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You know I'm no good por Heartblack2

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Notas del fanfic:

Mi primer fic sobre esta pareja, fue algo que nació gracias a unas imagenes y cierta canción.

No se concentra en un drama del todo, pero quise ponerlo en ese genero a modo de "advertencia"

Notas del capitulo:

Espero sea de su agrado, en este cap conoceremos sobre que es lo que sucede exactamente con Aioria.

:3

Desde la puerta del templo pateó una piedra , siguió a la pequeña piedra con la mirada y vio como esta rodó hacia abajo, entre esas casi infinitas escaleras en un camino en el cual al final de todo seguramente terminaría en el fondo de un abismo; en un camino muy parecido al que su corazón llevaba largo tiempo recorriendo..Soltó un largo suspiro, tratando de que en el se fuera lo que le afligía, pero lo que en realidad sintió fue algo pequeño golpeando su cabeza fuertemente.

 

-Gracias a los dioses que no estamos en guerra con lo despierto que andas-- Se volteó hacia aquella voz , mientras acariciaba la zona del golpe en un mal intento de aliviar el dolor.

 

Su atacante había sido nada más y nada menos que el dueño de la casa de Capricornio; Shura, quien no había cambiado nada desde que hubieran sido revividos luego de la guerra santa, todavía cargaba el mismo corte a sus negros cabellos, figura estilizada y esos ojos negros que se caracterizaban por ser tan agudos y audaces como su personalidad.

 

El recién llegado se seguía acercando, vistiendo su camisa y pantalón de entrenamiento.

 

-¿Era necesaria la piedra?- Se quejaba, el lugar agredido iba a hacerse bulto seguramente. El otro solo sonrío y se alzo de hombros.

 

-Es tentador no hacer algo al verte tan “pensativo”- dijo mientras reía ante la cara de pocos amigos que cargaba el castaño, a lo que se acercó hasta quedar hombro a hombro con el menor, con la vista de las primeras casas del santuario frente a ellos.

 

-Ciertamente tu humor ha aumentado desde que revivimos, cabra.

 

-No me digas cabra, pequeño.- Aioria lo miró con ironía sin decirle nada, para sorpresa del otro, pues el guardián de Leo no aguantaba una para ya responder a cualquier cosa, por lo que resopló- Venga gato, algo te pasa de nuevo. ¿ Es aun por lo de Aioros?

 

Desde que hubieran revivido hace 6 meses Shura y Aioria habían superado sus rencores con respecto a todo, no fue fácil, pero encontraron entre ellos una buena amistad por muy irónico que fuera.

 

Lamentablemente Aioros no podía regocijarse personalmente con aquel milagro, pues el no había revivido; en el llamado de Athena a sus almas para que volvieran al mundo terrenal todos habían acudido, menos su hermano, quién según palabras de la misma Diosa, decidió quedarse para poder resguardar a sus queridos desde aquel mundo.

 

No lo entendió en ese momento, tampoco lo entendía ahora.

 

El griego no respondió, se quedo callado con su vista fija en algún punto perdido, a lo que el ojinegro se dio cuenta que en efecto ese era el motivo, lo sabía pues ya varias veces había visto a Aioria con esa misma mirada perdida en esos meses, y al final de sacarle el por qué estaba así, el motivo seguía siendo el mismo.

 

-Fue su decisión Aioria, el lo quiso así por..

 

-Es que tantos años Shura, que se haya ido tan rápido estando tan jovenes, y al tener la oportunidad de volver..—Hablaba sin voltear a mirarle, mientras la brisa matutina pasaba entre ellos sacudiendo sus ropas- La rechazó, y yo aquí: queriendo compartir aunque sea unos minutos más con él. ¿Por qué no volver..?-Aioria sintió como su corazón se acongojaba ante aquella simple pregunta, volvió su mirada al piso, no queriendo mirar a Shura pues no podía afrontar su mirada. Por otra parte el español esta vez no tenía palabras para confortarlo, y mientras rebuscaba qué decir durante unos largos e incómodos minutos, fue el griego quién sacudiendo sus brazos, rompió el silencio y lo sorprendió pasandole un brazo por los hombros.-Vamos, ¡No queremos llegar tarde al entrenamiento!- Decía ahora alegremente el castaño mientras prácticamente lo arrastraba escaleras abajo, camino al coliseo, pero Shura no era tonto ante su teatro; lo conocía bien para saber que esa repentina alegría era una farsa para ya no hablar más.

