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FAMILIA por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

Okane Ga Nai no me pertenece, sino a  Hitoyo Shinozaki.

La historia que leeran a continuacion solo utiliza los personajes para dar fin a una historia con el mero proposito de entretener y sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Bueno este capitulo va dedicado a "azumi 16" con la cual he tenido varias charlas respecto a esta historia que nos encanta, espero que les guste y recuerden que este es un fics variacion de la historia original.

FAMILIA

 

 

 

 

 

Su sueño jamás había sido tener una familia, suficiente había tenido con la propia pero después de conocer Ayase y descubrir que uno de sus sueños era este, nada evitaría que se hiciera realidad, aun teniendo de por medio a la naturaleza.

 

 

El sexo era grandioso con su castaño, aunque este  lo negara, tanto que terminaba exhausto sobre la cama ignorando por completo que era lo que hacia sobre su cuerpo y mucho mas cuando quitaba con sumo cuidado cierto preservativo de su falo caído, cosa rara en ellos pero que su niño no se negó a utilizar, después de todo ¿podía?

 

 

Todo había sido orquestado en el mas estricto secreto que cuando apareció con aquel bultito en sus brazos Ayase le exigió saber a quien pertenecía y como siempre creyendo lo peor de el ordenándole regresarlo con su verdadera familia. No podía negar que le excitaba ver a su castaño enfadado, mas después de explicarle todo el asunto y como tras pasada la tormenta este se volcó en atenciones para con su hijo, no, el hijo de ambos, porque aun teniendo solo los genes de Ayase ese niño era tan suyo como de él.

 

 

No se podía pedir mas, con él bebe si bien el tiempo era corto con su amado también lo fue con sus otras actividades que pasaron inmediatamente a un segundo plano para mas tarde quedar completamente en el olvido, ya que lo mas importante era su bebe.

 

 

Los gritos del castaño inundaron el departamento de forma atroz, el prestamista había llegado a su lado lo más rápido posible intentando de ser de alguna utilidad pero encontrándose con la cruda realidad, ya no podía hacerse nada.

 

 

Ayase se sumió en la tristeza de la perdida, saliendo de ella solo con ayuda de la tipica rutina que había abandonado meses antes.

 

 

No había alcanzado a pasar un año cuando llevo a su segundo retoño con el, tan pequeño, tan dulce, la viva imagen de su amor pero en pequeño, él lloro al sostenerlo en sus brazos jurando que nada lo lastimaría.

 

 

La desgracia parecía sumirse en su hogar o tal vez alguna maldición dada por un enemigo en su afán de venganza porque se negaba a creer que aquello solo fuera mala suerte. Cuantos hijos mas perderían por sus pecados, cuantas lagrimas mas debería derramar su amado en medio de suplicas para no tener lo que tanto añoro en su niñez.

 

 

La decisión fue difícil, mas porque deseaba ver en sus hijos la inocencia, dulzura y belleza de quien había escogido como una especie de madre para ellos pero que lamentablemente como había dicho su medico no contaba en su historial clínico con una resistencia inmunológica lo suficientemente fuerte para poder contrarrestar cualquier cambio brusco de ambiente y mucho menos la maldición en la que tanto creía Kanou.

 

 

Encontró a su Ayase en un rincón del cuarto, ocultando su cara en medio de sus rodillas, tirado en forma fetal, mientras que de su garganta solo salía un murmullo lastimero en medio de su llanto.

 

 

Otra vez habían perdido a un hijo.

 

 

Los genes no tenían nada que ver, la sangre tampoco y la maldición de la que tanto se había negado en el fondo de su corazón a creer por fin era algo factible a un cien por ciento para el, tanto que llego a degollar a una familia completa por petición de un charlatán que le juraba que con eso su mala racha cesaría, mas no fue asi y este termino acompañándolos en un sitio baldío.

 

 

Ya no mas, le pedio, no mas, suplico. No mas, le aseguro besando su frente y dando por terminado el bello sueño que había acabado como la peor pesadilla de sus vidas.

 

 

Ella le enfrento sin el menor recato dejándole aquel infante sobre su escritorio y mandándose a cambiar en el mismo instante que el había gritado imposible, mas no lo era, le había sido infiel a su ángel en un momento de debilidad, el mismo en que evitaba que le tocara por estar en un momento frágil de su vida y que el no pudo mas que comprender.

 

 

Cuando llego a su hogar y llamo a su amado este no creía lo que veía, aun cuando habían dejado en claro que ya no habrían mas angelitos en esa casa el muy desgraciado que tenia en frente había vuelto a hacerlo sin siquiera consultarle y lo odio por eso.

 

 

Las primeras semanas como en todas las anteriores ocasiones un ya no tan inexperto Kuba ayudaba en esta ocacion en vez de a la pareja de su jefe a este mismo con las tareas mas simples para mantener estable y feliz a un bebe, sin imaginarse cuan realizado le hacia sentir esto a quienes mucho veían como un verdadero monstruo.

