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Si yo tan solo fuera tú por Bbo

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Notas del capitulo:

Hola? Hay alguien ahí? TwwwwT

Bueno, aqui vamos de nuevo, xDDDD Queria aclarar el problema que tuve con este fic, a las que me leias antes (gracias <3) perdón! :( Pero tuve problemas con la cuenta anterior y con terceras personas... blah... no tiene caso, la cuestión es que se me borró la cuenta y el fic, y no tenia ni copia ni nada, por lo tanto dando tumbos de aqui y por allí pude recuperar algo del fic y lo he completado, esta casi exacto como el anterior, casi no ha cambiado nada, eso creo (??)

Bueno. Al principio no sabia si seguirlo o no, porque reconozcamoslo, volver a escribir 8 capitulos así desde el prinicipio cuando ya lo tenia todo echo, pues se me vino el alma al suelo cuando lo pensaba, pero como lo tenia todo reciente también me sabia mal dejaros a las que lo leíais así, buena tanto lio, al final aqui esta. ^^

He fusionado los capitulos, he puesto 4 seguidos xDDDD Es que, no me parecía justo ponerlos capitulo por capitulo haciendos esperar hasta donde se habia quedado el fic anterior XDDDD Intentaré actualizar lo antes posible para llegar hasta donde nos habiamos quedado ;w;

Esperad por mi, porfis >3< y lo siento de nuevo con todo el lio T^T si es que he perdido lectoras (???)  

Y a las que me leeis recien, bienvenidas (????) XDDDD

 

Se encontraba en aquella habitación oscura, lo único que podía escuchar era esa molesta gota que caía una y otra vez formando un pequeño charco en el suelo, hacia frio, estaba sentado sintiendo el húmedo suelo cuando de repente escucho el chirrido de la puerta abrirse y tras ella una luz cegadora que hizo que el pelirosa cerrara los ojos por instintos.

Unos pasos se acercaban a él sin prisas mientras tarareaba una canción que Zelo había escuchado días atrás con una sonrisa pero que ahora aborrecía en lo mas profundo de su ser.

- Veo que ya estas despierto, buen chico… –decía aquel hombre poniéndose de rodillas para estar a la altura de los ojos del pequeño.

- Tsk… quien podría dormir teniendo tu asquerosa cara delante –dijo levantando el rostro retándolo con la mirada.

- Veo que aún conservas tu sentido del humor, bien…-se levantó y arrastro una silla sentándose delante del pelirosa mientras sacaba su pistola limpiándola con su pañuelo rojo de seda.

-Tu… que quieres de mi…-intentaba parecer seguro de sus palabras aunque en realidad temblaba como un cachorrillo asustado.

-Bueno, eso es un poco largo de explicar –decía con una sonrisa macabra de lado –colabora y nada le pasará a Yongguk…

-Q-que le haz hecho? -exigía el menor con los ojos abiertos temiendo la respuesta de aquel miserable.

 

 

Xx

 

Estaba tumbado al lado de aquel cuerpo que temblaba y poco a poco iba perdiendo su calor. La aprisionaba entre sus brazos, sentía que si la soltaba la perdería.

-Po-por favor… no me dejes –susurraba entre llantos apretando con fuerzas la herida de su estomago.

-Lo siento… perdóname por t-todo…-suplicaba, le costaba hablar, el dolor era insoportable.

-Shh… te pondrás bien, te lo prometo…-decía inundando sus mejillas de lagrimones que se escapaban sin permiso alguno.

-Necesito contarte la verdad, n-necesito contarte tu p-a-sado…-sentía debilidad en cada uno de sus músculos y poco a poco iba perdiendo la visibilidad de aquel bello rostro que no paraba de temblar. Porque tuvo que hacer sufrir tanto a su querido Yongguk?

