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Vecino. por JHS_LCFR

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Notas del fanfic:

Dedicado a 

Kthy

Mil disculpas si no es lo que esperabas, en las notas finales intentaré justificarme.

Notas del capitulo:

No me maten, simplemente estaba en los ánimos de escribir algo así u_u

Odio mudarme.

Lo detesto con toda mi alma.

Do Kyungsoo arrastraba los pies desde su nueva escuela a su nueva casa: hoy le habían dado la bienvenida moliéndolo a golpes, alegando que ése era “el ritual de iniciación para todo alumno nuevo”. Y como era el único alumno transferido, no pudo asegurarse de aquello, pero qué más daba…no era la primera vez que se lo hacían.

Me alejan cada vez más de mi familia, me arrastran lejos de mis amigos…

Kyungsoo era un chico que amaba la estabilidad: las cosas tenían que hacerse de determinada forma, para garantizar el orden y el cumplimiento correcto de los objetivos que se iba imponiendo no sólo día a día, sino que mes a mes, año a año, hasta el último de sus días. O al menos así pretendía que su vida fuese; luego llegó su padre con ese estúpido ascenso y esa estúpida orden de transferencia de área.

Lo odio.

No importa cuántos años tenga o de cuántos argumentos válidos y a mi favor disponga.

Siempre se va a hacer lo que él diga.

En cierto modo era frustrante: pasando de una ciudad a otra, de una provincia a otra, todos los años viendo caras distintas, recorriendo calles distintas, conociendo gente que sabría que tendría que olvidar rápidamente porque en cuestión de poco tendría que volver a empacar y volver a dejar una casa que nunca sentiría como su hogar para marcharse de vuelta a un abismo desconocido, al cual tendría que adaptarse a la fuerza. Porque su padre así lo quería.

-Sólo espera, espera a que termine la secundaria—masculló enojado—Iré a la universidad que yo quiera, donde quiera. Y no podrás hacer nada al respecto.

 

 

Hola :)

Era simple, directo, lo habían pegado en la puerta de su casa y estaba escrito en un pequeño papelito verde, una de esas notas adhesivas que tiene cualquiera en el trabajo o el escritorio de su casa.

Kyungsoo frunció el ceño: ¿Le estaban tomando el pelo? ¿Qué hacía ese estúpido papelito ahí? Definitivamente eso no era común, ordinario. Y le molestaba.

Arrancando el papel con asco, se encontró con otro debajo.

Sabía que lo harías ^^ Jaja.

-¿¡Pero qué…!?

Volvió a arrancar el papel.

Jajaja tu cara en estos momentos debe ser hilarante xD

-¡¡Argh, diablos!!

Quitándolo de un manotazo, se encontró al fin con su puerta limpia. Suspirando, entró a su casa a escuchar cómo su madre lloraba, diciendo que estaba harta de vagar por todo Corea sin casa fija, sin una familia cerca a la que visitar, alegando que en cualquier momento se separaría de su marido para encontrar la felicidad que estaba buscando.

 

 

Hola de nuevo :) Se te pasó el enojo? ^^

¿¡OTRA VEZ!? ¿Cómo lo hace?

Kyungsoo nuevamente llegaba de su escuela (otra vez molido a palos) y volvía a encontrarse con el maldito papelito colorinche que tenía un mensajito para él…Dios…

Déjame en paz, dijo arrancando el papel.

Vaya, no te ves nada bien :/

¿¡!?

-¿¡C…c…cómo….cuándo…quién…!?

Kyungsoo sacó cuentas: no había de esas notitas adhesivas en casa, su madre o su hermano no podían ser; sus compañeros del colegio vivían casi todos para el mismo lado; tampoco conocía a nadie en su barrio que no fuese adulto o anciano… ¿Quién cuernos era tan infantil como para hacer eso? Temiéndole al cuadradito verde, Kyungsoo estiró la mano y lo retiró con cuidado: en efecto, había otro.

