Kiss Kiss por Misa Tsukamoto

Bang Yongguk, líder de B.A.P, de carácter algo fuerte; agresivo e hiperactivo, muy impulsivo, pero prudente; sumamente sensible y generoso; el mejor ejemplo para cualquier dongsaeng. Es un hombre serio pero que al sonreír  muestra la más hermosa sonrisa que se pueda llegar a ver, radiante y blanca, amplia y llamativa.
Actualmente su cabello es morado, con el frente oscuro casi negro, sus ojos de mirada penetrante son del color de una noche sin luna, negros y misteriosos.

En esos momentos su mirada brillaba, su sonrisa se desplegaba en su cautivante rostro, recostado a la pared de la cocina, con la rodilla doblada y el pie apoyado en la pared; sus delicadas manos de finos dedos se encontraban juntando con otras más pequeñas y delgadas, que contrastaba con su piel al ser más claras; el dialogo era escaso, tan sólo había contacto visual.

El dueño de aquellas manos era Choi Junhong, o mejor dicho Zelo, como todos le conocían, un chico alegre, tímido y algo ingenuo, pero no tonto. Era el maknae de B.A.P, por ello era el consentido y aunque de vez en cuando victima de alguna broma, él aseguraba que no había nada malo de ser el menor del grupo; En esos momentos su cabello era rosa, como el chicle de tutti fruti o el helado de fresa, al contrario de lo que muchos podrían creer que le quedaría mal, al chico la verdad le favorecía un color así extrañamente. Sus ojos eran muy similares a la persona a quien miraba en esos momentos, oscuros, pero llenos de luz.

Parado frente al mayor, jugaba con sus dedos y los dedos de Yongguk, los entrelazaba y los separaba, antes estaba diciéndole algo sobre el grupo, ahora tan sólo estaba sonriendo, entrecerrando sus ojos.

Tan sólo eso se podía oír, las risas unidas, el silencio de las miradas, el sonido típico de un día de primavera, cantar de aves, el suave viento meciendo las hojas de los árboles creando resonancias en la fricción de éstas; y por supuesto, lo que nunca podía faltar, los gritos de las fans sasaeng aclamando por ellos al pie de su apartamento.

Parecía un día normal, hasta que alguien vio esa escena; Kim Himchan, se frenó en seco antes de entrar a la cocina y pudo ver por la puerta abierta de esta el ambiente que se daba entre aquellos dos.

Él era un hombre divertido, bromista, no solía enojarse casi nunca pero cuando lo hacía tenía un carácter muy fuerte como el del líder, mantenía casi siempre una sonrisa en su rostro, alegre, animado, típico payaso de grupo; según Yongguk era femenino y delicado, y realmente así era; reclamaba atención a todos, entre abrazos y besos cariñosos, era una persona que le gustaba dar y obtener amor, algo ególatra pero sincero.
Ahora estaba con su cabello negro, corto, el rubio anterior no quedaba con él según su opinión, y había que darle la razón porque su cabello oscuro le hacía mucho más guapo.

Esta vez la expresión de su rostro no era de risas, estaba serio, lo que sus negros ojos veían le provocaba la sangre hervir, Zelo y Bang, juntos, tomados de las manos, hablando casi secretamente; quería romper la pared que tenía a su costado con sus propios puños, aunque aquello fuera imposible, pero ese era el impulso que corría en sus venas justo ahora.

Zelo susurró algo, Yongguk contestó, pero Himchan no pudo oír aquello. Y la gota que derramó el vaso fue, un beso.
El menor se acercó al mayor, y depositó un beso en la mejilla ajena, sintiendo la suave y fresca piel del mayor en sus labios. Yongguk amplió más su sonrisa si aquello se podía, sentir el calor de aquellos finos labios en su rostro era una sensación muy cálida para su corazón.

El beso fue fugaz, como quien besa en forma de saludo, pero allí no se estaban saludando.  

El mediano de los tres entró a la cocina, algo cegado por las emociones internas y los celos que sentía tomó el brazo del líder y le alejó de Zelo.

-¿qué está pasando aquí? –preguntó con tono intrigado, pero fingiendo no estar molesto, con una sonrisa en su rostro.

El maknae y el mayor se miraron y sonrieron, cambiando su cara de sorpresa.

