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Tiempo por Carito_d

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Notas del fanfic:

Un proyecto que tenemos desde febrero mas o menos.

Notas del capitulo:

Nada que decir, solo lean y espero que les guste.

Supo desde antes de entrar, que Onew estaría ahí.

Le sonríe apenas lo ve desde una mesa lejana de las otras, con cierta privacidad que aún les convenía mantener a pesar de los años, y levantando un poco el cuello para verlo mejor hasta tenerlo en frente. Se levanta rápido, mientras una música calma apoyaba su profundo abrazo, intensificándolo más.

 

-       ¿Estás hace mucho, hyung?

-       No- Minho se sienta en frente y deja un gran bolso en el que guardaba su cámara, entre sus pies-. Siempre fui el primero en llegar; la costumbre no se pierde. Aparte la oficina me queda cerca de acá.

-       ¿Cómo van las composiciones?

Ve  como sus ojos se entrecierran al sonreír, haciéndole notar cuánto lo había extrañado.

Estaba seguro que hace más de dos años que no lo veía, quizás más.

 

-       Agotadoras, cada vez me piden más- un mesero se acerca y Minho se apresura en pedir una botella de agua-. ¿Y las fotografías? La última vez que hablé con Jonghyun me dijo que andabas en África.

-       Sí, me fui a vivir con unos indígenas por un mes.

-       ¡Y pensar que antes rapeabas!

Apenas hacen un salud, riéndose de ellos mismos, sienten un silbido desde lejos, llamando la atención de ambos. Jonghyun venía tras Key que parecía más pálido que nunca, con el mismo estilo extravagante para vestir, mientras que el más bajo sonreía y comenzaba a empujar al rubio para correr y sumirse en un profundo abrazo con Minho que se le adelanta antes de que lleguen a la mesa. Se dan palmadas en la espalda y se aprietan las manos, demasiado felices. Incluso Jonghyun le toma la cara y le besa las mejillas un montón de veces.

 

-       Te extrañaba tanto, Minho, que creí que me iba a morir.

-       Me moría contigo, mi amor.

Vuelven a tocarse, a reír, a manosearse delante de todos y a besarse las mejillas porque sentían que aún no se saludaban lo suficiente. Pero una pequeña tos a su lado les hizo guardar la compostura y llamar la atención del alto, que seguía sumido en su amigo.

Con Key siempre había tenido una relación de amor/odio. Era inevitable. Recuerda que una vez se fueron de vacaciones juntos para un programa y terminaron creyendo que él lo odiaba porque tenía la manía de burlarse de él y de pegarle manotazos; y no es como si el tiempo hubiese hecho que perdiera la costumbre, porque cuando le ve frente a él, entornando los ojos y mirándolo con los brazos cruzados, es imposible que no le pegue un manotazo en el hombro porque no podía ser tan altanero con él y no demostrarle un poco de amor.

Sabía que lo había extrañado. A veces Key le llamaba desde Londres y le interrogaba en qué parte del mundo estaba. Se preocupaba de que comiera bien y de que tuviera cuidado con los insectos o con la misma gente. Que dejara de ser el Minho de siempre por un momento y aprendiera a negarse por alguna vez.

-       Agradezco que estés bien, Minho. Más flaco, pero estás vivo.

-       Y tú más pálido.

El abrazo es corto, pero profundo. Se dicen que se extrañan, pero no lo suficiente como para embobarse de amor. Incluso se le sientan en frente ambos para verlo mejor.

Jonghyun y Key. Siempre juntos. Ni siquiera miles de kilómetros habían sido capaces de separarlos.

¿Si la compañía no pudo, como iba a poder la geografía?

-       ¿Estás tomando agua?

Jonghyun suelta un bufido, burlándose.

-       No puedes ser tan niña.

-       Quién habla de niña.

-       A ver Minho, acabo de viajar once malditas horas para ver tu maldito rostro y llevo más de cinco años con éste- apunta a Jonghyun- como para que estés tomando agua, lamento decirte, que tu eres más niña que ambos juntos.

-       ¡Salud por las niñas!

Onew alza su copa en solitario, sacando un par de carcajadas que ya comenzaban a entrar en calor.

Se ríen de lo ridículos que eran por estar en una relación tan larga y porque Corea aún no era capaz de aceptar el matrimonio gay y porque las shawols aún no saben que su relación sí era real.

Más real incluso, que otra que tenía más renombre dentro del grupo.

