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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola. Bueno, voy de prisa así que no alargaré esto. Espero que sea de su agrado.

 

Disclaymer: Nada me pertenece, excepto algunos personajes de mi invención y el fanfic.

Emerald Knight no baai: El llamado de Ktulu – Parte II

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You know you can't be hurt,
You gotta believe in your star,
They'll always treat you like dirt,
They can only push you so far,
They can't take it away,
If they've got something to say,
They might try and fence you in,
But you've only gotta Live To Win

(Sabes que no puedes ser herido,
Tienes que creer en tu estrella,
Ellos siempre te tratan como basura,
Ellos sólo pueden llevarte hasta la fecha,
No te lo pueden quitar,
Si tienen algo que decir,
Podrían tratar de cubrirte,
Pero sólo tienes que vivir para ganar) (1)

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Once y media de la noche. Agradecía enormemente que su hermano no fuera de aquellos que revisaban hasta el celular, pues de lo contrario no tendría la tarjeta de memoria repleta con más de 500 canciones de sus bandas favoritas, entre ellas ésta. El viaje de Tokio a Osaka había sido algo cansado y por ello se encontraba en la habitación de huéspedes en un inútil intento de dormir y sacarse de la cabeza las últimas horas que pasó con su casero el día anterior.

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FLASHBACK

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Algunas horas más tarde, después de una amena charla, todo mundo se disponía a descansar. Agradecía de sobremanera al escritor por prestarle el estudio a su hermano para pasar la noche, pues de lo contrario éste hubiera tenido que dormir en su habitación y se le armaría en grande cuando viera los posters de Metallica y otros grupos. Por alguna razón que desconocía hasta la fecha, Takahiro le tenía aversión al género y todo lo que se le relacionara.

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En fin, se encontraba trabajando en su manuscrito —a hurtadillas de los dos adultos—cuando oyó que tocaban suavemente a su puerta. Se tensó al pensar que sería su hermano, por lo que escondió el borrador bajo la cama y abrió lentamente la puerta.

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—¿Nii-san?

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Pero apenas si pudo reaccionar cuando cierta persona entró y cerró la puerta bruscamente, al tiempo que lo recargaba contra ella y se apoderaba de sus labios en un vertiginoso beso. Como en la mañana intentó empujarlo pero su captor le ganaba en tamaño y fuerza. En cuanto se hizo necesario respirar, se separaron lentamente y sólo se dejaron oír sus respiraciones agitadas. Sin embargo no duró mucho, pues Usami ahora se agachaba y mordía suavemente el lóbulo de su oreja.

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—¡A-a-alto! ¡Usagi-san, por favor deténgase! —jadeaba, evidentemente nervioso.

—Shhh —susurró el escritor, apoyando su índice sobre sus labios— Tu hermano está al lado ¿recuerdas?

—Pero…

—Shhh… no temas, Misaki… todo va a estar bien.

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Usami le tomó el mentón e hizo que lo mirara directo a los ojos, luego juntó sus labios, pero ya no como en la mañana, sino de forma tierna y lenta, como si fuera la primera vez. La otra mano se posaba sobre su cintura y con el pulgar le hacía algunas caricias en donde poseía el tatuaje que ahora estaba oculto bajo una capa de pintura. Misaki sentía que le sobraban los brazos, cualquier esfuerzo era inútil, aunque muy pero muy pero muy en el fondo algo lo impulsaba a llevar ambas manos tras la nuca de su casero y enredarlas entre sus plateadas hebras. Usami rodeó su cintura con el brazo y lo apegó más a él, mientras con la otra mano acariciaba su espalda por encima de la playera gris de The Misfits que usaba de pijama.

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—Te quiero tanto, Misaki… no lo olvides nunca.

—Lo dice como si me fuera a ir para siempre —pensó en voz no muy alta.

—Ya te lo dije esa vez en Okinawa —el escritor lo jalaba consigo sobre el borde de la cama, quedando el menor sentado arriba, con las piernas a cada lado— una hora, un día, una semana, un mes… no importa qué tanto, me haces tanta falta cuando te vas.

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FIN DEL FLASHBACK

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Aunque no había pasado más allá de eso, las sensaciones eran tan vívidas que hacían latir tanto su corazón que ni la técnica de doble pedal de Shinobu podría igualarlo.

