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Rojo Fantasía por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

No voy a decir mucho, solo espero que disfruten esta hstoria n_n

 

 

 

 

-Hijo... -Ecuché decir a mi madre con un tono muy suave.- Hoy llega tu hermano. Por favor, dale una cálida bienvenida.

-¿Por qué no se la das tú? -Le respondí con un tono de fastidio. Necesitaba ocultar mi nerviosismo.- Yo tengo cosas que hacer.

-Porque yo -miró el reloj que llevaba elegantemente en la muñeca- ya tengo que irme. O llegaré tarde al trabajo. Tienes que recibirlo como se debe, y no quiero peros. ¿Me entiendes? -Besó mi frente y luego de coger su maletín, salió a toda prisa de la casa.-

Genial. ¿Qué demonios haría ahora? Yo no odiaba a mi hermano. Al contrario, todos estabamos muy felices de tenerlo de vuelta. Y con todos, me refiero al baka de mi hermano gemelo, Angello. A mi madre y... A mí. No voy a negar que estoy muy enojado con él. Por irse, por no decirme nada, por no mandarme ni un mísero e-mail para decirme que al menos estaba bien.

¿En qué pensaba ese maldito mocoso?

Lo sé, fue mi culpa. Pero no del todo... ¿Qué opción me quedaba? Él sólo me atacó y luego huyó como todo un cobarde.

Sí, eso era: Un cobarde.

 

 

 Sussana se había ido a trabajar muy temprano. Su esposo, Angello, había fallecido 5 años atrás, por lo que ella se ocupaba de mantener a sus 3 hijos. Los gemelos rebeldes, Angello e Itszván y el menor de todos: Arien. Quién en ese entonces contaba con 14 años de edad. A diferencia de Angello e Itszván, Arien nunca causaba problemas. Era educado, tranquilo, iba con excelentes notas en el instituto. En pocas palabras, un hijo modelo.

Por otro lado, Itzsván y Angello eran otra historia. Siempre se iban de fiesta y llegaban pasadas las 5am. Pero el peor de ellos, era Itszván. Quién a sus 20 años, era el menor de los gemelos por 3 minutos de diferencia. Se alcoholizaba, fumaba quién sabe que cosas y su rebelde actitud, a veces le causaba grandes problemas a Sussana. Sin embargo, esta mujer trabajaba arduamente para mantener a sus hijos, así que sin duda, ese día no sería diferente.

Salió temprano, dejando el desayuno en la mesa. Arien estaba despierto desde hace ya mucho rato, tenía la mente perdida en algo, por lo que no escuchó a su hermano, Angello, bajar las escaleras.

-Buenos días Ari -El mayor parecía contento, y lo demostró con un gran abrazo-

-B-buenos días Angello. -Sonrió cerrando los ojos y ladeando un poco la cabeza.- Mamá dejó el desayuno en la mesa. ¿Comemos?

-Claro que sí. -Pasó su mano, revolviendo las rubias cabelleras.-

-Arien suspiró- ¿Por qué no puedes ser tú, Angello? -Se preguntó más para él, y sin embargo, el mayor pudo escucharle pero prefirió guardar silencio.-

Cada uno sirvió su respectivo desayuno, y comenzaron a comer sin decir nada más.

-¿Sabes? -Comentó Angello después de un rato en silencio.- Deberías hablar con él. -Se levantó dándole la espalda al rubio.- Si sigues así, no sé que será de ti hermanito.

Se acercó a él, revolviendo sus cabellos de nuevo, para darle un beso en la frente y marcharse a la universidad.

Arien suspiró de nuevo. Sabía de lo que su hermano hablaba. A pesar de tener 14 años, no era ningún lento.

"-Hoy es el día." -Pensó- 

-Buenos días Ari. -Saludó el menor de los gemelos entrando a la cocina.- ¿Y mamá?

-Trabajando. Y Angello ya se fue a la universidad. ¿Tienes hambre? Mamá dejó huevos, tocino, hotcakes... Tú decide yo... Me voy. ¡Adiós!

Y sin dar tiempo a ninguna reacción, subió corriendo a su habitación dejando a un Itszván muy confundido.
¿Qué más daba? Su hermanito siempre fue así: Raro. A diferencia de la relación que llevaba con Angello, Arien siempre le trataba de una manera diferente. Se podría decir que hasta tímida y él no tenía ni la más pálida idea del porqué. Pero lo averiguaría sin importar como.


Pasadas las horas, Itszván iba saliendo de lo que sería un relajante baño de burbujas. Luego de vaciar la tina, y colocarse una toalla alrededor de la cintura, salió del baño dándose de lleno con su rubio hermano.

