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Ayuda. por lorienficachi

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Notas del fanfic:

Es mi primer fic twc. Espero que les guste.

Notas del capitulo:

Bien, pues esto tiene mucho lemon en mi opinion.

En un caluroso día de verano, en esa casa tan amplia pero sin salirse del estatus; dos niños trataban de hacer las labores que se habían propuesto ese día. El mayor, de nombre Tom, jugaba PlayStation y su hermano, Bill se encontraba en su habitación resolviendo ecuaciones, deberes del colegio. Gemelos de 16 años, con su madre, Simone y su padrastro, Gordon, los cuales no estaban en ese momento en casa.

Bill no entendía muy bien eso de las X’s y las Y’s, y por más que intentaba la ecuación no le salía. Con el entrecejo fruncido tamborileo con el lápiz y luego mordió la goma.

Tom, aburridísimo de jugar solo, se levanto con un bostezo del sofá, dejando el mando a un lado y se dirigió a la cocina, donde abrió la nevera y sacó una lata de cerveza, la que Gordon les dejaba beber algunas veces. La abrió y justo cuando estaba por darle un sorbo, escucho desde lo alto de las escaleras un grito.

- ¡Tom!

La sorpresa provocó que se tirara el trago encima, manchándole su ropa y atragantándose.

- (Tosiendo) ¡Maldita sea! ¿¡Que quieres!? – gritó enojado.

- Ven a ayudarme.

- No quiero – dijo y cruzó los brazos.

- Sube y ven a ayudarme – recalcó cada una de las palabras con tono fuerte y Tom, como si hubiera estado regañándolo ahí, bajo la mirada dócilmente, luego se encamino hacia las escaleras.

La  puerta de Bill estaba abierta. Ahí en el suelo alfombrado se encontraba él, y enfrente su cuaderno y un lápiz. Tenía una cara de fastidio que no podía con ella.

- ¿Qué sucede? – preguntó más tranquilo pero sin quitar su ceño.

- ¡No puedo con esto! – gritó señalando sus notas. – Ayúdame, tú eres bueno con esto.

El mayor se acercó y miró sobre el hombro de su hermano.

 - ¿Qué es lo que no entiendes?

- ¡Esto! Porqué se mueve este para el otro lado.

- Pon atención… - y de ahí se extendió en una larga plática sobre dicha materia. Tom explicaba muy concentrado, señalando la libreta y haciendo anotaciones, pero Bill… Bill le ponía atención a él, no a lo que le decía.

Miraba desde su gorra, que escondía aquellas rastas, pasando por su rostro, su cuello, su torso, sus piernas… Miró el cuaderno y con sigilo coloco una mano en el hombro del otro, como quien no quiere la cosa, pero rápidamente la apartó.

- ¡Estas mojado! – comentó apartándose un poco.

- Ah, sí – dijo tocando su playera para  luego afilar la mirada. – Fue tu culpa.

- ¿¡Mi culpa!? – gritó señalándose.

- Sí, tu culpa. Con el grito que pegaste hiciste que me tirara la cerveza encima – baja la mirada buscando calmarse – Voy a cambiarme, espera.

- Sí – observa como su hermano se levanta y se va y luego rueda los ojos. Ya estaba harto del álgebra, quería distraerse con otra cosa… quizás un juego… Paseó la mirada por todo su cuarto, asegurándose de que no hubiera nada tirado por ahí en la alfombra, también le dio un rápido vistazo a la cama…

En ese momento entró Tom, que venía colocándose otra playera. Bill le miró desde el cuello y bajo, hasta topar con la orilla de sus boxers, ahí mantuvo la vista hasta que la prenda cayó y cubrió el panorama. Entonces desvió los ojos, serio, mas luego sonrió.

- Y bien ¿ya vas entendiendo? – preguntó acercándose y sentándose con la intención de seguir con la “clase”. Fijo su vista en las notas y tomo el lápiz, pero fue interrumpido. El menor subió el brazo y con su dedo índice acarició la piel del cuello del otro.

