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Perdido por Cucuxumusu

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Notas del fanfic:

Weno fue un fic que empece hace mucho pero que nunca conseguia terminar y ahora que e recupero mi inspiracion os lo dejo.

Creo que es un poco largo, pero espero que os guste.

Los personajes no son mios pertenecen a Tite Kubo, pero la historia es genuina

 

 

 

La inmensidad de la selva le rodeaba. Las grandes hojas verde escarlata filtraban los rayos de sol, sumiendo el mundo en una suave penumbra, interrumpida por pequeños y débiles puntos de luz. La humedad del antiquísimo bosque giraba y se condensaba formando pequeñas nubes de vapor que recorrían  la parte alta de las ramas, intentando escapar del escudo de enormes hojas. Las transparentes gotas que reposaban en las hojas, caían al mas mínimo movimiento y entonces, reflejan la débil luz de los pequeños rayos y brillaban mágicamente durante un momento, hasta que se estrellaban contra el oscuro suelo marrón.

El chico avanzo dos pasos, saliendo del seguro camino que había encontrado, y apoyo una blanda mano en uno de los gigantescos arboles que le rodeaban. Tras asegurarse que era seguro, apoyo la temblorosa espalda contra el tronco, cerrando los ojos satisfecho por encontrar algo que le ayudase a  sostenerse en aquel extraño mundo de ondulantes hojas y traicioneros agujeros en el suelo. Resbalo por el tronco hasta quedar sentado en el suelo repleto de hojas marrones, que antiguamente habrían sido majestuosas decorando el oscuro bosque. Fue entonces, cuando las piernas del chico le daban las gracias por el merecido descanso, cuando este abrió los ojos.

-Ah- suspiró.

El húmedo bosque le devolvió la mirada, como un inmenso ser vivo al que, tras un largo y profundo sueño, se le despertase de forma brusca. Los pájaros recorrían el espacio entre rama y rama avisando de su llegada a sus congéneres y deslumbrándole con sus cálidos colores, al igual que las flores de extraña forma y intensos olores.

El chico se sentía vigilado por millones de diminutos ojos, agazapados detrás de una hoja o detrás de una liana, esperando a  una distracción por su parte para atacar o huir de él.Los chillidos de los animales aumentaron de intensidad y las hojas susurraron inquietas aguardando el momento.

Entonces se oyó el fuerte y esperado rugido que hizo temblar la tierra y todo quedo sumido en el más completo silencio, cuando repentinamente empezó a llover. El chico dio las gracias por el momento de paz y silencio, cerrando de nuevo los ojos sintiendo las gotas golpearle sin piedad.  Alzo la cabeza al cielo abriendo la boca intentando cazar alguna de aquellas grandes gotas y beber algo después de días sin conseguir agua potable.

-Voy a morir- concluyó.

Se quedo así un rato, mirando aquel techo verde que de repente parecía un hormiguero de hojas revoltosas y animales moviéndose en busca de refugio. Un grupo de loros cruzo por su campo visual, una pareja de elegantes panteras, un mono ayudaba a su cría a saltar una rama… Su corazón se contrajo y dejo de saber si el agua que caía eran las gotas de lluvia o lagrimas.

 Estaba perdido, completa y absolutamente perdido en aquella inmensidad de color marrón y verde esmeralda, llena de chillidos y humedad. Nunca le encontrarían, había andado kilómetros intentando volver a encontrar la expedición de la que se había separado, pero había acabado aun mas perdido en la mezcla de arboles y flores exactamente idénticos, sin ningún punto de referencia que le guiase en su recorrido. La comida se le había acabado al tercer día y llevaba ya una semana perdido, como ponía de manifiestos su hambriento estomago que chillaba.

Sintió  entonces un cosquilleo y presión en la mano derecha, como una suave caricia del bosque. Volviendo al mundo bajo la cabeza incomodo, intentando encontrar el origen de la suave sensación. Una grande y peluda tarántula le ascendía por la mano buscando un refugio seguro en la terrible tormenta.

El chico se la quedo mirando: como ascendía lentamente moviendo una pata después de la otra, sin prisa, como ascendía por su antebrazo levemente, como le miraba con los ojos negros y penetrantes sabiendo que podía matarle en cualquier momento.

-Lo que faltaba- aquello era tan absurdo.

Entonces sin poderlo evitar, sonrió alegrándose ridículamente por el encuentro con aquel pequeño ser, entonces supo que realmente estaba llorando al notar las gotas calientes derramarse de sus ojos. Volvió su vista hacia el techo vegetal sin intentar apartar a la peligrosa araña, su cara no denotaba ninguna emoción, solo la mas desoladora pena y desconsuelo se reflejaban en sus ojos marrones.

Ni siquiera se movió cuando sintió en fuerte mordisco del animal en su brazo, simplemente siguió contemplando la naturaleza en todo su esplendor mientras su cuerpo se paralizaba poco a poco. Con un poco de suerte moriría en unos minutos y se ahorraría la muerte por hambre, las noches de insomnio esperando la muerte por parte de una fiera de la selva, se evitaría el envenenamiento al comer algo que no debía o...

Su cuerpo fue relajándose y volviéndose agradablemente pesado, no le dolía absolutamente nada, el cansancio y la sequedad en su garganta iban desapareciendo lentamente, los ojos inquisidores en la maleza ya no le importaban, ahora se sentía seguro y protegido de ellos, incluso el hambre desapareció y su estomago dejo de gritar. Realmente le gustaba aquella muerte, dulce y lenta, como una madre que te envuelve en sus cálidos brazos.

