Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

unstable-enjoyment.com ~ Digital Skin por JHS_LCFR

[Reviews - 293]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Trailer de Danii :)

Aviso para los nuevos lectores (?) Esta es la segunda parte de la serie unstable-enjoyment.com,, no creo que sea indispensable leer Net Obsession (primera parte), pero si hay cosas que no les cuadran...aguántense o léanlo xD naaah, mentira. Qué sé yo.

Notas del capitulo:

Hola hola hola~!

Qué alegría empezar el KaiSoo, señoras y señores! ^0^ *salta de alegría*

No sé si va a ser igual de largo que el TaoRis, porque ya develé mucho :/ 

Pero prometo no defraudarlos!!! >

 

Creo que tengo los mejores padres el mundo.

Fui deseado y sobreprotegido durante los nueve meses de embarazo de mi madre; una vez que respiré el aire del mundo que ahora habito, ellos y mi hermano me criaron con amor y sin levantarme nunca la mano, a lo largo de los años me alentaron en todos mis proyectos que más bien eran caprichos: empezando por concursos de beatbox a clases de canto, pasando por clases de piano y fallidas lecciones de guitarra. Cuando aprendí a hablar y a contar, me llevaron a las mejores guarderías y jardines, donde descubrí mi pasión por los libros, no los de colorear, sino los que contaban historias fantásticas con dragones, caballeros y damiselas en peligro. Ya en la primaria, me alentaban cada vez que sacaba buenas notas, por ende me motivé a nunca desaprobar, logrado mi cometido hasta que terminé la secundaria. En mi ceremonia de graduación, aplaudieron hasta quedar con las palmas rojas y se deshicieron en halagos, abrazos y besos, llorando de felicidad. Cuando les pedí un año sabático, me lo dieron sin chistar: dijeron que era una recompensa por mi arduo trabajo. Dos años atrás, cuando terminó mi descanso de trescientos sesenta y cinco días, terminé de comprobar que nunca me habían atraído las mujeres y con vergüenza se los planteé, encontrándome con una respuesta comprensiva y sólo una boca torcida, por parte de mi padre. Sin embargo, no estaba enojado o decepcionado, sólo lo había tomado de sorpresa, diciendo que haría su mejor esfuerzo por apoyarme, valiéndose del amor incondicional hacia su hijo. Con mi Hyung fue más difícil, pues él parecía haberlo presentido desde el principio y aún así me presentaba chicas todos los fines de semana. Con la mente ya despejada, me decidí a entrar a la mejor Universidad de Seúl para especializarme en la música, queriendo comer el día del mañana gracias a mi voz.

Organizaron una fiesta familiar cuando se enteraron que entré; incluso mis abuelos me regalaron una pequeña casa para mí solo, donde pudiera tener mis propios horarios e independizarme como todo un adulto.

Era la mejor familia, los mejores tíos, los mejores padres y primos. Sin embargo, después de mi primer mes de clases comencé a guardarles secretos, a alejarme de ellos; porque tenía vergüenza de lo que hacía a sus espaldas, me estaba portando técnicamente mal, porque el tiempo destinado a estudiar lo gastaba en la computadora.

Todo empezó la segunda semana de clases, cuando estaba con mis amigos caminando por los pasillos para desviarnos a nuestras respectivas clases. Siendo yo “el nuevito”; el calladito que asentía y se ponía colorado al toque, no tardé en descubrir aquello que parecía mantener unido al grupo. Las fiestas. Y “Kai”.

Sí, “Kai”.

Cada que nos juntábamos a tomar algo (a pesar de que tomaba dos vasos y me dormía al segundo), los chicos hablaban de “Kai” entre susurros y risitas ahogadas. Siempre había algo nuevo: que he visto a alguien muy parecido hoy, que creo que me lo crucé en tal lado, que dicen por ahí que es el hermano de Taemin de SHINee, que promete volver en dos días, que Kai esto, que Kai lo otro.

