Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Maniquí por MiyuChan

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hey hey! Sí, quizás como buena noticia para ustedes habrá más Maniquí para disfrutar (?) porque no será TwoShot, sino ThreeShot, queridas lectoras. Quedó levemente largo, espero les guste C: ¡Gracias por leer! 

 

Quiero dedicar esta actualización a mi querida Romi ♥ te amo mucho amiga ;U; te dije que te lo dedicaría. También a Lucy, por hincharme tanto para actualizar uvu ♥ a mi hija porque la amo, a mi querida discípula porque me alegra cada vez que alaba mis fics, a la Pauli porque es la Pauli y no sabía que leía este fic (?) y obvio a la Ale porque Ale qla te amo po u v u ♥ That's all ♥♥♥♥

 

La fecha en la pantalla de su celular marcaba 15 de Diciembre. Afuera hacía mal tiempo, nevaba y Changmin, por primera vez en mucho tiempo, se sentía solo. Recordaba los primeros días, hace tantas estaciones, cuando había comenzado a vivir en ese departamento. Habían sido épocas muy tristes. Se sentía solo a cada momento, y no podía llamar a su madre cuando un ataque de desolación de apoderaba de él, pues era profesora y no podía interrumpir su trabajo. Paulatinamente comenzó a hacerse más independiente, y cuando se dio cuenta la soledad se había convertido en un delicioso sentimiento el cual podía disfrutar a cada momento.

 

Changmin era un chico a quien le encantaba la tranquilidad.

 

Pero entonces había llegado él a su vida, claro, y toda su independencia sentimental se había ido a la mismísima mierda.

 

El día que le había pedido a Jaejoong que abandonara su departamento realmente había creído que, al fin, podría volver a vivir tan tranquilo como lo había hecho siempre desde que vivía solo. Realmente había creído que podría olvidar todo lo vivido y volver al principio.

 

Pero no. Jaejoong se había colado en su corazón y al parecer se mantenía agarrado a él con todas sus fuerzas, pues por más que lo había intentado no lograba sacárselo de la cabeza durante cada noche que pasaba. Ya no dormía, ya no comía, no trabajaba de forma correcta. Y Changmin no quería aceptarlo, pero en lo profundo de su ser sabía que el culpable de aquello era la ausencia de Jaejoong. Haberle pedido que dejara su hogar había sido como desinstalar un software vital en una computadora, impidiendo el funcionamiento correcto de su sistema. Así se encontraba Changmin: como una computadora en mal funcionamiento. Le faltaba ese importantísimo componente, y sin él no podría funcionar de forma correcta jamás.

 

Al mirar el celular y notar que ya se acercaba navidad (sólo tres días faltaban), pensó que era un desgraciado pues había roto su promesa. Le había dicho a Jaejoong que lo visitaría, y desde esa última noche que se vieron no habían vuelto a reencontrarse ni una sola vez.

 

¿Debería ir? ¿Debería simplemente olvidarlo y dejarlo vivir solo?

 

Su celular vibró sobre la mesa, causando un ronroneo de gran intensidad sobre la madera. Changmin pegó un salto y su corazón se agitó por el susto, pues su tranquilidad se había visto interrumpida por ese fuerte sonido. Tomó su celular intentando calmarse y vio en la pantalla una notificación de nuevo mensaje de texto. Al abrirlo su corazón dio un brinco y se agitó por completo.

 

¿Has comido bien?

           

Era de Jaejoong. ¿Qué otra persona, sino? Intentó ignorar la temperatura que rápidamente se había apoderado de sus mejillas y, agitando su cabeza, decidió responder.

 

Algo así. ¿Cómo conseguiste mi número?

 

Se sentó en la cama mirando la pantalla, ansioso. Hacía tiempo que no tenía contacto con él, y siendo sinceros... lo extrañaba. Enseguida su celular vibró otra vez.

 

Tengo buena memoria. No he sabido nada de ti.

 

Changmin suspiró pesadamente. La culpa se apoderaba de él.

 

He estado un poco ocupado. ¿Conseguiste un teléfono celular?

 

La respuesta tardó un largo rato. Minuto tras minuto, haciéndose infinitos. Changmin ni siquiera notó cómo sus dedos apretaban el teléfono, nervioso, ansioso, desoso. Finalmente la respuesta llegó:

 

Te extraño…

 

Y sólo pudo apretar sus ojos con fuerza cuando esa sensación tan extraña inundó su pecho luego de tanto tiempo de soledad, como sintiendo el peor de los dolores, y soltó el suspiro más enamorado que haya podido salir de él.

 

¿Y que si estaba enamorado?

 

Muy a su pesar... Changmin debía admitir que estaba loco por Jaejoong.

 

¿Pero por qué tenía que sentirse así con él? ¿Por qué con un chico? A veces realmente sentía que simplemente debía rendirse y aceptar lo que era, pero entonces recordaba esas malas experiencias, las bromas que sus compañeros le hacían luego de aquel día del video porno y del prostíbulo, cómo se había corrido la voz de que era homosexual, cómo Changmin había tenido que aclarar un millón de veces que aquello no era cierto. Aquellas palabras obscenas en la mesa de su salón, en sus cuadernos, sus casilleros.

 

No podía. Realmente no podía.

 

Pero a pesar de todo decidió que, aun cuando no sabía cuál sería su reacción al volver a ver a Jaejoong luego de tanto tiempo, debía ir a visitarlo. Al menos una vez, para cumplir su promesa. Changmin solía cumplir las cosas que prometía.

 

--

 

 

Era de noche y Changmin había tomado su abrigo y su bufanda, y cuando se había dado cuenta, ya se encontraba de pie frente a la puerta del departamento que le había conseguido a Jaejoong. Traía una bufanda larga de lana gruesa que rodeaba su cuello y una cajita de cartón adornada con diseños navideños, la cual contenía tarta de arándanos. Se sentía nervioso. Su corazón latía rápido. Sintió ganas de correr repetidas veces, pero ya no podía seguir siendo un cobarde. Mordió su labio y, con suavidad, tocó el timbre.

 

Nadie contestó.

 

Volvió a tocar pasados los minutos. Nadie contestaba la puerta. “Quizás no está” pensó, pero la preocupación se hizo presente cuando miró la hora en su reloj de pulsera. No estaba bien que estuviera a esas horas en la calle, Jaejoong no conocía completamente todo allá afuera. Al encontrarse a sí mismo tan preocupado se sintió muy avergonzado. Pensó en irse, pero ya había llegado hasta ahí así que quizás podría esperar un rato.

 

Sólo veinte minutos y ya… - susurró para sí mismo, sentándose en el suelo junto a la puerta.

 

Cuando una mano lo sacudió suavemente se dio cuenta de que se había quedado dormido. Al abrir los ojos se había encontrado frente a frente con el rostro pálido de Jaejoong. Sus mejillas se encontraban sonrojadas por el frío, y hacían juego con su cabello rojo. “Tal y como esa noche…” no pudo evitar recordar la noche de la declaración, y su corazón se sintió incómodo una vez más. Finalmente decidió reaccionar y levantarse.

 

-          Changmin, ¿Qué haces aquí? – preguntó Jaejoong asombrado cuando, luego de analizar toda la situación, Changmin se había puesto de pie. El más alto se encogió de hombros, algo avergonzado.

-          Prometí que te vendría a ver, ¿No?

-          Sí, pero… - susurró Jaejoong. En respuesta Changmin alzó la cajita de cartón con los dulces.

-          Traje algo, creí que podría gustarte – apretó los labios y alejó la mirada al encontrarse con los ojos grises de Jaejoong una vez más. El pelirrojo sonrió algo nostálgico.

-          Claro, pasa.

 

Al entrar al departamento se había encontrado con que estaba realmente bien decorado. Tenía pocas cosas, pero se veía bien. “Debí esperarlo de Jaejoong” pensó observando con detalle cada esquina. Tras darle su abrigo y su bufanda a Jaejoong, se sentó en un sofá tal y como se lo había ordenado. De pronto, mientras esperaba, se sintió liviano, como si todo aquel embrollo de la declaración jamás hubiera pasado. Sentía como si aún vivieran juntos y todo fuera normal.

 

Cuando Jaejoong volvió a su encuentro toda la tranquilidad se acabó.

 

Jamás en su vida había estado tan nervioso en una casa ajena (no es como si frecuentara otras casas, en todo caso). Sus movimientos eran torpes y más aún sus palabras, las cuales se atoraban en su garganta o se enredaban en su lengua como un niño de secundaria con la chica que le gusta. Jaejoong simplemente lo miraba con esos ojos grises y le sonreía como siempre lo hacía. Y Changmin no podía evitar odiarlo levemente por esas hermosas sonrisas que sólo él podía hacer.

 

A pesar de todo, el rato que había pasado con Jaejoong había sido agradable. Habían conversado, reído y se habían golpeado como en los viejos tiempos. Changmin sentía su pecho cálido con cada sonrisa, y sentía su rostro sonrojarse con cada roce de manos. Pero ya se hacía tarde, y Changmin debía volver a su departamento si no quería que lo asaltaran (como esa noche en que Jaejoong había llegado a su vida).

 

"Cuando llegó a mi vida" repitió en su mente, sonriendo levemente. Al darse cuenta de esa reacción aclaró su garganta con suavidad unas cuantas veces para disimular.

 

-          Yo… Creo que debo irme – susurró Changmin de pronto, cuando un largo silencio se apoderó del lugar. Jaejoong se vio asombrado, pero intentó disimular y sólo asintió.

-          Claro.

 

Caminaron juntos en silencio hasta la puerta del departamento. Se quedaron quietos, uno frente al otro, aún sin decir nada. El ambiente se sentía incómodo una vez más.

