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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola. He aquí con la primera entrega del corto Emerald Knight no baai, que quizá sea el más esperado por ustedes.

 

Notas preliminares:

El título El llamado de Ktulu es la traducción del nombre de una canción de Metallica llamada The Call of Ktulu, del álbum Ride the Lightning (1984), que a su vez fue inspirada por La llamada de Cthulhu (The Call of Cthulhu en inglés), que es un relato corto escrito por Howard Phillip Lovecraft en el año 1926. No tiene nada qué ver el corto con lo que habla la historia real, pero me gustó el título para la idea que estoy desarrollando, ya se verá más adelante, les aseguro que les gustará.

 

Bien, sin más de mi perorata ¡a leer, se ha dicho!

 

Disclaymer: Nada es de mi propiedad, salvo el fanfic y algunos personajes de mi invención.

Emerald Knight no baai: El llamado de Ktulu – Parte I

 

Como los últimos días, el primer guitarrista de Exilieth se encontraba despierto a altas horas de la noche, trabajando en un proyecto personal que inició unos cuatro meses o menos, pero que tuvo que posponer por falta de tiempo. No era que fuese tan extenso o elaborado como uno de los tantos libros de su casero, eran más bien las razones por las que casi no tenía tiempo: una, sus deberes como estudiante universitario; dos, los ensayos entre semana y sus presentaciones con la banda los sábados en El Cuartel del Metal; tres, los quehaceres de la casa —eso incluía limpiar el desastre que su casero dejaba en la cocina cuando se le ocurría preparar la comida por sí mismo, u ordenar todos los osos que salían como avalancha cada vez que el escritor abría la puerta del cuarto de osos para incorporar uno nuevo—; cuatro, los acontecimientos recientes como la guerra de bandas y el viaje a Okinawa; y cinco, el ayudarle a Hotaru a instalarse en aquella casita donde él solía practicar antes de ser reclutado por Exilieth. Sin embargo todas esas razones se quedaban cortas frente a una —a su gusto, absurda—: los intentos de sabotaje del escritor, después de cierto día.

 

UNA SEMANA Y MEDIA ANTES.

 

Primer día de vacaciones. El primer guitarrista de Exilieth terminaba de acomodar los bocadillos para su salida de picnic con su casero. Más tarde y más rojito que una fresa, iba tomado de su mano como lo establecía otra de las condiciones que Usami le impuso para mantener en secreto su trabajo en El Cuartel del Metal.

 

A pesar de llevar más de tres meses de convivencia con el escritor, todavía no lograba acostumbrarse a sus arrumacos matutinos, ni a los besos que le robaba a la menor oportunidad, ni a aquellas palabras cargadas de tanto amor que le dedicaba… ni siquiera podía sostenerle la mirada cuando se las decía de frente. Por alguna razón que no entendía, su corazón latía tanto que parecía detenerse, sus mejillas se acaloraban y teñían de rojo, su estómago le cosquilleaba y a veces incluso le temblaban las piernas, tal como la primera vez que lo besó.

 

En fin, justo cuando abría la puerta, el grito de una mujer casi le revienta los tímpanos.

 

—¡SENSEI! ¡Usted no va a ninguna parte hasta que termine ese maldito manuscrito!

—Maldición, Aikawa, te lo envié apenas esta mañana —gruñó el peliplata, mosqueado.

—¡La metalización del alma interior no es el manuscrito que le pedí! ¡¿Es que quiere verme la cara de idiota?!

—No sería la primera vez —espetó Usami sin pelos en la lengua.

—Usami-san, eso fue grosero —le reprendió el chico en un pequeño puchero— Etto… Aikawa-san… de pura casualidad ¿no iba en un sobre azul?

—Sí ¿por?

—Etto… en realidad es mío —farfulló, apenado— Seguro fue enviado por equivocación ¿podría dármelo, por favor?

—Aquí tienes —le entregó el sobre azul y luego se dirigió al mayor— ¡Aun así usted no se libra! ¡Quiero ese manuscrito ahora!

—Ya te dije que lo envié esta mañana.

—¡Esa ni usted se la cree! Si no veo ese manuscrito al final del día…

—¡Ijuuin-sensei! —exclamó el guitarrista, recordando algo— Si mi manuscrito llegó a usted, y asumiendo que sea lo que estoy pensando, el otro manuscrito debe tenerlo Ijuuin-sensei.

—¿Y por qué debería tenerlo él?