-¿Qué? –debía estar delirando a causa de la perdida de sangre pensaba el chico de ojos rasgados- no digas nada…

 

Xx

 

- Himchan! HIMCHAANN! Por favor… -gritaba el castaño arrastrándose por el suelo llegando hasta el mayor que estaba tirado en suelo sin conocimiento.

-Ahh… -se quejaba el pelinegro, sentía un fuerte dolor en la cabeza – JongUp! Que ha pasado? –preguntaba alarmado abrazando al menor protectoramente.

-Estas bien…–decía con una sonrisa de tristeza- pensé que te había perdido.

-Y Zelo? –de repente la sangre se le congeló al recordar aquello... ¿Dónde estaba su pequeño?

 

Xx

 

Corrían, corrían como si la vida se les fuera en ello, tantos pasillos, tantas puertas, no sabían en que dirección ir, lo único que podían hacer era eso, correr.

- YoungJae! –se frenó en seco retrocediendo sobre sus pasos ayudando al rubio a levantarse- estas bien?

-No te preocupes…-susurró, sus piernas ya no respondían, estaba exhausto pero debían encontrarlos como sea, elevó sus ojos para poder verlo pero de repente…-Daehyun detrás de ti!!! –fue lo único que alcanzó a gritar…

 

--

 

- Y bien pequeñín…? –decía con burla…-Te lo preguntaré una vez mas… dónde esta? –se le estaba acabando la poca paciencia que le quedaba.

-Cuantas veces tendré que decirte que no sé nada! –decía ya cansado, era como si se hubiese rendido.

-Bueno, veamos si se te refresca la memoria cuando le ponga las manos a tu querido Yongguk –se levantó bruscamente y mas rápido que un pestañeo posó su pistola en la sien de Zelo.

El pelirrosa ante aquello solo pudo abrir los ojos como platos, que pasaba si Yongguk... No, no, no, no, él sabia cuidarse solo, estaría bien…verdad?

 

 

Segundos que parecían eternos y el sonido de un disparo seco rompió el silencio de la noche.

 

[…]

 

 

 

Era octubre, otra vez… Abrió la puerta, dejó las llaves en la mesilla y siguió caminando por el pasillo con las luces apagadas desvistiéndose poco a poco hasta llegar al cuarto de baño, era muy tarde, lo único que necesitaba era una ducha, que el agua caliente se llevara todo su cansancio y cualquier rastro de suciedad al igual que sus remordimientos.

Cerró los ojos perdiéndose en sus pensamientos sintiendo las gotas deslizarse por sus hombros. Una noche mas y no era una noche cualquiera. Ya habían pasado 10 años, apenas recordaba su rostro.

- JunHong… -susurró.

 

 

 “El menor temblaba debajo de las sábanas enrollado entre ellas; estúpidos truenos que lo asustaban! Un rayo iluminó la habitación jugando con las sombras de los árboles convirtiéndolas en garras y  sin pensarlo dos veces asomó su cabecita mirando si su hermano mayor dormía, en efecto. Bajó de la litera y se acurrucó entre los brazos del mayor que empezaba a despertarse.

- Hyung… ¿estas despierto? –dijo lo más bajito posible a la oreja del mencionado.

- Lo estaba ¿que te pasa? –susurraba perezoso mientras con una mano se restregaba los ojos.

- Me dan miedo los monstruos que están fuera –dijo quejándose y abrazándose mas al mayor.

-¿Se supone que ya eres mayor no? ¿Cuántos años tienes? –preguntó sonriéndole intentando picar al pequeño.

-Soy muy rande, tengo seis años! Jum –se quejó haciendo un puchero, ocultando su carita entre las almohadas.

-Los niños de seis años no se asustan por los truenos –le dijo haciéndole cosquillas para que el menor no se enfadará y al ver que daba resultado comenzó a reírse también.

-Tu tienes 13, eres mi hyung, así que tienes que cuidar de mi! –exigió el menor abrazándolo de nuevo.

-Sabes que siempre cuidaré de ti mocoso! – dijo revolviéndole el cabello, reposando su cabeza en este y cerrando los ojos.

