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En otro tiempo, tal vez... por lady_shizu

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Notas del fanfic:

 

Aclaración: cualquier similitud con otra historia o la vida real es pura coincidencia.

Importante: los personajes de esta historia no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto, yo sólo los utilizo para escribir, sin ánimo de lucro de por medio. No obstante, el contenido de éste fic es completamente de mi autoría.

Notas del capitulo:

Traigo para ustedes este cortito fic que surgió de la nada durante una mañana de intenso dolor de cabeza y mareos ocasionados por mi muy inapropiada enfermedad. También, para anunciar por medio suyo que no estoy muerta ni nada (al menos no aún u.u). Y que por motivos de la misma (enfermedad), me he retrasado taaanto en actualizar. Igualmente por muchos problemas con mi portátil, pero que SÍ lo haré.

En Otro Tiempo, Tal Vez…

By

LadyShizu

 

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Capítulo Único

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La noche cubría el cielo con sus tonos morados, azules y negros. La luna brillaba implacable en el centro de cúmulos oscuros y estrellas refulgentes.

Uchiha Sasuke y Uzumaki Naruto observaban éste espectáculo desde el asiento trasero del vehículo y desde la ventana de su habitación, respectivamente.

Esa noche finalmente la familia de Sasuke arribaría a su nuevo hogar. Por cuestiones de trabajo, se mudaban a la ciudad donde actualmente vivía la familia de Naruto. En ese entonces ambos tenían ocho años. Y no sabían el rumbo que sus vidas tomarían a partir de ese momento.

Sasuke miró a su izquierda, donde se encontraba sentado su hermano mayor, y se asió a su brazo rápidamente.

—¡Hermano! ¡Mira, hermano! ¿Me traerías a éste lugar algún día?

Con una sonrisa, Itachi observó por la ventana tras Sasuke, al parque alejarse mediante el vehículo avanzaba siguiendo el trafico moverse a la luz verde.

—Por supuesto, Sasuke. —Acarició sus cabellos—. Si papá está de acuerdo, vendremos mañana.

Fugaku y Mikoto voltearon levemente y rieron a la vez, confirmando que sí podrían cumplir el deseo de su segundo hijo. Sasuke sonrió mientras afirmaba con la cabeza, comenzando a imaginar qué juegos compartiría con su querido hermano mayor. Soltándolo para restregar su mejilla en el vidrio de la ventana y así continuar viendo aquel lugar. Itachi rió suavemente.

—No debes quitarte el cinturón de seguridad. —Lo tomó de la cintura, sentándolo correctamente para abrocharle el cinturón.

A pesar de que disfrutaba los tratos de su hermano, Sasuke fingió sentirse molesto. Itachi lo sabía, por lo que sólo sonrió más ampliamente, despeinándole el cabello luego de estampar cariñosamente sus dedos en la frente de su hermano pequeño. Y luego, sin que Sasuke comprendiera, Itachi se abrazó fuertemente a él, moviéndolo de su lugar gracias a que no había alcanzado a abrochar el cinturón, arrojándosele encima en una rápida embestida.

Naruto bajó la mirada hacia el parque que se encontraba, para su buena fortuna, frente al edificio donde vivía. Sonrió feliz al recordar que esa tarde su padre lo había llevado a jugar luego de regresar del trabajo, y que habían empatado en un «campeonato súper importante de atrapados». Simplemente no podía apartar su mirada de ese amplio espacio verde con muchos juegos infantiles.

Un estruendoso sonido lo hizo voltear hacia la calle, al lugar del semáforo ahora en verde, antes de ver a su padre salir de la casa rápidamente, dirigiéndose a ese sitio. Su madre entró a su habitación, tomándolo de la cintura y elevándolo a sus brazos para alejarlo de la ventana.

—¿Adónde va papá? —Intentó mirar hacia atrás. Kushina se lo impidió colocando una mano sobre su cabeza para que la reposara en su cálido hombro—. Me prometió jugar conmigo mañana. ¡Vamos a desempatar!

