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Oscuridad por earendyll

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Hacia tiempo que todo había acabado. El tiempo corría rápido para él. Casi un año desde lo sucedido con la princesa y el mocoso. Ahora solo parecían recuerdos del pasado, un pasado que parecía tan lejano y a la vez tan cerca...

 

Al fin se encontraba en donde siempre quiso, en su país, con la gente que conocía, con su princesa... Parecía como si ese viaje por las dimensiones nunca hubiese ocurrido. Todo seguía igual que siempre, todo seguía en su sitio, como si el tiempo se hubiese parado, como si todo lo sucedido atrás fuese un simple sueño.

 

Pero claro, la imagen de él... le devolvía a la realidad. Ese mago inútil decidió quedarse, quizás no por propia voluntad, quizás porque no tenía un hogar al que ir, pero ahí se encontraba, junto a él y en su tierra.

 

Siempre supo cual iba a ser su destino una vez todo hubiese acabado. Siempre supo que regresaría a su hogar, con su gente y también sabía que arrastraría a Fai con el.

Imaginó que sería feliz... que serían felices forjando un nuevo futuro. Pensó que Fai se acostumbraría a la nueva lengua, a un nuevo lugar, a las costumbres... pero no fue asi

 

Quizás dio por hecho demasiadas cosas....Realmente parecía que todo andaba bien con el mago, pero a él no lo engañaba. Se había acostumbrado al habla, a las costumbres, incluso trabaja en palacio como consejero de Tomoyo-hime e incluso entrenaba por si había alguna batalla. Pero ahora andaba preocupado por ese estúpido mago. Había cambiado, para algunos era imperceptible el cambio pero no para él, ahora sus sonrisas le daban más escalofríos que antes. Sus ojos mostraban un velo oscuro que le angustiaba ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué no era feliz?

Eso le molestaba. Cuando el mago empezó a apreciar su vida se alegró, por fin comprendía que tenía gente a su alrededor que se preocupaba por su bienestar, que su pérdida traería lágrimas, tristeza... empezó a comprender que había gente que lo apreciaba y porque no decirlo... que lo querían. Pensó que por fin no veria más esa sonrisa falsa. Saco conclusiones rápidas.

Esa desesperante y nauseabunda sonrisa para su gusto, había resurgido de nuevo y con una fuerza tal que le extrañaba.

Pero ¡Diablos! Le molestaba no haberse dado cuenta antes y le molestaba aun más no saber el motivo

¿por que? ¿Que te estaba sucediendo? Que estaría atormentando una vez más tu mente

Que peligro tenía ese estúpido mago inútil, su enemigo más peligroso era el mismo. Todo intentaba solucionarlo por su cuenta, sin pedir ayuda, sin pedirle ayuda a él. Ambos podían solucionar lo que se les presentase.

¡Maldito sea el mago!

Nadie en su vida lo había preocupado como ese idiota.

 

Tomoyo se le acercó y le colocó una mano en el hombro sonriendo, como si le estuviese leyendo el pensamiento y supiese la solución de su problema

 

Y hablando del rey de Roma aquí se presentaba Fay. Apenas lo vio agitó la mano y le sonrió. Con esa asquerosa sonrisa falsa

 

 

 

Vió a Kurogane a lo lejos, pensativo, como si nada existiese a su alrededor ¿Que lo tendría tan preocupado? Una sonrisa afloró a los labios suavemente y se le esfumó apenas apareció Tomoyo-hime agarrando el hombro de Kurogane y mirándolo con comprensión. Siempre pensó que entre ellos existía un algo que no había entre él y kurogane.

Los ojos rojos se giraron hacía sus ojos, mirándolo intensamente. Tuvo que poner una sonrisa en los labios de esas que estaba empezando a usar muy recientemente. Esperaba que Kurogane no se diera cuenta.

 

  • Hey Kuro ¿Que tal con tu entrenamiento?

  • Bien, como siempre

  • Tomoyo-hime ¿y usted?

