Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un bal au loin por Mel_01

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es uno de esos fic en que no sabemos que pasara, si continuarlo o no. Tenganme paciencia. Espero les guste. 

 

 

Tengo que decir que la primera vez que le vi estaba tan divino como ahora, con su presencia exquisita oculta bajo un sencillo uniforme de empleado. Me atendió tan sonriente que me hizo imposible tragarme mis propias sonrisas, no recuerdo si había sol ese día o si mis ojos me engañaban al verle como uno. No puedo decir que fue amor, pero sí causo eso tan especial en mí. Me conformaba con ir a verle algún día a la semana, convencido de que siempre estaría ahí y así era. No noté desde cuándo, pero de un momento a otro pasaba todos los días en ese café, a veces creía perder la noción del tiempo y si no fuese porque los exámenes y trabajos me recordaban las fechas me hubiera perdido a mi mismo. De eso pasé a estar tardes enteras metido en mis libros y también en aquel café, que parecía tener a personas preciosas, eso pensaba cuando veía aquel chiquillo junto a ti. Estaba tan desesperado por verte que un día dejé mis responsabilidades y me instale en tu café, porque ese era tu espacio, en donde relucías cada día más.

 

 ....

 

Te vi correr y vi también tus dorados cabellos agitarse cuando corrías, vestías un pantalón ajustado que poco dejaba a la imaginación y una remera larga y holgada. El chiquillo que te acompañaba vestía algo similar, sólo que a ti se te veía perfecto o por lo menos mis ojos me convencían de aquello. Por primera vez creo que te detuviste sorprendido, quizás por estar tan temprano molestando en tu día. Me sonreíste dulce y con una pisca de coquetería, como si me reconocieras de algún lado. Ese día fue especial, porque a los minutos fuiste a tomar mi orden y al decirla antes que yo la pidiera me hiciste saber que sí me reconocías, que tenías presente que visitaba cada día tu lugar de trabajo. Lo que no sé si sabías era el motivo de mis visitas.

 

....

 

Recuerdo ese día, sí había sol y decidí sentarme en las mesas al exterior. Me hizo reaccionar unos gritos desde el mismo café y mis ojos inevitablemente te buscaron, saltabas con aquel chiquillo de movimientos ágiles, hasta la cajera de mal humor les sonreía y animaba. Gustosamente compartí ese momento con ustedes, a 4 mesas estaba presente.

 

....

 

“Lo siento, tenemos que cerrar”, tu embriagante voz entró por mis oídos y me hizo verte, estabas con una expresión apenada, como si te doliera correrme de ese lugar o eso quería pensar yo. Por capricho y enojo te sonreí, tomé mis libros y me fui. No regresé ahí por alrededor de una semana, estaba enojado, me habías corrido sin siquiera invitarme a algún lado. ¿Pero cómo podía estar enojado contigo? Si ni siquiera hablábamos, éramos simples desconocidos. El enojo se volcó hacia mí cuando empecé a debatirme con las propias ilusiones que me había hecho contigo. Volví al café y tenía más ganas que nunca de verte. El chiquillo advirtió de mi presencia y contó a ti, te volteaste a verme y me olvidé de todo el discurso que tenía preparado para ti. Bufé y me dirigí a la mesa que ya casi tenía mi marca de propiedad, prácticamente me esperaban todos los días. “¿Estaba muy ocupado?” Fue lo que me dijiste, volteé a verte tan rápido y sorprendido que te asustaste y te disculpaste. "Lo estaba, pero siempre hay tiempo para hacer las cosas que a uno le gustan." 

 

....

 

Me hubiese gustado decirle que me fascinaba él, por eso no me aguante las ganas de ir y como un niño pequeño llegué a recibir atención de tu parte, aunque esa atención constara sólo de un saludo cordial, pedirme la orden y despedirte de la misma forma.

 

....

 

Un nuevo chico apareció, de apariencia más brusca y un tanto pequeño, más que yo. Le sonreías tan traviesamente cuando te iba a dejar en su moto y cuando al atardecer dejabas a tu amigo, que al igual que yo, no parecía muy contento con esta relación tuya. Nuevamente me enojé. Dejé de ir a visitar tus labios esponjosos y rosados y tu cabellera que cambiaba de color, nunca alejándose del tinte claro.

 

....

 

Estaba furioso, porque esos labios color cereza fueron a parar sobre otros que no eran los míos. Fuiste descarado y te atreviste a hacerlo frente a mis grandes ojos. Como un celoso llevé a una chica al café, aunque no era mi novia, tú no tenías como saber eso y de seguro pensaste que así era. Fuí muy cariñoso con ella, le tomaba de las manos dejando besos en ellas, supe que te molestó y me sentí condenadamente feliz al ver tu cara cuando te diste cuenta que no te estaba mirando ni siquiera porque me tomabas la orden. Cuando el chiquillo que respondía al nombre de "Taemin" fue a dejarme lo que pedí supe que estabas más que molesto y mi corazón de niño saltaba de alegría de que te irritase la presencia de la fémina a mi lado.  Pero como si abofetearas al niño pequeño que había dentro de mí te subiste a la moto de tu novio y partiste. Se me cayó la cara frente a mi prima, que se dio cuenta de que mi jueguito no había resultado y de consuelo me llevó a comer carne.