¡Deja de ignorarme o te llenaré la ventana de papelitos la próxima vez! ¬¬ ¿Cuándo vas a responderme? ;D

 ¿Responderle?

-Esta persona no está bien, definitivamente no está bien—susurró el chico para sí; luego una idea cruzó por su mente.

Abriendo su mochila, Kyungsoo retiró un bolígrafo y tachó el mensaje del papelito verde para escribir uno por su cuenta y pegarlo en la puerta otra vez.

Aléjate o llamo a la policía.

Así me dejará en paz, pensó contento.

 

 

Por supuesto que no lo harás :) Ni siquiera sabes quién soy.

Esa había sido su respuesta, y daba a entender a la legua que no dejaría de molestar al pobre Kyungsoo, que una vez más volvía con moretones en la cara y la mochila roja. Exasperado, el chico miró si había más de un papel pegado a la puerta. Había acertado.

Te ves solo y triste :( ¿Hay alguna forma de la que pueda ayudarte?

¿¡Sólo y triste!? ¿Quién se cree que es?

¿Cómo sabía de la soledad que sufría? ¿Y de qué forma lo iba a ayudar, si ni él mismo podía ayudarse a sí mismo? Ni que se tratase de un Dios divino que ejecutara sus majestuosos actos a través de un estúpido papel de colores…

Kyungsoo retiró el bolígrafo de su bolsillo (ahora lo llevaba a mano, esperando ansiosamente los mensajes de su acosador) y garabateó.

Nadie puede ayudarme. Así que esfúmate, ¿Ok? Ya tengo bastantes tormentos, no necesito uno más de ellos.

 

 

Durante las siguientes dos semanas, la batalla de papelitos se llevó a cabo de esta forma:

No pienso irme, no hasta que me digas tu nombre.

Kyungsoo, ¿Contento? FUERA.

Waaah~ Kyungsoo…Suena lindo, ¿Edad? ^^

No te importa.... 18 ¬¬ Ahora, tú nombre y tú edad, así puedo denunciarte.

Sé que no lo harás :) Ahora soy un entretenimiento para ti, me necesitas. PD: me llamo Tuvecino D’Allado, 17 años xD

“Jaja”, muy gracioso… ¿Cómo me conoces?

Mmh, pongámoslo así: Te veo cuando sales de tu casa y cuando vuelves a ella :)

¿Eres un acosador? ¿¡Me estás persiguiendo!?

Uff, no entendiste. No importa. ¿Por qué siempre vuelves golpeado?

Que no te importa....... Soy nuevo, así que me están haciendo el “ritual de bienvenida”…

¿Y duele mucho?

No tienes idea…¿Y cómo es que nunca te  vi colocando los papeles en mi puerta?

Fácil: los pego cuando no estás en ella :P

O sea que no vas a la escuela…

Exactamente, de hecho nunca fui a ella.

¿Por qué? ¿¡Cómo puede ser!?

Pongámoslo así: Tengo maestra domiciliara.

Eso no responde del todo a mi pregunta.

Si te lo digo, empezarás a tenerme lástima y me hablarás para no sentirte mal…y eso es lo último que quiero.

¿Qué te hace pensar eso? ¡Vamos, respóndeme por qué nunca fuiste al colegio!

No.

¡Yah!

Olvídalo.

¡No pienso hacerlo!

Entonces, adiós.

 

Desde entonces, Kyungsoo volvió a su casa esperando encontrarse con alguna nota de su vecino (había deducido que era varón, sino habría puesto “vecina”…tonta pero igual válida hipótesis), sólo para encontrarse con la puerta limpia e insípidamente blanca.

Dos días más tarde, Kyungsoo se encontraba deprimido y disperso en su mundo: había intentado hacer frente a sus bravucones, y ahora volvía a su casa con una suspensión de cinco días por pelear y una venda en la mano, sujeta por un pañuelo atado a su trapecio derecho. En resumen: no podría escribir por un largo tiempo.