-Hyung… cántame ‘dulce gatito’ –pedía con un puchero en los labios.

- Esta bieeee…El duuuulce gatiiiiito parece una boooola de pieeeeel, el boniiito gatito, duerme gatito, bieeen, bieeeeen, bieeeen –se sentía ridículo cada vez que hacia aquello, sí inocente y felizmente ridículo.

 

A la mañana siguiente.

- Chicos! Es hora de despertase –dijo a gritos una mujer entrando en la habitación, abriendo las ventanas y descobijando a los pequeños que se cubrían con las almohadas evitando la luz- JunHong otra vez durmiendo con tu hermano? deprisa sino no llegaréis al desayuno –volvió a decir mientras recogía la ropa sucia alejándose del dormitorio.

- Ahj! –se quejó el mayor de los dos tirando la almohada al suelo levantándose y dirigiéndose al baño. Odiaba los lunes, la verdad odiaba todos los días de la semana, porque tenía que levantarse tan temprano? Apenas eran las 8.

Se lavó los dientes y salió, vio que JunHong se estaba poniendo el uniforme, se acercó cogiendo su ropa sentándose en el borde de la cama.

-Hyung, que tienes a primera hora? –dijo el menor atándose los zapatos, entró al baño se lavó los dientes y se peinó.

-Ehh… creo que matemáticas –genial pensó, no hay nada mejor que unas ecuaciones para despejarse, definitivamente la suerte hoy no estaba de su lado- Porque?

- Solo preguntaba –cogió su mochila vio al mayor asentir y con una sonrisa salió de la habitación- me voy! –gritó mientras corría feliz por el pasillo para alcanzar a uno de sus amiguitos.

- Como puede estar tan feliz a primera hora de la mañana? –se abotonó la camisa, cruzó sus brazos y se tumbó en la cama, cada día era como una fotocopia del anterior, pero bueno, era mejor estar en aquel orfanato que a saber donde, por lo menos tenían un plato sobre la mesa y un techo, pero lo mas importante era que Junhong se encontrara bien, eso era lo único que le importaba. Miró debajo de la cama para asegurarse de que ahí estaba, sabia que el pequeñín era muy curioso por eso necesitaba guardar su regalo de cumpleaños bien para que fuera una sorpresa, cogió su mochila y una vez mas llegaba tarde a clase.

 

El pequeño corría por los pasillos buscando con la mirada a su hyung pero se frenó cuando escuchó que una voz femenina lo llamaba, era la supervisora, la misma mujer que los había despertado esa mañana. Vio que junto con ella se acercaban dos personas más, personas con dinero y mucha clase a los ojos del niño. Tan solo hizo una reverencia sonriendo.

-JunHong… quería presentarte a…-no le dio tiempo a continuar, el señor se inclinó mirándole con ilusión y nostalgia, sí, tenia su mirada, pensó.

-Me llamo Choi JooWon –le entregó una piruleta de chocolate y a la vez la otra mujer se arrodillo también mirando al niño con una triste alegría –Ella es HaNa, mi esposa.

-Glasias ahjussi! –dijo el pequeño con emoción regalándole la mejor de las sonrisas.

-Creo que estaremos mas cómodos en mi despacho –dijo la supervisora encaminándose todos juntos.

 

Riiiing, libertad, bueno, si se le podía llamar así, pensó Yongguk, salió corriendo directo a la habitación a dejar la mochila, debía darse prisa, seguramente JunHong lo estaría buscando para almorzar juntos pero su rostro se puso pálido al abrir el armario y ver que las cosas de su pequeño habían desaparecido.

 

-Muchas gracias por todo –decía el hombre con una reverencia.

-Bueno JunHong...-decía con tristeza la supervisora, lo echaría de menos, prácticamente lo había visto crecer junto a Yongguk, sabia que el mayor no se lo tomaría muy bien cuando se enterara –pórtate bien y no les des mucho la guerra.

