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Black Lotus por Pixie

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Notas del fanfic:

Otro fic hecho entre mi amada hiro_chan y yo >w< 

Les dejo el blog: http://hirodubu.blogspot.com.es/ :D

Y nuestro twitter: @hirodubufics

-Salta.- Susurró una voz tras su espalda, tensó todo su cuerpo pero apenas fue capaz de girar su cara ya que estaba al borde de un alto edificio, sentía el viento helado y las gotas de lluvia chocar contra su cara.

-¡¿Quién eres?!- Gritó y observó como un chico se acercaba a la vieja barandilla en la que aferraba sus manos, su piel era oscura, su pelo, negro oscuro como la noche, se pegaba a su rostro debido a la lluvia, sus blancos y perfectos dientes eran acompañados por una cínica sonrisa.

-Un mero espectador.- Apoyó sus brazos en la oxidada valla y dirigió la mirada al suelo. -Hay edificios de más altura... Sería mas divertido.-

El chico le clavó la mirada haciendo que sus manos temblaran levemente, observó el vacío y tragó saliva duramente.

-¡Estás loco!- Le gritó devolviéndole la fría mirada.

-Es justo lo que me gritan antes de degollar sus finos cuellos.- Soltó relamiéndose sus húmedos y gruesos labios.

-¿A qu… quién?- No podía parar de temblar y no era por el frio, ni que estuviera a punto de cometer suicidio, era aquella fría mirada y esa sonrisa propia de un lunático, le asustaba.

-Mis víctimas... ¿Quién si no?- Dijo despreocupadamente mientras observaba el cuerpo tembloroso de aquel pequeño chico.

-¿Por qué me cuentas esto?- Preguntó confuso por aquella confesión.

-Tenía ganas de contárselo a alguien... Y tú vas a morir así que...- Sus ojos se entrecerraron amenazándole, se acercó y empujó levemente su hombro. -¡Adelante!-

Volvió a sonreír cínicamente haciendo que al otro chico se le saltaran las lágrimas, miró al vacío nuevamente y con las pocas fuerzas que le quedaban saltó la valla y corrió al interior del edificio asustado.

-Bah... Qué aburrido.-dijo mientras caminaba hacia la puerta. - ¡Atchus!- Estornudó y se sobó levemente la nariz. -Solo faltaba que me pusiera malo, maldito crío, debería haber saltado...-

 

_________________________________________

 

-Kris…Kris…-

El joven tenía la mirada perdida en la chimenea, observaba con fascinación como la leña se consumía por el fuego y se convertía en cenizas, como si esa imagen le diese las respuestas a todas las preguntas que tenía.

-Wu Fan…-

Por fin pudo reaccionar a la llamada de esa melodiosa voz, dirigió la mirada a la fuente y vio al lindo chico de blanca tez y pelo negro apoyando la cabeza en su regazo. Estaba sentado en un extremo de su sofá de cuero favorito y su acompañante estaba acostado, por lo que ocupaba la mayor parte del asiento con su largo cuerpo.

-Oh... perdona, me perdí en mis pensamientos.- dijo masajeándose la frente.

El joven se limitó a mirarle, estaba acostumbrado a que su jefe se quedase ensimismado cuando estaban a solas, aunque sabía que jamás le pasaría si estuviese con alguien más o él sólo. Únicamente se permitía quedarse en ese estado cuando el menor estaba con él. Kris suspiró apartándose los pequeños mechones rubios que se colaban en su frente y volvió a mirarlo.

-¿Qué querías, pequeño?- le dijo acariciándole el pelo.

-Tengo hambre.- su voz sonó adorable, aunque no fuera su intención.

-¿Y qué quieres comer?- le sonrió dulcemente, a nadie más le sonreía así, de hecho la gente lo temía más cuando veían su otra sonrisa.

El menor se quedó pensativo por un momento. Se sobresaltó al escuchar unos fuertes golpes que retumbaron en la gran puerta de madera. Kris volvió a suspirar, tenía uno de esos días en los que necesitaba desconectar.

-Pasa.- ordenó elevando un poco la voz.

El menor odiaba que hiciera eso, cuando gritaba su voz daba miedo. La puerta se abrió y entró un joven alto y atractivo, con muy buen cuerpo, su rostro era masculino y parecía sacado de una revista.

-Buenas, aquí tienes el informe de estas dos últimas semanas.- le entregó una pequeña carpeta.