Sus ojos se cerraban levemente contemplando el inmenso bosque: las brillantes gotas de agua, los resplandecientes colores, las verdes hojas que revoloteaban… la selva parecía sonreír tras haberse librado del molesto intruso.

Un relámpago cruzo el cielo seguido del gran rugido que hizo temblar la tierra de nuevo, cuando el sonido disminuyo el chico ya se había dormido plácidamente. El bosque ni se inmuto, la lluvia siguió cayendo, la araña siguió trepando, las lianas se movieron al son del viento, la sombra salió de los arbustos y se paro frente al muchacho, erguida sobre sus dos piernas.

El hombre de ojos azules contemplo al chico dormido y tras tomar su decisión blandió la lanza que portaba en la mano. Con un rápido giro de muñeca golpeo a la araña lanzándola lejos. Se acerco entonces, aun más, al muchacho que respiraba débilmente y tras comprobar que seguía vivo lo levanto en vilo con suma delicadeza y empezó a caminar.

El bosque se enfado con él hombre por su atrevimiento y desobediencia y en el cielo retumbaron los rayos, mientras el viento le envolvía  impidiéndole  avanzar, azotando contra él la fuerte lluvia. Los animales chillaron y el suelo tembló, abriendo oscuros agujeros ante él, preso de la repentina furia. El hombre paró en seco, aun con el chico en brazos y dirigió su gélida mirada a las imponentes ramas, que se agitaron asustadas, luego dirigió su vista al cielo y animales que dejaron de hacer ruido y lentamente el caos fue disminuyendo.

El hombre entonces prosiguió su camino, internándose por los recovecos del bosque, torciendo a la derecha en la gran piedra azul y cruzando el gran rio de agua salvaje y el campo de flores, llegando finalmente a las impresionantes ruinas de lo que antiguamente pudo ser un palacio o templo Maya.

En una de las antiguas habitaciones se había derrumbado una pared creando una especie cueva que alternaba centenarias piedras  con extraños dibujos, y enredaderas  con brillantes flores blancas y que le protegían del viento y lluvia y hacían a la vez de su refugio.

 Allí dejo al chico descansar sobre un conjunto de pieles de varios animales que hacían de cama. Luego, tomando su inmóvil brazo observo la mordedura roja e hinchada, acerco sus labios a la herida acariciando la suave piel del chico y empezó a absorber el veneno, escupiendo, de vez en cuando, un líquido de color amarillo. Cuando la herida empezó a sangrar como debía de hacerlo paró y se levantó. Toco levemente su frente, comprobando lo que ya sabía, e inmediatamente salió de las viejas salas de fría piedra no sin antes dirigirle una mirada de aviso al bosque.

Cuando volvió encontró al chico tal cual lo había dejado, pero aun mas pálido y tembloroso. Toco su frente comprobando la fiebre otra vez, e inmediatamente se sentó en el suelo rodeado de las plantas que había recogido. Empezó a triturarlas y mezclarlas unas con otras, en un determinado y estudiado orden, hasta crear una pasta verde que puso a cocer en una hoguera construida en frente de un antiguo altar.

Al pasar un rato, coló la mezcla y tras ponerla en un vaso se la dio de beber al convaleciente, que empezaba a enfriarse y temblar violentamente. Cuando se aseguro que se la había bebido, le desvistió para quitarle las mojadas y extrañas ropas y tapándole y vistiéndole con las suaves pieles se tumbo a su lado abrazándole para que dejase de temblar y pudiese controlar mejor su respiración y temperatura.

A los pocos minutos el chico había dejado de tiritar, pero seguía sin entrar en calor y su respiración seguía siendo muy débil. El bosque se reía de sus estúpidos intentos por devolverle a la vida.

Enfadado consigo mismo, volvió a preparar el brebaje y se lo dio de nuevo al chico que volvió a recobrar el color. Las flores blancas de las paredes temblaron de furia. Aun así seguía helado y el hombre ya no sabía cómo calentarle, volvió a abrazarle pero no sirvió de nada. El chico abrió un ojo adormilado y aun paralizado y se le quedo viendo como intentando enfocarle.

-¿mmn?-

El hombre le miro preocupado, aquello era bueno y malo a la vez. Bueno, porque significaba que el chico se estaba recuperando. Malo porque si se dormía, ya sí que no sería capaz de despertarle. El chico giro la cabeza y volvió a cerrar los ojos cansado, intentando volver a dormir.

El de ojos azules le sacudió violentamente intentando que no lo hiciera y el muchacho volvió a abrir los ojos asustado. Intento explicarle por gestos que no se durmiera, pero al rato volvió a cerrar los ojos sin fuerzas. Volvió a sacudirlo y el chico por fin pareció comprender su situación, intentando mantenerse despierto.

Así fueron pasando las horas, cada vez que se intentaba dormir le despertaba, si temblaba le preparaba la extraña bebida. El día paso y llego la noche que dejo paso al amanecer. No se había separado ni un momento de su lado abrazándole posesivamente, impidiendo que el bosque ganase el maldito juego.

 Lentamente y bajo su atenta mirada el chico fue regularizando su respiración y recuperando una temperatura normal, finalmente supo que se recuperaría cuando comenzó a murmurar en sueños. Tendiéndose a su lado se durmió por fin, con el bosque rendido finalmente en su brutal juego.

.

.

.

