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Eres mío por Yukio x Rin-Cest

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Notas del capitulo:

Lamento la espera, simplemente no sabía cómo explicar lo que viene, pero finalmente logré sacar esto.

Vienen más cosas *w*

Cuando Albus regresó acompañado de Harry Potter y Scorpius Malfoy, el rubio padre de los muchachos no pudo más que guardarse un insulto dirigido a su reflejo. Luego de tantos años sin poder ver más que fotos que le hacían sentir vacío era justo y totalmente válido que el gran Draco Malfoy perdiera el habla al ver a Harry.

 

El azabache mayor, para molestia del profesor de posiciones, no pareció nada molesto con la insistente mirada del rubio. Es más, incluso parecía estar a punto de ir él a abrazarlo.

 

Claro que cuando Draco dio el primer paso para Harry ya no fue tan necesario.

 

—Harry—susurró el Malfoy, como pocas veces, perdiendo la compostura

 

Y eso alertó a sus hijos, quienes se tensaron en su sitio.

 

El mencionado, al ver que el otro se quedaba quieto, cortó la distancia y colocó una mano en su hombro a modo de apoyo. Sin saber que era la misma acción que su otra persona realizaba cuando estaban en una situación tensa como aquella.

 

—Malfoy… —dijo Harry, con una mirada que dejaba claro su pena— Lucimos idénticos… Pero sabes que no soy ese Harry—le recordó, con un tono de voz que sorprendió a los que hubiesen sido sus hijos.

 

“Realmente…” pensaba algo asombrado Scorpius “Él… no es papá pero…”

 

“Nunca pensé que padre pudiese ser consolado” se dijo Albus, sin creerlo.

 

Y es que al ver como los ojos de Draco parecían volver a su fría apariencia ambos chicos quedaron bastante curiosos. Apenas y había dicho algo… Y su padre ya se estaba reponiendo. ¿Tan rápido?

 

—Discúlpame, Potter… Yo… —dijo el hombre, mientras ponía su mano sobre la del menor, quien aún continuaba tocando su hombro.

 

—Está bien Draco—le cortó Harry, tranquilo, esbozando una sonrisa sincera.

 

El profesor de posiciones ahogó un suspiro cansado. Esa parte amable de Harry… Era tan… ¿adorable?... Se cruzó de brazos, tratando de apartar ese pensamiento.

 

El rubio sonrió pesadamente al oírlo, mientras apartaba su mano con una delicadeza que Harry nunca creyó ver en Draco, y se tuvo que recordar mentalmente que no era el mismo hombre que tenía en frente.

 

—Son realmente parecidos… —le dijo, y Harry logró entender lo que quiso decir

 

“Como sigas hablándome así, en verdad me harás creer que eres él”

 

Para Draco tampoco fue difícil notar el “Lo siento” que ocultó en su risa.

 

—Quisiera poder decir lo mismo—declaró, tratando de matar el tenso ambiente que se había formado en la habitación.

 

A unos pasos, el otro Draco soltó una especie de gruñido que Harry interpretó como “Jódete”. Sonrió con ganas mientras que tras de él los hijos del rubio parecían aún bastante incómodos.

 

Tan pronto como la mirada del mayor de los Malfoy Potter se cruzó con la de su primogénito, Albus supo que ni Troya ardería de manera semejante. El ceño fruncido de su padre era clara muestra de que, sea lo que sea que haya encontrado en la mente de su hijo, no le había gustado para nada la idea.

 

­Los anfitriones de la dimensión no pudieron más que verlos en silencio, mientras que Albus soltaba una especie de suspiro/rezo/súplica.

 

Pocos minutos después Draco apartó la vista de Scorpius.

 

—Han heredado ese maldito carácter—Dijo Draco para nadie en particular, su igual soltó un profundo suspiro.

 

—Ni madre es tan terca—aceptó

 

Harry negó con la cabeza de manera mental. ¿Cuándo dejaría Malfoy de meterse en las cabezas ajenas? ¡Por Merlín! Sonaba bastante loco que se atreviera a meterse en la cabeza de Minerva, ¡Y ahora se metía a la cabeza del que era su yo en alguna otra dimensión! Luego de todo, seguro necesitaría ayuda psicológica.

 

Y no de Malfoy.

 

—Es lo mejor que tenemos, señores—les dijo serio Scorpius, mientras que Albus se iba hasta uno de los estantes del aula, sin perder por esto atención de la plática.

 

—Quizás podría funcionar—aceptó el profesor, con una sonrisa traviesa

 

—O quizás podría no hacerlo—contestó molesto Draco.

 

La idea de Scorpius era tentadora, pero arriesgada.

 

Había sufrido la partida de Harry… Pero perder también a sus hijos.