Kris la cogió y comenzó a examinarla, su acompañante se incorporó para que estuviese más cómodo. El joven que acababa de llegar movió la cabeza para apartar un poco el flequillo castaño que le tapaba la frente y se sentó en un sillón al lado del gran sofá.

-¿Esos informes no eran mensuales?- preguntó el más joven, asomándose para intentar leer algo.

-Es por el nuevo, si no funciona mejor quitárnoslo cuanto antes de encima.- dijo Kris sin despegar los ojos de los papeles.

-Tsk… no sé para qué haces esto, si lo has dejado entrar es porque sabes que es bueno, esos informes no desvelarán nada nuevo para ti.- dijo el chico desde su sillón, pocas personas eran capaces de hablarle así a Kris.

-Bueno, todos podemos equivocarnos, incluso yo cometo errores aunque no lo creas… Además, son mejores de lo que esperaba.- dejó la carpeta en la pequeña mesa de cristal que había entre el sofá y la chimenea.- ¿Qué dice Xiumin?-

-¿Qué va a decir? Está encantado de tener un compinche.-

Kris sonrió satisfecho.

-Entonces esta noche haremos una cena de bienvenida. Tao elegirá el lugar.- dijo acariciando la mejilla del chico que se encontraba a su lado.- Hace tiempo que no te llevo a cenar fuera.

-No importa, me gusta la comida casera de tus sirvientes.-

El tercer presente se levantó y cogió la carpeta.

-Bueno, me voy que tengo cosas que hacer, avísame cuando sepas el lugar.- el joven se giró y se dispuso a salir por la gran puerta.

-Ah, y Lay…- llamó Kris al chico haciendo que se girase.- Búscale un nombre nuevo a ese tal Kim Jong Dae.

-De acuerdo, primo. Hasta luego.-

El joven llamado Lay abandonó la estancia y de nuevo Tao apoyó su cabeza sobre las piernas de Kris mientras éste observaba el fuego.

_______________________________________________

Un niño se alejaba por un camino de tierra. “¿Jun Myeon? ¿Eres tú?” Lo intentaba alcanzar pero parecía que cada vez estaba más lejos, por fin agarró su chaqueta, el niño se giró y lo abrazó. “¿Qué te pasa, Jong Dae?” El nombrado comenzó a llorar “Por favor, no te vayas, no me abandones, Jun Myeon…” Cada vez notaba la escena más lejana, más apagada.

-Jun Myeon…- susurró en sueños.

Despertó débilmente y se encontró con unos ojos enormes observándolo muy cerca de su rostro. Sobresaltado, se alejó repentinamente, quedando pegado a la puerta del coche en el que se encontraban, no era una limusina, pero casi, en la parte trasera había cuatro asientos, dos daban la espalda al chofer, del que estaban separados por un cristal opaco, y los otros dos, donde se encontraban los ocupantes, estaban frente a los primeros. Una pequeña mesa se encontraba entre ellos, y debajo de ésta había una nevera con distintos tipos de bebidas. El joven aún le miraba con ese rostro que le hacía parecer inocente.

-¿Quién es Jun Myeon?- le preguntó sonriendo con naturalidad.

Jong Dae se puso rojo, pero intentó disimularlo y se acomodó en el asiento.

-No deberías de observar a la gente mientras duerme…- le dijo molesto.

-¿Por qué no? Con lo adorable que estabas.- levantó una ceja.- Dime, ¿por qué llamabas a ese tal Jun Myeon?-

-Oye, ¿y a ti qué te importa?-

El chico de los ojos grandes, que estaba sentado de lado para hablar con su compañero, se sentó correctamente y giró su rostro hacia la ventanilla.

-Nada, simplemente era curiosidad… A mí también…-su voz se hizo más débil.- …me gustaría que me nombrasen en sueños…-

Jong Dae se sorprendió por la manera en que el chico dijo aquello, su voz sonó algo melancólica. Estaba a punto de decir algo cuando la puerta se abrió y entró Lay, se sentó en el sillón frente a él y sin saludar si quiera se dirigió a él.

-A partir de ahora te llamarás Chen.-

-¿Cómo?- dijo el chico algo sorprendido.

-¿No te gusta?- le preguntó sin mucho interés.

-No. A mí me gusta mi nombre.- aseguró el pequeño.

El castaño suspiró, pero, aunque se hacía el irritado, en realidad le parecía mono aquel chico, tenía el pelo negro, más corto que él y un rostro masculino pero que le hacía ver lindo, tal vez era por esas cejas caídas. De cualquier forma, a pesar de su apariencia, a Lay le era muy difícil enfadarse.

