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El sindrome de Estocolmo por Cucuxumusu

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Notas del fanfic:

Nya adoro esta serie me alegro que por fin haya una categoria de la serie T.T muchisimas gracias enserio. Bueno aqui mi primer fic de esta serie. n.n

Los personajes no me pertenecen son de Hidekaz Himaruya.

Notas del capitulo:

Weno aqui el primer capitulo espero que les guste n.n

Ludwig respiraba con dificultad, el traje le hacía daño en la garganta y no dejaba libertad a sus movimientos. Levanto la pistola lentamente preparándose mentalmente para der el golpe. Al otro lado de la puerta a su derecha se escuchaban las risas que dentro de poco él se encargaría de destruir.

Lo odiaba, odiaba matar a gente inocente que nada tenía que ver con el conflicto. Pero era su trabajo, o más bien era el trabajo que le habían obligado a hacer. El llamado servicio militar obligatorio para todos los mayores de 18 años. El tenia 21 y ya debería haberlo acabado, debería de estar en casa pelando patatas para la cena, pero la maldita guerra había comenzado y de volver a casa no le habían dicho ni pio.

-Ha-suspiro

No podía. Bajo el arma sin ser capaz de hacerlo. No podía asesinar a sangre fría a sus propios ciudadanos solamente porque un ridículo hombre con bigote se lo ordenase. Por mucho que le hubiesen entrenado como agente de las fuerzas especiales, no podía. Odiaba a Hitler. Y odiaba que odiase a los judíos.

Volvió a levantar la pistola. Si no lo hacía, significaría traición y la traición conllevaba la muerte. La suya y la de su familia.

Cogió el picaporte de la casa donde supuestamente se albergaba una familia de refugiados judíos. Ya lo había hecho antes. Cerró los ojos y su mente abandono su cuerpo. Rápidamente giro la muñeca, empujo la puerta y disparo tres veces en tres rápidos segundos.

-Socor…-

-Por favor …-

Los chillidos y llantos apaciguaron las risas de los minutos anteriores instantáneamente. Reaccionaron con velocidad. Unos se refugiaron en una habitación, otros lo hicieron bajo una mesa. Ya había dos cadáveres sangrando en el suelo.

Volvió a cargar el arma y apunto a los de debajo de la mesa que sollozaban indefensos. Dos cadáveres más se unieron a sus compañeros en el suelo haciendo el charco de sangre mas grande. Solo quedaban los de la habitación. Se acerco a ella con paso decidido mientras sus botas chapoteaban en el charco rojo. La puerta estaba atrancada.

-Abrid la puerta. -Ordeno con voz autoritaria.

Un gemido lastimero se escucho al otro lado de la desgastada madera, mientras otra voz más grave intentaba calmarla. Apunto con la pistola a la cerradura mientras un fuerte golpe sonaba en la habitación.

Un disparo hizo volar el pestillo por los aires y una patada la abrió de golpe. Un chico con el pelo blanco ayudaba a una niña a escapar por la pequeña ventana.

-Corre a casa de Roderich y iros a Austria, allí estaréis seguros- decía el albino apresurándola.

-Pero tito… -lloraba la niña

-Haz lo que te digo ya- chillo el albino, al ver aparecer al rubio por la puerta. Una bala cruzo el aire dirigida hacia la niña. El albino giro,  se interpuso en la trayectoria y la bala se clavo en su hombro. Grito y empujo a la niña que desapareció por la ventana.

La mente de Ludwig volvió a su cuerpo lentamente. El albino se retorcía en el suelo de dolor con un charco de sangre esparciéndose por su ropa y el suelo. Si le dejaba allí morirá desangrado, si alguien le encontraba, viviría. Sería cuestión de suerte.

Gilbert por su parte después de un rato, acepto el dolor y su cuerpo se relajo, sabía que iba a morir y curiosamente no tenia miedo. Levanto la mirada para al menos poder ver la mirada de su asesino.

Era un chico joven, no llegaría ni a los veintitantos y llevaba el traje de las fuerzas especiales. “Genial alguien tan increíble como yo muerto a manos de un criajo”, entonces intento cambiar sus facciones para darles un aire atemorizante y de superioridad.

-Si vas a hacerlo, hazlo de una vez- el tono era burlón, irritante- enano- concluyo con la entonación insultante.

