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La posada del Dragón Verde por Lyon

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a su respectivo dueño y creado, como es el señor Tolkien, yo solo le hice un favor a los fans.(?)

 

Notas del capitulo:

Err. Primero que nada, gracias por leer el fanfic, y eso si es que lo lees. xD


¡Espero que lo disfruten! Quiero aclarar que si hay algo que haya escrito mal o que no debiera haber escrito por desconocimiento o algo similar, no lo tomen en cuenta, pues tampoco hay que ser muy estricto :3


Dedicado a mi hermanita Merry. xD

Era bien conocido que en Delagua se hallaba una de las más exquisitas posadas, si es que no se le podía llamar restaurante, de toda la Comarca. Surcado por un arroyo de similar nombre a aquel puerto que se situaba al sudeste de Hobbiton, hogar de nuestros pequeños hobbits; continuaba hasta acabar a un lago que tenía el mismo nombre que su pueblo. Pero, no nos desviemos del tema, aquella tan fabulosa posada era muy conocida y en tiempos anteriores había sido hogar de muchos viajeros despreocupados y… de viejas historias y leyendas que, ningún hobbit, esperaría. Servía actualmente como un buen lugar dónde beber a los medianos, los cuales muy a menudo se dirigían con sonrisas pintadas en su rostro a celebrar, bueno… ¡a celebrar cualquier cosa! Porque, por lo que sabemos, los hobbits eran así… Sin embargo, no todo eran fiestas, y el ambiente que haría un rato inundaba el atardecer, cambiaba hasta tornarse casi diferente debido a la noche que ahora, atrapaba con sus garras cuán cielo azul… Volviéndose casi negro.

- ¡Merry! – Sonaba con alegría una voz, llamaba a otro personaje el cual era muy buen amigo suyo. Sostenía en su mano izquierda una pinta, y en su mano derecha un plato con panes de todos los tamaños, crujientes y recién hechos, emanaban un delicioso olor que de vez en cuando tentaba al estómago del castaño. Una mano subía hasta arriba estirándose por completo, y tras hacer varios gestos de saludo, Pippin, que era el joven que había llamado al otro, se dirigía hacia el personaje que le estaba haciendo señas. – Casi te pierdo, ¿no podría haber elegido otra mesa? Yo que sé, la más cercana… - Musitó suspirando una vez que dejaba las cosas en la mesa, por otro lado, su acompañante rio antes de comenzar a responderle con suma tranquilidad.

- Vamos, Pip. – Tierno y afable, de su voz rezumaba cierto cariño y calor, pues al fin y al cabo, era su mejor amigo con quién trataba, ¡más que eso! Era su amigo íntimo, casi su hermano… - Tampoco es un mal sitio. –Argumentó señalando la redonda ventana de madera que daba vistas a un pequeño prado atrás de la posada. - ¿No es bonito? – Preguntó casi ensimismado con la luz de la luna que surgía desde el Este aproximadamente. Pip, por otro lado, no observaba lo que a su amigo maravillaba, miraba directamente como los ojos de este se iluminaban ante tal espectáculo… sintió que si seguía mirándole se iba a ruborizar, así que desvió la mirada lo más rápido que pudo.

- ¡Más bonita es la comida! – Bromeó tomando una hogaza de pan entre sus manos y pasándosela a su amigo. Observando ya casi con hambre el dorado pan. – Y claro, ¡hay que comer! No sabes quién te lo podría quitar – Sonrió cuando él tomó la suya. Merry solo asentía, pero a su vez también sonreía. Hubo un pequeño silencio, no muy incómodo pero sí bastante tenso. Ambos se miraron a los ojos y como si se hubieran leído la mente comenzaron a reír, aquella iba a ser una noche muy… larga. – Oh vamos, tan solo comételo… - Acabó por decirle el castaño a su amiguito rubio al ver que este no paraba de reír, pero era feliz viéndolo así. Bastante.

Entre varias risas y comentarios tontos por parte de aquellos dos, en la noche se cernía una sombra, algo estaba por suceder, y al horizonte varias luces observaban con maestría como la vida tranquila de aquellos seres transcurrían. A todo esto se suponía que mañana se daría por hecho el cumpleaños de Bilbo Bolsón que era pariente de Frodo Bolsón y de casualidad, amigo de estos dos medianos rebeldes nombrados hará un rato con su inocente intención de cenar en El Dragón Verde. De todas maneras nadie podría saber que iba a pasar y como todo se iba a volver inesperado, y eso no les suele gustar a los hobbits, era ignorado completamente, pero no solo por ellos… sino también por más criaturas de aquel reino, e incluso mundo.