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"Demo… de nuevo desobedecí a Aramis no danna…" pensó con cierta preocupación "Siempre decía que el único llamado por el que debo dejarme llevar es el de la música, porque es lo único que no me romperá el corazón… demo Usagi-san es tan amable conmigo que…"

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—Ojalá esté bien —suspiró.

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En este mismo instante, Akihiko se encontraba en la habitación del menor, frente al armario donde permanecían las playeras, sudaderas y cazadoras —en su mayoría negras o de colores neutros— de Slayer, Anthrax, Mötorhead, Iron Maiden, etc.; los jeans de mezclilla gris, negra, azul y verde militar, todos con agujeros y dolorosamente ajustados; el único chaleco texano verde todo lleno de parches; accesorios como los guantes sin dedos, las 18 pulseras, el cinturón de balas; la guitarra y el amplificador… en fin, todo aquello que tuviera la esencia del Caballero Esmeralda.

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Se preguntaba cómo hacía para conseguir o conservar todas esas cosas sin que lo notara su hermano, pues no se veían nada baratas a pesar de su aspecto desgastado. Sacó del armario la lustrosa Fender® American Special Strat® HSS en color negro (2) e hizo una rápida observación a los componentes, desde la pala hasta el puente; contó el número de trastes, clavijas, cuerdas, pastillas y controles. Subió y bajó un par de veces el trémolo y vio con cierta curiosidad cómo se tensaban y destensaban simultáneamente todas las cuerdas. A juzgar por la habilidad de su adoración con un instrumento de ésta clase (3), suponía que debió aprender desde los ocho años o hasta menos.

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Una sonrisilla surcó sus labios en cuanto recordó que tenía en su poder el manuscrito original de Misaki. Aunque era un poco extremo, hacía que el guitarrista no pudiera reescribirlo, pues a la larga el menor terminaría sabiendo que él lo tenía, se lo pediría y obviamente se lo daría a cambio de una cita romántica o algo por el estilo. De lo que no tenía idea era que el chico lo reescribía a altas horas de la noche, agregando cosas que no incluía el original. En fin, dejó el instrumento en su lugar y luego de ir a su estudio, sacó el manuscrito, camuflado entre sus tantos libros, y comenzó a leer.

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»Era un veinticuatro de diciembre cuando conocí a la persona por la que me incursioné al mundo del heavy metal. Me acuerdo bien: mi madre y mi hermano preparaban la cena y yo esperaba a mi padre mientras veía el especial de Navidad de Bob Esponja. Tenía cuatro años entonces…«

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—El tipo sí que estaba loco —bufó el novelista al terminar de leer aquella primera impresión con ese tal Aramis— Asustar así a un niño de cuatro años… no es que me gusten los niños, pero Misaki es Misaki ¿Cómo se atreve a hacer algo así?…

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»Al principio me daba miedo porque decía palabrotas muy seguido, o fumaba como chacuaco (4) y se ponía hasta atrás algunas veces; y cuando tocaba la guitarra o escuchaba su música —en ese entonces ruidosa y sin sentido para mí—, agitaba su melena como si estuviera poseído por espíritus chocarreros —¡no me juzguen, tenía cuatro años!—. Pero con el tiempo me fui dando cuenta que, a pesar de su pinta de delincuente —como decían las vecinas cuando lo veían venir de visita, y yo mismo creía entonces—, era buena persona: a veces me ayudaba con la tarea del preescolar o me compraba algún dulce, o le ayudaba a mi madre a cocinar, e incluso pasaba un buen rato con mi padre riendo y platicando del pasado. Creo que al único que no le caía bien era a mi hermano…«

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Al tiempo que el escritor leía, el Caballero Esmeralda se sumergía en un sueño en que revivía algunos episodios de su pasado.

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FEBRERO DE ONCE AÑOS ATRÁS

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Se encontraba en casa y como los últimos días, Aramis iba de visita. Como siempre, llevaba su reproductor de casete con esa ruidosa música a todo volumen.

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You'll take my life but I'll take yours too
You'll fire your musket but I'll run you through
So when you're waiting for the next attack
You'd better stand there's no turning back.