 

-          Me alegra que estés bien – habló bajito Changmin. Jaejoong fingió una sonrisa, pero para Changmin fue sólo una mueca torcida intentando esconder el dolor que estaba sintiendo. Aquello realmente le hizo sentir horrible.

-          A mí igual – respondió apenas, sin mirarlo a los ojos.

-          Entonces… Nos vemos pronto – se encogió de hombros Changmin. El pelirrojo asintió y ahora, mirándolo a los ojos con esa profunda mirada, le extendió la mano para despedirse.

 

Agitaron sus manos largo rato, más de lo necesario incluso. No dejaron de mirarse a los ojos en ningún momento. Changmin mordió su labio. Quería decir tantas cosas, pero al mismo tiempo no tenía nada que decir. Jaejoong apretó sus labios rosados y soltó su mano al fin. Changmin se giró.

 

-          ¡Espera! – gritó Jaejoong de pronto, con voz temblorosa, y Changmin sintió su corazón vibrar. Se giró para mirarlo, expectante.

-          ¿Sí?

 

Jaejoong se mostró asustado, confundido. Sus labios temblaban. Miró hacia todos lados, buscando cualquier mísera cosa, pero no encontrando nada pues ni siquiera sabía qué buscaba. Los labios de Changmin temblaron también.

 

-          Yo... Quiero pedirte algo - pronunció lentamente cada palabra. Sus ojos brillaban - un último favor antes de que te vayas.

-          Dime.

 

Jaejoong soltó todo el aire que habían acumulado sus pulmones y lo miró a los  ojos, endureciendo la mirada - Me gustas mucho, Changmin - dijo firme. Las pupilas de Changmin temblaron.

 

-          L-lo sé - respondió, recordando ese día.

-          Un beso - susurró, haciendo las mejillas de Changmin sonrojar - Sólo un beso, y no volveré a molestarte nunca más. Si así lo prefieres no volveré a tu vida y te dejaré tranquilo por siempre. Sólo te pido un beso, y podré sentirme completo y no tendré que volver a molestarte.

 

Los labios de Changmin se abrieron y se cerraron una y otra vez, sin saber qué decir. Le estaba pidiendo un beso, sólo un beso y ya. "Sólo un beso y ya..."

 

-          Yo... No puedo aceptar eso, Jaejoong. Yo… - tartamudeó. No podía aceptarlo, porque si lo hacía sabía que sería su perdición.

-          Sólo uno, pequeño – dijo serio, decidido. Changmin tragó saliva – Si no sientes nada por mí no debería ser un problema, no te harás menos hetero por eso.

 

Hubo un largo silencio. Le estaba pidiendo un beso, y a cambio no tendría la obligación de ir a verlo, ni de pensar en él. Sería un beso y todo terminaría. “¿Es eso lo que quieres, Changmin? ¿Terminar todo contacto con él?”

 

Changmin bajó la mirada, sintiendo sus mejillas sonrojar aún más - Acepto – susurró, y Jaejoong abrió sus ojos, asombrado. Realmente había pensado que no aceptaría sin importar qué. Un nuevo silencio los rodeó.

 

-          ¿En serio?

-          Sí...

 

Se miraron durante segundos eternos, y Jaejoong se le acercó lentamente. Sus labios se apretaban de una forma tan adorable que Changmin tuvo que controlarse para no lanzarse sobre su boca como una bestia. Sus respiraciones chocaron. Changmin no supo qué más hacer, así que avergonzado cerró sus ojos con fuerza. Las manos suaves de Jaejoong rodearon su rostro.

 

-          Entonces... - susurró - ...voy a... - rozó los labios del más alto con los propios, y Changmin tembló ante el contacto de ese suave terciopelo.

 

Podía oír sus propios latidos. Changmin podía sentirse a sí mismo sudando como nunca ante la cercanía, su respiración cortándose y sus rodillas temblando. "Hazlo rápido" pensaba desesperado"Hazlo rápido, por favor"

 

Y cuando creyó que su pecho ya no podía latir con más fuerza, Jaejoong lo besó, uniendo sus labios suaves y abultados contra los propios, presionándose con tanta delicadeza que Changmin sintió sus rodillas temblar. El tiempo se detuvo. Jaejoong se presionó contra su boca, y lentamente movió sus labios para profundizar el beso. Changmin reaccionó de inmediato, correspondiendo el beso con suavidad. Cuando se dio cuenta los brazos de Jaejoong rodeaban su cuello, y los de Changmin rodeaba su -pequeña, PEQUEÑÍSIMA- cintura. No podía controlarse, aquel era el beso más delicioso que haya podido experimentar. Su sabor,  su suavidad, sus labios, ¡Su lengua! Cada segundo que pasaba se hacía más perfecto, pero al mismo tiempo se hacía más tentador, y Changmin ya casi no podía contolarse. Fue sólo cuando un suave gemido escapó de la garganta de Jaejoong que Changmin cayó en lo que estaba haciendo, y completamente agitado y asustado le dio un suave empujón para alejarlo de sí.

 

Tapó su boca, sintiendo una punzada en el pecho por la ausencia de sus labios. Jaejoong lo miraba con los ojos abiertos y el pecho agitado, dejando sus enrojecidos labios abiertos para permitir a los reiterados suspiros de pasión que sus pulmones habían acumulados salir.

 

-          Lo siento - se disculpó Jaejoong sonrojado, bajando la mirada de inmediato. Changmin negó con la cabeza y aclaró su garganta.

-          Da igual - curvó sus labios y suspiró - ya debo irme.

-          Claro - sonrió Jaejoong apenado, y sin dejar que Changmin se quejara se le acercó parándose de puntitas y le dio un beso en la mejilla - Buenas noches, Minnie - sonrió, y sin decir más entró a su departamento, cerrando la puerta tras él.

 

Changmin se quedó estático largo rato con los ojos bien abiertos, y como el imbécil que era lo único que pudo hacer fue deslizar su mano por su mejilla, sintiendo el ardor causado por sus adictivos labios. Apretó sus ojos con fuerza una vez más y corrió fuera del departamento.

 

--

 

Era de mañana y Changmin no podía siquiera levantarse de su cama. Se sentía como un vegetal, un estúpido e inservible vegetal. Se mantenía con la mirada perdida en algún punto del techo y la boca semi abierta, como un muerto o algo así.

 

Quizás lo más acertado sería decir que sólo podía actuar como un zombie, pues no había forma de creer que se encontraba vivo en ese momento.

 

-          Jaejoong… - murmuró sin darse cuenta, y una vez más su corazón comenzó a latir con fuerza. No podía dejar de pensar en ese beso, por más que lo intentara la sensación de su boca, de sus labios rosados contra los propios, aquel sabor a tarta de arándanos y café, mezclado con el suave dulzor a fresas en sus labios. Todos aquellos deliciosos sabores se mezclaban con el aroma de su cabello suave y el tacto de su piel pálida, creando una armonía perfecta. ¿Tendría acaso Jaejoong algún defecto? Porque realmente Changmin creía que no. Llevó una almohada a su rostro y la presionó con sus manos, gruñendo con fuerza contra ella.

 

¿Cómo se suponía que podría seguir adelante recordando a cada minuto aquel beso? ¿Cómo diablos podría sobrevivir día a día recordando aquel gemido?

 

Y oh… aquel gemido…

 

Sentía sus mejillas calentarse cada vez que resonaba en sus oídos, y un cosquilleo incómodo se apoderaba de su estómago. ¿Eso era a lo que llamaban vulgarmente “mariposas en el estómago”? Vaya que sentimiento más incómodo. Sentía nauseas cada vez que esas malditas mariposas revoloteaban en él. ¿Era amor lo que le causaba esas nauseas?

 

Entonces odio el amor…” se giró sobre su cama, quedando boca abajo. Sintió un olor de pronto, un olor conocido. Se enderezó y aspiró con fuerza, intentando buscar de dónde venía aquel aroma. Caminó descalzo por la habitación, cerrando sus ojos, dejándose guiar por el aroma que lo llamaba. Hasta que encontró de dónde venía, y al abrir sus ojos se encontró con esa manta, aquella que le había dado a Jaejoong para que se cubriera durante las noches.

 

Apretó los labios, la tomó entre sus dedos y tembloroso la acercó a su rostro. Aspiró con fuerza sin pensarlo dos veces, y dejó salir de su garganta un leve sollozo. Cubrió su rostro por completo con la manta y mordió sus labios, sintiendo el vivo aroma de Jaejoong envolviéndolo por completo.

 

Y aquello fue suficiente para hacerle rendirse. Quería, no, deseaba que Jaejoong volviera a vivir con él.

 

--

 

Suspiró nervioso por quinta vez en los cortos 30 segundos que habían transcurrido. El frío se hacía notar esa tarde, por lo que frotaba sus manos repetidas veces por sobre los guantes para incrementar un poco su temperatura –lo que en realidad estaba siendo en vano-. Mordió su labio y, cerrando sus ojos, tocó el timbre junto a la puerta.

 

Se oyó una voz masculina gritar “¡Yo voy!” desde adentro, y Changmin sintió el estómago revolverse, pues aquella no era la voz de Jaejoong. Se abrió la puerta, revelando a un hombre alto y de semblante profesional. Changmin sintió sus rodillas temblar, pues a pesar de su propia gran altura, el hombre le sobrepasaba por unos centímetros. El hombre lo miró altanero.

 

-          Uhm, ¿Está Jaejoong? – preguntó levemente nervioso, mirando a los ojos al hombre. Desvió su mirada hasta la mano derecha de este, y al ver una copa de vino entre sus dedos no pudo evitar hervir de rabia.