  • Muy bien Fai, gracias por preguntar. No te noto buena cara el dia de hoy – Como siempre Tomoyo era demasiado perspicaz. Debía de saber el malestar que le recorría

  • Oh no, no te preocupes, hoy estoy un tanto cansado pero no es nada – susurró sonriéndole ligeramente

Los ojos de Tomoyo le inquietaban a veces, parecían estar escaneándolo, descubriendo sus secretos. Una sonrisa compungida apareció en los pequeños labios de la princesa, como apiadándose de él

  • Entonces es mejor que descanses

  • Gracias, pero no lo creo necesario

  • Te insisto Fai – Sus ojos volvieron a clavarse en los de él, como advirtiéndole que era mejor hacerle caso o quizás era simple reproche por no aceptar su ayuda- Creo que deberías descansar

  • Mago yo también te noto extraño. Es mejor que descanses y te repongas. Mañana será otro dia

 

Los ojos de Kurogane lo miraban de una forma que le hicieron temblar imperceptiblemente. Era cierto que desde hacía días un malestar le recorría el cuerpo desde que se levantaba hasta que se acostaba. Sabía lo que significaba ese malestar y por ello se reprendía mentalmente.

  • Fai ve a tu habitación, despues iré a ver como estas

     

Como no, Kurogane tan atento, tan amable. Aunque su aspecto fuera fiero y arisco, su corazón era todo lo contrario. Era una persona bondadosa que se preocupaba por sus seres queridos y que arriesgaria su vida por ellos. ¿Él era alguien querido? ¿Arriesgaria su vida por el? Eran estúpidas esas preguntas, ya sabia la respuesta, pero había una pregunta que le daba miedo incluso formularse.

 

Sin saber como sus pasos lo llevaron hasta su habitación. Le parecía tan oscura y solitaria... tanto como su corazón. Era mejor de pensar, su mente le gustaba torturarse una y otra vez, por hoy había suficiente dolor. Solo quería descansar...

 

 

Una especie de aleteo en su mejilla fue suficiente para hacerlo despertar. Parpadeó varias veces. Su habitación estaba completamente a oscuras. Una luz suave hizo dirigir su mirada hacia allá. Unos ojos rojos lo cautivaron al instante. Lo miraban fijamente. Con la cabeza apoyada en sus manos enlazadas que cogían la empuñadura de su espada cuyo punta se apoyaba en medio de sus dos pies, mientras lo miraba sentado en una silla cerca, muy cerca de la cama.

  • ¿Cuanto rato llevas aquí kuro-pon? - le dijo con una sonrisa

  • El suficiente como para darme cuenta que tienes pesadillas

 

Los ojos de Fai se abrieron de la sorpresa y se recompuso rápidamente. Kurogane era a veces demasiado directo y sincero.

  • Ya veo...

 

¿Y que más podía decir? Sus palabras lo habían desalmado completamente. Lo conocía demasiado bien lo extraño era ¿Cómo? Se encargó de elevar enormes muros que nadie antes podía destruir...

  • Creo que deberías de hablarlo

  • No lo creo, porque ni si quiera me acuerdo de mis sueños

  • Sigues pálido

  • Necesitaré más descanso, el trabajo de consejero es agotador aunque no lo parezca -susurró con una sonrisa

  • Me preocupas

 

Sus palabras tan directas y sinceras volvieron a sorprenderlo. Sus ojos no pudieron sostener por más tiempo a los suyos. Por un motivo incomprensible sus pupilas temblaban intentando retener las lágrimas, pero ya era tarde. Sus ojos estaban aguados y apenas sus pestañas se cerraron una única lágrima recorrió su mejilla. Kurogane siempre sabía que decir para dejarle sin respiración. Feliz

  • Gracias

 

Una sonrisa verdadera nació de sus labios. Kurogane miró a su atolondrado compañero inútil muy sorprendido ¿Que le pasaba a este mago ahora?