Minho toma una copa de soju de una sola vez, sintiendo como su garganta se acostumbraba al calor, ardiendo, y olvidando de un golpe lo que su mente podía recordar.

Pero cuando ve a Key limpiarle con el dedo la comisura del labio a Jonghyun, quedándose hipnotizado y sonriendo mientras lo escuchaba, siente como su estómago se estruja y le obliga a beber un nuevo trago de golpe si es que no quiere morir de depresión en el intento.

-       ¿Y Taemin?

Onew hace la pregunta que nadie quería escuchar porque sabían que sería incómodo para el alto. Sin querer la pareja de enamorados le clava la vista como si fuera a suicidarse de solo oír su nombre.

Cosa que ya no era así.

O eso creía.

-       Lo llamé apenas aterricé y me dijo que venía- la voz de Key suena fuerte, pero no como es usual-. Más le vale o sino lo mato.

-       A mi me dijo que tenía que enseñar una coreografía nueva.

-       Le pasa por no tener huesos-acota Onew, bebiendo un trago de cerveza.

Minho no opina. Es el único y nadie le dice nada porque saben que es mejor así.

Jonghyun se cambia de puesto hacia su lado, abrazándolo desde los hombros, mientras Key los miraba, enternecido.

Sabía porqué hacían eso. Porqué le miraban con pena y su amigo sentía la necesidad de acariciarlo y de dejarle en claro que él estaba ahí.

-       ¿Cuándo vas a dejar de andar vagando por el mundo y quedarte de una maldita vez en Corea?

-       Cuando tenga una verdadera razón para hacerlo.

Fue sincero. Más de lo que le hubiese gustado ser y más de lo que Jonghyun esperó con una simple pregunta.

Su amigo le mira con preocupación, al igual que Key que seguía observando la escena, pero más distante.

Minho había dejado de ser Minho desde que Taemin terminó con él. Ya iban más de dos años y aún no recuerdan ni una sola vez en que hayan vuelto a verlo feliz. Así como era antes.

Y todos sabían porqué. Incluso Minho, que era el que más hacía empeño en no recordárselo a si mismo.

-       ¡Llegaste al fin!

-       Habían miles de autos, lo siento.

No era necesario que levantara la cabeza para saber que había llegado. Siente sus pasos torpes acercándose y quedándose cerca de la mesa, saludándolos a todos con suavidad y con la respiración entrecortada porque seguramente se vino corriendo desde el taxi. Y Minho no quiere levantar la vista, pero no soporta más porque hace más de un año que no le ve y le entran ganas de saber si al fin se había puesto feo como tenía que ser. Cosa que no fue así.

Chocan sus miradas por largos segundos, sin decirse nada, hasta que el castaño se mueve hacia un lado de Key que le hacía un espacio en la mesa.

Y si dijera que la sensación de verlo era soportable, mentía. Esto había sido mucho peor que cualquier otra vez.

Parecía que el tiempo empeoraba todo.

-       Estás más delgado, Taeminnie- le regaña el rubio, tocándole las mejillas-. ¿Has comido bien?

Minho termina un nuevo trago de soju, dándose la valentía de mirarlo y de agradecerle a Key de que también hubiese notado eso.

Taemin parecía casi enfermo. Como si no hubiera dormido hace semanas.

-       Estoy bien, no exageres, hyung.

Kibum no exageraba. Sabía que no estaba bien. Sus pómulos que ya no lucían tan gorditos como antes y sus manos esqueléticas no le dejaban ver en un estado normal, pero Jonghyun dice un par de palabras, alivianando el ambiente, al igual que Onew que reía de un par de bromas.

Minho solo bebía. Y respiraba, o eso creía.

Ve como el mayor le sirve a todos en un nuevo vaso, una considerable cantidad de cerveza, pidiendo enseguida que brindaran porque al fin estaban juntos después de tanto tiempo. Que a pesar de que su contrato se hubiera acabado hace dos años, ellos seguían siendo SHINee.

Chocan sus vasos, exceptuando Minho y Taemin que pusieron empeño en que no fuera así. Solo que le fue casi imposible al alto, quitarle la vista de encima y no recordar esa misma cara de felicidad que veía ahora al tragar el alcohol, a la que había tenido más de diez años atrás, cuando Taemin le había suplicado por días enteros en que quería probar la cerveza.

Con suerte tenía dieciséis y las ansias de probar el trago cada vez lo dejaban más impaciente. Y claro, él no pudo resistirse por mucho tiempo a negársele.