El de ojos marrones empezó a abrir los ojos con pereza al sentir la húmeda brisa acariciarle placenteramente  .El sonido de los pájaros y el del agua cayendo le alentaban a que siguiese durmiendo, pero los recuerdos del día anterior le recordaron que no estaba a salvo. Se levanto de la cama en la que estaba rodeado de pieles de extraños dibujos y lentamente observo el lugar donde se encontraba.

Las paredes de gruesa roca amarilla le rodeaban protectoramente y las lianas y plantas de un verde esmeralda le ofrecían un aire cálido a la estancia acrecentado aun más por el oscuro ambiente de la jungla. Una de las paredes de la habitación se había desmoronado, dejándole ver un impresionante barranco que se abría a un pequeño  valle donde caía una pequeña catarata.

-¿Dónde…?- se pregunto el de pelo naranja aun adormilado por acabarse de levantar, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una mano se poso en su hombro y le empujo de nuevo al lecho de pieles.

Un hombre de mirada peligrosa y de pelo de un color más azul que el propio cielo le miro seriamente. No le había oído llegar, había aparecido simplemente de la nada y su mano seguía en su hombro, apretándole contra la cama suavemente y él, a pesar de no conocerle de nada le hizo caso y se recostó sin apartar la mirada de aquellos penetrantes ojos azul eléctrico.

El de ojos azules se le quedo mirando durante un largo rato, lo que empezó a poner al otro nervioso, sin embargo, no hizo nada por apartar la mirada. Al cabo de un rato  el otro le tendió un cuenco lleno de una extraña bebida color rojo escarlata y él, obediente se la bebió ignorando el sabor amargo que tenia, e instantáneamente su cuerpo dejo de sentirse tan pesado y cansado.

-¿Cómo te llamas?- pregunto el chico al hombre, pero este no dijo nada simplemente se levanto y le hizo un gesto con la mano para que le siguiese.

-¿Hablas mi idioma?-pregunto esta vez en portugués, intentando comunicarse con el extraño hombre que, ahora que se fijaba, iba medio desnudo a excepción de un collar con dientes y de una especie de pantalón de piel.

El hombre solamente le miro serio, frunciendo ligeramente el entrecejo y el chico lo tomo como una advertencia para que dejase de hablar, cosa que hizo al instante. Luego intento levantarse de la cama pero para su sorpresa sus piernas no funcionaban como quería y callo patéticamente. ¿Por qué narices se encontraba tan mal?

El otro se acerco sin cambiar ni una sola vez la actitud seria de su cara. Le tomo de la cintura y permitiéndole al otro agarrarse y caminar apoyándose sobre él.

Y caminaron durante un largo rato agarrado el uno al otro a lo largo de una pasarela de madera que parecía más antigua que el mundo mismo y sobre la que no crecía ninguna planta extraña. Estaba comenzando a atardecer y la luz teñía la humedad del aire dándole un aspecto anaranjado. Sin embargo cuándo llegaron a su destino ya era noche cerrada.

-¿Dónde…?- volvió a preguntar el de ojos marrones, pero calló al darse cuenta de que el otro no hablaba su idioma.

El agua de un pequeño arrollo caía en un escalón de piedra negra y pulida y luego, formaba un pequeño estanque del que emergían nudosas raíces de arboles tan altos, que no veías su final. El silencio del lugar era sobrecogedor y el agua que brillaba fantasmagóricamente gracias a la luna, era preciosa.

El extraño hombre le sentó sobre una de las raíces que hacían de escalón y bajo hasta la laguna donde recogió un poco de agua. Al volver a acercarse el mayor, sus ojos volvieron a cruzarse y aquel peso en su estomago volvió a hacerse notar. El chico se tenso cuando el otro vertió el agua fría y brillante  sobre la piel hinchada de su brazo donde tenía una pequeña herida que no se acordaba cuando se la había hecho.

El hombre froto suavemente con sus ásperas manos la herida limpiándola más a fondo y haciendo que  el chico dejase escapar un leve gemido lastimero. Sus ojos seguían sin apartarse ni un momento de los del otro mirándole con aquella intensidad que podía significar tantas cosas.

El chico entonces incomodo y sin saber todavía como agradecer la ayuda del mayor  espero a que el otro acabase y volviese al rio a por más agua.

Mientras el otro le daba la espalda se le quedo mirando, aquellos grandes músculos que resplandecían tentadoramente gracias al extraño brillo del agua y que se flexionaban e hinchaban cuando el realizaba el mas mínimo movimiento. Aquel pelo azul que parecía tan suave y tenía tantas ganas de acariciar, las grandes y ásperas manos que parecían capaces de matar y que eran en cambio tan delicadas sobre su piel… a su lado el se sentía tan…vulgar y normal.

El de pelo azul volvió sobre sus pasos a encarar al chico de nuevo, pero esta vez el extranjero esquivo su mirada y aquello curiosamente le enfadó. Algo dentro de él quería volver a ver esos ojos del color de la tierra, que no mirase a otra cosa que no fuese a él.

Le tomo por la barbilla y se la levanto para que volviese a mirarle, al momento en que sus ojos se encontraron de nuevo, se relajo. Ignorando entonces el porqué ese chico le hacía sentirse así, se golpeo el pecho con la mano abierta y dijo:

-Grimmjow- luego señalo al chico. Este pareció en entender lo que quería, porque al rato señalándose a si mismo susurro un débil:

-Ichigo- pero volvía a esquivar su mirada lo que provocaba aquella sensación de incomodidad en su pecho.