 

Le dolía verlo así, él mismo había comprendido el motivo de Aioros de quedarse en el otro mundo, pero el menor no... Y ya no sabía qué decir, tal vez el dolor de Aioria por la muerte de su hermano no había sido realmente superado, y ¿cómo hacerlo? El León nunca tuvo tiempo para realmente hacerlo; los titanes, el engaño del patriarca, ser acusado y juzgado como hermano de un traidor, la guerra Santa, la muerte... El griego poseía un alma fuerte, pero a sus ojos veía como ésta se encontraba en un punto de quiebre, ese punto en el que callar el dolor y tratar de ocultarlo con sonrisas momentáneas ya no era suficiente...

 

Le miró de reojo, y ya había cambiado por completo la expresión de su rostro por uno más alegre según entraban al coliseo, donde ya todos comenzaban a entrenar como de costumbre en esas horas, a excepción de algunos, y justamente ellos dos eran los que faltaban. Ya estaban pasando por la gran entrada del coliseo, en donde se encontraron parados a Shaka y a Camus quienes al parecer les esperaban.

-Buenos días- dijeron los cuatro al mismo tiempo sin querer, a lo que el acuariano se cruzó de brazos mirando seriamente a Shura.

 

-Pensé que no llegarías.

 

-Je, lo siento pero tuve que sacar a Aioria de su casa—trataba de excusarse.

 

-¡Eh! No me eches la culpa a mí, pero porque la cara Camus, ¿Entrenaran juntos?

 

-Shura me pidió el favor ayer-- Soltó el francés a secas, mientras tomaba al mencionado por el cuello de la camisa y lo arrastraba- Vamos que no me gusta comenzar tarde- Y ahí se fueron, mientras Camus le recriminaba al español su falta de puntualidad entre reproches y algunas bromas, al parecer ser vecinos les había hecho entrar mas en confianza, así como Shaka y el mismo Aioria.

 

-¿Por qué me miras así?- preguntó el griego al hindú, el cual le miraba fijamente como si tuviera algo en el rostro.

 

-Por nada en realidad- Respondió el rubio tranquilamente mientras se formaba una sonrisa amable en su rostro y encogiéndose de hombros, llevaba su cabello ligeramente amarrado en una coleta baja, vistiendo su ropa de entrenamiento de colores arena.

 

-No me sigas mirando así que esos ojos tuyos asustan Shaka.

 

-Vaya, ¿dices que mis ojos son feos? Esas cosas no se comentan antes de un entrenamiento – Aioria se carcajeó mientras estiraba su cuerpo, y volvió a mirar a los ojos al santo de Virgo, quien para nada tenía unos ojos feos si no todo lo contrario; tenían un hermoso color, que era como mirar el cielo despejado a pleno medio día.

 

En realidad, lo que daba miedo era lo que podía llegar a hacer si concentraba su poder en ellos.

 

-Para nada, sabes que pienso todo lo contrario de ellos- le dijo al terminar de estirar, acercando un poco su rostro al del rubio de forma juguetona- lo peligroso es lo que haces con ellos.

 

-Haha, entrenemos Aioria-- Shaka negó con la cabeza y entonces se dirigió a una zona del coliseo para entrenar seguido de un griego mentalizado en dejar sus antiguos pensamientos para otro momento, por más que se le apeteciera no podía andar por ahí demostrando su estado emocional en ese momento.

 

Comenzaron a pelear, era una batalla más que todo física por propuesta del mismo Shaka; quién quería desarrollar un poco más sus habilidades en este sentido.