El rubio se le quedo mirando impasible, analizándole, luego levanto la pistola sin cambiar el gesto.” Por lo menos podías sonreír gigante” .Su altura le insultaba desde su posición en el suelo, seguramente incluso le sacaría una cabeza de pie. Suspiro, ¿se estaba picando con el chaval que le iba a matar por su altura? La pérdida de sangre debía de ser muy grande.

Se oyó el leve clic de la pistola y Gilbert cerró los ojos con fuerza y tenso el cuerpo,” Por lo menos Elizabeta ha escapado” y todo se volvió negro.

Ludwig guardo la pistola en su funda, había tomado una decisión: no más muertes por hoy. Se acerco al hombre que le había exigido su muerte hace un momento y le dio la vuelta quedando el cuerpo boca arriba. Seguía respirando aunque mantenía los ojos cerrados.

Frunció el ceño, no era normal que no respondiera, le dio una bofetada y siguió sin hacer nada. “Mierda, genial se ha desmallado”. Le contemplo durante un momento, su pelo casi blanco y su pálida piel contrastaba contra su supuesta raza. “No es judío” murmuro una voz en su cabeza.

-Ya lo sé-  le respondió

Entonces cogió al mayor y tras cortarle la hemorragia como pudo, lo tomo en brazos, a lo mejor tenía una posibilidad de sobrevivir al no ser judío.

Salió de la casa dejando una macabra escena tras de sí y una pequeña parte de su humanidad.

.

.

.

Gilbert se encontraba en el paraíso, la blancura le envolvía, su cuerpo descansaba en una mullida nube y por primera vez en mucho tiempo se sintió en paz. Todo había acabado, ya no había nada más que hacer.

Se giro en su suave nube y un pinchazo de dolor le recorrió el hombro. Rápidamente abrió los ojos, en el cielo no había dolor ¿no?. Se encontró recostado en una brillante habitación blanca, las cortinas se movían levemente con la brisa matinal y el penetrante olor a antiséptico se colaba en su nariz.

Se encontraba en un hospital. ¿Por qué? Su mente empezó a buscar la causa y lentamente esta le golpeo como un jarro de agua fría. Los nazis. Su familia. Elizabeta.

-Oh dios-

Unas inmensas ganas de vomitar le atenazaron la garganta mientras rememoraba cada una de las escenas de aquella noche. Intento erguirse para levantarse y contenerlas, su cabeza daba vueltas a toda velocidad. ¿Por qué no estoy muerto? Quería volver a su pequeño paraíso de momentos antes.

 Una suave mano se poso en su hombro y él se volvió asustado, su cabeza gracias a dios, consiguió concentrarse en la habitación y tiempo en el que estaba.

-Sera mejor que no te levantes, la herida todavía no se ha cerrado bien, - dijo el chaval con una sonrisa en su cara. Por el acento parecía italiano.

-¿Dónde estoy?- pregunto con la voz ronca, tosió para aclarársela y el italiano le tendió un vaso de agua transparente, dios nunca había tenido tanta sed.

-Estas en el hospital del Este de Berlín, será mejor que descanses, esta tarde los altos mandos quieren hacerte una serie de preguntas relacionadas con tus em…amistades-

El italiano le miraba preocupado pero él no le hizo caso el nudo en su garganta se había deshecho y se había sustituido por una inmensa rabia. Se levanto y cogió la ropa que estaba perfectamente doblada sobre una silla y desvistiéndose se la puso rápidamente.

-Deberías descansar - repitió el moreno pero sin hacer nada.

-Cállate- dijo ajustándose la corbata con un tirón por la parte más fina de esta. Cogió la chaqueta y se dirigió hacia la puerta con paso decidido y cara de enfado. Fue a poner la mano en el picaporte pero la puerta se abrió hacia fuera antes de que él llegase.

En la puerta se encontraba un coloso que Gilbert reconoció de inmediato. Era su asesino. Retrocedió involuntariamente dos pasos asustado pero luego se recompuso y le encaro con cara de odio profundo. El gigante también se le quedo mirando.

-No deberías estar levantado- amenazo.

-Y que piensas hacer para impedírmelo ¿volver a matarme?- le atajó cabreado.