-sólo es un beso hyung –el maknae contestaba risueño, con mirada de superioridad.

¡Eso ya lo veía! Pero la pregunta era ¿por qué?

-yo siempre soy cariñoso contigo y jamás me das besos. –se quejó; si bien mantenía el brazo de Yongguk con el agarre de su mano, aun así los reclamos iban hacia el menor.

-tú, eres demasiado cariñoso, si te beso te me pegaras como garrapata.

La carcajada de Yongguk retumbó entre las cuatro paredes de aquella habitación, Zelo estaba serio pero sintiendo cierta diversión de aquello que había contestado; pero era la verdad, el pequeño no era alguien cariñoso de sobremanera, un beso, un abrazo, quizás podía soportar, pero que se le colgaran todo el día no era lindo. Por ello, cada vez que Himchan se le acercaba y lo abrazaba fuertemente, o intentaba comer su cabeza en las fotos, el chico protestaba con su rostro simulando a un perro rabioso.

-si me das un beso ahora, prometo no hacerlo. –aquel hombre de cabello morado y el joven de cabello rosa le miraron entre desconfiados, y curiosos.

El pie de Zelo se paraba en punta meneándose, su mano apoyada en la mesa, sus ojos recorrían toda la habitación a excepción del techo y los presentes allí, y sus dientes mordían sus labios dudando. Himchan esperaba paciente la respuesta mientras el niño lo consideraba, y Yongguk sólo miraba la escena con mirada tierna y similar a la de un padre con sus hijos; ya que él tenía algo de carácter paternal.

-bien; pero no te me acercarás en todo el día. –la condición era simple, Himchan asintió.

Se acercó lentamente al mediano de los tres, era un poco más alto que él por lo que se aprovechó de ello para intimidarle con la mirada; el otro tragó saliva, intentó retroceder, pero Yongguk lo sostuvo en su lugar aprovechando que aun no le había soltado el brazo.
El maknae tomó el rostro de Himchan, apoyando tres de sus dedos, mayor, anular y meñique en el cuello ajeno, el índice en la oreja, y el pulgar sobre el rostro, le había apresado la cara.

Se acercó más, pausado, como si fuera en cámara lenta, sus ojos eran cómplices con los del líder, Himchan tembló, los labios del pequeño se acercaban en dirección a los de él, y cuando estaba a punto de rozarlos, su pícara mirada se clavó en los ojos del mediano y su rostro tomaba nuevo rumbo hasta su mejilla.
El corazón de Himchan que antes estaba acelerado, ahora había recibido un vuelco grande; y los labios de Zelo chocaron con su mejilla fugazmente, casi igual que cuando besó a Yongguk.

Finalmente se separó riendo.

-bien, ya cumplí –dijo torciendo su sonrisa hacia un costado. –ahora me voy, y no te me acercas –declaró; era verdad, era la condición.

Zelo se fue por el pasillo que una vez Himchan había atravesado para llegar a la cocina, las pisadas fuertes hacían eco en las estrechas paredes, y su caminar seguro y erguido dejaba ver que aquel pequeño estaba contento.

Himchan quedó estático, y Yongguk aun intentaba aguantar la risa que se quería filtrar entre sus labios; miraba de reojo al hombre con el cual compartía edad a pesar de ser el mayor. No necesitaba preguntarse qué había sido aquello, pues lo sabía muy bien; y tan sólo podía disfrutarlo como espectador que veía una película.

-eso que hiciste… -el líder se acercó al otro por detrás, apoyando sus manos en los hombros de aquel que aun veía el ahora vació pasillo. -¿acaso fue una escena de celos channie? –susurró gravemente en el oído ajeno; Himchan se estremeció cerrando sus ojos efímeramente para luego clavar su mirada oscura y sorprendida en el piso.

Estaba sin palabras.

Yongguk se separó y carcajeó; para él había sido un momento divertido, para Zelo, quizás un reto, también bastante entretenido, y para Himchan, algo que no podía explicar aun; pero lo que si sabía era que su sangre ya no hervía, ya no tenía instintos asesinos, los celos ya no estaban; y es que él amaba a esa persona, así que dibujándosele una extraña sonrisa en el rostro, también tomó con humor aquel asunto.