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Cantando al amor por Hali

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Notas del fanfic:

Esté fanfic es para Wahrheit, lamento la demora pero ya sabes tarde pero seguro, espero que sea de tu completo agrado.

Notas del capitulo:

Wahrheit n_n especialmente para ti, gracias por todo tú apoyo, te estoy tan agredecida, espero que sea de tu agrado.

Aquella tarde era como cualquier otra, se dirigía rumbo a la biblioteca para realizar sus deberes cuando una voz profunda, varonil pero dulce, lo interrumpió.

-Disculpa, puedes decirme ¿Dónde está la biblioteca?-

-Eh- el de cabellos azules le miró confundido y se quito los audífonos –Perdón-

-Preguntaba, si puedes indicarme dónde está la biblioteca-

-Ah, claro, me dirijo hacía allá-

-Gracias- hizo una leve inclinación agradecido, Kaito le miró sorprendido, ahora que se daba cuenta, aquel sujeto era muy guapo, su largo cabello lila, su piel blanca, sus hermosos ojos amatistas y aquel porte que manejaba, le recordaba a los antiguos samuráis que había visto en clase de historia, el joven sintió su escrutinio -¿Pasa algo?- Kaito se sonrojó avergonzado y giró el rostro evitando su mirada.

-Eh, no nada… supongo que eres nuevo- comenzó una conversación para evitar los incómodos silencios.

-Si- fue su escueta respuesta

-… Ah, soy Kaito, mucho gusto-

-Gackupo- estiró la mano para ser estrechada, el de cabellos azules dudó, pues en Japón no se acostumbraba eso pero terminó por estrecharla, el de largos cabellos notó su turbación –Lo siento, aun no me acostumbro a las costumbres de este país- Kaito se sorprendió al comprobar que su piel era suave y tersa-

-Ni te preocupes, a mí también me costó trabajo, sólo estaba sorprendido de encontrar a otro extranjero- le sonrió para tranquilizarlo.

-¿De dónde vienes?- preguntó curioso el más alto

-De Italia ¿Y tú?-

-Inglaterra, ¿Hace mucho que vives aquí?-

-Cinco años-

-Vaya ¿y no piensas regresar a Italia?-

-No lo sé, ¿Tú piensas regresar?-

-Sólo vengo como estudiante de intercambio- Kaito no supo porqué pero aquello no le gustó.

-¿Cuánto tiempo te quedaras entonces?-

-Seis meses-

-Eso es muy poco- susurró

-¿Disculpa?-

-¿Cuál es tu grupo?-

-3ª-

-Vaya, eres mi sempai- habló sorprendido

-¿Eso es malo?-

-No, no, claro que no, jajaja sólo pensé que sería genial que compartiéramos aula- confesó, cuando se dio cuenta de lo que había dicho, se sonrojó avergonzado.

-… Si huera sido genial- le dedicó una hermosa sonrisa, Kaito miró embelesado aquel gesto y siendo posible, su sonrojo se extendió hasta sus orejas.

-Ya llegamos, esta es la biblioteca- se sintió aliviado y triste, pues no sabía si volvería a hablar con él.

-¿Podrías ayudarme a buscar lo qué necesito?- Kaito asintió con una enorme sonrisa, cuando hicieron la búsqueda, el menor no puedo evitar hacer un comentario.

-WWWoowww sempai también estudia canto-

-Eso significa que también cantas-

-Sí, me encanta-

-Alguna vez me gustaría escucharte- le dedicó nuevamente una encantadora sonrisa, provocando un nuevo sonrojo en el otro, bajó la cabeza y hablando bajito.

-Si, sempai a mí también me gustaría escucharlo- habló contento, con sus ojos brillando y sus mejillas sonrojadas, Gackupo sonrió ante la imagen del menor, se veía tan lindo.

-No soy muy bueno, si no te molesta que desafine y no alcancé una nota yo no tengo problema-

-No te preocupes sempai, yo también desafino- lo ánimo, el de largos cabellos sonrió enternecido, aquel chico era tan tierno, le gustaba estar junto a él. Cuando encontraron lo que buscaban, Kaito no quería que aquel encuentro terminara.