Cabizbajo, casi no notó el pequeño papel verde que amenazaba ser arrancado de su puerta por el viento. Estupefacto, Kyungsoo se agachó para leerlo mejor.

Casa de enfrente. Pregunta por JongIn y di que eres “el chico de los papeles”. Gracias.

Ok, algo no cerraba: ¿Qué estaba pasando? ¿Casa de enfren…

Oh.

Kyungsoo arrancó el papel y miró hacia la vereda que tenía a su izquierda. De fachada color blanca, rejas negras y una enredadera cubriendo la mayor parte de las paredes… ¿Sería esa la casa? Dando pasos temerosos, y casi asustado de acercarse a la casa, Kyungsoo logró llegar a ella, puño temblando a centímetros de la puerta.

Golpea y habla, se animó. Lo peor que te puede pasar es que te hayas equivocado, nada más. Ellos te dirán dónde vive si…

La puerta se abrió, una joven un poco mayor que Kyungsoo lo miraba con la cabeza inclinada: tenía labios prominentes, mentón redondo y grandes ojos negros. Levantando una comisura, la chica habló en un hilo de voz.

-¿El chico de los papeles?

-Eh…emh…--¿Cómo lo conocía?—Sí, soy yo. Vine por---

-Pasa—dijo abriéndole del todo la puerta—Su cuarto está arriba—concluyó señalando las escaleras.

Aturdido, Kyungsoo tragó saliva y se quitó los zapatos lentamente. ¿Desde cuándo tanta confianza? ¿Qué representaba él para JongIn para que lo dejaran entrar así sin más a su habitación? De pronto cayó en la cuenta.

JongIn…así que ése es su nombre…

En efecto, era varón. Kyungsoo apretó los labios mientras subía los escalones rechinantes.

Al llegar al piso de arriba, se encontró con tres puertas: una probablemente sería de un baño, había otra cerrada y una entreabierta. Desde la última, situada a la derecha de Kyungsoo, se escuchaba una voz ronca y áspera tosiendo estruendosamente.

Podría ser…

Acercándose, golpeó la puerta con cuidado, casi sin querer ser oído.

-¿Sí?—la voz era de un hombre, sin duda—Pasa—y volvió a toser.

¿Sabrá que soy yo? ¿Me estará esperando?

El rechinar de la puerta lo aturdió mientras Kyungsoo asomaba la cabeza, nervioso y con los ojos bien abiertos.

-¡Tú! ¿Qué…qué…?—exclamó el chico en la cama, anonadado.

Kyungsoo se quedó atónito: JongIn era…era…bueno, era bastante apuesto. Tenía el cabello negro, lacio y brillante que caía sobre encima de sus cejas; tenía unos ojos profundamente negros y labios carnosos (como la chica que lo había atendido). Se encontraba con la espalda contra la pared, medio sentado en la cama y tenía  los brazos extendidos sobre las piernas, la sábana le tapaba hasta el ombligo, y cualquiera se daba cuenta de que la remera que llevaba puesta le quedaba demasiado grande.

-¿¡QUÉ HACES AQUÍ!? ¿Quién te dio permiso para entrar?

-…Tú—bromeó Kyungsoo—Así que, ¿Te llamas Jongin?

El susodicho se sonrojó, luego se tapó con la sábana.

-Vete. ¡Largo!

-¿Por qué no me dijiste que estabas enfermo?—preguntó el estudiante preocupado, acercándose involuntariamente al otro—Jongin, ¿Qué tan grave es? ¿Qué tie---

-¡¡Largo!!—espetó el enfermo tapándose—¿Ves lo que te digo? Ya me tienes lástima, ¡Lástima! ¡Siempre es lo mismo! No puedo hablar con nadie sin que me mire con tristeza, ¡Lo odio! ¡TE ODIO, KYUNGSOO!