Terminó comprando un par de latas de cerveza escondido y mostrándoselas cuando se quedaron solos un día en el departamento. Aún recuerda la sonrisa de Taemin y sus palabras diciéndole que la cerveza era algo así como el paraíso para su sed. Recuerda como el menor termino bebiendo hasta su lata, sonriendo y acostándose con exceso de alcohol en la sangre.

-       ¿Pasa algo?

Siente el peso de su amigo a su lado, mientras le miraba con la cerveza en la mano, estudiándolo. Jonghyun no era tonto, nunca lo había sido; incluso según él, Jonghyun era la persona más capaz de saber cuando él no estaba bien, cuando no se sentía cómodo.

-       No- miente-. Solo estoy cansado. Debe ser el cambio de hora.

-       Me pasa lo mismo- interrumpe Key, llamando su atención-. Me siento un anciano cuando llego aquí.

Minho intenta sonreír, mientras Jonghyun se fijaba en como Taemin no le quitaba la vista de encima al alto cuando este no se fijaba. Le observaba con temor a ser descubierto y casi como si las ganas de tocarlo fueran evidentes.

Dos años y esos dos seguían teniendo ese maldito afán de repelerse desde que habían terminado. Desde que Taemin había dicho basta y Minho no se atrevió a replicarle.

A veces a Jonghyun le daban ganas de hablar con su amigo y de decirle que tuviera una conversación con Taemin, solo que cuando llegaban a ese punto y Minho oía su nombre, era como si le estuviesen haciendo vivir la peor tortura existencia.

Key se negaba a hacerlo por no entrometerse entre ellos, Jonghyun aún no se rendía.

-       Hoy no puedo beber demasiado- exclama el más bajo, negándose a una nueva ronda de cerveza-. Mañana tengo presentación.

-       ¿Cómo te ha ido con tu último disco?

Onew le sirve de todas formas, ignorando su petición.

-       Las shawols no paran de comprarlo por lo que supe- Minho termina el vaso de un solo golpe, mientras Taemin pedía un poco más, en silencio-. ¿Cuándo me vas a autografiar el pecho?

Las mismas bromas y los mismos golpes. Minho parece dejar de lado su actitud apartada, mientras Jonghyun le golpea por debajo, haciéndolo sonreír de todas formas.

Todos ríen, menos Taemin que miraba serio la escena que tenía frente a él. Solo que para variar, Minho nunca notaba esto.

-       ¿Cómo le va a ir mal si lo viste el mejor estilista del mundo?

El rubio lanza un beso al aire, mientras Onew propone un nuevo salud porque SHINee había creado gente tan talentosa.

Brindan porque ese día la lluvia se había detenido y porque aunque fuera difícil, Key había conseguido un rubio más platinado de lo que alguna vez fue.

-       En serio hyung- Jonghyun se dirige a Onew después de largos minutos de carcajadas-. Las últimas canciones que has vendido me han encantado, creo que te pediré algunas más para mi próximo disco.

-       Trabajaré en ello.

-       Ya paren de hablar de música que no me gusta recordar viejos tiempos.

Minho y Taemin agradecen en silencio el aporte de Key que había cortado de un solo golpe toda la felicidad en el ambiente. Se miran entre todos, serios y sin saber de qué podían hablar si su vida giraba en torno a eso.

-       ¿Qué pasa, Taeminnie? Estás muy callado.

Es Jonghyun el que no se aguanta de verlo tan serio y callado. El menor estaba frente a Minho y solo parecía estar hipnotizado en su vaso que sostenía con una mano. Y lo peor es que le intenta sonreír, pero solo logra quedar en un peor estado.

-       No pasa nada, hyung-le susurra.

Minho recuerda de golpe cuantas veces el menor le había dicho eso mientras estaban en una relación. Se le vienen a la cabeza los recuerdos de cuando él grabó el drama televisivo que se encargó de hacerlo desaparecer rápidamente del grupo por un tiempo, e incluso de las presentaciones.

Cuando Minho lo llamaba desde el estudio de grabación, Taemin siempre le decía no pasa nada, dejándole claro que sí pasaba algo. Que estaba harto de su estúpido drama y que lo dejara de lado como si él no significara nada en su vida. Solo que ahora parece seguir igual de terco y negar la verdad sobre lo que ocurría.

Taemin está hipnotizado en la mesa y apenas sonríe.