Y el chico estaba demasiado confundido. La voz grave y envolvente del otro le había hecho estremecerse de una manera extraña, sentía un agradable cosquilleo en la parte baja de su vientre y la mano que seguía apresando su barbilla se notaba tan cálida y fuerte haciendo que simplemente quisiese tumbase dejar que el otro le hiciese lo que quisiese.

Y aquello le asustaba, nunca se había sentido así, nunca había querido tan desesperadamente restregarse vulgarmente contra alguien. Nunca se había sentido tan sumiso tan dócil. Aquello le cabreaba, ¿Por qué aquel hombre de cara seria y de presencia intimidante le provocaba todo aquello? ¿Por qué no podía quitárselo de la cabeza cuando debería estar pensando la forma de volver con su equipo?

Una mano envolvió su cintura, le hizo alzarse del suelo y antes de que pudiese ni siquiera protestar, se encontraba cargado sobre el hombreo del otro en un equilibrio bastante precario.

-Hey – se quejo incomodo.

 El otro comenzó a andar ignorándole y dirigiéndose de vuelta a las ruinas. La pasarela de madera  crujía bajo su peso y las hojas de las plantas le rozaban la piel. Ichigo al cabo de un rato dejo de quejarse y arañarle la espalda al otro, al ver que no servía de nada y simplemente espero a que el otro le llevase a donde quería.

La noche era demasiado oscura y los sonidos y ojos brillantes que se entreveían por entre las hojas le ponían los pelos de punta, sin embargo, y a pesar del peligro inminente, se sentía seguro. El calor que emitía el cuerpo del otro le tranquilizaba y finalmente cuando llegaron a las ruinas casi se había quedado dormido.

Cuando el peli azul le dejo caer sobre la dura cama recubiertas de pieles no pudo hacer otra cosa más que quejarse  y golpearse mentalmente por su descuido.

-¿Por que narices has hecho eso?- preguntó mirando al otro con odio, pero cambiando al instante de actitud al ver de nuevo aquellos salvajes ojos azules fijos en él.

El otro como siempre le ignoro, simplemente se le acerco poniéndole de nuevo nervioso y le tomo suavemente la temperatura apoyando una gran mano contra su frente. Al momento una corriente eléctrica recorrió el cuerpo del otro y cada terminación nerviosa gimió por atención.

Al cabo de un rato el otro aparto la cálida mano de su frente y le dio la espalda, haciendo que Ichigo respirase tranquilo al no tener la mirada del otro sobre el. El peli azul entonces se dedico a preparar algo de comer.

La temperatura del otro había vuelto a la normalidad y por la energía que había demostrado momentos antes pataleando y arañándole la espalda se estaba restableciendo, pero aun no era suficiente, todavía necesitaba recuperar energías.

-Oye has visto a mas gente por aquí- empezó el otro a gesticular- estaba en una expedición y necesito volver-el peli azul le ignoro olímpicamente centrado en la comida- ¿me estas escuchando bastardo del demonio?-chilló el peli naranja enfadado ante la actitud de su nuevo compañero, tirándole uno de los cuencos.

Entonces el peli azul le miro de nuevo, con el ceño ligeramente fruncido y Ichigo se arrepintió al instante de su momento de furia. Volvía a tener aquella perturbadora mirada sobre él y su corazón volvió a latir rápido presa de la adrenalina. El peli azul se levanto y se empezó a acercar a él. Ichigo se había quedado paralizado, como un pobre animal delante del depredador que le iba a comer.

-lo…lo siento-

El peli azul se paro enfrente suyo y se le quedo mirando a los ojos, tan aterrador, tan poderoso e intimidante y a la vez incomodo. Entonces cogiéndole de la mano le puso un cuenco con una especie de potaje verde dentro. Se sintió idiota.

Mirando como el peli azul se alejaba a rellenar otro cuenco para si mismo, se maldijo mil veces a el y al mundo entero. No sabia por que el otro provocaba semejante reacción en el. Porque se ponía nervioso a la más mínima mirada o su cuerpo se estremecía ante el más ligero contacto. El no era de esos. Nunca le había atraído alguien del mismo sexo, ni quería que le atrajese. Pero aquel hombre era demasiado diferente a lo que siempre había conocido, tan atrayente, tan salvaje y extraño…

Sin darse cuenta se había acabado el potaje verde sin siquiera enterarse de a que sabia. Miro el cuenco fijamente hasta que el otro se lo quito de las manos y sonriendo arrogantemente se lo volvió a rellenar.

-Gracias- dijo esta vez, mientas se lo tomo degustándolo mas lentamente. Tenia un regusto dulce y a la vez amargo, era liquido pero algo denso, le refrescaba la garganta y le también calentaba las entrañas. Cuando acabo se quedo mirando el cuenco sin saber todavía que narices estaba tomando.

El peli azul volvió a rellenarle el cuenco y se lo volvió a tomar, y luego otro y otro hasta que la olla al fuego estuvo completamente vacía. Grimmjow le sonreía socarronamente mientras él fingía no verlo.

-Bueno…-dijo intentando que el otro dejase de mirarlo divertido- ¿y ahora que?- y como si el peli azul le hubiese entendido se levanto y recogió los bártulos que había utilizado para preparar la cena.

Ichigo se le quedo mirando mientras el realizaba la tarea, hipnotizado por los movimientos de sus músculos bajo la piel, por la elegancia y precisión de los movimientos, por el reflejo del fuego en su piel y lentamente se iba quedando dormido.