-Oye, mientras estés trabajando para Black Dragon te llamarás Chen, ¿vale? En tu vida privada seguirás manteniendo tu nombre real.

-¡Ahhhh! Entonces está bien.- dijo comprendiéndolo todo.

Lay abrió la ventanilla que había a sus espaldas para dirigirse al chófer.

-Al Machine.- le ordenó.

-¿Chen?- dijo una voz escéptica al lado del antes Kim Jong Dae.

El castaño agachó la cabeza, se empezaba a desesperar.

-A ver, ¿ahora que pasa, Xiumin?-

El nombrado lo miró con una mueca de decepción, sin querer infló sus mofletes, encima que ya tenía unos cachetes rechonchos, hacías esas caras.

-No se… suena un poco soso.- se rascó su pelo castaño, era un poco más claro que el de Lay.- ¿A ti te gusta?- le preguntó a Chen.

-No me llama mucho, pero en realidad me da igual. Oye, ¿a dónde vamos?- volvió a mirar a Lay.

-Al Machine, a buscar a Luhan. Después iremos a cenar para darte la bienvenida.-

Chen se preguntó quién sería ese tal Luhan y qué sería el Machine, ¿un restaurante? ¿un bar? ¿o tal vez alguna zona de la ciudad? Prefirió no preguntar y simplemente esperar a descubrirlo con sus propios ojos.

-¿Irá Kris?- preguntó Xiumin.

-Claro, tiene que conocer a su nuevo subordinado.- bromeó Lay, esa palabra le sonaba un tanto absurda.

-¡Eso quiere decir que también irá Tao! Hace tiempo que no le veo.- dijo el más bajito emocionado.

Chen lo miró preguntándose cómo podía ser que ese chico fuera dos años mayor que él.

El trayecto en coche no se hizo muy largo, cuando salieron del coche, Chen vio como sus compañeros se dirigían a la entrada de un local frente a la que había un hombre enorme vestido de negro. Tras aquél gorila, habían unas escaleras de moqueta roja y unas barandillas estilo victoriano, que descendían hacia la entrada del establecimiento. El edificio estaba entres otros muchos, era alto y no se podía ver en su interior, un gran cartel luminoso en el que se podía leer MACHINE lo decoraba, las letras eran azules y tenían mecanismos de reloj dibujados con luces amarillas. Sin duda, parecía un local para gente rica, pero nada más entrar, Chen se encontró con un panorama que no se esperaba. El local era enorme, al fondo a la derecha había un gran escenario, en medio de la sala había otro más pequeño con una barra, y en las paredes había pequeños palcos. El establecimiento estaba cerrado, pero en todos aquellos escenarios había chicas y chicos medio desnudos practicando sus bailes. A la izquierda había una gran barra, el espacio sobrante estaba lleno de mesas y sillones. Lay y Xiumin siguieron andando recto hasta llegar a una puerta vigilada por otro hombre vestido de negro.

-Jonghyun, te presento a Chen. Es nuestro nuevo recluta.- le dijo Lay al portero.

El chico le mostró una radiante sonrisa y le saludó, después les dejó pasar sin que ni les hiciera falta pedirlo. Entraron en un pequeño pasillo, por un lado había unas escaleras y en el otro, un ascensor, se acercaron a éste último. A Chen le daba reparo preguntar lo que se le pasaba por la cabeza.

-Eh… ¿esto es de Black Dragon?-

Sus dos compañeros le miraron.

-Algo así… En realidad los negocios de los que nos ocupamos no son de esta banda, si no del padre de Kris, tu jefe. Él le lleva todos los negocios aquí, en Seúl y, por supuesto, se lleva una gran cantidad de lo que ganamos.- el ascensor llegó y se metieron en él, Lay sacó una pequeña llave y la metió sobre la cerradura de la décima y última planta. -Te acabarás familiarizando con este sitio, es la sede de todas las operaciones de Black Dragon, donde llevamos las reuniones más importantes.

-¿Vuestra sede es un local de striptease?- preguntó algo escandalizado.

-Bueno, en realidad es algo más que un local de striptease.- dijo Xiumin despreocupado.

Chen los miró a ambos como preguntándoles algo telepáticamente, y ellos le respondieron con miradas de complicidad. También era un prostíbulo.

-Luhan es el que lleva esto y todos los negocios de este tipo: discotecas, clubs nocturnos, etc.- dijo Xiumin justo antes de que la puerta se abriera.