Minho lo nota. Es capaz de decir que está incómodo y que se quiere ir, pero no lo dice. No lo dice porque Taemin decidió hace dos años no volver a hablarle nunca más en su vida porque así debían ser las cosas. Así debían tratarse.

Como si nunca hubiesen sido algo.

-       ¿Y cómo estuvo América, Taemin?- ahora es Onew el que se encarga de romper la atmósfera incómoda-. Supe que estuviste el mes pasado.

-       Sí- el menor se limpia la boca con el borde de su polerón e intenta sonreír, ahora casi lográndolo-. Es genial estar allá. El clima es excelente, no como éste que se encarga de hacerte sufrir. Extrañaba el calor.

-       ¿Tú no estuviste allá, también?- Key se une, apuntando esta vez a Minho que lo miraba asustado-.

-       Sí, el mes pasado también.

-       ¿Y no se juntaron?

Cuando Jonghyun se une último, se lleva una patada de Key por debajo de la mesa, pidiéndole que por favor se ubicara en la situación.

Solo había que ver como Minho agachaba la cabeza, negando, mientras Taemin comenzaba un nuevo vaso con cerveza.

Era incómodo para ambos. El hecho de tener que compartir una línea de conversación aunque fuese.

Key lo respetaba. No los entendía, pero lo hacía. Al contrario de su novio que lo único que quería hacer, era ser intermediario, o algo así como cupido.

Pero cuando Taemin responde, sorprendiéndolos a todos, Key lo odia. Lo odia internamente y le dan ganas de matarlo porque no puede creer que después de todo lo que pasaron con Minho, lo haga sufrir de esa forma; ignorándolo como si no existiera o como si no estuviera a menos de un metro de él.

-       No sabía que había estado allá.

No dice su nombre siquiera.

Minho lo mira y Taemin pide más cerveza porque su garganta estaba seca y hacía demasiado calor ahí dentro.

-       ¿Y tú sigues viviendo con tu mamá, hyung?

La necesidad de cambiar de tema cada vez de hacía más extrema, consiguiendo colocar nervioso a Key con Jonghyun que se miraban pidiéndose auxilio entre ellos.

Onew entiende su pregunta y sonríe, intentando romper con esa capa de hielo que se creó de repente.

-       No, estoy viviendo solo desde hace un mes.

-       ¿Y qué tal?

Minho parece entrar en la suficiente confianza como para ser igual que Taemin, e ignorarlo por completo.

-       Es difícil.

Todos se ríen y le es imposible no mirarlo cuando lo ve así. Los ojos de Taemin se achican y él recuerda cuantas veces le dijo que eso era lo que más le gusta de él, cuando se reía y su risa se escuchaba por cada rincón de la casa.

Especialmente cuando se trataba de burlarse de su pijama de dibujitos.

¿Olvidar a Taemin?

Eso era peor de lo que alguna vez pensó.

-       Imagínate vivir solo- aporta Key-. Y en otro país que apenas sabes el idioma.

-       No te resultará tu sección de dramatismo si es lo que quieres, todos sabemos que eras el que mejor manejaba el inglés antes de que nos separáramos.

Siempre las mini peleas entre Minho y Key que tenía a Jonghyun como intermediario. Los más altos se miran y sueltan un bufido antes de volver a reírse de ellos mismos.

-       ¿Y tú donde vives, Minho?- siempre había tenido esa duda y cierta preocupación de líder que aún no era capaz de abandonar.

-       Por aquí, por allá. En hoteles, lo que sea.

-       ¿No te aburre?

-       ¿Qué cosa?

-       ¿No poder establecerte en un lugar de una sola vez?

-       No he sentido la necesidad de hacerlo.

Minho siempre supo que haría si es que SHINee se acababa: tomaría un poco de ropa y se iría a viajar por el mundo, solo acompañado de su cámara y nada más.

Nunca estuvo Taemin dentro de su plan.

Tampoco nunca logró estarlo.

-       Quiero bailar, Jonghyun.

Un leve susurro que hizo que todos los presentes miraran al rubio que jalaba a su novio desde la mano, para llevárselo lejos de ahí.

Sin querer Minho se sintió más expuesto cuando ellos desaparecieron entre la multitud.

-       Extraño que seamos SHINee.

Onew siempre había sido el más melancólico al momento en que se separaron. Fue el que más le costó dejar el departamento y asumir que ya no vivirían juntos como si fueran sangre de su sangre.