-Espero no haberte incomodado- habló el mayor

-Claro que no sempai- se apresuró a contestar –Me alegra poder ayudarte-

-Dime, ¿A qué venias?-

-Ah… siempre hago mis deberes aquí, es tan tranquilo- el mayor asintió

-¿Te molesta si te acompaño?- Kaito no cabía en su felicidad

-Claro que no sempai, me alegra, así si puedo ayudarte en algo más-

-Kaito-

-Si-

-¿Habría un problema si nos tratamos de la forma occidental?, eso de sempai y tantas formalidades- suspiró –No terminó de acostumbrarme-

-Claro- sonrió contento, se sentaron uno al lado del otro, Kaito estaba feliz, ese día había sido simplemente genial y aun no terminaba. -¿Gackupo ¿Por qué decidiste venir a Japón, si en Europa están las mejores escuelas?-

-Para mejorar mi japonés, sabes que oriente es el amor de occidente- le sonrió, el menor sonrió a su vez.

-Cierto mi padre en cuanto pudo, cambio de puesto para venir acá-

-¿No extraña Europa?- preguntó incrédulo

-Sí, ahora ha comenzado a ponerse más nostálgico, sobre todo, extraña el fútbol- rió divertido

-Jajajaja- Kaito se quedó mirándolo embelesado al verlo reír, su risa era tan melodiosa y suave, si ésta era así, deseaba escucharlo cantar, no creía en lo que le había dicho el mayor.

Después de aquel día Kaito y Gackupo se hicieron amigos, se frecuentaban e incluso, Kaito ya conocía el departamento del mayor.

-No me habías dicho que vivías solo-

-Jamás me preguntaste, ¿Quieres helado?-

-Eso ni se pregunta- el de cabellos lilas sonrió y le sirvió una gran porción –Gracias- tomó el recipiente que le ofrecía el mayor -¿No te sientes solo?- preguntó angustiado mirando atentamente a su amigo.

-En un principio pero después te conocí- le miró con una gran sonrisa –Nos hicimos amigos y ya no me sentí solo- aquello hizo sentir bien a Kaito

-Además de que tienes un club de fans- Gackupo se mostró fastidiado

-Ni me lo recuerdes, no puedo ni ir al baño sin que una de esas lo sepa y lo twitee-

-No seas malo, es porque eres muy guapo-

-¿Tú también lo piensas?-

-¿El qué?- se hizo el desentendido, aunque sabía bien a qué se refería

-Que soy guapo- Kaito se puso nervioso, no deseaba verse tan obvio

-¿Acaso no te has visto en un espejo?-

-No me has contestado, Kaito ¿Crees que soy guapo?-

-… Si- admitió derrotado

-Yo también creo que eres muy guapo-

-¿Qué?- su sonrojo iba en aumento

-Aunque, más bien diría que eres lindo- le dedicó una hermosa sonrisa, Kaito no sabía qué hacer, cómo reaccionar, evitaba mirarlo, Gackupo se acercó y se sentó a su lado.

-Kaito mírame-  el de cabellos azules no lo hizo, por el contrario, bajó su rostro avergonzado –Kaito, por favor, mírame- pidió nuevamente, el menor dudo pero terminó por obedecer, sus ojos estaban llenos de lagrimas, con voz temblorosa y llorosa habló.

-… No… te burles de mí-

-No lo hago- lo tomó de sus mejillas para impedir que nuevamente evitara mirarlo

-Me gusta- confesó, Kaito abrió sus ojos asombrado, sin poder creer lo que había escuchado

-Te dije que no te burlaras- las lagrimas escapaban presurosas de sus ojos

-No lo hago, sabes que es verdad-

-Gack…- no pudo continuar pues el mayor le besaba, sus labios estaban juntos, el de ojos amatistas rozaba con cariño sus labios mientras las lagrimas continuaban cayendo, el mayor se separó mientras miraba con cariño y preocupación al menor, limpió sus lagrimas con sus pulgares.

