Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi cuento de hadas por JuneProductions

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Amane: Esta es la primera vez que subimos una historia de éste tipo, aun estamos algo preocupada por como nos quedó, pero esperamos que realmente lo disfruten
Maname: Queremos entregar lo mejor de nosotras en esta linda hisotira, espero les guste a todos los lectores de esta historia

Mi hermana me citó a una cafetería, con un poco de suerte logré encontrar el lugar, quería hablar conmigo de algo sobre un trabajo. Creo que se aburrió que el departamento en el que vivo me lo siga pagando ella. Me senté en una de las mesas que logré pillar vacías, ahora solo tenía que esperar a que llegara, una larga espera porque mi hermana no se luce por ser puntual. Al menos he aprendido a pasar el tiempo cuando alguien me hace esperar.

El tiempo comenzaba a pasar, lento, tedioso, y ella aun no llegaba. Pido un café. Mi hermana aun no llega, mi hermana aun no llega. Me estaba impacientando. Llega el café que había pedido, sabia bien, puntos para el lugar. ¿La debería llamar? Ya lleva su buen tiempo de retraso, no aguanto más de media hora esperando a alguien. Unos minutos más y me voy, me da igual si ella se enfada conmigo. Los dedos me pican, saco mi libreta, quizás con esto pueda pasar el tiempo. Sigo pensando que debí ser escritora y que no debí haberle echo caso a mi madre. No dejes a tu mente divagar, no dejes a tu mente divagar. Comienzo a escribir, palabra por palabra escribo lo que estaba en mi mente, aliviando esa sensación de picazón de mis dedos. Sigo esperando. Sigo escribiendo. Alguien pasa por al lado mío, no me saluda, no es mi hermana. Sigo esperando. Sigo escribiendo. Miro la hora, se había retrasado. Miro de reojo a la persona que pasó por a un lado mío. Mala idea. Me detengo, dejo de escribir, de pensar, quedo hipnotizada. La quedo mirando, detalladamente, sin perderme nada.

Su alegre expresión, esperanzada, pensativa ¿Enamorada, quizás? La sigo observando. Sus delicados rasgos, joven, su suave tono de piel. Sus mejillas sonrosadas, esperaba a alguien, se notaba por las ansias con las que veía hacía la puerta y hacía afuera de la ventana junto a ella. Sus ojitos brillando de la emoción, grises, no, plateados y alegres. Se mordía el labio, ansiosa, deseosa de que su amado llegara. Eran de un suave tono rosa, acorde con su piel. Finalmente ordenó, con una sonrisa: “lo mismo de siempre”. Ahora quedé curiosa ¿No es la primera vez que venía a éste lugar? ¿Qué será lo de siempre? Me picaban las ansias de saber. Movió su cabeza, de lado a lado, como negando algo, de seguro algo se le había venido a la mente e intentaba quitarlo, yo hago lo mismo. Su sonrisa, aun estaba ahí cuando agitó su cabeza, de seguro había sido algo que la hacía feliz. Agitó su cabello, corto y laceo, suave, castaño y oscuro, brillante. Llegó su orden, un vaso de jugo con un trozo de pastel. La sigo observando. Su rostro se ilumina, de seguro había llegado la persona que esperaba. Miro hacía atrás, disimuladamente, quería ver de quien se trataba.

Un joven, alto, quizás de la misma edad que ella. Tenía su encanto, no lo voy a negar, parecía amable y su expresión era suave, pero no era quien me interesaba. No le puse mucha atención, ni siquiera entre en detalles. Volví a fijar mi atención en la chica que ahora irradiaba felicidad. Lo saludó, con un tierno beso en los labios, abrazándolo con alegría. Su pareja. Se sentaron y yo sigo observando. Golpeo con la punta de mi lápiz la libreta, cambio a una hoja en blanco y comienzo a anotar. Cada detalle, cada expresión, cada movimiento, cada pequeña cosa que notaba en ella iba a mi libreta. Me mordía el labio, ansiosa, curiosa, sobre todo celosa. Él estaba tan cerca de ella, podía hablar con ella, mientras yo aquí tendría que deducir todo como un detective. No puedo apartar la mirada, si hasta creo que parezco acosadora, pero debía anotar cada cosa que me llamara la atención.

