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Te estoy diciendo que te amo por Carito_d

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Notas del capitulo:

Hola, somos las mismas autoras del fanfic 2min "Sol de Invierno" :3   esta vez nos inspiramos en una entrevista en la que Key revelaba comentarios sobre el dorama de Minho y eso <3 lean y dejen reviews que aportan para más besitos del 2min :33 jij 




<3

Desde hace más de un mes que el dorama To the Beautiful You había comenzado sus transmisiones en la televisión coreana. Todos los miércoles y jueves millones de ojos se posicionaban frente al televisor a ver la pareja de aclamados cantantes que eran tan bien conocidos dentro de la música del país.  Choi Seol Ri y Choi Minho.

Y en la casa del grupo del chico no era la excepción.

Key coordinaba todos los horarios del día, dejando exclusivamente libre ese momento para ver a su compañero y amigo. En un comienzo los cuatro se reunían frente  a la pantalla a comentar y más de alguno a burlarse sobre la actuación o diálogos del moreno, pero con el paso de los días fueron tres los presentes, excusándose siempre el mismo, día tras día por cosas sin sentido.

Cada día Lee Taemin desaparecía  ya casi sin dejar excusa cuando los veía instalarse a ver la tan ansiada serie.

El primer día fue su record. Vio treinta y dos minutos exactos y ni un segundo más. Se levantó del sillón y los convenció de estar cansado, sin ser capaz de admitir la angustia que lo había embargado desde que salió la imagen de Minho en el televisor. Lo extrañaba tanto que le dolía.

Los otros capítulos decidió verlos solo.

Los veía en su tablet, escondido en su pieza, bajo una manta a la vista de nadie, y con el volumen lo suficientemente bajo para que ni él pudiera oírlo. Odiaba su voz. Odiaba verlo. Odiaba su cabello demasiado peinado y ese uniforme que no le hacía juicio para nada.

Odiaba esa estúpida serie. Ni siquiera sabía porqué insistía en verla. Apenas alcanzaba a ver un par de minutos cuando ya cortaba el capítulo y lanzaba el aparato lo suficientemente lejos para no volver a ver la cara de Minho.

Lo odiaba tanto que ni siquiera encontraba las palabras suficientes para expresarlo.

Pero un día su cerebro o su corazón, o ambos al mismo tiempo, colapsaron. No supo cual fue, pero el solo hecho de oír su voz, SU PROPIA VOZ, en esa maldita serie, cantando una estúpida canción en una escena, le hizo colmar la poca paciencia que tenía.

No supo porqué accedió a hacer la canción, pero de un momento a otro se encontraba solo en un estudio entonando lo que sería una de las canciones más emotivas de toda la serie.

Ahora habían conseguido que incluso se odiara a si mismo.

Y le es imposible no dirigirse a la habitación del que más odiaba dentro de toda esa casa. Esa habitación que había albergado tantos secretos y promesas de compañía eterna que ya se encontraban rotas.

Le duele admitir que cuando se sentía demasiado solo en la noche iba a su cama a dormir y sentir ese maldito olor que tanto extrañaba. Ese maldito perfume que se acentuaba en plena madrugada y que desaparecía cuando nadie despertaba aún.

Cada día eran menos las horas que pasaba Minho en la casa. A veces ni siquiera se molestaba en llegar.

Una lágrima cae rápidamente por la húmeda mejilla de Taemin, a la vez que pateaba con demasiada furia un montón de ropa recién lavada y planchada por dios sabe quién.  Sus manos se encargan de limpiar el escritorio del moreno, arrastrando todo tipo de objeto y dejándolo caer al piso.

Necesitaba romperle todo o sentía que se moriría por dentro.

Toma con ambas manos la ropa de cama arrastrándola al piso, para luego comenzar a arrancar las sábanas sin dejarle ni siquiera un lugar en donde dormir. Patea lejos los cojines y lanza más allá un par de hojas que parecían ser el guión de la serie. No suficiente, se acerca a ellas y las rompe en dos. Y en más pedacitos hasta que su cuerpo comienza a tiritar tras tantas lágrimas derramadas.

Nunca creyó que extrañar tanto a alguien podía provocar que su cuerpo doliera de esa forma. Siente como si unas manos le desgarran desde dentro impidiéndole respirar.

No pasan demasiados segundos cuando se ve obligado a sentarse en la cama, afirmándose con ambas manos del colchón, dando bocanadas de aire para poder respirar. Para poder tranquilizarse y volver dentro de si.

Y las lágrimas parecen caer más rápido que antes, nublándole la vista antes de que su mano siquiera alcance a limpiarlas. La agonía literalmente lo estaba matando.