-Ah, y si no quieres ver cosas indeseables, siempre que vengas aquí, ven directamente al décimo piso, en los otros pisos están las habitaciones.- le advirtió Lay.

Chen tomó nota, no quería saber qué pasaba en esas habitaciones. Pasaron por un largo pasillo y durante el camino estuvo pensando en cómo sería de poderoso el padre de Kris, el líder de la banda a la que pertenecía, Black Dragon. Sabía que era el líder de uno de los grupos mafiosos más poderosos de China y su poder llegaba a diversos países de Asia Oriental, e incluso tenía sus negocios en EEUU. También pensó en ese tal Luhan, debía ser un hombre muy importante para llevar todos esos negocios, estaba visualizando a un señor de unos 40 años, con mucha presencia y mano dura, pero entonces recordó a Lay. Ese joven tan sólo tenía un año más que él y ya controlaba todo el negocio de la droga en Seúl y era el segundo al mando en aquella banda, además también le habían dicho que Kris tan sólo tenía 22 años, a saber cómo sería ese Luhan…

Por fin llegaron al final del pasillo, Lay tocó sobre la gran puerta negra en la que terminaba el pasillo.

-Adelante.- se escuchó una débil voz desde el interior de la estancia.

Los tres jóvenes entraron en el gran despacho y lo que se encontró Chen fue más raro de lo que esperaba.

-¡¡¡LUUULUUU!!!- Xiumin abrió los brazos para abrazar a su compañero.

-¡Hola, Baozi! ¡Hacía tiempo que no te veía!-

El joven que abrazaba a Xiumin era más o menos de la altura de Chen, tenía el pelo rubio y era delgado, pero lo que más le sorprendió fue su edad, podría haber jurado que tenía 16 años. Tenía un rostro infantil, ojos grandes y una sonrisa adorable. ¿De verdad ese niño era el gran jefe que controlaba los negocios de la noche de Black Dragon? Chen no daba crédito.

-Hyung, te presento a Chen, el nuevo compañero de Xiumin.- dijo Lay señalando al nuevo miembro.

Espera… ¿Hyung? Pero Lay tenía 21... ¿Eso quería decir que ese niño era por lo menos dos años mayor que él? El joven estaba un poco perdido.

-Es un placer, cuida bien de Baozi, por favor.- le dijo con una encantadora sonrisa mientras le tendía la mano.

-Eh… Sí, mucho gusto.- hizo una reverencia, nervioso.

-Seamos amigos.-

Luhan acercó más su mano, Chen asintió y se la estrechó finalmente. El rubio les ofreció asiento en un gran sofá en forma de L que había en una de las esquinas de la estancia mientras Lay le hablaba sobre la cena.

-¿Tenías la noche ocupada?- le dijo al ver el rostro sorprendido del huésped.

-Oh, no… Pero tengo que hacer unas llamadas, no tardo. Coged lo que queráis del minibar.- dijo saliendo de la estancia tras coger su móvil.

Xiumin se levantó poco después para ir al servicio, o eso les dijo a sus compañeros. Volvió por el camino que habían hecho y subió las escaleras hasta la azotea. Como esperaba, allí estaba Luhan hablando por teléfono.

-Sí… Perdona por avisarte a última hora… -le hizo un gesto a  Xiumin con la mano, indicándole que esperase.- Está bien… Nos vemos mañana en el Hotel Park… Te quiero.

El castaño se preguntó cómo algo tan abstracto como unas palabras podían provocar tanta felicidad… y tanto dolor.

-¿Te han estropeado la velada?- le preguntó a Luhan cuando éste se acercó.

-No pasa nada, hace tiempo que no nos reunimos los cinco.-

Ambos se dispusieron a volver, Xiumin le dio paso a Luhan abriéndole la puerta de la azotea.

-Lulu… ¿Vale tanto la pena arriesgarte por él?- su rostro mostraba preocupación, tenía miedo de que le pasara algo a su querido amigo, temía perderlo.

Luhan soltó una pequeña risa, posó una mano en su mejilla y la apretó ligeramente

-Baozi, tú no lo entiendes porque nunca has estado enamorado, cuando lo estés entenderás porqué una persona es capaz de arriesgarlo todo por otra.- el joven le sonrió y siguió su camino escaleras abajo.

Xiumin soltó una risa inaudible que, prácticamente era sólo aire.

-Tsk… idiota… ¿acaso no ves que ya estoy arriesgando el pellejo por ti?- susurró con una sonrisa triste.