El pequeño solo miraba confuso la escena, donde estaba su hyung, quienes eran esas personas y porque empacaban sus cosas y las subían en aquel coche?

-JunHong!! –gritaba el mayor a lo lejos corriendo como si la vida se le fuera en ello.

-Hyung! Mira lo ves, nos vamos a una casa!-decía el niño emocionado dando saltitos, ahora que estaba su hermano ahí ya no había nada de lo que temer, sabia que Yongguk solo se retrasaba.

-JunHong… tú...-solo podía soltar monosílabos, su mente se había quedado en blanco y su cuerpo no respondía a nada.

-Es hora de irnos –dijo el señor abriendo la puerta del auto.

-Vamos hyung…-dijo cogiéndole de la mano pero se giró al ver que su hermano no se movía del sitio- que pasa hyung! Nos están esperando!

-JunHong… Yongguk se quedara aquí…-dijo con pena la supervisora, ante aquel comentario el pequeño solo podía gritar llorando intentando zafarse de los brazos del señor que lo había metido ya en el coche –No, no quiero ir, quiero quedarme contigo, tienes que cuidar de mi, me lo prometiste! –decía entre llantos el menor.

Yongguk tan solo estaba de pie, en shock, no lloraba, no hacia nada, no podía, pero reaccionó al escuchar el motor del coche encenderse mientras se perdía a lo lejos llevándose lo más importante para él.

-JunHong! JunHong!!!! –gritaba corriendo tras el coche que apenas ya era visible, se sentía impotente, en cuestión de segundos le habían arrebatado su mas preciado todo… No podía respirar, no podía aceptarlo, no podía creerlo, tan solo no podía aguantar el dolor que su pecho sentía y estrujaba su corazón quitándole las ganas de vivir. Sin mas se desplomó cansado en las frías calles inundando sus ojos de tristeza…”

 

Cerró la llave, salió de la ducha, quería un café, pero no, seguramente no podría dormir luego, se fue directo a su habitación, se paró frente a la ventana mirando a la nada. Otra vez esa pregunta retumbaba en su cabeza como cada noche ‘JunHong… te acordarás de mi?’. Escuchó voces en los pasillos pero báh… se dejó envolver por Morfeo.

 

 

 

[Ese mismo día pero en un lugar muy diferente...]

 

 

El móvil sonaba… irritante, ya se lo decían sus amigos “no pongas tu canción favorita de despertador que le cojeras asco” y así fue, se levanto vio la hora y pestañeó tres veces, al fin reaccionó, llegaba tarde, muy muy tarde. Se vistió más rápido que la velocidad de la luz tropezando con unas cuantas cajas de la mudanza y salió de la habitación cojeando intentando ponerse el zapato. Bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina, ese olor a café recién echo era su más amada adicción, un sorbo y volvía a la vida, báh, no había tiempo de hacerse un desayuno decente, tomó una manzana verde, las rojas las odiaba y cogió su mochila de camino a la puerta.

-Buenos día jovencito! –gritó la mujer entrando con cajas de la mudanza.

-Hola mamá, siento no ayudarte, llego tarde… me voy! –gritó dando un mordisco cerrando la puerta

La mujer espero unos instantes parada al lado de la puerta, sabía perfectamente lo despistado que era su hijo.

-Esto… mamá –dijo abriendo la puerta despacito asomando su cabeza pelirosa - ¿como llego al instituto?

-Típico de ti, tu padre esta en el garaje, dile que te acerque –dijo la mujer sonriendo subiendo las escaleras.

Junhong salió corriendo hasta el garaje y sí ahí estaba su padre dándole brillo a su 4x4.

-Papá me acercas al instituto, llego tarde.

-Claro, sube –dijo abriendo la puerta, la verdad es que había envejecido para bien el hombre.

