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El Hotel Transilvania por amorosa

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Notas del fanfic:

todos los personajes pertenecen a masami kurumada.

Notas del capitulo:

Hola

Debo decir que este fic es el primro en genro misterio y sin advertencias que hago.

Dedicado a todas las amantes de Shaka x Aioria.

Se hallaba en medio de un frondoso bosque, envuelto en una terrible neblina que no le permitía ver absolutamente nada. Consultó su reloj de mano y, según la hora marcada y sus cálculos, pronto anochecería. Caminaba lo más rápido que sus pies le daban. Sin notarlo tropezó con una piedra de mediano tamaño y cayó de bruces al suelo.

 

-Vaya lo que me faltaba…-Exclamó viendo su rodilla lastimada.

 

Debía de llegar lo más pronto posible al medio del bosque, armar una carpa, prender una fogata y pasar la noche como en un campamento. Se sentía raro y completamente extraño, su sexto sentido le advertía que algo sumamente fuera de lo común  ocurría en ese lugar con aspecto fantasmal; claro que este último pensamiento no tenía ningún sentido, los fantasmas, demonios y vampiros no existían, solo eran personajes extraordinarios productos de la imaginación de William Shakespeare (famoso escritor español autor de Romeo y Julieta, Hamlet, etc.). Nunca había creído en esas cosas y nada lo haría cambiar de opinión.

 

Cuando se hubo levantado rompió un pedazo de su pantalón, amarró  la honda herida que se acababa de hacer y, continuó su camino rumbo al centro del bosque. Empezó con dificultad, la bendita herida sangraba mucho, no paraba, ardía, dolía, le impedía un movimiento rápido transformándolos en torpes a cada paso que daba. Con mucho esfuerzo llegó al medio del bosque, donde había más neblina que antes, mucho más espesa, más condensada, formaba una especie de capa blanca imposible de ser penetrada a simple vista.

 

Miraba fijamente hacia la espesura de la neblina, tratando de ver algo cuando mágicamente ante sus ojos borrándose la neblina poco a poco, aparece una gran construcción antigua, pero más se sorprendió cuando observó un cartel colgar de la parte superior de la imponente arquitectura, lo cual decía Hotel Transilvania.

 

-Un hotel en medio de un bosque tan inmenso como este???-pensó con desconfianza.

 

 

Cuando sintió el incesante dolor en su rodilla, no lo pensó dos veces y se dirigió a la  entrada del misterioso hotel.

 

-Buenas tardes Caballero….desea una habitación??-interrogó una bella muchacha de cabellos rojizos y ojos marrones.

 

-Si fuera tan amable…preciosa-coqueteaba Aioria.

 

-Su nombre guapo, para poder registrarlo y darle las llaves de su habitación-contestó la chica siguiéndole el juego.

 

-Aioria Montalvo…-respondió.

 

-Perfecto, aquí tiene las llaves de su habitación, para encontrarla suba al segundo piso y a la derecha, la última habitación es la suya y es justamente la que mejor vista tiene hacia la catarata-susurró con un tono de voz muy amable.

 

Sin nada más que decir, tomó sus maletas, el manojo de llaves  y subió dirigiéndose por la misma dirección que la señorita recepcionista le hubo indicado. Cuando llegó supo que la chica que lo atendió había tenido razón, tenía una preciosa vista hacia la catarata profunda que quedaba a poco menos de 50 metros. Se acercó a la cama y dejó sus cosas, luego siendo como hipnotizado por la belleza de aquel sitio, se asomó a la ventana contemplando la naturaleza, la creación de Dios, padre de todos. Quedó embobado por un largo tiempo, se inclinó un poco más hacia el balcón, tratando observar mejor la planta de siete colores que en su vida había visto, de seguro solo crecía en ese lugar, que de misterioso tenía todo –Muy buen lugar para grabar una película de terror-pensó.

 

 

Perdió el equilibrio, su cuerpo lo venció y si no fuera porque se agarró firmemente a la baranda, habría muerto descerebrado, al impactar su cabeza con el suelo. Al estar libre de todo peligro se alejó del balcón, se dejó caer pesadamente sobre la cama.  Descansando.

 

Poco a poco el sueño lo fue venciendo, cerrando sus parpados, dejándolos caer hasta cerrar por completo los órganos principales del sentido de la vista. A partir de este momento perdió toda noción del tiempo.

 

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La penumbra lo cubría todo.

Dormía profundamente, sin sentir nada. Una sombra grande, con alas de murciélago, y colmillos filudos se abalanzaba sobre él, mordiéndole el cuello, desgarrando la sensible piel del lugar; bebiendo la cálida sangre carmesí que brotaba de la herida abierta. Alimentándose de aquel líquido de vida, lo que le daba fuerza para seguir viviendo por muchos más siglos, muy bueno le resultaba ser inmortal, fuerte, ser invulnerable al dolor, la fragilidad, los sentimientos humanos, la muerte, entre otras cosas.

 

Justamente había acudido a esa habitación por ser un huésped nuevo, con mucha sangre por ofrecer. No era conveniente dejar mucha de su saliva y genes en la sangre de los otros, pensar siquiera en tener un hijo lo asustaba demasiado. Continuó bebiendo el elixir de la juventud eterna; levantando la vista de vez en cuando, observando a través de la oscuridad la piel bronceada de aquel joven de nomas de 20 años. Podía calcular la edad muy aparte de sus poderes, él también había sido humano y precisamente a esa edad hubo “muerto”.

 

Debía admitir que le gustaba el sabor  dulce del líquido metálico del chico que yacía inconsciente en la cama. Se detuvo en seco, perplejo ante la perversa idea que asomaba por su cabeza. Porque añorar estar con el peli-castaño si podría tenerlo para siempre???-se preguntó.

 

 

Sin perder más el tiempo se desnudó, quitándose el kimono antiguo, de hace siglos, quizás décadas. No lo sabía.

 

Se acomodó sobre el cuerpo inerte, de un tirón arrancó las ropas del viajero, dejándolo completamente desnudo ante su presencia.

 

Besó, mordió, chupó, disfrutó, gozó y poseyó el cuerpo virgen del joven  bajo su cuerpo. Lo embestía con reales ganas, gimiendo con real satisfacción.  Hacia tanto que no gozaba de los placeres de la carne. No hubo encontrado el hombre perfecto para pasar el resto de la eternidad  en compañía suya.  Además un ser como él, un ángel de la noche, que no se dejaba ver por nadie a excepción de sus camaradas, como podría tener a alguien???

 

 

Salvajes las embestidas que había propinado al ser que destinado desde siempre estuvo a hacerle  compañía.  Bebió en nueva cuenta más sangre, haciéndole beber a un inconsciente  Aioria la suya propia, matándole al instante, transformándole en vampiro como los de su especie.

 

-Ahora sí. Estarás conmigo para nunca dejarme…-Exclamó el ángel de la noche de cabellos rubios y ojos azules.

 

 

 

FIN

Notas finales:

ojala y les haya gustado.

un besote

nos vemos en otros fics.


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