Minho recuerda que un día Onew llegó tarde a su casa, preguntándole si algo malo había pasado porque Taemin lo llamó sin parar de llorar.

Pasó lo que tenía que pasar.

Y Onew se quedó al margen. Nunca preguntó más y nunca quiso saber quién había terminado la relación, sentía que eso no le correspondía.

Que más de diez años juntos no habían sido suficientes como para verse en la libertad de entrometerse en algo así.

-       Extraño que vivamos juntos- continúa-. Y que hagamos estupideces. Los comeback también los extraño. Extraño que seamos SHINee.

Eso le salió mucho más melancólico de lo que Minho creyó oír.

Nota como Taemin se remueve incómodo y le pasa un brazo por los hombros, intentando de que este no llegara al nivel de querer derramar un par de lágrimas porque ahí la conversación se saldría de control.

-       Hyung, aún somos SHINee. Nunca dejaremos de serlo.

-       Nunca creí que fueras a madurar. Creí que te quedarías en tus trece años por siempre.

-       Tu también estabas muy joven, hyung.

Se sonríen y Minho se siente ajeno. Como si estuviera sobrando o estuviera viendo una película en la que nadie notara su existencia.

-       ¿Y cómo van las novias?

La pregunta de Onew le descoloca al igual que Taemin que dejó caer el brazo que lo rodeaba, de golpe.

-       ¿Una en cada país o no? Deberías presentarme a alguna por lo menos, las modelos te sobran.

-       No tengo tiempo para eso- asume, algo avergonzado de su pregunta.

-       Pero no nec

-       Nunca lo tuvo- le interrumpe Taemin de pronto, llamando la atención de Minho en un segundo.

Y lo que había comenzado como una conversación que se encargaría de romper el ambiente incómodo, resultó ser mucho peor.

Onew se acerca la botella de soju, mientras Minho estiraba su brazo, pidiéndole más, pero sin decir absolutamente nada.

No entendía a Taemin.

Nunca creyó que logró entenderlo alguna vez.

Pero cuando ve que el mayor se levanta, excusándose de ir al baño, Minho se cree sentir como si estuviera cayendo al vacío y nadie estuviera allí para rescatarlo.

El soju se hace demasiado poco, vaciando su copa de inmediato, ante la atenta mirada de Taemin que parecía ya no tener vergüenza, porque no le quitaba la vista de encima.

Se miran fijo y no se dicen nada. Los segundos parecen ir al quíntuple más lento, mientras la música sonaba de fondo, instándolos a bailar.

Cosa que no pasaría de aquí a mil años.

Ya no eran el 2min.

Quizás nunca lo fueron.

Recuerda cuando Taemin lo regañaba y se quejaba cuando salía a beber o a jugar un estúpido juego de consola con sus amigos. A veces llegaba pasado las cuatro de la mañana y Taemin parecía tener un oído alerta porque despertaba de inmediato cuando lo sentía.

Minho olía a alcohol y se quejaba. Se quejaba de que tuviera tiempo y prefiriera pasarlo con los demás que con él.

Quizás nunca hubo un nosotros, siempre fue un tú.

Recuerda oración por oración las últimas palabras que pronunció Taemin antes de que se decidiera a ignorarlo.

Le atolondran la mente y le hacen sufrir en cada momento en que se queda quieto, queriendo no pensar en algo en específico.

No sabía cómo, pero Taemin siempre terminaba metido entre sus pensamientos.

-       ¿De qué hablaban?

El tono de felicidad de Key hace que ambos se volteen y lo miren sin ánimos. Ambos con la misma expresión, ambos con la misma incomodidad.

-       De nada.

-       Voy al baño.

Minho no tiene ganas, pero solo siente la necesidad desesperante de irse de ahí. Ve como el rubio lo mira sin entender, y como Taemin soltaba un bufido mientras se servía más cerveza. Al ritmo que iba, terminaría borracho en poco tiempo más.

-       ¿Cuándo vas a superar tu odio?

Key se le sienta al frente, en el lugar que ocupaba Minho antes, mirándolo con la cabeza apoyada en sus brazos.

-       No sé de qué odio me hablas, hyung.

-       Del que tienes hace dos años. ¿No crees que ya ha pasado mucho tiempo como para qué sigas igual, empecinado en tratarlo como basura? Al parecer a Minho ya no le importa, solo quiere pasarla bien y tú sigues con tu cara de mierda.