El menor estaba sonrojado a más no poder. Su hermano mayor, estaba allí, tomándole por la cintura mirándole de los pies a la cabeza. El mayor le miraba, ignorando cualquier reacción por parte del otro. Sin duda alguna, su hermanito era la viva imagen de su madre; cabello rubio no más abajo de sus orejas, tez pálida y delicada, labios pequeños y gruesos, cejas poco pobladas, la nariz, bueno la heredó de su padre. Tenía un cuerpo pequeño, bastante afeminado, pero lo que mas sobresaltaba de él, era sin duda alguno sus ojos. De un color azul, bastante similar al del cielo en su mejor momento. Ojos que, cuando se encontraban frente a la luz del sol, se tornaban de un color aún más claro. Y en zonas oscuras, como el pasillo que daba al baño, lugar donde se encontraban ambos, esos ojos adquirían una tonalidad oscura. Un azul profundo y penetrante que te invitaba a admirarle por tiempo indefinido.

-Itazván... -Escuchó casi en un susurro- ¡Itszván! ¡Déjame ir, baka! ¡Reacciona! -Ahora fue un grito lo que le trajo de vuelta a la realidad.-

-¿Mmm? Ah, sí. Disculpa... Dime, ¿Qué te trae por aquí? -Le soltó, dirigiendo su mano derecha a su cabello, con la clara intención de alborotar su rubia melena.-

-¿Qué tienen todos con mi cabello? Es molesto que hagas eso. Sólo a Angello se lo permito.

Allí estaba de nuevo. La preferencia por el idiota de "Angellito".

-Frunció el ceño y habló seriamente, cruzando los brazos.- ¿Qué quieres? Habla ya.

-Yo... Prefiero que sea en tu habitación. Es algo personal. Pero primero -desvió la mirada hasta la toalla- deberías vestirte. -Dijo mirando rápidamente hacia la pared con un leve sonrojo.-

-Itszván sonrió. Sin duda no podía estar molesto con su hermanito.- De acuerdo, pasa.

Abrió la puerta de su habitación, que estaba a menos de 5 paso del baño que él mismo ya había marcado como su "territorio". Ambos entraron a paso lento, y mientras el mayor se vestía y Arien miraba a cualquier punto que no fuese el cuerpo de su desnudo hermano, se hizo un silencio casi incómodo.

-¿Y bien? -Itszván fue el primero en hablar.- ¿Qué querías decirme?

-Pues... Es algo bastante personal.

-¿Y por qué no lo consultas con Angello? Después de todo él es tu hermano favorito. -Replicó frunciendo el entrecejo de nuevo.-

-¡No digas tonterías! No es como piensas además yo... -Sacudió su cabeza- ¡Ya! Al grano... Lo que pasa es que yo... -Dudó un poco, pero tragó saliva y se dispuso a continuar ante la impacientada mirada de reproche que le brindaba su hermano mayor.- Yo te amo, Itszván. Y sé lo que vas a decir. -Exclamó rápidamente al ver que su hermano abría la boca para responder.- Tú también me amas, porque soy tu hermanito y debes protegerme, etc, etc. Pero yo siento por ti, algo más allá de un amor fraternal. Yo te amo como persona, no como a un hermano.

-Itszván tragó en seco. Estaba totalmente anodado. Pasó sus manos por su cabello y suspiró.- ¿Es una broma, no? -El menor negó, bajando la mirada.- No puedo creerlo... ¿En qué demonios piensas? ¡Soy tu hermano! ¡Y ambos somos hombres! ¿Te has puesto a pensar en lo que diría mamá si se enterara? -Arien bajaba la cabeza cada vez más. Su hermano le estaba hiriendo, tal vez sin notarlo.- Esto tiene que ser un chiste... No puedo creerlo. Me niego.

-¿Sabes? -El menor hablaba aún sin mirarle, y en un tono que amenazaba con ser un susurro.- Tienes razón. Es sólo un chiste... No me hagas caso. -Levantó la mirada, intentado sonreír.- sólo bromeaba contigo. -Se levantó de la cama y caminó hasta la puerta, pero antes de salir, habló por última vez.- Te pido me disculpes y por favor, olvida todo lo que dije.

Y cerrando de un portazo, Arien se fue a su habitación llorando; para quedarse allí hasta la hora en que su madre regresó. Itszván estaba claramente confundido, pero prefería pensar que todo fue una simple broma. ¿Su hermanito, enamorado de él? Sí, claro. Tenía que ser una broma, ya que todo en su familia, sabían lo homofóbico que llegaba a ser el menor de los gemelos Rourke.

