Él se fumaba un cigarro, esperando junto a la puerta en silencio.
Vestido con sus pantalones viejos y sus botas sucias.
Traía el cabello rubio recogido en una coleta mal agarrada.
Hacía mucho frio y él se aferraba a su chaqueta de cuero con insistencia, mientras observaba indiferente a todas las personas que pasaban por la calle.
Levanto la mano derecha, la acerco a su boca y atrapo la colilla de cigarro en sus labios. Aspiro profundamente, sintiendo como la sensación de vacío disminuía y la pasividad aumentaba.
Pronto el humo que había entrado en su cuerpo salió por los orificios de su nariz y algunas cenizas cayeron sobre el dorso de su mano, quemándolo. Luhan se mantuvo impasible y se sacudió las cenizas simplemente.
De pronto, la puerta se abrió y él arrojo el cigarrillo al suelo y lo pisoteo repetidas veces hasta apagarlo. Se puso rígido e intento parecer indiferente.
Dos hombres jóvenes salieron del establecimiento, caminando despacio, hablando entre ellos.
Luhan presto atención solo a uno.
Al más alto, de cabellos rubios, de cuerpo de niño y de mirada seria. E inconscientemente se pegó más a la pared, para evitar que el otro notara demasiado su presencia.
Los dos jóvenes intercambiaron algunas palabras más que no fueron audibles para el rubio, luego se despidieron y cada uno tomo un camino diferente. El joven camino en dirección a Luhan, se detuvo delante de él y lo observo directamente a los ojos. Luego, se fijó en su aspecto y sonrió.
Las piernas de Luhan temblaron, pero se mantuvo firme.
-¿Dónde es?-Pregunto el rubio más joven.
-Hacia allá.- Señalo.
Luego, ambos caminaron uno al lado del otro, sin decir nada. Pisando con cuidado las calles abarrotadas de nieve. Luhan intentaba disimular su rigidez, caminando despacio y con calma.
Y él otro lo noto, pero no hizo ningún comentario al respecto y se mantuvo callado.
Paso a paso se acercaron, hasta llegar a un complejo departamental no muy lejos de donde se habían encontrado.
Luhan saludo al guardia de seguridad y el otro lo siguió. Ambos subieron las escaleras y pronto estuvieron delante de la puerta del departamento de Luhan. Este último saco la llave, la introdujo en la cerradura y abrió. Se hizo a un lado para dejar que el otro pasara y luego entro detrás de él.
El menor de los dos observo expectante a Luhan.
-Toma asiento.-Le indico.- ¿Quieres algo de beber?
-No, así está bien, gracias.
Luhan dejo las llaves y el móvil sobre la mesa del comedor y se quitó la chaqueta con cuidado.
-Luhan ¿Qué estas esperando? - Escucho.
-¿Para qué?- Pregunto. El rubio lo miro curioso y expectante, luego tomó asiento junto al otro esperando una respuesta.
-Vinimos aquí para tener sexo, ¿No?
Fue directo.
Y Luhan se sonrojo tan violentamente que por un momento quiso salir corriendo y no volver ahí.
El rubio le sonrió a Luhan con amabilidad y entrelazo una de sus manos con la mano del otro.
Los minutos pasaron y luego Luhan se deshizo del agarre y se levantó del sofá. Dio un par de pasos alejándose y se quitó la polera de un jalón, dejando su delgado y blanco torso al desnudo.
Luego, entre sonrojado y rígido, se volvió a acercar sentándose a horcajadas sobre el otro.
-¿Cómo te llamas?- Pregunto Luhan.
-Oh Sehun.
-Bien.
Y se besaron. Se besaron sus bocas, comiéndose.
Se comieron. Se mordieron. Se chuparon.
Sehun acaricio el pecho desnudo de Luhan. Luego bajo las manos y las coloco en las nalgas del otro, apretándolas. Estrujándolas. Luhan soltó un pequeño gemido y Sehun comenzó a ponerse duro.
Se miraron.
Ambos necesitaban quemarse la piel.
Tocarse. Fundirse en ese deseó desbordante que crecía en ellos.
Luhan fue tumbado y Sehun se tumbó sobre él.
Admiro con detenimiento y detalle la lasciva imagen que el otro le daba Luhan: los cabellos alborotados, los labios rojos, el pantalón a medio desabrochar, la boca semiabierta y la respiración agitada.
Y de verdad, que verlo así lo puso duro.
Sehun vio a Luhan a los ojos. Y se perdió en ellos.
Ambos penetraron en la profundidad de la alma del otro.
En ese extraño mundo desconocido.
Y el corazón de Luhan latió como loco.
Y el de Sehun, se detuvo.
Y una chispa de magia extraña nació entre ellos.
Sehun beso la piel del cuello de Luhan por toda la extensa superficie de su cuello. La humedeció de saliva con la sola intención de causarle placer al otro.
Y Luhan tembló.
Se estremeció de ansias y deseo.
Cerró los ojos y gimió suave.
La mano de Sehun tocó su entrepierna sobre el viejo pantalón de mezclilla.
Sintió como el miembro de Luhan se ponía más duro.
Y ahí se mantuvo.
Masajeando, apretando, endureciendo más y más al otro.
Luego, silenciosamente le pidió a Luhan que se diera la media vuelta.
Luhan obedeció sumisamente y lo hizo.
Luego Sehun se colocó a horcajadas sobre las largas piernas del rubio. Observando su espalda desnuda y delineándola con su dedo índice, bajando desde el cuello, hasta llegar a la orilla del pantalón.
Acaricio con la yema de los dedos la elevación de las nalgas de Luhan.
Admirando su trasero apretado y firme.
Y ahí se quedó.
Sumido en sus pensamientos.
Extasiado por la casi lasciva belleza de su amante.
-¿Sehun?
-¿Qué?
-Tócame.
Y Sehun lo acaricio.
Acaricio con la punta de la nariz la espalda desnuda de Luhan.
Y se embriago de su aroma. De la suavidad de su piel y del calor que esta desprendía.
Sehun se detuvo. Algo confundido por el torrente de emociones que Luhan le provocaba.
¿Qué era aquello que lo atraía tanto?
¿El cuerpo afeminado del rubio? ¿Su olor a cereza? ¿Su ternura? ¿Su mirada herida?
Sí. La mirada de Luhan estaba herida. Sus ojos marrones pedían a gritos compañía.
Sehun acerco sus labios y su nariz al oído de Luhan.
-Eres demasiado hermoso ¿Lo sabías?-Le pregunto y luego deposito un pequeño beso en el oído de este.
Luhan no contesto, solo se mantuvo callado esperando hasta que el otro comenzara a acariciarlo de nuevo.
Y aunque ambos desearan tocarse, no lo hicieron.
Porque de pronto, para Luhan y Sehun, fue más importante quedarse así, abrazados.
Dejando que la compañía de uno aliviara la soledad del otro.
Luhan se giró y quedando frente a frente, se acercó a Sehun.
Coloco sus labios en los labios del otro pero no lo beso.
Ambos cerraron los ojos y Sehun entrelazo sus dedos con los de Luhan por segunda vez. Y así se quedaron. Tal vez un segundo, tal vez un minuto, tal vez una hora. Ninguno de los dos supo cuánto.
Continuara...