- Creo que voy entendiendo, pero lo dejaremos por hoy, - siguió rozando esa parte - ya estoy cansado y aburrido, - baja el brazo y lo apoya en la alfombra - ¿tu no? – pregunta con tono inocente y va gateando por encima de su hermano, obligándolo a acostarse por completo, este con el pulso acelerado y muy sorprendido, hasta que estuvo encima totalmente.

- Juguemos a algo – sugirió y le miró directamente a los ojos - ¿Qué quieres jugar Tom? – preguntó sin quitarle la mirada y el mayor, como siempre, no pudo sostenérsela más y la desvió sonrojado.

Bill acercó su boca al oído del otro y le susurró.

- ¿Qué quieres jugar Tommy?

El mayor no respondió, así que le acarició la mandíbula con la nariz, hasta llegar al otro oído.

- ¿Qué podríamos jugar? – le dijo arrastrando las palabras para luego sacar la lengua y lamer el contorno de su oreja. Tom tragó saliva y cerró los ojos.

- Po-podríamos…

- ¿Si?

- Podríamos – traga de nuevo – jugar al play, yo estaba jugando…

- ¡Uf! – Replica – Eso es aburridísimo. – acaricia su pecho hasta llegar al final de su playera y luego mete la mano, el mayor se encoge y bufa – Quizás algo más divertido – susurra y delinea el de la boca de su hermano con la lengua y este la entreabre un poco, buscando más contacto – Ya vez… -  él tampoco hablaba ya muy bien, producto de la emoción del momento – quieres jugar… pero si no me lo dices… entonces no podremos hacer nada.

Ese tipo de juegos eran costumbre para ellos cuando eran más pequeños, claro que a esa edad no tenían conciencia de sus actos y lo veían como una broma, hacía mucho, mucho tiempo que no jugaban así. Pero ahora, con sus 16 años bien cumplidos, sabían perfectamente lo que estaban a punto de hacer.

No importó que fueran hermanos gemelos, solo importó que estuvieran ellos, Bill y Tom, por primera vez solos desde su último juego, cuando se mudaron y les dieron habitaciones propias, de eso hacía ya 7 años. Importó ese cariño especial que se tenía… y las hormonas de la adolescencia no ayudaron para nada.

- Vamos Tom, juguemos.

- Bill…

- ¿Sí? – preguntó en tono ansioso.

- Bill…

- ¿Sí, Tom?

- … - cierra y abre los ojos con un suspiro – follame, Bill.

- Sí – contestó sin aire.

El mayor miró a los ojos a su hermano y le pasó los brazos por el cuello abriendo las piernas.

- Juguemos, Bill – le dijo con una sonrisa coqueta y alzando una ceja pícaramente.

El aludido le respondió con otra igual y pego sus labios con los del otro, lengua con lengua rozándose suave pero intensamente. Bill subió más la mano que tenía bajo la playera del mayor y atrapó entre dos dedos un pezón, que luego apretó y movió hacia los lados.

- ¡Ah! – se quejó contra los labios del menor, ladeando la cabeza, rompiendo el beso, que tuvo continuación en su cuello.

Aquel no era el mejor sitio para intimar, ya que la puerta estaba abierta y aunque la casa estaba abierta, alguno de sus padres podría llegar y encontrarlos en pleno acto sexual. Aunque a falta de un lugar mejor, la alfombra de la habitación de Bill servía. Para amar no había lugares.

El menor siguió mordiendo el hombro de su hermano, moviendo sus dedos de un lado a otro y apretando. Mientras lo hacía, bajo su otra mano, tocándolo por encima de la ropa hasta que llegó a su entrepierna, que ya estaba dura, donde se detuvo y lo acarició con la palma, a lo que Tom contuvo la respiración por un segundo y luego gimió suavemente mientras se mordía los labios sin mucha fuerza.

Bill dejo de acariciarlo por un momento y tomo de las orillas su playera para luego subirla con prisa. Tom vio sus intenciones y agarro la prenda y la subió, dándole tiempo a su hermano para que se sacara su propia prenda. Cuando ambas playeras estuvieron botadas a los lados, lejos, volvieron a abrazarse, besándose apasionadamente y recorriendo cada centímetro de la piel expuesta del otro.