En la mesa varios platos ocupaban un lugar, tales como era el pan antes traído por uno de ellos dos, al igual que una tabla que tenía por encima colocado tres tipos diferentes de queso, amarillo, blanco y azul. Al otro lado de la tabla un pequeño pastel de moras se mantenía por el momento intacto, y por lo que parecía el primer plato, ambos personajes tenían delante de si un bol con caldo, seguramente algo con carne pues pequeños trocitos aún quedaban al descubierto sobre el contenido de este, al ser así el plato no era desagradable, y de hecho: Era delicioso. Pip era más tranquilo al comer, con ligereza cogía la cuchara y la utilizaba para poder alimentarse, mientras que por otro lado, Merry parecía tener más prisa en acabarse la cena, pero finalmente los dos acaban con ganas de más y se preguntaban si debían coger o pedir algo más. Pero… su cartera sufriría con esto.

- Comes demasiado. – Añadió burlón el castaño señalando ya el vacío plato. Mientras que el suyo, aún estaba por la mitad.

- Y tú eres demasiado lento – Se cruzó de brazos su fiel acompañante, guiñándole un ojo. - ¿Es que no sabes… no tienes mejor ritmo? – Musitó dedicándole una expresión igual de burlona que el tono de voz que el otro usó contra él.

El castaño solo sonrió y continuó comiendo. A medida que el tiempo pasaba era obvio que la comida terminaba por esfumarse, pues hallaba un hueco en el estómago de estos dos que por fin comenzaban a saciarse. Todo transcurrió con normalidad, una típica rutina que solía repetirse siempre en la vida de ellos, aun la gente solía preguntarse que como era que no engordaban tanto, pues comían y comían y bueno, seguían así de delgados; envidia para algunas mujeres que querían verse bellas y objeto de broma para otras, que solían tener una vista de la vida más cómica. Por fin llegó la hora en la que terminó el primer mencionado, el castaño. Dejó los platos y terminaron juntos el postre, hasta finalmente tener que levantarse de la tan aislada mesa y acercarse a uno de los meseros, pues querían pagar lo que habían comido, aunque si no les importaba se habrían marchado tan tranquilos, pero vamos… era cuestión de dinero, no le iban a regalar esa cena.

Tan lógico era que, si, su cartera sufrió. Apenado Merry debido a que ya casi no tenía dinero, dejo escapar de su boca un suspiro, Pip le acarició la cabeza, no conocía otro modo de animarle, no aún…; y se dirigieron a la salida. – Pensé que haría más frío. – Argumentó el rubio que aún miraba con leve tristeza su cartera, la cual comenzaba a guardar en uno de sus bolsillos, sin que esta se dejase notar entre las telas de su pantalón. Su amigo asintió, y no fue hasta unos metros más adelante que uno de ellos se atrevió a preguntar, siendo el primero que habló al salir de la posada. - ¿Quieres bañarte en el lago de Delagua? – Sonrió a su fiel acompañante.

- ¿Ahora? – Torció los labios con preocupación. – Pero… si es muy tarde, Merry. ¡Además! Mañana tenemos que ir al cumpleaños de Bilbo Bolsón, se lo debemos a Frodo y… -

- … Y habrá comida gratis. Ya lo sé, Pip, pero vamos, será divertido… ¡solo cinco minutos! – Hizo un gesto de súplica con las manos y cerró los ojos, encorvándose levemente. El silencio se hizo dueño del ambiente y por fin una contestación fue dada, convirtiéndose en no más que una afirmación a su querido rubito. Este solo se levantó y energéticamente gritó un “Sí”, antes de ir corriendo por el camino hacia aquel lugar…, por otro lado, Pip no tuvo más remedio que seguirle entre pequeñas risas que poco a poco iban desapareciendo en la nada, volviéndose no más que rastros del silencio…, rastros de lo que fue.