A la hora de la cena, no vió a su hermanito por ningún lado. Y cuando Angello llegó a la casa, fue direcatamente a la habitación de Arien. Duró allí aproximadamente 1 hora, y cuando salió, miró reprobatoriamente a su gemelo y se fue sin cenar.

-Parece que sólo somos tu y yo, Itszvancito. -Le dijo su madre con un sonrisa mientras servía la cena.- Espero que tú sí comas.

El chico sonrió levemente, y se dispuso a comer. La cena transcurrió normalmente mientras él y su madre hablaban de cosas triviales. Una vez terminaron, Sussana se dirigía a limpiar los desastres causados por la cena cuando la voz de Arien llamó la atención de su hermano y su madre.

-Mamá. ¿Puedo hablar contigo?

-Claro hijo, termino con la cocina, y hablamos.

-No. Necesito que sea ahora, por favor. -Miraba a su madre desde el último escalón, ignorando a su hermano.-

-Tú ve tranquila, má. -Le dijo Itszván intentando calmar el ambiente tenso que se había formado.- Yo termino de limpiar todo.

Luego de asentir levemente, Sussana se dirigió con su hijo hasta su habitación, donde duraron alrededor de 45 minutos. Ya muerto de curiosidad, Itszván subió intentando no hacer sonidos hasta la pieza de su hermano. Donde, usando las habilidades Ninja, que No poseía, pegó la oreja a la puerta intentando escuchar.

No tuvo éxito.

Estuvo un rato más, hasta que sintió la perilla de la puerta moverse, rápidamente, o lo que sus pies le permitieron, se dirigió al principio de las escaleras, fingiendo subir. La figura de su madre cruzó el umbral, lucía triste y... ¿Llorando? La observó sin decir nada, como entraba a su habitación. Giró la mirada hasta la puerta de la pieza de su hermano, que aún seguía abierta y le miró. Arien le devolvió la mirada con algo que parecía... ¿Odio? Para luego cerrar de un portazo.

El mayor suspiró. Vaya día tan extraño que había tenido. Se fue a su propia habitación, donde al entrar, se lanzó directamente a su cama con la intención de dormir. Cosa que no logró; pues las imagenes y palabras de su hermano, taladraban su cerebro sin piedad alguna.

Pasadas las 3:46am, logró dormirse finalmente, pero en menos de lo que le fuese gustado, unos golpes en su puerta le hicieron despertar bastante cabreado.

-¡Despiértate imbécil! ¡El desayuno se enfría!

Vaya, como amaba la sutileza de su gemelo.

Se levantó con pereza, directo a cepillarse. Miró el reloj: 11:32. -Dormí más de lo que esperaba- Pensó. Y finalmente, bajó a la cocina, donde su hermano le esperaba con el desayuno ya listo.

-Buenos días. -Le dijo su gemelo con una media sonrisa.-

-Buenos días. -Miró a todos lados.- ¿Y mamá?

-Salió.

-Ah, ya veo... Y... -Dudó un poco en preguntar, pues aún se sentía incómodo por lo acontecido el día anterior.-

-¿Arien? -Exclamó su hermano con un tono serio. El menor asintió.- Se fue con mamá.

-¿A dónde? -El mayor no respondió por lo que preguntó de nuevo.- ¿Cuando regresan?

-Mamá regresa en la noche.

-¿Y Arien?

-Angello le miró con mucha frialdad, pero con un deje de tristeza.- Él no regresará.

-¿No regresará? ¿A qué te refieres? -Su corazón comenzó a palpitar desenfrenadamente.-

-Lo que escuchaste. Arien se ha ido. Decidió aceptar la invitación que tan ansiosamente le mandaron desde ese internado para señoritos en Suiza. No sabemos cuando, o si volverá. Y todo gracias a tí, "Itszvancito". -Y levantándose de su silla, se fue dejando a su gemelo en un estado de shock temporal.

"Se ha... ¿Ido?"

Y finalmente, sintió como su corazón se detenía.




Y hoy, me tocaba ir a buscarle al aeropuerto. Finalmente lo voy a ver, luego de tanto tiempo.

 

 

 

Notas finales:

Bueno eso es todo el capitulo 1 x3 en el siguiente, so volveran a ver los hermanos despues de 3 laaargos a#os o: que pasara?

 

Si les gusta, agradeceria reviews. 

 

Si no les gusta, dejen reviews  igualmente xD 

 

Nos leemos luego. <3


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