ChanYeol no es el tipo de persona que le gusta convivir con otros, no es el tipo de persona que habla en clase. En verdad no es ningún tipo de persona memorable dentro de la escuela.
Todos los días llegaba temprano, directo a su pupitre con la cabeza agachada, esperando el inicio de la clase. Todos los días los segundos en llegar eran Zhang Yixing y Kim MinSeok, ignorando su presencia dejaban sus cosas en el escritorio, sacaban el tablero y comenzaban a jugar ajedrez. Sus compañeros seguían llegando, uno tras otro hasta llegar a ellos… Los más populares de la escuela, tan conocidos, tan atractivos, tan homosexuales.
El alto y rubio Wu YiFan era el primero en entrar al salón de la mano de su no tan rubio novio Lu Han, detrás de ellos Kim JongIn y Byun BaekHyun casi comiéndose el uno al otro a besos, y unos pasos atrás Oh SeHun rodeando los hombros de, quizá el único de ellos que nadie sabía cómo había terminado en ese grupo, Do KyungSoo.
Lo que diferenciaba a KyungSoo de los otros era que a ellos les gustaba que el resto de la escuela los vieran, les gustaba que todos supieran sus nombres y sobre todo que disfrutaban el molestar a ChanYeol.
Habían comenzado con pequeñas bromas absurdas como esconderle la mochila, quitar su pupitre, pegarle goma de mascar en el cabello o romperle la chaqueta, pero los abusos subieron de nivel el día que se le ocurrió enfrentarlos.
Ese día estaban en la cafetería, LuHan sentado en el regazo de YiFan mientras este le tomaba por la cintura, con las manos debajo de su playera, en una interesante sesión de besos; BaekHyun colgado del cuello de JongIn tomándose fotos con el celular y SeHun intentaba acercar más a su novio, pero éste, apenado solo reía y le hacía a un lado las manos.
ChanYeol se levantó de su lugar para tirar la basura, SeHun, enfadado del rechazo de su novio, se paró y tocó el hombro de JongIn, quien de inmediato le siguió, él, acarició el cuello de BaekHyun indicándole así que prestara atención, BaekHyun jaló la camisa de YiFan y YiFan palmeó la espalda de LuHan, KyungSoo sin saber qué hacer, se quedó sentado con ellos, los cuatro siguiendo con la mirada los pasos de los otros dos. ChanYeol siguió caminando hacia el bote de basura, siempre mirando hacia el suelo, esa era la forma en que siempre caminaba, encorvado y con la mirada agachada; parpadeó lentamente cuando chocó con el cuerpo de alguien, Oh SeHun tomó la orilla de la bandeja y la empujó hacia el otro cuerpo haciendo que la basura manchara la ropa de ChanYeol; la risa de LuHan fue la primera en escucharse por toda la cafetería, seguida de su grupo de amigos que se fueron acercando a la escena, SeHun se cruzó de brazos con media sonrisa en el rostro y con un arrogante tono dijo:
-Los desperdicios con el resto de la basura.
KyungSoo jaló por el brazo a SeHun mirándole con desaprobación.
-Discúlpalo, por favor- dijo hacía ChanYeol.
-No…
-¿Qué?
-No…- ChanYeol cerró los puños, con el ceño fruncido volteó hacía SeHun, fulminándolo con la mirada –¡Ya me cansé de ser el juguete de ustedes! ¿Crees que eres mejor que yo, cuando ni siquiera hablas bien?
SeHun tomó a ChanYeol por el cuello de la camisa, JongIn y YiFan se pararon a los costados de SeHun, el rubio era el único más alto que ChanYeol, pero SeHun estaba lleno de coraje, haciéndole aplicar más fuerza.
-SeHun… déjalo ya- dijo KyungSoo jalándolo por el cinturón –SeHun… dejálo… ¡DEJALO!
SeHun soltó la camisa de ChanYeol y volteó hacia su novio, KyungSoo le tomó por las manos acariciándole el dorso de ellas. JongIn empujó por el pecho a ChanYeol y le susurró –Esto no se queda así- y YiFan le palmeó con fuerza el hombro; los seis chicos se fueron de ahí, KyungSoo abrazándose con fuerza de SeHun.
Si su vida ya era miserable, sabía que ahora, al haberse burlado del seseo de SeHun, sería aún peor.
ChanYeol no tenía amigos dentro de la escuela, de hecho… ni fuera de ella, claro… si no contamos a Kim JongDae, con el que aveces charlaba y Hwang ZiTao, su amigo por internet.
JongDae siempre había sido su vecino, era con el único chico con quien jugaba cuando pequeños, se llevaban bien, ChanYeol a veces le contaba como lo molestaban en la escuela y JongDae solía darle consejos o simple apoyo moral; hasta que las hormonas lo traicionaron. JongDae conoció a JunMyeon en una cafetería, salieron durante un par de semanas donde cada noche terminaban en un cuarto de hotel. Un día decidieron que era más rápido y práctico visitarse en casa, lo cual hacía casi imposible que JongDae y ChanYeol pudieran mantener una conversación de más de tres minutos antes de que el primero entrara corriendo a la sala de su hogar casi arrancándose la camisa.
Después de perder el único contacto con la sociedad que ChanYeol pudo tener, comenzó a pasar horas frente a la computadora entrando a foros o leyendo blogs de personas con grados diferentes de agorafobia o simples rechazados sociales, y fue así como conoció a ZiTao, un joven chino con mucho tiempo libre y pocas ganas de hacer amigos; su blog estaba lleno de videos de él mismo adquiriendo nuevas mascotas y torturándolas poco después, le gustaba perseguir perros callejeros, llevarlos a casa y acabar con ellos lentamente; tenía tantas imágenes de cuerpos destrozados, de malformaciones y toda clase de información médica sobre cortes y suturas. ChanYeol lo encontraba sumamente interesante sobre todo después de esa noche cuando, por primera vez ambos se abrieron.
-Y salimos con las bolsas del supermercado, dos tipos nos comenzaron a seguir- le envió ZiTao por el chat- mamá no les quiso dar la bolsa así que sacaron una pistola, uno de ellos comenzó a golpearme, y lo último que recuerdo fue escuchar un disparo y ver el cuerpo de mamá caer al suelo. Papá estaba furioso conmigo, porque debí defenderla y no lo hice, desde los 8 años recibo castigos casi todos los días.
-¿Qué clase de castigos?- pregunto un más que preocupado, curioso ChanYeol.
-Castigos en la forma más linda de decir que me pega por cualquier estupidez.
-Ohh...
ZiTao se convirtió en su desahogo, sabía que a él si podría contarle las cosas que le pasaban en la escuela, sabía que ZiTao lo aceptaba tal y como es. Era reconfortante poder hablar con él, aunque no estuviera ahí, podía sentir que lo comprendía completamente. Pero ese sentimiento de bienestar terminaba cada mañana al entrar a la escuela.