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Primera vez por minima

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Notas del fanfic:

Esto es dedicado a Maniatica de quimica, como ella dijo, lo que el público quiere se da XD. Esto podría considerarse un extra de mi anterior fic “Un día más en la vida de Johnny Test”, y como el titulo dice, aquí como fue la primera vez de la pareja favorita del momento (al menos en mi mente estos días) Gil & Johnny.

Primera vez

Extraño, algo extraño pasaba ahí, no es que le pareciera malo que Johnny conviviera mas con otros chicos, era sano y normal, y que estrechara amistades con Gil, no estaba nada celoso de eso, el sabia que siempre seria el mejor amigo de su humano amigo, pero no dejaba de sentir esa extrañeza, algo pasaba, algo se le escapaba pero ¿Qué?

No lo sentía malo, no sentía que su piel se le pusiera de gallina, por decirlo de alguna manera, como cuando a Johnny se le ocurría una descabellada idea muy propensa a meterlos en problemas, o cuando un desquiciado villano los intentara atacar, era mas bien como cuando sabia que Johnny planeaba una travesura, pero esta vez no sabia si era eso u otra cosa.

Desde el “incidente” y la “disculpa”, las cosas en la vida de los Test regresaba a un ritmo relativamente normal para ellos al menos, las gemelas seguían siendo unas genios, Johnny se seguía metiendo en problemas, con experimentos o no, desde esos acontecimientos las gemelas habían dejado relativamente de usar a Johnny como conejillo de indias, aunque de vez en cuando se presentaban incidentes en que necesitaban su ayuda y cooperaba.

El verano se presentaba glorioso y la tranquilidad y diversión tocaban a la puerta, al menos tranquilidad para él sino se metía en los juegos extremos que le interesaban a Johnny practicar y él no quería practicar junto a su amigo, al menos la nueva cercanía de Gil serbia para que su amigo tuviera un compañero de juegos cuando atentaban a romperse los huesos tratando de lograr alguna pirueta o movimiento en la patineta, patines, patín del diablo o tabla de surf, fueron mucho a la playa ese verano.

Los humanos a veces le parecían seres que atentaban contra su propia vida por un defecto en la evolución, y justo ellos eran la autoproclamada especie dominante sobre la faz de la tierra, oh bueno, mientras no les causaran mal a nadie estaría bien.

Ahora regresando a la sensación de que se le escapaba algo, ¿Qué podría ser?, tal vez debería mantener vigilado a Johnny de manera mas atenta, o quizás no, como había dicho antes, no presentía que algo malo se acercara o pasara, sea lo que fuera suponía que lo descubriría tarde o temprano, siempre que tenia esos presentimientos lo descubría para bien o para mal.

Quizás más pronto de lo que esperaba…

Si le dijeran que volvería a besar a Gil en un futuro después de lo sucedido en el centro comercial o en su casa, seguramente hubiera buscado el mejor escondite que se le hubiera ocurrido e incluso faltaría a la escuela para no verlo, pero ninguna de esas cosas ocurrió, en realidad su relación después de la disculpa se estrecho, y ahora se encontraba besándolo por iniciativa propia, irónico, tal vez, loco, también, pero que bien que se sentía en esos momentos.

Tal vez la mas extraña de las locuras, pero que hermosa y placentera era.

¿Cómo llegaron a este punto en que ambos rubios se encontraban besándose sobre la cama del mayor?, para empezar no fue de un día para otro, si hubiera ocurrido así seguro Duke nuevamente hubiera mordido las posaderas y otras partes del cuerpo del adolecente de bronceado perfecto.

Como ya se dijo, poco a poco su relación se empezó a estrechar, antes del incidente se llevaban bien Gil y Johnny, el mismo Gil había dicho varias veces que lo consideraba como un hermanito, por lo que después de la disculpa era lógico que volvieran a esa relación fraternal entre ambos.

Aunque no ocurrió exactamente como se hubiera esperado, sino no estuvieran besando de una manera tan apasionada en esos momentos.

