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Cuentos Midgardianos por LatexoHPo

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Notas del fanfic:

¡Hola!


Bueno, por petición de Gizza, subiré éste fic aquí. Lo tengo ya publicado en Fanfiction.net y aún no está terminado, pero en lo que subo los capítulos que ya están, me dedicaré a continuar con el fic y darle un final.


No lo había subido aquí porque no es completamente slash, pero bueno... espero no me lo denuncien >.<


Los personajes, ya sabemos, no son míos (todo de Marvel), los escenarios pertenecen a Disney... (¿Eso significa que todo pertenece a Disney? O.o) la historia loca a mí.


Advertencias: Clichés, absurdos, cuentos desvirtuados y parejas hetero.

Notas del capitulo:

Espero que les guste y de una vez les digo que esto está muy disparatado xD

 

Érase Una Vez...

 




¿Que Odín había sido condescendiente? ¡Patrañas! ¿Que su castigo era leve? ¡Argucias! ¿Que eran tan benevolentes que el tiempo que pasaría encerrado pasaría como el aleteo de un ave? ¡Mentiras! ¿Qué Thor, su lindo hermano podría visitarlo cuando lo deseara?…

 

 

Sí, Loki se había quedado sin palabras.

Su magia estaba bien resguardada por Frigga, así que se limitaba a observar por la pequeña y asfixiante ventana (según él, la ventana eran casi tan grande cómo su propio cuerpo, aunque con barrotes gordos y la separación entre ellos era abrumadoramente estrecha) los extensos jardines y la majestuosidad de Asgard. Al menos no lo habían enviado a Helheim. Su “celda” era en realidad un pequeño palacio. Pequeñísimo, según Loki, quien estaba acostumbrado a poseer el más grande lujo, ese que sólo rivalizaba con su arrogancia. Sin embargo, gracias a la caridad de Frigga y al ridículo amor fraternal de Thor, Odín no había sido tan duro con él.

Midgard, al final del día, tenía héroes que la defendieron de su atolondrado ataque. Loki en realidad sólo había querido dejar claro que era más de lo que todos pensaban de él en Asgard. Siempre el “hermano de Thor”, “el hijo pequeño de Odín”, “el consentido de mamá Frigga”, “el blandengue y NO guerrero príncipe“. ¡Arg! Loki podría vomitar si no fuera porque vomitar no era digno de él. Y claro, el primer objetivo fue ese espantosa tierra habitada por los seres más inferiores r13;en todos los sentidosr13; de los Nueve Reinos. Fue un duro golpe descubrir que los humanos no eran del todo inferiores (vale, siempre serían menos que él, su fracaso fue un simple error de cálculo).

No debía quejarse después de todo. Ahí, encerrado en esa prisión, Loki estaba a salvo de Thanos. Sabía que si seguía vivo era gracias a su no familia. Además todavía tenía sirvientes a su disposición, los manjares a los que estaba acostumbrado y la agradable presencia de Thor.

El rubio de verdad parecía afligido por su suerte, y cada vez que regresaba a Asgard (y cada vez que volvía parecía más… humano) no perdía oportunidad de visitarlo. Loki no era en absoluto agradable con él, muy al contrario, el pobre Thor terminaba con los ojos arrasados gracias a la afilada lengua del pelinegro; algo que le divertía profundamente porque, ¿quién sino él había tenido el privilegio de ver al Gran Thor, futuro Rey de Asgard, Dios de Trueno y demás tontos títulos por añadir, llorando como niñita?

¿Qué si a Loki le dolía? Sí (aunque lo negara). Debía ser franco consigo mismo. Thor finalmente había sido su hermano durante siglos; creció con él, fue protegido por él, y lo amaba. Sólo que ese amor parecía estar muy enterrado bajo cientos y cientos de escombros de rencor y envidia (sí, Loki, envidia). Sin embargo Thor parecía no perder la esperanza de recuperarlo, y en intentos cada vez más alocados para tal objetivo, terminó por llevarle regalos Midgardianos. Fue una lástima que en Asgard no existiera la electricidad, pensó Loki cuando el aparatejo ese que mostraba… ¿películas?… quedó deshecho sobre la cabeza rubia de Thor. Las revistas para caballeros acompañaron (hechas trizas) a las cajas de Poptarts, que terminaron aplastadas en el elegante suelo de mármol, y su contenido esparcido y hecho migajas por todos lados. Thor ahí sí que se enfadó, a tal grado que soltó lágrimas pero de pura frustración. Loki no pudo parar de reír por días y Frigga se preguntó si la salud mental de su querido Loki había sucumbido, tal y como le habían dicho Thor y Odín, a la locura.