 

Una media hora después los cuatro se encontraban en la habitación privada de un restaurante de lujo. Chen aún seguía sin entender como Xiumin y Luhan podían ser mayores que Lay, en ese preciso momento el llamado Baozi estaba en la silla frente a él hinchando los mofletes mientras el rubio a su lado lo señalaba y se reía asegurando que era igualito a uno de esos bollos.

De repente la puerta se abrió y entró un chico alto, rubio y muy atractivo, tenía un semblante serio e intimidante. Tras él, entraba un joven de altura similar, pelo negro y tez clara, también traía una expresión seria y amenazante. Todos se levantaron inmediatamente, pero para sorpresa de Chen, los saludaban animadamente. El rubio puso una mano sobre el pelo de Luhan y le preguntaba cómo le había ido últimamente y Xiumin abrazaba al moreno.

-Kris, éste es Chen.- dijo Lay señalando al nombrado, que se encontraba a su izquierda.

-¿Chen?- dijo enarcando una ceja.

-¡¿Pero qué le pasa a todo el mundo con el nombre?! ¡Si no os gusta le buscáis vosotros uno, a ver si es tan fácil!- dijo indignado y se volvió a sentar.

-¡Ja!– Kris rio sarcásticamente.- Encantado, espero no tener que arrepentirme de haberte metido en Black Dragon.-

-No se arrepentirá, señor.- dijo haciendo una reverencia.

-Llámame Kris, para algo tengo ese nombre falso.-

-Sí, señor. Digo… Sí, Kris.-

El jefe esbozó media sonrisa y acercó a Tao a sí.

-Este es Tao.-

El joven hizo una reverencia, Chen se la devolvió y esperó que le explicaran a qué se dedicaba ese tal Tao, pero jamás dijeron nada, se sentaron directamente y él tomó también su asiento.

En la cena le explicaron muchas cosas, algunas ya las sabía, como su rol en la banda. Tendría que ocuparse de que todas las estafas llevadas a cabo en los negocios salieran bien, además de conseguir nuevos accionistas, socios y clientes para las empresas, y para ello contaría con la ayuda de Xiumin, su compañero y superior. Era increíble que alguien tan adorable se dedicase a engañar a la gente para beneficiarse de su dinero.

Por otro lado, se enteró un poco de la historia de la banda. Kris, como ya sabía, era hijo de un poderoso mafioso chino, y decidió por voluntad propia dirigir los negocios de su padre en Seúl, la razón la desconocía. Algo que no sabía era que Lay era su primo, y junto con Luhan fue la única persona que se trajo de China. Llevaban establecidos en Corea unos cuatro o cinco años, Xiumin fue el primero en ingresar en la banda, también por su propia voluntad, después de él, Kris no confió en nadie más hasta que llegó Chen, eso le hizo sentirse alagado. Black Dragon tenía muchísimos socios y gente trabajando para ellos, pero parte de la banda eran sólo ellos, seis personas. Sí, seis chicos de veinte-pocos años controlaban los negocios más peligrosos de Seúl. Pero el nuevo integrante seguía preguntándose porqué no hablaban de Tao.

-Dime, Chen, ¿dónde vives?-

-En un pequeño apartamento en un barrio no muy recomendable, bastante lejos de esta lujosa zona.- rio.

-Pues mañana mismo te mudarás a nuestra casa. Me conviene tenerte cerca.-

-¿Cómo?-

-Todos vivimos en la mansión de Kris.-dijo Lay.- No te preocupes, estoy seguro de que cada habitación es más grande que tu casa.

El chico no se esperaba eso, pero si iba a tener casa gratis no se podía quejar, la verdad es que pensó que meterse en la banda le traería más problemas, pero esa gente le trataba bien, le agradaba.

Chen observó extrañado cómo Kris atendía a Tao, le preguntaba qué quería y le daba de comer en la boca, supuso que serían familiares, tal vez hermanos, aunque no se parecían en nada.

Terminaron la cena y pidieron unas cuantas botellas de alcohol, comenzaron a beber y la reunión se animó.

-Oye, Chen ¿tienes novia?- preguntó Luhan completamente rojo por lo que había bebido.

El joven negó con la cabeza.

-Si en cualquier momento lo necesitas, puedes pedirle a Luhan una chica.- dijo Lay riendo pícaro.

El rubio asintió animadamente.

-Te daré las más bonitas del local, y gratis, por supuesto.-

-¿Qué? ¡NO!- dijo el chico avergonzado.

-Oh… entonces… ¿chicos?- dijo agrandando un poco los ojos, pero con naturalidad.