 

Patadas volaban, puños iban y venían, alguno que otro poder no muy potente a esquivar con agilidad...Todo marchaba bien como de costumbre hasta que la mente de Aioria empezó a perder concentración, y antes de que el mismo se diera cuenta ya pensaba de nuevo en su hermano.

 

-¿porque se quedó? No entiendo Aioros, ¿eras infeliz aquí? Dioses, yo te extraño hermano...

 

Su mirada se volvió a perder en ese mar de pensamientos repentinos, y estando en el aire, no notó como Shaka lanzó un veloz puño con cosmos concentrado, el cual dio de lleno en su costado y lo mandó directo al suelo arenoso del coliseo, estrellándose y quedando enterrado por completo en el suelo boca arriba, mientras sus ojos se abrían de par en par ante la sorpresa... y dolor.

 

-¡Aioria!-escuchó que le llamaban varios de sus compañeros, que pararon todo movimiento al ver caer al león cual meteorito en tierra. En ningún entrenamiento luego de revivir entrenaban de tal manera que alguno terminara enterrado en el suelo.

 

-Hey gato, ¡responde!- escuchó que le llamaba Milo, parpadeó regresando de sus pensamientos lentamente, y limpio su rostro de la arena que le había caído- Eh Shaka, lo has dejado mirando pajaritos jajaj

 

-Milo no empieces-salió Camus antes de que el peliazul siguiera con los comentarios, Shaka se inclinó preocupado sobre el castaño para asegurarse que no estaba mal herido.

 

-Ya,ya ando bien niños-- Se sacudió sus ropas, pero para cuando termino de levantarse sintió como sus costillas le regañaban por el movimiento tan brusco después de aquel golpe- Argh..- gruñó ligeramente, mientras Shaka apenado por haberle herido así, lo sostuvo al verlo tambalear.

 

-Vamos a ponerte algo ahí antes de que resientas más el golpe.

 

-Yo no..- el castaño intentó protestar, pero el rubio lo miró de una forma que hizo que se tragara cualquier palabra de protesta- Ya, está bien-- Se rindió y en seguida se dirigieron en dirección a los templos ante la mirada de los dorados que se habían detenido a ver la escena.

 

-Ese gato,.. pero, es raro que lo hiriera así y mas si es una batalla cuerpo a cuerpo- Dijo el ojiturquesa al analizar la situación, ya que el guardián de Leo era reconocido por su gran habilidad y fuerza física de entre los dorados.

 

-Tal vez solo se distrajo, pero sigamos entrenando, ya Shaka lo atenderá bien-- alentó el galo, a lo que todos decidieron hacerle caso, pero un preocupado Shura no se quedó tan tranquilo como los otros, él ya sabía por qué estaba distraído su amigo, y decidió que haría algo con respecto a eso.

***

 

-¡Eeestá fríooo!- Se quejaba Aioria cual niño chiquito retorciendo su cuerpo mientras el rubio sostenía en sus manos una bolsa de hielo que dejaba reposar en las costillas del castaño, el cual estaba acostado a largas en lo que era su correspondiente cama en su habitación, esta era adjunta al templo en lo que era la zona habitable; el cuarto era de mediano tamaño, con paredes de color blanco azulado, amueblado con un armario y un escritorio viejo con unos pocos retratos encima.

 

-Es lo mejor para el dolor—Le dijo suavemente el rubio, Aioria se quedó quieto y respiro profundo para aguantar la sensación fría.

 

-Yo no soy el pinguino de Camus que puede vivir entre kilos de nieve, ¡odio el frío!-Refunfuñó. El pobre Shaka suspiró, se encontraba apenado aún por lo sucedido

 

- No noté que estabas distraído, lo sien..

 

-Shaka, no es tu culpa- Le interrumpió, sosteniendo con sus manos las del rubio, que sujetaban contra sus costillas la bolsa del hielo- Es mi culpa, he estado muy distraído.

 

-¿Distraído? - el hindú le miró fijamente, a lo que Aioria desvió sus ojos verdes hacia otro lado para evitar su mirada—Pensé que eran ideas mías.