—Ah… etto… el mío iba dirigido a él, probablemente los cambiaron por error… bueno, eso creo.

 

La intro de Moondance, de Nightwish, empezó a sonar.

 

—Moshi moshi —era del móvil de la editora— Oh… ya veo… ¿de veras?... voy para allá —luego se dirigió al chico— ¡Misaki-kun, tenías razón! El manuscrito original llegó a la casa de Ijuuin-sensei.

—Entonces ve por él de una vez y no molestes. Tenemos cosas por hacer.

—Bueno, bueno, ya me voy, ya me fui, pero sólo porque hacen una linda parejita.

—¡Aikawa-san, no diga eso!

 

Más tarde ambos hombres iban en el Ferrari rojo, sin palabras de por medio, con una canción de Exodus de fondo. En los últimos días desde que el escritor y dos de sus maestros de Literatura los encontraran a él y sus compañeros en un hotel de Okinawa, Usami ya no le permitía ponerse los audífonos cuando iban en el coche. En su lugar el mayor le daba chance de conectar su móvil al equipo del auto y poner su música a un volumen moderado. Llegaron al lugar donde estarían de picnic, y luego de varios minutos entre charlas triviales, tocaron cierto tema.

 

—… y exactamente ¿Qué es ese manuscrito, La metalización del alma interior? —inquirió el mayor.

—Ah… etto… cada dos meses Metal Militia elige un trabajo de sus seguidores para ser publicado. Este trabajo es básicamente una reseña sobre cómo el metal ha influido en la vida de quien lo escribe. El mejor, además de ser publicado, recibe pases para algún concierto o evento. Esta ocasión serán dos para Metal4Splash (1).

—¿Y qué tiene que ver Ijuuin-sensei en todo esto? —por alguna razón Usami sonaba molesto.

—¡Esa es la mejor parte, él lo escogerá! —el chico no se daba cuenta de la efusión con la que hablaba del mangaka— ¡Oh, tan solo pensar que podría elegir el mío hace que lata mi corazón! De por sí ya es un honor que sea el primero en leer mi trabajo…

—No lo harás —espetó fríamente su acompañante.

—¿Ah?

—Puedo llevarte a tantos conciertos como quieras.

—Oh, no… no podría aceptarlo. Mi sensei siempre decía que un concierto se disfruta mejor cuando lo has ganado, por eso quiero participar. Además los boletos no son para mí, son para… ¡alguien más!

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Misteriosamente su manuscrito había desaparecido ese mismo día y tenía que volverlo a iniciar. Sin embargo los arrumacos de Usami —cada vez más frecuentes— y su insistencia en ir a cada sitio casi todo el día, le dejaban como única opción sacrificar un poco de su sueño. Ahora mismo, alerta pero con los audífonos puestos, revisaba algunos números de Metal Militia que Shinnosuke amablemente le regaló.

 

EL QUINTO DÍA DE LAS VACACIONES

 

Por algún motivo su casero lo había enviado a hacer las compras él solo y ahora mismo paseaba entre los corredores del combini, donde tenía entendido que Shinnosuke trabajaba, eligiendo lo necesario. Al hacer la fila, se encontró con nadie más ni nadie menos que el segundo guitarrista de Exilieth.

 

—¡Hola, Misaki-kun!

—¡Qué hay, Nowaki-san!

—Lo de siempre, supongo.

—¿Cómo? ¿No saldrás de vacaciones o algo así?

—No puedo, Amaya-san pidió sus vacaciones adelantadas y debo cubrirlo.

—¡Vaya, el mundo se hace cada vez más pequeño! —el cajero era nadie más ni nadie menos que el bajista de Exilieth— ¡¿Y ese milagro?!

—Ya nos ves —espetó alegremente el más alto— Sólo faltarían Shinobu y Hotaru-san.

—¡Quién fuera él! Todas las malditas vacaciones de crucero… sol, mar, arena, chicas en bikini… ¡buffet las veinticuatro horas!

—¡Deja de comadrear y atiéndenos! —los clientes empezaban a quejarse.

—¡Espérenme atrás, en el estacionamiento! Salgo en corto.

 

Algunos reclamos de los clientes y cinco minutos más tarde el castaño de ojos ámbar les daba alcance.

 

—¿Qué pasa? —inquirió el mayor.

—Vengan, tengo algo que les interesará.

—Pero… tengo que volver —increpó el más joven.

—¡Anímate, no tardarás ni cinco minutos!