Entre jadeos y suspiros por parte de ambos, lograron llegar en cuestión de minutos a dónde se habían propuesto ir. Con la inmensurable tranquilidad de los alrededores, el lago brillaba más que nunca ante la luz lunar, y el cantar de los grillos lo embellecía aún más, era precioso y no había otra palabra para describirlo… El viento mecía levemente la hierba que cubría el suelo al igual que varías flores de delicada belleza y constitución, despejado completamente el cielo las estrellas alumbraban con quietud aquel lugar y todo, todo yacía totalmente en silencio sin contar antes la armoniosa melodía por parte de aquellos insectos…

Lo primero que hicieron fue sentarse entre las finas hierbas lo más rápido que pudieron, tomaron aire rompiendo la anterior armonía y soltando cosas casi incomprensibles. – Ahhhh…. Casi me asfixio. – Anunció el castaño que, lo primero que hacía, era colocar su mano sobre su pecho, el cual agitado se movía con movimientos rápidos de arriba a abajo, al igual que el latido de su corazón que ahora mismo estaba bastante acelerado. Y no solo era él, sino también Merry, que también se había cansado de correr, es que vamos, solo a él se le ocurría correr por la noche después de haber comido hasta hartarse. Abrió la boca para tomar más aire, el cual era fresco y le propició cierto sosiego.

- ¿No te bañas? – Le preguntó a Pippin. Este le miró sorprendido, ¿bañarse? Pero si no tenía nada para bañarse, tendría que, o hacerlo desnudo, o en paños menores y… bueno, en un lago no era muy buena opción. Este tenía una expresión de: ¿Cómo? A lo que Merry le respondió con una sonrisa. – Si no quieres, no lo hagas, pero te arrepentirás. – Comentó alzando la mano hacia arriba y observando sus finos dedos. - ¿Vamos…? – Preguntó más insistente a su amigo, él solo le continuaba mirando en silencio, no sabía si él ya lo había planeado o qué pero… ¡Qué demonios! Era su amigo, tampoco tenía que darle vergüenza… ¿no?

El rubio se levantó, estirándose levemente y con ligereza. Con sus manos sujetó extremos de su camisa en la parte inferior, y tiró hacía arriba con tal de querer quitársela, volviendo a estirarse nuevamente. Sacó por las mangas sus finos brazos, dejando al descubierto su piel, ya anteriormente se había quitado su chaqueta y su chaleco, claro, sino, le sería de otro modo imposible. Su cuerpo resplandecía muy poco, pero era visible, ante la luz pálida, bien formado y delgado, sin muchas líneas definidas al igual que tampoco tenía mucho musculo, más bien piel. Pero bello, o eso mismo le pareció al pobre castaño, que comenzaba a confundirse a medida que este se iba desnudando. Sin prestar atención ante la mirada atónita de su amigo, Pippin, comenzó a desabrocharse los pantalones, botón a botón y bajo sin prisas la cremallera que se encargaba de sujetar la bragueta de estos. Una vez que lo creyó bien, los bajó con un poco de torpeza, y se los quitó, ahora tan solo le cubría su ropa interior, así que se sentó nuevamente, esperando lo mismo por parte de Pip. - ¿Sucede algo? – Preguntó, pues este estaba literalmente quieto.

- … No, no. – Negó con inseguridad quién era cuestionado. Una mirada de, a qué esperas, inundó sus ojos y supo inmediatamente que era su turno. Se quitó dubitativo la camisa, mirando con los ojos casi cerrados a su amigo, con varias miradas que, sin darse cuenta, podrían darse por coqueteos. Aquella inocencia en la personalidad del más bajo le hacía sonreír sin razón aparente al rubio, el cual ya esbozaba la sonrisa. Dejó con cuidado la chaqueta a un lado y comenzó a desabrocharse la camiseta, un botón, otro botón… hasta que llegó al último. Trató de no tardar demasiado para así no hacerle esperar y luego, la dejo sobre la chaqueta que antes había retirado. Hizo lo mismo con sus pantalones y terminó igual que su amigo: Solo cubierto por una íntima prenda. - … Y-ya. – Anunció al ver que este no decía nada y que tan solo lo miraba.

Desde los ojos de Merry, tan solo se podía ver como este observaba con lentitud el cuerpo de su amigo. Empezaba a sentirse algo extraño, tal vez mareado, pero no le dio importancia…; la pálida piel de este hacia juego con el tono de su cabello, tan fácil de marcar por lo que se podía ver, así que supuso que sería un problema para Pip, pero… ¿espera? ¿Fácil de marcar?... sonaba hasta interesante. Por unos momentos pensó en cómo se sentiría tocarle, hasta darse cuenta de tales pensamientos y se negó el poder imaginar eso. – Vamos, vamos. – Se levantó mirando hacia otro lado y observando tal lago. Tragó saliva pues, no era por sí tendría frio al meterse o qué, sino por la idea de estar junto a Pip. -´Oye, ¿solo tenías blanco o qué? – Señaló la ropa interior de este. – Se te transparentará. – Se rio. Pero… El castaño se sonrojó un poco. De todas maneras, era su mejor amigo así que volvió a no darle importancia y se acercó a él.

