Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

unstable-enjoyment.com ~ Monitor por JHS_LCFR

[Reviews - 273]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Al fin!


¡¡¡AL FIIIIIIN!!!

TARARARA~ O  /O/  <O/  O>  O/


Qué felicidad, ver tanta gente esperando este fic ^^ Cómo se hacen querer, che~ 

Bueno, los dejo leer ahora, sí? De la emoción no van a leer esto, lo sé U_U (?

 

La transmisión iba a ser en vivo, así lo había anunciado la página, y finalmente había llegado el día. Sin embargo, para mi disgusto, el video no saldría al aire hasta la medianoche.

Carajo. Otra vez me hacían esperar. No me gustaba eso, para nada. Si quería algo, lo obtenía al instante. Fin de la cuestión. Si no, el escándalo que armaba era capaz de alterar el orden de los planetas. En serio.

Molesto, terriblemente molesto, me empujé hacia atrás en la silla, impulsándome con los talones. En cuanto golpeé la pared con el respaldo, tamborileé en mis muslos, impaciente. Claro, cómo no me había dado cuenta: estaban preparando a la gente, querían asegurarse de tener determinado número de espectadores fieles; después de todo, realizar semejante video en vivo era todo un riesgo: ¿Qué pasaba si se perdía la conexión, si se cortaba la luz, si llovía y la señal no era buena? ¿Estarían preparándolo todo? ¿O sólo estarían divirtiéndose haciéndonos esperar, delirar? Necesitaba mi dosis diaria de él, urgente. Los pantalones me estaban quedando demasiado molestos y ya estaba empezando a transpirar.

Odiaba terriblemente que me hicieran esperar. Sobre todo cuando se trataba de BH; con él no se jodía, no, mierda.

Una patética idea se cruzó por mi mente y me tenté: probablemente medio mundo estaría masturbándose a medianoche, para luego crear una eyaculación masiva. ¡Jajaja! ¿Se imaginan? Miles y miles de tipos gordos, babosos y asquerosos tocándose al mismo tiempo, en Rusia, Corea, Inglaterra, Perú, Japón, Egipto…En fin.

Me mordí el labio: ya tenía ganas de atender mi entusiasmada y molesta erección, pero no era lo mismo si no lo estaba mirando. Y ya me sabía de memoria todas sus películas, videos o como gusten llamarles. Así que me quedé ahí, caliente y furioso, agarrotado contra el asiento, maldiciendo en colores porque recién eran las cuatro y media.

Ofuscado, me acerqué al escritorio y empecé a ver las demás solapas, tecleando en cualquier palabra que me llamara la atención. Había otros dos chicos, “Wushu ZT” (Zití se pronunciaría, ¿No? Sonaba a Dragon Ball, patético) y uno llamado “Kai”, que me atrajo poderosamente durante un segundo. Igual, sería en vano. Nadie, NADIE, era mejor que BH, estaba seguro. Él era precioso: todo menudito, blanco como el papel, delicado como una flor, pero con una garganta profunda y voz potente, tenía que asegurarme de que no hubiera nadie en casa cuando lo quería ver, porque sus gritos se oían hasta en el piso de arriba. Además la flexibilidad que tenía nunca dejaba de sorprenderme: sostenía las piernas bien en alto, se doblaba mejor que Victoria (otra actriz de la página que terminó aburriéndome) y así duraba minutos enteros, enteros y preciosos minutos en los que podía ver la luz reflejarse sobre su piel blanca y carente de imperfecciones, trazando así la lámpara pequeñas líneas de brillo sobre el interior de sus muslos, en sus pantorrillas, en sus delicados y aplanados pectorales, en su mentón…Dios santo, ese mentón: cuando abría la boca para lamer dedos yo me ponía de fiesta; tensaba el mentón y las vértebras de su cuello resaltaban. Actuaba muy bien, de verdad parecía que no le gustaba eso.