El menor, sin dejar de besar a su hermano, recorrió de nuevo su torso calmadamente y esta vez, al llegar a su entrepierna, metió la mano confiadamente y tomo su erección. El mayor soltó sus manos, que abrazaban por la espalda al otro y las dejo inmóviles a ambos lados de su cabeza. Mientras, Bill se apoderó otra vez de uno de sus peones, esta vez con los dientes. Mordió y jalo hacia arriba, su hermano se quejo, pero no hizo nada por impedirlo.

Bill, sin dejar de torturar a su hermano, sacó la mano y la ocupo, junto con la otra en desabrocharle el cinturón al mayor y bajarle los pantalones después. Luego se ocupo de su propia ropa y ambos quedaron en boxers solamente. Lo siguiente que hizo el moreno fue lamer todo el torso de su hermano, suave y cálidamente, sin prisa. Desde su pecho, hasta la orilla de su ropa interior y de regreso, subiendo por su cuello hasta unir sus labios nuevamente. En ese momento volvió a meter su mano para sacar el miembro de su hermano y poder acariciarlo libremente. Tom respondió llevando las manos a su espalda y acariciarla provocativamente, delineando cada músculo, cada hueso, su cintura y su cadera sin dejar de besarse.

- … Tom – murmuró Bill separando su boca por segundos y llevándola a su cuello.

- ¿Hum? – preguntó este apretando sus hombros.

- … Nada… te deseo… - susurró a su oído y luego lamio confiadamente.

- Entonces házmelo ya… - lo provocó.

El menor sonrió y se mordió el labio inferior, luego comenzó a tocar de nuevo el pecho de su hermano, con ambas manos, de arriba abajo rítmicamente. Luego empezó a hacer un suave movimiento de vaivén encima del cuerpo del otro, simulando la penetración y causando que su erección, cubierta por su ropa, rozara la del otro, quien gimió.

- … ¡Bill! – expresó con tono urgente y lamió su hombro después.

El aludido dejo de besar su cuello y se separó, sentándose sobre la alfombra con una sonrisa traviesa en la cara. Sin quitar esa expresión, se bajo los boxers y los aventó, dejando ver lo que estaría entrando y saliendo de Tom en poco tiempo.

- No puedo entrar en ti sin estar lubricado antes – comentó “casualmente”.

Tom se sonrojo, pero gateo a su lado y se hinco en frente. Le miró a los ojos y luego miró hacia abajo, tragó saliva y tomo su erección, Bill bufó, justo unos segundos después el mayor se agacho y se llevo a la boca su miembro. Lamió la punta y luego lo metió por completo.

- ¡Ah-ah!

El mayor comenzó a meterlo y a sacarlo de su cavidad bucal y poco a poco le tomo el ritmo.

Bill solo lo miraba desde arriba mientras temblaba de placer y trataba de contener sus suspiros. Tom vestía todavía su gorra, eso no le gusto y rápidamente se deshizo de ella, le quitó la badana y tiró de la liga que sujetaba sus rastas, que cayeron sobre sus hombros y colgaron hasta su cintura, entonces Bill metió los dedos entre ellas y sujetó con fuerza mientras tragaba con esfuerzo. El mayor, mientras chupaba, llevo una mano  a su propia erección y comenzó a masturbarse y con esto a gemir con el miembro del otro en su boca.

- Tom… ya esta… ya puedes dejar de hacerlo…

El mayor dio dos chupadas más y se levanto para luego dejarse caer de nuevo sobre la alfombra, abriendo las piernas en señal de que le quitara la última prenda. El menor se acercó y lo hizo y entonces pudo observar toda la fisionomía de su hermano, quien abría más las piernas adrede.

- Es tu turno – dijo con una sonrisa y esta vez fue Bill quien se sonrojo y dudo un momento - ¿Qué pasa? Tu mismo dijiste que tenía que estar lubricado.

Bill alzó una ceja y sonrió maliciosamente, luego se acercó y colocó las piernas del otro en sus hombros y sus manos (de él) a ambos lados de su cintura. Tomo su erección y la apartó, dando lugar para que rozara con su lengua “aquella” parte de Tom, quien se quejo. Siguió lamiendo su entrada mientras la acariciaba con los dedos. Luego se acercó más y metió a su lengua hasta donde podía.

