñeco no tenía ropa puesta y se veía viejo y en mal estado… Zoro pensó en darse la vuelta e irse, pero había algo en aquel muñeco que le incitaba al menos a tocarlo.

Estiró su mano, sacando el muñeco de trapo de la caja… lo miró de todos los ángulos posibles, buscando el por qué un muñeco lloraba; no había botones, cierres o algo que le indicara un dispositivo que produjera el sonido, lo único que encontró fue un par de alas negras pintadas en su espalda. Se revolvió sus verdes cabellos, confundido, y subió nuevamente con el muñeco en una de sus manos, retomando su camino a casa.

Nada más al llegar a casa, buscó una toalla con la que secó al muñeco lo mejor que pudo, lo envolvió en una manta blanca y lo acostó en el sofá; ni siquiera sabía el por qué hacía eso, era un muñeco después de todo, pero había algo en él que le hacía tratarlo como un ser viviente. Harto de sus propias tonterías, Zoro se quitó la ropa y se metió a la ducha, dejando que el agua le calentara su cuerpo. Un rato más tarde, salió del baño sólo con la ropa interior puesta y fue a buscar algo de comer… al pasar por la sala, no pudo evitar mirar hacia donde el muñeco estaba.

Sus ojos permanecieron clavados en el muñeco envuelto cuando, de pronto, el bulto blanco comenzó a sacudirse violentamente, cayendo del sofá y rodando por el suelo. El manto comenzó a teñirse de rojo mientras lo que sea que estuviera dentro de él crecía a cada instante… la sábana terminó hecha girones cuando, de ella, salieron un par de hermosas alas negras empapadas de un espeso líquido carmesí; algunas plumas se dispersaron por el aire mientras las alas se batían con fuerza hasta unirse para formar una esfera en el suelo.

- ¿qué diablos…?- Zoro no hacía más que ver incrédulo lo que pasaba, sin poder moverse un solo ápice. Una de las alas separó sus plumas lo suficiente como para dejar ver un ojo color zafiro a través de éstas; aquella extraña mirada permaneció fija en el peliverde hasta que el ala se cerró nuevamente.

Unos instantes después, las alas se abrieron lentamente, dejándole ver al dueño de éstas; sentado en el piso, un joven desnudo de rubios cabellos y piel blanca como la más pura nieve, le sonería. Sin que el cuerpo tuviera heridas externas, la sangre comenzó a brotar de él a raudales, dejando apenas visible su antes inmaculada piel. Un enorme charco de sangre comenzó a formarse debajo del chico, la cual comenzó a deslizarse cual serpientes en el suelo. Zoro no creía lo que veía, ese chico era la viva imagen del muñeco que había recogido, pero eso era imposible, ¡era imposible!… el color azulino de su único ojo visible se tornó rojo y se posó sobre él

- aún con esta apariencia- comenzó a hablar el ensangrentado rubio- ¿piensas ayudarme?

Continued…

 

Notas finales:

u___u bueno, supongo que la mayoría que anda por aquí ya leyó el capitulo, aun así, espero que lo hayan disfrutado, igualmente a quien no lo haya leido antes, ojalá lo disfrutaran...

ahora... no tengo cara para pedirles que me escriban review, así que lo dejo a su criterio si quieren hacerlo... pero si quieren decir algo, lo que sea -incluso si quieren desquitarse conmigo- lo aceptaré...

bueno, como el siguiente capi ya está escrito, no creo que tarde en actualizar

nos leemos pronto

 


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