Claro que regresaron a su relación de amistad en un principio, fue algo lento en un comienzo, pero con la iniciativa de Gil a invitarlo a salir con casi cualquier escusa, ir a los videojuegos, parque, la playa incluso, claro, no podía faltar el parque de patinetas, poco a poco, la confianza fue devuelta entre esos dos, bueno tres, si contamos a Duke que casi nunca los abandonaba ni a sol ni a sombra.

Aunque con esos detalles de invitación también hubo otros, actos simples pero amables, como prestarse una toalla en la playa, compartir botana, ir al cine juntos o hacer una maratón en la casa del uno o del otro, preferentemente en la de Gil para evitar a las gemelas, son cosas que hacen los amigos ¿verdad?

Incluso estudiar junto a ti incluso cuando obviamente tampoco le gusta estudiar para pasar los últimos exámenes antes del verano, o que te lleve hasta tu casa sobre su espalda al caer mal en una pirueta y te duela la rodilla, si muy fraternal, ¿no?

Sentirse muy cómodo al lado del otro hasta hablar hasta ya no tener nada más que contar y compartir silencios agradables, pensar en el otro en los momentos en los que no estuvieran en el lado del otro, muy normal ¿cierto?

Hasta que un día entre juegos y risas, en medio del agua cuando fueron a la playa, y un Duke alejado del agua por su seguridad, no por que temiera encontrar con su ex la ballena, sino porque estaban practicando surf y el prefería no arriesgarse, los roces se convirtieron en caricias y un intercambio de miradas de esos azules que tenían por ojos fue detonante para que se detuviera el tiempo.

El conjunto de todo sobrepasa la suma de todo, y ese pequeño rose entre labios fue la prueba de ello.

Johnny no se apartó, ni tuvo miedo, ese temblor que le recorrió no era de repudio, y cuando Gil lo estrecho entre sus brazos él le correspondió, esta vez realmente se sentía bien, tan natural entre ellos dos.

Tal vez las gemelas nunca sabrían que estuvo mal con su formula ese día que se la echaron a Gil, pero tal vez si se especializaran un poco más en el aspecto emocional, como les había dicho Duke muchas veces, hubieran sospechado que mas que una “pócima de amor” su creación había funcionado como un inhibidor, intensificando algo que ya estaba ahí desde hace tiempo, tal vez lo descubrirían algún día, pero no seria ese verano, y ya seria muy tarde para hacer algo más adelante.

Ese no fue el primer beso de ambos, pero era seguro que lo recordarían como el más especial de todos, como si lo hubiera sido el primero, ya que el primero, y el segundo, y el que le sigue no fue una experiencia muy bonita y podría decirse que hasta traumática, pero en medio de esas aguas todo parecía tan lejano, irreal, parecía limpiar los últimos rezagos que había marcado aquel incidente en el centro comercial, siendo oficialmente un nuevo comienzo.

Al separarse no sabrían con exactitud quien estaba mas rojo, si Johnny con su rojo en las mejillas y orejas que competían con el color de las puntas de sus cabellos o Gil, con una sonrisa boba plantada en su cara, su bronceado había sido sustituido por un sonrojo intenso que podría competir con una langosta bien cosida.

Entre palabras torpes y gesticulaciones nerviosas ellos aceptaron que tal vez sentían algo más que un cariño fraternal, y que quizás, solo quizás, seria bueno intentar adentrarse en esa locura.

Lo demás fue trabajo de las hormonas y ese sentimiento que los carcomía desde adentro, llamado amor combinado con un poco de sazón del deseo, que combinado con la confianza de un Duke que los empezó a dejar más tiempo seguido solos, bueno, su relación avanzó a un buen ritmo.

Y regresando a lo de la cama en el cuarto de Gil, los dos solos, besándose, corrección, devorándose con la boca, con la ropa sobrando y las caricias abundando, lo que había iniciado como una tarde para ver películas de acción, termino siendo un encuentro más entre los jóvenes novios, el cual no terminaría como los demás.