-¡¡NO!! Es sólo que… - todos lo observaban atentos.- No sé… acostarme con alguien así… no es lo mío.-

-¡JA! Lo mismo dijo Xiumin, hasta que el año pasado me pidió una.- dijo Luhan señalando al chico-bollo.

-¡HEY!- el chico golpeó en el hombro por desvelar sus intimidades.

-¿Quééé? Tienes que tener mucha facilidad para ligarte a las mujeres, porque sólo fue una vez… -

Xiumin tomó un sorbo de su copa, refunfuñando molesto.

-Sí, recuerdo aquello… Fue después de que os volvierais los dos de la casa de la playa, ¿verdad?- dijo Kris, y Xiumin notó su media sonrisa traviesa, comenzando a ponerse nervioso.- Incluso recuerdo aquella chica… era la que se parece mucho a Luhan, ¿verdad?-

Lay comenzó a reír escandalosamente.

-Oh, ¿se parece a mí? ¡Jajajajaja! ¿Te la tiraste pensando en mí, Min?- le dijo golpeando su brazo con el codo y levantando las cejas divertido.

Xiumin se atragantó  y comenzó a toser.

-¡¿Qué demonios dices?! ¡¡Cállate ya!!- estaba completamente rojo, y no era por el alcohol precisamente.

Las horas pasaron y, tras unas cuantas botellas de alcohol, terminaron la reunión.

 

Al día siguiente, a Chen le fue a recoger una furgoneta y cargaron todas sus pertenencias. Después lo llevaron a la mansión, era una casa enorme de estilo Europeo. Xiumin le recibió y le se la mostró. Nada más entrar se quedó maravillado, al fondo del enorme hall había unas escaleras anchas que se dividían en sentidos opuestos. En el ala este de la planta baja estaba la cocina y el comedor, que mediría alrededor de  100 metros cuadrados, también se encontraban las habitaciones de descanso de los sirvientes y la habitación del ama de llaves.

-Ella es la única que se queda dentro de la casa por la noche. Le debe mucho a  Kris, le salvó la vida cuando se involucró con quien no debía, así que le dedica todo su tiempo a él. Aunque Kris la obligó a meterse en la universidad y le está pagando los estudios.-

-Parece mentira que el jefe de una banda criminal sea tan buena persona.- comentó Chen asombrado.

-¡Ja! Sí, bueno… Cuando lleves un poco más de tiempo aquí entenderás porqué es el jefe.-

En el ala oeste había dos grandes salones y una sala de reuniones. En el ala oeste de la primera planta vivían Kris y Tao, lo cual le pareció extraño y reforzó su teoría de que eran familia.

-Xiumin, ¿a qué se dedica Tao?-

El joven se paró en medio de las escaleras y se quedó un momento pensativo.

-Es nuestro miembro más fuerte.- dijo finalmente.

-¿Algo así como el asesino número uno?-

-No, ¡que va! Tao odia luchar.-

-¿Entonces cómo va a ser el más fuerte?-

-Porque lo es… Nunca usa la violencia, pero cuando lo hace…- Xiumin ladeó la cabeza en un gesto de impresión.

-¿Y cuándo la usa?-

-Mmmmh… Rara vez, porque no es fácil acercarse a Kris…- le miró, vio que el joven aún seguía confuso.- Bueno, mira, por tu propio bien, nunca intentes atacar a Kris.-

-¿Tao es como el guardaespaldas de Kris?- eso explicaría que vivieran juntos también.

-No, realmente… Es como su sombra. Kris no es nada sin Tao y Tao no puede vivir sin Kris…-

-¿Cómo?-

-¡Aysh! ¡Algún día te lo explicaré!- dijo subiendo al ala este del primer piso.

Ahí es donde vivían Lay, Luhan, Xiumin y ahora él también. Cuando entraron en la habitación de Chen se encontraron con una chica alta y delgada, muy guapa, vestida con un traje chino negro y blanco, llevaba el pelo recogido con una coleta. La joven le hizo una reverencia mostrándole una espléndida sonrisa.

-Oh, Chen, esta es el ama de llaves, Sooyoung.-

-Encantada, señor.- le hizo otra reverencia.

-Igualmente.- le saludó Chen.

-Trátala bien, para Kris es como su hermana.-

La joven rio.