Encendió el motor y salieron. El pequeño ya iba mas tranquilo aunque seguía pensando como se presentaría delante de sus nuevos compañeros. Hacia tanto tiempo que no sentía esa sensación de ser el nuevo, que todos te vean como un bicho raro mientras intentas disimular con el mp3 esperando a que alguien te hable para no sentirte marginado. De repente el coche se detuvo.

-Bien ya hemos llegado. –al escuchar esto el pequeño se quitó el cinturón y abrió la puerta con resignación- quieres que te venga a buscar?

-Mmh… si pasa algo llamaré –dijo el menor viendo su nuevo colegio.

-Suerte! –dijo el padre arrancando de nuevo el motor alejándose.

Junhong se despidió de él con la mano, la verdad que todavía no se acostumbraba a inclinar su cabeza para saludar, despedirse, disculparse…. Blah, las cosas no funcionaban así en Grecia. Entró, preguntó en conserjería por su clase, ingles, genial, con lo mal que se le daba, subió las escaleras; vaya que si llegaba tarde, caminaba apresurado y al girar la esquina se chocó con alguien, apenas le dio tiempo a mirar su cara, se disculpó y continuó con lo suyo mientras oía a lo lejos un ‘mira por donde vas!’.

Respiró hondo y tocó la puerta para luego abrirla, menos mal, el profesor no había llegado, todos lo quedaban mirando como un extraterrestre de otro planeta, vale que tener el pelo color chicle no es que fuera muy habitual pero sentir aquellas miradas punzantes le ponía de los nervios. Vio un sitio libre y se sentó, al lado estaba un chico mirando por la ventana hundido en sus pensamientos. Se giró y lo observó descubriendo sus blancos dientes dándole una cálida sonrisa.

-Eres nuevo, verdad? Me llamo YoungJae –dijo inclinando ligeramente su cabeza a lo que el menor le copio el gesto.

-Yo soy JunHong, encantado.

Las clases pasaron lentas, demasiado, JunHong ya sentía que llevaba años en aquel instituto, pero gracias a su nuevo amigo Jae que con el que por cierto se empezaba a llevar de fabula el día no se hizo tan pesado para suerte del pequeño.

Estaban en la cafetería, estaba hambriento.

-Vaya… así que de Grecia –decía YoungJae dando un sorbo a su zumo de naranja. El pequeño solo asintió dando un mordisco de mala gana a su donut- Que lio, la mudanza, el instituto, madruuuugar… que pereza.

-Y encima para colmo hoy es mi cumpleaños –dijo dando un suspiro, por lo menos era viernes y mañana podría dormir todo el día, que era lo que realmente necesitaba.

-Enserio? –dijo el rubio con la boca abierta, el pelirosa solo respondió con un sí –oye… que te parece si después de clase nos vamos por ahí a celebrarlo y de paso te hago de guía?

-De verdad? –Dijo el pequeño con ilusión en su cara- esta bien, pero con una condición… que me llames Zelo.

-Zelo? Está bien, me gusta.

Al salir de clases Zelo estaba tan emocionado como un niño de 5 años, primero recorrieron media ciudad, una película y por último los juegos de máquinas recreativas acompañados de un helado. La verdad que había sido un cumpleaños muy completo. Ya se había echo de noche y estaban hambrientos, caminando por las calles Zelo pudo escuchar música y ver a gente reunida en círculos aplaudiendo y chillando, un espectáculo, ya que el pequeño era un apasionado al baile también se quedo contemplando cada movimiento de ese chico con el pelo castaño.

-Wow, es muy bueno! –dijo YoungJae aplaudiendo cuando se acabó el espectáculo dispuesto a irse.

-Espera…-Zelo lo cogió del brazo para detenerlo mientras no aparataba la vista del bailarín– a ese chico lo he visto antes- y jalando al mayor con él se acercó al castaño que estaba inclinado recogiendo el dinero que había en su gorra.