Una mano aferro su hombro y al instante se despabilo alarmado. El mayor volvía a tener sus extraños ojos sobre el.

-¿Qué?- pregunto molesto por su brusco despertar.

El peli azul señalo la cama y entendiendo asintió con la cabeza y se dirigió a la cama. Plácidamente se recostó entre las pieles y se acurrucó listo para dormir, sin el mas mínimo temor a los ojos entre la maleza, ni al retumbar lejano de los truenos. Completamente seguro.

 De repente noto movimiento a su lado y al cabo de un rato noto unos brazos rodeándole desde atrás, un aliento contra su nuca, un fuerte pecho contra su espalda. Se tenso al instante y asustado se alejo de él cayéndose al suelo. Lo que acababa de sentir ante el contacto, se negaba a sentirlo de nuevo. El peli azul le miró desde su altura en la cama con aquella sonrisa arrogante que empezaba a sacarle de quicio.

-¿Qué esas haciendo?- le chillo furioso y con los nervios a flor de piel, aquella mirada sobre el volvía a hacer que su estomago se estrujase presa de un repentino placer.

El peli azul señalo la cama y luego levanto un dedo, luego se señalo a él mismo y al otro y levanto dos dedos. Ichigo comprendió y frunció el ceño.”Dos personas, una cama”

-Aun así, no tienes por que abrazarme- explico exasperado con gestos. El otro simplemente se encogió de hombros y le dio la espalda.

¿Qué cojones le pasaba a aquel hombre? ¿No le daba grima abrazar a otro hombre? Refunfuñando entre dientes, volvió a meterse en la cama y a taparse con la piel. Espalda contra espalda, piel con piel, seguía tenso y pendiente de cada movimiento del otro, oía su respiración relajada, su pecho subir y bajar y lentamente volvió a adormilase.

El sonido de la lluvia le relajaba, la suavidad de las pieles y el calor del cuerpo del otro le animaban a que se durmiese, estaba cansado, la cama era blanda…

Los fuertes brazos volvieron a rodearle incansables y se despertó alarmado. Se quedo un rato quieto escuchando la respiración del otro completamente alerta. Parecía dormido. Lenta y suavemente intento retirar el brazo del otro de su cintura. No se movió ni un ápice. Aplico mas fuerza utilizando los dos brazos. El otro apretó el agarre y Ichigo sintió un soplo contra su nuca, mientras escuchaba una ligera risilla.

-Grimmjow, para, esto no tiene gracia- protesto cada vez mas nervioso intentando con todas sus fuerzas soltar el agarre al que le tenia sometido el otro.

Pero el otro simplemente se enrosco más contra él y, pillándole por sorpresa, le lamio la nuca, desde la base del cuello hasta el nacimiento del pelo, en un gesto tan dominante y erótico que el otro se quedo inmóvil al instante, con cada pelo de su cuerpo erizado, conteniendo la respiración, expectante y alerta de nuevo.

El peli azul volvió a repetir la jugada, esta vez empezando desde más abajo y finalizando con un suave mordisco en su oreja. Ichigo se encogió sobre el agarre del otro comenzando a estremecerse y gimiendo bajito.

-nnh-

El otro volvió a emitir aquella risita molesta y su aliento volvió a rebotar contra su cuello haciéndole despertar del repentino trance en que se había sumido. Araño los brazos del otro presa del pánico, pataleando para que le soltase.

Entonces Grimmjow pasando una pierna por encima de él le inmovilizo contra el colchón. Sus manos apresadas en fuerte agarre por encima de la cabeza, sus piernas inmovilizadas bajo el peso del otro sentado a horcajadas sobre el y sus caras a centímetros de la otra.

Ichigo volvió a sentir el nudo en el estomago al volverse a cruzar con la mirada del otro y en un rincón oculto de su mente suplico que le lamiese de aquella manera tan dominante en rincones mas interesantes de su cuerpo.

Sin embargo con la sonrisa socarrona del otro que tanto le sacaba de quicio recordó con rabia que a el no le gustaban los hombres, el prefería una suave y blanda chica con un  par de peras bien puestas. Mirándole con furia durante un rato soltó firmemente.

-Bajate bastardo- cada silaba llena de odio y de asco, pero el otro solo amplio aun más su sonrisa y con un rápido movimiento atrapo sus labios.

Sus labios devoraron los suyos demandantes, como si hubiesen estado esperando aquello toda la vida. Los desgasto y mordisqueo hasta que estuvieron rojos, lenta y rápidamente, con un frenesí y una pasión que Ichigo no había conocido nunca. El por su parte intento resistirse, intento apartar la cara, pero el otro siempre acababa atrapándole. Además cuando el otro comenzó a mover la cadera sobre su entrepierna, simulando pequeñas embestidas y haciéndole sentir la fricción de la ropa contra su masculinidad,  no pudo más que detener todo movimiento para centrarse en controlar los gemidos que amenazaban con salir de su boca.

-mmng-

 Llevaba meses sin hacerlo con alguien y aquello se veía en lo rápido que estaba respondiendo su cuerpo. Si, tenia que ser eso, no podía ser porque las caricias del otro fueran tan buenas que pareciesen conocer los puntos exactos donde se volvía loco, ni tampoco podía ser por que había deseado aquello desde el primer momento en que había puesto los ojos en el peli azul. El no era gay simplemente llevaba demasiado tiempo sin hacerlo.