 

"¿Quién se cree este para venir con Jaejoong y beber con él?" pensó frunciendo el ceño cuando, tras afirmar, el hombre se giró para llamar a Jae. Cambió la expresión cuando el hombre devolvió la mirada a él, entonces lo miró de pies a cabeza y rió levemente, como mofándose de su apariencia. Changmin sintió ganas de golpearlo ahí mismo.

 

Jaejoong se acercó a la puerta y, al ver a Changmin, la sonrisa se le borró del rostro - ¿Changmin? – preguntó incrédulo. Changmin no pudo sino sonrojarse al verlo con ese delantal de cocina con diseño de flores, el cual se veía muy bien en él. Aclaró su garganta.

 

-          Uhm, hola – saludó sin dejar de darle miradas duras al hombre tras Jaejoong, cruzado de brazos.

-          ¿Qué haces aquí? No pensé que fueras a venir. No deberías estar aquí, habíamos quedado en que… – habló Jaejoong con toda honestidad, asombrado y levemente alterado. Changmin frunció los labios.

-          Sí, bueno… Pensé en venir a verte – habló lento, interrumpiéndolo – Pero no esperaba que tuvieras visita – le dio otra mirada seria al hombre. Este se cruzó de brazos.

-          ¿Quién es él, Jaejoongie? – preguntó el hombre posando su mano libre en su hombro, masajeándolo con suavidad. “¿Jaejoongie?” pensó Changmin enrabiado “¿Le tiene apodo? ¡Y encima lo toquetea!”. Jaejoong se giró hacia el hombre y le regaló una sonrisa. El estómago de Changmin se revolvió.

-          Uh, claro. SeungJoon-ah, él es Changmin, un… Amigo. Changmin, él es un compañero del trabajo – los presentó mordiendo su labio y Changmin le dio una sonrisa fingida, ofreciéndole la mano. El hombre miró la mano con desprecio y movió la cabeza en forma de saludo. Changmin volvió su mano a  su lado y frunció los labios, irritado. Jaejoong miró incómodo a ambos.

-          Bueno, si estás ocupado lo mejor será que no te moleste – dijo Changmin fingiendo una sonrisa, pero notoriamente molesto – Nos vemos – se despidió y se giró, pero Jaejoong lo llamó ansioso. 

-          Espera, uhm… - bajó la mirada y tras unos cuantos segundos volvió a mirarlo a los ojos – viniste hasta aquí y te vas tan pronto, ¿Por qué no pasas a tomar algo? – preguntó, y Changmin rió mirando al hombre, cuyo rostro se descompuso por completo.

-          Claro – dijo. “Será un gusto arruinarte la velada, amigo” pensó con una sonrisa y entró al departamento.

 

 

--

 

 

Cuando el reloj daba cerca de media noche Changmin pensó que lo más sensato sería volver a su departamento, pero cuando veía al hombre ese aún ahí sentado junto a Jaejoong, hablándole, sonriéndole y coqueteándole descaradamente, le daba igual si debía quedarse ahí toda la noche.

 

El hombre se enderezó de pronto y le dio nuevamente una mirada altanera a Changmin - ¿No deberías ya volver a tu casa?

 

Changmin frunció el ceño - ¿Por qué te molesta que esté aquí? ¿Impido algo? – respondió llevándose unas cuantas galletitas a la boca. El hombre rió.

 

-          No, pero me preocupa que un jovencito como tú se pierda a estas horas del a noche. Los niños pequeños como tú deben dormirse temprano – rió bebiendo de su copa. Changmin aclaró su garganta, intentando disimular el hecho de que había dado justo en uno de sus puntos débiles: tratarlo de niño pequeño. Rió divertido.

-          Si hablamos de edades entonces usted también debería volver. En el asilo pueden preocuparse.

 

El hombre dejó escapar una risa gutural, totalmente sonora. Changmin frunció los labios. Jaejoong los miraba con la boca abierta, nervioso, sentado entre ambos sin saber cómo diablos suavizar el ambiente. Finalmente decidió dirigirse a Changmin con voz suave.

 

-          Changmin, es bastante tarde, ¿No crees? Me preocupa que vayas a estas horas solo – murmuró. Changmin entrecerró levemente sus ojos, preguntándose si acaso en realidad Jaejoong estaba diciéndole indirectamente que se fuera. Fue a hablar pero Jaejoong continuó -  SeungJoon-ah, ¿No podrías hacerme el favor de llevar en tu auto a Changmin a su departamento camino al tuyo? Me siento algo cansado – le sonrió tiernamente, mostrando una de aquellas expresiones que podrían calmar hasta una erupción volcánica. El interior de Changmin se calmó levemente al oír cómo Jaejoong no sólo le pedía a Changmin dejarlo, sino también al hombre. Este frunció los labios.

-          Está bien, si es tu amigo puedo hacer un sacrificio – sonrió deslizando su mano sobre su rodilla, la cual acarició delicadamente. Jaejoong se sonrojó levemente y sonrió tímido, alejando la mirada. Changmin se puso en estado de alerta al ver esto.

-          Jaejoong, ¿Puedo hablar contigo a solas? Honestamente era para eso a lo que venía – soltó Changmin de una vez, logrando que el hombre cortara su contacto. Jaejoong fue a responder, pero Changmin lo tomó de la muñeca y lo llevó fuera del departamento.

 

“¡Vuelvo enseguida!” fue lo último que alcanzó a decirle al hombre antes de que Changmin cerrara la puerta de golpe. Jaejoong lo miró expectante.

 

-          ¿Y bien? – preguntó poniendo su mano en su fina cintura tras largos minutos de incómodo silencio. Changmin suspiró pesadamente.

-          ¿Siempre traes a esa clase de hombres a tu departamento? ¡Ese tipo es un verdadero imbécil! – exclamó Changmin cruzándose de brazos. Jaejoong alzó una ceja.

-          ¿Y por qué debería importarte eso ahora? – respondió en seco. Changmin abrió su boca y la cerró un par de veces, sintiendo sus mejillas sonrojar. Aclaró su garganta.

-          Eres mi amigo, Jaejoong, y me preocupa que…

-          No sé si podría hacerme llamar tu amigo, Changmin, no sintiendo lo que siento por ti. Además SeungJoon es un hombre agradable, y muy caballero además. No veo qué es lo que te preocupa, ni mucho menos por qué.

-          ¿Qué no lo ves? ¡Sólo te usará! Se ve en su mirada y la forma en que te toca. Sólo quiere sexo, Jaejoong – lo regañó Changmin sintiéndose alterado. Jaejoong rodó los ojos.

-          No es como si fuera de tu incumbencia con quién me acuesto y con quién no, Changmin. Puedo tener mi primera vez con quien yo quiera – frunció el ceño ofendido, y Changmin, al oír esto, no pudo sino sonrojarse al pensar en el –tentador- hecho de que Jaejoong era virgen.

 

“Virgen, Changmin, ¿Sabes qué significa? Podrías ser su primera vez” le reclamó su conciencia, y sus mejillas se tornaron de un rojo aún más intenso. Aclaró su garganta un par de veces más, intentando alejar aquellos pensamientos de su mente. Jaejoong seguía frunciendo el ceño. 

 

-          Si no tienes nada más importante que decirme, Changmin, volveré adentro – suspiró aún cruzado de brazos, dispuesto a regresar, pero Changmin lo tomó de la muñeca una vez más.

-          No era eso lo que quería decirte – dijo rápido, nervioso. Jaejoong lo miró expectante. No sabía cómo demonios decirlo – uhm… ¿Te agrada vivir aquí?

 

Jaejoong alzó una ceja, notoriamente confundido - ¿Por qué preguntas? – Changmin no le respondió, simplemente lo miró a los ojos insistente. Jaejoong suspiró – Supongo que sí. Es cómodo, aunque sólo tengo los muebles que venían en él y no he podido decolarlo a mi gusto. Aunque no es muy espacioso al menos tengo dónde dormir – se encogió de hombros restándole importancia. Changmin asintió.

 

-          Ya veo.


Se quedaron callados un largo rato. Se podía oír a lo lejos los autos pasar por las calles desiertas allá afuera. El pasillo del edificio estaba helado. Changmin soltó un largo suspiro.

 

-          Quería… Disculparme por esa vez – murmuró acariciando su nuca. Jaejoong abrió levemente sus ojos, asombrado – Creo que yo… No pensé bien las cosas, ¿Sabes? Estaba algo alterado y… - se quedó callado y bajó la cabeza, pues sentía cómo sus mejillas se calentaban – Realmente me he sentido solo este tiempo.

-          ¿En serio?

-          Sí – asintió mirando hacia un punto perdido en el suelo. Jaejoong lo miró insistente, pidiéndole que continuara – Sé que aquí es cómodo, tienes tu propia cama y duermes bien, nadie te molesta y, bueno, tú sabes… Es tu departamento – se encogió de hombros y mordió su labio. – Y cuando vivías conmigo dormías en un sofá incómodo, y… Era frío, pero - Jaejoong lo interrumpió al dejar salir una suave carcajada, de aquellas que le revolvían el estómago al más alto.

-          ¿Estás insinuando que quieres que vuelva a vivir contigo? – dijo con una sonrisa enorme en su rostro y Changmin se sonrojó por completo. Había dado justo en el clavo. Las palabras de pronto se habían trabado en su garganta una vez más. Jaejoong soltó un suspiro – En otra situación probablemente habría aceptado rápidamente aquello. Créeme que lo habría hecho, pero ¿Ahora, Changmin? ¿Luego de haberme rechazado y posteriormente echado de tu casa, quieres que vuelva porque te sientes solo?