Tal vez no eran las caricias mas suaves y dulces, tampoco las mas pacientes, igual los besos, en quien llevaba el control era el mayor por la experiencia y demanda, pero se sentían tan bien, la piel expuesta era insuficiente y deseaban sobrepasar los limites silenciosos a los que se habían autoimpuesto, había llegado el momento en que avanzaran un nuevo paso, un paso muy importante en esa clandestina relación que estaban llevando.

Lo primero era deshacerse de esa tela sintética que cubría sus pieles, la ropa no tardo mucho en salir volando prenda por prenda, igual los tenis, uno golpeo una lámpara de lava cerca de la cama tirándola al suelo, no se preocuparon de que se hubiera roto o no, lo cual no ocurrió, la lámpara había logrado sobrevivir contra el atentado gracias a otro montón de ropa tirado en el suelo, habitaciones de chicos, siempre hay montones de ropa tirada en los suelos o demás muebles, ahora se les sumaba algunas prendas más.

Jadeantes, sonrojados y algo sudados, estaban en verano y se les había olvidado prender el aire acondicionado, o mínimo el abanico, se miraron uno al otro, apenas y los boxers traían, y a Johnny le faltaba sacar un calcetín de su pie, detalle insignificante en esos momentos, ahora se encontraba perdido en la mirada que el mayor le dedicaba.

Deseo abrasador, ansias y lujuria brillaban en esa mirada, y no hay que olvidar el amor, un amor que jamás había sentido por nada ni nadie, no se comparaba a su amor por surfear, no se comparaba con sus pasadas noviecillas, o el afecto que sintiera por sus padres, parientes o sus amigos, este amor era tan intenso, tan concentrado en su pecho, que podía hasta doler, pero era un dolor del bueno, que le hacia sentir mas vivo que nunca.

El joven Test, al menos en su fuero interno, no negaría que estaba nervioso, mucho, pero no estaba dispuesto a retroceder esta vez, el también lo deseaba, y todo el mundo sabe lo tercos que pueden que ser los Test cuando algo querían o se lo proponían, esta no iba a ser la excepción.

Tal vez era joven, inexperto e inmaduro, aun muy infantil e imprudente, pero hasta él podía sentir el amor, el deseo y anhelo que la persona que más quieres este junto a ti de todas las manera posibles, eso incluía besos, caricias, miradas, palabras, silencios y claro, lo que ahora vendría.

No eran unos completos ignorantes en este saber carnal, los medios de comunicación ayudaban un poco, las clases de educación sexual en la escuela también, aunque nada hablaba mejor que el instinto y la experiencia para las mentes jóvenes, uno con mas instinto que experiencia propia, y otro con ambos conocimientos deseoso de compartirlos con su novio.

Un nuevo beso se formo entre ellos, eliminando la distancia que hacia que la necesidad de la cercanía del otro fuera mas intensa, Gil se posiciono encima de Johnny y como otras tantas veces tomo el control de ese beso, y mientras hacia que Johnny abriera la boca para poder meter con gula su lengua empezó una leve fricción entre ambos cuerpos que provoco al instante estragos en el mas joven.

Sentir los firmes músculos del abdomen y pectorales de Gil contra él de por si era una sensación ardiente, que empezara a friccionarse lo estaba volviendo loco, esas sensaciones eran tan nuevas, tan intensas, tan placenteras, para un cuerpo joven, inexperto y sensible era una locura, una locura que apenas comenzaba.

Gil era ardiente, todo su sequito de admiradoras lo decían, pero para desgracia de ellas, incluido cierto par de gemelas genios obsesionadas y pelirrojas, ninguna comprobaría que tan ardiente era ese rubio como lo estaba viviendo en carne propia Johnny.