-Jongin, en ningún momento yo---

Jongin inmediatamente se destapó y se quitó la remera. Kyungsoo se quedó sin habla: ¿Qué era lo que tenía? Sus músculos, su carne…Parecía no existir. Su cuerpo tenía textura fibrosa, tensa, no había grasa y todos sus huesos sobresalían de su piel. Era…era…

-¿Qué tienes?—susurró el mayor, sin dejar de caminar hacia Jongin—Tú…tu cuerpo…te ves…

-Distrofia muscular de Duchenne, ¿Contento? Ahora largo.

Kyungsoo instintivamente buscó un espacio en la cama sobre el cual sentarse, luego extendió una mano hacia Jongin, pero su comentario lo detuvo.

-Hazlo. Te desafío—bufó—Te desafío a que lo hagas sin que te dé asco.

-¿As…co?

-Cuando era pequeño, tenían miedo de contagiarse si me tocaban…ni siquiera mi madre se atreve a tocarme, sabe que la detesto por ser ella la que me hizo esto—susurró el menor con ojos vidriosos—Odio a mis hermanas, por no tener lo mismo. Odio a los médicos y al mundo por no poder curarme…Odio mi vida, porque yo no me merecía esto, estoy seguro—lloró—Así que anda, ¡Tócame si te atreves! Apuesto a que nunca más volverás a hacerlo.

Kyungsoo había guardado silencio. Conocía la enfermedad, pero no sabía que podía ser tan grave. Con su cabeza en una antigua clase de Salud y Adolescencia, recordó que la mayoría de los pacientes perdía la habilidad para caminar a los 12 años…y que la mayoría vivía hasta los 20. Instintivamente se tapó la boca para no gritar, y por alguna razón sus ojos se llenaron de lágrimas.

Oh, Dios…¡Oh, Dios!

-¿Lo ves? Te lo dije…ahora te ganaste mi odio tú también—susurró Jongin—Pensé que serías diferente, la expresión en tu rostro me hizo creer que me entenderías, pensé que al fin podría encontrar a alguien...pero eres igual a ellos, a todos ellos.

Kyungsoo miró una vez más a Jongin. Por el cuello de su camisa la clavícula se hacía más que prominente; de pronto, miles de preguntas se formaron en su mente: ¿Podría caminar? ¿Cómo hacía para bañarse? ¿Cómo se vería del ombligo para abajo? ¡Dios! Las imágenes eran demasiado…

Aún así, Kyungsoo entrelazó los dedos con las manos huesudas de Jongin, que abrió los ojos como platos y miró al mayor, que le sonrió tristemente con lágrimas en los ojos.

-Estabas diciendo que era igual a ellos… ¿Ellos quiénes?—bromeó—Porque, al menos yo veo, que te estoy tocando.

El menor tembló por completo, el tacto de otra persona que no fuera su madre o sus hermanas (que lo ayudaban a ducharse), le resultó como una descarga eléctrica, adrenalina pura. Kyungsoo era tan suave, incluso le pellizcó la mano para sentir su masa corporal, cosa que él nunca había tenido. De pronto, Kyungsoo se lamió los labios y volvió a hablarle.

-¿Quieres un abrazo? Soy bastante bueno para eso…mi madre me pide uno todas las noches—sonrió.

-…A…brazo…¿A mí?

-Por supuesto.

Jongin se congeló al sentir dos brazos envolviéndose tras su espalda. ¡Podía sentir el calor de Kyungsoo y su cuerpo estaba pegado al suyo! Era espectacular, se sentía espectacular. Kyungsoo, por su parte, sintió que le desgarraban el pecho al sentir la extremada delgadez de su compañero, pero se mordió el labio para no gemir de la tristeza.

-¿Cómo se siente?—susurró el mayor.

-No me sueltes—exclamó Jongin con los hombros temblorosos—Por favor, Kyungsoo, ¡No me sueltes!—y aferró sus manos a la espalda de su Hyung, arrugándole la camisa del uniforme.

-No lo haré—sonrió el otro—Por cierto, tienes linda letra.

Jongin rió tosiendo, luego se mordió el labio.