Pero yo conocía ese mundo: los actores eran más desquiciados y pervertidos que los mismos observadores, mucho más sucios que sus directores y guionistas; “si están allí, es porque así lo quieren”, me dije toda mi vida. Punto final.

Desde los quince que estuve con ese ideal en la cabeza, de forma que miraba videos con la consciencia limpia, pues sólo era un espectador de un show que ellos, gustosos, se ofrecían a darme.

“Si están allí, es porque así lo quieren”.

Qué idiota que era. Qué idiota.

 

 

Giré en mi silla mirando el techo hasta las cinco, que perdí la cabeza y me obligué a dispersarme, distraerme, bajar un poco las vueltas y el bulto en mi jean. Opté por la idea más rápida: Yifan y Kyungsoo, mis dos mejores amigos y yo dando vueltas por el centro, entrando y saliendo de galerías y tiendas con ropa, gastando todo mi sueldo en accesorios inútiles y cosas que nunca usaría. Sí, parezco una chica…me importa tres carajos. Si tenía cosas inútiles y que nunca iba a usar significaba que tenía dinero de sobra para gastar, y quería que así fuera. Y sobre todo, que los demás lo notaran. Viva Myeongdong, viva, viva viva.

Tironeando a Yifan de la mano (que venía con una flojera terrible, según él no había dormido bien), le propuse entrar a una tienda “GAP” que tenía, sobre todo, gorras. Amo las gorras, siempre amé las gorras.

-Entremos aquí—dictaminé, arrastrándolo dentro, Kyungsoo venía siguiéndonos atrás, procurando que no lastimase el hombro de mi Hyung rubio.

-Chanyeol Hyung, cuidado—dijo con su tono maternal, era realmente como “la mamá del grupo”—No agites a Yifan como si fuese un juguete. Puedes lastimarle.

Aish, Kyungsoo era adorable a veces, pero ya tenía una madre y no necesitaba otra; solté a Yifan y corrí dentro de la tienda para buscar los sombreros y viseras, me encontré con toda una pared repleta de ellas: verdes, rosas, azules, con lentejuelas, con estampados, lisas, de jean, fosforescentes, rotas, descocidas…era el cielo.

-¡¡Eh, aquí, aquí!!—¿Qué hacían que no se apuraban y me alcanzaban?—Miren esa, la que tiene la bomba—les señalé.

Saltando, la quité del gancho del que colgaba y me la puse encima de la capucha de la campera, me miré en el espejo: la bomba sonreía igual que yo, amplia y descaradamente. Con sonrisas lograbas grandes cosas, muchísimas; incluso podías obtener más de lo que deseabas. Me la llevé, no sin antes pegarle otra ojeada a las demás.

-Ah, necesito una celeste, una verde también…y el animal print nunca viene mal—cuando los brazos no me alcanzaron para cargarlas, miré a mi dongsaeng—Kyungsoo, lleva esto a la caja, por favor. Y diles que aún faltan cosas.

Y concluí con una sonrisa: ¡Bang! No podía decir que no.

Yifan, en cambio, parecía ya estar al tanto de mi táctica, por lo que se dio vuelta y desapareció en el sector de camisas, fingiendo interés en ellas aunque simplemente pasaba las perchas ruidosamente, casi jugando a que chirriaran. Intentando sujetar una visera con orejas de conejo (Sí, ¿Algún problema?), no me di cuenta y perdí el equilibrio, tirando unas boinas al piso, que salieron a volar cerca de los vestidores. Carajo, tenía que juntarlas si no quería que me retaran. Cuando corrí la cortina del cambiador para buscar las boinas, escuché un grito agudo y un sacudón de la tela: ¡Puta, alguien se estaba cambiando! ¿Por qué carajo no prendía la luz? ¡Así sabía que estaba ocupado!

-Perdón, perdón—me disculpé con las manos en alto.