-Hola –dijo Zelo emocionado- wow bailas genial, perdona, pero… nos hemos visto antes? –Ante aquella pregunta el castaño solo dejó ver su sonrisa de conejo mientras se levantaba.

- Ah! El chico de los pasillos que no mira por donde va? –dijo el bailarín divertido –Soy JongUp.

-Me llamo Zelo… Perdona por lo de antes, tenía prisa…-dijo con una sonrisa tímida.

-No pasa nada yo también llegaba tarde–ante aquello rieron los dos y YoungJae se presento.

- También vas a nuestro instituto? que casualidad –dijo YoungJae haciendo reír a los menores por la forma de hablar.

- Y que estabais haciendo por aquí?

- Pues pensábamos en ir a comer unas hamburguesas o unas pizzas –dijo Zelo- quieres venir?

- Mm… -la verdad que con tanto movimiento le había entrado hambre- genial, conozco una pizzería cerca!

 

Juntos caminaban mientras hablaban, bromeaban y le cantaban un feliz cumpleaños a Zelo que se sentía avergonzado sin saber donde mirar. Y como decían por ahí, pancita llena, corazón contento. A lo tonto y entre risa y risa se hizo tarde, casi las 12 para ser exactos. Cada uno se fue despidiendo por el camino con la frase de ‘mañana nos vemos en clase’ y así fue como Zelo continuó de camino a casa, aunque entre tanta oscuridad, calles avenidas y aceras el pequeño aunque no quería admitirlo se había perdido.

 

Maldita sea, todas las calles son iguales, pensó mientras miraba su móvil, las 00:30 genial, la charla que le esperaría de su madre cuando llegara a casa; entre callejones y todo tan oscuro intentaba darse prisa y apresuró aun mas su paso cuando vio como un chico le seguía intentado molestarle.

- Yah! Tu, si tu el del pelo rosa –dijo aquel chico acercándose a él, la verdad muy buena persona no aparentaba –pareces un niño rico.

- Vete a molestar a otro anda –decía Zelo sin tan siquiera mirarle intentado esquivarle para seguir con su camino.

- Tstststs… dame dinero bonito –decía el muchacho mientras lo arrinconaba contra la pared.

- Toma, ahora tu familia y tú podréis comer este mes –dijo el pelirosa lanzándole un billete de 5 a la cara y empujándolo para seguir caminando.

El chico cogió el billete arrugándolo y se giró agarrando a Zelo por el brazo con brusquedad.

- Vaya, así que el niño nos ha salido graciosillo eh –decía enfadado metiendo su mano en el bolsillo.

- No me pongas tus asquerosas manos encima –dijo el menor soltándose del agarre.

Y de repente aquel chico sacó una navaja poniéndosela en el cuello al pelirosa.

- Shshshsh… baja los humitos niñito –dijo con una sonrisa viéndolo a los ojos; Zelo no se quedaba atrás, en unos segundos aquello se había convertido en una lucha de miradas para ver quien aguantaba más, aunque en el fondo Zelo temblaba como un cachorrito abandonado en medio de la lluvia.

 

- Será mejor que lo sueltes si no quieres que te rompa cada uno de tus huesos! –dijo una voz ronca a lo lejos acercándose con aires de ‘soy el mejor’…

 

Nada más escuchar esa voz tan familiar el chico se dio la vuelta y Zelo aprovechó para intentar arrebatarle la navaja a lo que éste reaccionó dándole un puñetazo en el estómago y rajándole parte del brazo. El golpe lo dejó sin aliento, tanto que en ese instante ni se inmutó por la herida que le había hecho. En ese momento el misterioso chico se abalanzó sobre el muchacho, lo agarró del cuello tirándolo al suelo y con él la navaja, para luego subírsele encima golpeándolo con tanta fuerza hasta provocar que sus propios nudillos sangraran escuchando los gritos de éste que pedía desenfrenadamente que parara. El pequeño pelirosa que estaba en el suelo apoyado contra la pared sosteniendo su estómago con la mano izquierda, se levantó intentado detener los puñetazos de aquel desconocido que nada mas sentir el contacto del menor paró al instante, viendo como aquél chico con el labio roto y un ojo morado se arrastraba por el suelo intentando ponerse en pie para salir corriendo de allí cuál perro arrepentido huye con el rabo entre las patas, dejándolos solos en la inmersa oscuridad de la noche con la única compañía de la tenue luz de esa farola en medio de la calle.

