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La Estafa por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada

Número de capítulos: 23

Actualizaciones: A diario

Sasuke Uchiha

 

Camino por el pasillo del palacio de justicia con unas gafas de sol seguido por mi fiel abogado. En la sala he dejado atrás a mi esposo… o debería decir el que fue mi esposo, aunque nuestro matrimonio duró exactamente… una noche ¡Sí, como se escucha! Una noche. Sonrío una vez estoy fuera y me subo al coche mirando a mi tío Obito al volante.

 

- ¿Cómo ha ido? – me pregunta.

 

- Perfecto – le dije sonriendo – va a darme todo lo que quiera.

 

- Ese es mi chico – me halaga mi tío y conduce en dirección a casa.

 

¿Qué soy? Algo muy simple… un estafador profesional, los trucos sucios, los engaños, la manipulación… eso es mi fuerte, puedo manipular a cualquiera y conseguir todo lo que me proponga en la vida. El idiota de mi esposo al que dejo atrás… lo seduje en apenas dos meses, ¡Al fin y al cabo era un hombre que me doblaba la edad!. Le convencí para casarnos, algo muy fácil, ese vejestorio deseaba tener a alguien tan joven como yo en su cama y la misma noche de bodas… fingí encontrarme fatal por el champán, me hice el dormido y ni siquiera tuvimos sexo. El muy estúpido pensaba que ya tendríamos todo el tiempo del mundo tras el matrimonio, me creía de su propiedad, ¡Menudo iluso!

 

Yo no pertenezco a nadie. Fingí ser un pobre chico virgen que deseaba esperar al matrimonio y luego… sólo tuve que llamar a mi hermano para que terminase mi trabajo. Cuando mi esposo se marchó a la oficina esa mañana, Itachi que se había ocupado meses antes de entrar como su secretario le derramó el café por encima de su pantalón. Entre que se lo quitaba, que le limpiaba la mancha, etc… yo sólo tuve que entrar y pillarles como si estuvieran haciendo algo y es que Itachi era muy bueno fingiendo que ocurría más de lo que de verdad había. El divorcio estuvo en la mesa en menos que canta un gallo y más de la mitad de su dinero… en nuestras manos. El idiota ni siquiera sabía que Itachi era mi hermano y que todo esto… estaba planeado para quitarle todo lo que tenía.

 

La gente rica se cree que tiene el mundo a sus pies ¡No me han conocido a mí! Soy Sasuke Uchiha, uno de los mejores estafadores en Australia. Me he dedicado a esto desde que tengo uso de razón y es que cuando mis padres fallecieron, tan sólo mi tío Obito quiso acogernos a Itachi y a mí. Él nos enseñó todo lo que sabemos, él nos enseñó a sobrevivir basándonos en las artimañas.

 

Acabo de cumplir los veintiséis años y aquí sigo… estafando a esos ricos, ganando dinero a su costa, a veces trabajo con mi hermano, otras veces trabajamos por separado pero el objetivo es siempre el mismo… robarles la mayor cantidad posible a esos engreídos.

 

De la cantidad que conseguimos, generalmente la repartimos, aunque mi tío siempre se queda más diciendo que gracias a él somos tan buenos y conseguimos los objetivos, él es quien busca a la siguiente víctima. Lo único que lamento, es que siempre me busca a personas demasiado mayores para mí, él dice que es por mi seguridad pero ya no sé qué pensar.

 

Llegamos al bar donde habíamos quedado con mi hermano. Lo peor de este trabajo era las veces que nos mudábamos, siempre persiguiendo a nuevos ricos, siempre detrás del dinero, allá donde se moviera, nosotros lo seguíamos y lo robábamos con ingenio. Nada se nos resistía. Nos sentamos a comer en el restaurante y mi hermano no tardó en llegar y sentarse con nosotros pidiendo el plato más caro de la carta con una elegante sonrisa.

 

- ¿Cómo ha ido? – me preguntó.

 

- Todo según el plan. Ha caído en la trampa. Estaba tan avergonzado de que al día siguiente de nuestro matrimonio le pillase en una “infidelidad” que me ha dado todo lo que quiera. Tendremos dinero para bastante tiempo.