- ¿Vamos? ¿Tienes miedo? – Le devolvió tal sonrisa haciendo caso omiso a lo que este le había dicho hará unos segundos. Ante tal desafío, Merry enarcó una ceja y rodó su rostro unos milímetros: “Quizás tú eres el que tiene miedo”, le respondió dándose media vuelta y corriendo al agua. El castaño no se quedó atrás, lo siguió con inocencia hasta que ambos, tras echarse atrás varias veces, acabaron metidos entre aquellas aguas, las cuales eran un poco profundas, pues pie no hacían precisamente. A Pip, se le ocurrió la idea de tirarle un poco de agua a Merry, y así hizo cuando este se distrajo, con su mano impulsó un poco de agua y terminó por mojarle toda la cara, y a modo de respuesta, su amigo se lo devolvió agarrándole y obligándole a meterse bajo el agua, claro… sin ahogarlo.

Pasaron así minutos, hasta cumplir una hora. Ambos seguían chapoteando y riéndose juntos, con breves bromas o juegos bajo el agua. Y la brillante idea tuvo que surgir de uno de los dos. El rubio, ofreció a su amigo que si quería subirse a la espalda de este, claramente sin que su voz temblase ni nada, con total confianza, aceptó el juego. La primera vez que lo hizo, pensando que, bueno, era por alguna razón sin malas ideas, inocente; fue tirado nuevamente al agua, cosa que le molestó pero que comprendió como otro de sus absurdos juegos.

- ¿Te parece gracioso? – Esbozó una sonrisa al ver que su amigo no paraba de soltar carcajadas debido a que este había picado totalmente. Mientras él continuaba con su fiesta, Pip se fue acercando a la orilla, hasta salir del agua quedando totalmente de espaldas a su amigo. Él… no pudo evitar fijarse entonces en el cuerpo del recién salido…, la ropa se transparentaba y dejaba al descubierto sus nalgas, o al menos, se podían ver tras la translucida tela. Fue en ese entonces que una expresión seria tomo lugar ahora en la cara del rubio. Al no escuchar como este se reía, y además que había parado recientemente, el castaño se giró sobresaltándose debido a que tenía la cara de su amigo muy cerca de él, y tomándoselo como otra… broma, añadió a su anterior pregunta ya que el silencio era claro. – No me asustes así… - Y se iba a apartar, iba, pues fue impedido por una de las manos de su amigo, dubitativo, observó sus orbes azuladas y se quedó estático, tratando de creer que no era más que una broma.

- Pip… - Por fin se animó a decir algo. – Yo… tu… - Mientras trataba de buscar las palabras, el otro hobbit solo se preocupaba de si le había pasado algo ahora a él y no se había dado cuenta, y de haber sido así, que qué podría haber sido. – No… No logro verte como un amigo. – Confesó. Ante esto ahora sí que se había quedado completamente atónito, ¿qué había dicho? Por un momento algo en su interior se rompió, no sabía qué hacer, más su mirada se mantenía firme, ahora con los ojos más abiertos de lo usual. Creyendo que era mejor irse, intentó desviar la cara y soltarse de su agarre, pero algo lo volvió a impedir.

Algo cálido comenzaba a ocupar sus labios, era suave y agradable, y se podía notar de cerca la respiración de Merry… Abrió un poco los ojos pues antes los había cerrado, y se encontró con que, efectivamente le estaba besando… En vez de apartarse, abrazó con cariño a su amigo, acariciando su espalda y respondiéndole aquel beso que por alguna razón le incitaba a querer algo más. Esos labios que se rozaban terminaron por abrirse, dejando paso a un beso mucho más profundo, más violento… más lleno de pasión. Y a medida que transcurría, ambos quedaron recostados en el césped, Peregrin debajo de Merry, aferrándose al cuerpo del rubio con el abrazo de antes, arañando de vez en cuando su piel y haciéndole escapar pequeños suspiros entre aquel beso que, obligados ya a separarse, tuvieron que continuar después de recuperar el aliento. Sus miradas se encontraron, ambos querían lo mismo…

