“Un fantasma no sería impedimento suficiente como para no terminar aquel ensayo que le ayudaría a recuperar su nota. Ya podría venir Satán o Lucifer a traerle chocolate caliente que por nada del mundo se iba a detener.

¿Cómo un encuentro casual con un sumbae cambió su vida hasta hacerlo creer en lo inexistente?”

Se veía a sí mismo rodeado por cientos y cientos de metros de un cordón rojo rodeándolo con patrones perfectamente hechos. Siendo acariciado por las manos de Yuuri y por una cinta tan suave como fuerte. Y no sabía cómo o de qué forma, pero lo quería. Si daba resultado o no, aun si Yuuri se negaba era algo que se deshacía por sentir. 

Pero quería más.

Necesitaba que los labios de Viktor dejaran de ser tímidos y no sólo le besaran los parpados, la frente, las mejillas o sus propios labios. ¿Qué se sentiría tener esa boca en su cuello, en su espalda, en su… Cuerpo entero? No lo sabía y moría de ganas de descubrir cuál podría ser el límite de ambos. Ardía con deseo a cada momento y cada vez le era más difícil controlar a su propia curiosidad. 

Yo no necesito una fecha para recordar la unión de nuestras vidas, porque han estado unidas desde el inicio de los tiempos. Aquí frente a nuestra hija quiero reafirmar mis votos de amor hacia ti. Te amo con toda la locura de un corazón enamorado, te amo con toda la razón que esta mente es capaz de tener… Te amo con mi cuerpo y con todo lo que soy, te amo incluso con lo que no he logrado ser. Y quiero que toda esta felicidad dure tanto como nuestros cuerpos resistan, que la vida nos permita ver a nuestros hijos crecer y que cuando el final por fin nos alcance sea sólo una parte del ciclo eterno que a nuestras almas unió el destino y el amor.

Secuela de: Meeting Again, Will meet again.

http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=170797&chapter=1

Aunque puede leerse sólo como oneshot :3

Era un hombre, lo tenía claro.

Era un hombre, pero dolía.

Era un hombre, la adolescencia se lo demostró.

Era un hombre, pero hermoso al final.

Era un hombre, que lo amaba a él.

No podía decir que sí, tampoco que no, realmente no podía decir nada, las lágrimas anegadas en sus mejillas, y el nudo en su garganta le impedían hablar, pero el beso que compartió con YunHo, revelaba la respuesta que al parecer había sido dada desde el inicio de los tiempos.

Por que navidad era eso, estar con la persona que amas.

 

Era un sueño y no un demonio en los edredones de su cama.
Era una ilusión, y no su mayordomo susurrando su nombre.
Era su fantasía de amor y no alguien sediento de su alma.
Era su vida y su muerte entre sus labios resecos.
Era Sebastian, su Sebastian.

Juntos como hermanos.

Juntos como amantes.

Juntos al final de los tiempos.

Juntos uno a uno.

Juntos en su existencia total.

Ese mocoso ingrato hacia que la poca paciencia con la que contaba se fuera tan rápido que, podía hacerle competencia a una barra de chocolate en su boca hambrienta. Desde siempre supo que aquel niño con cabeza de calabaza sería más para él un dolor de cabeza que una buena compañía.