(Me quitarán la vida, pero yo también les quitaré la suya.
Dispararán sus mosquetes, pero yo los traspasaré.
Cuando esperen el próximo ataque,
será mejor que resistan, no hay vuelta atrás) (5)

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—Aramis-san, quita eso —espetó Takahiro de forma severa, mientras hacía algunos apuntes— Estoy tratando de estudiar.

—Hijo, no seas grosero con tu tío —le increpó su padre.

—Está bien —suspiró resignado y tratando de sonar amable, repitió: —¿Podrías bajarle un poco, por favor? Estoy tratando de estudiar.

—¡Tranquilo, viejo! No voy a morirme por eso —espetó el ojiverde, palmeándole el hombro a ambos— Como sea ¿Dónde están nee-chan y el pequeño Misaki? Tengo algo qué decirles.

—A-aquí estoy —farfulló tímidamente, acompañado de su madre.

—¿Qué es tan importante que no puede esperar? —inquirió ella con tono jovial.

—¿Recuerdas cuando The Troopers se separó?

—Cómo no, fue tan triste… Miyagi-kun me caía bien.

—Sí, sí… en fin, el punto es que les dije a él y a los otros que si nos volvíamos a reunir alguna vez, sería cuando todos triunfáramos en la vida y tuviéramos a alguien a quién dejarle nuestro legado. El punto es que ya encontré a esa persona, y por eso quiero preguntarles ¿Dejarían que Misaki fuera mi aprendiz?

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FIN DEL FLASHBACK

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»Mi familia pegó el grito al cielo cuando Aramis no danna les hizo esa petición. Mamá y papá decían que era muy pequeño e inocente para entrar en algo tan agresivo como el heavy metal, y mi hermano se opuso rotundamente. Además a mí no me gustaba esa música entonces, así que me negué. Mi danna se desanimó, pero no desistió. Cuando mi hermano se quejaba de lo ruidosa que era su música, o que sólo era gritos sin sentido, Aramis no danna siempre decía: se supone que es ruidosa porque debes sentirla en todas partes (6), o cosas como: para hacerte oír, a veces hay que levantar la voz. Sin embargo no duró mucho, pues danna se fue a Australia con unos amigos y no volvió por poco más de un año… el año en que todo cambió para mí.«

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DIEZ AÑOS ATRÁS

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Truenos y relámpagos se dejaban oír y ver mientras la lluvia golpeaba cruelmente los cristales de las ventanas. El viento soplaba violentamente y hacía frío. Hace poco sus padres habían ido al aeropuerto, pues Aramis volvía de Australia, y por ello se había quedado en casa con su hermano.

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—Nii-chan, tengo miedo —el pequeño Misaki se aferraba a su hermano, ambos se encontraban en la sala, a oscuras debido a una falla eléctrica— Llama a mamá y papá, onegai…

—Tranquilo, Mi-chan, ya no tardan en llegar —Takahiro lo envolvía entre sus brazos de forma protectora— Además yo estoy aquí…

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Un trueno lo suficientemente fuerte hizo que el chiquillo diera un respingo del susto y pegara un grito.

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—¡Nii-chan, por favor llámales! —dijo casi llorando.

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Takahiro no tuvo de otra más que acceder. Un breve intercambio de palabras con sus padres más tarde, le daba la bocina al pequeño.

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—Papi ¿Dónde están?

—Ya vamos de regreso, tu tío Aramis viene con nosotros…

—Dile que le tengo una sorpresa… —se oyó al fondo. Después vino otro trueno igual de potente que el anterior.

—¡Vengan rápido, tengo miedo!

—Tranquilo, cariño —ahora era su madre— Ya vamos para allá… los queremos, a ti y a tu hermano.

—Yo también.

—¡Frena!

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Y después de ese grito de Aramis, vino un rechinido de llantas y una gran colisión.

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—¿Mami? ¿Papi?

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FIN DEL FLASHBACK

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El Caballero Esmeralda despertaba con los ojos llorosos y la respiración agitada. Apenas había logrado dormir cuando revivió en sueños ese doloroso episodio de sus apenas seis años. Asimismo recordó el enorme esfuerzo que puso en plasmarlo en su manuscrito de forma concisa, sin mancharlo con sus lágrimas, y en las veces que había tenido ese sueño desde que retomó ese proyecto.