 

—Padre… —habló Scorp, usando por primera vez un tono suave, el mencionado no tardó en mirarle— Lo has visto todo, ¿no es así?... Sabes por qué quiero hacer esto… No quiero que entiendas, ni que me des permiso de hacerlo—advirtió— Solo quiero que no me odies por…

 

—Eres mi hijo, Scorpius… —le cortó Draco Malfoy mortalmente serio, cosa que puso algo nervioso al muchacho— Si hay algo que nunca haré, será odiarte­—le recordó con una sonrisa triste

 

—Papá murió por salvarlos—musitó Albus, sin poder evitarlo

 

Ambos Malfoy estuvieron a punto de regañarle, pero el mayor de los azabache se adelantó.

 

— ¿Y nunca serás capaz de perdonarte por eso?—cuestionó con cierta rudeza que sonaba impropia en él

 

Albus se tensó, aun viendo los estantes. Lejos de él, Scorpius se mordió el labio.

 

—Sé que no soy tu verdadero padre, Albus… Pero, si de algo estoy completamente seguro… Es que él nunca te guardaría rencor por vivir una vida feliz… sin él.

 

El menor se quedó tieso.

 

—Eso ha sido lo que más duele, ¿cierto?... —continuó Potter, caminando hasta donde estaba el muchacho, colocó una mano en su hombro con cariño— Albus… ¿Crees que en verdad él podría sentirse traicionado solo porque su hijo, por quien murió, es feliz sin tenerlo a su lado?

 

—Pero… yo… —susurró el chico

 

Fue entonces cuando Harry lo abrazó con tal cariño que logró reconfortar aunque fuera un poco al muchacho. Albus le regresó el abrazo, sintiéndose estúpido.

 

—Lo lamento—dijo, notando como la voz se le quebraba.

 

Scorpius, quien no dejaba de observarlo, bajo un poco la mirada. No podía jactarse de conocer al 100% a su novio, pero, lo que él no sabía, es que era el único en esa habitación que tenía una idea de la magnitud de lo que había pasado.

 

Tantos años pensó que Albus se culpaba por la muerte de su padre, cuando, en verdad, se sentía como un mal hijo por tratar de ser feliz sin este.

 

Los dos Draco se miraron entre sí, uno dándole a entender al otro que debía ir con su hijo menor también. El visitante no se negó, por lo que pronto se acercó a su hijo y le abrazó al igual que Harry, quien no quiso soltarlo tampoco.

 

El profesor por su parte, no pudo evitar pensar que aquella escena, era bella.

 

Tras unos segundos que parecieron eternos, Albus se vio libre. Sus ojos estaban rojos, aun luchando por mantener a raya las lágrimas que luchaban por salir. Se alejó un paso de su padre y de Harry volteando a ver por instinto en dirección a su hermano, quien estaba a pocos pasos de él.

 

Albus sabía que había sido él, probablemente, el que más inútil se había creído.

 

Se acercó hasta abrazarlo con fuerza, a lo que Scorpius solo sonrió un poco, regresándole el abrazo al mismo tiempo.

 

—Scorp…—gimoteó el menor de los Malfoy

 

—Está bien, Al—contestó, mientras le acariciaba la espalda con suavidad

 

Scorpius intuía el tipo de pensamientos que tendría Severus en ese instante.

 

—Está bien—repitió

 

Harry mientras tanto, que permanecía a un lado de Malfoy, se giró para mirarlo con seriedad. El rubio soltó un suspiro, mientras que miraba de reojo a sus hijos.

 

—No quieres perderlos­—afirmó, a lo que Draco le miró casi triste

 

—No podría perderlos—corrigió, receloso.

 

Harry le sonrió para tranquilizarlo, a lo que el otro negó.

 

—Estás loco, Potter—contestó, adivinando las intenciones del hombre

 

El muchacho se puso serio de pronto, y mientras se cruzaba de brazos, miró a los dos jóvenes, que continuaban perdidos en su burbuja.

 

—Si no dejas que lo intenten… Sabes que Albus morirá, ¿no?

 

—Es imposible revivir a un muerto—replicó Draco

 

—Pero no es imposible salvar a un hombre que está vivo—contestó Harry

 

—No sabemos qué podría pasar—le recordó con cierta rudeza Draco— Si se equivocan, ni siquiera existirán.

 

—En eso estás equivocado—le advirtió su igual, uniéndose a la plática, el otro rubio le miró mal— Ellos nacerán—aseguró

 

­—Padre… —llamó Scorpius, acercándose junto a Albus

 

Draco miró a su primogénito con el ceño ligeramente fruncido. Scorpius le sonrió.

 

—Tenemos un plan—declaró

 

— ¿Qué plan?—preguntó el profesor, con cierta diversión, mirando a Albus

 

—Salvaremos a Sirius Black­—informó 


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