 

- Perfecto entonces – me dijo sonriendo – Esta vez podríamos buscar a alguien más joven, estoy harto de tocarle la bragueta a esos hombres maduros – dijo intentando no ofender a nadie.

 

- No habrá jóvenes y lo sabéis – se quejó mi tío - ¿No os he enseñado nada? Los jóvenes sólo traen problemas. Seguiremos con los mayores, son más fáciles de seducir y están más solos.

 

- ¿Quién va a ser nuestro siguiente objetivo? – pregunté.

 

- ¿Habéis oído hablar de los Namikaze? – nos preguntó mi tío y tanto Itachi como yo nos miramos, pero negamos – Tienen una gran empresa hotelera, ganan millones todos los años, son una buena opción.

 

- De acuerdo, pues hagámoslo – Dijo mi hermano sonriendo mientras empezaba a comer su plato.

 

- ¿Dónde está la sede? – pregunté.

 

- No vamos a ir a la Sede – me dijo Obito – estarán unos días de vacaciones en uno de sus lujosos hoteles en la costa Dorada, así que habrá que ponerse en marcha cuanto antes, nos quedan unas horas de viaje y no hay tiempo que perder.

 

- De acuerdo, vayamos entonces – le dije buscando en mi mochila un frasco y mi tío hacía lo mismo.

 

- Por favor… no os preocupéis, esta vez invito yo – dijo Itachi sonriendo sacando de su bolsillo el frasco con unos insectos muertos.

 

Abrió el bote y sacó un insecto colocándolo en el plato escondido tras unas patatas fritas y guardó de nuevo el frasco donde nadie lo vienes.

 

- Oh Dios mío – exclamó mi hermano enfadado - ¿Es que quieren matarme?

 

El camarero apareció enseguida para ver qué sucedía y se acercó hasta mi hermano con un rostro de preocupación.

 

- ¿Se encuentra bien señor? – preguntó.

 

- ¿Bien? Mire el plato, hay un repulsivo escarabajo muerto, esto es incomible. Quiero hablar con el gerente ahora mismo – dijo mi hermano.

 

- No hay derecho, yo creía que era un buen restaurante, reclamaremos ahora mismo – le dije ayudándole - ¿Es que no tienen cuidado al servir el plato?

 

El gerente apareció enseguida en cuanto el camarero le avisó y trató de persuadirnos de no poner la reclamación, podríamos hundirles la reputación.

 

- Lo sentimos mucho, no sabemos cómo ha podido suceder algo así. Nunca nos había pasado. Desde luego la comida corre a nuestro cargo. Disculpen las molestias.

 

- Está bien – dijo mi hermano – supongo que podemos olvidar este pequeño incidente.

 

- Muchas gracias señor.

 

Salimos de allí con la cabeza bien alta y con una buena comilona gratis a cortesía de mi hermano. Estafar era lo nuestro, sin duda alguna. Nunca nos habíamos conformado con estar en sitios de baja categoría, con nuestras artimañas era más fácil estafar a los ricos, engañar a los lujosos locales que intentaban mantener su reputación. Obito nos enseñó bien, nos decía que para parecer ricos, debíamos creérnoslo y lo hacíamos, vivíamos a todo lujo, no nos cortábamos en nada y hablábamos con orgullo y prepotencia, como si de verdad fuéramos ricos aunque nuestra riqueza sólo estuviera guardada en las cámaras de seguridad de los bancos tras nuestros robos.

 

Realmente tampoco teníamos mucho y es que mi tío tenía un serio problema con el juego, se gastaba la mayoría en los casinos y eso nos molestaba a mi hermano y a mí, porque siempre éramos nosotros quienes cometíamos los delitos y luego… el dinero se esfumaba en manos de mi tío. Pero él nos había enseñado, nos educó, nos dio comida y un techo donde dormir, le debíamos mucho, así que no nos quejábamos.

 

Nos pusimos en marcha enseguida en el todoterreno de mi hermano. Yo iba en el asiento trasero mientras mi tío miraba un plano indicándole a Itachi el camino, pero mi hermano a parte de conducir iba cantando y eso me hacía reír, era malísimo cantando, pero quería a mi hermano, era mi familia y siempre me hacía reír hasta en los peores momentos. No podía ver mi vida sin mi hermano.

 

- Vamos Sasuke, canta conmigo – me dijo sonriendo y sonreí también cantando con él en tono más bajo – no se te escucha. Grita más – me dijo subiendo el volumen de la radio.