Deduje poco y nada: que era varón, que era muy conocido, y que, por ende, era un Idol; de otra forma no se explicaba la sorpresa que se agarraban cuando creían habérselo cruzado. En vez de preguntar como haría cualquier persona, decidí llegar a casa e investigar. Recuerdo haber recibido un mensaje de texto de uno de mis compañeros, que decía: “volvió! Lo hizo antes de tiempo! Míralo, búscalo! Sólo tienes que registrarte”. Contento, sonreí mientras tipeaba “Kai” en el buscador, encontrándome con imágenes shockeantes y de mal gusto, pues los ángulos y lo expuesto estaba…mal. Mal según la moral, según lo que me había dicho mi mamá.

No obstante, sentí un cosquilleo por dentro. Creí haber encontrado algo nuevo, algo estimulante.

Lo prohibido. No hacer caso, ser travieso y hacer una tontería. Subconscientemente quizás quería que me retaran, pues era agobiante siempre hacer las cosas bien y superar todas las expectativas. Quería cometer un error, quería una mancha o un rayón en mi expediente de hijo y alumno perfecto. Quería volverme sucio, romper una que otra regla y regocijarme a escondidas de todos sobre una supuesta actitud busca-problemas que no tenía ni iba a tener nunca.

Dos minutos tardé en registrarme. Nombre: D.O. Contraseña: Pororo, pues así me decían cuando me sorprendía y abría los ojos sin querer.

Lo siguiente desató una montaña rusa en mi interior: estaba en una página sucia, degenerada, llena de desconocidos que disfrutaban con esas escenas…picantes, ardientes, superficiales y falsas pues estaban todas guionadas y armadas.

Pero si había tanta gente afiliada, algo bueno tenía que haber. Algo, lo que fuese. Miré las pestañas superiores y lo encontré entre otros tantos nombre: Kai.  Sonreí, la supuesta maldad que estaba a punto de hacer me cosquilleaba todo el cuerpo, me tapaba la cara de la emoción y me sonrojaba cuando movía el mouse para clickear play en uno de sus últimos videos.

Al menos hasta que reprodujo esos veinticinco minutos de horror, horror, dolor y vergüenza.

Eran tres…todavía lo recuerdo. Eran…tres.

Más él.

No había guión, no había escenario alguno ni situaciones de diálogo.

Sólo piel expuesta…

…y gritos, alaridos de dolor.

Me tapé la boca, que la tenía abierta cuanto podía pero sin poder liberar ningún sonido. Era espantoso, lo estaban lastimando, eran bruscos, brutos; le golpeaban, lo empujaban, le agarraban de los cabellos y lo ahogaban con su…

Parecía un animal, apoyado en sus rodillas y manos. La cámara enfocaba con un descomunal zoom su boca totalmente ocupada; pero yo me concentré en las lágrimas que bañaban sus mejillas. Cuando le enfocaban la espalda totalmente arqueada y temblorosa, no pude ignorar las marcas: rasguños, golpes, demasiada prensión. Sentí que la sangre bajaba hasta mis pies, pues me mareé y tuve que aferrarme a los apoyabrazos de la silla.

¿Cómo había gente que podía disfrutarlo? Mis compañeros…mis compañeros miraban fascinados éste tipo de cosas. Rápidamente detuve el video y me dirigí a los otros, encontrándome con la misma situación: lo forzaban, le quitaban la ropa a manotazos, le ataban las manos con el cinturón y siempre lo torturaban de a dos o tres. Siempre terminaba con el rostro y el torso sucio de esperma mientras apretaba los dientes y se dejaba retratar por la cámara.

¿Qué tiene de estimulante?

No lograba entender.

Y para colmo, lloraba por él. Lloraba por un chico que no conocía pero que sufría y no podía hacer nada respecto de su pobre y dolorosa situación.

 

 

Baby don’t cry, tonight.

Luego de que la oscuridad se haya levantado.

Baby don’t cry, tonight.

Será como nada hubiese pasado…

 

Mientras plumereaba los libros y los estantes, me encontraba completamente sumido en aquella canción, que había nacido de la nada, como producto de la frustración de sufrir una situación muy común en los chicos y chicas de mi edad.

-¡Soo!

Amor unilateral.