El peli azul empezó a acariciar el pecho y el torso del otro con la mano que tenia libre, delineando cada musculo, haciéndole relajarse poco a poco, dejándole caer en el placer lentamente, luego empezó a  pellizcar los rosados botones de piel haciendo que el menor ya no pudiese contener mas los gemidos y abriese la boca.

-Aaa..aah-

Entonces aprovecho y metió la lengua en la cavidad del otro, degustando cada rincón jugando con su lengua posesivamente, mezclando las salivas. El menor empezó a respóndele tímidamente y le recompenso entonces atacándole con aun mas ferocidad.

Ichigo ya pasaba de todo ¿y que si era un hombre? Nadie les veía allí, ni les diría que aquello estaba mal, además se sentía tan bien, lo necesitaba tanto. Relajándose completamente comenzó a responder a los movimientos del otro en su cadera, acompañándole rítmicamente.

-ahh- suspiro cuando el otro abandono su boca y comenzó a lamerle el cuello de aquella manera posesiva, sus grandes y ásperas manos habían descendido hasta su pantalón y intentando quitárselo sin detener aquel movimiento contra el. Ichigo ya dispuesto a permitir lo que sea que el otro quisiese hacerle, levanto las cadera dispuesto a colaborar, pegándose aun mas a el.

-Nnng- fue Grimmjow el que gimió esta vez sorprendido por el movimiento del otro, pero viendo el camino ya libre le despojo de toda ropa que llevaba, dejándole completamente expuesto a él. Se relamió sin poderlo evitar, al ver el cuerpo del otro bajo él, y sin darle tregua le soltó las manos y con su boca empezó degustó los marcados pectorales y los ya rojos pezones, sus manos, que parecían enloquecer al otro, comenzaron a acariciar las largas piernas,  acercándose cada vez mas a aquella parte necesitada.

Ichigo nunca se había sentido así, todas las partes de su cuerpo le enviaban sensaciones de placer al cerebro, sentía la lengua del otro enroscarse y mordisquear su pecho, sus manos cada vez mas cerca de aquel punto erguido, todavía tenia el sabor a lluvia del otro en su boca y sentía la esencia del otro envolviéndole por completo.

Sus manos ahora libres volaron al pelo del otro abrazándole y estrujándole contra el, tenia la necesidad de restregarse contra aquel hombre caliente y duro, pero no era suficiente, el también quería acariciar ese cuerpo de puro musculo hasta llevarle al paraíso, también quería saborearlo entero.

Tomando al otro por sorpresa, le empujo hacia atrás y tumbándole sobre la cama, golpeándole la espalda contra la fría y vieja pared de piedra, y fue entonces él, quien se sentó a ahorcajadas sobre el otro. El peli azul le miro entre sorprendido y divertido. Ichigo volvió a abalanzarse sobre su boca y sus manos ansiosas recorrieron el tan ansiado cuerpo, acariciando cada curva de los fuertes músculos, hasta que se topo con los pantalones del otro.

Gruño molesto y el otro volvió a emitir aquella risilla, presa de la necesidad araño los pantalones hasta que consiguió romperlos y arrancarlos de un tirón lanzándolos entre los escombros polvorientos de la habitación.

-Hey- protesto el peli azul, pero Ichigo no presto atención, mientras descendía por el cuello del otro repartiendo mordiscos, mientras sus manos acariciaban toda la piel que podían, su cadera volvía a repetir aquellos viciantes movimientos contra la entrepierna del otro. Piel con piel, sin nada por medio, tan jodidamente bien que cuando quiso comenzar a morder los pezones del otro en venganza, solo pudo gemir sobre ellos.

-No sabia que estuviese tan necesitado- le susurro roncamente Grimmjow al oído, antes de levantar un brazo y comenzar a entrar dentro de él, con aquellos dos ásperos y molestos dedos.

Ichigo perdió toda la fuerza que tenia y cayo sobre él intentando respirar entre los gemidos de placer que le provocaba aquella nueva invasión en su retaguardia. Si hubiese sabido que se sentía tan bien, hubiese pasado de las mujeres desde hacia décadas.

-¿Haah blas…mi…AHH…idio…mmn…ahh?- sus uñas se clavaban en los pectorales del otro abriendo heridas.

-Nnng- gimió el otro en respuesta, pero sin poder soportar mas toda aquella provocación: al enano gimiendo y restregándose contra el, mientras se penetraba con sus dos dedos, tan necesitado y dócil que solo deseaba violarlo  durante el resto de su vida. Giro sobre la cama volviendo él a quedar encima.

Y entonces sin ninguna delicadeza se movió dentro de él. Ichigo grito casi desgarrándose las cuerdas vocales. Aquel duro trozo de carne dentro de él le estaba partiendo por la mitad, dolía demasiado, pero a la vez se sentía tan bien.

A Grimmjow le encantaba verle así, tan rendido, tan apasionado, tan suyo. Volvió a atrapar sus labios y mientras que con una mano le envolvía la cederá, con la otra empezó a prestarle atención a la necesidad del otro.

Ichigo le abrazo aun más por el cuello profundizando el beso y respondiendo al instante a sus caricias con suspiros y gemidos de placer y es que, aquellas enormes y fuertes manos tenían la capacidad de descubrir todos sus puntos débiles y esos intensos ojos azules le hacían quererse rendir ante el para siempre.