—Pero Usag… es decir, mi casero se molestará si no llego a la hora acordada.

—¡Aliviánate! Mándale un mensaje.

—Okay.                                                                                                                  

 

Un mensaje y algunos minutos después, los dos guitarristas ya estaban en el desván del bajista.

 

—¿Y esto? —inquirió Nowaki viendo las cajas y pilas de cosas.

—Mis cacharros… En fin ¿les gusta The Kan o Metal Militia?

—Sí, claro. He leído casi todos los números.

—Yo también.

—Incluso… ¡¿estos?! —dicho esto destapó una caja.

—¡Woah, los tomos de edición especial de The Kan!

—¡Los primeros números de Metal Militia!

—¡Woah, Shinnosuke-san, debieron haberte costado todos tus ahorros!

—No realmente —por alguna razón su suspiro sonaba triste, pero lo disimuló de inmediato— Bueno, no se queden ahí como fans enamoradas. Llévense los que gusten, se los regalo.

—¡¿En serio?!

—Hai.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

En fin, vio que su reloj marcaba las cinco de la mañana. Cerró las revistas, un cuaderno que recién adquirió para su borrador, se quitó los auriculares y luego de guardarlo todo se dispuso a dormir aunque fuera unas horas.

 

Where were you when it happened?
Where could you be found?
Were you at the front of the stage
Or in the underground?
From S.F. out to Old Brit
New York to L.A.
The world of metal changed forever
Back in the day.

(¿Dónde estabas cuando pasó?
¿Dónde serías encontrado?
¿Estabas al frente del escenario
o en el subterráneo?
Desde San Francisco hasta la Vieja Bretaña
De Nueva York a Los Ángeles
El mundo del metal cambió por siempre
En aquellos días) (2)

 

Nueve de la mañana. Agradecía enormemente que ya no tenía deberes escolares, por ende el escritor le permitía levantarse más tarde. En fin, iba a preparar el desayuno, pero las desveladas de los últimos días ya le estaban pasando factura, así que decidió tomar un baño para desperezarse y no delatarse frente a Usami. Se desvistió y entró a la tina una vez llena y a la temperatura idónea. Tan adormilado estaba que apenas si recordó que dejó la puerta abierta, pero asumiendo que el novelista tardaría un buen rato en despertar, le restó importancia y siguió en lo suyo. Mientras el agua hacía su trabajo y la música sonaba a un volumen no muy bajo, rememoraba algunas cosas plasmadas en su manuscrito.

 

DOCE AÑOS ATRÁS

 

Siete de la noche del veinticuatro de Diciembre. La fría nieve llenaba todo Tokio con su cálida blancura, y la casa de los Takahashi no era la excepción. Mientras su madre y su hermano de entonces dieciséis años terminaban los preparativos para la cena, él sólo podía hacer dos cosas a sus apenas cuatro añitos de edad: esperar a que su padre llegara del trabajo, y ver el episodio especial de Navidad de Bob Esponja (3).

 

Un rato más tarde todo el mundo se encontraba cenando y charlando como cualquier familia feliz. Un toque a la puerta se dejó escuchar, y como todo niño él fue a abrir. Sin embargo fue grande el susto que se llevó cuando un sujeto le apuntó con algo y gritó:

 

—¡Manos arriba y patas a la barriga! (4)

—¡Waaaaaaah! —su gritó alertó a toda la familia.

—¡Rayos, creo que me pasé de la raya!

—¡Aramis! ¡¿Qué has hecho?! —su madre le gritaba a aquel hombre, mientras el chiquitín se escondía tras su hermano— ¡Lo asustaste!

—¡Ya, ya, lo admito, me pasé! ¡Pero de todas formas no se va a morir por eso!

—No, pero ya le creaste un trauma —alegó su padre.

—Como sea, nee-chan ¿me dejarás entrar o pretendes que me convierta en muñeco de nieve aquí afuera?

—¡No, mami, no lo dejes entrar! —chilló el pequeño, agazapado a Takahiro.

—Está bien, Misaki, no te hará daño. Sólo fue una broma —dijo su hermano, y luego agregó, entre dientes: —De muy mal gusto, por cierto.

—¿No va a matarnos ni nada?

—¿Con una guitarra? Lo dudo.