Un denso silencio inundo la habitación volviéndose cada vez más pesado. El italiano se revolvía incomodo en la silla mientras los dos rubios se retaban con la mirada viendo quien podía sostenerla por más tiempo, pasaron los minutos y ninguno seguía sin apartar la mirada de la ajena.

Finalmente Ludwig la bajo derrotado, después de lo que había hecho no podía soportar su mirada de odio. Gilbert sonrió sin poder evitarlo, con aquella sonrisa ladeada de superioridad.

-Aun así te vas a meter en la cama y vas a descansar- anuncio el alto. Gilbert frunció el ceño.

-No-

Un ligero tic nervioso apareció en la ceja de Ludwig. Cogió al alvino de cuello y lo levanto por los aires como si no pesara. El albino pataleo e intento soltarse sin éxito, lanzo un puñetazo a la cara del coloso y un dolor en su hombro le recordó que tenía una herida en su hombro sin curar. Entonces ya que moverse no servía para nada  se dedico a maldecir.

-Jajajaja- se reía el italiano. Y el albino redoblo sus inútiles esfuerzos.

 Ludwig mirándole se pregunto si el albino no sería idiota. La vena en su frente empezó a palpitar a medida que los insultos del hombre aumentaban en ingenio, iba a tener problemas si no se controlaba.

-Veneciano, ve a por la comida necesito hablar con él- el italiano se le quedo mirando aun sonriendo- a solas.- aclaro.

El italiano entendió la indirecta-directa y salió de la habitación. El prusiano le miro con cara de pánico aún a diez centímetros por encima del suelo. Se había puesto blanco. Por dios ¿qué pensaba que le iba a hacer?¿tanto miedo le tenía? Aquello dolía. Llevo al albino hacía la cama y allí le soltó de mala manera, luego cogió la silla a su lado y se sentó.

-Necesitamos hablar- dijo intentando poner paz.

-Muérete-Ludwig lo miro con odio, aunque al otro no pareció importarle.

Suspiro. ¿Qué le iba a decir? “lo siento por matar a tu familia, pero necesito que te tranquilices y te comportes o rodara mi cabeza y la tuya también” vaya ahora que lo pensaba sonaba convincente. Se golpeo mentalmente, no podía decir aquello. Tras un rato cavilando como empezar, sin llegar a una conclusión satisfactoria, mando todo a la mierda. No se le daban bien las palabras.

-Yo…em…-miro hacia el suelo, evitando su mirada. El de ojos rojos le miro con curiosidad, esperando- yo…lo sient…-

-¡¡Cállate!!- chillo el albino con cara de furia , Ludwig se quedo de piedra- no tienes derecho a  hacer esto…yo…- su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lagrimas sin poder evitarlo, se tapo la cara para intentar ocultarlas pero ya era demasiado tarde.

A Ludwig se le partió el corazón, aquello era por su culpa, acerco una mano a su cabeza para intentar consolarle pero esta fue apartada de un manotazo.

Entonces se produjo un cambio repentino en el albino. Este levanto la cabeza, había dejado de llorar tan rápido como había empezado y le miraba atentamente.

-…-

-Vete- la voz fue calmada y controlada, no denotaba emoción alguna, sonaba firme y segura. Completamente indiferente.

Algo en el pecho de Ludwig se retorció, que le odiase lo entendía y lo esperaba, lo había hecho mil veces y las mil veces le habían odiado, estaba preparado para eso, al igual que para el llanto o para la violencia, pero no lo estaba para la indiferencia, aquello dolía incluso más. Se quedo sentado en su sitio sin saber que hacer mientras el albino le miraba con aquella cara vacía de emociones.

-Vete- la misma palabra la misma voz y Ludwig decidió salir o acabaría deshaciéndose allí mismo y perdiendo su tan calculada calma.

Gilbert se quedo en la habitación esperando a que la tormenta que tenía en su cabeza se calmase. Cuando se cerró la puerta se tumbo en la cama y lloro como no había llorado en su vida, lloro por su familia, lloro por sus amigos, lloro por la injusticia, por todos los judíos a los que estaban masacrando injustamente. Lloro por su país y por su vida.

Notas finales:

Weno aki lo dejo espero que les haya gustado n.n

Reviews plis los necesito mucho T.T


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