 

- Déjame ver –dijo el chico de ojos oscuros y mirada penetrante cogiendo el brazo del menor con delicadeza – ven, limpiaré la herida antes de que se infecte.

- No hace falta –dijo el menor con un tono seco deshaciéndose del agarre del mayor.

- Pero necesitas ayuda –dijo el moreno agarrando al pelirosa de la mano llevándolo hasta el portal de una casa cercana que a simple vista parecía como otra cualquiera.

- Estoy bien! –gritó el menor volviendo a soltarse del mayor esta vez con mas brusquedad.

- No te fías de mi? Eish! de verdad! –reclamó poniéndose las manos en la cintura y levantado la cabeza con aires de superioridad –Yah! Te he salvado la vida, deberías tan siquiera darme las gracias. 

- Ahj! – Hizo una mueca irónicamente –Podía arreglármelas yo solito, fuiste tú quien quiso dárselas de héroe –dijo en un tono mas bajo revisando su herida limpiándose con la manga de la camisa la sangre.

El mayor abrió la puerta y jaló sin previo aviso al pequeño que no tuvo tiempo de protestar por que el pelinegro le había tapado la boca para que no hiciera ruido a la vez que cerraba lentamente la puerta.

-Shh! No quiero que despiertes a mi compañero de piso –susurró el pelinegro soltándolo con delicadeza.

-Eso tiene solución, me voy –sentenció el pequeño intentado esquivarlo para llegar hasta la puerta pero en ese momento se mareó y se apoyó en los brazos del otro.

- Ves, te estas desangrando! –lo cogió por los hombros llevándolo hasta la cocina sentándolo en la silla y seguidamente dirigiéndose al baño en busca del botiquín.

‘Exagerado’ pensó Zelo mientras observaba cada rincón de la casa, la verdad no se fiaba de aquel chico pero hasta ahora no había nada sospechoso de lo que alarmarse. El mayor volvió y se sentó delante de Zelo cogiendo la botella de agua oxigenada y un algodón limpiándole la sangre ya seca del brazo soplando la herida para que no le doliera.

-Gracias –musitó el pequeño con la miraba baja.

-Ya era hora de que las dieras –dijo el pelinegro con una sonrisa.

-Tsk..-rechistó el menor revirándole los ojos viendo que las manos del mayor estaban lastimadas a causa de los puñetazos que le había dado a ese idiota.

El pelinegro se dio cuenta – no es nada – dijo llamándole la atención mirándole detalladamente, la verdad que aquel chico con el pelo rosa tenia un rostro muy tierno; y mas lindo le pareció cuando el menor con aires de enfadado cogió su mano curando sus nudillos.

-Como te llamas?

-Himchan, pero tu puedes llamarme… cuando quieras –dijo el mayor divertido guiñándole un ojo. Zelo solo sonrío ante aquellas palabras, idiota pensó – y tu chupachups de fresa, como te llamas?

-Zelo –dijo cansado, la verdad muy bien no se encontraba después de todo lo que sucedió. Himchan se dio cuenta de eso y fue hacia la cocina a por una aspirina.

- Toma, seguro enfermarás como no descanses –dijo dándole un vaso de agua.

- Gracias –se la tomó y juntos se sentaron en el sofá, Zelo le contó lo que había pasado esa tarde, de como se había perdido y de repente se acordó de su madre. Sacó el móvil, 14 llamadas perdidas, no hay nada que dé mas miedo, marcó y rápidamente comenzó a darle excusas de que el metro se había parado y que estaba con sus amigos celebrando su cumpleaños para no preocuparla.