 

Changmin bajó la mirada y mordió su labio. Apretó sus puños – Sí – respondió sinceramente, pues ¿Qué otra cosa iba a decir? Esa era la verdad. Era un desgraciado, sí, pero también estaba arrepentido.

 

Jaejoong lo miró entristecido - Lo siento, Changmin...

 

Y tras una última sonrisa entró al departamento.

 

Changmin se dio cuenta entonces que quizás él no era la persona indicada psra Jaejoong... ni para nadie, pues sólo hacía sufrir a la gente que quería. Tendría que darle la bienvenida a una vida solitaria una vez más.

 

 

--

 

 

Era noche buena, y Changmin estaba tan solo que se daba lástima a sí mismo. No había podido ir a visitar a sus padres, pues el dinero no le alcanzaba para casi nada. Sería su primera navidad solo, y aunque Changmin fuera una persona independiente a la que le gustaba la soledad su familia era un tema distinto. Era su familia y si no los veía se sentiría triste.

 

Había estado las últimas dos horas intentando prepararse algo para comer, pues pensaba que al menos podría tener una cena navideña decente, pero al parecer la suerte no estaba de su lado ese día (ni el anterior, ni el anterior a ese...) pues todo lo que había intentado había sido un fiasco. Había llegado a la conclusión de que lo mejor sería pedir algo a domicilio, si es que encontraba abierto algo, claro, y comer solo esa noche mirando la televisión, a ver si encontraba algo además de todas esas películas navideñas baratas que daban todos los años.

 

Finalmente se rindió con la comida, se preparó unos fideos instantáneos y se sentó frente a la televisión en el sofá gastado de la sala (el mismo donde Jaejoong había dormido tantas noches). Minutos antes había hablado con su familia por teléfono, estaban celebrando juntos la navidad y le dijeron cuánto lo extrañaban y que le habían comprado obsequios. Changmin se sintió triste por eso y sólo pudo fingir felicidad. Realmente se estaba sintiendo solo.

 

Por su ventana podía ver cómo nevaba. Debía hacer mucho frío allá afuera, pues aún con la estufa encendida podía sentir la baja temperatura helándole los huesos. Faltaban cinco minutos para el 25 de Diciembre.

 

Comenzaba a quedarse dormido con el tercer tazón de fideos instantáneos que había comido entre sus manos cuando sonó el timbre. Dio un salto poco digno tirando los restos de fideos y sopa que quedaban sobre sus pantalones, frotó sus ojos y caminó a la puerta, confundido y curioso por quién podría ser a esas horas de la noche.

 

Al abrir la puerta su corazón aceleró su ritmo hasta cinco veces más.

 

-          Hola – sonrió el pelirrojo tímidamente cuando Changmin abrió la puerta. Este lo miró de pies a cabeza con los ojos bien abiertos.

-          Jaejoong – musitó el más alto, olvidándose por completo de la mancha de sopa y fideos en su pierna derecha. Se quedó un momento como en trance, hasta que notó que los hombros y el gorro que traía puestos el pelirrojo estaban cubiertos de nieve, al igual que la mochila que colgaba de su hombro – Uh, pasa, pasa – le ofreció haciéndose a un lado. Jaejoong hizo una pequeña venia con una sonrisa tímida en los labios y agradeció el gesto.

 

Se movieron en silencio dentro del departamento. Changmin le pidió las prendas mojadas y las colgó cerca de la pequeña estufa para secarlas, fue a la cocina y puso a calentar agua para preparar algo caliente para que Jaejoong bebiera. Sus manos temblaban al tomar cada cosa. Jaejoong esperaba sentado en el sofá de la sala.

 

Cuando Changmin volvió de la cocina con una taza de chocolate caliente para Jaejoong, este esbozó una sonrisa de aquellas, haciendo que el más alto sintiera su corazón dar un brinco tremendo. Se sentó a su lado y, tras un “gracias” del pelirrojo, observó con atención cómo bebía el contenido dulce de la taza, cerrando sus ojos para disfrutar más el sabor.

 

-          Oh, realmente hace un frío tremendo afuera – susurró tras acabarse la mitad del chocolate. Changmin asintió.

-          Cierto.

-          Uh – pronunció lentamente Jaejoong y miró la hora en su reloj de pulsera. Luego se volvió hasta su mochila y sacó algo de ella. Se lo ofreció a Changmin con un gesto adorable – Ya son más de las 12, Changmin. Feliz navidad.

 

Los ruidos de los pocos autos que rondaban por la calle desaparecieron por completo para Changmin en ese momento, pues probablemente los latidos de su corazón (el cual al parecer se había ido a su cabeza, porque esta le palpitaba ahora como mil demonios) se habían hecho tan fuertes que era lo único que podía escuchar. Extendió sus manos algo tembloroso para recibir la pequeña cajita blanca con el detalle de un moño rojo cubriéndola casi por completo. Miró incrédulo a Jaejoong.

 

-          ¿Es para mí? – preguntó ilusamente. Jaejoong rió.

-          No, es para el otro Chanmin detrás tuyo - rodó los ojos - Claro que es para ti ¿Hay otro Changmin aquí? – Changmin se encogió de hombros, sus mejillas se ruborizaron – Adelante, ábrelo.

-          Pero… Yo no te compré nada, Jaejoong.

-          Qué más da – le restó importancia con un gesto de manos – Vamos, ábrelo, no es gran cosa, pero… - se encogió de hombros una vez más y Changmin apretó sus labios, pues aquellas expresiones desinteresadas eran las que más le gustaban de él.

 

Al abrir la caja no pudo evitar sonreír enternecido. Sacó el contenido y miró a Jaejoong - ¿Un elefante? – rió y Jaejoong se sonrojó.

 

-          No estaba seguro de qué regalarte, y me pareció bonito – se lo quitó de las manos para verlo – Es para tu teléfono celular, así puedes acordarte de mí cada vez que lo veas – se lo devolvió una vez más – Digo, no es que quiera que te acuerdes de mí a todo momento – se excusó de inmediato en caso de haber dicho algo que no debía. Changmin rió.

-          Gracias, es bonito – lo miró con atención enternecido por el gesto. Era un pequeño elefantito gris de felpa el cual, por alguna razón, le recordaba realmente a Jaejoong. No porque él se lo hubiera regalado, sino por el animal en sí. Se estiró para alcanzar su teléfono y se lo puso – Se ve bien, aleja la atención de este cacharro – miró el teléfono riendo y Jaejoong rió con él.

-          Creo que los fideos en tu pantalón llaman más la atención – murmuró divertido y Changmin se sonrojó al acordarse del tazón de fideos que había tirado minutos antes.

-          Lo siento, ya vuelvo – se encogió de hombros y fue a limpiarse.

 

Una vez de vuelta conversaron y rieron de forma muy natural, como si nunca nada hubiera pasado. De vez en cuando Changmin recordaba el beso, y aquello le hacía sonrojar de maneras increíbles, pero intentaba alejar esos pensamientos de su mente con todas sus fuerzas para que Jaejoong no preguntara. Podía no parecerlo, pero el pelirrojo era bastante inteligente y podía captar con mucha facilidad cuando Changmin se sentía incómodo, feliz, triste o molesto. ¿Quizás esa conexión se debía a algo más?

 

Esperaba que no.

 

Cuando el tiempo había avanzado y era demasiado tarde Changmin le había preguntado a Jaejoong si se iría a esas horas o prefería dormir ahí e irse por la mañana. Jaejoong lo había mirado con una enorme sonrisa y había soltado una pequeña risa que le había puesto los pelos de punta al más alto.

 

-          Había olvidado eso – se encogió de hombros algo avergonzado. Changmin alzó una ceja - Querías que volviera a vivir contigo, ¿No?

 

Changmin lo miró serio y asintió algo acongojado – Sí – dijo confundido. Jaejoong levantó su mochila y la movió frente a su vista.

 

-          No tenía muchas cosas para traer, no he comprado mucha ropa y los muebles eran los del departamento – suspiró y Changmin abrió su boca sin decir nada. Jaejoong abrió sus ojos grises y brillantes – Digo, si es que aún sigue en pie eso, porque si quieres que me vaya yo… - habló apresurado y asustado, pero Changmin hizo un gesto con las manos indicándole que se calmara.

-          No, no, no es eso – se apuró a decir y se encogió de hombros – Puedes quedarte el tiempo que quieras, pero… ¿Estás seguro? Hace frío y el sofá no es lo más cómodo…

 

Jaejoong negó con la cabeza – No me importa, es mejor que estar solo – sonrió ampliamente y Chagmin le devolvió la sonrisa.

 

 

--

 

 

Se despertó de pronto por el frío que comenzó a sentir en su cuerpo. Notó que el cubre camas se le había caído. Se levantó, se puso un chaleco y salió de la habitación para ir al baño. Al salir de la habitación fijó su mirada en Jaejoong. Estaba durmiendo (o al menos eso parecía), bien acurrucado en el sofá. Temblaba, envuelto con las mantas para darse calor. Aquella era, realmente, una noche muy fría. Al volver del baño se quedó mirando a Jaejoong nuevamente. Seguía temblando. Aclaró su garganta y susurró suavecito:

 

-          ¿Estás despierto?

 

Hubo un momento de silencio, y un “Hm-hmm” salió de la boca de Jaejoong, asintiendo. Changmin curvó sus labios.

 

-          ¿Tienes frío?

-          Un poquito – respondió Jaejoong riendo, quitándole importancia, su voz oyéndose cubierta por todas esas mantas.