Me giré, parado en el segundo escalón de la escalera móvil tenía la misma altura que él.

-Ey—sonreí, su figura absorbió la luz que entraba afuera, proyectando su imponente sombra en el piso; caminando con estilo y una mano levantada, la estiró para revolverme el cabello.

Su toque resultó como una lija, no me permitía ilusionarme con el contacto físico que se nos presentaba, pues él no lo emitía con el mismo significado que yo lo recibía. Sin embargo, hice mi mejor esfuerzo por parecer alegre, controlando el rojo de mis mejillas.

-¿Nunca te cansas de hacer siempre lo mismo? Pasar el plumero, pasar la franela, lustrar, volver a pasar el plumero…--suspiró.

-Yifan, tú trabajas en una tienda de deportes donde te duermes con el periódico tapándote la cara—le molesté—Yo aquí por lo menos tengo movimiento…y si estoy muy aburrido, agarro un libro y empiezo a leerlo.

Carcajeó, más de una vez le fui a visitar y terminé despertándolo para que se comportara. Recordé quitarle el diario de la cabeza y mirarlo durante minutos eternos: su pelo abrigando su frente, sus párpados cerrados, mostrando sus largas pestañas, sus labios pulposos suspirar en silencio, su amplio pecho inflarse y hundirse bajo sus fuertes brazos cruzados, sus largas piernas estiradas sobre el mostrador, balanceándose así en la silla. Más de una vez me reté por no haberlo besado rápidamente antes de levantarlo…pero el pánico afloraba y terminaba sacudiéndolo suavemente, sintiendo el ardor de su piel y escuchando su voz brotar con un sobresalto.

-Le diré al viejo que te compre una escalera nueva—bromeó sacudiéndola—Mira lo destrozada que está…es todo culpa de él; tú eres menudito y liviano. Él en cambio, debe pesar más que nosotros dos juntos…y tienes que admitir que a veces es más bruto que Chanyeol.

Contuve una risa: sus visitas me alegraban el día, hasta que recordaba que venía como amigo y me obligaba a destruir las películas que se proyectaban en mi mente. Siempre fui así de…pesimista, depresivo. Siempre me felicitaron en todo, entonces nunca podía sorprender a nadie con mis logros, pues todos eran esperados. Pero con Yifan era diferente.

 

~Flashback~

 

- Nǐ hǎo, wǒ xúnqiú de yǔyán cídiǎn.

No entendí nada, me sentí tonto. Y por sentirme tonto, me sonrojé.

-¿Q…q…eh?

-yǔyán cídiǎn—Repitió, haciendo con sus manos señas; parecía querer un libro pequeño, y luego giraba el dedo frente a su boca, como cuando uno parlotea— yǔyán cídiǎn. Wǒ bù huì shuō hányǔ.

-Ahá…Disculpa, pero entiendo nada—sacudí la cabeza en negación bruscamente, encogiéndome de hombros.

Suspiró y se pasó una mano por la cara.

-Nǐ huì jiǎng yīngyǔ ma?

-Que no te entiendo—volví a negar.

-¡¡ENGLISH!!—bramó, enojado.

-¡Ah! ¡Ah, sí, sí, sí! ¡Yes!

-Uff, great. Listen, I need a diccionary.  A lenguaje diccionary, ‘cause I don’t know how to speak korean and, unfortunatelly, I have to live here for the rest of my fucking life. So…

Guardé silencio: sabía inglés…básico, y él hablaba a la velocidad de la luz. Sólo entendí “diccionario”, “coreano”, y “fucking”. Por suerte adiviné y le vendí dos o tres diccionarios coreano-chino/chino-coreano, que aceptó más que contento. La mejor parte fue cuando empezó a venir todos los días para preguntarme dónde quedaba tal calle o tal lugar, pasándose por la librería cinco o seis veces al día.