- ¡Eso se siente asqueroso! – se quejo de nuevo.

- ¿Tu lo querías, no? Ahora te aguantas.

- Olvídalo, hazlo con los dedos mejor.

Bill no contestó, pero se apartó y se llevo dos dedos a la boca. Los ensalivó bien y luego los bajo a donde estaban destinados. Primero la rozó superficialmente y luego metió un dedo, a lo que Tom se aferró a la alfombra como pudo. Empezó a meter y sacar ese dedo, una y otra vez, ignorando los quejidos de su hermano, y lo hizo hasta que noto que los suspiros que soltaba el mayor ya no eran de dolor o de incomodidad. Entonces metió otro dedo y Tom trago saliva, suspirando añoradamente. Así Bill metió otro y el mayor comenzó a gemir quedito.

- ¿Qué pasa, Tom? – se burló - ¿Te gusta?

El mayor no contestó, solo abrió otro poco las piernas. Bill sonrió y se lamió los labios.

- Ahí voy, Tom - este solo asintió rápidamente.

El menor se levanto y se colocó bien entre sus piernas, las que quedaron colgando a los lados de su cadera. Tomo su erección y la puso en su entrada, miró a su hermano, que tenía los ojos cerrados y las manos a los lados de su cabeza cerradas en puños, subió las manos y tomo las del otro, quien abrió los ojos ante el contacto, y las llevó hasta su espalda, sonriendo para darle confianza, Tom sonrió también y se agarró a esa parte de su cuerpo. Entonces Bill volvió a tomar su miembro y a colocarlo donde debía, tragó y comenzó a empujarlo. Inmediatamente sintió las uñas de su hermano clavársele en la piel, pero no se detuvo, al contrario, siguió metiéndolo y le ardió el camino rojo que dejaban los rasguños del mayor, que abarcaban toda su espalda. Siguió entrando hasta que estuvo completamente dentro.

Tom volvió a respirar y dejó de clavarle las uñas, pero no quito las manos de donde las tenía. Bill miró a su hermano y suspiró para luego llevar su boca de nuevo a uno de sus pezones y morderlo.

- ¡Ah!

Al mismo tiempo comenzó a moverse dentro del otro con un lento vaivén y en respuesta, el mayor se tensó por un momento, se le enchinó la piel y empezó a respirar con más dificultad. El menor frunció en ceño y se mordió los labios ante semejante sensación. Poco a poco el ritmo aumento de intensidad sacándole varios gemidos a Tom quien se puso a rasguñar la espalda de su hermano sin control alguno. Este se dedico a acariciar el pecho del otro con sensualidad y a lamer su cuello.

Bill se levanto un poco y tomo de los tobillos a Tom, separándole más las piernas y estirándolas. Así se puso a embestirlo de nuevo, mirando  como su miembro entraba y salía del cuerpo de su hermano provocando un sonido húmedo y luego la cara del susodicho en cuestión, que estaba sonrojada, con el ceño fruncido y los labios entreabiertos, parecía como si quisiera llorar.

Siguió montándolo y para ese punto Tom comenzó a “llorar” muy fuerte. Podía sentirlo todo, como el miembro de Bill entraba y salía de él, como rozaba sus entrañas y como a veces tocaba un punto muy dentro de sí que lo hacía ver las estrellas.

- ¡Ah! … ¡Aahh! – gemía alto, quizás demasiado alto como para que fuera seguro para ambos, con la bola de vecinos informativos que tenían.

Las caricias en puntos específicos eran muy placenteras, hasta el punto de sentirse mareado y luchar contra venirse antes de  tiempo. Se sentía tan bien, tan placentero y con las ganas de seguir por siempre. Con su hermano penetrándolo en esa cómoda alfombra, no podía más que dejarse llevar.

- Bill… - lo llamó – Bill, tócame.

Este fue obediente y tomo entre sus dedos la erección de su hermano y comenzó a masajearla suavemente, apretándolo por momentos y acariciando la punta a veces. Tom temblaba, no aguantaría mucho más.