-          Veré si tengo otra manta…

 

Entró a su habitación y caminó al armario. Se detuvo y miró su cama. Fácilmente cabían dos personas. Se sonrojó un poco. Frotó sus hombros fríos y suspiró, sintiendo su nariz helada. Su cama era muy caliente y Jaejoong se estaba congelando allá afuera. Su corazón comenzó a latir. Se acostó nuevamente y tomó su celular.

 

Jaejoong intentaba darse calor de todas las formas posibles, pero era inútil. Ya estaba cansado de frotar sus manos y brazos, estaba envuelto en las mantas y aún así tenía demasiado frío. Llevaba horas despierto, pues el frío realmente se había hecho notar esa noche. Y para variar el sillón no era lo más cómodo para dormir. Cerró sus ojos una vez más, intentando conciliar algo de sueño, cuando su celular vibró, haciéndole dar un leve salto. Estiró su mano y lo tomó, sintiéndolo completamente helado y abriéndolo para leer el mensaje de texto que acababa de recibir.

 

Era de Changmin. Se sintió extrañado, pues no tenía sentido que le enviara un mensaje a estas horas, y menos estando a metros de distancia. Lo abrió y sus mejillas se enrojecieron al leerlo.

 

Hace frío afuera y... Mi cama es grande… La puerta está abierta”

 

Miró hacia la puerta. Efectivamente estaba entre abierta. Changmin solía cerrarla con seguro, así que eso era muy extraño. Dudó largo rato. Quizás era una broma. Pero él realmente se moría de frío, y Changmin le estaba ofreciendo dormir con él.

 

… Aquello sería un sueño.


Se levantó algo temeroso, envuelto en una de las mantas, y caminó hasta la habitación. Se asomó para mirar hacia dentro. Changmin dormía (o eso parecía), se mantenía acostado bien a la orilla, dejando suficiente espacio para una persona más. Se acercó hasta quedar al otro extremo. Miró fijamente, buscando algún movimiento o reacción en Changmin, pero este ni siquiera se movió. Se sentó en la cama y metió sus pies bajo las gruesas mantas, sintiendo el calor al instante. Se mantuvo sentado, mirando la espalda de Changmin.

 

-          ¿En serio puedo? – preguntó en un susurro. Changmin no contestó.

 

Decidió recostarse de una vez. Se acurrucó en la cama, sintiendo el calor comenzar a hacer efecto, pero realmente no estaba seguro si ese calor se debía sólo a las mantas. Miró la espalda de Changmin, tan cerca de él. Sintió su corazón latiendo a gran velocidad. Sus ojos se mantenían bien abiertos. Se sintió tentado a acercarse, pero no debía. Changmin lo sacaría a patadas de su cama si lo hacía.

 

¿Pero y si no?”

 

Suspiró levemente, temblando. Esperó unos instantes, Changmin seguía sin moverse. Volvió a suspirar, “Al diablo. Es tu única oportunidad” pensó, y sin pensarlo una vez más se acercó lentamente a él, hasta quedar pegado a su espalda.

 

Changmin dio un leve salto. Jaejoong pudo sentirlo, pero también pudo sentir cómo intentó disimularlo. Sus mejillas se calentaron y su respiración se agitó. Estaba tan cerca, tan cerca que parecía irreal. Movió sus pies y rozó los del más alto. Pudo oír cómo la respiración del menor se agitaba. Sin poder controlar sus impulsos estiró sus brazos, y lentamente rodeó la cintura de Changmin con ellos, envolviéndolo y acercándolo más a él.

 

Las mejillas de Changmin se sonrojaron por completo y su estómago sintió mariposas. El pecho de Jaejoong se pegó a su espalda. Aquel contacto le hizo sentir un escalofrío, pero uno de los buenos. Los latidos de su pecho ya no cabían en él. Jaejoong suspiró. Su suspiro rozó su oreja, haciéndole temblar. Intentó controlar su respiración, pero le fue imposible. Lentamente, dudoso, movió sus manos, casi por inercia, y sin esperar más tomó las manos de Jaejoong, aferrándose a ellas, apretándolas contra su pecho. Jaejoong movió sus dedos, tembloroso, y deslizando su suave piel por la propia entrelazó sus dedos con los de Changmin con lentitud. Changmin se encogió de hombros, sintiendo su corazón latir como nunca antes lo había hecho. Aquello se sentía… realmente maravilloso.

 

El pelirrojo cerró sus ojos, una enorme sonrisa dibujada en sus labios. Suspirando una vez más se acurrucó más junto a Changmin, y acariciando sus manos con su dedo pulgar se durmió contra su cuerpo, abrazados, sintiendo el calor del otro.

 

Y Changmin debía decirlo: jamás en su vida había dormido tan bien como aquella noche.

 

 

--

 

 

Cuando despertó la mañana siguiente se encontró solo en su cama. Se enderezó y frotó sus ojos, y en seguida sintió aquella exquisita sensación de ser rodeado por los brazos de  Jaejoong una vez más. Sintió sus mejillas sonrojar y su pecho agitarse. Últimamente reaccionaba así muchas veces al día, estaba comenzando a aburrirse de aquello.

 

Se levantó y estiró su cuerpo como un gato, despeinó un poco su cabello y caminó al baño para lavar su cara. No se sentía cansado, no se sentía somnoliento. Era increíble, pero al parecer Jaejoong tenía propiedades curativas y ayudaba a tener un buen sueño (Quizás pudiera rentarlo para que la gente pueda dormir. Sería una buena forma de ganar dinero).

 

¿Qué dices, Changmin? ¿Quieres que todo el mundo lo manosee?” pensó al mirarse al espejo, y pudo ver en su propio reflejo cómo sus mejillas se ponían de color rojo. Gruñó suavemente y volvió a mojar su cara. Al salir del baño un exquisito aroma envolvió sus sentidos, y casi por inercia caminó a la cocina. Se encontró con Jaejoong usando un delantal de cocina -el mismo floreado que usaba cuando lo vio en el departamento- quien, tarareando una canción (y vaya qué hermosa voz tenía) preparaba lo que parecía ser un gran desayuno. Al girarse y encontrarse con la mirada asombrada de Changmin no pudo sino sonreír cómplice, relamiendo sus labios como solía hacerlo cada vez que los sentía secos.

 

-          Qué maleducado soy – murmuró con esa sonrisa tímida – Ni siquiera te pedí la cocina, lo siento.

-          No, está bien – recorrió con su vista la mesa, viendo todas las deliciosas cosas que Jaejoong había preparado quizás desde qué hora. Jaejoong se apresuró a hablar.

-          Un tazón de fideos instantáneos no es la mejor cena navideña que digamos, así que pensé que un buen desayuno de navidad sería algo bueno para ti – indicó con las manos las delicias sobre la mesa – Espero te guste.

-          ¿En serio prepararse todo esto? – Preguntó asombrado - ¿Para mí? – Abrió sus ojos de forma cómica y Jaejoong rió - ¿Sabes cocinar?

-          Bueno, cuando te pasas el tiempo solo en un departamento aburrido comienzas a experimentar cosas nuevas y… Descubrí que soy bastante bueno cocinando – se encogió de hombros – Anda, vamos a comer – lo invitó ofreciéndole una silla y Changmin aceptó sin siquiera pensarlo, pues era comida de lo que hablaban, y Changmin realmente adoraba la comida.

 

Y disfrutaron de la deliciosa comida que Jaejoong había preparado entre risas, bromas y golpes, disfrutando de la compañía del otro como no lo hacía desde hace mucho. La comida había sido realmente deliciosa, Jaejoong era de verdad una persona talentosa. Changmin sentía que, si fuese mujer, realmente no dudaría en casarse con él.

 

Si fuera mujer… ¿Te haría más feliz que fuese mujer? ¿Te gustaría tanto como te gusta así, siendo un chico?”

 

Se atoró al en aquella idiota idea, y tomando un poco más de café intentó disimular con una sonrisa en el rostro, dándole nuevamente la bienvenida a Jaejoong.

 

 

--

 

 

Había comenzado un nuevo año y el mes de Enero terminaba para dar paso al mes de Febrero. Resulta que Jaejoong había conseguido un trabajo cuando había comenzado a vivir solo, y aunque no le quería decir aún qué era, estaba ganando bastante bien. Changmin se sentía mal por aprovecharse de sus ganancias, aún cuando Jaejoong insistía en que no importaba, pues Changmin lo había mantenido durante un largo tiempo. Su relación iba bien, peleaban como siempre y reían como siempre, y Changmin había logrado por fin controlar los sentimientos que tenía por Jaejoong.

 

Lo sabía. Seguía siendo un idiota, pero no podía evitarlo.

 

Pero Changmin no tenía buena suerte, nunca la había tenido.

 

Ver películas durante los tiempos libres de Jaejoong se había hecho una costumbre desde hacía ya un largo tiempo. Tardes viendo cintas películas pésimas que arrendaban en un videoclub barato cerca del departamento de Changmin. Reían a carcajadas con esos efectos de “gran calidad”, con los diálogos pasados de moda y las expresiones de los actores. Entonces se miraban con sonrisas en sus labios, se sonrojaban, se miraban fijamente y volvían a reír, pues por alguna extraña razón cuando estaban con el otro no podían hacer más que reír. ¿Nervios, quizás? Changmin negaba esa realidad, como siempre.

 

Entonces el teléfono de Jaejoong sonó, y con ella una nueva discusión apareció.

 

Era un mensaje de texto, y Jaejoong había alzado su teléfono olvidando por completo un detalle importantísimo: el colgante de su celular.

 

-          Jaejoong - murmuró Changmin mirándolo serio, viendo cómo el pequeño animal de felpa se balanceaba de un lado a otro. Jaejoong mantuvo su boca abierta durante largo tiempo hasta que reaccionó y escondió el teléfono. Changmin alzó una ceja y extendió su propio celular - Es el mismo, ¿No? - preguntó. Jaejoong se sonrojó y asintió - ¿Por qué el mismo?