 

 

Con el tiempo Ayase termino perdonando al prestamista y aceptando al nuevo miembro de la familia volcando todo su amor en este.

 

 

El departamento estaba demasiado silencioso, demasiado para ser la hora de comida del pequeño rufián como le gustaba llamar a su hijo. Se saco el saco dirigiéndose hasta su cuarto sin encontrar a sus amores en el, para luego irse directo al del pequeño en donde cierta escena solo podía ser parte de su mente enferma, porque el jamás le haría daño a nadie, mucho menos a un bebe inofensivo.

 

 

 

-Ayase-

 

 

 

El chico se alejó como poseído de la cuna, aun con la cabecera en sus manos y con la mirada perdida en un punto muerto de esta.

 

 

Corrió hasta la cuna cuando al fin salió de su estupor encontrándose con la misma escena que viera tantas veces durante esos cuatro años, muerte.

 

 

 

-Porque, por….que, ¡Porque!- grito fuera de si mientras sus manos rompían el barandal de la cunita en donde reposaba el cuerpo ya sin vida de su hijo.

 

 

 

-Por que…jamás…permitiría…que tú lo tuvieras-

 

 

 

Fue la simple respuesta del ingenuo chico que alguna vez mirara como la rencarnación misma de un ángel y que ahora solo podía ver como el mismísimo demonio.

 

 

 

-¡Porque, porque, porque!- gritaba incrédulo tras su respuesta, tirándose sobre el, alzándolo por los brazos y golpeando su espalda contra la pared.

 

 

 

El chico solo le sonrió y volvió a contestar lo mismo.

 

 

 

-¡Eran nuestros hijos, nuestra familia, lo que tú más deseabas!-

 

 

 

-No, era lo que tú deseabas-

 

 

 

Le miro con ira ya no deseaba escucharlo, ya no quería saber más, no después de tantas muertes, no después de haber visto a sus bellos ángeles sumidos en las frías garras de la muerte pero aun asi volvia a preguntar incrédulo como un mantra.

 

 

 

-¿Por qué Ayase, solo dime porque?-

 

 

 

El rubio le miro ya sin rastros de alegría en su rostro dejando escapar un gemido lastimero, mientras las lágrimas bañaban su rostro.

 

 

 

-Porque… no permitiría… que le hicieras a ellos… lo que me hiciste a mi…mucho menos si estos eran mis hijos-contesto en un susurro el chico en medio de hipidos sin darle la cara al moreno.

 

 

 

Le soltó cayendo de rodillas ante el, imaginándose que todo se trataba de una pesadilla, creyendo que tras despertar de esta las risas infantiles llenarían sus vidas y ellos serian mejores personas, porque nadie que tuviera una familia podía ser malo o al menos no tanto. Recordó a su viejo y cuanto lo había odiado, como soñaba con poder eliminarlo con sus propias manos y que cuando alguien mas se le adelanto sintió una gran desazón por ello, pensando solo en la forma de vengarse de quienes se lo habían arrebatado, mas siempre  preguntandose que hubiese pasado si la historia hubiera sido diferente, que habría pasado si eso jamás hubiese pasado y en cambio hubiera tenido la oportunidad de llevar a cabo sus macabros planes.

 

 

Miro hacia arriba viendo el rostro angelical de quien fuera el verdugo de su sangre, se levanto con lentitud tomando su cuello entre sus manos, tan suave como le recordaba y tan frágil a la vez. Le acaricio hasta llegar a su rostro y unió sus labios en un profundo beso con sabor a sal.

 

 

Los ojos aguados de su amado estaban confundidos, mas no importaba porque el sabia bien que en el fondo todo aquello no había sido mas que una prueba de su amor, ante el futuro peligro que esos niños podrían significar para ellos.

 

 

Le dijo te amo y sin importar su llanto lo tomo en aquel cuarto que fuera la ultima morada de sus hijos.

 

 

 

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

Esta historia nacio una noche tras ver "Las verdaderas mujeres asesinas" en ella relataban el horrible sindrome de  Münchhausen por poder pero si ustedes lo notan aqui ese sindrome no prevalece por que lo ultimo que quiere Ayase es llamar la atencion de Kanou, sin mas bien otra cosa que ya esta explicada en la misma historia.

Ya se que a muchos no les agrada como muestro al castaño pero quiero recordarles que el para mi no es mas que un ser humano y como todos podemos cometer errores aun pensando que estamos haciendo un bien.

Como siempre doy gracias a quienes leen y mucho mas a quienes comentan, para ellos van dedicadas todas mis historias.

P.S.: Puse Mprg pues...si ya se que es para varones en cinta pero no sabia como ponerlo, perdon por eso, ahora si, hasta la proxima.


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