 

En efecto aquel sujeto le había apuntado con una —desconocida para él entonces— Gibson Flying V ’67, en color negro (5). Por otro lado, en una película había visto que los villanos vestían chaqueta de cuero y pantalones negros muy ajustados, encima un chaleco texano azul con parches, tenis rotos y sucios que costaba trabajo saber si eran grises, beige o blancos, además que llevaban cinturón de balas, el pelo largo y rebelde (6)… justo como vestía éste hombre de pelo castaño y ojos verdes que no debía pasar de los veinticuatro años. Sintió algo de miedo y justo cuando éste se agachaba a su altura en un intento de disculpa, salió corriendo directo a su cuarto.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

“Esa fue una muy mala primera impresión, Aramis no danna…”

 

El ahora guitarrista de Exilieth decidió que ya era tiempo de salir del agua y así lo hizo. De lo que no se dio cuenta fue que un par de ojos violeta observaban cómo se deslizaban las gotas de agua sobre su desnuda piel, algunas de ellas con rumbo a la estrella negra de Metallica envuelta en llamas azules que estaba tatuada en su piel de por vida (7). Ya listo se dispuso a salir, pero notó unas gotas de sangre en el piso, exactamente bajo el umbral de la puerta.

 

“¡Qué rayos…! No recuerdo haberme lastimado o algo así… ¿y si…?”

 

—¡Usagi-san!

 

Lo vio justo a un lado, recargado sobre la pared, con la mano cubriéndole la nariz y la boca, con varios hilos de sangre.

 

—¡Por amor a…! ¡Usagi-san, venga conmigo!

 

Llevó al mayor con la mano libre hasta el lavabo y le ayudó a parar el sangrado. Más tarde le limpiaba la sangre seca.

 

—¿Mejor? —Usami asintió— ¡¿Por qué no simplemente entró?! ¡Pudo haberse desmayado por pérdida de sangre!... con este calor que hace, una insolación no debe tomarse a la lig…

 

Usami acalló las réplicas del guitarrista con un beso cargado de fuerza y pasión, mientras acorralaba con su cuerpo al menor y sus manos recorrían ávidamente la joven y suave piel tan exquisita al tacto, como si su vida dependiera de eso. Misaki apoyaba las manos sobre el pecho del peliplata y trataba de quitárselo de encima, pero los besos que le robaba también le quitaban el aliento y las fuerzas.

 

—Aaaah… ngh…

.

Algunos pequeños jadeos y suspiros salían de su boca al sentir la caliente y mojada lengua de su casero lamer su cuello, avanzando por sus hombros y su clavícula. Con las manos seguía acariciando su piel, en especial sus pezones y la zona donde poseía el tatuaje.

 

—¡Aaahh…! ¡Usa-Usagi-san! ¡Pare, o-onegai! ¡Aaah…!

—Te amo, Misaki —Akihiko susurraba entre besos— Te amo… te amo…

 

Asimismo el inevitable choque entre las intimidades de ambos hacía que a Usami comenzara a apretarle la ropa en cierto sitio ¡Y no era para menos! Anteriormente se había levantado con su característico mal humor, y justo cuando entraba al baño para tomar una ducha, vio por vez primera a su niño tal como fue concebido al mundo, y ahora lo tenía a su disposición, con las mejillas rojas como fresa, los labios un poco hinchados, su suave e inmaculada piel aun perlada por las gotas de agua, y aquel tatuaje sobre una zona que lo incitaba a dejar su cordura y fusionarse con el Caballero Esmeralda en uno solo.

 

Sus manos sujetaron la cintura de su castañito, pretendiendo escabullirse bajo la estorbosa toalla. Su deseo incrementaba y ya empezaba a desesperarse.

 

—¡Usagi-san, pare… el timbre! —rogó el castañito.

—Puede esperar —ahora lamía esos dos botoncitos rosados, sacándole al chico suspiros de mayor intensidad.

—¡Aaahh… no, espere…! ¡Afuera…! ¡Debe ser importante!

—Eres tan tierno.

 

»¡Nee, Usagi, Misaki, soy yo, Takahiro!«

 

La voz proveniente del intercomunicador distrajo a Usami por unos segundos y esto fue aprovechado por Misaki para huir a su habitación. Algunos minutos más tarde ya estaban ambos hermanos en la sala.

 

—¿Por qué tardabas tanto?

—Te dije que me estaba vistiendo.

—¿Y Usagi? ¡Déjame adivinar! Seguro está en su estudio trabajando.

—Etto… sí… seguro —titubeó.

—¿Te pasa algo? Estás muy pálido —Takahiro tocaba su frente— No es fiebre… ¿Estás comiendo bien? ¿Cuánto has dormido hoy?