Es sincero. Es la única manera de la que Taemin puede entenderle. Y es el único que puede decírselo de esta forma sin que el menor no quiera matarlo.

-       Aparte que tú terminaste con él- continúa-. Sigo sin entender la razón de tu odio. Él debería ser el que te odia, no tú.

-       No te metas,hyung, ¿quieres?

-       No, no quiero, porque me apesta verlos así. A Minho soportando tus infantilidades y a ti tratándolo así de una forma que él no se merece.

Ve como Taemin se fija más atrás de él, mirando a alguien que hablaba por teléfono y que sonreía mientras lo hacía.

No es necesario que se voltee para saber de quién se trataba. El solo hecho de ver el dolor en la cara del menor, viendo como Minho sonreía cuando conversaba con otra persona, era suficiente.

-       Ojalá sea su novia.

Taemin se levanta al oírlo, sin reprochar nada y diciéndole que iría afuera a tomar un poco de aire.

Lo que sabía que no era así, sino que solo pretendía arrancarse para no ver como el alto era feliz con otra persona.

-       ¿Tienes novia, Minho?

Minho se sienta a su lado, aún sonriendo y mirándolo extrañado.

-       No.

-       ¿Seguro? ¿y novio?

-       Hablaba con mi hermano- le aclara rápido-. Se va a casar.

Cuando el rubio sonríe, Minho no entiende porqué esa noticia podría ponerlo tan contento de repente.

Y ojalá las preguntas hubiesen sido solo esas, porque cuando Key se dio cuenta que estaban solos, aprovechó el momento para interrogarlo hasta de su gato inexistente. Le pregunta por sus padres, por su vida personal y por cosas que nadie se atrevía a interrogarle.

Y Minho es sincero. En cada pregunta de madre preocupada y cada respuesta que le dejaba con dudas.

Pero no tocan el tema de Taemin. Ninguno de los dos. Por una cosa de sanidad mental y por no seguir jugando el mismo juego que el menor pretendía.

Minho quiere superarlo y Key lo nota. Sin que se lo diga, es capaz de darse cuenta de eso.

Y Onew fue el primero en irse. Fue el primero que admitió que tenía sueño porque ya estaba viejo y quizás su cuerpo no soportaba tanto las salidas nocturnas. Se despide de a uno, hasta de Taemin que parecía incrustado en la mesa porque el alcohol ya no le permitía ponerse de pie.

Se tambalea cuando se levanta y sonríe en exceso con las mínimas palabras.

Estaba borracho, de eso no había duda.

-       No puedo creer que tenga tan poco aguante con la cerveza aún.

Los tres se sientan frente a él y lo observan como sonríe y como habla en susurros, riéndose de sus propios chistes.

Al parecer creía que estaba solo.

-       Y yo que me quería ir- bufa Key, mirando a Jonghyun con un puchero en los labios-. No podemos dejarlo aquí.

-       ¿Y si llamamos un taxi que lo deje en su casa?

-       O podemos ir a dejarlo nosotros.

-       ¿Recuerdas dónde vive?

-       No.

-       Yo sé- les interrumpe Minho, llamando la atención de ambos-. Váyanse, yo lo llevaré.

Si eso hubiese pasado hace dos años atrás, nadie hubiese dudado o ni siquiera habría preguntado, solo lo habría dejado ahí, asumiendo que Minho se preocuparía de él como hacía siempre. Pero que ahora pasara eso, era extraño.

O más bien incómodo.

Incómodo para él y para Jonghyun y Key que lo miraban casi apenados.

-       ¿Estás seguro?

-       ¿Qué va a pasar? Nada. Ni siquiera recordará que yo lo llevé.

-       Me preocupas tú, no él.

A veces el lado sobreprotector de Key se hacía presente en las situaciones más inexplicables, sacando una sonrisa del que las recibía.

Le ayudan a levantar al menor desde la silla, llevándolo casi a tientas hasta lograr sentarlo al interior de un taxi.

Y Key aún no asume que Minho será el encargado de ir a dejarlo, asumiendo el dolor o la angustia que sentiría consigo mismo luego de que éste se quedara solo.

Conocía a Minho. Se hacía el fuerte, pero por dentro, seguía teniendo el alma de un niño que solo buscaba amor en alguien.

-       Llámanos si nos necesitas.

-       No interrumpiré su noche de reencuentro.

Jonghyun se lo agradece, Key no tanto.