 

~Fin Del Flashback~

 

Cuando intercambiamos números y direcciones. Creo que ahí fue cuando empezó a gustarme: en su casa lo veía fumar, asqueado por su vicio, pues se quejaba que si seguía haciéndolo se parecería a su padre, pero alegando que no podía parar pues le tranquilizaba, le quitaba todos los nervios y ansias de encima. Otras veces quemaba la comida a propósito para que yo le haga la cena, decía que le encantaba cómo cocinaba. Pero lo más fuerte fue cuando pasamos mi primer cumpleaños juntos, pues mis amigos estaban ocupados estudiando exámenes que yo ya había rendido y aprobado.

 

~Flashback~

 

Nunca tuve resistencia física en cuanto al alcohol. Ese día Yifan había comprado dos botellas de soju y al trago y medio ya me temblaban los pies y me daba risa todo. En cambio él lo bebía como si se tratase de agua, tirando la cabeza constantemente hacia atrás mientras el líquido salía disparado hacia su garganta, directo a su estómago.

-¡Soo!—gritó abrazándome—Happy birthday to you~ Happy birthday to you~…

Me sonrojé y asentí tontamente, mi mente estaba más concentrada en su brazo sobre mis hombros y su otra mano descansando en mi muslo, golpeándolo suavemente al ritmo de la canción.

-Happy birthday, Little Kyungsoo~ Happy birthday to you~!

Como suele pasar en los cumpleaños, uno esperaría que te besaran la mejilla si eres tú el compañero. Él, en cambio, me besó de lleno en los labios, sonora y prolongadamente. Fue un beso solo, un beso de unos diez segundos. Pero para mí fue una señal, una señal que no supe interpretar bien.

Porque dejé que siguiera. No le detuve en ningún momento.

Dejé que me besara el cuello, dejé que me acariciara entero, encima y debajo de la ropa, dejé que me acostara en el sillón y me levantara la remera, marcándome la piel. Dejé que escuchara mi voz llorando su nombre, suplicándole que parara cuando en realidad moría por más toques, más besos. Más dolor.

Incluso cuando deshizo el agarre de mi cinturón y levantó mis piernas para quitarme el pantalón, no presenté objeción. Había soñado con eso, avergonzado, reprimiendo la imaginación en lo más hondo de mi subconsciente, diciéndome que lo odiaba…haciéndome quererlo aún más, porque como todo niño bien, empezaba a sentirme atraído hacia lo prohibido.

Como nunca antes me habían besado ni nunca me había encontrado en esa situación, cualquier estímulo o roce que hacía me enloquecía, hacía que me mordiera el labio y me agarrotara a la cuerina del sillón, tratando de contener mi voz desesperada, nacida de los pensamientos sucios que habían inundado mi mente durante días, semanas, meses. Relacionados con él, con él y con lo que iba a pasar. Al menos hasta que se detuvo, contemplándome casi desnudo y sólo para él.

-…No puedo…

-… ¿Qué?

-No puedo…--repitió, frotándose la cara—Tú…Tú no eres “él”.

Tuve ganas de llorar, de insultarlo y echarlo a los gritos, haciendo el berrinche que nunca me animé a hacer de niño. Quise romper floreros, cuadros, voltear muebles y gritar enfurecido. Pero me criaron para no hacer eso, pues así “no lograba nada, ni siquiera desquitarme, porque tendría que limpiar después mi desorden”.

-Tú no eres ZT—resopló Yifan, levantándose y marchándose, dando tumbos.

Sabía que estaba borracho, sabía que no iba a estar lúcido mientras me hiciera el amor…al menos desde mi punto de vista; quizás él solo me estaría follando porque su cuerpo necesitaba una descarga, y yo daba lo que sea por ser ese chivo expiatorio, la víctima de esa descarga.

¿Pero por qué le tuvo que agarrar ese efímero segundo de cordura?

¿Por qué?

Me quedé allí llorando, hecho un ovillo en el sofá, humedeciendo la cuerina, desgarrándola de la rabia. Quise morir, literalmente morir.

…No cumplía las expectativas de la única persona a la cual quería complacer, como todo “niño bien”, “perfecto y obediente”, “callado y sumiso”.

 

~Fin del Flashback~

 

-Yah, Tierra llamando a Kyungsoo, cambio—bromeó, hablándole a su mano—¿Me copias, me copias?