- ¡Bill… dame más fuerte!

El menor obedeció y aumento el ritmo y la profundidad de sus estocadas.

- Oh… Dios… - susurró Bill mordiéndose los labios.

El pecho del mayor subía y bajaba con dificultad y respiraba con la boca. El menor soltó sus piernas, las que fueron a posarse en el suelo, y se inclino sobre su hermano para besarlo sin dejar de penetrarlo y luego lamer su pecho, succionando su sudor sabor a sal, pasando por sus pezones de nuevo.

Tom le abrazaba con fuerza, una mano por debajo del brazo del otro y la otra por arriba de su hombro y le arañaba con las pocas uñas que tenía. También temblaba un poco, pero no de frío…

- Bi-Bill…

- ¿Qué sucede?

- Me… ¡me voy a venir!

- ¡No! Espera…

Bill sujeto con más fuerza el mimbro del otro y apretó la punta, impidiendo que se viniera.

- ¡Ahh! ¡No! Bill… déjame venirme… - suplico sollozando, pero sin derramar ninguna lagrima.

- Juntos – fue todo lo que dijo.

Siguió embistiéndolo fuertemente mientras sujetaba de nuevo sus piernas, las colocaba en sus hombros y lamía uno de sus muslos, Tom gemía sonoramente, sentía que iba a explotar, se sentía tan bien que quería llorar.

- Ahh… ahh…

- … Ya… ya casi…

El mayor entreabrió los ojos y se levanto un poco para ver a su hermano y al ver que este lo embestía con todo lo que tenía, hizo una mueca, como si chupara un limón y se dejo caer hacia atrás con la boca abierta y los ojos cerrados.

- ¡Biiiill!

- ¡Ya casi…!

El menor soltó el miembro de su hermano y lo tomó de la cintura penetrándolo con urgencia e impaciencia, también sentía que se iba.

- ¡Aahh! ¡Ahhh! – gimió el menor y se vino en las entrañas de su hermano. Su mente quedo en blanco por un momento y tuvo la sensación de dejar de respirar.

- ¡Ah! ¡Aahh! ¡Aahhh!  - gritó el mayor clavándole las uñas en la espalda al otro, sangrándolo. Su cuerpo se tenso un segundo mientras se corría sobre su propio vientre.

Ambos se dejaron caer, sin fuerzas, Tom con los ojos cerrados y los brazos a ambos lados de su cabeza y Bill, sobre el pecho de su hermano, exhausto. El mayor temblaba y el menor respiraba rápidamente.

Se quedaron unos segundos en silencio, en lo que ambos calmaban sus respiraciones.

- Bill… -susurró.

- ¿Qué sucede?

- … ¿Que acabamos de hacer? – preguntó con tono roto.

- Acabamos de hacer el amor por primera vez, eso hicimos.

- Pero… somos hermanos… esta mal…

- No – interrumpió – A mi no me importa, que a ti no te importe tampoco. Mientras nosotros nos queramos, lo demás no importa.

- Pero…

- Discutamos esto en otro momento, ahora solo quiero preguntarte una cosa…

- ¿Cuál?

- … - se sonroja y oculta su rostro en le hombro del otro – eres mi hermano – comienza – pero… ahora que demostramos lo que de verdad sentimos…yo…

- ¿Si? – sonríe un poco.

- … ¿Quieres ser… bueno… ya sabes… mi novio?

Ante esta pregunta Tom empieza reírse y Bill esconde más su cara.

- Pues claro que sí, Bill – acepta todavía riendo y lo abraza del cuello – No debiste ni preguntarlo, con lo que acabamos de hacer creo que esta más que claro – El menor sonríe y le abraza por la cintura.

- Bésame - ordena Bill separándose un poco y mirando al otro a los ojos, luego baja y junta sus labios en un beso tierno.

Aún no rompían la penetración, pero ya iba siendo hora.

- Tom, te quiero – anunció el menor después de separar sus labios.

- También te quiero Bill – anunció sonriendo ligeramente.