Será idiota… ¿Qué te cuesta prender una bendita luz? ¿No ves el interrup…

…tor…

Cuando vi quién era solté la visera y me olvidé por completo de las boinas.

-Tú…

¿Qué hacía ahí, si para medianoche tenía que grabar un video?

Parpadeó, confundido.

Pero yo no lo estaba.

No lo iba a estar nunca.

Recordaba su pelo, sus ojos, su nariz, su boca, su mentón, su menudo y frágil cuerpito que ahora intentaba taparse patéticamente con una cortina amarilla.

-BH—suspiré, sentí que el rostro se me torcía involuntariamente en una sonrisa.

Se quedó estupefacto, mi instinto me obligó a entrar y encerrarme con él, corriendo la cortina. Y como no podía pensar, fui directamente al grano: le obligué a soltar la cortina y la remera que se estaba probando y le comí la boca; sin permiso, sin vergüenza. Total, que hiciera de cuenta que era otra de sus películas. Pude escucharlo protestar mientras me aleja por los hombros, pero era inútil: yo era mucho más fuerte que él…y sabía que me lo estaba haciendo a propósito.

Y lo amaba por eso. Lo añoraba por eso.

Lo deseaba por eso.

-P…para…--suspiró entre besos.

Mi mano viajó automáticamente a su entrepierna y apretó con fuerza, ahogó un grito y se tapó la boca, acorralado contra la pared.

-¿Qué decías?—susurré mordiéndole la oreja.

Gimoteaba, como si quisiera llorar. Perdí la cabeza.

-No sabes cuántas noches soñé con esto—le confesé, sujetándolo fuertemente con las manos y golpeándole la ingle con mi rodilla, levantándolo del suelo—No tienes ni la más puta idea.

-B…basta…basta—rogó mientras forcejeaba con mis muñecas.

-Te amo, BH—suspiré, complacido con el ruido de sus súplicas—Por tu culpa no tuve más novia.

-Por favor… ¡Por favor!—jadeó, retorciéndose bajo la jaula que le significaba mi cuerpo.

Con mis manos ya en su torso, acariciándole los pezones, una voz grave me interrumpió, me puse verde y apreté los dientes.

-¡Yeol! ¡Yeol!

Contesta, contesta…invéntate una excusa.

-A…aquí Hyung—respondí titubeante, estaba a punto de sufrir un ataque de rabia y echarlo a las patadas.

Su voz se hizo más clara.

-¿Estás bien? ¿Necesitas que entre?

-¡¡NO, NO!!—grité automáticamente, tapándole la boca a mi acompañante—Es que…—piensa, piensa, piensa—la remera me queda chica, no puedo…respirar—concluí en un gemido, BH me estaba clavando las uñas en las muñecas para que lo suelte, se sacudía descontroladamente.

-Entonces deja que entre—insistió.

-¡¡QUE NO!!—Puta madre, carajo—¡¡¡PUEDO SOLO!!!

Le escuché suspirar, la tela de la cortina se movió un poco pero no entró: gracias, Dios. Volví mi mirada a BH, que en efecto, estaba llorando.

-Eso duele—le espeté por lo bajo—Mereces un castigo, ¿Sabes?

Se espantó. Que se hiciera el pobrecito, el desentendido, el inocente…

…Ugh, era demasiado fuerte para mí.

Desabotoné su pantalón con una sola mano y me adentré en su entrepierna; cuando logré tocarle por encima del bóxer, escuché una ensordecedora carcajada estallar a lo lejos, pero lo suficientemente potente como para aturdirme.

-¿Qué…?

Sin querer me distraje, y ahí fue cuando él me empujó contra la otra punta del vestidor y escapó, tomando su remera en el camino. ¿Cómo me había permitido bajar la guardia así? ¡¡A saber cuándo mierda lo volvía a ver!!

¡¡Arrrgh!!