-       Llámanos, en serio.

-       Lo sé, lo sé, adiós.

-       Cuídalo. Aunque se que no es necesario que lo diga.

-       Nunca lo ha sido.

Key le cierra la puerta con cuidado, viendo desde lejos, como Taemin parecía ir pegado a la ventana, durmiendo.

Key nunca le preguntó a Taemin porqué había terminado con Minho. Solo recuerda haberlo visto llorando casi como si el mundo se fuera a acabar.

**

Minho abre la puerta con unas llaves que le arrebató desde las manos, mientras Taemin apoyaba su rostro en el muro, buscando algo fresco para su piel.

Según él estaba muriendo de calor, mientras Minho sentía que moría del frío.

Le arrastra desde un brazo, obligándolo a entrar, mientras Taemin apenas ponía resistencia y se sacaba las zapatillas de forma torpe, esperando que lo imitara.

Minho no se quedaría mucho ahí. Lo tenía claro.

Su única misión era verlo acostado e irse lo más rápido de ahí y llegar al hotel y hundirse en el sueño.

Ese era su plan, nada lo interrumpiría.

Lo sienta en el colchón de la única habitación del lugar, sacándole la chaqueta con cuidado, mientras la cabeza de Taemin solo colgaba hacia abajo, inerte.

No pone resistencia ni le mira. Solo se deja estar, dejando ser desvestido por unas manos que conocía sin siquiera mirarlas.

Minho recuerda cuántas veces tuvo que dormir con Taemin cuando ni siquiera estaban juntos, porque le daba miedo dormir solo. Recuerda como en la noche sentía que su cubrecamas se levantaba, sintiendo el peso de un pequeño cuerpo que se pegaba a su espalda, abrazándolo.

Un pequeño cuerpo que ya no era así.

Minho le quita la camiseta y es imposible que no lo mire un poco. Ve como su estómago y su espalda tomaron más peso, haciéndolo ver más hombre como siempre soñó.

Y por mucho que le cueste, le coloca el pijama, por sobre su cabeza, y quitándole rápido los pantalones para así empujarlo y taparlo como si nada hubiera pasado.

Solo que cuando lo ve frente a él, así de dócil, se toma el tiempo de mirarlo todo lo que se contuvo hace un par de horas, analizándolo y mirándolo sin vergüenza alguna.

Taemin frunce la nariz y él prefiere irse antes de que despierte y de verdad note que se trataba de él y no se Key, el que se había dado el tiempo de ir a acostarlo.

No quería más peleas. No ahora.

-       Minho.

Un susurro que le hace detenerse de golpe en el umbral de la habitación, sin dejarlo dar un paso más ni uno menos. Solo ahí, estático, con la respiración pesada y el corazón a punto de estallar.

-       Minho-repite.

-       Qué.

Siente como se remueve entre las sábanas, quedando sentado en el colchón. O eso cree.

Solo sabe que no se quiere voltear por nada del mundo. No quiere flaquear.

-       ¿Eres feliz?

Su voz no suena como la de un borracho. No le cuesta hablar ni le cuesta hilar oraciones, incluso parece consciente.

Pero a Minho no le duele que le haya mentido, le duele el hecho que una persona como él, se haya atrevido a preguntarle eso. Lo siente cínico, sin sentimientos, como si se estuviera burlando en su cara.

-       No es una pregunta difícil de responder- le insiste.

-       Siento que no es una pregunta que tú deberías hacerme.

Se voltea y se queda de frente a él. Varios metros lo separan, pero Minho solo se da el valor para mirarlo y no acercarse.

Le ve con los ojos brillantes y el pelo desordenado.

-       ¿Por qué yo no debería hacértela?

Porque eres tú, Taemin. Simplemente por eso. Porque eres Taemin.

-       Porque estás borracho y es mejor que te acuestes, no sabes de lo que hablas.

-       Si sé de lo que hablo.

Es terco como siempre. Minho le mira por largos segundos y se da cuenta que se tiene que ir ya o sino sufrirá mucho más de lo que sentía en su pecho en ese momento. Mueve un pie retrocediendo y sin dejar de mirarlo cuando Taemin se levanta de la cama y se pone de pie sin dificultad.

Está seguro de que si retrocede un paso, él lo avanzará.

-       Es mejor que me vaya.

-       No- es seco, cortante-. Quiero que me respondas.

-       Yo quiero muchas cosas, Taemin, no por eso me veo en la obligación de hacerlas.

