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Somos más que juguetes por Yukio x Rin-Cest

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Capítulo 3

Tobías y Andy

 

Cuando amaneció al día siguiente Andy fue el primero en despertar. Se encontraba acostado en su cama, con la ropa mal puesta y los cabellos desordenados. Hizo memoria de manera rápida, fue entonces que recordó que por una pequeña discusión con su madre se había encerrado en su habitación el día anterior.

Realmente tenían un punto de vista muy diferente.

La señora Davis creía firmemente que Tobías era una muy mala influencia para su hijo. La primera vez que lo vio no se ocupó ni siquiera de ocultar el desagrado que sintió y que, por descuido de Andy, solo el peli-azul notó.

Andy no terminaba de entender por qué su madre detestaba tanto al chico. ¡Era realmente agradable! Era vocalista de una banda, tocaba además la guitarra y, de vez en cuando, componía canciones. Era buen estudiante (no por nada Andy continuaba sorprendido con ello) y era educado.

—Toby es increíble—susurró Andy al pensar en ello, aun acostado en la cama

Poco a poco fue deshaciéndose de la pereza que aún le controlaba. Se sentó lentamente en su cama, para luego tallar ligeramente los ojos, deshaciéndose de las lagañas. Miró a su alrededor, todo parecía bien.

Enfocó su vista en el mueble más cercano, donde descansaba su teléfono.

“¿Estará bien?” pensó mientras se levantaba y tomaba el teléfono en sus manos “Podría mandarle un mensaje...”

Como si estuviese invocándolo, su teléfono sonó un par de veces al tiempo que vibraba mientras la melodía “Airplanes”, de B.o.B. Se apresuró a tomarlo, encontrándose un mensaje en este. Una mueca se le formó al leer el texto, borrando la involuntaria sonrisa al ver el remitente.

“Lo lamento An, no estaré ahí para el desayuno,  las cosas tomaron un rumbo… diferente.”

Andy rápidamente contestó:

“¿Está todo bien? En realidad no es necesario que vengas para desayunar o algo, primero atiende tus asuntos…”

Al otro lado de la ciudad un chico hizo una mueca algo triste.

“Nada está bien” escribió, pero lo borró de inmediato “Todo está bien, no te preocupes, ¿te parece salir a cenar?”

—Tonto, es obvio que no estás bien—susurró Andy, seguro de que el otro mentía

“¿Estás seguro?.... Si quieres puedo ir a cocinar, llegarás cansado del viaje, ¿no es así? ¿Cómo está tu hermano?”

Tobi se sorprendió al leer la respuesta de Andy. ¿Cómo supo que...? Bueno, quizás Andy era realmente el tipo indicado. Tobías sonrió sinceramente, un chico castaño a su lado lo miró con curiosidad un momento.

¿Te irás a meter a la boca del lobo? se burló el chico mentalmente

“No creo que tus comidas sepan demasiado bien, sin ofender…”

“Calla, no te burles de mis sagrados alimentos… Tú tampoco has de hacer cosas demasiado increíbles”

“No sabe que dice, señorito. De acuerdo, ven a mi casa esta noche, te haré retractarte, Andy… La dirección es…”

—Ya veremos—murmuró Andy sonriendo

Luego de que Andy dejara el teléfono a un lado se dirigió a su ropero, de donde busco un poco entre un montón de ropa hasta encontrar algo cómodo. Salió de la habitación tarareando inconscientemente una de las canciones del grupo de Toby.  

Algunas horas antes, al otro lado de la ciudad, la historia era por mucho diferente. En una casa de campo de tamaño considerable, específicamente la casa de campo de la familia Jackson, dos chicos de aproximadamente 17-20 años salían de esta, uno soltando imperios mientras que el más pequeño parecía realmente asustado.

— ¡No quiero que ninguno vuelva a pisar mi casa!—gritaba un señor de mediana edad saliendo tras ellos y moviendo el puño en el aire.

— ¡Primero muerto, vejete!­—gritó en respuesta el enojado chico de cabellos azulados, sin duda alguna ese era Tobías— ¡No volverás a vernos ni cuando mueras!—anunció

El chico a su lado tembló ligeramente asustado, el mayor lo notó por lo que solo lo tomó del brazo y negó con la cabeza, tratando de tranquilizarlo.

—Hermano…—susurró preocupado Alex

— ¡Lárguense!—volvió a gritar el señor Jackson, y Toby reprimió las ganas de ir a partirle la cara

—Ven, no tenemos nada que hacer aquí—dijo Tobías a Alexander, este asintió

El chico menor, de cabellos tan castaños como los pocos que quedaban en Toby, miró de reojo su antiguo hogar. Antes de que el señor Jackson se le ocurriera ir a seguir molestando, una chica de aproximadamente 24 años salió de la casa con unas maletas, se dirigió hacia los hermanos y le sonrió al menor.