 

-¿A qué te refieres?- preguntó extrañado el ojiverde.

 

-Creí haber visto algo en tus ojos más temprano-- Le decía serenamente, y Aioria se tensó un poco al sentir descubierto el remolino de sentimientos y pensamientos que cargaba- Si necesitas que te escuchen, me puedes buscar.

 

Esta vez el griego si le miró fijamente, aquel caballero le transmitía serenidad hasta en ese momento, y se estaba empezando a dar realmente cuenta de eso, reflexionó un poco sobre esto y entonces recordó que desde aquella antigua misión contra los titanes hace años también se había sentido de esa manera, inclusive en el momento más crucial de todos la simple presencia del rubio le ayudó a mantener la calma y quietud, al igual que ahora, solo que en esos momentos no sabía describir exactamente por qué, ni cómo lo lograba.

 

-Gracias Shaka-- se sonrieron, pero Aioria sintió sus costillas doler al momento en que un estornudo se le escapaba-- Oooh, duele más de lo que creí- Y Shaka volvía a sentirse culpable, el castaño pudo notarlo y empezó a reír a pesar del dolor que le causaba.

 

-Solo tu te ríes así después de eso-- Acotó el rubio que veía como el otro reía y hacía muecas de dolor al mismo tiempo.

 

-Es que, auhc,jajaj es muy graciosa tu cara de culpabilidad-- Al verlo así, y entre la risa y dolor de Aioria, el rubio también empezó a reír.

 

-Creo que tendré que cuidarte mientras estés así, iré por una pastilla.- Shaka se retiró, mientras la sonrisa de Aioria se desvaneció de a poco. Se sintió bien, ¿hace cuanto que no reía libremente? No había fingido, para nada, no como fingió tan audazmente esa mañana con Shura, ni en el coliseo, aunque al parecer los demás se pudieron haber tragado el cuento, pero el santo de Virgo demostró que no era como los demás.

 

Era bueno reír, ciertamente Shaka era una de los caballeros a los que más confianza le tenía en todo el santuario, desde pequeños habían tenido una buena relación, tenían tiempo que no compartían y aunque una parte de el le incitaba a contarle que era lo que le afligía otra le decía que no...

 

No quería ahogar con sus pensamientos deprimentes al otro, atarlo a tener que escucharlo y aconsejarlo, a que se preocupara como lo hacía Shura ahora por el quien sin querer aveces lo hartaba , además de que pensaba que si lo hacía perdería esa serenidad y paz que le transmitía el santo de Virgo, quien sin siquiera saberlo en solo unos minutos había logrado animarlo...Cerró sus ojos con cansancio sintiéndose como hace mucho ante la muerte de Aioros, hace ya más de 10 años; se sentía como un bote perdido en alta mar sin opción a rescate, y que de alguna manera tendría que salvarse absolutamente solo.

 

-Toma esto-- Sus pensamientos fueron interrumpidos por un Shaka que le daba un vaso de agua con una pastilla, que aceptó con una sonrisa.

 

No le diría nada, a su parecer no lo ameritaba. No haría perder ese tiempo de nuevo juntos bombardeándole con sus tristezas, en lugar de eso aprovecharía la situación para recuperar el tiempo perdido, y así también disfrutar la paz que le transmitía.

 

***

 

Había ya terminado sus oraciones semanales y estaba a punto de tomar una ducha bien merecida antes de irse a dormir, no era tarde, pero le gustaba administrar bien sus horas de sueño.

 

Miró la hora y eran ya las casi diez de la noche, ya iba camino a su ducha, cuando siente que alguien se anunciaba a la puerta de su templo, suspiró; él estaba anhelando su ducha.

 

Salió al corredor, y se sorprendió de ver a Shura enfrente de sí, no era normal que le visitara, y menos en la noche; se acercó y remarcó entonces que el español cargaba un pantalón de pijamas de pequeños Darth Vaders con su espada láser al rededor, seguramente también cargaba la camisa pero el sweater azul que traía la cubría. Aguantó una pequeña risa.