-Ya han traído todas sus cosas, señor, y la habitación está lista. Como puede ver, esta es una pequeña sala de estar.- Chen se sorprendió por lo de “pequeña”, era más del triple de su apartamento, a la derecha había una televisión enorme y frente a ésta había una mesita negra y un sofá blanco, tras el que había una mesa alta redonda, también negra. En la pared frente la puerta había un balcón y las paredes estaban llenas de estanterías y  cuadros.- Y si me acompaña…- la joven se acercó a una puerta corrediza a la izquierda de la sala.- Aquí esta su dormitorio.

Chen entró en la estancia, era casi tan grande como la sala de estar, a su derecha había una cama enorme, y al fondo de la habitación, un vestidor y un baño bastante grande, con una bañera de hidromasaje incluso. El joven estaba alucinado con tanto lujo.

Pasaron todo el día en la casa, reunidos él y Xiumin hablando sobre lo que tendrían que hacer en la próxima semana, estaban intentando coaccionar al presidente de una importante empresa de exportaciones para tenerlo como colaborador y conseguir más rutas para transportar la droga, ya casi lo tenían en el bote.

 

Ya era de noche, Xiumin salió de la ducha y se puso el albornoz blanco. Empezó a entrarle hambre, cogió una toalla pequeña y se asomó al pasillo encontrándose con Sooyoung. “Lo sabía” el castaño tenía una especie de sexto sentido que le hacía asomarse al pasillo siempre que la chica estaba por ahí.

-Sooyoung~ bonita, ¿me podrías traer algo de comer?- le dijo poniéndole ojitos.

-Oh, me asustaste, Xiumin! Sí, en seguida te traigo algo.- dijo siguiendo su camino.- Aigoo~ Otra vez Luhan se dejó la puerta abierta…-

La chica la iba a cerrar la puerta cuando Xiumin salió de su cuarto rápidamente

-¡Espera! Seguro que se durmió en el sofá viendo la tele otra vez…- entró en la habitación y la chica se fue a por la comida.

Ahí estaba Luhan, durmiendo en el sofá, como un angelito, juraría que era incluso más hermoso que despierto, si era posible. Recordó que esa noche había quedado con “aquel”.

-Lulu… despierta.- le llamó suavemente.

-Mmmh~ Xiumin…- el nombrado se quedó de piedra ¿estaba durmiendo o no? ¿Le había llamado en sueños?- Xiumin… - efectivamente, estaba soñando, el corazón le dio un vuelco.- ¿Dónde está… Sehun…?-

Y todas sus ilusiones se derrumbaron en una milésima de segundo, sintió ganas de patear algo, de pegar un puñetazo en la pared… Maldito Luhan… ¿por qué le hacía eso? Cogió aire intentando calmarse.

-Lulu…-lo zarandeó un poco.

-¿Mmmh?-por fin despertó.- Min… ¿qué pasa?-

El rubio se incorporó frotándose un ojo.

-Nada… sólo que otra vez te has quedado dormido en el sofá. Ve a la cama, anda.-

-Ah… gracias, Min…- dijo adormilado.

El chico más bajito lo acompañó a la cama, cogiéndole de la mano, Xiumin notaba las gotas de agua caer de su pelo aún mojado.

-¿No habías quedado hoy?-

-Sí, pero no pudo ir, le surgió algo…-

Luhan se acostó y Xiumin le tapó con la manta, en cierta manera le sentía bien que no se vieran, no soportaba pensar en qué harían esos dos en una habitación de hotel… Pero le daba pena ver a Luhan tan desanimado.

-Buenas noches, Lulu, que descanses.- dijo acariciándole el pelo.

Cuando se intentó ir, notó como una pequeña mano agarraba su muñeca.

-Min… quédate conmigo esta noche, por favor.-

No era raro que Luhan le pidiese esas cosas, estaba acostumbrado a que el rubio se sintiera solo por las noches y durmiera con él… Aunque le jodiese, tenía que admitir que era algo así como el remplazo de “aquel maldito amargado”. Sin embargo, no podía echarle nada en cara a Luhan, para él era como su hermano, en quien se apoyaba siempre que se sentía triste.

-Está bien, pero espera que voy a ponerme algo de ropa.- dijo Xiumin señalando su albornoz.

-No hace falta, quédate desnudo.- bromeó con un puchero.

Y ahí estaba de nuevo la mente de Xiumin volviéndolo loco, la cantidad de escenas obscenas que se le habían pasado por la cabeza al escuchar eso eran demasiadas… Últimamente estaba muy salido, si seguía así iba a tener que pedirle de nuevo aquella chica a Luhan, como la última vez que se volvió loco después de pasar una semana en la casa de la playa con Luhan, SOLOS y viéndolo diariamente medio desnudo en bañador… Aún no sabía como sobrevivió a aquello.

