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El último café por KyoYuy

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Notas del fanfic:

Le he dejado un final abierto, qué pensáis se ha muerto? sigue con vida y todo era un sueño o lo que vea al final es un sueño? Que me decís ? ^w^

Notas del capitulo:

Este fic lo escribí para una amiga mía que ama demasiado el SuDo jejeje, es para Haru espero que le gustase mucho! ^w^

Sentía como el calor que desprendía el barro de la taza se colocaba desde sus manos hasta el resto de su cuerpo; y si aun atreverse a dar un sorbo de su contenido la mantenía entre sus extremidades para no dejarla caer al suelo.
 
Caminó por la casa provocando que el eco de sus pasos se extendiese rebotando por las paredes del pequeño piso que ahora parecía enorme. La mayoría de las cosas ya estaban embaladas en sus respectivas cajas; salvo aquel sofá de tapizado blancuzco y ese marco de fotos.
 
Se acercó a la ventana y nuevamente arrimó la taza a su cara, cerrando los ojos y absorbiendo el delicioso aroma de café solo y bien cargado. No le gustaba.
 
En realidad, es que lo más probable era que no llegase a beberse aquel brebaje pero necesitaba olerlo, porque....olía a él.
 
Y aunque ya habían pasado algunos meses y parecía que ante todos ya lo había superado; cada momento que pasaba a solas en casa era horrible; echándole de menos, necesitando que estuviese y esperando por una llamada que no iba a llegar.
 
Le dio un pequeño sorbo y el sabor amargo inundó su cavidad bucal, como lo hacía su lengua.
 
Saboreó aquella sensación deseando que fuese otra y se sintió tan estúpido que quiso llorar; pero no lo hizo.
 
Fuera estaba lloviendo, observó como la gente corría de un lado a otro intentado resguardarse del inesperado chaparrón y posó una mano en el cristal.
 
Cerró los ojos y lo imaginó; como si hubiese sido ayer mismo; le sintió rodeándole con aquella vieja manta que solían dejar doblada a un lado del sofá para esas noches frías que a veces les sorprendían mientras veían una peli.
 
Sintió sus manos frías recorrer sus dedos buscando exactamente donde posar los suyos propios; su mentó diseñado perfectamente para cuadrar en el hueco de su cuello; aquellos besos esquivos que comenzaron sin darse cuenta y continuaron casi sin pedirse.
 
Suho....
 
El sonido de la taza cayendo contra el suelo le sacó de su ensimismamiento; Suho no estaba ahí.
 
Abrió los ojos con fuerza y observó casi con rechazo su propio reflejo en la ventana, donde él también había comenzado a llover.
 
Golpeó con fuerza la filigrana de metal que había frente a él sin importar si se la cargaba o no, la verdad eso ya no le importaba.
 
Y entonces comenzó a llorar.
 
Se había prometido no hacerlo, se había dicho que era un chico fuerte; se lo había repetido más de un millón de veces, tantas que más que un consuelo para si mismo se había vuelto una especie de hechizo de relajación.
 
Pero no era cierto; no lo era, y ahí lo demostraba, dejándose hundir frente a los trozos de una taza de barro rota en el suelo y un gran charco de café bien cargado.
 
Dejándose caer de rodillas frente al accidente deslizó uno de sus dedos hasta el líquido amarronado esquivando con temblor los trozos de barro desperdigados.
 
Mojó uno de los dedos y lo llevó a sus labios.
 
Sabía a café, sabía a Suho.
 
-Suho.....- murmuró casi sin sonido, como si supiese realmente que hablaba para nadie.-Lo siento.
 
Pero las disculpas había llegado demasiado tarde y ya nadie podía oírle.
 
Ya nadie vendría con una manta a taparle mientras se quedaba dormido esperándole de su vuelta del trabajo; ya nadie le despertaría con aquellos besos sabor a café, nadie le revolvería el pelo con una sonrisa casi angelical, ni vería jamás ese cuerpo blanco acariciarse contra el suyo.
 
Ya no habría una segunda oportunidad, y todo aquello que los años y la costumbre habían construido se encontraban embalados camino a nuevo hogar lejos de él, lejos de ellos.
 
Las palabras se ahogaban en su interior, y las lágrimas brotaban sinónimo de su angustia pero era todo imposible, imposible.
 
Abrió las puertas que daban a la terraza y como en una bofetada el agua le golpeó de lleno movida por el viento pero al contrario de lo que cualquier otra persona haría Kyungsoo sonrió.
 
Caminó hasta el borde del balcón y admiró la ciudad empapada que le saludaba desde el décimo noveno piso del rascacielos donde Joonmyun y él habían decidido vivir.
 
Un pié y luego el otro, y ya estaba sobre la barandilla; y la verdad es que había sido más sencillo de lo que había pensado. Cerró los ojos y sonrió mientras la lluvia jugaba al escondite con las lágrimas de su cara.
 
-Suho....- susurró de nuevo, quizás esperando a que apareciese de la nada, pero no pasaba nada.
 
Había sido una noche como aquella, de un día como aquel; donde sin esperarlo, sin verlo venir todo sucedió.
 
Había olvidado que había quedado y entonces Suho se había pasado más tiempo de lo que pretendía esperando por él; no había escuchado los mensajes de móvil que le había mandado y temiendose lo peor, el mayor de los dos había ido a buscarle.
 
Todavía conservaba el ramo de flores en su mano cuando el coche se lo llevó por delante y también aquella nota escrita a prisa en su bolsillo " Kyungsoo, ¿quieres casarte conmigo?"
 
No hubo manera de reanimarlo; eso era lo que los médicos le dijeron cuando apareció casi tres horas después de la primera llamada del hospital que había ignorado por estar demasiado ocupado en sus cosas.
 
Y se sentía culpable; tanto que no había podido continuar viendo todas las cosas que les unían, tanto que quiso hacer de la existencia de Suho una invención, tanto que se había vuelto alguien que ya nadie reconocía.
 
Cogió aire y se lanzó.
 
-Suhó....- dijo nuevamente en un susurro mientras se dejaba ir en caída libre.- Sí.
 
El aire le cortaba la cara, la lluvia le golpeaba por todas partes y la fuerza del viento le hacía daño en los oídos y entonces .....
 
Todo cesó.
 
Abrió los ojos y se encontró a su mismo acurrucado en el sofá de tapizado blancuzco con una manta tapándole; pestañeó confuso y una sonrisa amigable le sonrió desde el otro lado revolviéndole el pelo.
 
-Suho....-exclamó entre sorprendido y aliviado.
 
Se lanzó a sus brazos sin dejar de sollozar; el mayor de los dos, quiso apartarlo algo incómodo pero finalmente le dejó, pues le había agarrado tan fuerte que no podía, le acarició la espalda y sonriendo le preguntó.
 
-Tuviste una pesadilla? No hacía más que sollozar.
-No fue nada- le contestó devolviéndole una sonrisa sin dejar de abrazarle- Suho- le dijo de nuevo con algo de mimos en la pronunciación.- Me prometes que nunca, nunca me dejarás?
 
El joven más pálido le miró sin entender pero finalmente le sonrió y asintió con la cabeza.
 
-Te quiero- le dijo Kyungsoo.
 
-Te quiero- le contestó Joonmyun mientras le besaba y el sabor cargado a café le inundaba por completo.
Notas finales:

Gracias por leer, y darme una oportunidad entre vuestras lecturas y como siempre, please dejad comentarios!!!


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