No me percaté del tiempo, lo olvidé por completo, solo tenía cabeza para la joven que se encontraba unas mesas delante de la mía. Mi hermana por fin llegó, interrumpiendo mis pensamientos, se disculpó por la tardanza. No le di importancia. Me comienza a hablar y a hacer preguntas, le respondo con monosílabos. No le estaba prestando atención suficiente para saber que decía, seguía observando a la joven cuyo nombre no conocía y me dio rabia pensar en eso. Ahora daría lo que fuera por saber su nombre. Mi hermana me sigue hablando, se dio cuenta de que no le estaba prestando atención, de que estaba distraída, pero no le importa y me sigue hablando. Sabe que tarde o temprano lamentaré no haberle prestado atención, y yo también, pero no podía perder a la joven de vista. Me menciona algo de un trabajo, creo que realmente se cansó de pagar mis cosas, pero yo seguía sin prestarle atención. Pasaron los minutos, hasta convertirse en una hora, mi hermana me insiste en irse, pero yo no parecía reaccionar. Seguía escribiendo. Ella sabe que me pierdo cuando el lápiz comienza a moverse, aun así me insiste. Me detuvo, quitándome el lápiz, me quejé, volviendo al mundo real. Cierro mi libreta, resignada, dejo descansar mi mano y nos vamos. No sin antes de ver una ultima vez a la chica que de seguro nunca volveré a ver.

                                           º/º/º/º

 

Realmente debí haberle prestado atención a mi hermana, porque ahora lo estoy lamentando. No es lindo que una semana después de que alguien te comenté sobre un trabajo del que nunca escuchaste, llegué diciéndote que llegaras tarde a tu entrevista. Al menos eso ya fue, el lugar a donde fui entrevistada quedaba cerca de la misma cafetería que tanto me costó encontrar, así que aquí estoy. Respira profundo. Ese tipo de cosas no me gustan, me ponen nerviosa y me estresan, pero al menos ahora puedo respirar tranquila. Pido un café y saco mi libreta. No he dejado de leer y re-leer lo que escribí hace una semana. Con esto me doy cuenta de mis dones de acosadora y psicópata obsesiva, unos que ni siquiera sabía que tenía. No he podido dejar de pensar en ella, quizás es del tipo que me gustan, o quizás no. Aun tengo ganas de saber su nombre y más sobre ella. Es increíble como la distancia que nos separa va más allá de dos mesas y un pasillo. Me gustaría creer que me encuentro en una de esas novelas románticas para jóvenes que quieren encontrar un príncipe y vivir una historia de amor, en donde triunfa el amor y esas cosas y pensar: “Bueno, ahora ella aparecerá y me saludará, porque se dio cuenta de que la estuve observando como una real acosadora, pero que no le parezco peligrosa. Al contrario. Le parezco amable y comenzaremos una dulce charla. Hasta que llegue su actual pareja y empecemos una pelea. Y como yo soy el personaje principal, ganaré y me quedaré con la dulce joven.” Pero sé que eso nunca va a pasar, primero porque soy mujer y segundo ¿Por qué se acercaría a mí, si ni siquiera me notó?

Miro la mesa vacía, en donde estaba ella, me encuentro a la misma distancia. Dos mesas y un pasillo. Estoy a dos mesas y un pasillo de lo que pudo haber sido una chica que realmente me llamara la atención. Pero ya pasó, debo pensar en olvidarla de una vez por todas, son encuentros de una sola vez en tu vida y si desaprovechaste, pierdes. Debo concentrarme en lo que espero sea mi nuevo trabajo, en pagar mis cuentas e independizarme de la amabilidad de mi hermana. En llamar a mi hermano, que aun se encuentra estudiando en el extranjero, y a mi madre, llevo tiempo sin verla. Debería concentrarme en cosas importantes, no en alguien que sé nunca conoceré. ¿Por qué se tardan tanto con mi pedido? Solo era un café, un simple y sencillo café. Procedo a sacar mi libreta, atentos, estoy a unos minutos de perderme en mi mundo y olvidarme de la realidad. Soy demasiado soñadora.