  • En verdad que no te entiendo mago – Se levanto de su sitio y le dió un coscorrón – se un hombre y no llores por tonterias

  • Jejejejeje lo siento

  • En verdad me exasperas.-susurró irritado

Pero a pesar de todo Fai sonrió, eso fue suficiente para el aire que retenía sus pulmones se esfumara en un suspiro cansado. De verdad que el mago le preocupaba y seguía sin decirle ni una palabra de lo que sucedía

  • Piensas quedarte toda la noche ahí velando mi sueño ¿Kurotan? -dijo con picardía

  • Callate imbécil

Sonrió mas animado. A pesar de sus palabras Kurogane no se movió de la silla donde estaba. Así que iba a pasar toda la noche con él. Ojalá el moreno sintiese algo más que amistad por él. Hacia tanto que estos sentimientos lo embargaba y no sabía que hacer con ellos.

¿Debería de escapar de este pais? ¿Viajar por dimensiones y alejarse de él sin decirle ninguna palabra? Conociendo a Kurogane era capaz de ir a buscarlo aunque fuese para darle un buen golpe en la cabeza

  • ¿en que piensas?

  • ¿Eh? - miró el entrecejo fruncido de su compañero- en nada

  • Metiroso...- Farfulló

¿Y como decirle lo que le rondaba la mente? ¿Como decirle... que él … lo am...

  • ¡Oye!

  • ¿Eh?

  • Llevo un rato llamándote mago inútil

  • Lo siento Kuro ¿Que quieres?

  • Nada, si total no vas a responder a mi pregunta....

  • Quien sabe, puedes probar

  • ¿Me vas a decir que piensas?

  • Eso no puedo decírtelo -dijo con una sonrisa

  • ¡Arg!

La vena de su frente estaba bastante hinchada del cabreo, lo oyó maldecir un par de veces y farfullar algo por lo bajo hasta que se tranquilizó y volvió a sentarse de nuevo correctamente.

  • A veces pienso que te odio

  • No me extrañaria

De nuevo los ojos del mago se cubrieron de una neblina que solo significaba su alejamiento de él ¡Queria estar más cerca! ¡Maldita sea! Que persona más complicada

  • Me he dado cuenta que desde hace tiempo no hablamos como se debe, estamos alejándonos...

  • Tenemos muchas cosas que hacer. Tu entrenas en el dojo a los futuros guerreros y yo me encuentro entre montañas y montañas de papeles que me hace perder la cabeza

  • Pero también es bueno descansar de vez en cuando

  • Vaya kurotan me sorprendes. Nunca perdonas el poder entrenarte

  • Echo de menos sentarme y relajarme simplemente. No hace falta ningún sitio especial. Pero me gustaría hacerlo contigo, como antes...

 

Se hizo un silencio extraño entre ellos. No era especialmente incómodo pero tampoco era un silencio que se disfrutase

  • Le pedí a la princesa Tomoyo que te diera el día libre mañana

  • ¿Que? - dijo mirándolo extrañado

  • No me mires asi. En realidad llevaba pensándolo un tiempo. Ir a darnos una vuelta al campo y pasar el día a las orillas del rio

 

¿Tan preocupado tenía a Kurogane que lo sacaba del palacio para que se olvidase de todo? En verdad lo agradecía. Le encantaría pasar el tiempo con él, pero también sabía que la preocupación de ese hombre por él era la misma que hay entre dos viejos amigos.

  • Yo... no creo que...

  • Calla – le cortó de pronto- Está ya decidido asi que duérmete de una vez. Nos iremos pronto

 

Para sorpresa suya cerró los ojos. La vela encendida de su mesilla se la llevó con él sumiéndolo en oscuridad. Ciertamente sin Kurogane a su lado todo era oscuridad.

Notas finales:

Este es mi primer Fics de Tsubasa. Va a ser una historia corta y que espero acabar en breve. Espero que sea de vuestro agrado. Me costó mucho empezarla porque quería plasmar demasiadas cosas y la verdad no se si es asi. Aun asi deseo que os guste :)

Espero vernos pronto

Earendyll


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