Mientras tanto Himchan volvía a la cocina dejando el vaso de agua preguntándose si Yongguk, su compañero de piso estaría durmiendo o si esa noche tampoco estaba, como de costumbre.

-Es muy tarde, será mejor que me valla –dijo Zelo levantándose de golpe lo que le provocó un pequeño mareo.

Himchan lo miró preocupado- a estas horas? No, no, será mejor que pases la noche aquí –dijo acercándose a él de nuevo.

La verdad cuando había hablado con su madre ella misma le había dicho que ya que era muy tarde seria muy peligroso que estuviera por la calle solo y que se quedara a dormir con uno de sus amigos, total era viernes.

Zelo lo miro no muy convencido, y quien no, un extraño que te deja pasar la noche en su casa así por que si, su padre mejor que nadie le había inculcado que no hay que fiarse ni de tu propia sombra porque inclusive esta te abandona cuando hay oscuridad.

- No te voy hacer nada –dijo quejándose el mayor –pero esta bien, soy un completo desconocido, es normal que no te fíes de mí, gente que me conoce desde hace años sigue sin fiarse de mí, asi que lo entiendo.

Zelo solo se rio de aquello, la verdad que aquel chico no era tan malo como lo aparentaba, es verdad lo había curado y defendido, hasta ahora no le daba motivos para desconfiar así que, porque no? La aspirina estaba empezando a hacer su efecto y le estaba entrando mucho sueño, no seria muy buena idea salir a esas horas, más si no sabía ni donde estaba y con lo que ya le había sucedido prefería no arriesgarse.

-Hey –dijo Himchan chascando los dedos –nave nodriza llamando a Zelo, aterriza, cambio.

-Yah! Humano no te han enseñado a respetar? –dijo Zelo siguiéndole el juego volviendo a la realidad.

-Seguramente soy mayor que tu, espera… –dijo Channie caminando hacia la habitación regresando con mantas, almohadas y un pijama –toma, si quieres ir al baño está por ahí.

-Gracias, no hacia falta el pijama –dijo con una sonrisa sentándose en el sofá.

-No quieres mejor dormir en una cama? –pregunto Channie preocupado.

-No hace falta, así esta bien, buenas noches –dijo amablemente.

-Buenas noches –repitió el mayor apagando las luces dirigiéndose a su habitación.

Zelo estaba exhausto, se levantó para ir al baño y ponerse el chándal que el mayor le había dado, mas cómodo que aquel jean.

Volvió acobijándose de pies a cabeza y no tardó en conciliar el sueño.

 

…..

 

 

El despertador sonaba y una mano intentaba tontamente apagarlo, se puede saber porque sonaba el desgraciado si era sábado?

Se levantó molesto, lo apagó y se dirigió al baño bostezando y arrastrando las zapatillas, caminó por el pasillo hacia la cocina, tenia hambre; pudo ver un bulto en el sofá, seguramente Himchan se abría quedado dormido de nuevo viendo alguna película.

Cogió sus cereales de chocolate y su colacao dirigiéndose al sofá poniéndolos encima de la mesilla cogiendo el mando de la televisión y lanzándose encima de aquel cuerpo que dormía como un bebé recién nacido.

-Yah! Despierta perezoso! –dijo zarandeando su cuerpo de una manera brusca. Solo pudo escuchar un quejido y un ‘5 minutos mas’ muy flojito. Yongguk sonrió y se acurrucó a su lado con otra manta dispuesto a comerse su cereal, cuando de repente se abrió la puerta de la habitación de Himchan con éste saliendo estirándose y bostezando…

Notas finales:

Para la próxima me aseguraré de hacer copia de todo, copia en mi pc, en el portatil, el usb y hasta lo escribiré a mano si hace falta para no perderlo XDDDD Perdón una vez mas u3u

Adiós (???)


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