-Grimnng..joe- suspiro Ichigo cuando el otro comenzó a moverse lentamente para no hacerle demasiado daño. Aquello no era suficiente para el ni de lejos, y se lo dejo claro cuando por si mismo comenzó a aumentar el ritmo ignorando el dolor. Grimmjow gimió y agarrándole del pelo le hecho la cabeza a hacia atrás y le mordió el cuello.

-Con tranquilidad chico tenemos toda la noche- pero su boca seguía devorando su cuello dejando pequeñas lunas de dientes a su paso, sus manos seguían acariciándole obscenamente y seguía moviéndose incansable dentro de el.

De repente noto algo duro rozándole los brazos. Aun con la mente pedida en un mundo de placer, giro la cabeza encontrándose entonces sumergido, en una selva verde. Las enredaderas de flores blancas habían comenzado a crecer  junto con otras plantas de color verde esmeralda y les envolvían en una cúpula frondosa, acercándose cada vez más.

-Grimmnng…jow- llamo asustado al peli azul, aun sintiéndole dentro de él, moviéndose tan lentamente que era una tortura.

-Nnng- murmuro el otro en respuesta, intentando a duras penas no perder el control ante la estrechez del otro. Miro hacia donde miraba el chico, de repente tenso, y gruño- No pasa nada- y sin poder evitar por más tiempo aquel baile lento y pacifico, movió sus caderas de una forma demasiado rápida y violenta provocando que el otro le clavase aun mas las uñas.

-Aaaah… - aquello se había sentido tan bien, pensó Ichigo, el otro era tan grande y duro y se movía tan eróticamente- otraah…vez… - pidió abriéndose aun más al otro, dándole un paso mas fácil y intenso.

Las enredaderas de las paredes seguían trepando por su cuerpo ardiendo, apretándole y rozándole en sitios demasiado sensibles, como movidas por una voluntad que supiese exactamente donde tocarle, provocándole aun más sensaciones. Sin embargo su mente se distrajo de las juguetonas plantas en cuanto el otro comenzó a cumplir sus tan ansiados deseos, comenzando a clavarse en él cada vez más profundamente y más rápido.

-Ah…aaah…mng… - su cerebro ya no conectaba con su boca y esta hacia lo que quería, Grimmjow cada vez estaba mas dentro suyo, gruñía y gemía sobre el cual animal en celo, mordiéndole, agarrándole, y haciéndole suyo de una manera tan posesiva y apasionada que podría morir allí mismo feliz. Su cara sudorosa, su intensa mirada azul, la propia situación le hacía querer gritar hasta el orgasmo, una y otra y otra vez hasta fundirse con él.

Las enredaderas se aferraban a su cuerpo y a aquel punto débil entre sus piernas, que Grimmjow había dejado se sujetar, con una fuerza y dureza que parecían capaces de hacerle venirse allí mismo. La frialdad de sus hojas, su lento, pero rápido crecimiento contra su piel caliente, pensaba que no podía ser bueno.

Grimmjow por su parte fue cada vez acelerando mas el ritmo, el chico era tan deliciosamente estrecho que parecía poder romperse en cualquier momento, sin embargo la mirada en sus ojos era de pura lujuria y placer, le sentía deshacerse ante la mas leve caricia, notaba los estremecimientos que comenzaban a recorrer su cuerpo anunciando un pronto final.

Apresando en un acto desesperado la intimidad del chico, enredada entre hojas, le apretó dulcemente haciéndole arquearse sobre el colchón y gritar de placer, sus uñas le estaban dejando la piel en carne viva con tantos arañazos.

-Aguanta un poco mas…Ichigo- su voz sonaba demasiado ronca para su gusto, pero no se podía evitar, aquel chico parecía estar hecho justo para el, parecía conocer todos sus puntos débiles y como ponerle a cien con solo una mirada.

-Nooo…Grimmnnh…AAH… déjame correrme….por favor..- pero el peli azul no le hizo caso, simplemente aumento aun mas el agarre sobre aquel pequeño trozo de carne, haciendo que su propietario volviese a chillar y a restregarse contra el lloriqueando.

El aumentó aun mas el ritmo en un baile frenético, mientras su cara se acercaba a la del chico. Los sonidos mas obscenos inundaban la habitación, el mundo parecía temblar con ellos. Aquello debía de ser el paraíso, porque se sentía demasiado bien. Grimmjow entonces se dio cuenta de que pronto acabaría.

Rápidamente apreso los labios del otro en un beso demandante, cada vez mas profundo, cada vez mas estrecho a medida que los escalofríos recorrían al enano. No separo su cara de la del pelo naranja, quería ver su cara de placer, cuando le volviese suyo, cuando le atrapase para siempre.

Con un fuerte rugido se movió una ultima vez dentro suyo, tan profundo  que creyó haberle hecho daño, a su vez libero al chico de su agarre.

-Ah…Grimmjow- chillo

Y entonces llego el éxtasis, una ola del mas puro place subió desde su entrepierna, siguiendo por su columna y alcanzando su cerebro, su visión se lleno se puntitos azules y sus sentidos se agudizaron. Sentía al menor en igual o peor estado, con la boca abierta, con el ceño fruncido y la mirada de placer perdida en la lejanía, inmóvil sintiéndole derramarse dentro de él mientras el hacia lo mismo, sentía la naturaleza viva entorno suyo en completo silencio, se sentía completamente lleno y satisfecho.