 

....

 

Parecías feliz, yendo y viniendo con el chico de peinado levantado y ojos de perro, tu amigo y yo ya nos habíamos resignado. Creo que ese hubiera sido mi último día en el café si no hubiese sido por la expresión que te vi hacer.

 

....

 

Era otoño, más de medio año vigilándote, no digo que fue más de un año para no sonar más psicópata de lo que ya soy. Era tarde y el farol de la calle junto a las luces del café se encargaban de alumbrar la noche. Discutías con él. Desesperadamente entraste al café y él se quedó gritándote en lo que encendía la moto y se iba. Estabas rabioso y firme, como si tu novio se hubiera transformado en un cliente molesto del cual te querías deshacer. Reí por esa personalidad tuya, tan desafiante. Me imagine que era difícil domarte y me pareciste más interesante.

 

....

 

Los días pasaron y seguían las discusiones, pero tú no. Tu rostro hermoso pero demacrado notaba el cansancio de las peleas, faltabas al trabajo y tu sonrisa era falsa. Tu amiguito te miraba preocupado a tus espaldas y cuando le volteabas a ver te irradiaba su energía, me imagino que para hacerte sentir bien. Un día discutiste con ese ser que te acompañaba, de seguro por él, no escuchaba pero creo que te decía que lo dejaras.

 

....

 

A mediados del invierno te vi caer. Pasaba por fuera tarde, no había tenido tiempo de ir a verte. Desde la otra vereda vi esa discusión de aquellas, pero te levantó la mano y tu cuerpo reaccionó a eso, no era la primera vez. No te golpeó la figura, pero seguro estaba destrozando tu corazón. De cualquier forma el despertó y te abrazó. Tus ojos querían llorar, lo sé, pero parecías seco. Juré escuchar tu suspiro desesperanzador y me fijé en como tus delgados brazos lo rodeaban calmándolo, como si él fuera el afectado y tu amablemente te ofrecieras a cuidarle. Supe que estabas atrapado y aún más lejos de mí.  ¿Qué hacer entonces?

 

....

 

Entablaba pequeñas conversaciones con él, un "cómo estás", "qué tal el día" o lo mismo de siempre. “Kibum” le decía y gustosamente se volteaba a verme. Incluso Taemin se integraba a esas pequeñas charlas. Tonto. Esperé a ver como casi era golpeado para meterme en su vida.

 

....

 

Me sobresalté un día cuando los bonitos labios de Taemin dejaron escapar una pregunta: “¿Tienes novia?” Como si fuéramos esposos dirigí mi mirada a mi ángel rubio, quien miraba el vacío, como si supiera la respuesta. “Tengo una persona especial, todos tenemos una, es sólo que aún no la encuentro”.  Kibum me invitó una tarta de naranja ese día, se le veía radiante.

 

....

 

A veces, levantaba la vista de los libros que me mantenían ocupado y él me dedicaba una sonrisa desde el mesón al interior del café. Esa complicidad nuestra, como si nos amaramos aún desconociéndolo nosotros mismos. Bueno, como si nos quisiéramos, amar es demasiado profundo.

 

....

 

Los lentes oscuros le tapaban los hermosos y ovalados ojos felinos que lucía ante el mundo. Ese día no salió del café. Pero no fue la única vez, ese accesorio se convirtió en parte de su atuendo habitual. Torpemente le pregunté porque los usaba siendo interrumpido por Taemin.

 

....

 

Habían disminuido las discusiones a las afuera del café, pero había días en los que no se aparecía. ¿Cómo es que este cuento de vivir mi amor a través de miradas se había vuelto tan tétrico? En un principio me alegraba el verlo, era una distracción en mis días, algo hermoso dentro de mi ajetreada vida. Pero ahora, era el punto negro que no me dejaba dormir.  

 

....