Ve la camiseta favorita de Minho un par de metros más allá de él, siendo aplastada por una masa de ropa y objetos que se le cruzaron por el camino. Le cuesta sacarla sin que se rompa. Le genera una lucha que casi parece estúpida, pero que si no la gana siente que más pena se apoderará de su cuerpo. Cuando la tiene entre sus manos le es imposible no pegarla a su nariz e inhalar su olor favorito en todo el mundo. Ese que podría reconocer con los ojos cerrados y en medio de miles de personas.

No sabe en que momento fue en el que se durmió. En el que apoyó su cabeza sobre la camiseta y su cuerpo sobre el colchón, cayendo rendido ante el sueño que lo embargó de un momento a otro.

Un suspiro y un sollozo se le escapaba sin querer mientras dormía.

Y eso fue lo primero que escuchó Minho al entrar a la habitación. Y nada más fue necesario para romperle el alma y hacerlo sufrir por todo el dolor que le estaba provocando.

Sabía que Taemin no estaba bien. Key se lo repetía día tras día por teléfono, pero no podía hacer nada. No podía llegar antes y tampoco renunciar cuando ya estaba casi listo el drama.

Pero es Taemin, Minho.

Sí. El que le sonreía a pesar de todo y hacía como si nada pasara. El que le mandaba mensajes cuando se le daba la gana y que proclamaba como de su propiedad cuando le convenía. Era su debilidad. Era el que le costaba abandonar cada madrugada en la que sonaba la alarma advirtiéndole que si no se levantaba de una vez, ese día llegaría más tarde a la casa y que menos vería a Taemin.

Como si alguna vez hubiese logrado llegar a verlo despierto.

Se apoya en la puerta y ve el desastre que tiene ante sus ojos, dejándole claro que al menor ya no le importaba ocultarle lo que sentía y que ya estaba harto de todo. De su soledad, de su falta de amor, de su falta de interés.

Ve el guión hecho añicos bajo él y su ropa limpia de una forma que no la hacía ver así. Las sábanas sobre el escritorio y los cojines soltando un par de plumas que caían con calma sobre el piso. Todo era demasiado contrario a la tranquilidad que le daba Taemin desde su cama. Suspirando y con el cabello desordenado tras tanta rabia derramada.

Se acerca con cuidado y se sienta junto a él, dándose el tiempo de mirarlo antes de hacer cualquier cosa. Ve los recorridos ya secos de lágrimas sobre sus mejillas y sus ojos hinchados por lo mismo, incluso sus labios se encuentran en forma de puchero. Su camiseta favorita se encontraba enrollada bajo su rostro, sirviéndole de cojín y de paño de lágrimas. Incluso de sustituto. De todo lo que él ya no hacía desde que había comenzado a actuar.

Sube con cuidado una de sus manos hasta su frente, acariciándolo y arreglándole el cabello que parecía más largo cada día que lo dejaba de ver.

-       Vete.

Una mano se interpone entre sus cuerpos, empujando a Minho fuera del colchón. Los ojos de Taemin continúan cerrados, pero concientes de todo lo que sucedía.

Lo quería lejos. No lo quería ver.

-       Taemin.

No. No. Su voz tampoco la quería escuchar.

Se tapa los oídos con ayuda de sus manos y aprieta más sus ojos sin dejarle ingresar el más mínimo haz de luz.

Siente como el colchón se vuelve a hundir a causa de su peso, sin querer dejarlo tranquilo. Sin dejarlo vivir en paz como solía hacer antes de conocerlo.

-       Taemin- insiste.

-       Te odio. No te quiero ver.

-       Taemin.

-       ¡Vete, Minho! – ya no soporta más y abre los ojos, llevándose la horrible sorpresa de las oscuras ojeras que adornaban el cansado rostro del moreno. Lo choquea un poco, distrayéndolo-. Vete. No te quiero ver.

-       Taemin.

Basta de decir su nombre. Basta de conquistarlo con solo aparecer. Basta de promesas de no irse más sin cumplirlas.

Se sienta en la cama y le da un puñetazo en el estómago con demasiada rabia como para arrepentirse. Sus ojos comienzan a aguarse una vez más y Minho no hace nada, no le impide el nuevo golpe ni el otro que está por venir. Deja que lo golpee y que las lágrimas sigan cayendo como si nada.

-       ¡Te odio Choi Minho!- un puñetazo más en el medio del estómago y el moreno apenas se balancea-. ¡A ti y a tu estúpido drama! ¡Es horrible! ¡Odio a Sulli y a ti el doble más que ella! ¡Odio hasta a ese estúpido perro!

El cuerpo de Minho lucha con la rabia del menor, aceptando sin ningún problema los golpes que le daba. Le dolía, por mucho que aguantara, el estómago ya comenzaba a dolerle, pero si Taemin necesitaba sacar la furia de alguna forma, sería capaz de aguantar toda la noche si era necesario.