Se miran por unos segundos y se proponen besarse de nuevo… pero escuchan el ruido de pasos en la escalera.

- ¿Chicos? – pregunta la voz de su madre.

- Mierda… - susurra Tom.

- Carajo – dice Bill y en un segundo sale del cuerpo de su hermano y se abalanza corriendo sobre la puerta, cerrándola con seguro justo antes de que su madre llegara al piso superior.

- ¿Bill? – pregunta de nuevo Simone.

- ¿S-si?

- ¿Estas ahí dentro?

- Sí, ¿Qué pasa?

- ¿Sigues con la tarea?

- Sí.

- ¿Dónde esta tu hermano?

- Puras preguntas – susurra el mayor a sus espaldas todavía acostado sobre la alfombra, a sus anchas.

- Shh – lo calla Bill – Porque no en lugar de estar ahí con esa pose tan sugerente, vas y te colocas algo de ropa.

- (lo mira) - ¿Seguro que quieres que me vista? – pregunta con voz seductora y una sonrisa coqueta.

Bill, sonrojado va a contestarle, pero la voz de Simone interrumpe.

- ¿Bill?

- Ah, sí… Tom esta aquí conmigo.

- ¿Tom?

- ¿Si madre? – contesta viendo el techo.

- ¿Qué haces?

- Ayudándole con su tarea.

- Bueno, solo quería decirles que ya hemos regresado de las compras.

- Sí, gracias mamá – contestó Tom.

- Bueno… Gordon y yo queríamos ir al cine, ¿quieren venir?

- Amm… no lo creo – contesta Bill – aún tengo mucha tarea y quisiera acabarla pronto, luego los veo.

- De acuerdo. ¿Y tu Tom?

- No, este torpe no entiende y debo ayudarle – dijo sonriendo y mirando a Bill.

- De acuerdo, entonces nos vemos después.

- Claro madre, hasta luego – el mayor se sienta cómodamente.

- Adiós – se despidió y se fue.

- ¿Sabes? – preguntó el mayor frunciendo el ceño.

- ¿Qué pasa? – responde acercándose y agachándose para continuar su camino gateando, hasta estar a su lado.

- No creo que termines tu tarea – ríe alzando un hombro, por donde caen sus rastas sueltas.

- Yo tampoco lo creo… pero utilizare mi tiempo en algo mejor – ríe y se acerca un poco más, hasta que su rostro estuvo a solo centímetros del otro – diré que… me puse a pelear contigo y se me fue el tiempo.

- ¿¡Por qué me metes!?

- Porque saliste con varios moretones de la pelea – sube su mano y la pasa por las marcas amarillentas de sus chupetones en todo su pecho, las que al siguiente día serán moradas – serás un buen pretexto.

- Ajá, y tú ¿Qué heridas te llevaste de la pelea?

- Pues… no te soltaba, así que me rasguñaste toda la espalda.

- Mm… que interesante – dijo irónicamente.

- De todos modos, diremos que fue una pelea brutal, ambos gritábamos de dolor, nuestros vecinos podrán confirmarlo. Pero… algo no cuadrara… ellos dirán que nos peleamos dos veces – Tom sonríe, coqueto – y entonces diremos que sí, fue una pelea brutal, pero nuestras marcas no corresponden a tal pelea, entonces… - sube una ceja como solo él sabe hacerlo.

- Entonces peleemos de nuevo – ríe pícaramente.

- ¿Seguro que tu cuerpo aguanta una pelea más?

- ¿Por qué no lo averiguas? – dice con rostro serio y se acuesta de nuevo con los brazos a los lados de su cabeza y la boca entreabierta, los labios húmedos y las piernas abiertas un poco.

- Luego no me culpes de que no puedes caminar – dice con una sonrisa y se lanza sobre su cuerpo - ¿Estamos?

- Lo que quieras – anuncia y sube la cabeza para depositar un beso en sus labios.

- Te quiero – dice Bill.

- Te quiero – dice Tom.

Y se quedaron acariciándose y susurrándose al oído para hacerse excitar… de nuevo.

                                 Fin.

Notas finales:

Espero que les haya gustado C: No olviden comentar.


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