Alguien pasa a un lado mío, golpeando el brazo con el que escribo, mi pobre brazo izquierdo acaba de sentir el golpe de algo que espero sea agradable. Se disculpa conmigo y sigue su camino, sentándose a dos mesas y un pasillo de distancia. Levanto mi vista a ver de quien se trataba y no pude creer lo que vi. Era la misma joven de hace una semana. Misma joven, misma mesa. Quizás viene aquí más seguido de lo que pensé y esa es la mesa que siempre usa. Me fijo en la hora, las dos con cinco minutos. Intento hacer memoria, la hora de hace una semana, la vi como veinte veces así que es imposible que la haya olvidado. Las dos con quince minutos. Tarde, hora de almuerzo. ¿Vendrá siempre a la misma hora?

Tomo el vaso con café, con mi mano derecha, dejando mi mano izquierda libre ante cualquier cosa nueva que logre notar. ¿De verdad haré esto de nuevo? ¿Realmente quiero acosarla nuevamente con la mirada, hasta obtener el máximo de información? ¿En verdad quiero obsesionarme con un caso perdido? Todas esas preguntas cruzando mi cabeza antes de siquiera llevar el lápiz a la hoja en blanco. Creo que realmente quiero todo eso, porque sin darme cuenta mi mano se movía, muchas veces hago eso cuando tengo la inspiración a un nivel máximo, pero es la primera vez que lo hago por fijarme en alguien. “Nuevamente aquí, frente a mis ojos nuevamente está la dulce princesa de mis historias. La encarnación de la perfección. ¿O solo le estaré dando demasiado crédito a su belleza? No lo sé, lo único que sé es que ahí está nuevamente. El destino, quizás es el destino que nos volvamos a ver y que nos sigamos viendo. Acercarme, hablarle, ahora solo dependería de mí. Pero ¿Qué dirá? ¿Me mirara raro? ¿Me odiara? ¿Le caeré mal? Soy una extraña ante sus ojos y dudo que quiera hablar conmigo, porque sé a quien espera. Está enamorada y yo obsesionada con alguien inalcanzable. Sonríe tímidamente, como me gusta su sonrisa. Hay algo en ella que me atrae, quisiera acercarme y descubrirlo, pero sé que la terminaré asustando. Quizás solo debería quedarme aquí, callada, no debería involucrarme con ella, no creo que sea apropiado. De seguro ni siquiera me ha mirado, ni se ha fijado en mí. ¿Por qué? ¿Por qué debería fijarse en mí? Solo tiene ojos para su pareja, como joven enamorada”.

Detengo el lápiz, le doy algo de descanso a mi pobre mano que no para de escribir. Quedo molesta, sé que el conocer a alguien empieza con un “Hola”, pero no es tan fácil como uno cree. Uno tiene miedo al rechazo, a que te mire raro, o que simplemente te diga con las más sinceras y directas palabras posibles “Largo, espero a alguien”. Soy uno de esos que le teme a esas cosas. Aun que siempre que quiero algo, hago todo lo posible por obtenerlo, porque soy de las que siempre saben que quieren y nunca cambiarán de opinión. Ahora la quiero a ella, pero es muy distinto cuando se trata de personas. Te arriesgas a muchas cosas. Quizás esté condenada a quedarme a dos mesas y un pasillo separada de ella, mirándola como idiota y anotando como si no hubiera un mañana, como si mi mano no mereciera descansar, hasta que el destino me diga: “desaprovechaste cada oportunidad que te di para que hablaras con ella, y como no lo has hecho, debo creer que no te interesa. Así que espero disfrutes el ultimo día en que la verás”. El destino puede ser así de cruel a veces, pero es porque uno nunca aprovecha sus oportunidades, y cuando todo pasó se comienzan a preguntar: “¿y que tal si yo hubiera hecho esto, en vez de haberme quedado como idiota sentada aquí, solo observándola?”. Nunca antes me había tocado hacerme esa pregunta, nunca dudaba, siempre supe que opción tomar, pero ahora con ella...