—No te preocupes, Naru…, papá regresará pronto…

Naruto abrazó a su madre y se dejó acurrucar en sus brazos hasta quedar dormido, acunado, también, por las sirenas que sonaban desde el exterior.

Cuando Minato llegó, apartó a las personas que pudo y se identificó de inmediato ante el policía de turno que intentaba impedir el paso de la gente y contactar ayuda al mismo tiempo.

—¡Soy doctor! —gritó desesperado, consiguiendo llegar al automóvil volcado de cabeza, con la parte lateral derecha completamente hundida y destrozada. El otro vehículo, un camión de carga, se hallaba a sólo metros, sobre la acera. Afortunadamente no arrolló a algún transeúnte u otro vehículo.

Ahogó un gemino de lamento al ver aquella mano pequeña sobresalir de la que antes era la ventana. Apenas la vio moverse, clamó por ayuda para sacar al pequeño de allí.

Las patrullas y bomberos llegaron de inmediato, al igual que la ambulancia que había llamado antes de salir de su edificio. Se acercó intentando identificar la forma de ayudar de alguna manera, mientras los bomberos intentaban hacerse lugar para sacar a las personas que se encontraban en el vehículo.

El hombre en el lugar del conductor estaba aún consciente, gimiendo palabras ahogadas, súplicas inentendibles. La mujer a su lado estaba ya sin vida. Pero lo que más asombró a Minato fue el jovencito, de tal vez doce o trece años, en el asiento trasero abrazando a un niño en una posición que no dejaba duda que había querido protegerlo a costa de su propia vida. Y lo había conseguido. Él estaba muerto, indudablemente, pero el pequeño en sus brazos aún respiraba y era el dueño de aquella mano que vio.

—A… yu… den… lo… —pudo articular el hombre en sus últimos momentos de vida, refiriéndose a su pequeño. Incluso él fue consciente de que su primogénito ya se encontraba junto a su madre; y él pronto se reuniría con ellos. Minato tomó su mano, intentando reconfortarlo mientras veía sus llorosos ojos tan negros como el cielo que se alzaba sobre sus cabezas, opacarse ante la presencia de la muerte.

 

 

Esa noche, aquel enorme camión no pudo tomar su ruta cotidiana debido a un inusual altercado en el camino, por lo que se vio obligado a girar en la siguiente calle. Su teléfono sonó, no advirtió el cambio de luz en el semáforo, no alcanzó a pisar el freno para detener la embestida al vehículo que avanzaba a velocidad requerida, cuyas personas dentro sonreían imaginando un mañana que ya no tendrían.

En otro tiempo. En otra vida…, se dice que Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke se conocieron el día siguiente en aquel parque, creando un fuerte lazo de amigos-rivales a sus ocho años de edad. A los quince, declararían sentimientos más allá de la amistad. Y finalmente, continuarían juntos aprovechando cada día en compañía del otro como si fuera el último.

Sin embargo, en éste tiempo, Uzumaki Naruto creció para convertirse en un hombre responsable, talentoso, trabajador, con una hermosa familia y dos hermosos niños. Y Uchiha Sasuke murió ese día, horas más tarde, en el hospital, en aquel accidente, junto a su familia.

Porque el más pequeño cambio, el más leve movimiento diferencial modifica por completo y de manera inesperada la historia de vida de las personas.

 

«El aleteo de las alas de una mariposa

se puede sentir al otro lado del mundo…»

 

 

Fin

Notas finales:

Es lo más corto que he escrito hasta el día de hoy en el fandom de Naruto. No pude evitar escribirlo cuando atravesó mi mente como un flash, casi haciéndome llorar. Creo, también, que debo agradecer a la película «El Efecto Mariposa» que casualmente vi ayer en la noche por falta de conciliación de sueño a manos de mi horrible enfermedad.

¡¡Gracias por leer!!

¡¡Y gracias por comentar!! (para los que comenten, jaja xD)

 

LadyShizu


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