-¿No me crees?- preguntó triste, Kaito se limpiaba desesperado la lagrimas

-… Te creo-

-¿Entonces por qué lloras?- no comprendía las acciones del menor.

-Porque soy feliz… no puedo creer que esté pasando, solo en mis sueños soñaba con tenerte a mi lado- confesó, Gackupo sonrió y lo estrecho con cariño-

-Tontito, ¿Por qué lo veías tan imposible?-

-Porque somos hombres- no dejaba de sollozar, el mayor no pudo evitar reír divertido, el menor le miró ofendido –Amor no te enojes, estamos en el siglo XXI, las relaciones ya son más abiertas y de hecho vivías en un país que apoya el matrimonio gay- Kaito lo miró sorprendido.

-¿Te estás declarando o me estas pidiendo matrimonio?- el mayor rió nuevamente y abrazo a su koi.

-Por eso te amo, eres tan lindo- le besó, Kaito no entendía nada, él en verdad tenía esa duda –Vas muy rápido, aunque no niego que más adelante me encantaría casarnos, primero debemos conocernos- Kaito lo miró con la cabeza ladeada, el mayor no podía dejar de sonreír cada vez que lo miraba

-Entonces…- ánimo al otro a continuar

-Kaito ¿Quieres ser mi novio?- preguntó directamente, el menor se sonrojó violentamente, evitó mirar al mayor y asintió, el de ojos amatistas sonrió pero decidió presionar a su ahora pareja -… Entiendo, si no quieres, continuemos…-

-NO- se apresuró a contestar, tomó el brazo del mayor y lo aferró –YO QUIERO SER TU NOVIO, no me entendiste- hablaba rápidamente para sacar de su error al de largos cabellos.

-Quería escucharlo de tus hermosos labios- le besó nuevamente, cuando se separaron, Kaito lo golpeó juguetonamente.

-Tonto- hizo un adorable puchero

Al día siguiente, cuando todos en la escuela se enteraron de su relación, pusieron el grito en el cielo, Len, el mejor amigo de Kaito, se mostró cabizbajo, pero todos sus amigos se mostraron felices y les felicitaron, la noticia fue devastadora para todas las chicas del club del mayor, ahora que sabían que era gay, que tenía pareja, lo dejarían en paz.

Los días transcurrieron entre besos y caricias para la feliz pareja, se encontraban en el departamento del mayor, cuando Kaito asustó a su koi con una reacción violenta

-WWWWAAAAHHH AHORA LO RECUERDO- Gackupo se asustó por semejante grito

-¿Qué pasa amor? ¿Qué recuerdas?- le miró asustado, el de cabellos azules le miró molesto, el mayor no entendía nada

-No has cumplido tú promesa-

-Amor, no sé de que hablas, lo siento- aceptó arrepentido               

-Cuando nos conocimos, prometiste que cantarías para mí, no lo has hecho y ya han pasado tres meses- el de cabellos lilas se relajo y sonrió calmado.

-Ah, eso- cerró los ojos y se recostó en el sofá

-Nada de “ah eso”, quiero escucharte- hizo un puchero

-Amor, ya te dije que cantó muy feo, no quiero que dejes de amarme por eso-

-No te dejaré de amar, además, no te creo, así que déjame escucharte-

-Si mal no recuerdo, tú también prometiste cantar para mí y tampoco lo has hecho-

-Yo lo dije primero, así que cumple tú promesa- el de cabellos lilas rió

-Bien, soy hombre de palabra- Kaito sonrió victorioso y miró expectante a su amante, no sé esperaba lo que pasó, Gackupo lo tomó de la muñeca, le giró, abrazándolo para que su espalda tocara su pecho.

-¿Gackupo?-

-No te muevas-

-¿Eh?- Gackupo comenzó a catarle al oído, su voz era suave como un murmullo pero era tan entonada y hermosa, Kaito se estremeció y dejó de forcejear atento a cada palabra, a cada nota, se relajó y se recostó en el fuerte pecho de su koi, disfrutando de la melodía, colocó sus manos sobre las de su pareja, que se encontraban en su cintura, cerró sus ojos para que la voz del mayor lo llenara, la canción terminó pero él no se movió ni abrió los ojos.