Eso fue suficiente para que Frigga se compadeciera de él y no, no lo liberó (ni el haber mandando a dormir a Odín fuera del lecho matrimonial le quitó lo testarudo), pero sí le concedió parte de su magia. Loki estuvo tranquilo por un tiempo. Se entretenía haciendo bromas con la miserable cantidad de magia que su no madre le había dado. Sin embargo, Thor no había regresado. Y lo extrañaba; no por ninguna clase de sentimentalismo absurdo, claro que no. Era sólo que ya se había aburrido de hacer bromas y que ninguna cayera sobre su hermano… es decir, sobre el idiota ese. Así que un día dejó de hacer bromas y la poca magia que poseía, como no la usaba, se fue acumulando en su interior. Tal vez si dejaba que creciera podría escapar de su prisión. Pero en realidad no pensaba mucho en eso. Estaba mortalmente aburrido, tan aburrido que dormía la mayoría del tiempo.

Cuando Thor volvió y no fue a visitarlo, Loki se entristeció de verdad. Y se sintió patético y miserable. Frigga, preocupada por su retoño, suplicó a Thor que lo fuera a ver, pero éste se negó absolutamente. Ya había entendido que Loki no lo quería, y él no lo obligaría a su presencia si tanto le molestaba (o eso fue lo que repitió de memoria después de su última charla con Darcy), pero le llevó un último regalo y pidió a su madre que se lo entregara por él.

Frigga pensó que Loki tendría otro arranque y destruiría el nuevo regalo de Thor, pero no. Su pequeño se limitó a ignorar olímpicamente el obsequio, al parecer no le interesaba en lo más mínimo. Cuando estuvo solo, sin embargo, la curiosidad fue más fuerte que su mortal depresión y le echó un vistazo al regalito.

Era un libro.  ¿En serio, Thor? pensó francamente afectado. Si le hubiera llevado un libro desde el principio, quizá… bueno, sí que habría terminado en su trasero, enredado en su melena o como sustituto de su dentadura, pero lo habría leído. Como ahora. Y Loki no paró de leer, y su imaginación se desbordó, porque en su mente ponía cara y cuerpo a los personajes, caras y cuerpos que conocía muy bien y que le divertían horrores en las situaciones que el libro describía. Terminó el libro muy rápido, pero lo volvió a leer, hasta que se supo las historias que en él había de memoria.

Pero, ¿por qué dejarlo sólo en su imaginación? Tenía ya la suficiente magia en su interior, y si quisiera podría escapar y vengarse…. Aunque también podría vengarse sin escaparse. ¿Para qué hacerlo, de cualquier modo? Él ya estaba marcado y si salía de su cómoda prisión tan pronto sólo sería un paria en el mismo Asgard, sin la más mínima posibilidad de llegar hasta el restaurado Bifröst y huir a cualquier otro Reino. Además estaba aburrido, y si aquello le podía dar más diversión que ver a su hermano llorar como niñita…

Una maligna sonrisa se formó en su rostro. ¡Oh, Vengadores! No saben lo que les espera…

~*~

 

Bruce Banner miraba nervioso a sus compañeros. Aún no se acostumbraba a estar entre otros seres humanos, menos cuando él mismo no se consideraba como tal en todo sentido.

Steve Rogers estaba sentado rígidamente, con una expresión seria en su cara y parecía ser incapaz de pestañear, aunque su mirada no iba a alguien o algo en particular.

Natasha Romanoff miraba de mal modo a todo el mundo, limpiando el cañón de una de sus pistolas, que parecía ser lo más importante para ella en esos momentos.

Clint Barton comenzaba a roncar y un hilo de baba escapaba peligrosamente por la comisura de sus labios.

Thor parecía sumergido en una profunda melancolía y suspiraba sonoramente de vez en cuando.

La tensión era ya exasperante, y Nick Fury vio por enésima vez su reloj de pulsera. Resopló fastidiado.

Un segundo después la puerta de la sala de juntas en la base de SHIELD se abrió estrepitosamente. Bruce saltó en su asiento y se tomó el pecho agitado. Steve pestañeó por primera vez en toda la mañana. Natasha ya estaba por la empuñadura de su arma mientras miraba de reojo a Bruce, disimuladamente se hizo a un lado. Clint despertó de pronto y cayó de la silla con un sonoro quejido. Thor soltó su suspiro número 4569. Y Nick Fury miró furioso, con su único ojo, al irresponsable hombre que era llevado a rastras por una enojadísima Pepper Potts.

