No tenía miedo, aun a pesar de estar frente a sus dos miedos más profundos: la oscuridad y el estar solo. Sin embargo, en ese momento, no era consciente de esto. Todo lo que ocupaba su cabeza era un solo pensamiento, uno que lo había acompañado durante todo aquel último año, y que era la única razón por la que todavía respiraba…
De pronto, una antorcha se encendió, seguida de otra, y otra, iluminando ahora el largo corredor de piedra. Por unos segundos, los recuerdos de él y sus amigos andando por ese sitio inundaron sus ojos, haciendo que su corazón se comprimiera y un nudo en su garganta apareciera. Por esos instantes olvido porque estaba ahí, y el llanto quiso salir a flote, tal y como lo hacía cada vez que convocaba alguna memoria referente a él…
“Yugi” creyó escuchar que alguien le llamaba, haciéndole volver de golpe a su realidad, apartando sus recuerdos.
Apretó un poco sus manos contra su pecho, y asintió. Tenía que apresurarse, no quedaba mucho tiempo.
Con pasos veloces, seguros, ruidosos, avanzó por el antiguo pasillo, hasta que por fin llegó a aquella gran sala, donde hacia exactamente trescientos sesenta y cinco ciclos había tomado lugar la batalla ceremonia.
Nuevamente su cabeza se lleno de alusiones viejas, mas no por eso menos dolorosas y vividas. Sin embargo, esta vez no dejó que pudieran más que él, porque sabía que pronto ya no le lastimarían, ni a él mismo, ni a…
Sus ojos se clavaron entonces en la gran puerta con el ojo de Horus tallada en ella, y sin quitarle la vista de encima, fue hasta ella, ignorando todo lo que había a su alrededor pues los detalles eran algo que no le interesaba en lo más mínimo en ese momento.
Quedo frente a la sagrada entrada, y cerró sus parpados, sintiéndose algo intranquilo e impaciente.
De manera inconsciente su mano izquierda se dirigió a uno de sus bolsillos, buscando algo, apretándolo una vez que lo encontró.
Ya podía imaginarse lo que vendría después de esto. Casi le era posible ver a sus amigos llegando precipitadamente a este lugar, asombrándose de verlo completamente reconstruido a pesar de que se había derrumbado frente a sus ojos. Por un momento creyó escuchar sus pasos acercándose con rapidez, y las exclamaciones de dolor al encontrarlo frio…
Y sin embargo, no sentía culpa de nada, sino todo lo contrario. Realmente era un egoísta... pero… él siempre se había preocupado por los demás, ¿No podrían perdonarle el que en esta ocasión pensara solo en él?
Un fuerte ruido entonces le sobresalto, y le hizo apartar su mano de aquella nota en la que explicaba a sus seres queridos el porqué estaba haciendo esto, y donde pedía mas de una disculpa a todos…
Dio un paso hacia el frente, y luego dio otro, dejando atrás para siempre el mundo de los mortales.
Sintió como su espíritu caía, y entonces, algo le sostuvo, algo cuya calidez conocía bastante bien…
Sus ojos se abrieron entonces, dejándole ver nuevamente a la persona que mas amaba.
Atem le sonrió.
--Bienvenido a casa, Yugi.
http://i1005.photobucket.com/albums/af178/chisasi/tumblr_lki89mlgHb1qhue66o1_500.jpg