 

Sonreía como tonto, era casi increíble el tenerle así de cerca. Si no fuera por los matices violáceos de su piel sería todo perfecto. No me aguanté y él tampoco. Un día sin pensarlo al ir a despacharme como siempre, sus ojos lo delataron. Su amigo Taemin tuvo que irse antes, sin dejar de pedirle un millón y más de perdón, él se quedó solo en el café. Bueno, conmigo. Fue nuestro primer momento de intimidad pura. “Min…” alcanzó a decirme, se quitó los lentes oscuros, pero más bien pareció como si sus lágrimas los quitaran, él colapsó y creo que yo no tenía nada especial, sólo fui la persona que estuvo en ese momento en que su mente se desbordó fuera de la prisión que seguro vivía. Mi cuerpo fue en contra de todo, quizá no tan en contra. Tragué saliva y no supe que decir. Mis brazos lo confortaron lo más que pudieron. Camino a casa, sí, a mi casa, durante el viaje en auto no dijo una palabra. Su mirada se hallaba perdida como aquella vez y así su alma también. No muy convencido se bajó del auto y caminó conmigo. Mis dichosos libros me esperaban, así que le invité a recostarse, pero negó. Prefirió sentarse en el sofá a tomar café tapado con una manta y yo cerca en el escritorio le observaba de reojo mientras estudiaba. Su posición era la misma, sólo cambiaba para secarse las lágrimas silenciosas que caían y en ocasiones para cubrirse el rostro cuando las emociones lo superaban. Se disculpaba al terminar de llorar, se disculpó tantas veces que perdí la cuenta. Era tan liviano, siempre se vio así, pero se notaba que no estaba comiendo lo suficiente. Lo dejé en mi cuarto, recostado y esta vez yo me senté en el sofá. Estaba tan cansado física y mentalmente que mis ojos me engañaron y se cerraron sin aviso. Magníficamente al abrirse debido a la posición en que me dormí me topé con los dorados cabellos de él. No sé porqué pero recordé su actitud altanera que vi unas cuantas veces, era totalmente opuesta a la imagen que presenciaba. Lo tomé en brazos nuevamente y lo recosté en la cama, se aferró a mi camisa y negó. Qué dulce y tristemente tentador me llamaba, pidiéndome de mi compañía. Lo protegí con mis brazos disipándome en él. Aunque probablemente mañana perdonaría a su novio y se iría con él a mí no me importaba. Sin predecirlo esa no fue la única vez que le tuve tan cerca.

 

....

 

Me convertí en una especie de refugio para él, o por lo menos así quería vivirlo.  Por mis exámenes dejé de frecuentar el café como lo hacía, por eso el líquido oscuro era preparado en mi departamento. Generalmente no tenía muchas ganas de hablar, así que después de servirme un pastel con la taza de café se iba a mi cuarto o se quedaba en el sofá. Había despertares en los que estaba decidido a ponerle fin a este juego extraño y confesarle unas verdades, pero me tupía al verle directo a los ojos, el pensar que mis palabras firmes pudieran ahuyentarlo me daba pavor, recibiéndolo como siempre, tragando mis verdades.

 

....

 

No siempre dormíamos juntos, con esa actitud altanera y demandante que tiene se apropiaba de mi cuarto, sin piedad porque al otro día yo rindiera un examen, simplemente hacía lo que quería. Pero aún conservaba la vergüenza cuando me pedía dormir con él, sus mejillas carmesí lo delataban. Reprobé una materia porque me di el lujo de irme a dormir a sus brazos antes que estudiar, me preocupó que no me importara reprobar, cuando detesto perder en lo que sea, pero creo que perder la rutina que tenía en ese momento era peor que cualquier otra cosa.

 

....

 

Con poder tener el privilegio de verle y ser afortunado de recibir sus deliciosos cafés me sentía conforme. Eso creí en un principio.

 

....

 

Nuestra extraña relación era de amantes sin caricias, ni besos. Eso hasta que se me ocurrió abrazarlo por la espalda un día que preparaba mi café, lo atraje hacia mí tan suave, haciendo presión en su espalda con mi pecho, su fragancia era asfixiante. Lo apreté un poco con mis brazos e inhalé cerca de su oído, finalmente lo solté. El que se encerrara en mi cuarto y que el café quedara con un toque salado, después de ese abrazo, me dejó satisfecho.

 

....

 

Mirábamos el cielo de mi habitación, como si intentáramos buscar las soluciones a los problemas que no las tenían. “Minho, ¿Tienes novia?” Me quede de piedra por la pregunta. Le pregunté a que se debía esa pregunta, otra vez. “Tan solo respóndemele lo que le dijiste a Taemin ese día”, me dijo enojado. Como siempre le obedecí, dije las mismas palabras “Tengo una persona especial, todos tenemos una, es sólo que aún no la encuentro”. El silencio reinó unos instantes hasta que su voz rompió. “¿E…estás seguro?” Intenté mirarle pero me asuste y desvíe la mirada. “¿Puedo ser yo… un reemplazo, hasta que encuentres a esa persona?”. Sus labios no sólo eran perfectos, sino que también decían palabras perfectas. Lo estreché con tanta fuerza que creí romperlo. No lo vi, pero sentí sus mejillas hervir. Seguro estaban rojas y bonitas. Volví a ver sus mejillas con un tinte carmesí, pero otros violáceos aun me preocupaban.

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Es raro, lo sé, pero me gusta. Espero encontrar al menos un alma a la que le guste como a mi. Gracias por leer. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).