 

Entre cánticos y risas, llegamos a la Costa Dorada. Teníamos que elegir un hotel pero no sabíamos exactamente dónde se hospedarían los Namikaze en sus vacaciones. Mañana nos pondríamos a investigar sobre ellos, ya tenía un poco de curiosidad en poner rostros a ese apellido. El juego con ellos empezaría pronto. Sólo tenía que seducir al director de la Sede, conseguir que quisiera casarse conmigo y montar de nuevo la treta con mi hermano, meterle en una infidelidad ficticia para sacarle todo el dinero. Sería fácil, lo había hecho muchas veces, supongo que por eso para mí el matrimonio y el amor no significaban absolutamente nada.

 

- Vayamos a ese hotel – dijo mi hermano eligiendo uno de los más lujosos.

 

- No nos permitirán entrar – le dije – demasiado lujoso.

 

- Sólo hay que creérnoslo, nadie te preguntará por tu cuenta bancaria. Vamos Sasuke… podemos hacerlo, conseguiremos una habitación.

 

- Ese hotel tiene que estar completo desde hace tiempo, como te he dicho… demasiado lujoso.

 

- Más victimas millonarias a las que estafar – me dijo sonriendo.

 

- Itachi tiene razón – comentó Obito – es un buen lugar. Vayamos a ver si tienen una habitación para nosotros.

 

- De acuerdo.

 

Dejamos el coche en la entrada y mi hermano con toda su elegancia y aires de rico le dio las llaves al aparcacoches indicándole con una sonrisa que le tratase bien el coche mientras le daba un billete. Sonreí, mi hermano era el mejor en esto, sabía cómo aparentar rico, se sabía todos los trucos. Mi tío nos seguía por detrás en silencio mientras mi hermano y yo caminábamos uno al lado del otro colocándonos las gafas de sol intentando aparentar algo que no éramos.

 

- ¿Cómo vas a conseguir la habitación? – le pregunté en susurro y él miró hacia una limpiadora que había en el hall.

 

- Cuerpo a tierra.

 

- Ni se te ocurr… - no me dio tiempo a terminar la frase cuando me dio una patada por detrás de las piernas que me tiró al suelo de espaldas.

 

Grité del dolor pero la mitad fue fingido intentando llamar la atención. Desde luego vino corriendo el gerente mientras mi hermano me decía que no me moviera, que me podía haber roto la espalda en la caída por culpa del suelo mojado. Les pidió que nos llevasen a nuestra habitación pero el gerente dijo que no encontraba nuestra reserva, normal… no la habíamos hecho.

 

- ¿Cómo que no encuentra nuestra reserva? ¿La ha perdido? Mire a mi hermano, casi se rompe la espalda.

 

- Estoy bien, ya verás como enseguida se me pasa – le dije intentando ponerme en pie y cuando lo hice grité el doble haciendo que se sintieran tan culpables que nos alojasen en una habitación y no una cualquiera, sólo hacía falta gritar para que nos dieran la suite presidencial.

 

Llamaron al médico y yo me quedé completamente quieto en la cama. En cuanto se marcharon comentándonos que por supuesto por las molestias de perdernos la reserva y encima el accidente por el que podíamos demandarles… nos dejaban la habitación gratis cuanto tiempo necesitásemos para que me recuperase, yo me levanté como alma que lleva el diablo hacia mi hermano.

 

- Podías haber avisado – le dije.

 

- Era más natural así – me dijo sonriendo – no sabes caer.

 

- Mentira, yo sé caer muy bien, mira – le dije lanzándome al suelo y él me miró extrañado.

 

- Es horrible, pésima actuación, quedaba más real al natural – comentó con una gran sonrisa – recuerda salir con el corsé ese y poner cara de dolor, en cuanto te distancies del hotel puedes quitarte ese chisme – me dijo.

 

- Sí, sé como funciona tu maniobra – le dije – pero sigue sin gustarme.

 

- Pero es eficaz – dijo Obito – bien pensado Itachi, ambos sois unos excelentes alumnos. Ahora trabajemos en investigar a esos Namikaze, debéis conocer todo de ellos y apuntar a sus puntos débiles, la misión comienza ya.

 

 


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