Cuando volvió a su cuarto, había un bol de ramen, pero ya no lo quería, se le había quitado el hambre. Se puso un pantalón de chándal y una camiseta holgada como pijama y volvió con Luhan, que ya se había quedado dormido. Xiumin suspiró. “Aysh… este niño…”. Se metió bajo las sábanas y cerró los ojos, poco después, Luhan se abrazó a él, poniendo su cabeza sobre el pecho del baozi y se acurrucó sintiendo su calor, que cada vez era mayor.

 

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 Desde su posición podía verlo claramente, era él, el que había salvado su vida días atrás, su inconfundible color de piel morena, esos cabellos oscuros, se estremecía al recordar su profunda mirada, no le conocía pero poco le importaba, solo sabía que aquel hombre se le había quedado grabado en su retina.

-Baekhyun, oye, ¿Me estas escuchando?-

Dos chicos estaban sentados en la terraza de una cafetería a orillas del mar, el más alto, de cabello lacio y castaño, llamaba al más pequeño, de cara tierna y serena, moviendo su hombro y hablándole, ya que este, estaba hipnotizado observando al joven que estaba sentado en un banco a pocos metros de su situación, curioso, miró hacia donde los ojos del más pequeño le señalaban y divisó al chico, muy apuesto, llevaba un traje negro pero, sin chaqueta y su cuello estaba desabrochado dejando ver su torso, volvió su mirada a su amigo y suspiró.

-Baekhyun, se te cae la baba.- Dijo comenzando a reír, el nombrado se giró y se sintió avergonzado por haber sido descubierto de esa manera.

-Chanyeol, no es eso...-

-¿Y, qué es?- dijo riendo por la cara del pequeño.

-Jum... es que, ese es, el que me salvó.- Baekhyun estaba nervioso y jugaban con sus dedos debido a ello, al alto se le abrieron los ojos como platos y se levantó de golpe del sitio, asustando a su compañero.

-¡Vamos a saludarle!- Dijo totalmente emocionado por conocerle.

-¿Eh? No, no, no, Chanyeol, no vayas.- Al pequeño se le iba salir el corazón, agarró a su amigo de la manga de la camisa intentando que no se moviera del sitio, pero, se escurrió fácilmente de su agarre, cuando quiso darse cuenta su amigo estaba justo al lado de aquel chico.

-¡Hey!- Saludó con entusiasmo y observó como el chico solitario le miró de reojo y asintió a modo de saludo.

-Veras, soy Chanyeol...-

-No me interesa.-Dijo el moreno sin apartar la mirada del mar.

-Emm vale...- El alto se quedó mudo de golpe y sintió como su amigo le agarraba del brazo y se asomó levemente.

-Hola, no sé si te acordaras de mi pero, me salvaste hace dos días.- Esas palabras llamaron completamente su atención volviendo a observar a los chicos fijándose detalladamente en el más bajo, sonrió levemente y se levantó quedándose frente a ellos.

-Oh, el chico que iba a saltar.- Los dos chicos se mantuvieron en silencio.

-No recuerdo haber hecho nada, además, quería que saltaras.- Otra vez, esa sonrisa cínica que hacia que Baekhyun se estremeciera, aunque a Chanyeol le transmitió todo lo contrario, frunció el ceño y se acercó retándole.

-¿¡Qué pasa contigo!?- levantó su brazo para agarrarle de la camisa cuando alguien le detuvo agarrándole con fuerza.

-Oye, niñato, ni te atrevas a tocar a Kai.- Un chico de la misma estatura del moreno, con mirada seria y con aspecto maduro, sostenía su brazo, apretando cada vez mas, retándole.

-Chs, no le iba hacer nada...- El alto chasqueó la lengua molesto y agitó su brazo para que le soltara.

-Vamos Baekhyun.- Agarró al pequeño y se dio la vuelta, no sin antes lanzar una mirada desafiante a los dos, caminando en dirección contraria.

-Interesante...-Kai sonrió levemente al ver la actitud de aquel chico tan alto.-No tenias porque meterte Suho.- Dijo observando a su acompañante.

-Es mi deber, Kai.- el nombrado suspiró y abrochó los botones de su camisa-Volvamos a la sede.-

 

 

Notas finales:

E_E ¿Qué tal? Dígannos que les parece porfiplis! Que nos hemos esforzado mucho >.< 


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