Los besos, las caricias, aquella lengua que había dejado la boca del menor para recorrer su cuello hasta llegar a su clavícula y dejar un rojizo chupetón que le recordaría no cambiarse delante de Duke por un par de días, semanas quizás, también tal vez culpar a los mosquitos si sus intentos resultaban fallidos, las manos cálidas que con roces acariciaban la piel expuesta hasta llegar al borde de la tela de la ultima prenda, tentando en amenazas silenciosas con cada roce que seria apartada del cuerpo del menor en cualquier momento, nadie, absolutamente nadie experimentaría l o que Johnny estaba recibiendo de Gil en esos momentos, ya que no eran sensaciones alucinantes, ardientes por simples o complicadas que eran, por que venían de Gil, dios que era ardiente el muchacho y no solo de vista, sino que era con el sentimiento con las que eran entregadas.

Esto podría ser solo un arranque de hormonas, una combinación de deseos y necesidades, pero no era así, Gil lo entregaba todo, su deseo y lujuria era grande, pero su amor por Johnny lo era más, amaba con locura a ese niño cabeza de llama y estaba seguro que jamás amaría a nadie mas con esa intensidad.

Si dependía de Gil ese muchacho hiperactivo, travieso, sincero estaría por siempre en su vida, aunque él también era inmaduro y despreocupado, de vez en cuando se detenía en pensar en su futuro, y sin lugar a dudas le encantaría uno en el que Johnny estuviera involucrado, pero ese no era momento para pensar en eso cuando tenia a su merced a ese chico mientras lamia uno de esos pequeños pezones que adornaban su pecho y le arrancaba un sonoro gemido al niño cabeza de marcha, ya seria otro momento de pensar en los futuros días juntos compartiendo toda clase de momentos, tantos que serian incontables.

Los dedos terminaron de colarse por la última prenda y el estremecimiento que recorrió el cuerpo del menor después de un ligero brinco de sorpresa provoco una sonrisa traviesa en el mayor, quien continuando con su jugueteo mordió levemente el pezón prisionero en su boca provocando un nuevo estremecimiento.

Johnny era un escandaloso, de eso no había dudas, jamás se guardaba lo que pensaba por impulsivo o a pesar en cualquier se encontrara, fuera enfrentándose a una extraña raza de hombres topo, que al parecer carecían de mujeres topo, o combatiendo a un invasor alienígena vegetariano o refutando de su calificación de examen que amenazaba de arruinarle su verano con clases de verano a su maestro, si, esa era una de sus principales características, y al hacer el amor no seria una excepción., así que Gil disfrutaba mientras recorría el cuerpo del menor los quejidos, pequeños gritos, que cabe aclarar no eran nada femeninos a pesar de lo agudos que podían sonar algunos, o bueno, tal vez un poquitín, pero eso no se lo diría Gil a Johnny, y claro, las palabras entrecortadas y su nombre, o que bien se escuchaba su nombre salir de esos labios con ese tono alucinante.

Todo era perfecto para ellos dos en esos momentos, podían atacar la ciudad en esos momentos y que los policías, los militares y agentes de la CIA y FBI hicieran su trabajo al menos por una vez en esa ciudad, por que Johnny estaba ocupado, realmente y gustoso ocupado disfrutando en los brazos de Gil, su novio, que increíble se escuchaba eso, y genial, porque él no se movería de ahí por un buen rato.

Cuando la prenda empezó a bajar y los dedos tocaron mas haya del hueso de la cadera y los muslos firmes, los dedos del mayor capturaron un prisionero muy valioso que no dejarían escapar hasta después de cierta tortura y recompensa.

-¡Ah! Gi… Gil.. ¿Pero qué ¡AH!?-

Como ya se ha dicho antes, Johnny no era completo ignorante de los placeres carnales del sexo y hacer el amor, en este caso, conllevaban, pero no era lo mismo saber que experimentar en carne propia, como tampoco era masturbarse primeras veces como joven inexperto a que alguien más lo hiciera y que fuera un apasionado adolecente gustoso de darle placer.

Un sube y baja, sube y baje despacio pero firme, apretando lo justo para que el musculo prisionero no se escapara, pero lo suficiente suave para no dañarlo, y con cada sube y baja una honda de placer recorría el cuerpo del menor, para Gil ver ese rostro cambiante con cada nueva sensación era como una ventana al cielo, su cielo particular, su Johnny.