-Lo ves, canto horrible- Kaito renuente, se levantó y miró al mayor

-Acaso estas sordo o estas loco, ha sido hermoso, es lo más hermoso que he escuchado- le regañó

-Sí, estoy loco por ti- confesó para juntar sus labios.

-No vuelvas a decir que cantas horrible, me enojare mucho- le advirtió

-Jajajaja, solo porque tú me lo pides- le besó mientras lo recostaba en el mueble y colaba su mano bajo la playera del menor, Kaito rompió el besó y giro su rostro para recuperar un poco de aire para poder hablar.

-Aquí no- se mostraba avergonzado, el de largo cabellos le besó la mejilla expuesta y lo tomó en brazos para llevarlo a la habitación, a Kaito le avergonzaba que lo tratara tan delicadamente pero también le encantaba, el mayor lo depositó con cariño y delicadez, recostándose a su lado para continuar besándolo y despojarlo de su ropa, el menor se dejó hacer pues no sabía qué hacer con sus manos, esa era la primera vez que estarían juntos, tomó por el rostro a su koi y le besó para calmarse.

-Te amo-

-Yo también te amo… Kaito- dijo su nombre llenó de deseo –Todas las noches, desde que te conocí, he soñado contigo- el otro rió

-Ya que estamos en las confesiones, yo también he soñado contigo-

-Dime lo que has soñado- pidió entre besos

-No, es vergonzoso-

-¿Has soñado que te hago esto?- rozó su entrepierna, mientras mordía su labio inferior, el menor jadeo lleno de deseo

-Ahhhh…. Gackupo- gimió

-Dímelo, dime lo que has soñado conmigo- pidió nuevamente con su voz cargada de sensualidad, Kaito le tomó de las manos y lo miró con sus ojos brillantes por las lagrimas

-Soñaba que me entregaba por completo a ti, que éramos uno- lo dijo con tanta convicción que fue el turno del mayor de sonrojarse

-¿Por qué nunca me dijiste tus sentimientos?- preguntó lleno de curiosidad.

-… Porque tenía miedo del rechazo-

-Nunca podría decirte que no a ti-

-Sí, pero no lo sabía- el rostro del de ojos amatistas se puso serio

-Si no me hubiera confesado, jamás me hubieras dicho tus sentimientos- afirmó, Kaito giró el rostro apenado, pues le habían descubierto –Y aun amándome, dudaste de mis sentimientos ¿por qué?- Kaito dudó, ni el mismo lo sabía, sintió como la inquietud de su koi aumentaba, lo abrazó ocultando su rostro en su hombro.

-Porque nunca creí que alguien tan perfecto como tú, se enamoraría de mi-

-¿Por qué dices eso? No soy para nada perfecto y lo sabes, tengo muchos defectos, Kaito si pudieras verte como yo lo hago, no dudarías de mí- le tomó del rostro para que viera que en sus amatistas sólo había amor y sinceridad por él.

Kaito miraba atentamente aquellas amatistas, sonrió ampliamente y besó a su koi

-Nunca, escúchame bien, nunca volveré a dudar de tus sentimientos, sé que me amas y en este momento, me lo demostrarás- le besó sellando su promesa y para continuar con lo que ambos tantos deseaban, en ese momento las dudas, los porqué, desaparecieron, las dulces caricias se convirtieron en deseos por más, Gackupo besaba el pecho de Kaito deleitándose con sus pezones, con los jadeos y gemidos que salían de sus labios, sus cabellos eran revueltos por las manos inquietas de su koi que le pedía más, fue descendiendo hasta llegar aquel sensible y virgen lugar que clamaba por atención.