Pasa con cuidado los brazos sobre los hombros de Taemin, sosteniéndolo y acercándolo ante el menor descuido. Y lo abraza de tal forma que siente como su cuerpo se estremece ante el contacto, provocando que más lágrimas se agaloparan en sus ojos, mojándole la camisa. Y Taemin se resiste por unos segundos, pero Minho es más fuerte y no lo suelta por mucho que quiera.

De un momento a otro el menor cae rendido sobre su cuerpo, afirmándose de su ropa para no desfallecer ahí mismo. Y llora como nunca porque lo echa de menos. Porque le duele no verlo apenas despierta y antes de dormir. Porque odia que esa estúpida pueda tenerlo más que él e incluso reír con él.

-       Qué pasa- le susurra, dándole cortos besos en la mejilla, buscando alguna forma de tranquilizarlo.

-       Te odio, eso pasa- le susurra.

-       No te dejaré solo.

-       Como si no lo estuvieras haciendo todos los días.

Le dan ganas de sonreír ante su terquedad, pero sabe que con eso solo conseguirá empeorar las cosas. Prefiere acariciarle con cuidado el cabello, mientras suelta las últimas lágrimas que parecen quedarle.

-       ¿Aún me quieres?- le susurra con dificultad.

-       ¿Es una broma?- incluso detiene las caricias ante la sorpresa.

-       ¿Tengo cara de broma?

Se separa de su pecho y lo mira con los ojos hinchados y el rostro en el peor estado en el que alguna vez se pudo encontrar.

De broma, ni un milígramo.

Minho le limpia los restos de lágrimas cerca de sus ojos, mientras Taemin los cierra tras el mínimo tacto. Extrañaba incluso eso, la manera en que lo tocaba como si fuera el objeto más frágil del mundo.

-       No- le susurra lo suficientemente cerca como para sentir su aliento con restos de pasta dental-. No tienes cara de broma.

-       ¿Entonces?- le duele repetirlo-. ¿Quieres más a ese drama feo que a mi?¿Me cambiaste por Sulli, Minho?- inevitablemente un puchero se apodera de su boca.

Y ahora el moreno se da el lujo de sonreír. Por muy cruel que sea, lo hace. Y le acaricia las mejillas observando con paciencia a la persona en la que pensaba todo el día desde que se levantaba hasta que llegaba a la casa. Si le dijera todo lo que lo extrañaba probablemente ni siquiera le creería.

-       ¿Me crees capaz de cambiarte por ella?

Le gusta que no diga su nombre. Le hace sentir un poco más seguro.

-       No lo sé. Ya no sé nada.

Le sostiene el rostro con ambas manos, sin poder dejar de estudiarlo. Ve como pestañea tupidamente, aún con restos de lágrimas en sus ojos.  Y lo acerca lo suficiente como para dejarle un corto beso en un ojo y luego en el otro, luego en cada mejilla hasta llegar a su nariz. Siente como chocan ambas respiraciones pero no toca su boca, por respeto  al odio que siente en su contra. Y porque se lo merece.

-       Como si pudiera dejar de amarte.

-       Lo estás haciendo- gruñe aún sin convencerse.

-       Te amo cuando despierto- le besa la punta de la nariz y espera-. Cuando me baño- le besa un costado de los labios- cuando como- el otro costado- cuando respiro- justo bajo la nariz- y cuando llego en la noche y estás dormido y ni siquiera me ves, me doy cuenta que te amo más de lo que te amaba en la mañana.

Se toma un par de segundos antes de depositar un beso en la boca de Taemin. Sus labios no se entregan de inmediato al tocarlo, dándole pelea por unos segundos, haciéndolo sufrir y dejándolo sentir ese gusto salado que habían dejado las lágrimas.

-       ¿Estás seguro?- le cuesta convencerse y se lo dice apenas se separa.

-       Te dije que te amo, Taemin- ríe Minho ante su atónita voz.

-       ¿Más que a Sulli?

Amaba su deseo por romper las cosas. Su alma de niño que aún no era capaz de crecer. Su inmadurez ante las cosas. Todo de él.

Se acerca con cuidado a su oído y le susurra sin pudor alguno.

-       No la amo ni un poquitito.

Cuando se separa y ve que Taemin le sonríe satisfecho, se siente mucho mejor y con un peso menos encima. El menor le da un largo beso de disculpas e intenta excusarse de su ataque de furia recogiendo un par de cosas que rompió y el libreto que ya no servía de nada. Le ayuda por unos instantes hasta que le confiesa que tenía libre por los siguientes tres días.

Entonces Taemin le regala la más sincera de las sonrisas y admite mentalmente, que por esa sonrisa, sería capaz de dejar la serie en donde está e irse muy muy lejos con Taemin sin importarle nada.

Incluso al infinito y más allá.

 

 


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