-¡Ah ha!-

Y no conforme solo con eso, Gil desidia probar ese pedazo de carne prisionero entre sus manos, le fascino la sensación de la carne palpitar dentro de su boca, mas por el hecho de quien pertenecía ese miembro joven con apenas algunos bellos, increíblemente rubios y una casi imperceptible punta pelirroja, como siempre, todo lo que era Johnny era único y especial.

El sabor era extraño, vamos, que era su primer oral y más a alguien de su mismo sexo, pero no por eso era desagradable, era en cierta medida familiar, no era lo mismo que besar lo jóvenes y sonrosados labios de Johnny, o dejar un chupetón en su pecho, tampoco juguetear con su pezón, pero le recordaba a él, si, este era Johnny.

Con una succión suave empezó a meter y sacar ese joven pene que palpitaba con mayor fuerza, incluso ya podía saborear cierto liquido que brotaba de la punta, presemen, indicándole lo mucho que lo estaba disfrutando al igual que ese movimiento involuntario de caderas que daba cada vez que su boca cuando parecía que su boca se alejaba y abandonaba la pequeña virilidad del mas joven.

Johnny estaba alucinando, solo podía gemir y solo pensar en una sola cosa, en lo placentero que se sentía y en Gil, oh Gil, Gil que bien se siente, Gil, Gil, Gil, en su cerebro de un momento a otro Gil era sinónimo de placer.

Todo ese placer concentrándose en la parte baja de su vientre empezaba a doler un poco, esa energía concentrada necesitaba una vía de escape, necesitaba explotar, y llego el tan ansiado orgasmo.

Pequeños chorros de semen inundaron su boca, la mezcla espesa y liquida inundaron su paladar y no pudo evitar gemir, tan sabor a Johnny, eso te intoxica sin lugar a dudas.

Relamiéndose, evitando que cualquier gota traviese y atrevida, como su dueño, se escape de su boca, sonríe al ver la preciada visión que yace sobre su cama, el sudor hace brillar el cuerpo del muchacho cabellos de llamas como un sol, un ángel, el fuego personificado, pasión encapsulada en el cuerpo de un niño adolecente, eso y mucho mas delante de él, realmente se sentía afortunado y excitado, y dolía, pero debía ser paciente que esto apenas comenzaba.

Oh si, ambos lo sabían, eso había sido parte de la preparación, solo un deguste del platillo fuerte.

Ambas miradas se volvieron a encontrar, Johnny aun seguía en las brumas del reciente orgasmo, algo cansado y confuso, pero feliz, y ve a Gil, solo quedo sonreír, ambos sonrieron como los bobos enamorados que eran.

Los bobos más felices y enamorados del mundo.

Y entre esas sonrisas bobas y ese intercambio de miradas dulces y apasionadas, se dieron un pequeño beso, no tan lujurioso como los anteriores, coqueto y pequeño, que solo incremento la felicidad que los rodeaba.

-Te amo-

-Y yo a ti-

Saben que las palabras sobran, pero no esta mal decirlas en ese momento especial.

Johnny sabe que no todo es placer, que esto es como la vida con sus momentos dolorosos, pero como cuando se practica en la patineta con sus golpes, caídas y raspones, cuando algo se logra es genial, por lo que aguanta un quejido al sentir el primer dedo introducirse, él no lo noto pero Gil a untado en su mano un liquido transparente de una botellita escondida debajo de la almohada, mas adelanté, no ahora por que es lo que menos lo importa, se enteraría que esa cosa era conocida como lubricante, y que Gil tubo que pasar un rato muy bochornoso cuando lo tubo que ir a comprar, oh si, la señora encargada llamo a su jefe, un anciano dueño de la farmacia que le soltó todo un sermón por mas de quince minutos sobre la promiscuidad y otra serie de cosas mas, al menos había tenido la suerte de que nadie había estado en la tienda en esos quince o quizás veinte minutos que estuvo en la tienda.