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»…mis padres perdieron la vida en ese horrible accidente; el único sobreviviente fue Aramis no danna, quien resultó gravemente herido. Eventualmente se celebró el funeral, y ese mismo día mi hermano abandonaba sus sueños para hacerse cargo de mí, ya que mi danna estaba hospitalizado y no podía tomar mi custodia…«

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Akihiko conocía bien esa parte de la historia, pues había sido testigo de los esfuerzos casi sobrehumanos que Takahiro hacía para sacar al pequeño Misaki adelante. Sin embargo, conforme leía, veía que Aramis Okimura había sido de igual importancia para el menor.

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Notó que había algunos círculos transparentes y arrugados en la hoja que sostenía, seguramente huellas de lágrimas. A juzgar por ello el pequeño seguía sufriendo con ese capítulo de su pasado. Su corazón se estrujó al pensar en ello y decidió que debía dejar de leer. Su Misaki podría ser todo un titán sobre el escenario, pero bajo la armadura del Caballero Esmeralda todavía existían temores e inseguridades. Paso todas las hojas del manuscrito por el triturador de papeles y luego los incendió hasta reducirlos a cenizas, como haciendo una promesa de que le daría a su amado el tiempo y la confianza que necesitaba para abrir su corazón por completo.

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I climb the mountian, for all to see
Systematic ascention! is a part of me
I've felt the fire! been taken over
I'm pushin' forward and getting closer

(Escalo la montaña, para que todos veáis.
¡Ascensión sistemática! Es parte de mi
¡He sentido el fuego! He relevado al mando
Estoy siguiendo adelante y cada vez falta menos) (7)

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Nuevo día. Habían pasado dos días desde el arribo de Misaki a Osaka, y ahora él, Takahiro y Manami se encontraban tomando el desayuno y hablando de temas triviales.

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—¡…se veían tan lindos juntos que hasta parecían novios! A veces el padre de Taru-chan decía que nunca era demasiado temprano para que empezáramos a planear su boda…

—¡Nii-san, éramos pequeños entonces! Ella tenía once y yo nueve años…

—Pero de todos modos ¿no sería lindo que formaran una familia?

—No lo sé —el chico empezaba a incomodarse con el tema— Taru-san volvió algo cambiada y dudo que sus propósitos sean los mismos que en antaño.

—Pudiera ser, pero… la conoces bien y sabes que la situación con su familia no fue precisamente buena ¿no crees que ella siente esa necesidad de tener una familia feliz con la persona que ama?

—Bueno, tal vez, pero…

—¡Y quién mejor que su amigo de toda la vida para eso!

—Etto…

—Cariño, no lo presiones —le reprendió Manami suavemente— Ya bastante debe tener con la universidad como para pensar en ello por ahora ¿no crees?

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Si el chico pensaba que Manami lo había salvado, estaba completamente equivocado. Un breve pero tenso silencio se hizo presente.

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—Misaki… —Takahiro lo llamó con parsimonia— Sé que ya habíamos hablado de esto, pero como hermano mayor debo insistir…

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"Oh, no. Aquí viene de nuevo" pensó el castaño.

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—Aun eres joven y no es que esté dudando de tu capacidad, pero creo que no deberías exigirte más de lo que puedes dar… ¿Por qué no te tomas libre al menos el siguiente semestre?

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Mientras tanto, Akihiko se movía de un lado a otro de su cama. Apenas habían pasado dos días desde que el primer guitarrista de Exilieth se fue a Osaka, dos lentos y tortuosos días. No lo había llamado ni le mandaba un mensaje al menos, a sabiendas de que no podría resistir oír su voz y sería capaz de ir hasta la casa de Takahiro, sacarlo de ahí a la fuerza y traerlo de vuelta. Asimismo había tenido sueños un poco movidos desde que se deshiciera del manuscrito La metalización del alma interior, y se quedara con la playera gris de The Misfits del pequeño. En ellos la voz del mismo Caballero Esmeralda lo incitaba en una especie de llamado a unirse a él en cuerpo y alma, y las sensaciones eran tan vívidas que al despertar tenía que desfogarse con Suzuki-san.