Pestañeé, viéndome en aquella escalera tambaleante, con un libro en la mano y el plumero en otra. Yifan se había apoyado en la biblioteca a mi lado, pero ya estaba medio parado, se estaba preocupando. Tosí y empecé a reírme.

-Me quedé pensando en un libro, lo siento. Aigoo…qué tonto soy—reí mientras plumereaba.

-¡Aish, me hiciste preocupar!—me empujó—Te haré trabajar en una discoteca, verás cómo me prestas atención.

Reímos, yo lastimando a mis pómulos por el esfuerzo de sonreír. Seguro que no se acordaba de esa noche, nunca lo había mencionado. Y si lo recordaba, nunca lo iba a hacer; la vergüenza era la kriptonita de Yifan, y le costaba mucho expresarse…sobre todo disculparse, ya que generalmente era bastante orgulloso. Por suerte su cara a veces hablaba más que él.

-¿Cómo va la tienda?—le pregunté, bajándome de la escalera y corriéndola hacia el fondo para poder descansar.

-Mal; no viene nadie, los pocos que vienen sólo miran y el sueldo cada vez me parece más inútil—suspiró—Pero por suerte tengo un amigo que me alimentará cuando me muera de hambre, ¿Verdad?—sonrió exageradamente, ladeando la cabeza.

-Siempre y cuando limpies mientras esté trabajando o estudiando.

-Asumes entonces que viviré contigo.

Un nudo en la boca el estómago. Los recuerdos de mi cumpleaños volvieron.

-Emh…sí—reí—Pero a la primera queja o primer desorden, fuera.

-¿Qué soy, un perro?—bromeó, empujándome.

No pude contestar… ¿No se daba cuenta de que era al revés? ¿De que yo me había vuelto su perro faldero?

-Ah, sí. La razón por la que vine fue para decirte que no voy a poder juntarme hoy; tengo un…compromiso. Y no puedo faltar.

-Tú y tus compromisos. Estás igual que Chanyeol Hyung—empecé a revisar fichas ya ordenadas y completas, necesitaba dispersarme, mirar otra cosa que no fuese él.

-Ambos sabemos que Chanyeol se debe estar complaciendo en el departamento.

Nos tentamos, sin embargo, ésta vez fue su risa la que sonó incómoda.

-¿Tú dices?

-La última vez que fui a su casa de improviso, escuché gritos agudos, como de mujer. Y estaba él solo—rió.

-Por lo menos que le baje al volumen—reí avergonzado, mordiéndome el labio.

Yifan abrió los ojos como platos, shockeados.

-¡Do Kyungsoo! ¿Escuché bien?

Y así nos la pasamos, hasta que fue su turno en la tienda.

Ni bien se fue de la librería, me encerré en la sección “Terror”, la del fondo y, secándome las mejillas mientras reorganizaba los volúmenes, hice lo único que sabía hacer bien voluntariamente, aquello que había aprendido a aprovechar para descargarme sin que nadie me retara por sonar descortés o egoísta.

 

No estoy listo para dejarte ir,

Porque entonces nunca sabría,

Lo que podría perderme…

 

…Me lancé hacia el cielo,

Estoy atascado en el suelo.

¿Entonces por qué lo intento?

Sé que me voy a caer…

 

 

 

-¡Que no miro videos pornográficos!—bramó Chanyeol—Aquí los pervertidos son ustedes dos, que andan siempre juntitos y abrazaditos. Es más—Chanyeol corrió a tomar de la mano a Yifan para arrastrarlo por las galerías, entrando y saliendo de las tiendas—Entremos aquí.

-No agites a Yifan como si fuera un juguete. ¡Puedes lastimarlo!—a veces era tan bruto…

Yifan me miró, sonriente. Me palpó la cabeza y sentí que me estrujaban el corazón por enésima vez. ¿Por qué me abrazaba tanto, por qué? ¿Tan malo había sido ver esos videos de Kai que ahora tenía que pagar con esto?

La tienda era de esas repletas de ropa estrafalaria y accesorios centelleantes, anzuelos perfectos para un comprador compulsivo como Chanyeol, que empezó a tirarme gorras encima; la cantidad de formas, colores, diseños y marcas era increíble…mente asquerosa.

