Cierto día en el Santuario, una mujer se paseaba por entre las 12 casas, la mayoría sin presencia de su caballero, puesto que como era una de las tantas festividades del Panteón Griego, Athena les dio permiso a los caballeros de bajar a la acrópolis a la feria...
Mü, Saga y Kanon, así como Milo, fueron los primeros en bajar a darse una vuelta por los puestos de comida típica, les encantaba comer todo tipo de chucherías, Aldebarán corría por entre los puestos para alcanzarlos, puesto que él también era de buen colmillo a la hora de la comida.
Seiya y su hermana deambulaban por los puestesillos de recuerdos; Shiryu y Dokho (ahora en su cuerpo joven, pues había regresado a la casa de libra) revisaban réplicas de arte griego, y Afrodita y Shun miraban los puestos de joyería seguidos por un malhumorado Ikki.
Camus y Hyoga revisaban artículos de piel que les podrían servir para su próxima expedición a Siberia, mientras que Aioros y Marín paseaban del brazo por un jardín cercano a la feria en una cita romántica.
Shura y DeathMask se habían ido directo a la vendimia de bebidas alcohólicas, disponiéndose a festejar que Athena al fin, les había concedido un día libre.
Jabu y otros caballeros de plata corrían divertidos, mientras que Orfeo de Lira le preguntaba a Argol de Perseo si había visto a Aioria:
-No lo sé, me imagino que debe estar por aquí, si no, bajará lo antes posible, sabes que él no desaprovecha ninguna oportunidad para escapar del santuario- ambos rieron al unísono.
La misteriosa mujer seguía avanzando, recién acababa de pasar la tercer casa, no llevaba mucha prisa, a decir verdad, más bien iba como buscando algo…
Shaka de Virgo bajaba las escaleras que conducían de su casa a la de Leo, deteniéndose en la entrada posterior de la casa de Leo, preguntó con un pequeño grito:
-¿Aioria? ¿Estás en casa?
Aioria al escuchar esa voz tan familiar asomó la cabeza desde la puerta del baño, respondiendo:
-¡¡Sí Shaka!! ¡¡Estoy tomando una ducha!! ¡¡Enseguida Salgo!!- y tal como lo dijo, el felino cerró la llave y salió con sólo una toalla cubriendo sus caderas, dejando expuesto ese perfecto cuerpo trabajado, con ese tono bronceado perfecto, desde la punta de sus pies hasta la coronilla donde comenzaba esa melena alborotada de rizos de miel.
-¿Me necesitabas para algo?- Preguntó curioso Aioria, puesto que era increíble que el Virgo saliera de su casa.
-Sólo te quería avisar mi paso por tu casa, voy camino hacia la feria.
-Ah ya veo, pues eres bienvenido, siente la libertad de pasar cuantas veces quieras- Decía el valeroso León, aún más extrañado, pues era imposible creer que Shaka bajaría a una mundana feria.
-Muchas gracias- Contestó amable Shaka, quien iba vestido con unos pantalones de lino blancos, sandalias cafés, una camisa suelta de manta y el cabello suelto.
-Bien, entonces terminaré de cambiarme y te veré más tarde.
A su paso por la casa de Leo, Shaka dejó esa dulce fragancia a flores y especias, que hasta al León le llamó la atención, aroma que incluso hasta en la habitación de Aioria se percibía.
Shaka iba en la mitad de los escalones que separaban a la casa de Leo de la de Cáncer, cuando la ya mencionada mujer se cruzó de frente con el rubio caballero.
El virginal muchacho se sobresalto, pues era extraño ver a alguien que no fuese caballero avanzar tanto por el camino de las 12 casas.
-¿Estás perdida?
-No, estoy en el lugar indicado…- Contestó la mujer que hasta ahora iba escondida bajo una capucha de seda
Shaka sólo arqueó la ceja – Y entonces… ¿qué buscas aquí?
-A ti, lindura…- contestó la mujer, quitándose finalmente su cubierta, para exponer su bello rostro.
Shaka retrocedió un poco - ¿Eh? ¿Y qué, necesitas de mí?- La mujer continuó avanzando hacia Shaka, había tirado el abrigo y dejaba ver un hermoso y ligero quitón de tul de seda azul marino, también, iba adornada con los más bellas perlas y diamantes que el dinero pudiera comprar, sus cabellos ondulados y rubios se mecían con el viento.
-Espera, tú eres esa mujer… ¡Esa mujer en la televisión!