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—Misaki… te amo… te amo…

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Algunos minutos más tarde decidió levantarse y darse un baño, pero inevitablemente venía a su memoria la mañana en que lo vio como fue concebido al mundo, con la piel mojada y ese tatuaje tan malditamente provocador, lo cual no hizo más que acrecentar su deseo. De nueva cuenta tuvo que recurrir a lo que en esa mañana. Sí, definitivamente la ausencia de Misaki era toda una tortura.

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Se preguntaba desde cuándo tenía esa estrella tatuada en la piel, y cómo nadie se había dado cuenta de ello. Recordó entonces aquel día en Okinawa, el día siguiente de que encontró a su adoración.

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FLASHBACK

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—Déjame entender esto —decía Hiroki enarcando una ceja— Se entrevistaron el sábado pasado con un sujeto que apenas si conocen, se fueron con todas sus cosas sin avisarle a nadie, destruyeron sus celulares, le hicieron un tatuaje permanente a Takatsuki, tocaron en el previo de una banda en un sitio donde nadie los conoce, y se pusieron hasta atrás ¿sólo por diversión?

—Así es —respondió Kai con simpleza.

—Dios, ustedes están locos de atar.

—Vamos, no te refieras a nosotros como si fuéramos fenómenos —espetó Akira— también nos divertimos… a nuestra manera, pero nos divertimos. No somos metaleros amargados ni antisociales como todo mundo nos pinta.

—Misa-chan ¿recuerdas lo que nuestro sensei siempre decía sobre eso? —espetó la única mujer.

—Bueno, era una frase de Cliff Burton, pero igual y la usaba mucho…

—¡Conduce tu vida a través de la locura! —soltaron Misaki y Hotaru al unísono.

—Eso explica muchas cosas… —espetó Ijuuin, que también estaba con ellos— Pero aun no me queda claro algo ¿Cómo perdiste la apuesta, Takatsuki-kun?

—Resulta que ésta maldita harpía tramposa —gruñó el baterista, señalando a la vocalista— ya sabía desde el principio que Misaki tapaba su tatuaje con pintura.

—Ventajas de ser su amiga por casi media vida—respondió ella con tono triunfal— Es más, yo misma escogí el diseño.

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FIN DEL FLASHBACK

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Había escuchado alguna vez que el conocimiento es poder ¡y cuánta razón había en ello! Esa chica definitivamente era poderosa en ese sentido. Aunque se había deshecho de aquel conocimiento, Akihiko no se arrepentía del todo, pues sabía que amar es conocer, y tenía toda una vida para amar a su pequeño.

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—Ya te lo había dicho antes —el castaño respondía a la pregunta de su hermano, con cierto dolor en su mirada, pero con tono determinado— Puedo con esto, tengo la capacidad para esto… por algo me aceptaron a pesar de mi edad.

—Lo sé, y estoy orgulloso de ti en ese sentido, pero…

—Si declino ahora y reingreso a la edad adecuada, todo el trabajo de éste año habrá sido para nada. Lo menos que quiero es que tu esfuerzo haya sido en vano. Además… ya tengo bastantes amigos y no podría dejarlos así de fácil…

—Está bien, tú ganas por ahora —suspiró Takahiro—Pero de todas formas no te sobre esfuerces ¿de acuerdo?

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Éste último argumento podría sonar un tanto superficial, pero él había presenciado gran parte de los solitarios primeros años del menor después de la muerte de sus padres, y el que tuviera más amigos que en antaño era un pequeño gran paso.

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From the fire to the streets
I've seen it all...
I've melted in the heat
An' I heard the call
And then a brand new day!
A chance to be reborn
I've seen another way
No time to sit and mourn

(Desde el fuego a las calles
Lo he visto todo...
Me he derretido en el calor
Y escuchado el llamado
¡Y entonces un nuevo día!
Una oportunidad de renacer
He visto otro camino
No hay tiempo de sentarse y lamentarse) (8)