 

Jaejoong se quedó callado largo rato, sus mejillas sonrojadas y su ceño fruncido en un leve puchero. Changmin insistió.

 

-          Sólo quería sentir que compartíamos algo más que una amistad - soltó y Changmin abrió sus ojos y frunció los labios.

-          Compartimos más que eso, Jae. Compartimos departamento, cama, una buena amistad. ¿Acaso no es sufi...?

-          ¡No! - gritó Jaejoong, interrumpiéndolo - ¡No es suficiente! ¡Mi corazón necesita más que eso para poder sentirse vivo! ¿De qué me sirvió entonces obtener una vida esa noche si no puedo tenerte? ¡Necesito...!

-          ¡Ya basta, Jaejoong! - gritó Changmin poniéndose de pie - No entiendo siquiera por qué insistes en esto, aún cuando te dije que tú no me gustabas - mintió de la peor manera posible.

 

Jaejoong lo miró fijo, sus ojos comenzaron a humedecerse. Mordía su labio y temblaba de pies a cabeza. Changmin suspiró e intentó acercársele, pero Jaejoong le golpeó la mano con fuerza para alejarlo.

 

-          Jaejoong, por favor, cálmate... - susurró. Jaejoong gritó.

-          ¡No me pidas que me calme! ¡No puedo calmarme! He soportado que me rompas el corazón todo este tiempo, pero ya no puedo más - le apretó el antebrazo con la mano - me gustas demasiado, Changminnie, y no puedo más con esto.

-          ¡Y-y no es mi culpa! Desde un principio fuiste tú el que se...

-          ¿El que se ilusionó? ¿Eso es? - rió con desesperación - me dejas vivir aquí, me tratas bien, me alimentas y me das un techo, me das esas relucientes sonrisas ¿Y pretendes que no aflore ningún tipo de sentimiento? - murmuró a punto de ponerse a llorar - Y luego me rompes el corazón luego de decir que no te gusto. Pero yo sigo enamorado, porque no puedo evitarlo. Y luego haces ese ataque de celos por SeungJoon hyung, me pides que vuelva a vivir contigo ¡Y me permites besarte! Luego como un imbécil regreso porque soy un retardado, ¡Eso soy! Y tú sigues siendo tan lindo y me dejas dormir contigo, me abrazas por las noches y y... ¿Y pretendes que no me enamore? ¡¿Pretendes que piense que no sientes nada?!

 

Se miraron fijamente largos segundos. El dolor reflejado en los ojos de Jaejoong realmente lastimaba a Changmin. El pelirrojo tenía ese poder: expresar absolutamente todo con sólo una mirada.

 

Changmin sentía que ya no podía aguantar más. Sentía que se acercaba el vómito verbal. Jaejoong continuaba discutiendo con esa expresión de tristeza y dolor partiéndole el alma. Changmin respiró profundamente, pero no pudo más.

 

-          ¡Ya basta! – gritó interrumpiendo a Jaejoong. Se quedó callado unos instantes, pero no pudo evitarlo y continuó - ¡Por favor, en serio! ¡Basta! ¡Ya no puedo más con esto, por Buda! – llevó sus manos a su cabeza con desesperación.

-          De qué estás… - susurró Jaejoong sin entenderlo. Changmin gruñó en frustración.

-          ¡Se supone que no debería ser así, pero no puedo evitarlo! ¡Desde que llegaste a mi vida has causado enormes cambios y de verdad lo odio! - su rostro comenzó a sonrojarse por el volumen de sus gritos y su enojo - ¡Siempre intenté esconderlo y negarlo, pero tú llegas y me miras con esos ojos y-y tu sonrisa y me sonríes y eres tan tú, eres tan tú  y me encanta que seas así porque me gustas! - comenzó a balbucear sin detenerse. Jaejoong lo miraba con la boca y los ojos bien abiertos. El rostro de Changmin se había puesto más rojo, pero esta vez no era exactamente por el enojo - ¡Y debería enojarme que me gustes porque eres hombre y yo también soy hombre y a los hombres no deben gustarle otros hombres, pero lo que realmente me molesta es que no me moleste! - se tapó el rostro con ambas manos  -  ¡Porque de verdad me gustas, Jaejoong! ¡Me gustas mucho! ¡Y ya no sé qué hacer con esto porque sé que te lastimé rechazándote y me siento tan mal, pero aún así vienes hacia mí con una sonrisa como si nada hubiera pasado jamás y eres tan jodidamente lindo conmigo y...!

 

Se quedó callado cuando sintió una mano posarse en su mejilla, y al instante los suaves y abultados labios de terciopelo de Jaejoong se posaron sobre los suyos en un tierno beso que le robó el aliento por completo. Y Changmin no era para nada tonto, así que no dudó en corresponder al instante.  Se encontró con los ojos de Jaejoong cuando se separaron. Esos expresivos y grandes ojos que lo miraban desde abajo. Tan hermosos…

 

-          Changmin-ah...

 

El cuerpo entero de Changmin tembló ante ese susurro. Intentó hablar, pero sólo un suspiro salió de sus labios. Las pupilas de Jaejoong se encontraban dilatadas por completo. Un silencio los envolvió, pero era un silencio tan cómodo que habrían podido quedarse así por horas.

 

-          Changmin-ah... - volvió a susurrar. Changmin lo miro a los ojos.

-          ¿Hmm?

-          Cállate, ¿Quieres? - se acercó lentamente, tembloroso. Changmin mordió su labio y asintió como tonto.

-          Sí - murmuró.

 

Y volvieron a besarse nuevamente.

 

Changmin debía decirlo. Había sido un retardado por haberse negado todo ese tiempo y haber esperado tanto para besar aquellos abultados labios que le ponían los pelos de punta. Eran la gloria. Cada toque y el ruido de sus labios uniéndose, sus bocas devorándose, cada segundo los llevaba a la cima. A lo más alto. Se sentía flotar, se sentía tan ligero que le preocupaba haber muerto, o que fueran alucinaciones causadas por un accidente o algo de lo que no se dio cuenta.

 

Oh, no... Ese suspiro había sido más que real.

 

-          Changmin - murmuró Jaejoong - por una vez en tu vida deja de pensar y sólo actúa - lo miró a los ojos. Changmin asintió, sonrojado, y sin decir más comenzó a besar su cuello con suavidad - Uhmm - sonrió Jaejoong echándose para atrás, dejándose caer sobre el sofá lentamente, llevándose con él a Changmin.

 

Sus besos resonaban por toda la sala haciendo una sinfonía con sus respiraciones y sus latidos. Sus manos comenzaron a dejar la timidez a un lado para explorar tierras desconocidas. Cuando Changmin notó que se encontraba entre las piernas de Jaejoong no hizo más que sonreír y apretar sus muslos con sus manos. Jaejoong gimió de sorpresa. El más alto lamió lo visible de sus clavículas por el cuello en V de su camiseta, para luego besar y chupar su piel pálida de porcelana. Las manos de Jaejoong se metieron bajo su camiseta, tocando su piel, sintiendo sus vértebras con la yema de los dedos. Changmin sentía su entrepierna cosquillear, dejándose llevar por las sensaciones.

 

Y entonces Changmin recordó algo muy importante...

 

Y se alejó.

 

-          ¿C-Changmin? - dijo Jaejoong asombrado, sus ojos bien abiertos, sus labios rojos y su ropa desordenada.

-          Yo, uh... Recordé algo... Importante - dijo con voz entrecortada - debo... Hmm, ya vuelvo - se levantó apurado y tras ponerse la sudadera y las zapatillas corrió fuera del departamento, no sin antes oír un fuerte gemido de decepción de parte de Jaejoong.

 

Changmin era el peor.

 

--

 

Entró al departamento algo nervioso, con una bolsita de papel entre las manos. El sonido de sus llaves resonó en la sala, pero nadie vino.

 

-          Ya estoy en casa - canturreó nervioso. La bonita voz de Jaejoong le respondió desde la cocina.

-          Bienvenido - susurró cuando Changmin se asomó por la puerta y lo saludó con la mano - Estoy preparando la cena - le sonrió y Changmin le devolvió el gesto.

-          Uh, sí. Gracias - se encogió de hombros - ya vuelvo - dijo algo nervioso y Jaejoong sonrió aún más decepcionado.

-          Claro.

 

Y Changmin se encerró en su habitación.

 

A la hora de la cena Changmin actuó normal,  como si nada hubiera pasado aquella tarde. Y Jaejoong suspiró reiteradas veces comiendo a la nada, y Changmin sabía el por qué. Cuando terminaron de comer y Jaejoong dijo que recogería los platos Changmin dijo que debía hacer algo. Una vez más se encerró en la habitación y una vez más Jaejoong suspiró resignado.

 

Cuando estaba por terminar de lavar Changmin gritó desde la habitación:

 

-          ¡Jaejoong-ah! ¿Puedes venir? Tengo... Un problema - gritó. Jaejoong se encogió de hombros.

-          ¡Ya voy!

 

Terminó de secar todo rápido, y cuando entró a la habitación casi se le cayó el rostro por la impresión - P-pero qué...

 

Las luces estaban apagadas y la habitación era levemente iluminada por la luz de un montón de velas de colores. La cama y parte del suelo se encontraban cubiertos por pétalos de rosa y el lugar olía a incienso. Jaejoong miró a Changmin, anonadado.

 

-          ¿Changmin, qué es esto? - comenzó a reír nervioso, cubriendo su boca con su mano y sintiendo sus mejillas arder. Changmin se le acercó con lentitud.