"¡No lloren más por mí! ¡He llegado!", fue el saludo de Tony Stark, quien se soltó bruscamente del agarre de su ex asistente, y ex pareja, porque habían terminado un mes antes toda relación que no fuera amistad e infinita paciencia por parte de la pelirroja.

"Vaya, Stark. ¿Crees que serías más puntual si te meto una alarma en el trasero?" habló Natasha en tono casual (sí, claro)  acariciando sutilmente el armazón de su querida pistola.

"!Auch! Eso dolería. ¿Por qué siempre tan linda y educada?" refunfuñó Tony que ya era mirado de mal modo por todos los presentes. "¡Hey! Van a gastarme. Y soy demasiado valioso para gastarme."

"No pensabas en que te 'gastarían' las diez modelos que tenías a tu alrededor hace quince minutos", dijo Pepper sin dejar de fruncir el ceño.

"Las miradas de esos ángeles no me gastan, me admiran…"

"¡Ya basta!", gritó Fury al fin. "Stark, lo que menos nos importa en estos momentos, y podría jurar que en cualquier otro momento, es tu vida personal. Ahora, ya que nos has dado el privilegio de contar con tu presencia… ¡Siéntate!"

"¡Oye! A mí nadie me da…"

"¡Qué te sientes!", gritaron Natasha y Pepper al mismo tiempo.

Tony tragó en seco. Bien, sabía cuando su vida (o sus partes nobles) peligraban. Así que murmurando un berrinche, se sentó junto a Bruce.

"Mi papel de niñera ha terminado. Así que, un gusto verlos a todos, me retiro."

"Señorita Potts, esto quizá también le interese a usted. No se vaya."

Si Pepper se sorprendió por la declaración de Fury, esa sorpresa no fue mayor a la de los demás. Generalmente Pepper, por muy inteligente y dedicada que fuera (y lo era) sólo se limitaba a recordarle amablemente a Tony que tenía reunión con los Vengadores, o que tenía junta en Industrias Stark, o que debía salir de su mugroso taller para recordar que existía vida allá afuera y el sol era real, etc., etc. Frunciendo el ceño, se sentó sin embargo.

"¿De qué va esto, señor?", habló por primera vez Steve, quien pareció haber despertado de un sueño. Quizá su incapacidad para parpadear se debía a que había estado durmiendo sin siquiera cerrar los ojos.  A saber qué tanta cosa contenía el suero del súper solado. Clint lo envidió en ese momento, mientras se limpiaba la baba de su barbilla y se sobaba el trasero.

Fury los miró uno por uno, girándose en el proceso. Suspiró al fin, casi imperceptiblemente. Odiaba estas cosas. Sabía que en el algún momento tendrían que enterarse de la verdad, pero hubiera deseado que no fuera tan pronto.

"Ahora, Hill", susurró a la nada.

La orden llegó a Maria Hill gracias a su modernísimo comunicador. Sonrió al hombre que tenía enfrente y ambos se dirigieron a la sala de juntas.

La puerta se abrió otra vez y todos y cada uno de los Vengadores (más Pepper) miraron fijamente al hombre que entraba junto a la guapa Agente. Él sonreía amablemente, siempre amablemente.

Fury, por su parte, iba dando pequeños pasos hacia atrás.

"¿Agente Coulson?", preguntó alguien…

Y la bomba explotó. Stark hacía aspavientos con las manos mientras gritaba improperios. Pepper se puso a llorar mientras intentaba llegar a Phil para golpearlo. Natasha apretó el arma en sus manos y en su mirada se veían sus ansias de regresar a Phil al mundo de los muertos. Barton volvió a tirar baba, pero esta vez por no ser capaz de cerrar la boca (debería ir a ver a un médico). Steve ahora parecía no poder dejar de parpadear mientras miraba a Phil como si fuera un fantasma. Bruce se tapaba los oídos, tanto ruido despertaría a Hulk.Y Thor… Thor seguía en la mesa, suspirando y extrañando al viejo Loki, ese que hacía travesuras inocentes.

"¡Puedo explicarlo!", gritó Phil justo antes de que un espeso humo verde los envolviera a todos. A Todos.

Un segundo después, la sala de juntas quedó en completo y absoluto silencio. Las nueve personas, los gritos, los improperios, la baba y los suspiros habían desaparecido.

Una risa malévola se escuchó de la nada. Loki comenzaba su divertida venganza. ¿Y por qué no? Él también quería participar.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

Pronto subo el capítulo uno.

Gracias por leer.

Látex.


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