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»… unos días después de que mi danna fue dado de alta del hospital, volvió a casa, pero ya no era el mismo. Algo en su mirada decía que ya no lo sería nunca más y yo tampoco. Recuerdo que ese día mi hermano había salido a trabajar, luego de un buen tiempo buscando trabajo. Me había quedado solo, mamá y papá ya no estaban ni lo estarían nunca más, y me sentía morir en la frialdad que adquirieron las cuatro paredes de mi habitación. Fue entonces que Aramis no danna llegó, y sin palabras de por medio me llevó en su motocicleta hasta un sitio un tanto alejado de mi casa… Era una casa de apariencia simple, pero su interior la hacía sumamente valiosa, sobre todo la cochera: cuatro guitarras, una Stratocaster® American Deluxe HSS, en color blanco, la Gibson Flying V' 67, otra Gibson modelo EXPLORER 1984, y una ESP Custom KH-2, 1993 (9), colgaban en las paredes como trofeos. Posters de The Beatles, Scorpions, Queen, Rolling Stones, Aerosmith, Nirvana, Guns N' Roses, Quiet Riot, The Doors, Metallica, Megadeth, Slayer, Black Sabbath, Dio, Anthrax, Europe… ese lugar era el paraíso —aunque no lo pensara así entonces—.

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FLASHBACK

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—¿Por qué estamos aquí? —inquirió el pequeño.

—Esta era la sorpresa que te teníamos tu madre y yo aquel día —murmuró el mayor con expresión melancólica, sin mirar al niño— Éste lugar, así de feo como lo ves, era nuestro santuario… —el mayor descolgó la Explorer de la pared e hizo que el pequeño la sostuviera— Ésta era de tu madre —eso sorprendió al niño de sobremanera. No sabía que su madre tuviera una de esas— Ella venía aquí cuando se sentía triste o algo le dolía. Pasaba hasta horas enteras tocando esta guitarra… cuando yo tenía ocho años y nació tu hermano, ella me dejó este lugar… —después tomó la ESP— ésta fue mi primera guitarra… ella la compró especialmente para mí. Las otras dos…

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FIN DEL FLASHBACK

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»Al final resultó que mi madre también tocaba en su juventud, pero había dejado esa vida una vez que se casó con mi padre. Aramis no danna dijo que ella había sido su maestra. Entonces entendí algunas cosas: una, que a mi madre le gustaba aquella música que yo tachaba de ruidosa y sin sentido, pero ella no lo demostraba tanto como mi tío Aramis; dos, la Stratocaster blanca era para mí; tres, este era el legado al que se refería mi danna cuando le propuso a mi madre que yo fuera su aprendiz; y cuatro, que mi madre podía estar presente en todas estas cosas, aunque se hubiera ido al cielo con mi padre. Fue entonces que, a mis cortos seis años sentí el llamado de mi sangre: debía continuar el legado de mi madre y tío. «

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CONTINUARÁ…

Notas finales:

1. Live to win de Mötorhead, del álbum Ace of Spades (1980).

2 y 3. Es la guitarra actual de Misaki. ‘A juzgar por la habilidad de su adoración con un instrumento de ésta clase…’ lo dije porque normalmente no se emplea éste modelo de guitarra para música metal, a menos que se agregue un pedal de efectos, o bien se le modifiquen las pastillas. En la siguiente entrega daré más detalles de cómo la obtuvo Misaki (sí, este corto todavía no acaba).

Referencia: http://www.gbase.com/gear/fender-american-special-strat-hs-2010-black

4. Chacuaco o chimenea de los hornos metalúrgicos, por donde salen grandes cantidades de humo. De ahí la expresión para los fumadores: pareces chacuaco.

5. The Trooper, de Iron Maiden, del álbum Piece of Mind (1983). De esta canción tomé el nombre para la banda de Aramis. También se menciona en el corto correspondiente a Nowaki, así que creo que esto les dará una idea.

6. La frase completa es de James Hetfield (Metallica) y dice: ¿Dices que es demasiado ruidoso? Tiene que ser ruidoso. Se supone que lo tienes que sentir por todas partes. (Revista Playboy, Abril del 2001).

7 y 8. Las dos estrofas pertenecen a Never say never, de Overkill, del álbum Under The Influence (1988).

9. Referencias de los dos modelos de guitarra. La Stratocaster ya la mencioné en el corto correspondiente a Hotaru, y la Flying V ’67 en el capítulo anterior.

Gibson EXPLORER (1984): http://www.gbase.com/gear/gibson-explorer-green-burst

ESP Custom KH-2 (1993): http://www.gbase.com/gear/esp-custom-kh-2-1993-black

 

Bueno, de momento es todo. Gracias por leer.


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