Ahora tenía que salir y hacer pedazos al estúpido que se reía: por su culpa, el sueño de mi vida se había ido al traste, estaba hecho añicos. Pum. Plop. BASURA. The end.

Caminando con la calentura y la rabia a flor de piel, me dirigía la caja, donde vi que la gente miraba interesada. Me paré en seco cuando vi a Yifan en el medio, recibiendo todas las miradas; Kyungsoo se acercó y le posó una mano en el hombro. Uh oh, algo andaba mal. Cuando Yifan se tapó la cara con las manos, entre en pánico y me acerqué a ellos.

-Ey—el problema era que tenía un asuntillo entre mis piernas que no me dejaba concentrar—Estaba…qué…oí unos…

-Respira, respira—me dijo Kyung, palmeándole la espalda—¿Te entró algo?

¿Entrar?

¿Qué? ¡AH, MIERDA!

-Eh… ¡Ah! Las dejé allá—mentí—, ahora vengo…

En treinta segundos agarre remeras que me llamaron la atención sólo porque eran de mi talle, corrí a la caja y pagué las gorras y lo demás, mientras oía a Soo proponerle a Fan salir esa noche, para olvidar lo sucedido, que no sabía qué era y sinceramente no me importaba porque tenía una imagen fija en mi cabeza: los ojos rojos de Baekhyun y su cuerpo pegado al mío.

En la realidad, sin videos de por medio.

 

 

Si Do Kyungsoo se dignaba a salir a un club en la noche, sólo podían ocurrir dos cosas: o los aliens lo habían capturado e intercambiado por un Soo más fiestero, o alguno de nosotros se sentía anímicamente como el culo. Conclusión: opción dos, Yifan estaba de lo más lánguido y aburrido, jamás lo había visto así de lastimero, zarandeándose de un lado a otro, fingiendo bailar.

Me daba vergüenza ajena, por suerte una chica me llamó aparte y me pidió algo al oído.

-Dile a tu amigo que quiero fumar acompañada, precioso—me siseó, intoxicándome con su perfume barato.

Aigoo, otra perra...pero se ve que es grande, quizás sepa algo y le enseñe a Yifan, que se hace el semental pero tiene menos actividad sexual que un ñoqui.

Asentí y atravesé el gentío para alcanzar al rubio, le conté la propuesta: se dio el lujo de dudar, de hacerse el difícil, pero terminó cediendo; le guiñé un ojo y levanté el pulgar. ¿Quedábamos en la de siempre?

-Si no te mando mensaje en quince minutos, váyanse sin mí—dijo.

Perfecto, quedábamos en la de siempre.

Cuando mi vejiga pidió ser vaciada, le pedí a Kyungsoo que me acompañara; estuvo tan embobado toda la noche mirando la barra que me sorprendió que me escuchara y asintiera. Pero bueno…

Llegados al baño, entré en uno y maldije cuando me bajé el cierre: aún seguía despierto; si no me encargaba del asunto urgentemente más tarde me iba a doler. Primero meé, no sea cosa de hacer ambas cosas a la vez. Luego, sin vergüenza ni remordimientos, empecé despacio, ejerciendo una leve presión.

-¿Terminaste? No me gusta este lugar…--llamó Soo, golpeando la puerta.

-¡Si golpeas no puedo mear tranquilo!—grité. Mentira, pero qué carajo.

Reviví mi encuentro con BH, pero esta vez decidí reproducir la película en cámara lenta, agudizando mis sentidos y cerrando los ojos para poder concentrarme.

Su pecho era suave, muy suave, se erizaba completamente ante mi toque, otra prueba de que le gustaban mis manos, cómo le tocaba y dónde.

Bien, que me recordara, mierda. Iba a ser lo mejor que le pasara en la vida.

Más arriba, sus pezones eran pequeños y puntiagudos y se habían endurecido casi al instante, ni siquiera tuve que tocarlos, sólo bordear la aureola una vez. Una vez.

