Hoy era un buen día para Yixing.
Se había despertado de buen humor, el café donde iba a desayunar no estaba tan lleno como de costumbre, no había llegado tarde al trabajo y, para completar todo, lo habían ascendido.
Uno no era ascendido todos los días, y mucho menos se convertía en el Asistente Personal del mismísimo Wu Yifan, el CEO de una de las empresas de 'Entretenimiento' del país. Ese puesto era algo muy deseado por cualquier empleado que quisiera avanzar en su carrera y cobrar un muy, muy buen sueldo cada mes.
Y ahora ese puesto era de Yixing. ¿Cabía aclarar que casi saltó de la emoción cuando se lo dijeron?
Subió un piso más en el ascensor, ansioso. Había escuchado hablar de la gran eficiencia de Wu Yifan en su trabajo pero nunca lo había visto. “¿Será un viejo de barba blanca? ¿Estará muy arrugado? Debe tener una edad avanzada para tener tanta sabiduría…”, pensaba Yixing. Sinceramente se encontraba muy curioso por cómo sería la forma física de su nuevo jefe.
Pero toda su imaginación se derrumbó en el momento en que escuchó esas palabras:
—Y aquí está tu nuevo jefe, empezarás a trabajar mañana bajo su dirección como su asistente personal —
Sus ojos miraban anonadados a ese joven hombre de pelo rubio, mirada profunda y estatura intimidante al tiempo que hacía una reverencia, bastante ineficiente al no poder desclavar sus ojos de él. Era algo sorprendente, bastante sorprendente mejor dicho. No había ninguna arruga en su rostro y sus facciones eran joviales, no podría decir que le llevaba más de cinco años. El rubio le extendió su mano y Yixing tuvo que acercarse para aceptarla y extenderle la suya también. Fue en ese momento cuando su cuerpo tembló, al sentir esa esencia expandirse del cuerpo ajeno. Un escalofrío cruzó su columna vertebral en menos de cinco milisegundos. ¿Qué era esa fragancia tan varonil? ¿Acaso provenía de su jefe, Wu Yifan? Lo miró, estableciendo contacto visual y aquella esencia se hizo aún más potente, haciendo que su cuerpo se sintiera realmente extraño. ¿Acaso lo habían drogado con algo en el café? Pero no es que se sintiera mal, después de todo. Tan sólo que su cuerpo estaba… Caliente.
Yixing nunca había sido la clase de personas adictas al sexo, casi ni pensaba en ello en su vida cotidiana, menos aún en un acto homosexual. Pero entonces, ¿por qué ahora imágenes de su jefe tocándolo en regiones no coincidentes con una relación jefe-asistente personal aparecían en su mente? Tragó saliva, ¿¡en qué diablos estaba pensando!?
—Soy Zhang Yixing… Es un placer — Se presentó de la manera más normal que pudo articular, pensando en cualquier otro tipo de placer menos en el placer de conocer a alguien.
Wufan asintió, observando al castaño frente a él. Había recibido múltiples recomendaciones y sólo buenas palabras acerca de este joven, y ese había sido el motivo por el que lo contratara para un cargo tan importante en su rutina diaria como el de Asistente Personal. Wufan no podía simplemente contratar a cualquiera.
Físicamente, sin embargo, se imaginaba a una persona muy diferente a la que veían ahora sus ojos. Le habían dicho que Zhang Yixing era un empleado joven, pero Wufan consideraba 'joven para ser el típico PA de un CEO multimillonario' alguien de 30 años.
Yixing no podía ser mayor que él, al menos en apariencia.
Además, esos ojos castaños tan expresivos, esa sonrisa encantadora y el aura atractiva que lo rodeaba, no era algo que Wufan hubiera considerado.
"Trabajo es trabajo" se dijo, no queriendo dejarse controlar por su lujuria y arruinar una potencial buena relación de trabajo.
—Igualmente, señor Zhang. Wu Yifan —se presentó, aunque estaba seguro de que el otro conocía bien su nombre ya. Estiró una de sus manos, estrechando una de las de Yixing y sonriendo con educación—. Confío en que hará su trabajo eficientemente.
“Dios santo… Esa voz…”, nuevas escenas pasaron por su cerebro, incluyendo a esa voz tan grave y sexy que había salido de los labios de su nuevo jefe. “¡Basta Yixing, contrólate!”, se abofeteó mentalmente.