-          No tengo experiencia con cosas románticas, ni mucho menos es mi estilo... - murmuró agachando la vista. Finalmente lo miró a los ojos y se sonrojó - pero creo que te mereces esto... Por tu paciencia - se le acercó – Lo siento – susurró y acortó la distancia entre ambos, atrapando la sonrisa de Jaejoong con sus labios.

 

Recostó con suavidad a Jaejoong sobre todos aquellos pétalos rojos, así como su cabello y sus labios, igual de aterciopelados que su piel. Igual de delicados. Comenzó a repartir besos en su cuello, en sus mejillas, en sus labios, en todo su rostro. Jaejoong suspiraba reiteradas veces, dejándose llevar, con la sonrisa más grande en sus labios. Sus manos se mantenían aferradas al cuello del más alto, amarrándolo en un abrazo que no parecía querer soltarse en un largo rato.

 

Sus besos chocaban y sus sonrisas colisionaban una y otra vez, en una guerra por quién obtenía mayor territorio. ¿Y que si Changmin había recordado en algún momento que el chico bajo su cuerpo era ni más ni menos que eso, un chico?

 

Pues honestamente, en este instante, aquello le importaba un reverendo comino.

 

El tiempo pasaba lento, no se sentía desesperado. Sus suspiros chocaban contra el otro. Se miraron a los ojos largo rato, ansiosos. Jaejoong volvió a reclamar sus labios en un profundo beso que le quitó hasta el último resto de aliento, exprimiéndolo por completo con pasión y alma. Changmin sentía la necesidad de mantener sus ojos cerrados, pero al mismo tiempo quería continuar mirando las hermosas facciones del chico bajo su cuerpo. Era tan delicado, y cuando tomó con sus manos su cintura diminuta se sintió completamente dominante. Aquella era una sensación que lo había dejado estupefacto.

 

-          Changmin-ah – suspiró en su oído Jaejoong, besando su oreja con parsimonia. Y Changmin sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, pues como nunca sus orejas eran su punto más débil.

 

No. Jaejoong era su Talón de Aquiles en este momento.

 

El más alto tuvo el valor para mover sus manos por su cuerpo, recorriendo su figura, su silueta. Delineando cada centímetro de él. Su camiseta blanca se sentía tan delgada de pronto, que no pudo evitar ver por debajo de la tela aquellos dos botones que le hacían agua la boca. Sin contenerse los rozó con la yema de sus dedos, ganándose un bonito gemido con su nombre en él. Changmin se sintió un ganador, y quiso ganar todo el resto de los premios.

 

Comenzó a masajear con sus dedos sus pezones endurecidos por sobre la tela. Jaejoong se curvó levemente hacia atrás, elevando su pecho. Su rostro se veía enrojecido. Se preguntaba qué color tendrían sus pezones. Sin siquiera preguntarle levantó la camiseta hasta la altura del cuello, regocijándose por aquella vista panorámica de su pecho desnudo, pálido, con aquellas dos bellezas rosadas  pidiendo atención. No quiso ser egoísta y, dejando atrás cualquier tipo de timidez, acercó su boca a uno de ellos para comenzar a chupar y lamer con delicadeza aquella delicada zona.

 

 -Oh, ohh ¡Changmin! – gimió con fuerza Jaejoong al sentir su boca y sus labios y su lengua juguetear con su piel sensible. Las manos del pelirrojo se aferraron al cabello del chico sobre su cuerpo, enredándolo entre sus dedos, gimiendo y jadeando como si no hubiera una mañana.

 

Gracias a aquello Changmin había aprendido que los pezones de Jaejoong eran un punto bastante interesante, y que podía lograr sonidos completamente deliciosos jugando un rato con ellos.

 

Jaejoong se removía bajo su cuerpo desordenando las sábanas pulcramente ordenadas. Su respiración agitada se hacía cada vez más notoria. Changmin creyó por un momento que si seguía así Jaejoong fácilmente alcanzaría el orgasmo.

 

Se alejó de su pecho y lo miró a los ojos – Eres bastante sensitivo, ¿Eh? – sonrió cerca de su rostro. Jaejoong se sonrojó y en lugar de contestar atrapó una vez más sus labios en un profundo beso.

 

Continuaron tocándose, sintiendo el calor corporal cada vez aumentar más y más. El corazón de Changmin latía, se sentía peligrosamente excitado. Entonces había recordado por un momento su experiencia en el prostíbulo, y no pudo sino sonreír pues sin importar qué aquella vez no había logrado sentir ningún tipo de excitación.

 

Ahora, sólo con un gemido de Jaejoong se sentía en las nubes.

 

Changmin desabotonó el pantalón del pelirrojo con sus dedos temblorosos, bajando el cierre y deslizando lentamente la prenda hacia abajo. El pecho de Jaejoong subía y bajaba con rapidez. Estaba ansioso, nervioso. Entonces recordó algo, una voz sonando en su mente “Virgen, Changmin. Virgen” recordó y su estómago se revolvió con una fuerza inhumana. Entonces lo miró a los ojos una vez más, temblando.

 

-          Quiero… Hacerte sentir bien – murmuró acariciándole el rostro. Jaejoong abrió sus ojos y en su rostro pudo verse una extraña expresión, la cual Changmin no se esperaba. Besó su cuello con parsimonia, lamiendo su piel, saboreando su particular gusto. Jaejoong se quedó callado.

 

Dejó su cuello abusado para dirigirse a sus labios, y cuando lo besó con pasión y no recibió ninguna respuesta del más bajo –ni siquiera correspondió el beso- lo miró confundido.

 

-          ¿Pasa algo?

-          ¿Uh?

 

Jaejoong lo miraba con los ojos bien abiertos, serio, extraño. Changmin acarició su mejilla con sus dedos. Jaejoong se veía nervioso. Changmin frunció los labios.

 

-          ¿Te sientes incómodo? – preguntó acomodándose – Te ves raro.

-          ¿Uh? No… yo no – se quedó callado y alejó la mirada. Se quedó callado un largo rato, hasta que Changmin notó cómo los ojos del pelirrojo se humedecían levemente. Jaejoong alejó el rostro para que no lo viera.

-          ¿Jaejoong? ¿Estás bien? – se acercó a su rostro y lo obligó a mirarlo - ¿Jaejoong? Si no quieres yo no te voy a obligar, yo…

 

Jaejoong apretó sus labios y ladeó su rostro, intentando alejar su mirada de la de Changmin. Se quedó en silencio, temblando con suavidad. El corazón de Changmin latía por la preocupación.

 

-          L-Lo siento tanto… - dijo con voz entrecortada, y al decir estas palabras un sollozo se escapó de su garganta. Cubrió su boca con su mano, avergonzado. Changmin lo miró nervioso, sin saber a qué se refería. Fue a preguntar, pero Jaejoong se adelantó – Tenías razón… - dijo, con una sonrisa lastimada en su rostro. Changmin sintió una punzada en el pecho.

-          ¿Sobre… qué? – se atrevió a preguntar,  y Jaejoong mordió sus labios con fuerza, aún sin mirarlo.

-          Me prometió que me llamaría después de esa noche – murmuró tembloroso, asustado - Yo le creí... – susurró, sin mirarlo. Entonces sonrió dolido - Hasta hoy no me ha llamado y no he vuelto a saber de él.

 

Y una pequeña risita nerviosa llenó el lugar, escondiendo lo que en realidad Jaejoong quería hacer: llorar, llorar a mares. Changmin no dijo nada. Su corazón se sentía oprimido. Se atrevió al fin a hablar.

 

-          ¿Fue ese hombre? ¿SeungJoon? – dijo en voz baja. Jaejoong asintió acongojado, y sin aguantar más cubrió su rostro con ambas manos, comenzando a llorar sin remedio.

-          L-Lo siento tanto – murmuró entre sollozos, su voz temblando como nunca antes la había oído – De v-verdad lo siento. Yo sólo… - respiró con fuerza cuando Changmin no dijo nada – Yo sólo me sentía tan solo… Me dolía que no me quisieras como yo lo necesitaba – sollozó con amargura. Changmin mordió su labio - ¡Me sentía tan rechazado! Y él estaba ahí y yo... ahora me arrepiento tanto – sollozó más. Changmin seguía en silencio – Quería que… mi primera vez fuera la mejor. Quería que fuera algo que recordaría por siempre… Quería que fuera romántica, Changmin. Quería sentirme amado – lloró más fuerte, cubriendo su rostro por las gotas salinas que brotaban de sus ojos grises – Y yo no…

 

Se quedó en silencio cuando una de las masculinas manos del más alto se posó en su mejilla, acariciándolo con delicadeza. Sólo en ese momento giró el rostro para verlo a los ojos. Changmin le sonreía con tanta honestidad que se sintió en el cielo por primera vez.

 

-          Tú no tienes nada de culpa, Jaejoongie – murmuró – el culpable aquí soy sólo yo. Realmente lo siento – besó su frente con ternura – Pero ¿Sabes? – le sonrió más. Jaejoong abrió sus ojos, curioso – Tu primera vez será la que tú quieras, Jaejoong. Aquella que disfrutes… Es tu cuerpo. Tú decides – envolvió su rostro con ambas manos – Hagamos como si aquella noche jamás hubiera pasado y ya, ¿Sí?

 

Jaejoong apretó sus labios con fuerza intentando contenerse, pero fue inútil. Un fuerte llanto fue su respuesta, y como si de un niño pequeño se tratase se aferró a su cuerpo con todas sus fuerzas, temblando por los fuertes sollozos que experimentaba. Changmin le acarició la espalda.