Ah…qué fácil de calentar que es.

Así no será divertido.

De pronto recordé que no era mi casa y aumenté el ritmo, si Soo entraba en pánico le cagábamos la noche a Yifan: en cuestión de minutos, me relajé y ensucié el inodoro, reí mientras veía la cadena llevarse mi esperma; algún día se volvería una anécdota divertida, qué sé yo.

-¡Ah! ¡¡AH!!—gritaron.

Trayéndome de vuelta a la Tierra (pues me distraía fácilmente con cualquier estupidez, como habrán visto), escuché golpes, ruidos estruendosos: maldita sea, se estaban peleando.

Alto, se estaban peleando. ¿Se estaban peleando? ¡Porque si se estaban peleando…!

Separé mis labios con miedo, mirando de reojo la puerta.

-¿Soo?

Quise salir, pero alguien me trababa la salida. Empecé a asustarme—¡Soo!

Ay, no.

NO, NO, NO, ¡¡¡¡¡CARAJO!!!!!

-¡¡SOO!!

Comencé a estrella mi cuerpo de costado contra la puerta, sin resultado alguno; en efecto, Kyung estaba metido en el medio: lo escuché gritar, gemir e incluso llorar, lo tendrían de a cuatro o cinco, porque las voces eran miles. Cuando pude salir, la puerta del baño se cerró instantáneamente.

-Oh, no… ¡No, no, no!

Se habían llevado a Kyungsoo, se lo habían llevado. ¿Estarían golpeándolo afuera, en la entrada? Tenía que ir a ayudarlo, pero no podía solo. Primero necesitaba a Yifan, aunque sabía que iba a matarme por sacarlo del ligue. No, no lo iba a hacer: los amigos éramos más importantes que cualquier ligue, y digo CUALQUIERA. Por algo corrí a él y no a buscar a BH, que desapareció por completo de la tienda cuando se escapó.

Abriéndome paso entre los que bailaban, salí a la zona de fumadores y lo encontré rápidamente: estaban chapando descaradamente y a la vista de todos; Yifan dejó caer su cigarrillo y la giró. Aigoo, Fan: no lograbas nada cagándote los pulmones y fingiendo ser dominante. Tsk, tsk, tsk. Me dio tanta lástima que lo saqué de ahí; me miró esperanzado, como si le hubiera hecho un favor.

-Perdí a Soo—le dije, arrastrándolo hacia la entrada.

Frunció el ceño, no me escuchaba; la música estaba demasiado fuerte. Le conté todo mientras gesticulaba con las manos…al pedo, porque siguió sin entender, y me lo dijo.

-¡¡¡KYUNGSOO!!!—bramé furioso—¡¡DESAPARECIÓ!!¡CUANDO FUIMOS AL BAÑO CREO QUE SE PELEÓ CON UNOS CHICOS Y DESAPARECIÓ!

Y sí que entendió: se puso pálido, se aferró a mí y empezó a maquinar algún plan, una idea. Se acercó a mi oído.

-¿¡Reconoces a alguno de los que estaba en el baño!?

¿¡Cómo carajo iba a hacerlo si me estaba masturbando y me encerraron!?

De todas formas, eché una mirada alrededor, buscando un petisín morocho. Nada. Tampoco ayudaban las luces.

-¡Hay que salir, seguro que están en la esquina!—ordenó.

Asentí y salimos a la calle, cuando llegamos, vimos un par de borrachos carcajeando solos y una pareja ligando.

Carajo.

Habíamos perdido a Kyungsoo.

Corrección: por mi culpa…habíamos perdido a Kyungsoo.

 

Notas finales:

Aaaahaaa, ¿Pasó todo muy rápido? ¿Se quedaron con ganas? ¿No les gusta la actitud de Chanyeol?

Tooodo tiene su justificación, eh! -w- Recuerden que soy una escritora retorcido, muagagaga~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).