“No serías mi primera pareja, no serías la primera mujer a la que le hablo. Seas o no seas mayor que yo. Nunca dudé con nada, ni con mis relaciones, si lo quería iba por ello y si no, entonces simplemente lo dejaba de la mejor forma posible. Pero ahora contigo no sé que hacer, eres la primera a la que pillo con pareja, encima hombre. O sea que eres hetero. Es la primera vez que me fijo en alguien hetero. Dudo sobre si hablarte o no”. Y aun si le hablo, sería algo como: “Hola linda, sabes. Te estuve mirando y me parecías muy linda desde donde estaba y quería verte más de cerca, a ver si me permitías hablar contigo...” y esas cosas. Sí, soy toda una matadora. Me rio de lo pienso. ¿En verdad pensaba decirle eso? Es lo mismo que si me acerco como una seductora total, y le dijera: “Oye cariño, te parece si te llevo a un motel a pasar un buen rato”. No. Con alguien como ella debería ser más delicada y disimulada. Se ve que nunca había conocido a alguien de su tipo, porque sino, no estaría dudando tanto. Ni siquiera sé que hago preguntándomelo tanto. Siempre fui tan segura de mi misma. Fui. ¿Cuándo dejé de serlo? Siempre lo fui y siempre lo seré. Entonces, me levantaré e iré a hablar con ella. Cuando quité el jodido nudo que se me formó en la garganta. ¿Es que acaso tenía miedo?

Aun no llegaba su pareja. ¿La había dejado plantada? Perfecto. Iré hasta allá y la saludaré, veré si quiere un poco de compañía y... Ya no sé si es tan buena idea. Si algo me falta, es autocontrol. He sabido ser tan directa desde pequeña, que ahora siento que si me acerco a ella y me mira con esos ojitos tan llenos de alegría, sus labios rosados y sus mejillitas sonrosadas, no lo podré soportar y la besaré. La besaría hasta dejarla sin aliento, hasta ahogarla. Probar sus labios, su lengua. Todo. “Acariciar con cariño tus mejillas, delinear tu delicado y suave rostro. Con la punta de mis dedos acariciar tus bracitos. Con mis labios acariciar los tuyos una y otra vez, hasta que pasen de un suave tono rosa a un color rojo por mis mordidas, hasta que ya no lo sientas de lo entumecidos que estén. Dejarte sin aliento. Tenerte cerca de mí, abrazarte desde tu cintura, pegándote más a mi cuerpo. Acariciar tu cuello con mis húmedos labios, marcarlo quizás. Marcarte a ti como mía. Ser la posesiva de siempre, permitiéndome excederme contigo. Te quiero para mí.” Bien, ahora debo empezar a preocuparme. Esto no está bien, ahora parezco como si me la quisiera violar y luego encerrarla para que no se me escape. Tan mala idea no es, podría cobrar por rescate, ganar dinero extra y nunca entregarla. Claro, hasta que la policía me encuentre. Bien, debo dejar de jugar.

 Por fin llego, el jodido suertudo. Ahora miro celosa al joven que tiene a mi pequeña dulce princesa entre sus manos. De seguro no la sabe ni cuidar. No es que tenga un odio hacía los hombres y por eso me gustan las mujeres, al contrario. Le tengo un odio al hombre que está allá porque está desperdiciando a lo que de seguro es una interesante mujer con mucho que decir, hablándole sobre lo que fue su jodido día con sus amigos. Oh sí, hasta aquí llega tu estúpido ego. O quizás solo son mis celos. Soy incapaz de moverme a unas mesas más cerca de ellos, es como si ahora me sintiera cómoda con las dos mesas y un pasillo que nos separan. Desde aquí la veo bien, cada expresión, cada movimiento, cada detalle lo veo bien desde aquí. No me interesa su conversación. Me interesa ella. ¿Cómo debo hacer para acercarme e ir por ella?

Notas finales:

Amane: veremos cuando podamos actualizar nuevamente
Maname: cualquier, mandenos un review para que podamos ver que les pareció
Amane: fue realmente lindo escribir éste primer capitulo, asi que realmente esperamos les haya gustado tanto como a nosotras.

______O_______

Maname: advertencia, haremos volar cinco meses más rápido de lo que uno esperaría :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).