—¡N-no es nada! Emm… iré a preparar el desayuno, seguro Usagi-san no tarda en venir.

—Okay, yo te ayudo.

 

De lo que no tenían idea era que en realidad el escritor se encerró en el baño y ahora atendía su ya notoria erección mientras pensaba en el Caballero Esmeralda y susurraba su nombre. Al momento de venirse, imaginó que lo hacía dentro de las entrañas de su adoración, y éste soltaba un grito tan resonante que ni el más poderoso solo de guitarra podría lograr. Más tarde, ya limpio y vestido, salió a recibir a su visita. Notó que la mesa ya estaba puesta.

 

—¡Vaya, hombre, sí que trabajas duro! —espetó el de lentes.

—Son los gajes del oficio.

 

“Mentiroso” pensó internamente el menor.

 

—En fin ¿Qué te trae por aquí? —continuó Akihiko.

—Siempre tan directo ¿no? Primero cuéntenme qué tal la han pasado.

—¿A que no sabes quién volvió? —Misaki fue el primero en hablar.

—Hmm… la última vez dijiste que tu amiga Danielle se lastimó el tobillo y fue hospitalizada ¿ya la dieron de alta? (8)

—Sip, pero no me refería a ella.

—¿Entonces?

—Es bonita, de pelo negro, ojos color magenta, toca el teclado y tiene una voz preciosa…

—¡Taru-chan! —adivinó el mayor. Misaki asintió— ¡Oh, por Dios, de cuánto me he perdido! ¿Hace cuánto que llegó?

 

Mientras los hermanos hablaban, el de ojos violetas gruñía y maldecía internamente a la vocalista de Exilieth. Esa chica prácticamente la había declarado la guerra desde que se presentó en la guerra de bandas, y el hecho de haberlo retado a él, el segundo hijo de la poderosa familia Usami, le confirmaba que iba en serio y con todo.

 

—De pequeños se veían tan lindos juntos —decía Takahiro con emoción— ¿Por qué no le pides salir juntos, como novios?

—¿No crees que es algo joven para eso? —intervino el escritor.

—Etto… ahorita lo que me interesa es estudiar —Misaki rio nerviosamente, sintiendo el peso de la mirada celosa del peliplata— Además, creo que le gusta uno de mis amigos —agregó, pensando en Shinobu y sus riñas con Hotaru prácticamente desde que se conocieron— Como sea ¿Qué te trae por aquí?

—Bueno, ya que insistes lo diré. Me dieron días libres en el trabajo y quiero que los pasemos juntos, así que te llevaré a Osaka conmigo.

—¡Oh, genial! ¡Me encantan esos dulces de fruta que venden sólo allá! ¿Cuándo sería?

—Mañana mismo.

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

1. Metal4Splash sí existe y es un festival de bandas de metal que se celebra en Alemania.

2. Back in the day de Megadeth, del álbum The System Has Failed (2004). Como dato curioso, la banda salió en un episodio de Duck Dodgers llamado In Space No One Can Hear You Rock/Ridealong Calamity, y tocaron esta canción. Aquí dejo un video con el episodio en español latino.

https://www.youtube.com/watch?v=PFWyDoRHabo

3. Hay dos episodios especiales de Navidad de Bob Esponja. Aquí me refiero al primero, llamado Navidad ¿quién? (español latino) que se transmitió por primera vez el 24 de diciembre de 2000 (Hispanoamérica).

4. Una de mis tías solía asustarnos con eso a mis hermanos y a mí cuando éramos más peques, XD.

5. Referencia de la guitarra de Aramis: http://www.gbase.com/gear/gibson-flying-v-67-2002-black

6. Hay una película llamada Cero en conducta (dirigida por Adam Rifkin, 1999), en que un grupo de amigos comete atraco a un banco para poder ir a un concierto. Me basé en eso para la imagen que Misaki tenía entonces de los metaleros, XD.

7. Referencia del tatuaje de Misaki:

http://tariqsabur.files.wordpress.com/2011/04/leila-star-2-dscf9429-copy.jpg

8. Si se acuerdan, Danielle es la amiga de Misaki de la universidad. En el episodio 25: En el metal no hay actos inocentes – Parte II, se menciona que Misaki la llama para que sea su vocalista en la guerra de bandas, pero al final ella no puede y después de eso entra Hotaru. Ahora ya saben por qué.

 

Bien, eso es todo por ahora. Gracias por leer. Chaito.


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