-Ah, ya veo que me conoces, pues bien amor mío ¿qué te parece si nos vamos de aquí?
-¿Eh? ¿A dónde? Discúlpeme señorita pero creo que me está confundiendo con alguien más…
La mujer arqueó la ceja y bajo los párpados – No lo hago, y aunque así fuera, debes de obedecerme y entretenerme.
-Lo siento damisela, pero yo no soy objeto del capricho de nadie, y ahora, debe dejar este santuario, y también quitarse de mi camino
-¡¿Cómo te atreves simple mortal?!
Justo en ese momento, Aioria salía de su templo, pues distraído no había visto la escena, pero le era extraña la situación, pues seguía sintiendo el cosmos de Shaka muy cercano, fue en el instante en que volteando hacia abajo (recordemos que las casas están a desnivel) vió el enfrentamiento.
La misteriosa mujer extendió sus brazos, como si de un arco y flecha se tratase; Shaka se puso en posición defensiva, puesto que como la mujer comenzaba a liberar su cosmos, un poderoso cosmos, y ¡¡pow!! Una… ¿flecha invisible?
Leo corrió hacia donde estaban, y la misteriosa mujer sólo soltó una carcajada, mientras que Shaka estaba confundido ante tal acción ¿estaba loca esa mujer?
Al llegar Aioria quien iba en auxilio de Shaka, un intenso perfume a flores, asfixiante comenzó a emerger junto con una niebla rosa y los caballeros quedaron bloqueados de vista.
-¡Regresa acá mujer loca!- Gritaba enfadado Aioria mientras sostenía a Shaka quien seguía ido-confundido.
La niebla se disipó y la mujer desapareció junto con ella.
-Shaka… ¡Shaka!... ¡¡Shaka!!- Decía el León zarandeando a virgo, intentado sacarlo del trance.
-Eh Aioria, eres tú.
-Vaya, ¿qué te ha pasado? Te quedaste como ido…
-Todo fue muy extraño… Esa mujer… ¿Dónde está?
-Desapareció junto con la niebla, pero eso no es lo importante ¿estás bien?
El rubio se palpó en busca de heridas pero nada, al parecer, le había ocurrido.
-Así parece, sabes Aioria, creo que no iré a la feria con ustedes, creo que me quedaré en casa, necesito analizar la situación.
-Vale… Sabes, te acompaño a tu casa y luego me voy.
Aioria levantó a Shaka y comenzaron a caminar, en el transcurso ninguno de los dos habló, sin embargo, el rubio podía sentir ese masculino pero divertido aroma a maderas y hierbas que expedía Aioria, era muy agradable a decir verdad.
-Bueno, hemos llegado, espero que te recuperes del susto, si necesitas algo más no dudes en avisarm…
-Está bien- lo interrumpió Shaka, no te preocupes estaré bien, gracias…
-Vale, entonces ¡nos vemos!
Y Aioria salió disparado para poder alcanzar a sus amigos en el pueblo.
De Noche en el Santuario ya todos los santos habían regresado a sus respectivas moradas: Dorados, Plateados, Bronceados, todos. Mü, quien se dirigía a la Cámara del Patriarca a informarlos a él y a Athena que todo había salido bien, y que era seguido por Saga y Kanon, quienes pensaban gastarle una broma, encontró una nota:
Querido Mü: tuvimos que salir urgentemente, nuestra ausencia se prolongará por máximo tres días, así que quedas a cargo, siéntanse en libertad de asistir a las festividades del pueblo, pero siempre con mucho cuidado.
La mandíbula de Mü cayó al suelo, al mismo tiempo que la de los gemelos, pues leían esa nota a espaldas del Lemuriano.
-¿Eh ustedes qué diablos hacen aquí?
-Nada ^^- Contestaron al unísono y salieron como almas que llevaba el diablo
-Mmmm- Mü se sobó las sienes –Porqué a mí… Es terrible cargar con toda esta responsabilidad…
El chisme corrió al día siguiente, muy temprano como si su mensajero fuera Hermes (Que en realidad era regado por los gemelos más “comunicativos” de toda Grecia) y el descontrol total se hizo en el santuario.
Desde temprano en la mañana, todos los caballeros comenzaron a bajar al pueblo, todos excepto, cierto rubio y cierto castaño, el primero, debido al desagradable encuentro que lo seguía teniendo desconcertado y el segundo pues… Se quedó dormido. Aioria aprovechaba los días libres para dormir hasta reventar y después ir a vagar por ahí y divertirse.