-Lleva esto a la caja. Diles que aún faltan cosas—me pidió.

Asentí y me dirigí allí, perdí a Yifan en el camino.

-¿Esto es todo?—preguntó la chica de cabello largo y figura voluptuosa, probablemente para atraer clientela.

Era linda, salvo por sus dientes exageradamente blancos y su tic de ladear la cabeza haciendo trompas: dos o tres veces resultaba tierno, catorce veces generaban ganas de darle un chupete o dos tablas de madera para dejarle quieto el cuello y la cara.

-No, se probará un par más y vendrá pronto—sonreí.

Se mostró de acuerdo y marchó a hablar por teléfono, como toda buena trabajadora. Suspiré, intentando inspeccionarla: ¿Qué problema había con que me gustaran chicas así? Tenía lindo cuerpo, pero no me despertaba absolutamente nada, tenía movimientos delicados y hablaba en suspiros, pero todo eso me parecía de todo menos atractivos. En cambio, me tenía que gustar Yifan: qué frustrante. Es que, entiéndanme, él es tan alto, tan imponente, lleno de estilo, cool, con ese cuerpo atlético, esa voz grave…me daban cosquillas cada vez que pronunciaba mi nombre. Y cuando esas manos gigantes me revolvían el pelo quería correr y abrazarlo para que no parara nunca.

Pero lo que yo hacía estaba mal, quería algo que no podía tener. “Y si no se puede, no se puede; a resignarse y buscar algo más”, decían mis padres. Me mordí el labio, me habían marcado tanto…culpa de ellos sentía que nunca podía ser yo mismo. Quería…quería portarme mal: pisar el césped, tirar basura en la vereda, no darle plata a un vagabundo; quería que me retaran, que me castigaran…

“Te haré trabajar en una discoteca, verás cómo me prestas atención.”

Levanté las cejas: ¡Claro!

Miré alrededor buscando a Yifan, lo encontré persiguiendo a un chico de cabello morocho y, no quería ser malo pero…prominente nariz.

-Si lo que haces, lo haces contra tu voluntad…—dijo—Eliminaré mi cuenta. Te lo juro. No debe ser agradable estar en tu posición, en absoluto. Si me dejas, puedo…

Y no pudo seguir hablando, porque ese descarado empezó a reírsele en la cara. Y por primera vez en la vida…me enojé, físicamente lo odié: quería golpearlo y empujarlo, en serio. Quería…no sé, tirarle una gorra a la cara y que le diera justo en la nariz. ¡Eso le hubiera dolido!

Se marchó y otro chico correteando le siguió, llorando. Me llamó la atención, sin embargo, no pude despegar los ojos de mi Hyung rubio, que yacía ahí, petrificado y avergonzado.

-Yifan…--quise abrazarlo, consolarlo; pero me iba a terminar doliendo más a mí que consolarle a él—¿Estás bien? ¿Qué pasó? Ese chico…

No contestó; Chanyeol apareció, desaliñado e hiperactivo.

-Ey…estaba…qué…oí unos…--suspiró, estaba nervioso. Sabía que no tenía que haberle comprado esos caramelos y la Coca Cola, bañados en azúcar.

-Respira, respira—le golpeé suavemente la espalda; luego vi sus manos vacías, sin remeras para llevar—¿Te entró algo?

-Eh… ¡Ah!—apretó los dientes—Las dejé allá, ahora vengo…

Qué raro, Chanyeol despistado. Volví mi vista hacia Yifan, levantando la cabeza debido a su exótica altura.

-¿Quieres hablar de eso? Aunque no entiendo qué está pasando…

-Estoy…bien, ese tipo…no importa, es un tonto—mintió, lo sabía porque no me estaba mirando.

De pronto, una voz empezó a rebotar en mi fuero interno.

Te gusta.

Lo puedo ver.

¿Por qué me haces esto?

Yo jamás…

…JAMÁS…

…te trataría así.

Por favor…nótame.

 

Notas finales:

Ojalá les haya gustado :)

¿Valió la pena la espera? xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).