No habría una explicación para aquel impulso, tampoco había reparos en lo que antes había musitado su mejor amigo sobre lo de que no le veía como alguien… tan cercano. De hecho, era mucho más que cercano, con varias caricias y besos en plena oscuridad ambos se estaban sometiendo el uno al otro, y claro… No tenían interés en parar. El frío ya no les era de importancia y su cuerpo que se había secado ahora estaba empapado de sudor, fruto de esos gestos y movimientos que propiciaba a su corazón latir más rápido.  Con pequeños mordiscos, el rubio iba dejando marcas desde la barriga de este hasta sus caderas, escuchando como aprobación ante esas acciones los gemidos y suspiros de Pippin, este acariciaba la cabeza de Merry y cerraba los ojos concentrándose en las pequeñas sensaciones que aún, solo comenzaban.

El rubio, llegó hasta dónde quería parar. Aunque dudo un poco lamió por encima de la tela donde se hallaba el miembro del castaño, ya estaba totalmente erecto, por lo que prosiguió bajando aquella prenda que ahora lo estaba aprisionando. Comenzó poco a poco a introducirse el miembro en su boca, con movimientos lentos y gentiles hasta volverse un poco más bruscos y placenteros, rápidos… Pip no podía creer lo que pasaba, y como… empezaba a sentirse el único que recibía placer, quiso tratar de parar a Merry. Él, pensando que lo había hecho mal, miro al castaño, el cual se sentaba en la hierba. – M… Me parece injusto que… solo yo, so-… - Merry había captado el mensaje. Así que sonrió acercándose a él…

La noche fue larga, lo que había sido anteriormente un paisaje tranquilo y lleno de paz se había vuelto no más que un agitado momento lleno de pasión y lujuria de por medio. Jadeos se podían escuchar a medida que pasaba el tiempo y también varios suspiros y palabras incomprensibles, entre las que se podían destacar alguna que otra… Como un “te amo”, dicho por uno de ellos, y correspondido por otro con suma alegría. Finalmente ambos habían quedado agotados, y uno de ellos recordó antes de quedarse plácidamente dormido lo que una vez le comentaron… Dicen que los mejores recuerdos nacen de las situaciones más inesperadas, en los días comunes que nuestra vida tiene y en los que menos piensas que algo puede ocurrir, cuando tampoco esperas nada y cuando todo… suele formar parte de una rutina, ¿Que qué hacía él ahora?... Había descubierto lo que realmente sentía por su supuesto mejor amigo.

Las primeras luces del alba despertaron a dos hobbits que dormían con tranquilidad al lado de un lago. Olvidando por completo que tenían que festejar en unas pocas horas el cumpleaños de Bilbo Bolsón, Pippin decidió saludar con un tierno beso en los labios a Merry, el cual se sorprendió pero correspondió a su ami… amante. – Duele un poco…- Se quejó el castaño, guiñándole un ojo. Ambos se vistieron un poco avergonzados también al recordar entonces todo lo que anoche habían hecho, pero no era problema porque… estaban juntos, ¿no? Y eso les hacía feliz, extrañamente feliz…

¡Merry! Merry, por favor… Suplicaba un pequeño hobbit sosteniendo el cuerpo de su amado, temía haberlo perdido y un gran dolor comenzaba a surgir en su pecho, después de todo lo que habían pasado y tan cruel destino había sido elegido para él, ¿acaso era cierto?... No, no se lo merecía. Este que se había encontrado en medio de una batalla, comenzó a toser un poco, y apenas pudiendo abrir los parpados le respondió con su cálida voz… Aún entre los brazos del castaño.

Pippin,… Respondió al apenado hobbit, que ya creía que lo había perdido a él, y que ya estaba casi llorando, abrazando el cuerpo…, no me dejas respirar. Añadió riendo con torpeza, al escuchar su voz, el castaño saltó de la alegría y propinó un pequeño beso en los labios de su amante… Con un poco de esfuerzo Merry le respondió también abrazándolo, ni Sauron podría separarlos.

Te amo…

Notas finales:

¿Dejan algún comentario? La verdad es que me suben un poco la estima.(?)


Tampoco es obligado xD. - Amenaza con ponerse el anillo - Nos vemos. :<


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