Kaito gemía y movía sus caderas pidiendo ser tocado, Gackupo no deseaba hacerlo esperar más, con suma delicadeza acarició el largo miembro mientras besaba la punta, el de cabellos azules gritó por el dulce trato

-Pronto te haré mío- susurró el mayor para de inmediato introducir aquel miembro en su cavidad, Kaito gimió con fuerza al sentirse prisionero y envuelto en aquella cálida “celda”, cuando el movimiento fue ascendente y descendente, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer, jamás en su vida había sentido algo tan delicioso, sabía que no aguantaría mucho, por lo que trato de detener a su pareja.

-Ahh… Gack… no… me… vendré- trataba de alejarlo con vanos intentos, el mayor le ignoró y continuo con su labor mientras comenzaba a estimular su entrada dibujando círculos a su alrededor, aquello fue demasiado para el menor, con un grito agudo se vino, llenando la boca del mayor con su esencia, Gackupo le separó dulcemente las piernas y besó su entrada depositando parte del cálido semen y comenzó a expandirlo con ayuda de sus dedos, mientras besaba con cariño al menor, quien avergonzado, lo abrazó posesivamente de su cuello, mientras movía sus caderas provocando un sensual roce entre ambos miembros, el mayor aprovechó para penetrar la virgen entrada, Kaito rompió el beso para emitir un pequeño gruñido de molestia

-Te amo tanto- le habló besando su oreja, sin dejar de moverse frotando ambos miembros y continuando con su labor de prepararlo, el menor no podía dejar de gemir ni acariciar la amplia espalda del mayor, estaba ansioso por sentir al mayor dentro de él y no lo ocultó diciéndole.

-Amor… ya… te necesito… te quiero… dentro- le miraba con deseo

-Aun no… no quiero lastimarte- introdujo un segundo dedo, cuando ambos dígitos entraban con facilidad, decidió complacer a su pareja, se colocó en la palpitante entrada; con suma delicadeza y lentitud comenzó a penetrarlo, estaba atento a cada expresión del otro, pues al primer signo de molestia se detendría, cuando entró completamente, se quedó quieto para que el otro se acostumbrara a la intromisión.

Kaito trataba de respirar lentamente para relajarse y continuar, abrió sus ojos, encontrándose con el rostro perlado de sudor de su amor, su respiración agitada y esas hermosas amatistas llenas de dulzura, sonrió enternecido provocando que el mayor le correspondiera con otra sonrisa; estiró su brazo para tocar el rostro del mayor, quien se agachó para que lograra su cometido, Kaito ensanchó su sonrisa como agradecimiento, lo tomó de la nuca y lo acercó para besarle, mientras la caricia se intensificaba Kaito movió sus caderas provocando un gemido en ambos, Gackupo se separó y lo miró interrogante, el menor asintió moviendo nuevamente sus caderas, aquello fue suficiente para que el de cabellos lilas comenzara con las embestidas, en un principió lentas y profundas, luego pasaron a ser veloces provocándoles un dulce placer a ambos.

Kaito no dejaba de gemir mientras enterraba sus uñas en la amplia espalda del mayor, quien colocó cada mano al lado del rostro de su koi para no lastimarlo con las salvajes embestidas, los gemidos de ambos, dados en la oreja del otro, los encendían y llenaban de lujuria, deseando escuchar y sentir más.

Ambos sabían que el fin se acercaba, Gackupo tomó la mano de su koi y comenzó a masturbarlo, podía sentir como la cálida entrada comenzaba a estrecharse, hizo más profundas las embestidas llegando al clímax, llenando de su simiente la, hasta entonces, virginal entrada, Kaito al sentir aquel líquido llenarlo, se vino en ambas manos.

Respiraban agitadamente mientras se miraban con cariño, Kaito lo acercó nuevamente a él para besarse con cariño, deseo y amor, cuando se separaron Gackupo salió con sumo cuidado para no lastimar a su niño, quien lo miró agradecido y le pidió que se recostara a su lado, en cuanto estuvo al lado de él, se acurrucó en su pecho, el mayor sonrió por la acción del menor y gustoso lo recibió, estrechándolo en un afectivo abrazo.

No sé necesitaban palabras en esos momentos, solo sentir lo que el uno por el otro profesaban.

 

Notas finales:

Con todo mi cariño n_n


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