—Tan eficientemente como el trabajo mismo lo implica, señor Wu — Formuló, nuevamente luchando contra los nudos que se formaban en su garganta. ¿Cómo podía ser que sus sentidos se veían tan afectados en presencia de ese hombre? Más importante, ¿cómo iba a cumplir su trabajo con la eficacia que prometía teniendo el cerebro volando tan lejos del planeta Tierra?
—Muy bien —El rubio asintió nuevamente, volviendo a su oficina y explicándole a Yixing su agenda y los llamados que debía contestar porque él no tenía tiempo. —Si mi madre llama, dile que la atenderé a la tarde. Si dice que es algo urgente y no estoy en medio de una reunión, me das con ella —detalló entre muchas otras cosas. Yixing debía ayudarlo con el papeleo de la mañana además de los llamados de gente específicamente de su agenda telefónica, mientras que del resto se encargaba su secretario. —Creo que es suficiente explicación por hoy —Concluyó Wufan, despachando a Yixing y agregando un nuevo ítem a su imaginaria lista de cosas que hacían a a su nuevo PA demasiado atractivo para su bien mental: un redondo y firme trasero que resaltaba aún en sus pantalones formales.
El rubio sacudió la cabeza, decidiendo llevar su atención a asuntos puramente de negocios.
Yixing antes de regresar a su casa decidió caminar algunas cuadras hacia la otra dirección, ingresando en una galería y comenzando a curiosear las vidrieras. Llegó al fondo, donde había una vidriera que estaba iluminada por varias luces, pero sin nada de mercancía. Luego, en uno de sus revoleos de ojos, leyó un cartel llamativo con el título del local: “Sexshop”, escrito en letra cursiva y con algunos decorados. Yixing se sonrojó, nunca había entrado a uno de esos negocios para adultos, pero la curiosidad lo carcomió y se vio casi obligado por sus pies a entrar. Una vez dentro, su sonrojo se triplicó, notando todos esos objetos obscenos y contundentes, algunos, colocados sin vergüenza alguna en exposición. Yixing se detuvo frente a unos artefactos de forma similar al genital que tenía entre sus piernas. Negros, blancos, incluso rosas. Desvió su mirada un poco hacia abajo, enfocándose en una caja llena de otras pequeñas cajas. Tomó una, por curiosidad nuevamente, y leyó las letras grandes: “VIBRADOR”, “CON CONTROL REMOTO”. Yixing se avergonzó una vez más, dándose cuenta que estaba en la supuesta sección para mujeres. Sin embargo, no pensó en ello. Lo primero que se le cruzó por la mente al ver aquella réplica negra de pene en hule fue, nada más ni nada menos, que Wu Yifan, su jefe. Quiso golpearse, pero no pudo evitar pensar de qué tamaño la tendría, cómo sería su cuerpo detrás de ese uniforme que, a pesar de todo, le quedaba tan estupendamente bien, remarcando su espalda ancha y su cuello tentador.
Sin siquiera tener tiempo de retractarse, Yixing se encontraba fuera de aquel local con una no-tan-pequeña bolsa en sus manos. No había podido evitarlo, sus manos habían pagado casi inmediatamente después de que el cuerpo de su jefe rubio pasara por su mente.
El viaje de regreso a su casa fue mucho más largo que de costumbre o, al menos, eso le pareció. Se sentía una inmundicia humana estando ansioso de esa manera de llegar a su casa para utilizar las ‘cositas’ que había comprado, pero su cuerpo le ganaba a su cerebro en lo que a Wu Yifan respectaba. “Pero Wu Yifan no tiene nada que ver con esto”, pensaba, “Es sólo mi imaginación… Se está saliendo de control… No entiendo… Yo no soy así”.
“Yo no era así”, corrigió una vez que se encontraba en su casa, sentado frente a su notebook, buscando información en Google acerca de cómo tenían sexo dos hombres homosexuales, porque claro, a Yixing siempre le habían gustado las mujeres hasta ese mismo día.