 

-          Q-Quiero olvidarlo, Changmin. Hazme olvidarlo – lloriqueó en su hombro, y Changmin lo alejó para sonreírle con toda la honestidad posible. Jaejoong se sonrojó por aquella mirada tan profunda.

-          Me encargaré de hacerte tener la primera vez más hermosa de todas – murmuró, y sin decir más lo besó con pasión.

 

Los sonidos a sus alrededores no importaron más, ni el frío del invierno ni lo que pudiera suceder mañana. A Changmin no le importaba ese desgraciado, ni su familia ni qué sería de su vida. Sólo importaba Changmin y Jaejoong, el aquí y el ahora.

 

-          Gracias… - susurró Jaejoong con una sonrisa, y se dejó llevar por todo ese mar de sensaciones que ahora se apoderaba de su cuerpo.

 

Gimió cuando las manos de Changmin comenzaron a acariciar sus caderas, quemando cada centímetro de su piel por su tacto ardiente. Entonces notó que Changmin seguía vestido, y sabiendo lo innecesarias que eran aquellas prendas las quitó de su cuerpo con total seguridad, besando y acariciando el pecho color canela del más alto. Changmin comenzó a frotarse contra su cuerpo, sintiendo a través de sus ropas interiores sus intimidades. El miembro despierto del pelirrojo se rozaba contra el propio, creando las más grandes sensaciones jamás antes sentidas.

 

Estaba demasiado excitado. Aquello era peligroso.

 

Decidió que ya era demasiado toqueteo. Quería llegar más lejos. Sin siquiera pensarlo dos veces se quitó los pantalones y la ropa interior, tirándolos fuera de la cama. Jaejoong lo miró fijo, viendo su miembro erecto con atención. Era más grande de lo que había creído. Lamió sus labios casi por inercia, haciendo a Changmin sentirse levemente cohibido. Jaejoong hizo lo mismo y se quitó la ropa interior, tirándola al montón de ropa sobre el suelo de madera. Comenzó a masturbarse con delicadeza, gimiendo, calentando aún más a Changmin. Este se estiró para alcanzar la bolsita que había traído.

 

-          ¿Qué traes ahí? – preguntó Jaejoong curioso, lamiendo sus labios, sin dejar de tocarse. Changmin sacó ambas cosas de la bolsa.

-          Esta tarde recordé que no tenía… Y quería hacerlo bien. No quería causarte dolor – dijo mirando los preservativos y la botellita de lubricante. Fijó su atención en el segundo objeto y sonrió de forma lasciva – Oh, vaya. Qué curioso – sonrió enormemente, y antes de que Jaejoong dijera algo el más alto vertió una buena cantidad sobre el miembro erguido del pelirrojo, haciéndole gemir por la sensación helada de este – Vamos a ver si realmente sabe a frutas tropicales – sonrió enormemente, y agachándose con lujuria tomó el miembro de Jaejoong y lo lamió por toda su extensión, degustando el particular sabor del lubricante.

 

Jaejoong se deshizo en gemidos con expresiones bastante subidas de tono, sujetándose de las mantas para calmarse un poco. Changmin se sintió extasiado por aquellas reacciones, así que sin más lo metió entero en su boca, comenzando a moverse de arriba abajo.

 

Recordó con gracia a aquella mujer que le había practicado sexo oral hacía tantos años, con la cual no había sentido absolutamente nada. Ahora él mismo estaba haciendo aquello, dándole placer de una forma que jamás creyó pondría a prueba. Jaejoong parecía querer llorar, pues sus gemidos escandalizados cada vez se hacían más fuertes y alargados. Realmente Jaejoong era una persona muy sensitiva.

 

Aprovechando el lubricante que había chorreado con los movimientos de su boca y su mano descendió su palma y en forma de sorpresa metió un dedo en la entrada de Jae, ganando un salto de sorpresa junto a un fuerte gemido de asombro. Comenzó a moverlo, sintiendo cómo en un principio se tensaba, para luego relajarse y dejarse llevar por las sensaciones. Dio una succión fuerte la cual hizo que Jaejoong soltara un gemido-sollozo. Metió entonces otro dedo, metiéndolos y sacándolos con lentitud.

 

-          Ya, Y-yah... - gimió el pelirrojo - basta... Te quiero a... A ti, hah…

-          ¿En serio? - dijo Changmin con una sonrisa. Entonces metió otro dedo, sacándole un ronco gemido al más bajo - ¿No te gusta esto? - movió sus dedos en forma de círculos, y aquello al parecer causó una reacción en el pelirrojo, pues soltó un sonido parecido a un llanto y cerró sus ojos por completo. De su boca abierta corría un hilo de saliva, el cual Changmin lamió con su lengua. Volvió a presionar el mismo punto con sus dedos y Jaejoong volvió a lloriquear por el placer.

-          ¡P-por favor Changmhmm! Ah-ahh - mordió sus nudillos cuando Changmin dio una succión fuerte, el sonido llenando sus oídos. Entonces se alejó al fin algo agitado, lamió sus labios y se puso uno de los preservativos, mordiendo su labio - Changmin... Changmin, por favor - suplicó con los ojos entrecerrados, temblando de pies a cabeza. El moreno se acercó a él con una sonrisa y le besó los lamios, sacando dus dedos.

-          Tranquilo… - susurró en su oído comenzando a entrar lentamente en él, sintiendo la estrechés rodear su erección. Soltó un largo jadeo hasta entrar por completo y se detuvo. Jaejoong abrió más sus piernas y sonrió con satisfacción, echando la cabeza hacia atrás. Changmin besó sus labios y lamió su cuello, comenzando a moverse con lentitud, sintiendo su entrepierna quemar. Jaejoong gimió, acariciando el cabello castaño del más alto, se acercó a él y suspiró en su oído, susurrando tiernas palabras en él.

 

Changmin sentía mariposas en su estómago, millones de ellas revoloteando. Estaba haciéndolo con él. Estaba teniendo sexo con Jaejoong, con el chico pelirrojo de lindos ojos grises y labios abultados. Ese de la risa contagiosa y piel suave de terciopelo. Aquel que lo traía loco desde hacía tanto tiempo. Aquel que lo enloquecía desde que era un simple maniquí. Aquel que…

 

-          T-Te quiero - murmuró Jaejoong en su oído, siendo embestido por el más alto, con las mejillas rojas y los labios temblorosos.

 

Y entonces Changmin lo supo. Esto no era sólo sexo. No. Esto era  mucho más.

 

Estaba haciendo el amor con él... Y estaba siendo el mejor momento de su vida.

 

Aceleró sus movimientos cuando la excitación llegó a un punto de locura y pasión extremas. Miró a los ojos a Jaejoong, sonriéndole. Jaejoong gemía con fuerza, y le respondió con una honesta sonrisa enamorada, uniendo sus bocas en un profundo beso.

 

Gimieron contra sus bocas con pasión, jugueteando con sus lenguas, sintiendo la calidez ajena. Las manos de Changmin tocaban por completo el cuerpo del más bajo, estimulándolo, acercándolo cada vez más a la cima.

 

Entonces Jaejoong comenzó a moverse con desesperación y se aferró al cuello de Changmin, gimiendo con fuerza contra su boca, tensando todos sus músculos. Changmin gruñó, sus movimientos volviéndose erráticos, acelerando los movimientos de su mano en Jaejoong.

 

-          Nghh, haah Ch-Chang...min – balbuceó Jaejoong de forma inentendible y gimió con fuerza clavando sus uñas en la espalda del más alto, moviéndose de un lado a otro. Chocó su boca contra la de Changmin, chocando sus dientes y su lengua y sus alientos, y con un último y largo gemido se dejó terminar, llegando al orgasmo más intenso de toda su vida. Y Changmin no se quedó atrás, pues Jaejoong apretó con fuerza las paredes de su interior y lo arrastró con él al orgasmo.

-          O-ohh... Hah, Jae... - murmuró aún embistiendo, dejando su esencia salir, disfrutando cada segundo del clímax.

 

Y se dejó caer rendido sobre el cuerpo sudoroso y agitado del pelirrojo tras unas últimas estocadas lentas, manchando su propio abdomen con el semen del más bajo. Jaejoong tembló con fuerza, intentando regular su agitada respiración. Y Changmin lo miró a los ojos, ya no más nervioso, con una tímida sonrisa cómplice en sus labios.

 

-          Gracias... - susurró Jaejoong entre sus labios, rodeando su cuerpo con sus brazos. - Gracias - repitió escondiendo su rostro en el espacio de su cuello, entrelazando sus dedos con los de Changmin con delicadeza.

 

Se escondieron juntos bajo las sábanas sin soltarse, con los dedos entrelazados y los corazones agitados, disfrutando del silencio y la esencia en el aire. Disfrutando de ellos, del “nosotros”.

 

Y esa noche Changmin decidió que no importaba lo que sus padres dijeran, o sus compañeros de escuela o cualquier otra persona. No le importaba. Nada le importaba. Quizás... Jaejoong era aquella persona que completaría su vida.

 

No. Ese Quizás no existía.

 

-          Un maniquí... - murmuró somnoliento, con una sonrisa en sus labios, una sonrisa divertida, luego de haberse limpiado y tirado a la basura todo aquello ya usado.

-          ¿Hmm? - respondió Jaejoong acurrucado en él, acariciando su espalda. Changmin rió y negó con la cabeza.

-          Nada, Jaejoong, nada - le besó la frente y se durmió con él.

 

No había “quizás”. Jaejoong era su vida.

 

Notas finales:

Chachán :B Eso es. Esperen pacientes la parte tres, que intentaré no tardar demasiado en hacerla. Si alguna se pregunta por Todo Comienza con un Disparo estoy trabajando en el tercer capítulo, así que no desesperen, ¿Ok? Las amo ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).