-Mi noona las dejaba en tu puerta, yo no podía ir.

-Entiendo.

-Le agradas, ¿Sabes? Habla más ella que yo de ti.

Kyungsoo rió.

-¿Puedo preguntarte cómo supiste dónde estaba?

-Tu hermana me dejó un papel hoy—era la única explicación—Te pareces bastante a ella, sobre todo en los labios.

-Es lo único carnoso que tengo—bromeó el enfermo, deleitándose con el perfume de su Hyung.

-Son bastante lindos, para ser sincero.

-Gracias.

-No, en serio.

Kyungsoo se alejó medio forcejeando de Jongin, que lo miró sorprendido.

-Te pedí que no me soltaras—masculló Jongin, triste.

Kyungsoo clavó sus ojos en la boca del enfermo.

-Alguna vez… ¿Te han besado?

-¿Eh?

-Ya sabes, como en las películas—sonrió—¿Alguna vez lo han hecho?

-¿Besarme?—negó sonrojado—Nunca, si mi primer contacto físico con alguien fuera de casa fue contigo…

-Entonces, hoy es tu día de suerte—susurró Kyungsoo acercándose a Jongin.

La reacción de Jongin fue estremecerse por completo: no podía respirar, sus ojos se habían cerrado al instante y su boca estaba extremadamente húmeda, en contacto con otra igual de húmeda y cálida. Cuando Kyungsoo ladeó la cabeza para volver a besarlo, Jongin instintivamente lo tomó del cuello y lo acercó más a él. Quería seguir, seguir probando, seguir descubriendo…Kyungsoo le había dado lo que nadie más en este mundo: cariño, amor. Es decir, ¿Quién se besa luego de 5 minutos de conocerse? A menos que sea por amor…

No me sueltes, volvió a pedir. Nunca lo hagas.

No vayas más a la escuela.

No vayas más a tu casa.

Quédate. Aquí. Conmigo.

¡Por favor!, lloró en su fuero interno. Porque el mayor había resultado ser un hombre tan hermoso, tan cálido, tan encantador…Desde que se había mudado había captado su atención, había algo en él que había activado un interruptor dentro de Jongin, que sorprendentemente (para toda su familia) había querido interactuar socialmente otra vez, después de años de abatida y resignada soledad e interminable resentimiento para con toda la sociedad.

Todos los días esperaba pacientemente, mirando por la ventana, esperando a que Kyungsoo encontrara sus mensajes escritos por su propia mano (se había esforzado por no temblar mientras escribía, doliéndole toda la mano por el intento de controlar su pulso). Todos los días sonreía al ver a Kyungsoo arrancar las notas, pero no tirarlas, sino guardarlas en un bolsillo y responder con notas adhesivas rosadas (que se había comprado exclusivamente para conversar a través de su puerta), que ahora guardaba en un cajón como si se trataran de su vida misma. Una vida que duraría más que la suya, atada para siempre a esa maldita cama.

-Kyungsoo…--susurró entre besos, aferrándose al cuerpo del susodicho—Gracias…

El mayor le dio un último beso, sonoro y profundo. Cuando se separó, un hilo de saliva colgó entre la boca de ambos, haciéndolos reír.

-Gracias a ti, Jongin. Y nunca más vuelvas a dejarme colgado en las conversaciones—sonrió.

A partir de entonces, Kyungsoo empezó a gastar tardes y noches enteras en la casa de su dongsaeng, aunque nunca le dijo que en tres meses se tendría que ir a quién sabe dónde, por cuánto tiempo, por culpa de su padre.

Notas finales:

Ok, no se enojen , ¿Sí? Personalmente, AMO a Kai y es mi favorito en EXO-K junto con Sehun. Pero tengo un amigo que tiene la Distrofia muscular de Duchenne, y hoy hablé con él sobre los resultados de sus estudios y sinceramente me agarró un arrebato de escribir sobre eso. Sepan disculparme.

JH'S LCFR ~ <3


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