Volcó el contenido de la bolsa sobre su cama: Un pene negro de hule, un vibrador y un lubricante entre otras cosas que sólo se había llevado porque le parecían curiosas, pero que aún no pensaba utilizar. Trajo su siempre fiel notebook y la apoyó sobre la cama. Amplió la ventana de Google Chrome incógnito que tenía minimizada y, mientras esperaba que cargue el video, se quitó la ropa, volviendo a recostarse en la cama luego. Puso play. Era un video tutorial de cómo se usaban esas cosas que había comprado. Al principio sintió hasta repulsión hacia sí mismo por estar mirando a un chico meterse cosas en el ano, pero cuando se metió ese gran coso negro, dejó de pensar en el chico de la pantalla y comenzó a pensar en Wufan. En su cabello dorado, en sus ojos oscuros, en sus cejas, en su nariz, en sus labios, en su sonrisa de encías… En su esencia… Yixing todavía se estremecía al recordarlo, ¿cómo podía ser eso posible? Pensó en su voz grave y fue deformándola en su cabeza, transformándola en suspiros… en jadeos… en gemidos pronunciando el nombre ‘Yixing’ de manera entrecortada e inhumanamente sensual. Comenzó a quitarle la ropa en sus pensamientos, imaginándose un cuerpo tonificado, con pectorales y abdominales bien marcados. Dejó de preguntarse por qué su cuerpo se calentaba al pensar en un hombre, ya estaba completamente rendido. Sintió su sangre cambiando de dirección, dirigiéndose a su entrepierna y notando cómo su miembro empezaba a levantarse. Comenzó a tocarse, masturbándose con una mano mientras que con la otra tomaba el lubricante, abriéndolo y llenándose los dedos de una mano con su contenido. Dirigió esos dígitos a su ano, estremeciéndose levemente ante el frío y repentino contacto y empezó a meter la punta de un dedo dentro de su esfínter, sintiéndose normal al principio, pero en el momento que metió todo su dedo ya era bastante molesto.
Continuó pensando en Wufan, en que era él quien lo estaba tocando y en que era él quien estaba invadiéndolo con uno de sus dedos y pronto, tras algunos minutos de sufrimiento, empezó a sentirse diferente, embistiéndose con su dedo con más fuerza y alcanzando más profundidad y sintiendo cómo había alcanzado su punto “G”, o al menos de esa forma lo había leído en internet. Introdujo el segundo dedo, oleadas de molestia apoderándose de él nuevamente y empeorando cada vez que aplicaba esos ‘movimientos tijera’ que también había leído. El sufrimiento duró hasta que se encontró otra vez con su punto “G”, tratando de memorizarlo para ahorrarse más frustraciones en el futuro.
Cuando lo decidió suficiente, comenzó con el tercer dedo, sintiendo lo estrechas que estaban las propias paredes de su recto y el proceso se repitió una vez más. Luego de unos minutos quitó sus dedos y miró los objetos que tenía a su lado, optando por agarrar el vibrador, que parecía más inofensivo y no era tan grande como el pene de hule. Para su alivio, la caja informaba que venía con pilas, así que, aunque con algo de dudas, lo introdujo dentro de su ano, sintiendo mucho más dolor del que había sentido anteriormente. Lo movió, de adentro hacia afuera tratando de acostumbrarse y pensando en lo difícil que era meterlo en esa posición, por lo que buscó otras que se le hicieran más confortables. Terminó, entonces, con el rostro apoyado contra el colchón y el trasero expuesto hacia arriba, auto penetrándose con el objeto para poder conseguir placer. Pero su brazo se cansó y lo dejó caer a un costado, abandonando el vibrador introducido en su esfínter, bastante profundo a decir verdad. Jadeó un momento hasta que su vista se chocó contra el control, estirando su brazo para tomarlo y viéndolo por primera vez. Había una pequeña tecla corrediza indicando un 1, un 2, un 3 y un 4 y no tuvo que cuestionarse mucho para saber qué significaban. Suspiró y, dubitativo, movió la tecla al nivel 1.
Repentinamente el objeto dentro de su recto comenzó a vibrar, sorprendiendo a Yixing a pesar de que ya sabía lo que iba a pasar. Empezó a soltar gemidos y no dudó en aumentar el nivel a 2. Se sentía demasiado bien para mal de su cordura y sus gemidos fueron aumentando, aún más altos y fluidos una vez que colocó el nivel 3. Se estaba volviendo loco. Ese aparato era, sinceramente, maravilloso.
Fue entonces que la imagen de Wu Yifan penetrándolo y respirando contra su nuca volvió a surgir y empezó a gemir su nombre con locura, subiendo al nivel cuatro y sintiéndose estallar.
“Wufan… W-Wufan… W-Wufa-a…nh” Jadeó y gimió antes de conseguir el orgasmo, manchando el cobertor de la cama con su propio líquido seminal.
Se quitó el aparato y se dejó caer sobre las sábanas, demasiado cansado como para poder siquiera razonar lo que había hecho. Estabilizó su respiración y cerró sus ojos.
—Wufan… Deséame… — Murmuró contra la almohada. —Voy… Voy a hacer que quieras tocarme tanto como yo quiero tocarte… Voy a hacer que me hagas tuyo…
Y cuando Yixing se comprometía a conseguir algo, lo lograba.