 

-Primero: Buenas noches, Segundo: si, ando en pijama por que no pretendía cambiarme, y sé que eres lo suficientemente serio como para no reírte como los otros tontos-- Decía seriamente el pelinegro sin dejar hablar al otro-- Tercero: lamento la hora, es que necesito hablar contigo.

 

Shaka lo hubiera sacado si al mencionar lo ultimo no lo hubiera dicho con esa mirada de preocupación, así que armándose de paciencia por la hora, le atendió.

 

-De acuerdo, pero hablemos en la cocina-- Le invitó y marcharon juntos a la cocina, donde se sentaron en una pequeña mesa blanca que tenía el santo allí.-Entonces, dime ¿qué te llama a mi templo a estas horas?

 

-Bien pues,...- Rascó su cabeza pensando como comenzar, mientras el otro lo miraba atentamente- ¿Cómo te fue hoy con Aioria?¿Está bien?

 

-Si, un poco adolorido pero bien-- respondió un poco extrañado-- Pase parte del día con el, pero en general está bien, no es nada del otro mundo.

 

-Lo sé.

 

-No respondiste mi pregunta-- Shaka le dijo fríamente, no le gustaba que le eludieran preguntas. Shura pasó la mano por sus cabellos, sabía que estaba empezando a impacientar al otro.

 

-Ya, ya... Es que es relacionado con eso, me refiero principalmente a que si no lo notaste algo raro en otro sentido.

 

-Ahora que lo mencionas, si. Pero no entiendo a que...

 

-Sé que el te tiene confianza, y tu igual a el..-Paró y pensó que era mejor ir directamente al grano-Tal vez no tiene sentido lo que te voy a decir, pero ayúdale-- En ese momento Shaka se sintió un poco raro ¿por qué le decía eso?.

 

-Shura ¿No estás exagerando?--El otro resopló, y mirando fijamente al otro le aclaró las cosas.

 

-Tal vez, pero lo hago porque Aioria se está martirizando desde que revivimos y no sé como sacarlo de ahí-- Ahora tenía más sentido, no se había equivocado para nada al percibir cierta desolación en los ojos del castaño,pero no pensó que fuera algo como lo que le estaba pintando el santo de Capricornio.

 

-Te entiendo... pero, ¿porque yo? Aioria ni siquiera quiere tocar el tema-- El pelinegro pensó una respuesta, no podía decirle que la verdadera razón de buscarlo se debía a una conversación de hace un tiempo con el griego, quién le había comentado a Shura acerca de las charlas que mantuvo con el rubio durante cierta misión sobre su hermano Aioros , y como le había remarcado con intriga que se sintió tranquilo con su presencia, no, iba sonar a loco.

 

-Confío en mis instintos, y en la amistad que llevas con el—Armó con cuidado las palabras el español-- Probablemente el mismo te cuente sin hacer tú o yo algún esfuerzo, pero entiende, siento que ese loco es como un hermanito desde que revivimos y después de darme cuenta de... lo que hice—Arrastró las ultimas palabras recordando aquel terrible día, Shaka pudo percibir como su aura recaía y por un micro segundo percibió algo parecido a con Aioria ese día en el coliseo.

 

Posó una mano sobre el hombro del otro, sonriendole amablemente antes de decirle algo que le alivió de cierta forma.

 

-El pasado es pasado amigo, lo importante es aprender y mejorar. Y entiendo lo de Aioria, pero dejemos que las cosas tomen su curso-- El otro asintió, sintió que aquello había sido un “si” disimulado por el rubio, así que levantándose de su asiento fue caminando hacia la salida mientras se despedía.

 

-Gracias Shaka, lamento interrumpir tu hora del baño-- Y se fue escaleras arriba,a lo que el hindú notó que tenía la toalla de secarse en el hombro.

 

Tal vez valió la pena haber sido interrumpido, pero ahora iba a por su ducha nocturna.

Notas finales:

Dejen sus reviews, espero les guste! pronto el proximo cap que ya está avanzado!!

Byeee!


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