Boqueo en busca de aire, volviendo a respirar, completamente liberado y miro al chico. Ichigo le devolvió la mirada, con una cara llena de sorpresa y cansancio, estaba manchado y lleno de marcas rojas, pero de alguna forma le gustaba que el otro estuviese así, marcado por el, completamente suyo.

-Increíble- dijo Ichigo aun intentando recuperar la respiración después de haber tenido el mejor orgasmo de su vida, sintiendo su cuerpo demasiado pesado y ligero, y la esencia del otro dentro de él.

Grimmjow entonces se dejo caer sobre él, con movimientos perezosos, como un felino que acaba de disfrutas de un gran banquete y se tumba satisfecho a dormir.

-mmmn- dijo en respuesta al alago del otro, luego recordó-ahora eres mío y jamás te pienso dejar irte- murmuro medio en sueños, abrazándole posesivamente y dándole un cariñoso beso en el pelo.

-¿Qué?- le pregunto el otro aturdido-¿y quien cojones eres tu para tomar decisiones por mi?- murmuro, un de repente, energético Ichigo. Todavía sentía la mente en las nubes, pero no aguantaba que le diesen órdenes.

-Como he dicho, eres mío, y puedo tomar las decisiones por ti que yo quiera, además, te salve la vida enano- Grimmjow cada vez estaba mas dormido como se notaba en su voz, pero la sonrisilla arrogante en su cara decía lo contrario.

-Ni de coña, ahora mismo pienso irme y volver a la misión- se cabreo e intento quinárselo de encima con un empujón, pero el otro pesaba demasiado y no parecía querer colaborar mucho.

-Adelante, a ver si consigues dar más de dos pasos sin perderte la selva, o morir en el intento - le reto el otro con un deje divertido en su voz, apretando cada vez más el agarre sobre Ichigo.

Ichigo le miro enfadado, pero se dio cuenta de que tenía razón, no sabia donde estaba, solo que había unas ruinas y ahora mismo se encontraba demasiado cansado, parecía tan tentador hacerle caso al otro. Finalmente cedió ante el otro y se acurruco contra él. Además no estaba tan mal quedarse con aquel extraño hombre, tendría buen sexo para el resto de su vida.

-¿Por cierto, que son estas hojas?- pregunto curioso, sintiendo aun su cuerpo envuelto en ellas, apretándole todavía, partes que prefería pensar que no estaban apretando.

-Son mis plantas- comenzó, mirándole fijamente a los ojos, serio, poniéndole los pelos de punta y haciendo que su corazón empezase a latir rápidamente- veras, yo soy lo que tu gente llama dios, todas las criaturas de esta selva me obedecen y si les digo que crezcan o que maten, ellas lo hacen-

Y según iba diciendo todo aquello, las plantas comenzaron a moverse de nuevo, acariciando, rozando, apretando. La habitación de piedra iluminada por la luna comenzó a calentarse de nuevo.

-Nnm…- gimió Ichigo sin poderlo evitar- entonces diles que paren- dijo mirando furioso al peli azul.

Grimmjow simplemente se acerco aun mas a el y le dio un lento y cariñoso beso al que el otro respondió casi al instante, ávido de mas, volviendo a enredar su cuerpo con el del dios.

-¿Por qué debería algo tan molesto?- pregunto el peli azul- Así es mucho mas divertido- dijo sonriente y feliz, con una mirada que no anunciaba nada bueno.

-¿Qué?- pregunto Ichigo dándose entonces cuenta de que estaba atado e inmovilizado por las plantas. Miro al otro espantado.

-Bueno vamos a por la siguiente ronda enano- murmuro con una sonrisa maniática en su cara. Se posicionó sobre el otro y comenzó a lamer sensualmente, sin apartar la mirada de la del otro, aquella zona manchada entre sus piernas, que respondió casi al instante. Sin preliminares ni nada.

-¿Qué? no espera….mng…estoy enfermo ¿recuerdas?…no deberiammmn- no pudo decir nada mas cuando el otro comenzó a repartir mordiscos sobre toda su longitud llegando lenta y dolorosamente hasta la sensible punta.

-¿No decías que había sido increíble?- le pico mirándole con aire de superioridad Grimmjow, torturándole mientras le dejaba esperando la tan ansiada caricia y haciendo que el chico enrojeciera ante el contacto tan intimo de aquella mirada.- ¿O prefieres que lo hagan las plantas y me quede yo mirando?- la imagen paso velozmente por la cabeza de Ichigo, haciéndole enrojecer aun mas y sintiendo su cuerpo calentarse con la mera idea. Aquel hombre definitivamente era una fiera.

-Soy…ahh… idiota- se lamentó el chico en voz alta, apartando su mirada avergonzada de la del otro, que se había dado cuenta de su reacción y sonreía arrogante.

-Sip, pero eres mi idiota- y cuando volvió a besarle lo hizo con un cariño y amor impropios de él, pero, como compensación nada mas separarse, volvió a la carga.- ¿Entonces plantas o yo?- Ichigo le miro enfurruñado por romper el momento, pero finalmente suspiro feliz. Adoraba a aquel hombre de ojos azules.

-Tu- y volvieron a fundirse el uno con el otro durante la larga noche. Con la luna y la selva como testigos.

 

 

FIN

Notas finales:

Weno cro que me ha quedado un poco denso pro me gusta como a quedado. Gracias a todos los que la habeis leido, mis paridas mentales no suelen salir muy allá.

Bueno dejenme reviews con sus opiniones, criticas etc las necesito para mejorar u.u

Weno besos abrazos y gracias.


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