—De verdad eres un caso, ¿eh?—la chica sonrió.

Ella era casi del mismo tamaño de Tobías, quien media 1.82, aunque era probablemente debido al tacón que usaba. De piel tan clara como los hermanos y un hermoso cabello largo color caramelo. Sus ojos eran verdes como esmeralda, mientras que todas sus facciones la marcaban como parte de la familia.

—No puedo hacer mucho por ti… —dijo ella, aunque su mirada escondía el “Por ahora” que solo Tobías descifró— Con esto podrás estar más cómodo, están todas tus pertenencias— “No preguntes cómo entro”­ pensó Toby reprimiendo una sonrisa— Los veré pronto—susurró bajo, para que el mayor no lo notara

—Susan, aléjate de inmediato de esos malnacidos—ordenó enojado

—Sí, padre—respondió ella acercándose, le miró mal— Pero tú y yo entraremos a la casa ahora…—replicó Susan con seguridad

—No dejaré que…­—quiso negar

—Ahora—repitió firme ella, provocando que el mayor la mirada con rencor.

Nadie dijo nada más, tanto Susan como el Sr. Jackson entraron a casa al tiempo que Tobías recogía las maletas que podía y Alexander hacia lo mismo. Ambos chicos dejaron el lugar en cuestión de minutos.

Sin perder más tiempo tomaron rumbo a la estación, la ciudad estaba a unas cuantas horas de esa casa, por lo que, al recordar (gracias al constante sonido de tripas de Alex) el hambre por no desayunar, Tobías y Alexander entraron a una pequeña cafetería, para desayunar algo y, de paso, esperar al tren.

Toby miró a su hermano devorar la comida en cuestión de segundos, por lo que recordó de golpe su pendiente. “Diablos, olvidé totalmente a Andy”

Miró su reloj, que marcaba ya las 8:30 a.m., ni en sueños llegaría en media hora.

Inmediatamente mandó un mensaje al chico que, al otro lado de la ciudad, se debatía entre enviarle un texto o no.

“Lo lamento An, no estaré ahí para el desayuno,  las cosas tomaron un rumbo… diferente.” Escribió Toby.

Andy rápidamente contestó:

“¿Está todo bien? En realidad no es necesario que vengas para desayunar o algo, primero atiende tus asuntos…”

Tobías hizo una mueca al leerlo, “Atender mis asuntos ¿eh?” miró de reojo a su hermano, casi con pena “¿Qué se supone que debería hacer con esto?”

 “Nada está bien” escribió Toby, pero lo borró de inmediato “Todo está bien, no te preocupes, ¿te parece salir a cenar?”

Definitivamente no podía dejar que Andy se viera incluido en ese asunto, su padre era demasiado especial como para dejar que un desconocido tuviera tratos con su, ahora, aborrecido hijo Alexander.

 “¿Estás seguro?.... Si quieres puedo ir a cocinar, llegarás cansado del viaje, ¿no es así? ¿Cómo está tu hermano?”

Tobías se sorprendió bastante al leer la respuesta, pero sonrió casi al instante, cosa que no pasó desapercibida por Alexander, quien le miraba con curiosidad. “Parece realmente el chico adecuado” pensó Tobías mientras analizaba qué hacer.

¿Te irás a meter a la boca del lobo? se burló el chico mentalmente

—Hey, Alex… —le llamó antes de despegar poco a poco la vista del teléfono— Quisiera presentarte a alguien, ¿te parece que cenemos esta noche juntos?

Si bien era Alex quien iba a su casa, no podía no tomarlo muy en cuenta si iba a invitar a alguien…

“No creo que tus comidas sepan demasiado bien, sin ofender…” contestó para ganar tiempo mientras que Alex parecía debatirse entre ser amigable o estar un rato a solas con su hermano.

—No me molestaría, hermano… Quiero conocer a tus amigos—aseguró sonriendo

Tobías igual sonrió, era bueno para Alex distraerse luego de semejante problema. Su teléfono vibró, un mensaje de Andy: “Calla, no te burles de mis sagrados alimentos… Tú tampoco has de hacer cosas demasiado increíbles”

El peli-azulado realmente deseó ser capaz de ver la cara ofendida de Andy antes de enviar aquel mensaje, él mismo se sintió ofendido antes de enviar la invitación:

“No sabe que dice, señorito. De acuerdo, ven a mi casa esta noche, te haré retractarte, Andy… La dirección es…”

Justo después de mandarlo Alexander le advirtió que el tren partiría pronto, por lo que pagó la comida y ambos hermanos recogieron las maletas antes de ir a abordar. Tobías escribió un último mensaje:

“Te estaré esperando, Andy” sin embargo lo borró y escribió “Solo intenta no cometer homicidio hoy, hasta luego”…

A su lado, Alex, comenzaba a pensar que ese amigo era realmente importante para su hermano, y con esto en mente, deseó aún más conocerlo.

 


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