Es un dedo, y es difícil de mover en un principio a pesar del lubricante, arde ahí dentro como un caldero lleno de fuego, cielos, la carne no se puede derretir, ¿o si?, no le importaría derretirse dentro de Johnny y fundirse en un mismo ser, paciencia Gil, paciencia Gil, que dentro de poco ocurrirá.

De ser un digito, se vuelven dos, luego tres, ese ardor y dolor que sintió en un principio se siente familiar, es algo que se vuelve de una manera extraña placentero, el reciente orgasmo ayuda a que la intromisión de esos dígitos no sean tan dolorosos y parece increíble que ya sienta de nuevo una nueva erección.

Saca los dedos y termina de deshacerse de las últimas prendas olvidadas juntos a las demás en cualquier parte, separa un poco más las piernas de Johnny y agarra una almohada para colocarla debajo de la cadera del menor, de repente una mezcla de nerviosismo y calma lo embarga, siente su miembro palpitar dolorosamente pero debe actuar lento, por nada del mundo quiere que ese chico que es dueño de su corazón sienta dolor innecesario, traga saliva, mantendrá el control, debe mantenerlo, solo es necesario ver esos ojos azules llenos de sentimientos para hallar miles de respuestas imposibles de decir con palabras y controlarse.

-John… Johnny, ahg-

Apretando las sabanas entre sus dedos y aguanta un nuevo quejido sintió como su carne era abierta y un cuerpo extraño mucho mas grande y largo que los dedos de Gil lo penetraban, oh cielos, oh cielos, demasiado grande, parecía que nunca tendría fin, pero después de unos segundos, aquel miembro termino de entrar, oh cielos, se quedaba sin aire, en realidad, ambos se quedaban sin aire.

Como alguien inteligente y sabio dijo alguna vez, el tiempo es relativo, y para ellos esos instantes, aquellos segundos que parecían eternos al acostumbrarse con la nueva intromisión pasaron lentamente, dulcemente Gil logro moverse recobrando el aliento y perdiéndolo de nuevo al entrar y salir del interior del menor.

El tiempo es relativo, y quizás no pasaron más de veinte o treinta minutos, pero para ellos fue el momento en que tocaban los escalones al cielo, y sentían el paraíso del placer en carne propia.

El suave bamboleo de caderas paulatinamente se volvió mas rápido de poco a poco, errático y glorioso, Gil y Johnny se besaban y el menor en uno de sus arranques logro tomar el control de la situación, atrevido como era logro mover el otro cuerpo y estar ahora encima del otro, esto sorprendió a Gil pero no le desagrado, ahí estaba la mirada traviesa y picara de Johnny, eso solo significaba cosas buenas.

Con las manos recargadas en el pecho del otro y las manos de este en sus caderas logro imponiendo su propio ritmo empalarse una y otra vez sobre el enorme miembro palpitante que le brindaba tanto placer, oh por todos los… que sea, eso era absolutamente glorioso.

Y ahí estaba, su nueva visión que se grababa a fuego en su mente y alma, su ángel de sol y fuego cabalgando sobre sus caderas, y de nuevo intercambiaron miradas y sonrisas bobas, y estaban sudados y brillantes de felicidad, pasión y amor, todo era perfecto dentro de esa cuatro paredes, sobre esa cama y entre esos dos chicos y el orgasmo fue abrasado gustoso.

Sintió el liquido llenarle, ardiente y explosivo, al igual que paso con su propia eyaculación, demasiado, era demasiado incluso para él, por lo que no pudo caer rendido sobre el peso del mayor quien lo recibió gustoso entre sus brazos.

Gil noto que la respiración del menor mas suave, y no era necesario verlo para saber que ya se encontraba dormido, no tardaría mucho en seguirle, pero quería un poco más de esa sensación conciente, embriagarse de ese aroma y los restos del reciente orgasmo y acariciar los cabellos de Johnny sorprendentemente suaves.

-Te amo-

Esa había sido su primera vez, y seguramente no seria la ultima.


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