Retrocede sin bacilar, adivinando correctamente que Taemin lo seguiría. Se detiene cuando sale de la habitación y ve al menor solo a un par de pasos de él.

Le mira extasiado con los ojos impregnados en alcohol y desafiándolo a qué le respondiera.

Minho no entendía si esperaba una respuesta positiva o si quería sufrir.

Taemin era como una caja de pandora para él.

-       ¿Qué esperas con esto? ¿No era que me odiabas y querías hacer como si no hubiese existido?- las palabras le salen con más dolor de lo que quería-. Estás borracho, Taemin, no vale la pena hablar contigo.

Comienza a caminar antes de tener que esperar su reacción, pero las palabras lo congelan, dejándolo de pie, solo un poco más lejos de lo que estaba antes.

-       Claro, no vale la pena perder el tiempo con un idiota que se dio cuenta que te echaba de menos- le escucha soltar un bufido y una risa entristecida-. Tú y tu tiempo, Minho. Siempre tan ocupado como para no estar con los que te necesitan.

Se voltea de nuevo, pero ahora con más odio.

¿Quién se creía que era? ¿Qué se creía estando de pie ahí como si nada, diciéndole que lo extrañaba, después de todo lo que lo hizo sufrir todo ese tiempo?

-       ¿Esto es una broma, Taemin? ¿El alcohol se te subió a la cabeza?

-       Probablemente- no lo niega, el desgraciado-. Pero dicen que los borrachos dicen la verdad.

-       ¿Tú eres feliz entonces?

-       No.

Le hubiese gustado que en ese momento hubiese mentido.

Taemin da un par de pasos más, quedando a menos de un metro de él. Su respiración está acompasada y no le quita la vista de encima.

Taemin nunca ha tenido vergüenza de ser cómo es. De decir sus sentimientos y gritarlos. Él sí. Prefería callarse a tener que hacerle daño a alguien.

Especialmente si se trataba de la persona que tenía en frente.

-       ¿No me vas a preguntar por qué?

Tiene ganas, pero no en ese momento. Siente como una angustia se comienza a apoderar de su pecho y como Taemin parece acercarse más, violando su metro cuadrado.

Era ahora o nunca.

-       ¿Por qué terminaste conmigo?

Siempre tuvo esa duda. Desde el primer día hasta hoy, que esperaba que fuera resuelta.

Ve como Taemin sonríe entristecido y se encoge de hombros, asumiendo que la respuesta era obvia.

-       Porque no te interesaba, Minho. ¿Para qué seguir en algo que se iba a acabar en cualquier momento? Nuestra relación le pertenecía a SHINee, no a nosotros.

-       Eres un idiota- le interrumpe-. No sé porqué sigo aquí.

-       Porque quieres estarlo.

(Tiene razón. Solo que se lo niega.)

Pero cuando se voltea y camina hacia la salida, una pequeña mano se afirma de su brazo, obligándolo a retroceder y a chocar con unos labios que lo esperaban desesperados. Taemin lo besa y lo sostiene desde su cuello, mientras él solo se dejaba estar sin hacer nada. Sintiendo que caía al vacío y que eso nunca tendría fin. La boca del castaño explora sin temor la suya, obligándolo a saborear restos de cerveza y licor barato.

Y no se separa porque no quiere. Porque le gusta volver a sentir cosas en su estómago, mientras una pequeña mano le acaricia la mejilla. Le gusta sentirse así, flotando, y que una vez más, Taemin fuera el culpable.

Pero cuando Minho se afirma desde su cintura, al fin, el castaño se separa sonriendo triunfante de que hubiese roto esa barrera que él mismo se había encargado de crear.

Se miran por largos segundos, con las frentes apoyadas entre ellos, casi sonriendo.

Taemin tiene los labios rojos y él cree encontrarse en la misma situación.

-       Te vas a quedar- no lo pregunta, lo afirma.

Y le gustaría no ser tan obvio, pero con él nunca podía.

-       Lo sé.

Caminan a tientas hasta la habitación, sin dejar de besarse y sin decir ni una mísera palabra. Taemin se quita la camiseta y se deja caer en la cama, mientras él se quitaba prenda por prenda hasta caer sobre él y acorralarlo.

Dos años desde que habían estado juntos por última vez. Dos años en los que se dijeron cosas que probablemente ahora se arrepentirían.

Dos años y Taemin, aún seguía siendo la debilidad de Minho.


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